Estaba aburrido.
Había un camino en la dirección que Subaru había seguido cuando era clérigo, en realidad la línea se cortó cuando Subaru se transformó y no podía recordar ningún encantamiento o plegaria para encontrar el camino de nuevo, así que era muy probable que se hubiese equivocado y en realidad tuviese que girar a la izquierda.
Pero no había gran cosa, aparte de ciervos y otros animales, no había gran cosa.
El camino de tierra se metía en sus zapatos y más de una vez tuvo que sacar sus zapatos y quitar la tierra, dentro de poco, usaría ese lago para limpiarse.
Mantuvo su transformación de paladín oni todo el tiempo, caminando de forma perezosa y sin mucho esfuerzo por todo el camino, era increíble que no hubiese olvidado su maza y escudo, parecía que en esa forma, estar sin su escudo en su izquierda y su maza a la derecha le parecía incómodo.
Bueno, cualquier ventaja era muy bienvenida, aparte de eso, el calor no era un problema, no lo sentía para nada, cada que miraba el sol, lo cegaba como una persona normal, pero aparte de eso, nada.
Desde que salió del pueblo, el sol se movió y se hizo más fuerte, antes no iluminaba con la misma fuerza en su luz, como si el mundo estuviera despertando, ahora estaba en lo alto, fuerte, radiante, iluminando el lugar con firmeza.
Habían pasado horas, Subaru no era bueno leyendo la hora, esperaba que no fuese medio día o entonces todo se volvería mucho más difícil, tendría que entender mejor su poder y administrarlo.
¿Porque no había alguien que se lo explicase?, de preferencia, una princesa hermosa.
Pero no, Subaru estaba solo en eso, a no ser que esa habilidad no sea tan rara y pudiese encontrar a alguien que se lo explique.
Sin embargo, si era algo que cualquiera pudiese explicar, no sería una habilidad única, pero no podía ser posible, tenía que serlo, él era quien vino a otro mundo, tenía que tener un poder especial y único.
Bueno, era la parte divertida de su aventura después de todo, con una habilidad no tan poderosa y con la tarea de descubrir los secretos de su poder.
Y esa era la parte emocionante.
Se sacudió las hojas que cayeron y lo picaron, molestando.
Mientras pasaba el tiempo, la sensación de nerviosismo dentro de Subaru iba apagándose, dando lugar al aburrimiento.
Aparte del sonido de los animales, no hubo nada más y cada que escuchaba algo saltaba, esperando algo que no venía, luego se decía que era estúpido, si estaba cerca podía sentirlo o bueno, debería, con sus sentidos divinos, un nombre que parecería que tenia reflejos sobrehumanos y no un poder que veía lo que podría definirse como la moral de las personas.
Bueno, no iba a echar un regalo, ni iba a mirarlo feo tan solo porque no era lo que esperaba.
-En las novelas ligeras esto parecía más emocionante-
No es que pida otra jauría de animales salvajes directo a sus piernas, dos ataques eran más que suficiente.
Finalmente vio algo.
Tardo una hora de viaje pero finalmente vio algo, por un momento se le subió algo al pecho al ver animales tan extraños, eran como una mezcla entre lagarto y dinosaurio pero del tamaño de un adulto.
Eran tres, no solos aquellos animales, sino que también eran tres personas cerca de ellos
Su olor era terrible, olían a sudor y excremento, ¿eran ellos campesinos?, pues, no lo parecían.
Tenían ropa vieja, ya descolorida, uno tenía zapatos viejos.
Estaban en un carruaje, la madera era marrón claro, ellos movían y manipulaban las cajas que estaban dentro del carruaje sin notarlo ni un poco.
Podía pedir indicaciones, en realidad, tenía que, no podía quedarse como un ignorante, ese era el primer paso, luego pediría indicaciones de cómo llegar a la capital y ahí seguiría su aventura en otro mundo.
-¡Hola!-
Agito su mano, alto y con energía, se aproximó al grupo con prisa, tenía que calmarse, tenía que entablar una conversación, lucirse lo más normal posible y esperar a que los onis no fuesen enemigos de la humanidad, lo último que necesitaba era convertirse en un enemigo de la humanidad y ser perseguido.
