Holaa, con ustedes el esperado capitulo número 3!
Espero que lo disfruten
Como ya saben nada me pertenece, sólo la historia
Respuestas
-Hola Peach, hola Zelda.
Ninguna le pudo responder, solo se le quedaron mirando. Las lágrimas seguían cayendo de los ojos de la princesa del Reino Champiñón.
La cazadora tomó su silencio como una señal para seguir hablando. –Verán, ayer… bueno, lo estuve pensando y por eso he venido a verlas, les voy a decir la verdad.
Peach al escuchar estas palabras temió lo peor, y decidió escapar de sus problemas, literalmente. Samus no se esperaba que Peach saliera corriendo así otra vez, definitivamente la princesa era muy sensible.
-¡Espera Peach, no es lo que crees!
Pero era tarde, Peach ya se había ido. Samus corrió tras ella pero se dio por vencida cuando Peach dobló una esquina y desapareció.
-Sí que es rápida…
En ese momento algo la sacó de sus pensamientos
-¡Dejé a Zelda sola!
Cuando se dio cuenta de su pequeño error regresó corriendo igual de rápido a como salió. Volvió a entrar a la habitación, y en el sofá vio a Zelda sentada en el mismo lugar en el que la había dejado, parecía como si no se hubiera movido desde que Samus se fue. Samus se acercó lentamente, parecía que la princesa todavía no estaba consciente de su presencia. No fue hasta que se sentó a su lado, justo dónde estaba anteriormente Peach, que la sacó de sus pensamientos.
Zelda giró hacia ella, poniéndose toda roja al ver la cercanía entre sus caras que se había generado al realizar esta acción. Inmediatamente miró hacia abajo, avergonzada. Samus no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa al ver la reacción tan tímida de la castaña.
-Que adorable…
Zelda vio como Samus le sonreía, y no pudo evitar sentirse todavía más avergonzada.
-Este… Samus, ¿querías hablar de algo?
Samus reaccionó ante esta pregunta, dejando de concentrarse en la cara de la princesa para recordar el propósito de su visita.
-Pues sí, en realidad quería hablar también con Peach pero supongo que tendré que hacerlo por separado-. Zelda estaba escuchando atentamente a las palabras de Samus. –Tiene que ver con lo que pasó ayer, ya sabes… la confesión.
La cara de Zelda que ya estaba volviendo a su color original, volvió al mismo color rojo de antes.
-¿Con la confesión dices?...
-Sí, lo estuve pensando y creo que ya tengo una respuesta para ustedes.
Zelda estaba muy nerviosa, en su mente pasaban miles de escenarios, y en la mayoría esto no acababa bien. Samus observaba como Zelda temblaba un poco, esperando lo peor al parecer. Sintió que la princesa no iba a poder resistir más, estaba por levantarse para irse corriendo al igual que Peach. Samus no podía permitir eso.
-Por favor, no te vayas Zelda- Le dijo la rubia mientras ponía su mano sobre la mano de la mencionada.
Dicha acción tranquilizó a Zelda, se podía sentir como se iba relajando por el contacto con la cálida mano de la cazadora. Parecía que la princesa estaba descubriendo nuevos tonos de rojo por estar dándole la mano a Samus.
-Ehh… ehhh… Sa… Samus está bi… está bien… no me… no me iré a ningún lado- Le dijo Zelda, quien no podía hablar claramente por la sensación que tanto había estado esperando.
-Gracias- Le dijo Samus regalándole una sonrisa sincera. –Ok, entonces te diré lo que te quería decir. La verdad es que su confesión me tomó por sorpresa, no me esperaba que se declararan así y realmente yo no sabía cómo reaccionar. Lo estuve pensando, y me decidí en decirles lo que siento realmente. Zelda, yo no soy lesbiana.
Estas palabras hicieron que Zelda se tensara, las palabras de Samus habían acabado con toda posibilidad de la princesa para estar feliz. La rubia vio esta reacción, y se alteró de inmediato, había causado en Zelda una sensación que no quería.
