Hola! Volví! Continuamos con la historia! Espero que le esté gustando y... ¡Comenzamos!

CAPITULO 6

La historia de LUCY HEARTFILIA.

Fue una maldita semana encerrada en ese hospital, y dos más en cama. Con movilidad casi nula y comida insípida. Natsu me comentó que la inauguración había salido de maravilla, pero estaría muy ocupado para permanecer conmigo en lo que restaba de mi recuperación. Me sorprendió que siquiera estuviera interesado en ayudarme, no porque él me pareciera alguien insensible, sino porque sabía lo ajetreada que sería su vida de ahora en adelante…

De regreso en casa, el boceto con su molde seguía cubierto, en el mismo lugar en el cual lo había dejado. Me dieron ganas de continuarlo cuando llevaba cerca de 10 días sin verlo. Pero no pude seguir una vez que comencé a dibujar sus ojos, el solo imaginarlo me producía escalofríos. Desistí e intenté retomar otros proyectos. Dos horas después entendí que sería imposible – Maldición…

Me arme de valor y retome el único trabajo que realmente me atraía en ese momento. Continúe a pesar de las cosquillas que recorrían mi columna y logré terminar el dibujo al menos. Es mucho más apuesto en persona… volví a maldecir e intenté cubrir el dibujo con el mantel, más al hacer un mal movimiento me dolió la herida y tuvo que venir Belo a ayudarme.

-¿Ese es?

-Sí – azorada giré la cabeza – Puedo pintar lo que quiera.

-Por supuesto – estaba incomoda mientras ponía mis materiales en sus respectivos estuches – Es idéntico.

-Parecido. De tanto verlo me conozco su cara casi de memoria – Sus ojos, las cejas, su nariz que parece operada y los labios… - ¿Sabes cómo le va?

Se puso nervioso, comenzó a tirar algunas cosas porque sus manos estaban torpes – Bien creo, no lo he visto.

-Abuelo – prolongue un poco la última sílaba - ¿Qué pasó?

-Nada, él no ha pasado a visitarla – Nunca dije lo contrario.

-¿Qué me escondes? Eres pésimo para mentir, por eso me caes bien – Suspiró.

Dijo que mi padre le ordenó no dejar a Natsu acercarse a mi o viceversa. Ya que tenía muchas cosas que hacer y yo solo sería un estorbo. Pero que él había pasado cada noche a eso de las 10 desde que regresé al departamento. Se disculpó y pensó que como él me caía mal, me estaba haciendo un favor al obedecer esa orden – En teoría no le agradaba, pero veo que le gusta y me sentí mal por no decirle.

-¡¿Gus?! ¡Él no me gusta! Me parece guapo puede ser, pero nada más.

-¿Entonces? – Apuntó al dibujo cubierto.

-Expresión artística, solo eso – Me miró con ojos llenos de duda – También tengo un dibujo de ti y no por eso me gustas.

-La conozco desde que era bebé señorita. Si algo no le interesa lo suficiente ni le presta atención – Boquee una y otra vez sin encontrar alguna respuesta lógica a su comentario. Aunque para mi buena o mala suerte sonó el timbre. Eran las 8.30hs.

Dejé que Belo organizará todo y fui a abrir. Casi me caí de espaldas al ver frente a mí a quien acabo de cubrir con una manta – ¡Natsu!

-Al fin estás despierta – Me tape la cara con las manos. Si el abuelo no me hubiera comentado la verdad, habría pensado que este hombre mentía para parecer condescendiente.

-Algo así – Me tendió una bolsa y lo miré con duda - ¿Qué es?

-Dijeron que no podías comer muchas cosas. Busqué algo que se vea rico y lo traje.

Era un yogurt griego con frutas y un pastel casero. Luego de haberme pasado esas semanas comiendo lo mismo acepte gustosa, le pedí que pase y lo guíe hasta la cocina – Me comentó que estuviste por aquí – Asintió.

-Quería saber cómo seguías. Pero no tengo tu número, y vives alado. Pensé que te encontraría un día – Me alegre y no entendía porque.

-Estoy bien. Algo harta de la rutina pero mucho mejor… No pude agradecerte lo que hiciste por mí, yo – Me acomodé un mechón de cabello tras la oreja – De verdad muchas gracias.