-¡Muévanse!-gritó uno, con el pelo del color de amarillo oscuro y ojos marrón, aparte de su cabello parecía normal.
Para horror de Subaru las monturas salieron disparadas, como flechas hacia su dirección, solo por instinto y un giro rápido pudo esquivar a los tres jinetes, uno intentó patearlo, pero su pie envuelto de su zapato de cuero choco dolorosamente contra el metal del casco de Subaru, su cabeza se movió bruscamente, pero nada por lo que vale la pena llorar, en cambio el otro grito de dolor, la patada que había recibido del bandido le había pegado con la punta en la mejilla protegida por su casco.
-¡Muérete!-
-¡Jódete!-
Se alejaron con insultos y desprecio a Subaru.
No entendía que pasó, de un momento estaba feliz porque vio a más personas al siguiente estaba esquivando a tres dinosaurios grandes cabalgados por personas que lo insultan como si hubiese insultado toda su existencia, era la primera vez que alguien hablaba con tanto desprecio a Subaru.
-¿Qué diablos fue eso?-
Subaru estaba confundido y molesto, ¿qué les había hecho a esos desgraciados?, nada, en realidad, tenía un poco de sentido, ellos olían a basura y desperdicio, sus sentidos divinos hacían que según la moral de una persona oliese bien o mal, mejor cuanto mejor persona era y lo contrario si era una mala persona, el olor se intensifica cuanto mayor o menor era la moral de alguien.
Ellos olían mal, lo más probable es que sean gente mala.
Por lo menos ahora sabía cómo funcionaba su habilidad de paladín, pero ojalá hubiese sido en mejores circunstancias.
Lo peor de todo era que no pudo verlos bien, así que no podía recordarlos a parte de uno que tenía el cabello amarillo.
Ellos en cambio sí que lo vieron bien, debieron de confundirlo con un caballero, listo para capturarlos y llevarlos a la justicia.
Pues no iba a meterlos en la cárcel, pero una paliza, eso sí que tendría esos miserables si les encontraba otra vez.
Aún enojado vio lo que dejaron atrás esos miserables, era un carruaje.
Había uno de esos dinosaurios atrás del carruaje en vez del frente, dentro del carruaje había alguien.
Era un anciano, de tamaño pequeño, con una capa verde envuelto, pantalones negros y zapatos, parecía estar durmiendo, el dinosaurio era muy inteligente, chocaba su hocico contra la cara de su dueño, debió de haberse encariñado a través de su tiempo juntos.
-¿Está muerto?-
Eso no se podía ignorar, ni siquiera sabía si podía detenerlos, tal vez uno, pero los demás se escaparían si retenía a uno.
No sabía qué hacer, bueno, sí podría usar su magia para curarlo, pero no serviría de nada curar a un cadáver, Subaru lo miro más de cerca, el animal estaba atento a Subaru, listo para atacar con tal de defender a su compañero.
¿Qué podía decirle?, ¿cómo podría hacer que no lo ataque?
Lo primero que debió de hacer fue bajar sus armas, era sorprendente que hubiese esquivado a un animal cargando contra él con la armadura y las armas, ahora las dejo en el suelo.
El animal vio esto y se acercó, por lo menos ahora no parecía ver a Subaru como un enemigo, lo olfateó en la cara unos momentos antes de retroceder y chillar como un pollo, pero de forma muy profunda, como si fuese sacado del pecho.
El sonido lo sobresaltó, la maldita cosa parecía feliz por lo que pasó, maldito, se giró hacia el viejo.
No era un hombre viejo, en realidad bien y podría ser más joven que él pero con el cabello de color gris, parecía que dormía sin problemas, si no fuese por la herida, pensaría que duerme por el exceso de trabajo o que estuviese borracho a más no poder.
