CAPITULO 7
¡ME RETRASE LO SIENTO! Pero me costó mucho escribir este capítulo por culpa del desastre en mi oficina
¡De todas maneras espero que lo disfruten! ¡Comenzamos!
La historia de LUCY HEARTFILIA
¡¿Qué demonios acaba de pasar?! Seguí a la secretaria de Natsu por el pasillo, pero sentía que en cualquier momento me iría para abajo. Estaba ofuscada, como si me hubieran dado un golpe tan fuerte que andaba sin rumbo. Me dijo el estante donde encontraría los papeles y que cualquier duda le avisara ¿Acaso acabo de estar sentada sobre los muslos de Dragneel? Su perfume aun lo sentía en las palmas de mis manos, las cuales habían tocado su pecho por cinco segundos enteros.
-¡Me estoy volviendo loca…! - Solo acaba de llegar a trabajar, pero ya habíamos discutido, bromeado y… Escondí mi rostro entre las manos – ¡Agh!
Es evidente que algo no funciona bien en mi cabeza, normalmente cuando un hombre se me acerca demasiado siento nauseas. Cada toque por más accidental que sea, me hace recordar al asqueroso a José Porla y su fétido aliento. Sin embargo la sensación que causaba Natsu era tan distinta, su tacto suave, olía condenadamente bien y si mirabas un poco más arriba, los devastadores ojos verdes te dejaban sin aliento. Me atrae, de nada me servirá seguir en negación.
Sacudí mi cabeza para ordenar las ideas, pero solo lograba confundirme más. Inspeccioné cada papel, leí algunas propuestas y como quedaría la ganancia para cada accionista, igual no lograba mantenerlo en mi mente. Si ese viejo me viera ahora, seguro me daba una regañada por no cuidar "Mis intereses". Releí tantas veces todas las carpetas, que parecía una colegiala estudiando para su examen final, llegué a un punto donde me frustré y dejé de intentar. Me pasee de un lado a otro por el lugar, buscando algo en que centrar mi atención, no lo conseguí. Si mi cerebro seguía de esa manera, me recibiría de idiota profesional en breve.
Mi móvil comenzó a sonar y me sorprendió ver que papá me estaba llamando. Quería reunirse conmigo, le dije que viniera a la empresa ya que hoy estaba haciendo oficina. Ni bien termine la frase, mi puerta se abrió de par en par, como si el viento la estuviera azotado – Me alegra verte instalada.
-Querrás decir viva – No se puso en contacto para averiguar de mi estado en ningún momento. Por más que Belo decía que sí, sabía que no era verdad.
-Eso no te iba a matar – me crucé de brazos, me ignoró mientras se sentaba en el sofá, solo centrado en los documentos - ¿Qué tal lo ves?
-Bien, Natsu hace un excelente trabajo – Camino hasta mi escritorio y comenzó a revisar los papeles – ¿Necesitas algo?
Esta no era un visita social – Quería ver si ya avanzaste en algo.
-Acaban de darme el alta – se encogió de hombros, yo fruncí los labios – De verdad no tienes vergüenza – Su sonrisa era más falsa que el cariño que decía sentir por mí.
-¿Por qué la tendría? Vengo a apoyarte y de paso controlo mi inversión.
-La de Anna querrás decir.
-Es lo mismo – Claro que no, sinceramente no tengo idea que le vieron a este patán.
-¿Por qué no mejor vas a molestar a tu mejor amigo Natsu?
-Está terminando una reunión, me recibirá al salir – Rodé los ojos. Rogando a todos los dioses que no tardará demasiado. El ambiente era horrible, Jude tocaba cuanto documento encontrará, yo solo lo dejaba hacer para que no molestara. Por algún motivo hablo de lo afortunada que soy, porque Anna me tiene cariño y que supiera aprovechar las ventajas en esta vida.
-¿Así como tú? – Dejo caer la carpeta sobre la mesa - ¿O seguirás mintiéndote a ti mismo y dirás que alguna vez las amaste? – Todo lo logrado en su haber, fue gracias a la fortuna de Anna y al hecho de que ambas Heartfilia lo querían.
-¿A tu madre? – Intente no caer en su juego – No, estaba enferma y confundida. Tú fuiste solo un accidente – Me puse de pie, el hizo lo mismo.
-Te salió caro el accidente – Sostuvo mi cara entre sus manos tan rápido, estuve a nada de retirarme, pero me cogió desprevenida. Igual le diré lo que pienso – En vez de una cajita de 16$, tenías que cuidar de una niña. ¿O Tampoco tenías para comprártela sin pedírselo a Anna?