-No es nada. No soy tan desgraciado como para dejarte tirada ahí arriba – Se refería al edifico de la compañía.

-Pero no necesitabas quedarte – Su manzana de Adam subió y bajo rápidamente – Eres una buena a persona.

-Claro que lo soy – Se rasco la nuca – Estaba muy preocupado por tu estado. Menos mal salió todo bien.

-Yerba mala nunca muere – Frunció levemente el ceño – Sé que piensas igual pero no lo dices.

-No sabes lo que pienso Lucy – Me toqué el mentón con la mano, imitando su característica pose de, soy superior.

-Esa niña estará bien – Sabía que me llamaba así a mis espaldas – Si yo no puedo con ella, ese problema no lo hará – Sonrió un segundo y luego lo ocultó.

-¿Me veo así de flacucho? – Lo mire ceñuda. Perdí más kilos de los necesarios a causa de la dieta obligatoria.

-No bajé por moda ¡Si vives a base de carnes y verduras no podrías mantener ese físico jamás! – Enarcó una ceja.

-¿Qué tiene de malo mi físico?

Sentí mi rostro arder, casi le dije que me parecía atractivo y eso no podía salir de mi boca – Nada, pero no llegarías ahí si comes así como yo lo hago ahora.

-Probablemente no – Me miraba fijamente - ¿Qué tomas para la fiebre?

-¿Eh? – Se acercó y una de sus grandes manos tocó mi frente; Me alejé azorada - ¡Invades mi espacio personal!

Rodó los ojos, pidiéndome que deje de hacer una escena por tan poca cosa. Para él este contacto no debe ser nada, para mí es un mundo. Cerré los ojos, porque no sabía cómo mirarlo – No pareces tener fiebre, pero tienes la cara sumamente roja.

-Por supuesto que está así, odio que la gente me toque – sus manos de colocaron sobre mis hombros y podía imaginar su sonrisa al otro lado de mis párpados.

Sentí que se alejaba, entonces volví a abrir los ojos. Pero no era mucha la distancia que había entre nosotros – Te recomendaría no hacer eso cerca de un hombre.

Acomodé el pelo de mi frente y con el dorso de mi mano trate de enfriar mis mejillas - ¿Qué cosa?

"Nada" fue todo lo que alcanzó a decir. Sentí un cosquilleo en todos los lugares que tocó. Me dijo que debía ir a leer unos documentos para esta noche y que tratará de recuperarme rápido. No entendí su comportamiento y mucho menos el mío. Estaba esperando algo cuando me tenía sujeta, qué era y porque no lo preguntaré ni para mis adentros.

La historia de NATSU DRAGNEEL.

Durante la fiesta de inauguración conocí a muchas modelos y funcionarias de la nueva sucursal. Pero ninguna me llamaba demasiado la atención. Creí que buscaría nuevamente alguna parecida a Lisanna, pero inconscientemente busque a una rubia de ojos chocolate. Me di una patada mental al ver el rumbo de mis pensamientos. Ha de ser porque estoy mucho tiempo sin una chica y ya me imagino a la única que tengo cerca. El señor Heartfilia estaba aquí, y me fastidio bastante el hecho de que en ningún momento preguntó por su hija. Cuando regresó de la cirugía aquella vez ya estaba sin maquillaje, por lo cual pude apreciar perfectamente lo que quedaba del moretón que tenía en la mejilla, así como el anillo con un corazón, que ya había visto antes. Su padre le había pegado, en el rostro y con suficiente fuerza para dejar esa marca por semanas.

Fui al hospital al día siguiente, la visite para avisarle lo obvio. Una vez que comience a trabajar me será difícil venir a verla al hospital. Ella no esperaba lo contrario, ya sabía que sería de ese modo por la carga laboral. Aunque igual vi la necesidad de decírselo, no quiero ser catalogado en el mismo lugar que su progenitor. Lucy está acostumbrada a estar sola, pero eso no siempre es bueno. Yo puedo seguir enojado con Igneel, y de todos modos diría la verdad, es un excelente padre.

La visite todos los días desde que le dieron el alta, pero debido a la carga de trabajo siempre llegaba tarde y ya estaba durmiendo. Belo la cuidaba mil veces mejor que Jude, por lo cual me alegraba en cierta manera por la niña. Ya llevaba más de una semana sin verla y me preocupa la manera en que gira mi cabeza cada que veo una mata de cabellos rubios. Debo estar volviéndome loco, incluso soñé con ella y no fue nada inocente lo que paso durante esa creación de mi cerebro.