Su aroma era rico, como a lavanda y pan recién hecho, era el aroma de alguien cuyo karma era bueno y alma bondadosa
Había una gran herida cerca de la coronilla, salían hilillos de sangre hasta resbalar por su nuca y desaparecer por su espalda, la piel cerca de la herida se volvió roja y más allá se volvía morado, hizo una mueca, un golpe en la cabeza con la suficiente fuerza podía revolver el cerebro de una persona y dejarla o muerta o con serios problemas cerebrales.
-Bueno, cada segundo cuenta-
Sus recuerdos falsos le mostraron cómo hacerlo, acercando su mano a la herida, rezo una plegaria.
-¡Señor Naran, por favor, escucha mi plegaria y sana a esta persona herida!-
De sus manos salió luz, Subaru se maravilló por este fenómeno, se quedó allí unos momentos, el animal a su lado chillo, sorprendiendo a Subaru otra vez y poniéndolo nervioso, la herida roja y sangrante se cerró y la luz desapareció, el comerciante ya no estaba herido de muerte, pero la sangre seguía ahí, además el moretón no desapareció, si no se acordaba mal, su curación no era buena y era peor si su objetivo no era un oni, la parte de la curación venía mejor con los clérigos.
Pero esto era mejor que nada, debía de ponerse en marcha.
Con el dinosaurio y por supuesto, Subaru no sabía cómo diablos conducirlo.
Había un lugar que funcionaba como un banco para sentarse, estaba lo suficientemente seguro para que alguien no se caiga de los lados y una especie de cinturón complicado que Subaru no supo cómo funcionaba.
-Bien, hagamos esto-
Subaru se acercó al dinosaurio, aún cerca de la inconsciente persona, vio a Subaru, expectante.
Cuando intento estirar de unos arneses que estaban en la espalda del dinosaurio como si fuese un caballo, pero tan pronto como lo movió, el animal se resistió, pero la fuerza de Subaru era más grande que el propio peso del animal, esto francamente impresionó a Subaru, moverlo con facilidad fue interesante, aun así, requería algo de esfuerzo, pero aun así, moderado.
El animal siguió resistiendo, chillo como un loco, asustado de que este desconocido lo estuviera jalando y tirando a gusto, Subaru se sintió mal, pero lo requería, debía de volver al pueblo y acomodar al hombre herido.
Entre adivinanzas y con nulo conocimiento sobre animales o montura, Subaru enganchó al animal en un aro en la parte inferior del carruaje.
El dinosaurio dejó de chillar y resistirse, pero ya no miraba a Subaru, sino al frente.
La armadura seguramente le sería pesada, por lo que se desharía de él, como si estuviera hecho de arcilla negra, se cambió, su arma, escudo y armadura fueron tragados por la oscuridad y volvió a ser una persona normal.
Se sentó en el asiento del conductor y ni siquiera se ató el extraño cinturón, esperaba que no saliera volando como un halcón al aire mientras el animal se movía.
-Muy bien, ¡vamos!-grito.
Pero nada, el animal se negó a moverse.
-¿Eh?, ¡dije vamos!-esta vez con poca fuerza movió las cuerdas.
El animal chilló y no hizo gesto de hacer ningún otro movimiento, más bien parecía molesto.
-¿Qué te pasa?, tu conductor debe de esta en un estado muy delicado, estar aquí no traerá nada bueno, debemos irnos-
Pero el animal no lo escucho, si fuese una persona cerrara los ojos y miraría otro lado, maldita cosa.
-¡Dije que vámonos!-
Pero el animal seguía sin reaccionar.
Apretó los dientes, frustrado, no podía permitir que en su primer evento de salvar a una persona muriera o que por lo menos comience a empeorar.
-Bien, lo que sea, pero si se muere-
-¿Eh?-
Subaru odiaba tanto a la montura como al jinete, en menos de media hora ambos estaban tratando de darle un infarto.
Grito de sorpresa al ver cómo el joven de capucha verde se levantaba, sus ojos aún entrecerrados como si estuviese despertando de un sueño muy pesado, agarrando su capucha como si fuese una manta, Subaru hizo una mueca al ver el moretón hinchado y morado oscuro.
-Hola-
Subaru no sabía qué hacer, no sabía cómo tratar con una persona que fue asaltada y herida, con un extraño conduciendo el carruaje que le pertenecía.
Era oficial, Subaru estaba nervioso e incómodo.
-¿Quién eres?-
-Soy Subaru Narsuki-
El extraño lo miró por un momento, esta situación debió de ser muy surrealista para él tanto como lo era para Subaru, sentía pena por ambos.
-Me llamo Otto-
Extendió como pudo su mano, Subaru le devolvió el saludo, esperando cualquier otra reacción menos esa, su agarre fue superficial y supo que Otto actuaba en piloto automático y sin muchas fuerzas, era como despertar luego de una larga noche de sueño y que te despiertan de repente.
Otto estaba desorientado, Subaru tenía que llevar a la aldea pronto para que pueda descansar cómodamente.
De pronto, Subaru tuvo una idea.
-Ayúdame a llevar a la aldea, hay un lugar donde puedes descansar y recuperarte-
Otto parpadeo, era difícil ver a alguien tan joven actuar como una persona perdida sin remedio alguno.
-No tengo dinero-
-No te voy a cobrar-
-Vamos allá-
Con eso, Subaru se hizo a un lado, Otto con rapidez subió a la parte delantera del carruaje, con toda la naturalidad lo primero que hizo fue atarse con ese cinturón extraño atado al asiento del conductor, Subaru no tenía nada más que fe para sujetarse.
Otto balbuceo algo y movió las cuerdas, una de ellas ni siquiera estaba atada, el animal que nunca despegó la vista de su maestro desde que se levantó hasta que se sentó empezó a moverse y no fue después de eso que Subaru se dio cuenta de que nunca le había dicho la dirección, demonios, ni siquiera lo recordaba claramente, solo había viajado en línea recta, ignorando los caminos que se dividían en 2 o más caminos sin ningún tipo de duda o conocimiento.
El dinosaurio no tuvo problema con la falta de dirección de su jinete, siguió con todas sus fuerzas delante, moviendo el carruaje sin ningún tipo de duda, simplemente cargaba hacia adelante, Subaru dejo de pensar en ello y se concentró en el paisaje, en la sensación de ser llevado por un animal que era desconocido para Subaru hasta el día de hoy.
Otto no lo resistió, giraba su cuerpo de un lado a otro, una y otra vez, cada que se daba cuenta se ponía recto, pero al final se tiró adelante.
Antes de que se cayese del carruaje, Subaru con sus dos manos lo empujo de vuelta a su asiento, miro el cinturón, sintiéndose como tonto, estaba seguro en su lugar, de haberse caído el cinturón lo detendría.
-El cinturón, claro-murmuró entre dientes.
Otto estaba como un títere sin cuerdas, los ojos de Subaru picaron y se irritaron por la tierra que subía por el aire, no sabía cómo Otto no estaba tosiendo, pero Subaru tuvo que admirar el paisaje con su ojo derecho cerrado y la cara girada a la izquierda.
Ahora también tenía otra preocupación, más tarde, se recordó de los bandidos, la posibilidad de que estuviesen esperando muchos metros más adelante, listos para salir de entre los árboles le dio una sensación de peligro bastante real.
Bien y podría haberlos pasado ya y estuvieran siendo perseguidos por ellos, cuando menos se lo esperen, Subaru y Otto serían emboscados.
Si eso pasaba, Subaru se transformaría y atacaría con su mazo, estamparía sus pechos e intentaría no matarlos.
Esperaba no matarlos en realidad, Subaru ya tenía mucha sangre en sus manos, pensar en que tenía que matar a otro ser humano hizo que su estómago se encogiera, tal vez hubiera otro modo de concluir todo.
Uno menos sangriento.
El dinosaurio no se dio cuenta que su jinete se había ido a la tierra de los sueños sin él, simplemente siguió corriendo con esas largas y fuertes piernas suyas, dando un impulso monstruoso, Subaru pensaba que el animal era rápido y fuerte, como un caballo, pero sin duda no de la misma manera.
