Hola! Voy a tratar de actualizar cada que tenga un capitulo terminado. No prometo rapidez porque dependo de si tengo demasiado trabajo D:. Pero igual lo intentaré! Espero lo disfruten.

*Aviso que los personajes no son míos, que el escrito sí pero Hiro Mashima es el dueño de mis protagonistas*

La historia de LUCY HEARTFILIA.

-Está bien Igneel, no te preocupes. Nosotros lo cuidaremos bien – Solo el nombre de ese señor me produce repelús en este momento.

Estaba harta de escuchar hablar de la familia Dragneel, de ver documentos con sus firmas y sellos, el solo pensar en ellos me causa nauseas. Los conocimos una vez cuando viajamos a Irlanda con papá, pero era demasiado pequeña y no recuerdo demasiado al respecto. Michelle me dijo que lo único interesante sobre esa familia era la hija ilegítima de la cabeza de familia, para posteriormente recordarme que yo era algo así también.

-¿Escuchaste Lucy? – asentí.

-Cómo si pudiera ignorar algo que tenga que ver con los Dragneel – Era mi obligación encargarme y supervisar todo lo que tuviera que ver con esa inversión de papá o mejor dicho de Anna.

-Tu acompañaras al señor Dragneel hasta que se inaugure la sucursal, luego esa será tu herencia – asentí de nuevo, no deseaba volver a escuchar por millonésima vez lo mismo.

No estaba interesada en el dinero, solo lo hacía para complacerla a ella. A diferencia de él, no es algo que me interese demasiado. Si por mí fuera, habría seguido mi carrera de Historia del arte, pero para esta familia; es solo una pérdida de tiempo y recursos - ¿Desde cuándo seré esclava del señor?

-Llega en dos días – excelente, fue todo lo que dije. Tenía menos de 48 horas para disfrutar de mi libertad y por mi madre que lo haría.

Esa noche y la siguiente salí a beber con mis amigos, no recuerdo la mayor parte. Solo que tenía una resaca de los mil demonios cuando el abuelo Belo, el chófer de la casa paso a buscarme, me tendió el maquillaje y una botella de agua junto con la pastilla para la cruda – Te debo la vida.

-Recuérdalo cuando estés enojada conmigo – Quiero mucho a este señor, me escucho y aconsejó cada vez que tuve problemas con mis parientes. Es como un segundo, bueno primer padre para mí – Porque tendré que reportar al señor Jude lo que hagas de ahora en adelante.

-Lo sé – odiaba a los Dragneel por hacer que mi padre volviera a perseguirme y eso que aún no los había visto.

Según Belo, el hombre a quien recogeríamos sería uno de los hijos. Tendríamos que acompañarlo hasta que papá dijera, e incluso había arreglado para que se quedara en el mismo complejo de departamentos que yo. Eso quiere decir que debo verlo las malditas 24hs del día… - ¡¿No deberían ya estar aquí?! – ya pasaron 20 minutos más de lo que nos habían ordenado.

-Tal vez el vuelo se retrasó.

¡LOS ESPERAMOS CUARENTA Y CINCO MALDITOS MINUTOS! Jude era la imagen de la felicidad cuando me lo presentó, y salvo por el hecho de que es apuesto me cae gordo. Era todo sonrisas y maneras agradables de hablar. Pero se notaba a leguas que no quería mi presencia aquí, aunque para su mala suerte seré la piedra de su zapato por los siguientes meses.

Lo acompañé a su apartamento, quisiera saber cómo demonios hizo ese viejo para desalojar a mi anterior vecino, porque el muy desgraciado se quedaría a tan solo dos puertas de la mía. Se inscribirá al gimnasio del edificio e incluso encantó a la recepcionista tan desagradable del lugar. Su sonrisa hipócrita logra sacarle un buen gesto a cualquiera y eso solo me hace odiarlo más. Yo no puedo disimular mi asco.

-¿Qué más nos espera en el itinerario? – hablo fresco.

-Por suerte solo la cena con papá.

-Genial – imaginé mil maneras de deshacerme de él – ¿Una vez que termine eso podré estar solo?

-Por hoy – me crucé de brazos mientras esperábamos el elevador.

-¿Y mañana? – Traté de imitar una de sus falsas sonrisas.

-Seré tu sombra hasta que se abra esa maldita sucursal Lo último salió sin mi permiso, hizo que el frunciera un poco el gesto. Pero rápidamente recupero la compostura.

-Será agradable tener con quien conversar - ¿Cómo es capaz de mentir tan descaradamente? ¡Encima con una sonrisa!

La cena fue aburridísima, escucharlos hablar de negocios y de gente que no conozco casi logró matarme. Incluso me obligo a acompañarlo hasta su habitación al final. Quisiera saber porque está tan interesado en que se lleve una buena impresión, porque si por mi fuera; lo tendría a un millón de millas de distancia y no me molestaría. Llego aquí para terminar de amargarme la vida, obligándome a soportar su asquerosa actitud condescendiente.

La historia de NATSU DRAGNEEL.

De verdad que estoy intentando mantener la calma, esa chiquilla logra sacarme de mis casillas. Es la primera persona en detestarme sin siquiera conocerme y no hace el más mínimo intento en disimular su desprecio. Llevo tan solo una semana en este lugar, pero la he visto más que a mi reflejo en ese tiempo y Dios sabe que haré si vuelve a cruzarse de brazos cuando le pregunto algo. Estábamos esperando a los arquitectos que terminarían los detalles de la edificación y solo le pregunté a qué hora llegarían. Tuvo el descaro de bufar y mirar con desgano su reloj antes de contestar – Supuestamente a las 14:00hs.

-¿Cuál es tu problema? – Trate de mantener el rostro más amigable de mi arsenal – Entiendo que puede ser molesto tener que seguirme, pero no creo merecer esa actitud.

-No sé de qué hablas – tamborileo sus dedos – Vivo para complacerte – la vena en mi frente ha de estar a punto de estallar.

-¿Podrías por lo menos cambiar el gesto?

-¿Cómo tú?

-No necesitas sonreír, pero me vendría de maravilla que por lo menos disimularas tu desagrado delante de los demás – ¡¿Qué fue lo que dije que le causo tanta gracia?!

-¿Así como tú? ¿Quieres que finja que me caes bien así como tú lo haces conmigo?

-¡Sí! – La respuesta me salió del alma, tragué saliva – Lo siento, no quise levantar la voz.

Elevo una de las comisuras de su labio – Está algo floja tu mascara – señalo a mi espalda – Ahí viene el arquitecto.

Fue difícil recuperar mi compostura pero logré hacerlo, y juró que si no fuera la hija de Jude le habría dicho muchas cosas más. Mientras hablábamos con los señores ella mantuvo una sonrisa fingida en su rostro, los ojos estaban duros e inexpresivos. Fue absolutamente incómodo para todos, incluso me disculpe con los señores por su actitud, ellos le restaron importancia, ya conocían de la reputación de Lucy.

-Por favor vete – Estaba harto – Si quieres le diré a tú padre que me acompañaste todo el día. Pero no necesito alguien así cerca.

-Parece que no entiendes, no pedí estar aquí. Tengo que lamer el suelo por donde pasas hasta que esa maldita sucursal esté abierta. No puedo irme porque debo acompañarte o me regañaran y si no finjo sonrisas como tú es porque no tengo el mismo nivel de hipocresía – Estábamos en el estacionamiento, por suerte estaba vacío o alguien además de nosotros vería el espectáculo.

-¡Deberían haberte dado un buen castigo cuando eras chiquilla!

-¡Oh créeme que lo hicieron!

-¿Entonces de donde sacaste la actitud de niña mimada? – algo en su rostro cambio, antes estaba molesta; ahora estaba furiosa.

-¡¿Quieres conocer a la niña mimada?! – Su sonrisa me puso los pelos de punta – Vas a extrañar a la chica con cara de pocos amigos.

Me gustaría decir que las cosas no podían empeorar, pero que gran mentira sería eso. Las jugarretas que me hizo la siguiente semana fueron dignas de una niña de 7 años. Harina en mi puerta, picante en el café, un nudo en mi saco, esconder mi agenda digital y mojar "accidentalmente" los planos de mi oficina ¿Cómo carajo encontraba tiempo para hacer todo eso? Si estaba casi el 90% de día conmigo.

El señor Jude le había dado la noche libre para mi buena suerte, pero en vez de dejarme solo, él la había reemplazado. Quisiera algunos momentos de soledad yo también - ¿Qué tal las cosas con mi hija?

-Bien señor.

-Dime Jude, odio que me digan señor. Me hace sentir viejo – Sonreí, no sabía que contestar a parte de eso – Y no necesitas mentirme, Belo me contó todo.

-Es algo, traviesa – Es lo más suave que puedo decir de ella.

-Lo siento, es mi nena pequeña. Capaz la consentí demasiado – Diría que más que eso, la dejo portarse como una soberana idiota y ahora yo debo pagar los platos rotos.

-No creo que sea por eso – me odia.

-Normalmente es muy dulce – Es quisquillosa y desagradable – Me encantaría que pudieran llevarse bien – Hay más probabilidades de que Lisanna me dé una chance, esa niña me detesta con cada fibra de su ser y no sé qué hice para merecer eso.

Gracias a todos los santos ese señor me dejó solo en las puertas del edificio antes de retirarse, yo lo despedí con la mano y esperé pacientemente unos buenos quince minutos en el vestíbulo antes de salir y tomar un taxi para pasear por la ciudad. No pude hacerlo en estas dos largas semanas, por lo que unos segundos de libertad me vendrían de maravilla. Fui a un parque cercano y me senté a admirar el lugar. Había un artista pintando un cuadro de la ciudad a unos metros de mí, era una pintura hermosa. Me gusta el arte, siempre fui un buen dibujante, pero se me da fatal pintar. Le tomé una foto antes de retomar mi paseo; necesitaba este tipo de distracción en estos momentos. Todo estaba calmado esa noche, realmente tendría que escaparme más seguido. Cuando regrese eran cerca de las 12, no alcancé el elevador pero reconocí la pintura que había en el suelo del mismo. Lastimosamente no estaba la recepcionista, sino habría preguntado quien subió recién. Por la hora el artista tiene que vivir aquí.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo :3