Cap 13. "Juego de Asesinos"

No tenía nada que perder, fue esto lo que pensó Gilbert Nightray al adentrarse en aquel edificio lecho de lúgubres espectáculos, donde ejecutores como él danzaban sobre el escenario desechando existencias insulsas para los negocios del bajo mundo. Sabía el riesgo que corría, todo aquel bendecido por las sombras era consciente de que un paso en falso le costaría la vida, así que no se molestó en rezar ni expandir el tiempo de espera, pues el trabajo debía hacerse y sólo dentro de la boca de lobo podría obtener lo que necesitaba.

Una bala atravesó el hombro de uno de los mercenarios contratados para lanzarlo fuera de la jugada, la siguiente bala perforó el cristal tras el que se encontraba quien se precipitó darle muerte y una tercera se clavó en el pecho de su contrincante, antes de parar el palpitante corazón de un hombre sin esperanzas.

Gilbert se mantuvo convida, permaneció intacto mientras los mercenarios a su alrededor caían como piezas de domino vencidas y sin propósito, hubiese sido detenido, los disparos de su pistola habrían sido derrotadas por el sujeto que lo tomó por sorpresa instantes después y entonces él sería uno de los muertos que reportarían los periódicos al día siguiente en una sección morbosa, de no ser por la aparición sorpresa de Noise, quien descendió desde lo alto para hacerse de la vida de quien osaba enfrentarse al hermano de su amo.

La daga de Noise quedó manchada con la sangre de su victima, satisfecha por el sabor a hierro y la esencia a agonía, pero ella no celebró su victoria, dedicándole una mirada a su protegido, curiosa por su estado, más la expresión molesta de Gilbert le hizo saber lo que instantes siguientes le confesaría su boca.

—No se supone que deberías estar aquí, Noise —dijo el noble en un suspiro—, pero entiendo que no tenías otra opción si Vincent te lo ordeno.

—En realidad fue una petición de mi hermana el quedarme con usted.

—Zwei es muy apegada a mi hermano, así que comprende sus deseos a la perfección, no es de extrañar que quisiera pedirte eso cuando ella volvería a la mansión para reportarle el resultado a él. Estoy seguro que ahora mismo mi hermano ya consiguió obtener información del chivo expiatorio que capturamos esta tarde.

—Sin embargo, si me permite decirlo, fue muy temerario de su parte avanzar hasta esta zona del barrio bajo —puntualizó Noise—, se suponía que no saldría del rango señalado por sus superiores. Su padre le indicó específicamente que investigara dentro de su territorio.

—Lo sé —respondió Gilbert con sequedad, la mirada de Noise se profundizó.

—¿Hay algo que pueda compartir conmigo?

—No estás para enterarte, y sé que lo que voy a decirte te parecerá extraño e incluso delirante pero... sentí como si alguien llamara mi espíritu, como una especie de hilo, el cual tiró de mi cerebro para mover mis piernas hasta aquí donde se supone sólo hay fosas comunes y rumores sobre rituales de brujería.

—¿Quiere decir... que la pista que busca sobre el Asesino del Cascabel se encuentra aquí?

—No exactamente pero sospecho que un sitio como este debe contener información vital.

— …Está bien —Noise comprendió la situación luego de pensarlo detenidamente por su cuenta un momento—. Si es lo que su intuición le dicta, estaré dispuesta acompañarle y cuidar de usted hasta que encontremos algo de utilidad, entonces podremos volver juntos a la mansión sin las manos vacías.

—Gracias, Noise. Eres la única a quien puedo confiarle algo como esto —dijo en tono amable, casi avergonzado.

—No hay problema —dijo ella sonriendo con ternura mientras colocaba sus brazos tras la espalda en un gesto alegre—. Sabe que puede contar conmigo, después de todo es lo mínimo que puedo hacer cuando usted ha sido el único en creer mi habilidad para ver los Hilos Rojos de los que tanto hablan y presumen de metafórico. Conmigo puede actuar de la forma más ilógica que pueda y aún así yo creeré que es posible.