-Está bien Samus, yo enti…
-¡No Zelda, no es eso!
Zelda se le quedó viendo, no entendía de qué hablaba la casa recompensas.
-Yo me refería a que… yo no soy lesbiana, mejor dicho, yo pensaba que no lo era.- La princesa la miraba con curiosidad, entonces Samus continuó. –Es decir, normalmente yo habría rechazado la confesión… pero, por alguna razón, después de que ustedes me dijeran eso pues… yo no pude hacerlo. Por alguna razón no rechacé a ninguna, no tuve el valor, o simplemente no quería, no lo sé; lo que sí sé es que lo que causó ese momento fue algo que nunca antes había sentido en mi vida.
Los ojos de Zelda se estaban abriendo con expectativa, las cosas estaban resultando mejor de lo que se había esperado.
-Así que, no te puedo decir que yo siento lo mismo por ti, pero si te puedo decir que tampoco he descartado la posibilidad. Como decía, no estoy segura de qué es lo que siento por ti, pero déjame decirte que acepto tus sentimientos y te prometo que algún día podré darte la respuesta que mereces, pero hasta entonces, te pido que me esperes.
Zelda después de oír las palabras de Samus se quedó con la boca abierta, no podía creer que la rubia le haya dicho algo como eso.
-¿Es eso un tal vez?
-No te preocupes Samus, estoy dispuesta a esperar lo que sea para estar a tu lado, solo te pido que… me dejes quererte mientras tanto.
Esta vez fue el turno de la cazadora de sonrojarse, sentía que había liberado una gran carga y estaba feliz con el giro que habían tomado las cosas. –Por supuesto Zelda
Zelda de inmediato puso la cara más feliz que pudo, con la sonrisa más bella que jamás había visto Samus. La emoción fue tal que la princesa se tiró sobre Samus, dándole un fuerte abrazo. Samus fue agarrada desprevenida, y por la sorpresa se cayó hacia atrás, recostando su espalda contra el sofá mientras Zelda la abrazaba estando arriba suyo.
Samus se puso roja, no solo por la cercanía de sus caras, ni por la hermosa sonrisa que le estaba regalando Zelda, sino porque los pechos de la mencionada estaban siendo apretados contra los de la rubia. La sensación fue demasiado para Samus, estaba perdiendo el control; estiró ambos brazos y le regresó el abrazo a Zelda, acercándola más. Esto hizo que el sentimiento se sintiera más, ahora sí era imposible no darse cuenta de la situación en la que estaban, era cálido y excitante. Zelda también había notado el contacto de sus senos con los de Samus, y con el acercamiento de la rubia la sensación se incrementó notablemente.
-Nghh…- Zelda soltó un pequeño gemido, se estaba estimulando por la sensación.
La princesa acercó lentamente su rostro al de Samus, ambos completamente rojos. Zelda cerró lentamente sus ojos, mientras cerraba la distancia entre sus labios. Ya sólo faltaban unos centímetros, hasta que la rubia habló.
-Zelda… espera…
Esto hizo reaccionar a Zelda, quien abrió los ojos de golpe y se levantó de Samus rápidamente con una clara cara de vergüenza en su rostro.
-Perdón Samus… yo... me dejé llevar.
-Tranquila, yo tampoco pude controlarme tan bien que digamos…
Hubo silencio en la habitación. Entonces Samus se levantó y se dirigió a la puerta.
-Tengo que buscar a Peach
-¡No Samus! ¡No te vayas!
Se veía claramente la tristeza en los ojos de Zelda, ella no quería que acabe este momento y deseaba pasar más tiempo con su cazadora.
-Lo siento, te prometo que volveré Zelda.
-¿Lo prometes? ¿No me vas a dejar?
-Por supuesto que no-.
Samus ya estaba en la puerta, cuando se detuvo justo antes de salir. Zelda se quedó mirando su espalda, no entendía por qué se había detenido así.
-Samus… ¿sucede algo?
Escuchó un suspiro que venía de la rubia. Ésta se dio media vuelta y rápidamente se dirigió hacia la princesa, dándole un beso en la mejilla. Después de eso, Samus salió corriendo sin dar vuelta atrás. Cuando llegó al pasillo, se dirigió corriendo hasta donde había perseguido a Peach antes de perderla; después de girar la esquina, decidió buscar en su habitación.
Zelda llevó su mano a su mejilla y se tocó la cara justo donde Samus le había dado tan deseado obsequio.
-¡SSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII AL FIN!- Pensó Zelda mientras festejaba en su mente.
-¡No puedo creer que algo así pasara por fin! Samus y yo… estuvimos tan cerca…- Pensó Zelda mientras se sonrojaba por los recuerdos de hace solo unos momentos.
-Pero, esta sensación…- Zelda estaba perdida en sus pensamientos y no se dio cuenta cuando involuntariamente su mano se fue directa a su seno derecho. –Yo, pude sentirlos…
La mano de Zelda apretaba suavemente su pecho derecho, jugando con el pezón de vez en cuando. –Ahh…- Zelda no se molestaba en tratar de disimular sus gemidos, al fin y al cabo no había nadie más en la habitación. El aroma de Samus seguía en el sofá, Zelda se recostó en él para ponerse en una posición más cómoda. La princesa estaba sudando, giró su cabeza hacia el sofá para olerlo justo donde estaba sentada Samus hace un momento.
-Este olor es tan… delicioso…
Zelda estaba perdiendo el control, lentamente abrió sus piernas y mientras una mano jugaba con su pecho, la otra se dirigía a su parte más íntima.
Estaba corriendo tan rápido que Samus no se dio cuenta cuando se topó con Snake. -¡Muévete Snake!- Le gritó la rubia mientras empujaba a un lado a dicha persona. Corrió un poco más y por fin llegó al cuarto de Peach. Samus tocó impacientemente la puerta, y unos segundos después ésta se abrió para mostrar a la princesa del Reino Champiñón.
-Peach…
Los ojos de la mencionada se abrieron de golpe al ver a la persona que había tocado la puerta de su cuarto. Samus se dio cuenta que ésta planeaba nuevamente correr de ella, pero esta vez no se lo permitiría.
-No esta vez…
Samus previendo los movimientos de la princesa, estiró su brazo y agarró con delicadeza la muñeca de Peach, la cual aterrada no paraba de gritarle.
-¡Suéltame Samus, no me toques!-Le gritó mientras unas cuantas lágrimas salían de sus ojos.
-¡Peach, por favor escucha lo que tengo que decirte!
Después de decir esto, Samus soltó su muñeca y velozmente rodeó la cintura de Peach con sus brazos, sin darle oportunidad de escaparse.
-Ahora eres mía, princesa…- Le dijo Samus soltando una pequeña risa burlona, en señal de victoria.
Lamentablemente para la cazadora, la victoria no duraría mucho, pues el momento fue interrumpido por el fuerte sonido de una bofetada.
Snake se estaba levantando después de que Samus lo empujara.
-Esa Aran, que se cree empujándome así.- El fastidio era evidente en Snake, se le veía en toda la cara.
-¡Suéltame Samus, no me toques!- Escuchó Snake.
-¿Qué diablos? ¿Qué fue eso?
-¡Peach, por favor escucha lo que tengo que decirte!
-Esa era Aran, ¿no? ¿Dijo Peach? ¿Estaba hablando con Peach? ¿Por qué demonios están gritando esas dos?
El próximo sonido que escuchó, sacándolo de sus pensamientos fue el de una bofetada.
-Auch, hasta a mí me dolió eso…
Entonces comenzó a escuchar pasos que se acercaban a toda velocidad.
-Vienen hacia mi
Por instinto, Snake se metió a la habitación que estaba justo a su derecha, tratando de ocultarse.
-¡Maldición! ¿Cómo se me pudo escapar?
Samus corría tras de Peach por los pasillos, viendo como ésta abría una puerta y se metía en la habitación tratando de esconderse.
-Ahora sí eres mía
Samus entró tras de la princesa, a lo que pareció ser una especie de almacén. Era una habitación no muy grande, vacía, llena de cajas apiladas en todos lados. Estaba limpia afortunadamente, así que tampoco era un lugar desagradable. La casa recompensas entró y cerró la puerta detrás de ella.
-No tienes a dónde ir Peach, ¿ahora sí me escucharás?
Peach buscaba nerviosamente la habitación, viendo si podría encontrar alguna ruta de escape; lamentablemente para ella, no la encontró. Samus se acercaba lentamente hacia ella, procurando estar atenta a cualquier intento de fuga.
-Peach…
-¡¿Qué?! Me vas a rechazar, ¿no es verdad? ¡Pues hazlo rápido, ya no puedo seguir con esto!
Samus se le quedó viendo, se sentía culpable por causarle estos sentimientos a la princesa. Después de pensarlo, hizo lo único que se le vino a la mente, cerró la distancia entre ellas y le dio un reconfortante y cálido abrazo. Peach estaba sorprendida, pero a los pocos segundos regresó el abrazo mientras lloraba en el hombro de Samus.
-Peach, no he venido a rechazarte… -Le susurró Samus a Peach en el oído.
-¿Qué? ¿A qué te refieres?
-Justo como lo oyes. No he venido a decirte que no siento nada por ti.
A Samus le encantó la reacción de Peach, definitivamente una sonrisa le favorecía más a su rostro que las lágrimas.
-Samus, ¿eso signifi…
-No, te mentiría si te digo que siento lo mismo. Te diré lo mismo que le dije a Zelda, la verdad es que cuando ustedes se confesaron, no fui capaz de rechazarlas. A pesar de haberlo pensado, realmente no encontré respuesta a la pregunta, ¿qué era lo que yo sentía? Sin embargo, en la situación en la que estaban no podía esperar más, por eso les estoy diciendo esto. Peach, no siento lo mismo que tú, pero tampoco no es que no sienta nada, en verdad no sé qué es lo que siento por ustedes y sinceramente me fastidia no conocer mis sentimientos. Pero mira el lado bueno, el hecho de que me hayan dejado con tantas dudas es buena señal, ¿no? Es decir, hubieron personas que rechacé sin dudarlo, mientras que ustedes son las primeras a las que les estoy diciendo algo así.
Peach se veía que estaba tratando de darle sentido a todo lo que Samus le estaba diciendo. –Espera, ¿también le dijiste eso a Zelda?.
-Sí.
Peach volvía a analizar la información recibida por la cazadora, pero había algo que no entendía.
-Y eso ¿qué significa?
-Ya te dije que ni yo sé que está pasando, simplemente les estoy siendo sincera. En cuanto a las dos, realmente no tengo ninguna preferencia por el momento.
-¡¿Qué?! ¿Eso quiere decir que quieres hacer un trío?-. Le preguntó Peach, con una cara de sorprendida completamente roja.
La cara de Samus también se puso roja cuando escuchó la acusación de Peach, y llena de vergüenza le respondió. -¡Noo! No es eso… este… sólo estoy diciendo que… amm… que por el momento no puedo rechazar a una y quedarme con la otra.
Peach veía como Samus tímidamente trataba de excusarse, esto fue algo que le causó una pequeña risa escapar de sus labios. –Que linda se ve así-. Pensó Peach cuando se fijó bien en la cara de Samus, sin darse cuenta de su involuntario acercamiento que acabó en un suave roce entre los labios de ambas rubias.
Los ojos de Samus se abrieron de golpe al sentir el contacto en sus labios, estaba sorprendida, pero definitivamente no disgustada. El beso fue suave y delicado, no hubo contacto de lengua ni manos recorriendo el cuerpo de la otra. Este era uno de esos que duran solo unos cuantos segundos, pero que se siente como minutos. Cuando la princesa se dio cuenta de lo que estaban haciendo y recuperó el control de su cuerpo, se separó muy apenada.
-¡Samus! Lo siento, yo no sé qué me pasó…
No pudo seguir hablando por el segundo beso que se generó entre ambas, pero para su sorpresa esta vez fue iniciado por la cazadora. Este fue igual que el anterior, rápido y tierno; pero a la vez, lo suficientemente largo para que Samus pudiera rodear la cintura de Peach con sus brazos, mientras esta hacía lo mismo con el cuello de la casa recompensas.
Se separaron casi tan rápido como se inició el beso, solo para que Peach nuevamente le diera otro. Con ese fueron tres, luego cuatro; un rato más tarde y ya iban como 20. Parecía un concurso por ver cuál de las dos le daba más besos a la otra, uno que ninguna quería perder. Samus ya se encontraba tirada en el piso, su cuerpo aguantaba todo el peso del de Peach. Ésta estaba prácticamente echada como si Samus fuera su cama, ambas manos estaban delicadamente puestas en cada hombro de la cazadora, mientras que las de ésta jugaban con la larga cabellera de la princesa. Los dedos de Samus pasaron de enredarse en el pelo de Peach, a bajar lentamente por el cuerpo de la princesa para finalmente acabar agarrando las nalgas de ésta.
-Aahh Samus…- Gimió la princesa.
Esto fue lo único que se necesitó para que Samus entrara en razón, y reuniendo toda su fuerza de voluntad le logró poner un alto a esto.
-Peach… creo que… creo que debemos detenernos…- Le dijo Samus entre besos.
La mencionada le dio un último beso, para después levantarse de Samus y sentarse a un lado.
-Sí, quizá tengas razón…- Le respondió.
La casa recompensas, jadeando, se levantó y se arregló la ropa. Vio a Peach sentada al lado suyo, y dirigiéndole una sonrisa le ofreció su mano para ayudarla a pararse. Peach la miró, y respondiendo la sonrisa aceptó la ayuda, dándole la mano a la otra rubia. Caminaron juntas de la mano por el corto trayecto que había hasta la puerta de la habitación, una vez afuera de ésta, Peach le dio un rápido e inocente beso a Samus y se fue corriendo a su habitación.
-¡Buenas noches Sammy!- Le gritó mientras se alejaba a su cuarto.
Samus se le quedó viendo, todavía sorprendida por ese último beso. –Sí, buenas noches Peach…
Parecían que los problemas ya habían acabado, pero ninguna de las dos rubias contaba con que en la misma habitación en la que habían estado, algo no era lo que parecía. Sólo digamos que una de las cajas, no estaba exactamente vacía; es más, había alguien ahí.
REVIEWS
The Psyche Droid: Que bueno que te gustara la historia. Los comentarios largos son buenos, pero los concisos y directos también son de mucha ayuda y por supuesto son bienvenidos. Gracias por dejar tu review y espero que te siga gustando la historia.
Leozx95: Jajaja, shuri jarcore, casi me mata. Y bueno sí, como dije la historia avanzará lo más natural posible, hasta que llegue al dulce lemon que todos esperamos, las tres protagonistas van a ir con paciencia. A y no te preocupes, no fuiste tan pervertido como lo será esta historia más adelante, así que esperalo.
Zero: Lo se, eres un ídolo.
Mr. NBA: Gracias, que bueno que te guste. Es verdad, personajes como Dixie Kong pudieron haber sido una buena adición a Smash, pero con que pusieran a clásicos como Megaman y Pacman estoy feliz. ^.^
Y este fue el esperado tercer capitulo. Como pueden ver ya se va explicando solo el rating M, y si bien el verdadero lemon vendrá más adelante quise darles un pequeño teaser jajaja.
Bueno, supongo que ustedes ya podrán adivinar quién está en la caja, así que sólo falta ver qué hará al respecto, ¿no?
Hasta el próximo capítulo :)