De nuevo levantó la mano como para pegarme, pero el sonido de la puerta al abrirse lo interrumpió y el gran cuerpo que se puso entre nosotros rompió la tensión. Natsu había entrado como una tormenta, sujetándolo por la muñeca y torciéndola un poco antes de hacerlo para atrás con un empujón. No podía ver su rostro, aunque por la cara de pánico que hacía Jude, era todo menos afable.
-Tienes cinco segundos para tratar de excusarte – El bastardo solo abría y cerraba la boca.
Yo fui corriendo a darnos algo de privacidad y bajar las cortinas, no necesito que alguien más vea esta escena – No es lo que parece, tenía algo en la mejilla y
-¿Y se la pensabas remover de un manotazo?
Lo tomé por la muñeca libre tratando de alejarlo de ese patán – No pasó nada, yo puedo manejarlo – Me puse a su lado intentando que me mirara, sus ojos estaban oscurecidos por la furia.
-No, no puedes. Los abusivos nunca paran, solo escalan ¿O me dirás qué la marca de hace unas semanas te la hizo otra persona? ¡Tenías este asqueroso anillo tatuado en el rostro! – Me miraba a mí, pero no dejaba de sujetarlo con fuerza.
-¿Le contaste? – La voz de Jude avivo su ira, pegó un alarido de dolor cuando doblaron un poco más la extremidad.
-Ella no dijo una palabra, puedo parecer despistado pero no lo soy – Volteó enfurruñado – Podría romper tu muñeca solo con un movimiento, así que evita tentar a tu suerte. No quiero que te vuelvas a acercar a tu hija mientras esté aquí.
-No puedes alejarme de ella – Tiraba como podía, intentando librarse de él.
-Natsu – Tomé su otra mano, necesitaba que me mirara. Parecía otra persona, no era él – Por favor detente – No me importaba que sería de mi padre, pero podría tener problemas si este maldito decide denunciarlo – Te prometo que no volverá a pasar, suéltalo.
Hizo lo que le pedí, aunque no movió un solo centímetro. Por lo menos ya me estaba mirando, no a los ojos, pero si a mí. Su pulgar acarició mi mentón – Probablemente deje marca.
-La cubriré con maquillaje – Parecía un león, con la espalda ligeramente encorvada y los hombros anchos tensos – Ya pasó.
-Lárgate – Rugió, sabía que no me lo decía a mí – Mientras aun puedo controlar mi genio.
-No puedes echarme. Soy íntimo amigo de tu padre y.
-¡Él jamás sería tu amigo si supiera quien eres en realidad! – Intercambiamos miradas, estaba alerta – Ni se te ocurra aparecer por el departamento, porque soy su vecino y lo sabré.
Antes de que Jude pudiera decir algo más, tomó el teléfono que llevaba en su bolsillo y llamó a seguridad. Los guardias se sorprendieron al ver a quien deberían acompañar, aunque lo más chocante para ellos ha de ser la expresión en el rostro de su afable jefe. Una vez que lo sacaron de la oficina y cerraron la puerta Natsu se tranquilizó. No tenía la actitud de siempre, pero por lo menos no parecía una fiera - ¿Estás bien? – Pregunté con cautela.
-No iban a pegarme a mí – Sonreí con pena - ¿Hace eso con frecuencia?
-No, esta iba a ser la segunda vez – apretó los puños.
-Eres demasiado blanca – Me mordí los labios y miré para abajo. Cuando levante la vista el hablo bajo – No hagas eso.
-¿Qué? – Dio unos pasos hacia mí, yo me perdí en sus labios. Cerré los ojos por instinto al tenerlo tan cerca, su perfume es embriagador.
-Eso – Su aliento lo sentía en mi frente; menta.
Me inundaron unas ganas terribles de besarlo, todo el lugar parecía bañado en su presencia, yo ya no pensaba con claridad – No hice nada.
-Claro que sí – Dejé que mi cuerpo se moviera solo. Levanté la cabeza y esperé, pero no pasó, alguien había abierto la puerta sin tocar, por lo cual ambos pegamos un paso gigante hacia atrás para separarnos. Mientras su secretaria se disculpaba por algo, lo único que pude hacer fue mirar al suelo y jugar con mi arete ¡¿Qué demonios acaba de pasar?!
La historia de NATSU DRAGNEEL.
Mientras hablaba con el fotógrafo sobre la siguiente campaña me aviso Cana que uno de los inversionistas me esperaba. Al averiguar quién, di por finalizada la reunión y fui a buscarlo, debo impedir que esté a solas con Lucy. No sé cuántas posibilidades hay de que vuelva a pegarle, pero no correré ese riesgo… Estaban discutiendo de manera acalorada, los podía escuchar aun desde afuera. Me juré no intervenir hasta que fuera indispensable. La rubia decía exactamente lo que pensaba y sé que esa manera de hablar molestaría a cualquiera. Entre decido a parar el altercado, aunque justo levantó la mano para pegarle y prácticamente vi en rojo.
