Lo sé, lo sé, no es necesario que me lo digan. Otra vez me demoré en sacar el capítulo, o al menos en comparación al tiempo en que saqué los primeros capítulos. Pero si se dan cuenta, cada vez los capítulos son más largos! Creo que eso compensa en parte la demora... ¿no?

Bueno, esta vez no incluí muchas situaciones explícitas como en el capítulo anterior, digamos que el cap 4 era como un regalo para ustedes :D, y en este ya volvemos a la historia en sí. Espero que esta noticia no les haya arruinado las ganas de ver el capítulo, les prometo que igual me quedó genial, o al menos eso creo :P

Entonces sin más que decir:

Ningún personaje bla bla bla bla, sólo la historia bla bla bla bla.

Espero que les guste!


¿Puedo dormir contigo?

-Jajaja, sí que te dio una paliza, ¿no?- Le dijo un burlón Fox a Snake

-¡Cállate sucio animal!- Le contestó el enojado peleador al zorro.

-Esa Aran se va a arrepentir, nunca debió siquiera intentar algo así…

Samus había despertado la furia de Snake, quien contenía información comprometedora sobre ella y las dos princesas. Snake ya le había dado una oportunidad, la rubia no la tomó, ahora tendrá que pagar las consecuencias.

-¡Prepárate Aran, tus problemas inician ahora!- Juró Snake para sí mismo, dispuesto a hacer que Samus deseara haber cumplido sus demandas.

Una vez que acabó de cambiarse, Snake se dirigió con los espectadores para ver la siguiente batalla entre Peach y Fox. Sin embargo, no se sentó en un asiento como los demás, sino que se quedó en las sombras, esperando el momento perfecto. Tenía una cámara en la mano, y digamos que no era la pelea lo que estaba viendo precisamente.


Samus y Zelda se sentaron en la fila de atrás, dispuestas a ver a Peach. Ambas estaban agarradas de la mano, y no se habían soltado ni en el trayecto a sus asientos ni mientras estaban sentadas. Al momento de sentarse, Zelda apoyó su cabeza en el hombro de Samus, haciendo que esta se ruborice pero pasando su brazo por detrás de la princesa. Zelda se sentía genial pues parecía como si fuesen una pareja, y lo mismo pensó Samus por un momento, sin embargo prefirió no pensar en ello pues todavía no se sentía lista para un compromiso así.

El combate había iniciado hace un momento, el público se volvía loco. Era clara la preferencia que tenía este por el zorro, que por alguna razón se mostraba muy atemorizante. O al menos esta fue la impresión que le dio a Samus, quien al verlo sintió que estaba por presenciar una gran muestra de poder.

Un pensamiento parecido recorrió la mente de Peach al ver a su oponente, por un momento le dio miedo verlo, pero al ser una peleadora decidió evadir aquellas ideas que la pudieran distraer y prefirió concentrarse en su batalla. No obstante, no importe todo lo que se concentrara, sabía que sería un combate duro.

Volviendo a las dos espectadoras, éstas ya estaban mirando con expectativa para ver quién sería el que se mueva primero, Peach o Fox. Ambos estaban parados a pesar que la pelea ya había iniciado, la rubia estaba en guardia esperando el ataque del animal, mientras que éste estaba al otro lado haciendo burlas. Fox se veía muy confiado en su victoria, como si sabía que haría falta un milagro para que perdiera. Por otro lado, las dos mujeres estaban preocupadas por Peach, pues sabían que Fox era un rival fuerte, rápido, ingenioso y ágil. Definitivamente Peach tendría que esforzarse mucho si quería vencerle.

La guardia de Peach no duró mucho, la única excusa que se le ocurrió era que se había distraído, pero sea cual sea el caso, ya estaba en el piso tras haber recibido un fuerte golpe en el estómago. Fox estaba parado frente a ella, nuevamente haciéndole burlas para provocar a la princesa. La provocada estaba por pararse cuando Fox la agarró y volvió a arrojarla al piso, ocasionándole más daño a la pobre rubia. Por un descuido del animal, quien se había volteado para saludar a su público, Peach logró atinarle un fuerte golpe en la cara. No hablamos de mucho, habrá sido entre 10-15% de daño; sin embargo esto fue suficiente para despertar la ira del otro competidor, quien ya se había decidido a no dejarla ni respirar.

Ya habían pasado unos minutos desde que comenzó la pelea, y no había mucho que decir, sólo que los golpes le llovían a la princesa. Fox estaba por vencerla sin perder ninguna sola vida, mientras a Peach le quedaba solo una. Estaba muy herida, pero Fox no la dejaba caer todavía, quería acabarla con la mayor cantidad de daño posible. El procedimiento que hacía era simple, le golpeaba lo más rápido posible, y antes de mandarla a volar, la agarraba y la regresaba al medio del mapa, evitando de esta manera que la derrota salvara a Peach.

-¡Ese maldito!- Exclamó Samus mientras se levantaba de su asiento.

Zelda veía sentada cómo la rubia apretaba fuertemente los puños mientras maldecía al animal. Era notorio el enojo que tenía Samus, quien no le quitaba la vista al combate que por cada segundo que pasaba se iba haciendo más predecible.

A estas alturas, ni la misma princesa pensó que le podría ganar al animal. Los disparos le caían como si fuera agua, venían tan rápido y de tantas direcciones que ya no sabía dónde estaba Fox. Lo único que sabía era que tenía que perder ya si quería que acabe de una vez la pelea.

-Toma esto princesa- Escuchó desde su izquierda.

La princesa volteó hacia dicho lugar para defenderse, pero para su sorpresa, el ataque le cayó desde el lado derecho. Peach no entendía que pasaba, parecía que Fox estaba en todos lados.

Zelda estaba tan confundida como Peach, no comprendía por qué Peach no veía a su rival, es más, no entendía cómo es que ella tampoco lo veía. Le dirigió una mirada a Samus, quien estaba mirando la pelea con una expresión muy seria; a los pocos segundos, Samus sintió la mirada de la castaña, a la cual le dirigió una sonrisa mientras le aseguraba que todo estaba bien.

-Samus, ¿por qué no animamos a Peach?

La rubia no respondió.

-¿Samus?- Insistió la castaña

La mencionada sólo alcanzó a voltear un momento, pero inmediatamente regresó su atención al combate. Zelda no entendía por qué la estaba ignorando, pero no le permitiría hacer algo así; entonces se levantó de su asiento y se puso las manos en la cintura mientras la cuestionó con la mirada. Esa acción fue suficiente para que Samus se diera cuenta de lo que estaba haciendo, y sintiéndose arrepentida y a la vez temerosa de la princesa, pasó a decirle en qué pensaba. Era verdad lo que decían, no hagas enojar a tu pareja; esto hizo reír a Samus, considerando que Zelda no era exactamente su pareja, sin embargo parece que la regla se aplicaba igual.

-Zelda, no sé si te has dado cuenta, pero Peach no ganará esta pelea.

-¿De qué hablas?- Le preguntó la princesa. –Si Peach se esfuerza, ¡estoy segura que podrá ganarle!

Samus sólo le sonrió mientras ponía su mano en su hombro, para simplemente mover su cabeza de lado a lado. Esta acción fue suficiente para transmitirle el mensaje a Zelda, la cual no se lo creía. La miró incrédula, nunca pensó que Samus dudara tanto de una victoria ¿a qué se refería con eso? ¿Acaso no confiaba en Peach?

-No es eso- Le dijo Samus, como leyendo su mente. –Pero es evidente que Fox ha estado entrenando, y por lo visto, los resultados fueron sorprendentes, es tan rápido que creo que hasta yo tendría problemas con enfrentarlo. Peach necesita un milagro si quiere atinarle un golpe a Fox.

Zelda no se lo podía creer. La orgullosa, poderosa, persistente y necia cazadora estaba admitiendo su debilidad frente a ella sin ningún tipo de vergüenza. Al oír eso se dio cuenta que era algo serio, y se preocupó por su amiga y rival en el amor.

Justo en ese momento se escuchó lo inevitable, la descalificación de Peach.

Al final, Fox tuvo piedad de la princesa, y habiendo llegado a 600% de daño, decidió terminar de una vez con la princesa.

El público estaba aplaudiendo, sin embargo no se escucharon los mismo gritos de emoción que en otras peleas, definitivamente, la derrota de Peach fue tan predecible que no sorprendió a ninguno de los presentes. Zelda sólo vio como Samus se dirigía a los camerinos sin decir nada, metida en sus pensamientos; por lo que ella decidió seguirla a los pocos segundos.


Cuando Samus abrió la puerta, vio a Peach sentada en el sofá, completamente en silencio. La princesa se veía muy frágil, hasta le dio un poco de pena a Samus; un instinto de protección despertó en ésta, quien sin pensarlo mucho se acercó a donde estaba la princesa, se sentó a su lado y le dio un reconfortante abrazo.

La princesa se sorprendió cuando sintió el peso extra que se generó en el sofá, y no pudo evitar el calor que se formó en sus mejillas cuando sintió los brazos de la otra rubia rodearle el cuerpo. Sintió como lentamente se relajaba, y se echó para atrás, apoyando su espalda en el pecho de Samus.

-¿Estás bien?- Le preguntó al oído.

-Ahora lo estoy- Respondió Peach mientras, con una sonrisa, acomodaba su cabeza entre el mentón de Samus y su hombro, encajando perfectamente en el espacio que se generó en su cuello.

La cazadora se ruborizó en el momento en el que el perfume de la princesa llegó a su nariz, acercando disimuladamente su cara a su cabello para olerla mejor. Olía delicioso, a pesar de haber sudado por la pelea, el perfume seguía ahí. Era un lindo aroma que consistía en una combinación entre flores y frutas, dando como resultado un aroma que ya hasta había caracterizado a Peach.

Del mismo modo, Peach también se ruborizó, pero por otra razón. Al acercarse más a Samus, sintió la presión que hacían ambos pechos de la cazadora en su espalda, estimulando sus deseos sexuales. Le encantaba la sensación, no eran ni muy duros ni muy suaves, simplemente perfectos. La princesa no podía esperar a tenerlos en sus manos, masajeándolos, acariciándolos, pellizcándolos… millones de ideas de qué hacer con ellos pasaban por la cabeza de ésta.

-Samus…-Susurró Peach, tan despacio que aunque hubiera más gente, sólo Samus podría haberlo escuchado.

El llamado de la princesa puso nerviosa a Samus, el tono que había usado para pronunciar su nombre era uno muy delicado y femenino. La princesa llevó su mano para acariciar el rostro de Samus mientras volteaba ligeramente su cuerpo para poder posicionar su cara frente a la de la cazadora. Samus vio la intención de Peach, y la ayudó a completar su objetivo, moviendo su rostro hacia el de Peach para facilitarle la tarea. Peach no pudo estar más agradecida, pero en vez de dar las gracias, lo único que pudo hacer era acercar sus labios a los de la cazadora mientras cerraba los ojos. Besarse no era nuevo para Samus, lo había hecho muchas veces con Peach antes, así como también con Zelda; sin embargo, por alguna razón la cazadora todavía se sentía demasiado nerviosa ante estas situaciones. Le dificultó un poco, pero al final cedió, y mientras intentaba calmarse, cerró los ojos y también se acercó a la princesa. Peach sentía en su espalda los fuertes y agitados latidos de Samus, riéndose para sus adentros por el nerviosismo de ésta; pero en el momento en el que Samus también acercó sus labios, la princesa sólo se preocupó por completar ese beso tan esperado.

-Ejem… ¿interrumpo algo?

Peach y Samus se quedaron congeladas, no se acercaron más ni se alejaron, tampoco abrieron los ojos. Aún sin verla, ambas podían sentir el aura asesina de Zelda, quien estaba parada apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

-Aahhh, no, no es nada importante, ¿no Peach?

-Si… es verdad jejeje. ¿qué pensabas que íbamos a hacer?- Dijeron ambas temerosas.

-Exacto, no te preocupes. No es como si hubiéramos estado a punto de besarnos ni nada por el estilo- Volvió a hablar Samus mostrando una sonrisa forzada.

Zelda los miró, penetrándoles en el pecho con la mirada, hasta que por fin habló. –Sí… eso creí.

Ambas rubias soltaron un gran suspiro, y mientras se separaban, rogaron por que la castaña no les hiciera nada.


-Ya verán lo que les espera…-Dijo Snake para sí mismo mientras admiraba lo que fue el centro de su atención durante toda la tarde.

Una vez que terminó de cerrar el último, Snake agarró todos los sobres que estaban en su mesa y salió de su habitación. Su objetivo fue simple, avanzó por el pasillo mientras metía los sobres por debajo de las puertas de las habitaciones de los otros miembros de la Mansión.

Y sí, en este plan estaba incluido el cuarto de Samus. Snake avanzó sigilosamente procurando no llamar la atención de una cazadora experta, pero justo cuando iba a dejar el sobre, escuchó algo.

-¡Exijo saber por qué Peach está desnuda en tu cama!

Snake reconoció la voz de Zelda del otro lado de la puerta. Nerviosamente se rascó la cabeza mientras asimilaba lo que acababa de escuchar.

-No quiero saber…

Sonaba molesta, y si algo sabía Snake por experiencia era a no meterse con una chica molesta. Sin embargo el caso de Samus era diferente, para empezar, esta chica era una princesa; y en segundo lugar, no era una, eran dos.

-Suerte Aran… la necesitarás


El resto del día había pasado relativamente bien, al final Samus le invitó a Zelda un pequeño lonche en la cafetería para que la perdone por haberla encontrado en una situación tan comprometedora con la princesa rubia, así como también le invitó a Peach para consolarla por haber perdido su combate. Se pasaron mucho tiempo conversando mientras las princesas comían; Samus también hubiera querido comer pero sus créditos obtenidos por su victoria pasada se habían acabado, y su habitación quedaba demasiado lejos como para ir y volver en ese momento. Sin embargo, las princesas le invitaban de sus respectivas comidas, haciendo sentir a Samus que no necesitaba nada más.

Cuando ya había anochecido, y Samus había acompañado a Zelda a su cuarto. Se disponía a hacer lo mismo con Peach, pero ésta tenía otra idea.

-Sammy, déjame dormir contigo esta noche- Le pidió Peach a la cazadora.

Samus se ruborizó y le contestó -¿Dormir conmigo? No creo que esa sea una buena idea Peach…- le respondió sinceramente. -¿Por qué no mejor vamos a tu cuarto antes que oscurezca más?

-¡Pero tu cuarto está más cerca, y estoy cansada! Además, eso sería justo lo que necesito para animarme después de mi derrota.

Samus lo estaba pensando. Es verdad que ella quería hacer feliz a Peach, y realmente estaba dispuesta a hacer lo necesario para cumplir con ese objetivo; si dependiera de ella, le aceptaría la propuesta, pero había algo que no le dejaba. No es que no confiase en Peach, era más bien que no confiaba en sí misma; recordando lo pasado la última vez que estuvieron juntas se dio cuenta de su débil voluntad para darle un alto a los avances de la princesa, y ella sabía que, en una habitación cerrada, con una cama, donde estaba segura que nadie las molestaría, las cosas se pondrían peligrosas.

Lo pensó por unos segundos, se supone que no habría problema si Samus era capaz de resistirse ante las insinuaciones de Peach, ¿no? Aunque en realidad, era probable que ni siquiera deba hacer algo así, tal vez la princesa sólo quería dormir y no intentaría nada que pusiera nerviosa a la caza recompensas. Eso fue lo que la ayudó a tomar su decisión, y era verdad; existía la posibilidad que no suceda nada en esa habitación.

-Está bien, supongo que no hará ningún mal que duermas conmigo, pero sólo por hoy.

Samus tenía que establecer las reglas antes que nada, tenía que dejar en claro que esto sería algo de una sola noche, y que la princesa no podía acostumbrarse.

-¡Gracias Sammy, ya vas a ver, ni siquiera notarás mi presencia!

Vaya mentira la que le acababa de decir Peach…


Inmediatamente después de ducharse, Samus se sentó en su cama mientras le decía a Peach que ya podía entrar al baño. Ésta no perdió tiempo y entró en seguida, dejando a una cazadora algo nerviosa mientras se cambiaba a su ropa de dormir. Sonó un trueno, y dio un pequeño salto. No sabía por qué se asustaba, si ella bien sabía que en estas ocasiones, Pikachu siempre salía a evitar cualquier daño que podría pasarle a la Mansión. Debe ser que se estaba preocupando demasiado por las cosas, hasta el punto de sugestionarse.

-Tranquila Samus, no va a pasar nada. No va a pasar nada. Ella va a salir, se va a cambiar, se va a recostar a mi costado y se va a dormir. Así nomás, quizá me quiera dar un beso de buenas noches pero no se atreverá a ir más lejos.- Se animaba la cazadora.

Después de unos minutos, escuchó como se cerraba la ducha, anunciando que la princesa ya había acabado de bañarse.

-¡El agua estuvo muy refrescante!- Dijo Peach mientras salía del baño, usando sólo una toalla para cubrirse el cuerpo mientras se secaba el pelo con otra.

La visión de Peach con el cabello húmedo y casi nada de ropa fue muy excitante para Samus, quien desvió la mirada al mismo tiempo que invocaba toda su fuerza de voluntad para no hacer algo inadecuado. Sin embargo, las ganas de echarle un vistazo rápido a Peach le ganaron, y cediendo ante ellas, dirigió su mirada a donde estaba parada la princesa, quien se estaba observando en el espejo.

La mirada de Samus dio un recorrido completo por el cuerpo de Peach, o al menos por lo que podía ver de su cuerpo. En ese momento, parecía que la tormenta que sonaba afuera no existía, se sentía tan tranquila. Tenía que admitir que, si bien no tenía mucho que envidiarle, resultaba una linda vista a los ojos de cualquiera. La cazadora se había quedado congelada, los dorados cabellos de la princesa, así como sus delicadas manos sosteniendo el peine, sin mencionar aquellas frágiles curvas que se presentaban por su cintura, eran definitivamente un manjar para los ojos. Sus ojos se desviaron al espejo, por el cual podía ver su rostro. A Samus le parecía hermoso, nunca había observado con tanto detalle a la princesa, y se arrepentía de no haberlo hecho antes. Sus pensamientos volaban, sólo pensaba en aquella linda cara, esos hermosos ojos, esa adorable nariz, esa provocativa boca…

Pero casi da un salto cuando, con la ayuda del espejo, los ojos de la princesa se cruzaron con los de ella. El contacto entre sus ojos duró solo unos segundos, hasta que Peach, levantando una ceja, le dirigió una gran y seductora sonrisa.

A penas pasó esto, Samus se tiró a su cama y se tapó con las sábanas, deseando quedarse dormida para no tener que soportar lo que iba a pasar en poco tiempo. Sintió como Peach se levantaba de aquel banquito ubicado frente al espejo, y esperó lo inevitable, que se fuera a la cama con ella. Sin embargo fue un pensamiento el que la alteró más de lo que había estado en todo este tiempo.

-¿Cuándo se trajo Peach su pijama?

No lo había hecho. Y de eso se dio cuenta Samus, quien volteó nerviosamente para ver lo que pasaba al constado de su cama. Se arrepintió de haberlo hecho. Cuando vio como Peach dejaba caer la toalla al suelo, volvió a girar bruscamente para evitar el contacto visual con aquella ansiada figura.

-Pe-pe-pe-peach, ¿q-q-que estás haciendo?- Tartamudeó Samus.

-¿No es obvio? Estoy entrando a la cama.

Cuando Samus sintió el peso extra en la cama, justo a su costado, se sintió estúpida por haber obviado tan importante detalle. ¿Cómo en su sano juicio, olvidaría algo tan importante como la ropa que usaría Peach al dormir? Era evidente que no dormiría en su gran vestido rosa.

-¿Y p-p-po-por qué estas s-s-sin ropa?

-Pues porque no tengo pijama.

-¿Y por qué no dijiste que no tenías pijama antes de decirme que querías dormir aquí?

En ese momento Samus sintió como Peach se movía en la cama, suponiendo que para acercarse a ella. Y así fue, Peach acercó su rostro al oído de la cazadora y le susurró:

-Porque sabía que te pondrías así…- Y habiendo dicho esto, le pasó la lengua por la oreja.

Samus tembló al sentir la lengua de la princesa, y se sentó de inmediato.

-¡N-n-no deberías hacer eso Peach!

-¿Por qué no?

-Pues… porque… porque…- Ni siquiera ella misma sabía por qué no, sólo sabía que no se sentía lista.

-Anda Sammy, te va a gustar…- Le ronroneaba Peach mientras se acercaba más y más a la otra rubia.

Samus echaba su cuerpo para atrás, intentando inútilmente alejarse de la seductora que estaba hecha Peach.

-¿Por qué dudas tanto Sammy?- Le dijo Peach mientras, con su mano en el pecho de Samus, hacía que se eche lentamente en su cama. –Literalmente estás en la cama con una hermosa princesa... y esta hermosa princesa está dispuesta a darte tanto su cuerpo como su alma- Le siguió diciendo Peach mientras se colocaba encima de Samus, cerrando cualquier ruta de escape con sus piernas y brazos. –Sólo piensa cuántos hombres quisieran estar en la situación en la que tú estás…- Le dijo mientras acercaba su rostro al de ella. -…En cambio tú, tal vez sin querer, ya tienes el permiso para hacer conmigo lo que se te dé la gana. ¿No te das cuenta que sólo quiero que no estés sola? ¿No entiendes que puedes confiar en mí? Que yo estoy aquí para cumplir todos aquellos deseos que te prohíbes…

El pelo húmedo de Peach cayó alrededor de la cabeza de Samus, bloqueándole la vista de todo menos aquél rostro provocativo que la miraba atentamente. Al ver que la caza recompensas no respondía, Peach giró los ojos y cerró la distancia entre sus labios, para aquel ansiado beso por el que moría la cazadora. Ese contacto labial se iba profundizando conforme pasaban los segundos, Samus se estaba sujetando del cuello de Peach; quien, apoyada completamente en Samus, recorría su cintura con ambas manos.

-Peach…

La mencionada se separó un momento para ver a la mujer que estaba debajo de ella. Estaba asombrada del efecto que sus provocaciones habían tenido en la cazadora, y también estaba muy orgullosa de haber dejado a la gran Samus Aran en un estado como ese.

-Detente…- Le rogaba Samus. Pero la princesa no le hizo el más mínimo caso. Con ambas manos colocadas firmemente en la cadera de Samus, ésta levantó la cintura de la cazadora hasta pegarla con la suya desnuda.

-Eres mía Sammy…- Le dijo Peach, quien acercó sus labios a la oreja de Samus y le susurró: -No te resistas…- Seguido de un suave mordisco en la oreja.

-Ngh…

-Y ahora…- la mano de Peach iba bajando lentamente por el cuerpo de Samus, dirigiéndose a ese lugar especial que requería de atención inmediata. –Te daré la mejor noche de tu vida…

Samus cerró los ojos, sintiendo el rose de su mano bajando por su cuerpo mientras esperaba el contacto que prometía dejarle un recuerdo inolvidable. Sin embargo no fue su mano lo que sintió, sino, el ruido que ocasionaron los golpes en su puerta. Alguien estaba afuera, pero, ¿quién podía ser a esta hora?

La cazadora se levantó después de que Peach se moviera a un lado para dejarle abrir la puerta, gesto que dejó a Samus muy agradecida y tranquila en comparación a hace tan solo unos segundos atrás.

-¿Quién podrá ser a esta hora?


En el momento en el que la puerta se abrió, Samus encontró la respuesta a dicha pregunta. Ahí parada en frente de ella se encontraba Zelda vestida en su pijama color púrpura, con una almohada abrazada fuertemente a su pecho.

La rubia se le quedó viendo, le parecía de cierto modo adorable, hasta tierna. La cara de la princesa estaba media escondida en su almohada, y su pijama consistía en un pantalón morado con un polo manga larga del mismo color, ambas partes se veían ligeras y suaves. Parecía una delicada niña.

Zelda la miró a los ojos, y con la cara completamente roja de vergüenza le preguntó con ésta todavía media oculta en la almohada: -Sam… este… afuera hay una tormenta y… bueno…

Samus ya sabía a dónde se dirigía esto.

-…Tengo miedo… ¿crees que me puedas… me puedas dejar pasar la noche contigo?- Finalizada la pregunta, ocultó completamente su cara roja en la almohada, gesto que hizo reír a Samus.

Samus quedó conmovida por la actitud tan inocente de la princesa, y realmente no tenía ninguna razón para decirle que no.

-Claro, pasa Zelda

-¡Gracias Sam!- Agradeció Zelda con una gran sonrisa en su rostro.

La cazadora quedó cautivada por la sonrisa de Zelda, le gustaba hacer reír a la princesa. Además, podía estar tranquila, Zelda no intentaría nada, no es como Peach…

Peach…

¡Peach!

-¡Maldición, me olvidé por completo de Peach!

A penas se dio cuenta de su pequeño –o gran- descuido, Samus se movió y se paró en frente de Zelda para bloquearle el paso justo en el momento en que la princesa estaba por entrar.

-O pensándolo mejor, no creo que sea una buena idea…- Le excusó Samus nerviosa cuando Zelda la interrogó con la mirada.

Fue ahí cuando Zelda le prestó atención a Samus por primera vez, y se dio cuenta de la presentación de esta.

-Sam… ¿por qué te ves así?

Samus no entendió la respuesta al inicio, pero luego de pensarlo por unos segundos se dio cuenta de a qué se refería la princesa. Había obviado completamente el hecho de que estaba despeinada, con la cara roja, con un poco de sudor y vestida en su pijama celeste que, aparte de desarreglada, estaba un poco mojada por el contacto con la recién bañada de Peach. Definitivamente una imagen que, si lo piensas detenidamente, te dice varias cosas.

-Ehh… estaba haciendo ejercicio- Mintió.

Zelda la miraba detenidamente de arriba abajo, sin creerle ni una sola palabra. Samus sólo podía sonreír nerviosa, cuando Zelda se ponía así no era alguien con quien debías meterte.

-¡¿Saaammyyyyy?! ¡¿Quién era?! ¡¿Ya vas a regresar?! ¡Recuerda que dejamos algo a medio camino!

De todos los momentos posibles, a Peach se le ocurría hablar ahora. Samus ya sabía lo que venía, y no le gustaba como acabarían las cosas.

-¿Esa fue Peach?- Le preguntó Zelda con una ceja levantada.

-¿Ah? No, no, ¿cómo va a ser Peach? Jeje, ¿de dónde sacas esas cosas?- Le respondió Samus a una Zelda que estaba de brazos cruzados con una cara que le decía que no le creía nada.

-¿Entonces por qué no me dejas pasar?- Le volvió a preguntar Zelda.

-Porque… porque… porque estoy limpiando. Sí, eso, estoy limpiando y no quiero que te caigas con alguna cosa.

-¿Ah sí? ¿De verdad?- Le dijo Zelda justo antes de mirar por encima del hombro de Samus al interior de su habitación.

Lo que vio no se lo esperaba, Peach desnuda en la cama de Samus, agarrando la sábana con ambas manos para tapar su cuerpo sin ropa. Zelda no dijo nada, y Samus tampoco, aunque ésta última por miedo más que nada.

-Con permiso- Declaró por fin Zelda, abriéndose paso por la habitación de Samus sin prestarle atención a los reclamos de ésta.

-¡Espera Zelda! ¡No deberí-

-Dije con permiso, o… ¿acaso no me vas a dejar pasar, linda?- Le preguntó con una mirada fulminante y una sonrisa aterradora.

-No, nunca se me pasó ni por la mente algo como eso. Tú sabes que siempre eres bienvenida en mi habitación.- Le dijo Samus casi retrocediendo.

-Bien- Se limitó a decir la princesa.


-Y bien… ¿qué haces aquí?- Le cuestionó al dirigir la mirada hacia la desnuda.

-No mucho, la estaba pasando muy bien con Sammy hasta que llegaste a interrumpir, que descortés de tu parte.

-¿Ah sí? ¿Y se puede saber exactamente qué estaban haciendo para pasarla bien?

-Nop, es un secreto entre ambas, ¿no Sammy?- Le dijo Peach mientras le guiñaba el ojo.

-Por favor a mí no me metas en esto.

-Bueno, y ¿serías tan amable de decirme por qué estas sin ropa?- Interrumpió la castaña.

-Nop, también es un secreto.- Le contestó Peach sacándole la lengua. –Además no tiene nada de malo, siempre duermo sin ropa.- Terminó Peach dirigiéndole una retadora mirada a la otra princesa.

-Por favor chicas… ¿podemos calmarnos un poco?- Dijo Samus tratando en vano de tranquilizar la inminente discusión que se formaría entre ambas princesas si no le ponía un alto a esto.

-¡NO!- Fue la simple respuesta de las mencionadas.

-¡Exijo saber por qué Peach está desnuda en tu cama!

-¡Y yo quiero saber por qué la dejaste pasar interrumpiendo nuestro momento especial!

El silencio se formó en la habitación. En ese momento si hubieran estado lo suficientemente atentas hubieran notado a cierto sobre deslizándose por debajo de la puerta.

Sin embargo la atención de todas estaba en otro lugar, Samus sabía que esta discusión no terminaría si una de las dos no cedía, y al parecer Zelda pensó igual, por lo que decidió hacer otra cosa.

Tomando aire y mirando a Samus y a Peach, Zelda, con una idea en la cabeza y tomando aire, simplemente exclamó: -Bueno…

Samus no pudo evitar sentirse nerviosa por lo que haría Zelda a continuación.


-¿Cómo terminé así?- Se preguntó Samus quién no entendía como acabó en una situación como en la que estaba.

Esta era, echada en el medio de la cama con ambos brazos extendidos que a la vez funcionaban de almohadas para ambas princesas que, para variar, estaban desnudas.

-¿No te acuerdas? Acordamos dejar de pelear sin ambas podíamos dormir contigo- Le respondió Zelda.

-Sí, eso sí me acuerdo. Pero mi pregunta va más bien por… bueno, ¿por qué también estas desnuda?

-Creí que era evidente, Peach estaba desnuda así que consideré que lo indicado era que yo también lo esté.

-Eso no era realmente lo que quería oír…

-Sí bueno, no era justo que solo hayas mirado el cuerpo de Peach. Ahora te lo pensarás dos veces antes de olvidarte de mí.

A Samus le pareció infantil la excusa que le dio Zelda, es decir, ¿qué pudo haber hecho? No es como si pudiera decirle: Oye Zelda, ¿quieres venir? Peach está desnuda en mi cama y estamos a punto de tener una apasionante noche, ¿te unes?

Al final Samus optó por no decir nada y simplemente despedirse de las princesas.

-Descansen chicas, nos vemos mañana.

-¿Sam?- Samus volteó hacia Zelda. –Hasta mañana- Le dijo ésta mientras le daba un beso en los labios.

Justo después de separarse, sintió como una mano le hacía voltear hacia el otro lado, donde Peach la recibió con el mismo gesto labial. –Buenas noches Sammy.

Al poco rato las princesas se quedaron dormidas, dejando a una Samus con problemas para dormir.

-Me pregunto si algún día realmente me llegaré a acostumbrar a esto…- Pensó la cazadora. –Es decir, recibir tantos cariños de Peach y Zelda. No voy a mentir, en ocasiones es algo cansado, pero… excitante.

La mente de Samus viajó a todos lados, se imaginaba como serían las cosas de aquí en adelante. Se veía a sí misma tomada de la mano con Peach, viendo el atardecer; o recostada en la playa junto a Zelda, viendo las estrellas. En ocasiones estaba ella junto a las dos princesas, comiendo animadamente en la cafetería.

Pero algo sabía la caza recompensas, sea cual sea el rumbo que vaya a tomar su vida, Peach y Zelda estarían involucradas. En estos momentos sólo le quedaba acostumbrarse a su presencia, y a aprender a quererlas.

Los minutos pasaron rápidos mientras su mente volaba, al final, una hora después que sus dos acompañantes, la rubia del medio también fue tocada por Morfeo.


El sol salió lentamente como todas las mañanas, iluminando el cielo. Los rayos de sol entraron cálidamente a las habitaciones de los residentes de la Mansión Smash, y de esta manera, anunciaba el inicio de un nuevo día.

Aunque… para tres chicas, el día ya había iniciado hace unos minutos.

-¡Qué no! ¡No podemos hacer eso!- Gritaba una desesperada Samus tratando de zafarse del agarre de Zelda.

-¡Vamos Sam, no te resistas!- Dijo una castaña.

-¡Es verdad!, ¡¿Quién despierta en medio de dos princesas desnudas y no hace nada con ellas?!

-¡Pues yo!- Contestó la cazadora mientras daba vueltas a la habitación, siendo perseguida por ambas invitadas quienes buscaban la manera de acorralarla.

-¡Sammy, no seas así! ¿Acaso vernos así no te causa sensaciones estimulantes?

-¡Claro que no! ¿Por quién me están tomando? ¿Una pervertida? ¡Ya vístanse!- Les gritó lo último mientras les arrojaba las sábanas para que se taparan el cuerpo. -¡No podemos hacer es-

No pudo terminar por el susto que le dio Zelda al teletransportarse justo delante de la rubia. Samus a las justas se detuvo antes de chocar contra Zelda, y haciendo un ademán de correr hacia el otro lado, se vio detenida en el mismo lugar al ver que Peach venía desde su única ruta de escape. Samus estaba rodeada, a un lado estaba Zelda, y al otro estaba Peach, ambas desnudas y con antojo de la cazadora. Samus retrocedió lentamente hacia un rincón, sabía que no había escapatoria, pero se alejaba por impulso. Las princesas se acercaron, y sin arriesgarse a que su cazadora vuelva a escaparse se lanzaron sobre ella.

Cuando Samus abrió los ojos segundos después, estaba en el piso, con un leve dolor de espalda y con dos princesas sin ropa sobre ella.

-Qué mala eres Sammy que no nos haces nuestros cariñitos en la mañana.

-Sí, que decepcionante Sam… pero bueno, ahora a reclamar nuestro premio.

-Bueno, al menos lo intenté- Dijo Samus cerrando fuertemente los ojos, esperando que las dos mujeres encima de ella hagan de las suyas.

Pero no pasó nada.

Samus abrió lentamente los ojos y vio a Zelda y a Peach observándole fijamente. La cazadora no sabía que pasaba, ¿iban a hacerlo o no? Pues ahora parecía que no. La interrogante seguía, ¿por qué ninguna de las dos hacía el primer movimiento? ¿Por qué ambas le sonreían con esa expresión?

-Sammy, eres muy adorable- Dijo la princesa rubia soltando una pequeña risita.

-Sí, qué linda, debiste ver tu cara- Le dijo la otra princesa.

Samus ahora si no entendía nada, y sólo alcanzó a decir: -¿Ah?

-jajaja tranquila Sam, no te vamos a hacer nada.

-Es verdad, no te obligaríamos a hacer algo para lo que no te sientes lista.

-Sí, justo eso.

La respuesta de las princesas sacó un suspiro de alivio de Samus, quién en el piso con ambas princesas todavía encima de ella, sentía como su cuerpo se relajaba al sentirse fuera de peligro.

-Gracias chicas, en verdad aprecio el gesto- Dijo Samus sinceramente.

-De nada Sammy, aunque eso tampoco significa que no podemos darte un empujoncito- Le dijo Peach mientras le dirigía un guiño.

-Sin embargo Sam, creo que si no quieres hacerlo con nosotras, lo mínimo que puedes hacer es darnos un beso, ¿no?

-Es verdad, me parece lo justo Zelda. ¿Estás lista Sammy?

Samus oía como las princesas decidían por ella, y recordando sus reflexiones de la noche anterior, sólo algo se le vino a su mente.

-Bueno… mejor me empiezo a acostumbrar a esto de una vez…

Las princesas se alegraron al ver la disposición de Samus para complacerlas, quien había cerrado los ojos y estaba preparando sus labios para sentir el contacto.

La primera fue Zelda. Samus por fin se concentró en el beso, y se dio cuenta de cosas que no había notado anteriormente. Por ejemplo, ignoraba por completo la delicadeza de los besos de Zelda, sus caricias labiales eran muy suaves. No sentía nada de fuerza en ellos, de hecho, eran tan suaves que hasta parecía que era Samus la que la estaba guiando. Lo mismo pasó al sentir su lengua, ésta no peleaba por dominancia, sino que entraba amablemente a su boca y jugaba con su propia lengua como dándole caricias. Cuando por fin se separaron, le tocó a la princesa del reino Champiñón.

Samus se dio cuenta que los besos de Peach eran muy diferentes, en estos notaba como Peach la dominaba por completo, tomando la delantera en cada aspecto del beso. El beso parecía un poco más rudo, y su lengua más necesitada; daba la impresión de que si ésta no rozaba hasta el último rincón de la boca de Samus, no estaría satisfecha. Incluso al momento de meter la lengua, sintió un poco más de agresividad: por un lado, Zelda le pidió permiso pasándola por el labio inferior de Samus, hasta que ésta le autorizó el ingreso; mientras tanto, Peach la metió de frente y sin dudar, como si hubiera tenido el permiso desde el principio. No obstante, esto no significaba que Peach era abusiva, o que besaba como hombre, al contrario; a su manera, seguía siendo un beso digno de una princesa, y que por cierto, fascinaba a Samus tanto como los de la castaña.

Zelda vio como un hilo de saliva conectaba las lenguas de Samus y de Peach una vez que se separaron. Le dirigió una mirada a la rubia que estaba sin ropa, y entre las dos decidieron levantarse de Samus, quién se había ganado un respiro.

-El mejor beso de buenos días Sammy- le dijo alegremente Peach.

-Sí Sam, tenemos que repetirlo.

Pero Samus no estaba escuchando, estaba con la mirada perdida en dirección al techo, tratando de tomar aire mientras se le caía un poco de saliva por el costado de su cara proveniente de su lengua, que por cierto, estaba afuera como si fuera un animal cansado. Las princesas al ver como subía y bajaba agitadamente el pecho de Samus, le dirigieron una pequeña risa, mientras se llenaban de orgullo por dejar a Samus en un estado completamente perdido como ese. Por otro lado, Samus estaba preocupada; si un par de besos le hicieron eso, se preguntaba cómo quedaría en el hipotético caso de que terminaran haciéndolo. Definitivamente, aterrador.

-Lo dije de broma, pero si no me acostumbro a esto, de verdad tendré problemas…


Las 3 mujeres estaban caminando por el pasillo, directo a la cafetería para desayunar. Samus estaba vistiendo su clásico Zero Suit, mientras que Peach y Zelda decidieron dejar sus grandes vestidos a un lado y ponerse ropa más cómoda. Esto significaba que Peach estaba utilizando un polo sin mangas y un short corto, mientras que Zelda estaba con un polo manga corta y un buzo. Las combinaciones de ropa que tenían eran azules y celestes, ¿por qué? Porque lo que tenían puesto era la ropa de Samus.

La cazadora las miraba, algo incómoda al inicio por verlas con su ropa (y ella nunca prestaba su ropa), pero luego comenzó a ignorarlo. Les abrió la puerta para que entren a la cafetería, justo cuando todas las voces que se escuchaban se quedaron calladas de golpe.

Las 3 mujeres observaban cómo la cafetería, que estaba casi llena, se quedaba en silencio mientras los otros participantes las miraban fijamente.

-Ehh, sí, bueno chicas, ¿comemos algo?- Preguntó Samus sintiéndose un poco incómoda por las miradas del resto.

Las tres agarraron su plato y se sirvieron su desayuno; escuchaban murmullos de vez en cuando, pero cuando giraban su cabeza en la dirección de la que provenían, éste desaparecía.

-Chicas, ¿no se sienten algo observadas?

-Eso mismo iba a decir yo. ¿Tú que piensas Sam?

Samus no respondió. Estaba tan concentrada en su comida que no escuchaba ni una palabra de lo que dijeron las princesas.


La cazadora estaba perdida en sus pensamientos, de hecho ella fue la primera en notar el extraño comportamiento del resto de residentes hacia ellas tres.

Disimuladamente dirigió su vista hacia un lado, y vio como en una mesa estaban hablando en voz baja Capitán Falcon, Fox, Falco y Pit. Cuando Capitán Falcon se dio cuenta de que los observaban, les dijo algo al resto mientras señalaba a Samus. Inmediatamente el resto se calló, fingiendo nunca haber hablado mientras regresaban su atención a sus respectivos platos de comida.

-¿Qué diablos está pasando?

En ese momento, su mirada se cruzó con la de Snake, quien estaba sentado solo en una mesa mientras tomaba un café. A diferencia del resto, éste no la desvió, sino que se le quedo mirando soltando una sonrisa que no sugería nada bueno.

Fue cuando algo tomó sentido para Samus. Observó a las princesas, mientras éstas le devolvían una mirada curiosa por saber en qué pensaba su amiga la cazadora. De hecho, Samus tenía una teoría, pero quería descartarla.

Volvió a mirar a Snake, pero éste ya no estaba.

-Creo que ya no tengo hambre - Les anunció Samus a sus dos acompañantes mientras se levantaba de su asiento, dejando su plato todavía con comida.

Sus pasos eran apurados, estaba muy frustrada y fastidiada. En realidad no sabía a dónde iba, simplemente no quería estar en la cafetería con todos los demás. Caminó y caminó, ignorando los llamados de las princesas que se oían desde atrás, lo que indicaba que la estaban siguiendo. Al final y sin querer, Samus llegó a su habitación.

-Bueno, al menos aquí no me verán como a Ridley en Animal Planet…- Pensó llena de cólera.

Después de abrir la puerta, dio unos pasos, pero se detuvo en seco. Algo sonó debajo de ella, algo como si fuera papel. Miró al piso, y bajo su pie vio un sobre arrugado. No sabía desde cuándo estaba ahí: si fue desde hace rato, mientras estaba comiendo; o si fue desde la mañana, hecho que con la distracción de las princesas, había obviado por completo.

Lo abrió, y en él encontró una carta.

Hola Aran,

Antes que nada, quisiera aclarar que yo te lo advertí desde el inicio. Tú no me hiciste caso, y supongo que lo habrás hecho sabiendo que tendrías que asumir las consecuencias, ¿no? Sino lo hiciste así, pues… ¡tendrás que asumir las consecuencias igual!

Verás, igual a éste, cada miembro de la Mansión Smash recibió un sobre. Todos contienen un material muy interesante que me tomé la molestia de recolectar, y si quieres verlo, también te lo adjunté a ti para que veas que tan mala es la situación.

Sólo tengo algo que decir: luego de ver tremendos espectáculos, ¿qué hombre sano no tomaría una foto para presumirlo con sus amigos? Pues, en este caso, tú y tus princesitas me dieron un espectáculo inolvidable, y créeme cuando te digo que hice lo que cualquier otra persona hubiera hecho.

Realmente no tengo nada más que decirte, espero que hayas encontrado este sobre antes de salir de tu habitación; porque si no, estoy seguro que las cosas te resultarán muy extrañas y confusas. Debes estar muy curiosa por saber de qué se trata esto, así que mejor dejaré que lo veas por ti misma.

Besos y abrazos,

Snake.


Después de una ardua persecución, Peach y Zelda llegaron a la habitación de Samus cansadas de perseguirla. Ambas estaban recargándose en la pared para recuperar el aliento, cuando vieron a Samus a de pie, leyendo lo que parecía ser una carta. A los pocos segundos, Samus, más enfadada que nunca, arrugó la carta en su puño, mientras sacaba otra cosa de un sobre.

-¿Qué es eso Sam?

-La razón de nuestros problemas.- Respondió Samus.

En sus manos habían dos fotografías.


REVIEWS

Mr. NBA: Lamento la decepción con los momentos eróticos en este cap, pero tu predicción será cierta en un futuro no muy lejano, sólo espera los siguientes capítulos... Ya sé que Snake es un crack, es tan importante en la historia que si no lo hacía así, no habría sido igual. Imagínate, yo misma escribí eso y hasta a mi me pareció sexy el hecho de que Zelda y Samus se fantasearan :3

Leozx95: Parece que Zero no dejará que me mientas jajaja. Igual, prometo hacer escenas "M" tan estimulantes que no podrás ni siquiera mentir :). Que bueno que te diste cuenta qué rumbo iban tomando las personalidades de los personajes, pues eso facilita la comprensión de la historia, y espero que el resto también se de cuenta.

Zero: Kami-Zero, por favor te pido tu perdón en nombre de Snake, que no tiene la culpa de que lo haya escrito como el malo...


RECOMENDACIÓN

Bueno, esto es nuevo y recién se me ocurrió cuando acabé el capítulo. Se trata de recomendaciones que les haré para que lean mientras esperan el próximo capítulo, que serán historias que yo personalmente también leí y me parecieron increíbles :) En serio, son historias muy buenas, y éstas incluyen tanto fanfics, como historias de wattpad, o de algún blog, pero que simplemente merecen ser vistas y créanme que vale la pena.

Entonces, mi primera recomendación será:

Título: Cat Food

Autor: Fersi Lovedeath

Tipo: Fanfiction - Vocaloid

Idioma: Español

Sinopsis: Luka es una chica antisocial y con un profundo desprecio a lo que no le agrade, pero todo eso cambiará un día cuando una chica entre por la fuerza a la vida de ésta... Miku, una gatita callejera. ¿Aceptará Luka vivir con esta neko problematica?. Miku x Luka

Lo recomiendo por: Sinceramente porque es de las mejores historias yuri que he leído en Fanfiction. Además, simplemente me enamoré de la Miku Neko *.* Me encantó el cambio de personalidad que Miku ocasionó en esta Luka fría y seria; y finalmente por la historia que me pareció muy buena. Créanme cuando les digo que está llena de momentos que les sacarán una sonrisa, y les dejará ese vacío existencial de no saber que hacer una vez que lo acabes.


Y bueno, eso es todo por ahora. De verdad espero que les haya gustado este capítulo, y sólo para que sepan, no soy de las que abandonan algo. Así que no importe cuánto me demore (espero que no sea mucho), al final seguiré publicando capítulos, y prometo no irme de Fanfiction sin completar las historias que estén en curso (que en este caso sólo es una).

Nuevamente, les recomiendo enormemente leer la recomendación, que en este caso es Cat Food; les prometo que se quedarán enganchados a la historia y no se arrepentirán de leerla; y que en el futuro les recomendaré otras historias tan buenas como ésta.

Y bueno ya para finalizar, no se si publique el capítulo 6 este mes porque estaré algo ocupada con los eventos de fin de año; así que en caso de que no me lean hasta enero, les deseo una feliz navidad y un feliz año nuevo! En el caso que tenga tiempo, y no haga el capítulo 6, también se me había ocurrido hacer una especie de Omake de ésta historia con temática navideña, pero bueno, ya veré como me va de tiempo.

Entonces, pasenla bien en éstas fiestas, y nos estamos leyendo!