Salí temprano y todo para tratar de encontrarla despierta; por suerte lo conseguí. Había bajado de peso, el moratón había desaparecido casi por completo y tenía un poco de grafito en los dedos de la mano. Mientras hablábamos, mis ojos se desviaban a su boca sin que pudiera evitarlo; realmente tengo que buscar una mujer con urgencia. Parecía acalorada pero no tenía temperatura, recorrí su rostro con la mirada al tenerla tan cerca y un nudo se formó en estomago al ver como bajaba los parpados; tenía ganas de besarla. No creo que esté consciente de lo que ese gesto puede significar y es peligroso que lo haga delante de cualquiera que no posea el mismo auto control que yo. Si fuera otra persona, podría jurar que estaba coqueteando conmigo.

-Será mejor que me vaya – Asintió y se colocó de pie para acompañarme a la puerta – Si necesitas algo, me avisas.

-Se cuidarme sola, además Belo me ayudará si es urgente – el único restante del golpe que recibió era el anillo. En realidad el corazón.

-Te creo – su puesto la esperaba en la oficina, ella solo meneo la cabeza y dijo que ni bien le dieran el alta iría a trabajar – Cuídate Lucy.

-Eso va para ti, yo no puedo salir mucho aún – Por instinto despeine sus cabellos y giré sobre mis talones para ir a mi departamento antes de que se quejará. Pero no lo hizo o si fue así, no lo escuche.

Esa noche nuevamente se coló en mis sueños, su boca se veía tan real y a la mañana siguiente estaba tan despierto que me odie a mí mismo. No debe ser Lucy Heartfilia por nada del mundo puede ser ella.

Era lunes, había llegado recién a la oficina, mis pensamientos sobre la rubia de ojos chocolates iban en aumento y eso que ni siquiera la veo tan seguido como antes. Pero me cuesta olvidar esas mejillas sonrojadas. Salude a mi secretaria, la cual me indicó que alguien me esperaba en el vestíbulo. Al girar la cabeza casi caí de espalda al ver a Lisanna sentada en el sofá. Tenía la melancolía pintada en el rostro. La invité a pasar y cerré la puerta tras de mí, más fuerte de lo necesario.

-No esperaba verte por aquí – Se encontraba de pie junto a mi escritorio – Siéntate.

-Me parecía que teníamos mucho de qué hablar – No por favor – Hay tantas cosas que quiero preguntarte y.

-Elegiste un mal momento. Estoy muy ocupado – No era mentira, pero tampoco deseaba hablar con ella ahora y menos aquí – Si te quedas unos días haré espacio en mi agenda.

-¿De verdad lo harás tan difícil Natsu? – Le di la espalda, ella suspiró – Está bien. Será a tu manera – Paso a mi lado y dejo una tarjeta sobre la mesa – Llámame cuando estés listo, estaré una semana por aquí. Te pediría tu nuevo número pero evidentemente no me lo darás.

-No puedo – Cuando sentí su mano en mi hombro me aparté como si quemara – Solo… Vete Lisanna.

-Eres mi hermano, un detalle cómo ese no lo cambiará – Me estaba comenzando a molestar – Esperaré tu llamada – Escuche la puerta, como se despedía de la secretaria y el sonido de ascensor. Me tomó por lo menos quince minutos recuperarme del shock. Lo último que necesitaba era verla, los meses no parecían nada cuando la tuve enfrente y respiré su aroma a lirios.

Otra persona había llegado para hablar conmigo me informó Cana por teléfono y muy a regañadientes le pedí que la dejara pasar. Ni siquiera le pregunté quién era. Me senté en el escritorio de mala gana y esperé a que apareciera el susodicho. Encendí la notebook y mientras escribo la clave, levanto la cabeza para ver a la visita; Es Lucy.

-¿Qué haces aquí? – Tenía el genio de un ogro.

-También me alegra verte – Me era imposible cambiar mi rostro – Me siento mejor y quería ver si podía ayudar en algo ¿Estás bien?

-No – Tenía que poner mi "mascara" como ella decía, pero no lo lograba – Digo sí, Cana te dirá dónde puedes instalarte y.