Estaba furioso, nunca había visto a un hombre golpear a una mujer en mi presencia. Apenas y podía controlar mi genio. Creo que si no fuera por el suave toque de la mano femenina, le habría roto la muñeca. Nunca pude cuidar a Lisanna mientras estaba casada, pero que me cuelguen si vuelvo a permitir algo así. La soberbia con la que hablaba ese tipejo me enfurecía aún más, Igneel jamás se codearía de gente así. Prácticamente lo eche a patadas. Llame a mi secretaria para que trajera a seguridad pero no contesto, por lo cual llamé directamente al interno de ellos y enviaron a dos personales.
Ella estaba preocupada por mí, mientras que yo solo pensaba en ayudarla. Se veía más vulnerable, más… Se mordió los labios; formando un nudo en mi estómago con solo ese gesto, le pedí que se detuviera, Lucy cerró los ojos cuando me acerque. Se respiraba jazmín a su alrededor, seguro siempre había sido así, pero nunca le preste la debida atención. Lo único que tenía que hacer para besarla, era bajar unos centímetros más la cabeza y…
-¡Lo siento mucho señor! ¿Me llamó? – Como si fuéramos imanes del mismo polo nos separamos. Estuve a nada de cometer una locura.
-¿Yo? – Asintió – Ya no importa.
-¿Seguro? Los guardias me dijeron que tenía cara de pocos amigos y – Cana no sabía cuándo callarse.
-No es nada – Siguió diciendo algo más, que sinceramente no escuche. La mujer a mi lado tenia las mejillas de un fuerte rojo y acariciaba su oreja – Estamos bien – Me miró de reojo, me recorrió el rostro de arriba abajo, para posteriormente esconder su expresión.
-Ya llegaron los modelos ¿Cuánto tiempo le digo que deben esperar? – Sacudí mis ideas, obligándome a despegar la vista del voluptuoso cuerpo junto a mí.
-Iré contigo – Me giré hacia Lucy para despedirme – Nos vemos.
-Si – No pudo mirarme. Sonreí como un idiota y cuando lo vi un gesto reflejado en el vidrio tuve que cambiarlo. Puse mi mejor máscara nuevamente.
Trabajé tranquilo, mucho más animado que en la mañana. Esa charla con Lissana no pasó por mi cabeza, una sola vez, en cambio me derretía en la mirada chocolate que imaginaba. Me sigo repitiendo que no siento nada por ella, nada más me parece atractiva y estoy demasiado tiempo en celibato.
…
Al concluir la semana solo me había cruzado una vez con Lucy y ella prácticamente salió corriendo al verme. Desearía que no fuera tan evidente, pero siempre ha sido así. Seguía evitando llamar a Lisanna, aunque si realmente quería dejar salir todo tenía que contarle la verdad. Marque el número de su móvil el sábado, no necesitaba su tarjeta para saber cuál es, estaba impreso en mi cerebro. Le pedí vernos en un café cerca del departamento para las 17hs, aceptó sin poner trabas.
Decir que era incómodo seria poco, estuvimos más de 10 minutos sin emitir palabra. Hasta que ella rompió el hielo - ¿Qué tal tu estadía aquí?
-Interesante, algo diferente a la independencia que acostumbraba – Afirmó con la cabeza - ¿Qué tal todo por allá?
-Extraño, solo tener a Zeref en las reuniones es una pesadilla – Reí al imaginarlos discutiendo por tonterías.
-Lis yo… Lo siento – Era verdad, mis sentimientos por ella me siguen pareciendo una locura, aunque soy menos despectivo conmigo mismo – Nunca quise que me gustaras, pero paso y ya no pude pararlo.
-¿Por qué yo? – Nunca lo supe. No era la más hermosa, tampoco la más agradable.
-Ni idea, no eras el mejor partido de todas maneras – Contuvo la risa – Creo… pensé que era yo mismo cuando estaba contigo.
-¿Lo eres? – Negué con la cabeza.
-Lo dudo, me he mentido tanto, ni siquiera sé quién soy realmente – Suspiró.
-Pensé que era la única mentirosa – Le di un sorbo al café – Lo peor de hacer es eso, es que incluso dudarás de tus decisiones.
-Cuesta romper con las costumbres – Iba a pedirle tiempo, necesitaba tenerla lejos para poder olvidar; pero el sonido de unos vasos al caer me distrajo. Volteamos hacia la dirección del desastre y enorme fue mi sorpresa al ver la mirada aterrada de Lucy.
-Pobre, ¿estará bien? – Estaba parada a unas mesas de nosotros, le dijo algo a moza y luego de darle dinero, huyó, bueno eso sería quedarse corto – Tengo que irme – Lisanna me miró sorprendida, me coloque de pie ni bien la espalda de la rubia desapareció por la puerta.
-¡¿Ya?! Pero no hemos hablado de casi nada y.
-Prometo ponerme en contacto, pero sinceramente aun me cuesta verte – Dejé el monto de mi café y un poco de propina para ir detrás de ella.
Es más rápida de lo que parece. No alcancé a ver por dónde iba. Pasé por el departamento, no estaba, la busqué en restaurantes cercanos, tampoco la encontré, iba a darme por vencido cuando Belo me llamó. Me preguntó si hubo algún problema con la señorita, le dije que no y me comunicó que ella había ido a la azotea del edificio sola. Subí a buscarla y efectivamente el abuelo dijo la verdad, Lucy estaba mirando la ciudad. Al enfocar los ojos en el horizonte, me pareció conocido el paisaje.
- ¿Puedo acompañarte?
Se sorprendió al inicio, pero rápidamente remplazo la emoción con enojo - ¿Te lo dijo Belo?
-Sí – camine hasta su lado y coloque mis manos contra la reja que lindaba el lugar - ¿Escuchaste?
-Si te refieres a tu declaración si – Suspiré. Me alegra no haberle dicho hermana o algo parecido ahora. Incluso Lisanna no lo mencionó.
-¿Y el resto? – Estaba avergonzada, las mejillas las tenía al rojo vivo.
-¿Es relevante? Estás enamorado de esa mujer.
-Pero no soy yo mismo – Se cruzó de brazos – y ella no me corresponde. Lo nuestro no puede ser.
-Eso es porque vives escondiendo lo que sientes. No volveré a decir lo que piensas, porque no tengo ni idea que hay en esa cabeza tuya – Se notaba la molestia en su voz.
-Imposible que sepas lo que pienso – Volteo enojada a mirarme – Así como yo tampoco sé qué piensas.
-Que eres un idiota – Reí – Un mujeriego.
-¿Me has visto con alguien para que digas eso? – Lo pensó y negó con la cabeza – La única mujer que vi estos últimos meses fuiste tú.
-No por gusto – Al principio no, ella me parecía insufrible.
-Tienes razón, pero en mi defensa lo hacías bien difícil – Suspiró y sonrió triste.
-¿Qué esperabas? Me tiraron todos los planes a la basura cuando se insinuó que abrirían una sucursal aquí ¡Deja tu vida hasta que esa cosa esté abierta! ¡Más te vale que lamas el piso por donde pasa! ¡Trátalo como un príncipe! – Ahora por fin entendía porque me odiaba cuando llegué.
-Yo no lo pedí.
-No, fue él idiota de papá – Permanecí en silencio hasta que ella volvió a hablar - ¿Por qué me seguiste?
-¿Por qué corriste? – Mire de reojo su cara, estaba algo más que solo avergonzada.
-Por miedo – Ella tenía la vista fija en el cielo.
-¿A qué? – Realmente podía sentir su temor. Los ojos no mienten.
-Creo… Creo que a enamorarme más de ti – Me gusta Lucy, es sincera, divertida y de una manera extraña, puede ser adorable también – Además ya estás clavado por otra persona y… No me gusta perseguir a nadie – Tocaba su arete, una y otra vez.
-Mi amor es no correspondido – Se encogió de hombros.
-Nunca me conformaría con un segundo lugar. Quiero ser la primera opción de alguien por primera vez – Eso mismo anhelo yo.
-Me gustas Lucy. No sé si de la misma manera que yo a ti, pero lo haces. Ni idea de cómo o cuándo pasó, solo sé que lo haces – Volteo sorprendida y algo desconfiada debería decir. Aunque ya vi venir la reacción, antes de mencionarle mis sentimientos.
-¿De verdad esperas que crea eso? Escuché lo que dijiste en ese café – Reí, ella es transparente – ¡Hace poco más de una hora!
-Antes de conocerte no podía pensar en alguien que no sea ella, pero desde que apareciste para poner mis nervios de punta, la pienso cada vez menos – No pretendía que fuera a creerme de buenas a primeras y luego de lo que escuchó, sé que será aún más difícil.
Lucy es desconfiada, directa y autosuficiente. No me necesita en su vida para ser feliz, pero me gustaría poder conocerla cada día más. Lo entendí cuando la vi huir del café, me importa que piensa y deseo su buena opinión. Es la primera mujer que logró mover mis máscaras, tal vez pueda lograr que estas caigan.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Hasta acá el capítulo. Si les gusto, si no, si creen que falto algo, los leo. ¡Mucha suerte a todos!
Nos vemos en el siguiente 3