—Entonces sigamos —declaró Gilbert ocultando una sonrisa.

La chica de cabello largo plateado asintió a sus palabras y caminó a su lado evitando pisar los cuerpos inertes de su cacería, pues antes de asesinos eran creyentes y respetaban a la muerte en todas sus formas, jamás se atreverían a profanar esas carnes putrefactas como hacían aquellos a quienes perseguían para impartirles justicia.

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Unos instantes caminaron por la solitaria estructura escaneando los alrededores sin encontrar nada de valor. De forma distraída revisaron los polvorosos muebles y abrieron cada rechinante puerta que encontraron en su camino, más la visión de la estructura abandonada no les brindaba esperanzas para creer que realmente hallarían la menor pista escondida entre sus escombros. Subieron escaleras y entonces se encontraron con una habitación aparentemente femenina, en la cual -al igual que en muchas otras- se detuvieron para investigar las estanterías y escritorio que yacían ocupando espacio.

Noise se detuvo frente a un buró semiabierto, el cual contenía ropa rota de modelos coloridos, encontrando dentro de una bata rosa doblada una especie de marco de fotos con un dibujo extrañamente conservado, tomándose la libertad de extraerlo del sucio cristal y la rota madera para revisar la parte trasera que parecía indicar una fecha en la que había sido creado aquel dibujo infantil.

El gato negro de grandes ojos amarillos y marcas rojas por todo su cuerpo lograron provocarle escalofríos a Noise. Mientras tanto, Gilbert intentaba forzar la cerradura que mantenía bloqueado su camino al armario, causando una serie de crujidos desagradables y fastidiado desenfundó su revolver para tirar de un disparo aquello que impedía su acceso, en ese lapso Noise se acercó a él para hacerle entrega del dibujo recién adquirido.

—No sé si de algo sirva pero encontré esto, no parece haber sido dejado aquí hace mucho —informó, Gilbert sostuvo el dibujo antes de revisar la fecha escrita detrás por inercia—. La fecha coincide con la masacre que hubo en el orfanato y la demolición del palacio Baskerville, tal vez esté indicando la identidad del asesino.

—El orfanato donde ocurrió la masacre era administrado por mi familia por lo que el responsable fue encarcelado y sentenciado a la guillotina una semana después, y la demolición del palacio Baskerville fue decidida por la reina, no tendría sentido que tuvieran relación con el Asesino del Cascabel aún siendo el dibujo de un gato.

—Tal vez, pero no sería mala idea quedarnos con él —opinó Noise, Gilbert entonces movió la cabeza afirmativamente, aceptando sus palabras.

Ambos emergieron de la habitación dispuestos a seguir investigando cuando el sonido de una suave risa los alertó, una cuya suavidad pareció golpear eco hacia todas direcciones. Confundidos y escépticos se miraron entre si tratando de asegurarse que no lo habían imaginado o escuchado dentro de sus cabezas, entonces decidieron perseguir el sonido escaleras abajo donde la risa se escuchaba con mayor claridad.

Los tonos bajos, sostenidos por un sentimiento de diversión, fue identificado por ambos como la risa de una niña joven, elevando sus niveles de precaución mientras avanzaban por los extensos corredores hasta encontrarse con un salón que a simple vista parecía un teatro improvisado. Con sus armas desenfundadas, avanzaron sigilosos por el terreno, descubriendo que la risa parecía desvanecerse como la bruma de polvo que habían encontrado siquiera cruzar esa sala hacia lo que parecía un pasillo secreto, tan estrecho que debieron caminar uno tras el otro para adentrarse entre las rasposas paredes.

Sin embargo, al llegar al final se dieron cuenta que no había una puerta que les llevara a otra sección, así que Gilbert miró hacia arriba y abajo en busca de un pasadizo secreto, el cual Noise señaló bajo sus pies. Irritado, Gilbert apartó suavemente a su compañera para arrodillarse y tomar entre sus dedos el picaporte, comprobando que realmente se trataba de una entrada secreta, pues el aroma que aquel hueco despidió al ser abierta enseguida les hizo comprender que esta sería una experiencia desagradable.

Con un gesto de su mano, Gilbert le solicitó a Noise iluminar el interior antes de siquiera pensar en aventurarse, orden que ella obedeció encendiendo una lampara de aceite que hasta ese momento se había mantenido sin uso. Al verificar que no hubiesen trampas mortales, el joven Nightray se dispuso descender, bajando con cuidado por las viejas escaleras de madera integradas a la tapadera.

Una vez abajo, Gilbert volvió a desenfundar su pistola mientras Noise jamás había dejado de sostener su daga con firmeza. Unos momentos fueron abrazados por la absoluta oscuridad hasta que la tenue luz lunar de un orificio sobre el techo les guió a una nueva puerta. Sosteniendo la lampara, Noise dejó que Gilbert golpeara la madera, obligándola ceder y descubrir el interior de una habitación que parecía un almacén y una biblioteca privada al mismo tiempo. La risa se había detenido. Gilbert suspiró, ignorando los estantes de libros un momento para observar los muros en busca de una salida alternativa, al no encontrar más que una serie de puertas dibujadas en el papel tapiz recitando la frase "Hogar de ensueño", no evitó dirigirse a su fiel acompañante, quien había estado observando lo mismo.

—No veo ninguna puerta real pero revisaremos los objetos de aquí antes de preocuparnos por ello —indicó, Noise lo aceptó sin quejas—. ¿Tenías conocimiento de un lugar así?

—No... he estado en este edificio muchas veces pero jamás había entrado aquí.

—La risa provenía de este sitio, así que debe haber alguien o algo que nos pueda ser de utilidad, sólo hay que escarbar un poco más.

—¿Está seguro?

—Quiero pensar en eso, aún si la situación está siendo cada vez más inquietante. No creo en fantasmas ni demonios de la noche pero esa risa no puede ser una buena señal, sugiero que nos apresuremos y retornemos a la mansión lo antes posible.

Dicho aquello, Gilbert avanzó hacia los libros más cercanos, hojeando varios de estos sin molestarse en leer el título de la portada o leer las letras que los llenaban. Noise hubiese estado dispuesta hacer lo mismo pero su atención fue capturada por las escalofriantes figuras que adornaban las mesas y baúles cerrados con llave, pues lo que le interesaba más que los colores que los pintaban era el hecho de que cada muñeco estaba enredado con el siguiente con gruesos hilos de colores, en su mayoría rojos. Noise observó un poco más y entonces se percató de siete muñecos que yacían acomodados de forma especial.

Había un conejo negro con un reloj de bolsillo roto, un ave negra con una rifle de la revolución, un gato negro con un collar de cascabeles, una liebre mordiendo una nota en blanco, un ratón sosteniendo una rosa seca, un oso abrazando un corazón lleno de parches y un arlequín usando un maltratado sombrero de copa.

Estos estaban enredados con hilos negros, los cuales a su vez formaban un círculo alrededor de un muñeco desfigurado color marrón, cuyas extremidades abrazaban el estambre que se distribuía por aquellos que los rodeaban. Había una figura más detrás de esta figura de trapo, la cual ella se dispuso tomar antes de que un golpe sordo la distrajera. Gilbert y Noise miraron en esta dirección asombrados por la figura que se había formado en la oscuridad, entonces el noble Nightray ya había apuntado el cañón de su pistola en dirección al encapuchado que emitía una risa casi tan melodiosa como la que les había llevado hasta ahí, sólo que la voz del nuevo intruso era andrógina y además era acompañado por la tonada de una caja musical abierta en una de sus manos.

—Buen trabajo llegando hasta aquí, Raven. No esperaba que fueses el primero.

—Exijo que te identifiques —bramó Gilbert con acento amenazador.

—¿No lo adivinas? —El misterioso encapuchado levantó lentamente la cabeza, agitando dentro del movimiento lo que parecían ser dos largas orejas negras cocidas a su capucha—. Creí que habías estado buscándome, ¿no fue por ello que viniste hasta aquí?

—Obedece mis demandas antes de que tengas una bala en la cabeza.

—Tú ya me conoces —señaló tranquilamente—, de hecho soy muy famoso en Londres, debiste estar al tanto de varias de mis huellas. Soy un asesino que no ataca a la aristocracia y que guía a los ciudadanos al país de las maravillas. Mi nombre es B-Rabbit.

—¿B-Rabbit... ? —Gilbert sintió a sus piernas flaquear al escuchar la identidad del tercer ocupante de la habitación, Noise se colocó en guardia enseguida, provocando que el asesino riera una vez más, extasiado con la nueva atmósfera que llenaba la habitación.

—¿A qué se debe esta tensión? No planeo lastimarles, ¿cómo podría yo hacerle un mal a uno de mis queridos amigos y a su subordinada? Te debo mucho, Raven. Jamás te pagaría ocasionándote un mal, te mereces todos los beneficios del paraíso.

—Yo no soy tu amigo —espetó, un fulgor de odio naciendo inexplicablemente dentro de él.

—No hay necesidad de ser modesto.

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Disculpa? —El tono del asesino adquirió un tinte ofendido—. Yo creía que eras tú quien necesitaba de mi, si no, ¿por qué otro motivo vendrías? Sabes que este es nuestro punto de reunión más frecuente y uno de nuestros amigos dijo que me buscabas, así que tomé la decisión de esperarte. Acaso... —Los ojos negros bajo la sombra de la capucha de B-Rabbit brillaron con celos—, ¿preferirías hablar con alguien más sobre El Asesino del Cascabel?

Noise y Gilbert se sobresaltaron ante la mención de su objetivo, desconociendo el sentimiento que se anidó dentro de sus pechos al comprender que algo extraño estaba sucediendo. No tenía sentido que B-Rabbit se les apareciera en medio de su investigación y que alegara una amistad con el segundo hijo adoptivo de la familia Nightray mientras sugería tener información crucial entorno a su misión. Gilbert estaba desconcertado pero no podía dejar ir una oportunidad tan valiosa, aún cuando sospechaba que este regalo tenía un precio muy alto cubriéndolo.

—¿Qué sabes acerca de él? —cuestionó con cautela.

—Sé mucho más de lo que tú podrías saber si continuas investigando allá afuera. —B-Rabbit -que yacía sentado sobre uno de los baúles- se acomodó de modo que una de sus pálidas manos recibieron la luz de la luna que atravesaba un hueco en el techo, dejando al descubierto el fantasmagórico hilo negro al que Noise reaccionó intrigada, ya que era la primera vez que veía un hilo así. ¿Podría tener relación con el altar de muñecos a su costado? Se preguntó en silencio mientras el asesino agregaba—. Hagamos esto, yo te ofreceré información y tú me ayudarás con algo muy molesto que ha estado interfiriendo con mi camino.

—¿ …Qué es?

—La Cazadora de Cabezas... —Gilbert retrocedió instintivamente al escuchar aquel nombre en los labios rencorosos de B-Rabbit—, destrúyela por mi.

—¿Por qué haría algo como eso?

—Quieres capturar al Asesino del Cascabel, ¿no?

—Enfrentarme a una escoria como ella es más de lo que me ofreces.

—Vamos, es un trato justo —replicó el encapuchado con acento infantil—. No te estoy pidiendo que captures a Humpty Dumpty ni que trates de entablar amistad con Mad Hatter, tampoco te pido que busques al desaparecido Grim. Estoy seguro de que lo entiendes, Raven. La Cazadora de Cabezas ronda la aristocracia más de lo que lo hacemos nosotros, para ti será más sencillo encontrarla en lugar de quien persigues. A ella le gustan lo hombres lindos, así que puedes partir investigando a la familia Vessalius, en cambio con el Asesino del Cascabel no tienes nada, ¿cierto? Ni siquiera una pista. Anda —insistió—, me necesitas tanto como yo te necesito a ti. Tampoco es como si le tuviera cariño a otros además de ti.

Gilbert suspiró, aturdido por la confusión; aquello era demasiado. B-Rabbit seguía repitiendo que lo apreciaba, que eran amigos, pero Gilbert no recordaba haber conocido al individuo tras el alias de B-Rabbit o siquiera haberse topado con él algún breve momento durante sus misiones, en realidad ni siquiera sabía si este asesino se trataba de un hombre o una mujer ya que su voz no delataba un genero en concreto. Sin mencionar que no había dejado de llamarlo Raven, alias con el que era reconocido como ejecutor de su familia, del mismo modo como Vincent era reconocido como Yamate. B-Rabbit lo usaba como si se tratara de su nombre real. Sin embargo, debía admitir que ese asesino no estaba mintiendo, por ello es que había acudido a este edificio, sus investigaciones sobre el Asesino del Cascabel habían sido un fracaso tras otro, así que no le quedaba más remedio que aceptar.

—Está bien. —Noise guardó su daga ante la decisión de su amo—. Tenemos un trato.

—Excelente. ¡Sabía que podía confiar en ti! Así que... —B-Rabbit se puso de pie—, ¿qué es lo quieres saber sobre él?

—Su apariencia, sus debilidades. ¿Cuáles son los sitios donde opera? ¿Cuál es su propósito?

—Esas son demasiadas preguntas para una noche... y tan directas. —El asesino dio unos pasos más lejos de la luz lunar—. Arruina lo divertido de las cosas —agregó con pesar.

—Habla ahora. —Gilbert comenzó impacientarse.

—Me temo que me has malinterpretado, amigo. Si, dije que estoy dispuesto ayudarte pero no me parece justo revelar todo el misterio ahora cuando no sé si cumplirás tu parte del trato una vez obtengas esa información. No es que dude de tu palabra pero cada respuesta debe ir a su debido tiempo. Por esta ocasión sólo te diré esto. —Una sonrisa de filosos colmillos se dibujó bajo las sombras que cubrían el rostro de B-Rabbit, la cual dividió con uno de sus dedos, delatando enfermiza diversión y voracidad—. El cascabel resuena porque el dueño de la bestia está hambriento. Grita y se retuerce por la inocencia que le han arrebatado. El deber de la hermana mayor jamás se cumplió, por eso la hermana menor llora en el interior de ese cuarto solitario. Nadie la conoce, nadie intenta sanarla, a nadie nunca le importó consolarla. Sólo los locos se ríen con ella, los locos están enredados en los hilos que ella maneja... y esos locos caminan los mismos senderos de la familia erradicada.

—Eso... ¿se supone que se trata de una pista?

—¡Será como un juego! —exclamó B-Rabbit extendiendo los brazos en ambos costados antes de ponerse a girar de forma juguetona—. Habrá tres pistas durante tu recorrido, así que siéntete libre de interpretarlas a tu manera, y mientras lo haces ve tras la Cazadora de Cabezas. Pero recuerda que debes cumplir todas las metas antes de llegar al final. El asesino dejó de girar y miró por última vez en dirección al joven noble—. Ah, y se me olvidaba decirte, este juego tiene un limite de tiempo. Si no logras llenar los huecos, tus esfuerzos habrán sido en vano. Yo desapareceré al igual que el resto y las cadenas faltantes se habrán roto y el Abismo habrá caído sobre el mundo que ahora conocemos.

—¿El abismo? ¿Qué tiene que ver esa leyenda con todo esto?

—¡Oopsie! ¡Se acabó el tiempo! —dijo B-Rabbit de pronto dando un aplauso entusiasta—. ¡Y todavía no he dicho la fecha limite! Bien, lo diré ahora. Te veré dentro de dos semanas, Raven, y espero que durante ese periodo hayas progresado en nuestro acuerdo. No olvides que las sombras siempre están vigilándote.