-Es inútil aparentar que no ocurre nada, cuando ni siquiera puedes poner tu sonrisa fácil – Arrugué el gesto - ¡Ves!

-No estoy de humor para esto ahora – tamborilee los dedos sobre el vidrio – Si viniste a ayudar, pídele a la chica que te muestre tu oficina. Sino ve a casa.

-Eso me gano por preocuparme por un tarado – Giró sobre sus talones – Seguro que ni tu madre te aguanta con ese carácter.

-Al menos yo si conozco a la mía – Me arrepentí rápidamente de lo que dije, me coloqué de pie y tomé su mano antes de que saliera por la puerta. Tenía una vaga idea de lo que paso con la suya gracias a Belo, eran pocos los detalles que conocía, solo que ella aun le dolía no recordarla – ¡Lo siento yo-!

-¡Ya dijiste suficiente! – Se libró de mi agarre, y giró con los ojos llenos de furia a mirarme – ¡Pensé que esto estaba mejorando! – Hizo un gesto con las manos entre nosotros – Pero veo que me equivoque.

-No quise decir eso, ni siquiera lo pensé antes de que saliera de mi boca. Estoy molesto conmigo mismo y me descargué con la persona equivocada – Se cruzó de brazos – Soy un idiota ¿Me perdonas?

-Lo haré si me dices qué te molestó – Abrí los ojos como platos a causa de la sorpresa. Esperaba cualquier pedido menos ese – Merezco saber por qué me trataron tan mal.

-Es algo privado – me rasqué el mentón.

-Entonces no te perdono – volvió a darse la vuelta dispuesta a marcharse, instintivamente la sostuve de la mano. Se detuvo y me miró expectante.

-Eres una bruja ¿Lo sabes verdad?

-Por supuesto – Caminé hasta mi escritorio y me senté en la silla. Necesitaba algo para evitar mirarla - ¿Me lo dirás?

-… Vino alguien a quien no esperaba ver, diciéndome que cosas que no quería escuchar – Fingía trabajar. Si no usaba mis manos para algo comenzaría a frotarlas y eso nunca es bueno.

-Muy general – Fruncí el ceño molesto – Pero me sirve por ahora – Niña loca murmuré, creo que me oyó, porque respondió a mi gesto con otro – Te lo dejaré pasar solo por esta vez, pero si se vuelve a repetir ¡Te juro! que no volveré a hablarte.

-Si lo hubiera sabido antes – La ofendí, y eso era lo que buscaba – Ahora que me caes bien ya no me sirve el dato – Sonrió de manera sarcástica.

-Eres un idiota.

-Soy muy listo – Entorno los ojos – Por eso me mandaron a cuidar de la sucursal con apenas 29 años.

-Estás a un paso de asilo – Mi risa si fue real, por primera vez alguien me decía viejo y viniendo de ella lo encontraba divertido.

-Pero con todos mis órganos en su lugar – Me aventó una almohada del sofá, la cual logré esquivar a tiempo, aunque igual botó una lapicero. Se asustó por el desastre e hizo un amago de recogerlo del suelo; sabía que seguía recuperándose, entonces se lo impedí – Deja que lo haré yo – Estaba en falda, con zapatos altos y en una camisa que no se veía para nada cómoda.

-No estoy invalida – La tomé por la cintura antes que volviera a intentar agacharse, hizo un mal movimiento a causa de la sorpresa y termino sentada sobre mi regazo.

-Deja de ser tan testaruda – Le dije ayudándola a ponerse de pie rápidamente, no es bueno para mi salud tenerla sobre mi entrepierna. Me levanté de la silla a buscar lo que había caído sin voltear a mirarla. Me había pasado de confianzudo y la toqué de más, era curvilínea, y flexible. Si pudiera patearme, lo habría hecho, además no me sorprendería que me mande al carajo cuando termine.

-No, no soy testaruda – Podía ver sus largas piernas de reojo, y cuando sentí la sangre bajar, decidí que la necesitaba algo más que solo una patada – Iré a hablar con esa tal Cana para comenzar, te dejo recoger el desastre.

Tenía ganas de decirle algo más para que no se fuera, pero prácticamente huyó del lugar. Me hormigueaba la mano y sentía mi cuerpo más ligero, caliente… Mejoró algo mi día gracias a su ayuda, debería devolverle el favor de alguna manera.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo!