Ella había venido hacia mí.

Desinhibida como yo por el alcohol, me había pedido repetir nuestro beso. Y ante mi duda, Akane continuó avanzando, acortando el abismo que por tanto tiempo había estado creciendo entre ella y yo.

Nos besamos y descubrimos nuestra piel con caricias, casi hasta un punto peligroso que, afortunadamente, supimos detener.

Aunque, al principio, los recuerdos en mi mente huían avergonzados, poco a poco fueron saliendo de su escondite y me revelaron la verdad.

Entonces entendí que ella no me odiaba. No. Claro que no. Al contrario. Y el valor me llenó por fin el cuerpo.

Mi agonía había terminado, estaba listo para hablar con su padre y empezar de cero mi compromiso con la familia Tendo. Con ella.

Ahora, estaba seguro, podía mostrar mis sentimientos sin ser rechazado.

El compromisopactado por nuestros padres y que, según se esperaba sería protagonizado por Nabiki, tendría finalmente a la persona indicada para mí.

Mientras me arreglaba la corbata frente al espejo me animé pensando en que ya casi, y por fin, oficialmente estaría comprometido con ella.

Akane, valientemente, había dado el primer paso, aunque ahora quizás estaba aterrada y confundida.

Entonces, está vez, a mí me correspondía dar el paso definitivo para estar juntos.

Ella y yo, por más complicado que pareciera, finalmente, estaríamos comprometidos ante todos.

Sencillo, verdad?

O eso pensaba yo ese día, mientras esperaba impaciente por la boda.

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Me despedí de la tía Nodoka en la entrada del centro comercial, ya con el feo, pero afortunadamente, sencillo vestido de dama de honor, y fui corriendo a la sala de belleza para peinarme y maquillarme.

No alcanzaría a reunirme con mis hermanas, pues la boda empezaría en menos de media hora.

Aunque salimos con suficiente tiempo, la tía Nodoka estaba tan emocionada de la supuesta relación entre su hijo y yo, que me las vi cuesta arriba para convencerla de que nada había pasado y que, en definitiva, yo no sería nunca su nuera.

Nada más entrar y saludar supe que estaba en problemas.

Debí suponer que una celebración en la cual se reuniera a mi familia extendida no sería exactamente tranquila.

Por supuesto que no!

Lo recordé tan pronto como me encontré de frente con aquellos seres hambrientos por respuestas.

Como si no hubiese sido suficientemente vergonzoso el hecho de que la madre de Ranma me haya visto entrando a besos con él a su habitación, mis primas no tardaron nada en hacer de mi conocimiento el espectáculo ofrecido por Ranma la noche anterior.

Estoy segura de que mi rostro pasó por todos los tonos, desde la palidez total hasta alcanzar el más terrible sonrojo, mientras escuchaba sus burlas, cuestionamientos y puyas por aquello que habían presenciado.

"Entonces le quitaste el novio a tu hermana, prima?"-Naoko, la segunda de las nueve nietas Tendo, fue la primera en lanzarse directo a mi yugular.

"Según yo entendí, el chico es quién está interesado en deshacer el compromiso, me equivoco?- La mayor de las hermanas, Sana, replicó sin abrir los ojos mientras la maquillaban.

"Es un poco extraño, no lo crees?-Kaori, su hermana menor y la tercera nieta, me miró a través del espejo- Digo, al ser las menores solemos heredar la ropa, lo entiendo, pero ¿El mismo prometido para las tres?

-De qué están hablando?-pregunté aterrada de que mi pequeño secreto fuese ahora del conocimiento de toda mi familia.

-Ranma hizo una declaración anoche.-respondió rápidamente Kaori.

-Ha discutido con Nabiki sin apagar el micrófono-la siguió Sana-Y hemos escuchado todo.

-Él ha dicho que desea casarse contigo y no con ella-añadió de inmediato Naoko.

-Al parecer, incluso le ofreció dinero-escuché decir a una de ellas.

Espera...Pero, de qué demonios estaban hablando?

Ranma le ofreció dinero a Nabiki? Para romper el compromiso!? Pero qué dinero, si él no tiene...

Por Kamisama, es imposible!

Entonces, por eso había estado trabajando en el Dojo ...

-Pobre de Nabiki, traicionada por su hermana y su novio de años-se lamentaron las tres al unísono.

-No sé de que están hablando! Nadie ha traicionado a mi hermana.-aseguré intentando sonar convencida.

-Entonces, a qué se deben las palabras de Ranma, eh?-Naoko se giró para verme

-Yo qué sé, probablemente solo estaba diciendo tonterías de borracho-intenté defenderlo

-Señorita, podría quedarse quieta mientras la peino?-me pidió la estilista con frustración

-Sí, disculpe-respondí removiéndome inquieta en mi sitio

-Oh, en serio? Yo lo escuché muy sincero.-insistió Naoko

-Él estaba ebrio, eso es todo!- casi grité-Y ya saben cómo es Nabiki. Ellos así bromean-les aseguré intentando serenarme.

Por más que me esforzaba en convencerlas, me resultaba imposible. Nada de lo que yo decía parecía borrar lo que claramente Ranma había declarado ante todos.

Como una bola de nieve que crecía hasta terminar desencadenando una avalancha, sus palabras nos estaban sepultando ante mis familiares.

-Tengo curiosidad ¿hace cuánto que surgió este amor entre ustedes?

《No lo sé, no lo sé, en verdad. Fue mucho antes de que él me besara. Creo que surgió espontáneamente y por eso no pudimos evitarlo, solo intentamos negarlo》

-Tú y tus preguntas infantiles. Eso no es importante-Desdeñó la mayor de las hermanas con un gesto de la mano cuyas uñas aún seguían sin esmalte- Suéltalo de una vez Akane: Ya tuvieron intimidad?

《No, casi, pero no. Y estuve a punto de echarme a llorar de vergüenza antes así que no me lo recuerdes, gracias》

-Seguro que sí. De cualquier forma yo escuché que Nabiki estaba saliendo con un ex compañero, qué sabes tú de eso, Akane.

《Eso no lo sé, ya no tengo idea de nada. No entiendo por qué Ranma ha dicho y hecho todo eso que me cuentan ustedes》

-Yo solo quiero saber algo, Ranma está bien dotado? Aguante obviamente tiene, no? Por su entrenamiento y eso.

《Era bien dotado Ranma ? La respuesta era un rotundo: Sí! Yo lo había visto hace mucho tiempo desnudo pero anoche, aún con el boxer puesto, me había atrevido a palparlo con mi mano y también había podido sentirlo rozándose sobre mi piel. Y el solo recuerdo me hacía sentir acalorada.》

Ellas hablaron atropelladamente una tras de otra y con cada cosa que decían yo me avergonzaba todavía más por las respuestas que se formaban en mi pensamiento.

- Ya es suficiente, no saben lo que dicen, mejor cállense todas de una vez!-exigí sintiendo que me ardía el rostro.

-Él debe ser muy buen amante. Dios mío, Akane-la segunda hermana cerró los ojos y se mordió el labio inferior.

Unas ganas terribles de estrangularla me sacudieron el cuerpo por completo ante el tono y forma en la que hablaba de él.

-Ya basta niñas, no atormenten a su prima.-las interrumpió mi tía.

Sé que sonaba como si estuviera de mi parte, pero no conocen a mi tía.

De repente el silencio llenó el lugar pero la peor de las preguntas estaba por llegar.

-Akane, no nos digas que estás embarazada?!-añadió escandalizada poco después la hermana menor de papá.

-Lo estás?

-Lo estás?

-Lo estás?

Siempre odié esa costumbre que tenían mis primas mayores de acorralarme con preguntas.

Cómo podía salirme de aquella vergonzosa situación ahora?

Cómo podía salvar de habladurías mi nombre y el de Ranma?

Sentía que todas estaban juzgándonos por lo que él había dicho, incluso mis primas menores quienes solo observaban en silencio.

Y eso que no sabían que yo había despertado enredada en sus sábanas ese mismo día después de casi, casi, perder la virginidad con él estando ebria...

-Yo ya tengo una relación!-solté sin pensar, apretando los puños sobre mi regazo.

Mis primas y tías se miraron entre ellas con incredulidad.

-Oh! Es el chico que te acompañaba anoche, verdad?-Kaori aplaudió al recordarlo.

Lo siento, lamento tener que meterte en esto, Shinno.

-Sí, exactamente. Así que ya dejen de decir tonterías!. Ranma sólo bebió demasiado anoche y por eso dijo cosas sin sentido.

-Bueno, tal vez deberías decirle eso a Ranma

-Puede que tú tengas un novio, Akane, pero él no lo sabe.

-Y ustedes creen que su padre esté de acuerdo con ese chico? Digo, quizás el tío Soun también tenga algún prometido para ti, Akane-comentó burlonamente la segunda de mis primas- Tal vez el hijo de algún otro amigo.

Todas rieron en el salón de belleza. Era obvio que mi nombre había sido el tema de conversación allí.

-Sí, es que nadie lo sabía. Lo de tu novio, quiero decir.-retomó otra de las hermanas

-O quizás,-se aventuró a suponer la más impertinente de ellas tres- Ranma sí lo sabe y por eso tiene tanta prisa en terminar con Nabiki!-exclamó la segunda hermana levantándose de su silla enérgicamente, igual a aquél sujeto que gritó Eureka!.

-No tienen por qué saberlo, mi intimidad no es asunto suyo!.-exclamé y dando por terminado el interrogatorio me levanté y salí a tomar un taxi para regresar a casa sin esperar por nadie más, con el tocado de flores a medio hacer y apenas labial y delineador como maquillaje.

En ese punto, todo me daba igual, sólo quería encontrarme con ese tonto de Ranma!

Quería golpearlo por su indiscreción, quería gritarle que era un idiota por no tener más cuidado en lo que decía...yo quería, yo quería...

Negué con la cabeza al bajarme del taxi en casa de una amiga para cambiarme y tras caminar hasta nuestra casa, me senté a pensar en la tienda de la esquina por los minutos que faltaban.

Lo último que necesitaba era encontrarme con él en ese momento.

Me hacía falta razonar y dejar de estar tan emocionada de saber lo que había dicho en frente de todos, antes siquiera de que yo me colara en su habitación.

Porque, a pesar de haberme puesto en bandeja de plata, nada había pasado entre nosotros.

Y yo lo sabía bien porque llevaba desde el instante en que empecé a recordar evocando aquellos vergonzosos y osados eventos, torturándome con el supuesto rechazo de Ranma.

Pero algunas dulces palabras que Ranma me había susurrado al oído hasta quedarme dormida entre sus brazos empezaron a resonar en mi mente mientras estaba ahí, sola y sentada como una demente con ese horrible vestido después de huir de mis odiosas primas.

Aún así, la verdad era que, aunque mis sentimientos eran correspondidos por él, todo seguía siendo demasiado complicado, incluso más que ayer a esta misma hora.

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Las seis damas de honor, entalladas en feos diseños color púrpura y detalles de flores blancas en el cabello nos ubicamos en donde se suponía debíamos estar.

Puede que en realidad nadie estuviera hablando de mí, pero no podía evitar sentir que cada murmullo llevaba mi nombre.

Shinnosuke me sonrió desde el fondo del jardín, en donde se había quedado de pie y yo le devolví el gesto con nerviosismo.

Estaba sinceramente angustiada porque no había tenido tiempo de advertirle sobre la mentira, si es que alguien preguntaba por nuestra relación. Y conociendo a los entrometidos de la familia no tardarían en preguntarle.

Los novios, por cierto, se veían divinamente y más enamorados que nunca, pero yo casi no podía concentrarme en la ceremonia.

La razón es que descubrí con horror que tan pronto el sacerdote empezó la misa, Ranma abandonó su mesa para ir y pararse justo al lado de Shinnosuke, mientras los susurros de mis familiares se hacían cada vez mayores. Ni siquiera creo que hayan estado prestando atención a los novios.

Qué iba a hacer si de alguna forma mi supuesta relación llegaba a oídos de Ranma?

Por qué tuve que decir una mentira tan infantil?!-me reprendí con agonía al volver a mirar en su dirección poco después, sin tener la menor idea de que hacer al verlos hablando y solo Kamisama sabría qué tanto se decían!

Desde luego, por sus semblantes aquella plática no era precisamente una conversación amistosa y yo temí de inmediato que la mentira dicha hubiera llegado ya a oídos de Ranma.

Por Buda, en qué estaba pensando? No es como si él y yo tuviéramos algún tipo de compromiso solo por haber compartido algunas caricias y besos...o por quedarnos toda la noche juntos en su cama...

¿O sí? Es decir, maldición, juro por mi vida que no volveré a beber nunca más, todo ese problema solo por un par de copas!.

Como sea, dadas las circunstancias era mejor retirarme con Shinnosuke lo más pronto posible.

O ¿con cuál de los dos debería hablar primero?

Probablemente debía advertir a Shinno de seguirme el juego mientras nos despedíamos.

Pero también necesitaba, al menos discretamente, hablar con Ranma antes de irme. Sobre lo que había pasado la noche anterior entre nosotros y la razón de aquella mentira dicha por mí. Porque era un hecho que teníamos muchas cosas por aclarar y más que obvio que con tantos testigos no sería posible.

Justo mientras el anciano sacerdote recitaba el ya conocido "puede besar a la novia" miré hacia ellos nuevamente y no tuve otra opción, ante el descontrolado escenario que me encontré, que empezar a caminar con prisa en dirección de esos dos.

Intenté hacerlos razonar, pero Ranma no quería entrar en razón.

Santo Cielos, que vergüenza.

Pero eso no fue lo peor, desde luego que no. Antes de que lograra convencerlos se escuchó un alboroto en la entrada.

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El tío Soun me escuchó pacientemente antes de salir al patio de la casa, a pesar de las prisas por empezar la boda de su primogénita.

Mis argumentos iban a ser claros y directos, sin embargo y ya entrado en tema empecé a divagar por los nervios.

Que Akane también me quería y que yo no pensaba casarme con otra sino era con ella fue lo único sensato que pude decir frente al imponente rostro del patriarca Tendo.

Su silencio se me hizo eterno aunque finalmente pareció acceder.

- Bien, bien. Si dices que Akane está de acuerdo, por mí está bien, Ranma-respondió reanudando su paso hacia la sala, donde lo esperaba Kasumi con su vestido blanco.

Yo lo seguí con una sonrisa satisfecha en el rostro y previendo ya su siguiente pregunta.

- Qué hay de Nabiki? Has estado comprometido con ella desde hace años.-Preguntó volteando hacia mí con una ceja arqueada- Ustedes dos no...ya sabes, Ranma.

Negué con la cabeza firmemente y le expliqué a trompicones toda mi verdad respecto a Nabiki.

-Nunca he mirado a Nabiki de esa manera, se lo juro. Ella y yo solo teníamos un acuerdo monetario, un negocio, el de las fotos que ella me toma.-le recordé y el asintió- Pero no se preocupe por eso. Ella misma se asegurará de obtener una buena indemnización.-respondí con seguridad.

Debí sospechar cuando todo empezó a ir bien porque, desde luego, a mí nada me sale ni tan fácil ni tan bien.