Nada de Crepúsculo me pertenece, la historia es de Sthepenie Meyer y yo solo lo utilizo con fines de entretenimiento.
Summary: Secuela de pérdida en crepúsculo. Y de ese modo el león se casó con la oveja. ¡Qué oveja tan estúpida! ¡Qué león tan morboso y masoquista! ¿Qué hago resolviendo sus problemas?
Advertencia: Todos los personajes pertenecen a Meyer, excepto Hannah James, Danielle James y Charles.
Advertencia 2: Algunas frases originales del libro Amanecer aparecerán en la historia.
Parte XXXII
Inspirado en Everybody´s Changing de Keane
Una mañana con un cielo despejado y con una posible amenaza de lluvia, no prometía ser el día ideal para que Bella despertara. Indudablemente, la impaciencia estaba haciendo estragos en casa, la única que parecía ajena y feliz, era Nessie. Reía despreocupadamente de los intentos de tía Rose por apoderarse del biberón que tenía Jacob en la mano.
Finalmente, el chico consiguió darle el biberón en recompensa por el mordisco que lucía en su mano derecha, Nessie nunca se atrevía a verme como si fuera algo comestible, guardaba sus mordidas para Jacob, quien parecía encantado con todo lo que hacia la niña. Lo que me hacía pensar que en realidad, él podría estar mintiendo, para no sentir que había perdido el control de su vida.
Aunque viéndolo desde otro punto de vista, no entendía nada del raro asunto. Era como si tuviera un talento para volver las pesadillas en algo real y analizándolo detenidamente, tenía pruebas para demostrar está loca teoría: Primero, Edward y sus hermanos tenían miedo de que la gente se enterara de su naturaleza, que hago yo el primer día que los conozco, decirle que ya sabía quiénes eran. Segundo, Bella y sus temores por las decisiones poco sensatas de Edward, hasta había llegado el punto de pensar que iba a decidirse por mí, como si en realidad fuera algo posible.
No quería pensar en los demás, Jacob y sus ganas de poder elegir lo que le convenía, había hecho la elección desde que me había visto, ¿Acaso no había deseado aquello, que no sufriera por Bella? Todo terminaba en un raro asunto que no comprendía. Ni que decir de Rose, que estaba tan insegura y ansiosa por que él bebe y Emmett no la hicieran a un lado por mi culpa. Sin mencionar a Mike, quien la inseguridad y la mala cabeza lo llevo a cometer una serie de errores que casi le cuesta la vida.
¿Qué era yo? ¿En qué me estaba convirtiendo? ¿En un Némesis que hacia perder el control?
No quería imaginarme los temores de Alice, en especial por la sentencia dictada por los Vulturis, si la mala suerte de Bella se me había pegado en la anterior estancia, no dudaba porque Alice me observaba de un modo peculiar, de seguro sería la única humana en medio de una batalla, pero que finalmente perdía por culpa de un mordisco. Muchas posibilidades, unas más disparatadas que otras, aunque dudaba mucho que fuera partícipe de la batalla final, a menos que cumpliera el papel de Bella en eclipse, cortarme las venas para distraer los vampiros, mientras los Cullen y sus amigos aprovechaban para dar de baja a todos… una posibilidad muy interesante.
― Tienes una imaginación muy volátil – menciono Edward que pasaba por la sala recriminándome con la mirada.
Jacob nos observó con recelo. Edward subió las escaleras como un borrón, Bella no tardaría en despertarse y eso me ponía con ansia, ¿En verdad sería capaz de atacarme?, quizás, tal vez, de pronto… solté un suspiro y volví a mis elucubraciones iniciales… ¿Quién sería la próxima víctima de esta historia?, claro sin contar a Irina que moriría llevada por el dolor, bah, Laurent nunca mereció una lagrima, era un tipo rastrero, que la había engañado al unirse con Victoria y planear la muerte de Bella.