B-Rabbit retrocedió ocultándose en la negrura de las tinieblas, por lo que Gilbert no contuvo el impulso de correr tras él exigiéndole quedarse ahí. Sin embargo, en el momento que los dos involucrados cruzaron la cortina de oscuridad se percataron que habían atravesado la salida del edificio, y este hecho lo dejó desconcertados, pues al mirar a sus espaldas se dieron cuenta que estaban justo en la calle de aquel solitario vecindario a dos metros de la destrozada puerta de madera que habían tenido que bloquear.

—¿Qué acaba de suceder? —se preguntó Gilbert en voz alta—. ¡Es imposible! Nosotros... nosotros jamás abrimos esa puerta, ¿cierto?

—De alguna manera hemos sido transportados hasta aquí —comentó Noise mirando con horror el viejo edificio de siete pisos, cuyos pasillos y habitaciones se retorcían igual que el reptar de una serpiente en su interior—, este lugar fue nicho de hechicería después de todo. No... al igual que B-Rabbit, fuimos tragados por la oscuridad y ella decidió nuestro destino.

—¿Qué dices, Noise? ¿Tratas de decir que este lugar tiene vida propia, o está maldito?

—No exactamente pero he visto muchas veces cuál es el comportamiento de las sombras y esta... —Noise tembló bajo su afirmación—, esta es una ocasión especial. —Entonces se percató de los ligeros tirones que daban lugar en su dedo meñique, así que miró sus manos y visualizó el hilo rojo de ambos agitándose igual que una látigo por la atmósfera—. Nuestros hilos están inquietos. Algo muy grave está pasando en este lugar, Reveille ya no es seguro.

—¿Los hilos?

—Hace unos momentos vi una especie de altar en aquella habitación, donde una serie de figuras estaban entrelazadas por hilos de color rojo y negro... tal vez se trate de una pista.

—Como sea, ahora mismo tenemos mejores cosas de qué preocuparnos —espetó Gilbert metiendo su mano derecha en el interior de su saco para retirar el dibujo del gato negro que habían obtenido antes de este absurdo encuentro con B-Rabbit—. Esa escoria dijo que los locos caminan el mismo sendero de la familia erradicada... no puede estarse refiriendo a otra, deben tratarse de ellos.

—¿Habla de los Baskerville? —la joven asesina adivinó.

—Sólo piénsalo, Noise. Hace tiempo sucedió algo que derrocó a tu familia del poder supremo. Siempre se ha creído que les sucedió lo mismo que a los Sinclair pero, después de lo que dijo B-Rabbit, sospecho que una tragedia oculta nos mantiene alejados de la verdad.

—¿Y cree que el Asesino del Cascabel pueda estar involucrado?

—Aún no lo sé pero ahora tenemos por donde comenzar la investigación. Revisaremos todos los manicomios de Reveille en busca de un paciente relacionado a este apellido, de preferencia una mujer traumatizada por los fantasmas de su pasado.

"El deber de la hermana mayor jamás se cumplió"... ¿podría estarse refiriendo a una familia en concreto? Recuerde que mi apellido, al contrario de otros, se asemejaba a un clan entero. Fue por eso que construyeron el Palacio.

—La fecha de la demolición que tiene el dibujo —agregó Gilbert meditabundo—, podría estarnos llevando a la identidad de la hermana menor que B-Rabbit mencionó. —Noise asintió en acuerdo con su amom quien volvió a guardarse el dibujo dentro del saco mientras permitía que una sonrisa satisfecha adornara en sus labios—. Con esta información estaremos cerca de descubrirlo. Pero por el momento volvamos a la mansión.

—¿Y qué hará con la Cazadora de Cabezas?

—Nuestro amigo tuvo la bondad de darnos un punto de partida respecto a ella también, así que no me quedará más camino que dar comienzo con ello mañana temprano, mientras tanto quiero que tú revises los manicomios por mi, más tarde le pediré a Elliot que me entregue los registros del que administra nuestra familia.

Noise volvió asentir siguiendo el camino de su amo entre aquellas sombrías calles, introduciéndose a un angosto callejón que les aguardaba dos cuadras más adelante de su posición inicial. Ninguno comentó nada durante el recorrido, en esos momentos no era del todo necesario habiendo establecido cuáles serían sus deberes al día siguiente. Sin embargo, para Noise todavía habitaba un profunda inquietud dentro de su mente sobre lo que había sucedido, y que creaba un hueco de incertidumbre en su pecho. La imagen de aquel altar persistía en su cabeza como un terrible presentimiento que seguramente le arrancaría el sueño por esta noche y tal vez las siguientes.

Su encuentro con B-Rabbit parecía tan irreal, tan absurdo, pero realmente ocurrió, así que esta era una razón más para temer a lo desconocido, preguntarse si estos utópicos asesinos se trataban de personas o si eran algo más que hueso y carne, existencias misteriosas con un propósito más allá de lo admisible como los hilos que sólo ella era capaz de ver.

Frotó sus manos entre sí comenzando a sentir frío, observando a Gilbert que caminaba delante suyo, deteniendo su mirada en aquel hilo rojo que se opacaba con el paso del tiempo, adquiriendo una tonalidad grisácea muy lentamente. Aunque jamás lo diría estaba preocupada por esta extraña reacción de los hilos rojos, cuyos colores cambiaban a medida que su dueño vivenciaba ciertos escenarios, entonces se preguntó si estos misteriosos hilos negros como el que sujetaba el dedo meñique de B-Rabbit significaban algo importante, pues ahora que estaba sospechando sobre la relación del Abismo con estos, temía que fueran la clave de algo mucho peor.

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El crujido de la puerta de madera al abrirse con el golpe violento de los vientos alertaron a los interinos del edificio, encogiéndose con el azote que posteriormente dio contra la pared cercana. La enfermera más próxima al exterior tuvo la intención de cerrarla pero su paciente no tardó en comenzar a gritar envuelto en el pánico que le abordó instantes después, así que abandonó su objetivo para intentar tranquilizar al traumatizado hombre de tercera edad que había revivido memorias pasadas con el golpe repentino de la puerta mientras otras enfermeras decidían retirar a los enfermos mentales hacia sus habitaciones correspondientes, tan ocupadas que ignoraron por completo a la única joven de ropajes refinados y delicadas facciones que todo este tiempo permaneció en uno de los rincones.

Cuando esta chica se levantó de su asiento sin dejar de observar la salida al patio trasero del recinto, hipnotizada con el cascabeleo que se advertía a lo lejos y que aparentemente solamente ella era la única en percibir, el ambiente se tornó pesado.

Los pies descalzos avanzaron sigilosos como un felino en plena cacería y silenciosa se detuvo un momento admirando la bruma que resaltaba de la oscuridad propia de la noche. Su largo vestido no tardó en ser acariciado por el aire frío que creó un breve remolino, el cual agitó el área silvestre delante suyo, sintiendo una punzada de inmensa alegría cuando aquella distinguida sombra hizo brillar sus hermosos y espeluznantes ojos amarillos, incitándola acercarse.

Pero apenas pudo reaccionar cuando una de las trabajadoras la detuvo en su trayectoria, indicándole alejarse del ambiente helado que podría resfriarla si permanecía ahí mucho tiempo, y aunque la joven se agitó llamando con dulzura al felino que había visto, la agotada mujer la arrastró al interior de forma severa mientras le decía con cuidado que podría jugar con el nombrado gato en alguna otra ocasión, sin saber que el nombre que la joven pronunciaba con tanta insistencia no pertenecía a un animal callejero que se había colado al territorio del manicomio, sino que la identidad del demonio en la oscuridad era más humana de lo que siquiera podría cualquier integrante de este sitio imaginarse.

El Asesino del Cascabel se asomó entre los arbustos observando con decepción cómo la silueta de su dueña era alejada de las ventanas de vuelta a un cuarto aislado donde no la podría alcanzar, y volviendo a ocultarse tomó la decisión de resistir la frustración un poco más, en espera de otra oportunidad para estar cerca de ella.

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Aturdido por un mareo, Break cubrió la parte izquierda de su rostro, interrumpiendo su andar por el pasillo de la Mansión Rainsworth rumbo al despecho de la primer dama. Quienes lo escoltaban le exigieron continuar pero el recorrido fue entorpecido considerablemente. Reim miró preocupado a su amigo pero no se atrevió acercarse debido a la mirada severa que le lanzó el duque Barma a la silueta del mercenario. Este estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por moverse pero en esos momentos las luces de las veladoras a lo largo del pasillo no bastaban para mantener su compostura a flote, ya que las figuras que antes distinguía a la perfección se distorsionaban con el calor de la cera para tornarse en adefesios aterradores. Estaba comenzando alucinar.

"Nos encontraron"

"El conejo se ha puesto en marcha, quiere la cabeza de la reina roja"

"Nos encontraron"

"Ha perdido la cabeza, ¡la ha perdido! Comenzará a rodar, rodar, rodar..."

"Estoy detrás de ti"

"Hace frío..."

"Nos encontraron"

—¿Dónde... ?—Xerxes no pudo completar su pregunta por unos momentos, las voces en su cabeza estaban hablando como nunca, no paraban de gritar, reír y susurrar en su oído con una constancia insoportable, volviéndolo consciente de la falta de peso en su hombro cuando palpó en el sitio donde siempre acomodaba a Emily. Necesitaba a esa muñeca azul cuanto antes o no lo podría tolerar—. Emily... en mi habitación, por favor...

Los soldados observaron desconcertados al hombre albino pero aunque intentaron amenazarlo para que continuara caminando, este no respondió a ninguna advertencia y seguía suplicando por la adquisición de la muñeca. Harto uno de los guardias lo empujo para que avanzara pero, en cambio, Xerxes se desplomó y fue imposible hacerlo levantarse a pesar de los malos tratos que recibía, hasta que Rufus los detuvo observando con calidad analítica al desdichado mercenario que no dejaba de cubrirse los oídos y murmuraba adolorido frases disparatadas e incomprensibles.

—Acaso, ¿esto es un episodio de locura? —inquirió dubitativo. Reim intervino preocupado por la salud mental de su amigo.

—Debe ser la muñeca, ya que siempre la lleva consigo sospecho que debe actuar como un calmante para él en momentos como este. Si me permite, amo, ¿puedo ir a buscarla?

El pelirrojo lo pensó un momento sin comentar o decir palabra, instantes que a Reim le parecieron una eternidad, pues aquellos ojos fijos en sus pupilas le arrancaban el aliento y la determinación ante el menor movimiento; esperaba que no planeara dejar a Xerxes así a su suerte, es decir, conocía a su amo y sabía lo despiadado que podría llegar a ser pero no consideraba posible que despreciara de tal manera algo que le era útil en su investigación. Con la falta de respuesta Reim empuñó las manos en busca de controlar su ansiedad, incluso tragó saliva con dureza mientras el pelirrojo veía distraídamente al mercenario, entonces devolvió la vista a su sirviente formando una mueca burlona en su rostro, divertido por el semblante que abrazaba a Lunettes.

—Está bien, puedes ir —aceptó, y la sonrisa que dibujó Reim en sus labios no tuvo precio para el pelirrojo, quien le dio la espalda enseguida de su dictamen—. Pero no te tardes.

—Estaré aquí en un momento, amo Rufus —asintió Reim no perdiendo tiempo en girarse y comenzar a correr por el pasillo sin importarle los gestos reprobatorios que rápidamente le lanzaron los rencorosos guardias, siendo uno de ellos quien cuestionó la decisión recién tomada por el duque, el cual se limitó responder con una gélida afirmación. Ciertamente, en lo profundo de su corazón, no quería mostrar compasión por el sombrerero ni siquiera en estas circunstancias pero al saber que este era alguien importante para su sirviente, le impedía portarse tan estricto como estaba acostumbrado a serlo.

Jamás lo aceptaría o confesaría pero Reim había logrado ocupar un sitio en el corazón del Rufus Barma.