Solté una risita, en verdad tanta fantasía estaba volviéndome loca. Pero era preocupante lo que iba suceder en adelante, tenía la rara sensación que yo iba ser la perdedora esta vez, quizás iba morir por culpa de alguna absurda situación, pero tenía la certeza que esta vez no habría un pasaje de vuelta al planeta ficción.
― ¿Crees que hoy despierte? – me pregunto Jasper sentándose a mi lado.
― Han pasado tres días – conteste ignorando como Jacob y Rose volvían a su pelea inicial―. Tiempo necesario, para que comience una nueva vida.
― ¿Y ahora qué? ―inquirió Jasper soltando un suspiro―. Supongo que volverás, te casaras con el chico y vivirán felices. Suena demasiado idílico para ser verdad.
― Aun no –comente lanzando una mirada más allá de la ventana―. Creo que las cosas no han terminado todavía, queda por comprobar si en verdad Bella acato la decisión.
― No lo recuerdes –dijo Jasper frunciendo los labios―. Dudo mucho que vengan personalmente, mandaran algún emisario, entonces tendremos que esconderte, claro si no te marchas tu primero.
― O si no me encuentran primero – masculle viendo a la vidente pasar por la sala.
Por una fracción de segundo, me pareció ver el rostro de Alice contraerse, como si le hubieran obligado alimentarse de un pobre ser humano indefenso; sin embargo, al igual que su hermano, cambio su expresión de repente, que dudaba si la imaginación me había hecho una mala pasada.
― Casi es la hora – susurro Alice mirando a Jasper―, vamos a necesitarte…
― Lo siento mucho por Edward –dijo Jasper poniéndose de pie―. Debe ser difícil ver, lo que trato de evitar con tanto esfuerzo…
― Mis predicciones nunca fallan ―menciono Alice con un tono displicente y contraído.
― Creo que esta vez te equivocas –intervine haciendo que Rose y Jacob pararan de nuevo en su disputa―. No siempre vas a poder evitar los desenlaces fatales, por mucho que lo quieras.
Alice no menciono ninguna palabra y subió las escaleras como si llevara mucha prisa. Había dado en el meollo del asunto, estaba tratando de evitar algo… ¿Mi muerte?, en caso que fuera así, si mi teoría era cierta, los temores de Alice se volverían realidad y alguien o quizás yo, terminaríamos tres metros bajo tierra. Que poder tan sublime si fuera un vampiro, ayudaría a mucha gente o quizás nadie se me acercaría, sabiendo que sus pesadillas se podrían volver reales.
― ¿Qué quieres decir? ―pregunto Jasper con los dientes apretados.
― Que el temor de Alice, se volverá real ―conteste mordiéndome el labio inferior con preocupación.
Jasper decidió tampoco decir nada… ¿Me estaba volviendo paranoica?, pero en realidad que podía esperar a esta altura de la historia, ¿quedarme sentada hasta que Alice desapareciera?, no era el mejor escenario al que iba estar sometida, en realidad, quizás Bella iba comerme de un mordisco para no morirse del aburrimiento. Sentía de nuevo que estaba perdiendo el rumbo, estaba con el ánimo casi igual antes de tomar el lugar de Bella en la anterior estancia, me sentía fuera del juego, como si ya no fuera necesaria, como alguien que ahora si hacia estorbo en la historia.
Todo era un verdadero dilema.
Cambie de posición en el sofá, esperando con paciencia en la sala, mientras Jacob observaba a Rosalie que le hacía carantoñas a Nessie, arriba no se escuchaba gran cosa, excepto por la vibraciones que Emmett producía a causa de la risa. Solté de un golpe el aire, los ojos de Jacob se posaron en mi rostro con un gesto grave y casi podía leer en su cara "hasta cuando vas estar con nosotros".
Antes de poder preguntarle si me quería bien lejos, una primera figura cayo al otro lado de la ventana con garbo, Nessie dirigió la mirada y estiro los brazos con ansias, una segunda figura aterrizo con gracia en el suelo, Bella se había transformado en un espectacular vampiro.
Hasta ese momento, volví a repetirme que ya no me necesitaban, todos eran fuertes y tenían dones prodigiosos, una simple humana ya no encajaba en esta casa, estaba segura que Charlie estaría encantado de recibirme en su casa, los dos éramos humanos y no nos sentiríamos como unos extraños al mirarnos las caras.
Aproveche para levantarme, cuando Jacob se incorporó con rapidez para recoger los tacones agujas que Bella había lanzado por la ventana; justo cuando ponía un pie para ir en busca de Jasper, Renesmeé soltó un agudo sollozo, como si alguien le estuviera retorciendo un bracito.
― ¿Qué paso? – preguntaron varias voces que bajaron con rapidez.
― Se sintió triste – contesto Rosalie a los varios ojos que la miraban.
― ¿Por qué? – pregunto Jacob mirando con desconcierto a Rosalie.
― Hannah – contesto Rose lanzándome una mirada asombrada―, no quiere que se vaya.
Observe a Renesmeé con estupefacción, aquel diminuto ser humano o vampiro parecía quererme, casi podía sentir mis lágrimas desbordándose de los ojos, pero aquella criaturita debía comprender que yo no era de su misma naturaleza, que tarde o temprano debía marcharme para siempre, yo no sería inmortal como los Cullen y Jacob.
― Hannah, ¿Pensabas marcharte? – pregunto Jasper frunciendo sus labios con preocupación.
― Solo será un momento – conteste centrándome en el esposo de Alice―. Es mejor no presionar a Bella cuando vuelva de la cacería, ¿Podrías?
― Toma – dijo pasándome las llaves de su moto potente―. Ten cuidado.
Gire sobre mis talones y sin detenerme por más tiempo, dirigí mis pasos hacia el garaje de los vampiros. La motocicleta me esperaba con paciencia, hacia el final de una larga fila de autos; correr en la moto de Jasper, era la mejor terapia, en vez de estar pensando cosas que me hacían entristecer.
Justo cuando aceleraba para marcharme, la figura de Jacob se interpuso en el paso, con las manos extendidas para no dejarme ir.
― ¿A dónde vas? – inquirió Jacob sin moverse un milímetro de su posición.
― Port Ángeles –conteste levantando el visor del casco―. Te sugiero que te apartes del camino.
― ¿Qué paso si no quero moverme? – pregunto desafiándome, aprendía muy rápido de Edward Cullen.
― Llamare a Emmett – respondí perdiendo la paciencia―; escúpelo Jacob, no tengo todo el día.
― Voy contigo – afirmo con un tono decidido―. No voy a dejar que vayas sola.
Era lo último que me faltaba, además dudaba mucho que la cacería de Edward y Bella llegara a una ciudad tan poblada, el vampiro no sería tan tonto, como para exponer la vida de la gente, además no necesitaba guardianes, tenía el suficiente conocimiento en judo, como para dejar inconsciente a quien intentara atacarme.
― Ni lo sueñes –dije negando la afirmación―. Tú, te quedas aquí, además Renesmeé va llorar si te vas.
― Me necesitas Hannah –aseguro―, aun…
―No lo menciones ―ataje las claras intenciones―. Es una locura Jacob, estas imprimado de ese bebe y lo que dices son necedades, nadie puede amar a dos mujeres.
― Los árabes lo hacen ―repuso Jacob cruzándose de brazos.
― Ya, pero allá están acostumbrados a los harenes – rebatí frunciendo los labios―. Estamos en occidente, no en oriente y no me gusta formar parte de un harén.
Jacob me observo con los ojos entornados antes de soltar una risotada, aceleré un poco más, tratando de consolar mi conciencia, no le haría nada si lo atropellaba… solo un par de rasguños, que se curarían con inusitada rapidez.
― ¿Esta celosa? – pregunto provocándome.
― En tus sueños – conteste fulminándolo con la mirada―. Jacob apártate, no quiero herirte.
― Sabes que puedo transformarme y seguirte ―ofreció como opción―. Así que decide: me llevas o te sigo.
― No debes dejar sola a Renesmeé – contraataqué tratando de salirme con la mía.
― Oye es solo un bebe, no estará sola ―dijo Jacob contrayendo su rostro, demostrando que estaba perdiendo la paciencia―. Hannah, no digo mentiras y cuando aseguro que me gustas es verdad, no sé lo que ocurre, pero es lo que siento…
Ese fue el momento que perdí mi paciencia, Jacob debió verlo, porque se retiró justo a tiempo. La moto salió a gran velocidad por la carretera que conduce al poblado de Forks, al parecer alguien debió convencer a Jacob, nadie me seguía entre los árboles o quizás, era demasiado silencioso para que yo lo notara.
Minutos después, estaba mirando la bahía de Port Ángeles, tratando de hallar un sentido a mi vida, me sentía como una veleta ligera, que no encontraba un ritmo definido a donde apuntar sus objetivos. Charles. Me hacían falta sus palabras y su mirada comprensiva, echaba de menos estar como una neurótica tratando de arreglar una lista caótica de cosas: los invitados, los regalos que iban llegando, los invitados que aún no les había llegado la tarjeta, tratar de convencer a Caroline que las flores amarillas también eran apropiadas para una boda… detalles tan simples, pero difíciles.
Me había metido en un lio grande, desear lo que no estaba en mis manos, me estaba haciendo replantear esas peticiones sin sentido que había dicho muchas noches, debía haber dejado las cosas así, sabia en que terminarían las cosas… los Vulturis no iban a ganar, no se podía evitar la muerte de Irina, como tampoco podía evitar la salida de Alice…
¿Dónde estaba mi puesto? ¿Dónde encajaba en todo este lio?
Recosté la espalda sobre el incómodo espaldar de tablas, estaba vacía, seca de tantos intentos por cambiar lo que no me gustaba, sentía las fuerzas desaparecer, no estaba preparada para ver marchar a Alice, tenía el raro presentimiento que no la volvería a ver, al menos no en las mejores circunstancias… no estaba preparada para dirigir a los Cullen hacia su batalla cuasi final, no sería capaz de disimular y esconder la información a Edward, descubriría todo con solo mirarme y echar una ojeada a mi cabeza, estaba fuera de esto…
Todo estaba cambiando… todos estaban cambiando.
Solté un suspiro y recordé a Nessie, era lo único cuerdo que podía sacar de estos últimos días. Siempre había sentido la curiosidad de entender su poder, esa sensación tan extraña que nunca acaba de entender, su primera manifestación había ocurrido, cuando Jacob y yo llegamos de la reserva acompañados por Sam. Su manita pequeña y algo más grande, se puso en mi mejilla derecha, al principio no había comprendido nada, solo a mi mente llegaron vagas imágenes de Bella, con un rostro desencajado pero hermoso, estaba segura que estaba preguntado por su madre, cosa que noto Edward con mucha preocupación.
La noche anterior, se había dormido poniendo sus regordetes y pequeños dedos en mi mejilla izquierda, mientras la observaba dormir, mi cabeza estaba inundada de imágenes de Bella y Edward, Jacob pasaba a un segundo plano, al igual que mi rostro, era bastante chocante verte a ti misma por los ojos de otros… pero así era como me veía, con una sonrisa radiante y llena de vida.
Un diminuto aparatico vibro en el bolsillo trasero de mi pantalón, olvidaba con mucha facilidad que lo cargaba a todos lados, sin que milagrosamente se perdiera, seguramente era Jasper preocupado por mi inminente partida…
― ¿Aun no estás preparada? – pregunto Edward al otro lado de la línea.
― Solo confundida –respondí cerrando los ojos―. Lo único que necesito es ser yo misma.
― Si me necesitas, puedo ir a acompañarte – se ofreció con un tono preocupado.
― Estaré en casa en un par de horas, no quiero presionar a Bella –confesé―. Es su momento de conocer a su hija.
Un suspiro airado se escuchó al otro lado del teléfono, además de unos gritos contenidos y unos pies corriendo.
― Bella lo ha descubierto –sentencié―. Aparta a Seth, va a lastimarlo…
No escuche nada más al otro lado de la línea, supongo que Bella debió de haber atacado a Jacob, considerándolo un corruptor de menores, por haber puesto los ojos en su pequeña hija; observe el móvil esperando que Edward se comunicara de nuevo, ojala hayan apartado a Seth del camino y Bella recapacitado de su forma de actuar.
Finalmente, decidí ir a comer para pasar un poco el tiempo en Port Ángeles, la verdad muy poco conocía y resolví incursionar en el mismo restaurante de meses atrás, era realmente extraño devolver los pasos de mi anterior estancia, sentía estar recogiendo esos anteriores recuerdos que me había hecho más fuerte incluso en la vida real, me senté en una mesa con vista a la calle, recordando la llegada de ese extraño personaje llamado conciencia y su particular forma de enredarme la cabeza.
Los raviolis que nunca había llegado a probar, me supieron a añoranza y a los recuerdos que nunca iba olvidar, era extraño estar repitiendo rituales que otras personas realizaron en un pasado no muy lejano, la soda incluso supo a una gloria que nunca iba alcanzar, el mundo que yo conocí, se modificó para dar paso a personas más fuertes y seguras de su papel aunque fuera en un mundo irreal.
Entonces ahora entendía cuál era el papel que debía realizar, dejar de ser la neurótica que no podía luchar contra los imprevistos, si era preciso volver aplazar el día en que Charles y yo comenzáramos a formar una familia, aunque le disgustara de nuevo la decisión, pero necesitaba paz, como la que sentía en este momento, un tipo de sentimiento que te permite ver con claridad el siguiente paso que debes dar.
Fuera del restaurante se desarrollaba una intermitente lluvia que espantaba a los pocos transeúntes, que se desafiaban al usual clima saliendo con sus paraguas, me plante en la mitad de la acera para disfrutar de las diminutas gotas que se posaban en mi cabeza, cerré los ojos tratando de disfrutar lo que antes no le prestaba tanta atención, levante mi cara para recibir de lleno el agua, me hacía sentir viva el hecho de encontrar aliento hasta en los mínimos detalles en este planeta de fantasía.
Me provocaba danzar en medio del agua y gritar que no me dejaría vencer, que enfrentaría lo que debía suceder con entereza, aceptaría mi destino y no pediría nada más en la vida, mostraría entereza en los momentos difíciles y guiaría a quien necesitara de mi ayuda, ayudaría a no dejar desfallecer la valentía, seria valiente por los que no podían defenderse.
― Un buen espectáculo, digno de admirarse –dijo Edward con un tono susurrante.
Abrí mis ojos y sonreí, vampiro voluble.
― ¿Cómo esta Bella? –inquirí soltando un suspiro, venia para llevarme.
― Se lo ha tomado bastante bien, para ser un vampiro ―contestó acercando sus pasos―. Jasper devolvió la moto a casa.
― ¿Ahora cómo voy a regresar? – pregunte consternada por lo rápidos que podían ser.
― Supongo que de la forma, que nunca pediste – dijo Edward tomando mi mano―. Bella te echa de menos y lamenta ser la causante de tu salida, entiende que puede atacarte. Sin embargo, parece tener un control que le impide atacar humanos.
Para mí no era una novedad, lo que si era novedad, es que Edward aceptara de buena gana que las dos conviviéramos en el mismo espacio, sabiendo que ella estaba recién convertida y que evidentemente la caza inicial no debió dejarla satisfecha.
― Jasper evitara que te haga daño – confeso Edward soltando un suspiro.
― ¿Cómo se ha tomado el cambio, no debe ser fácil? ―inquirí comenzando a caminar con Edward.
― Lo que necesita es tiempo – contesto asintiendo la cabeza―. Vamos a casa.
Era como si Edward hubiera escuchado mi conversación con Jacob, unas calles más abajo del restaurante, me subió a su espalda y comenzó a correr entre la espesura que separaba a Port Ángeles de Forks, se movía con la elegancia propia que había advertido en Alice, Jasper y Emmett, trataba de no dar saltos bruscos que hiciera perder el control de mis nervios, ahora comprendía porque Bella nunca sintió temor cuando era humana.
Aunque Edward considerara tener muchos y muy feos defectos, tenía que destacarle el respeto por la vida humana, aunque muchos de ellos no merecieran ser llamados humanos, admiraba su control, ahora comprendía un poco mejor ese carácter difícil con respecto a la vida humana y las implicaciones de convertirse en algo que no era tan sencillo como se pretendía ver.
La casa de los Cullen apareció después de unos cuantos minutos, el día estaba llegando a su punto final, las luces estaban encendidas y con el temor palpitando en mi corazón, baje de la espalda de Edward, Bella no iba hacer algo para lastimarme, ella no se lo perdonaría nunca.
― ¿Estas lista? – pregunto Edward apretando un poco mis dedos.
― Eso creo – conteste bajando la mirada al suelo―. Espero no hacerlo mal.
― Muy Bella –comento Edward jalando mi mano para guiarme.
Con pasos seguros, pase el umbral de la casa de los vampiros, tomo una inspiración para darme valor a lo que me enfrentaría, o más bien para no herir a Bella que seguramente no debía tener el mejor humor del mundo.
Unos pasos que sonaban más deslizantes, se acercaban a nosotros con demasiada lentitud para mi gusto, las manos de Edward se posaron en mis hombros, como si fuera una especie de escudo, que me salvaría de un posible ataque de su esposa neófita.
Bella apareció con timidez, arrastrando sus pies como una niña castigada. Había operado un gran cambio en ella, su piel era lo más notorio de la transformación, casi parecía traslucida y pálida, su cabello ya no era una maraña que trataba de peinarse en las mañanas, parecía sedoso y revitalizante, sin embargo sus ropas debían estar torturando a Alice.
― ¿Tan mal me veo? ―pregunto Bella observándome con unos ojos rojos y desafiantes.
― Apestas – bromee, recordando la mañana que había estado devastada, por poner los pies de Jacob en tierra.
El cejo de Bella se arrugó y los dedos de Edward aprisionaron mis hombros dispuestos a salir corriendo si era necesario. Entonces el nuevo vampiro, soltó una carcajada con un sonido muy parecido a las campanillas que se ponen en la sala, se acordaba de esas palabras exactas que casi me habían hecho llorar.
― Para ser normal, tienes una buena memoria ―dijo Bella con una sonrisa―. Te he echado mucho de menos.
Sus brazos fríos y fuertes rodearon mi cuerpo, para ella fue tan natural, como cuando partí de Forks hacia Chicago, con una sonrisa le devolví el abrazo, ahora todo tenía coherencia…
Me quedaría en este juego.
Hola a todos los lectores de este fic, espero que hayan pasado unos muy buenos días, mientras esperaban con paciencia el regreso de otro capitulo. Muchisimas gracias por sus mensajes, en verdad gracias por todo, aunque me demore mucho en volver por estos lados. Pero la buena noticia es que en Julio ya estare de vacaciones y podre dedicarme más tiempo a la historia, no veo el día en que todo termine para mi merecido descanso.
Espero que les haya gustado este capitulo, parte de el, lo escribi hace un año aproximadamente, cuando aun terminaba Perdida en Crepusculo, lo que se viene es un poco monotono, hasta que los Vulturis decidan aparecer, pero siendo Hannah se que lo aburrido tomara algo de color. Me despido deseandoles exitos a los estudiantes que quizas esten por terminar su año escolar y nos veremos con prontitud.
Hasta una proxima oportunidad... hasta entonces.
;) Kathyarius