Luego de un tiempo de estar así, con el viento chocando en su cara, le dio la sensación de querer dormir, solo por lo bien que se sentía aquello, pero cada que se apagaba por un segundo, volvía a despertar al siguiente momento, era una batalla que pronto perdería y cuando eso sucediera, despertaría en los confines del mundo.
Esperaba que hubiese chicas lindas allí.
El viaje fue más corto de lo que pensaba, en poco tiempo llegaron a la aldea, Subaru intentó despertar a Otto cuando lo vio a lo lejos, pero no despertaba, el estrés o el golpe llevó toda su resistencia.
Aunque quisiera, no podía despertarlo.
Como pudo hizo que el dinosaurio se detenga, como si fuese un caballo, agito una de las cuerdas y el animal se detuvo abruptamente.
Miro hacia atrás, no tenía una expresión clara, pero parece que no confiaba en Subaru, si fuese un perro ya estaría ladrando.
Pero no tuvo tiempo, como pudo salió de un saltó del carruaje, tenía que ser rápido, sacó el cinturón que atajaba a Otto y lo cargo con algo de esfuerzo, se lamentó no haberse transformado antes, pero no sabía qué efecto tendría ahora con Otto y no quería despertarlo.
-No me estás facilitando las cosas Otto-le irritaba lo complicada que se volvieron las cosas por algo tan simple como salir a pasear.
Tampoco podía irse a una casa cercana, no había explorado casi nada y no podía acordarse de cada cosa buena o mala que había en cada casa, así que se adentró a la casa donde estaba alojado actual, removió un poco a Otto para adentrarse a la casa, pero la piedra le dio con todo en la frente, el impacto fue tan fuerte que hizo una mueca adolorida.
-Ugh, lo siento-dijo.
Lo que le faltaba, otro chichón a la cuenta, cuando despierte Otto le agradecerá con una bofetada en la cara.
Subió hasta la habitación contigua a la suya, haber quitado todos los obstáculos le tomó su tiempo con ganas, no era la forma más efectiva de protegerse, pero hasta ahora, le resultó bien.
El dinosaurio le siguió, se había quedado atorado entre los marcos de la casa, queriendo entrar junto a su maestro pese a su problemática, entre quejidos y aullidos, parecía un monstruo de película de terror.
-Fantástico-aunque verlo en la vida real le daba una mezcla de asombro e incomodidad, como si su propio cerebro le dijese que esa cosa no debería de existir.
Pero no pudo evitar admirar a la bestia, viva y con la sangre caliente, presume, era un ser vivo fuera de todo lo que Subaru alguna vez había visto en su mundo.
-¿Puedes callarte?, ya vuelvo de una vez-
El animal chilló y se removió con más fuerza,
Pero el peso continuo de Otto sobre su brazos le molestaba, en la parte física no era débil y podía soportar mucho peso, pero no el peso de una persona promedio subiendo las escaleras, empujo la puerta con su espalda, el lugar tenía los muebles estaban desparramados a un lado de su puerta, deposito a Otto en la cama, su pecho subía y bajaba, era todo tan extraño, ese día, no había estado en ese mundo ni dos días enteros y ya se sentía cansado de todo, tal vez mañana no vuelva a ir de viaje, sino que se quedaría a explorar la villa y sus cercanías.
¿Qué iba a hacer ahora?, Otto debería de descansar, quién sabe cuánto tiempo, él tendría que encontrar otro lugar al que ir, donde dormir y volver a bloquear todas las entradas, era cansador.
Un aullido lo sacó de sus pensamientos, era el animal, el dinosaurio gigante, le dolía la cabeza solo de pensar en cómo podría sacarse el problema de encima.
Con fuerza bruta, por supuesto.
Y se volvió a transformar.
Subaru nunca espero que las cosas salieran así, lejos de casa, salió de su ciudad luego de un arduo entrenamiento en la iglesia del padre celestial, su espada se había vuelto una extensión de su cuerpo, con un escudo mediano que lo había acompañado desde que era un escudero, Subaru había sangrado, llorado y sudado por su título de caballero y al final, uniéndose a la iglesia del padre celestial, ahora, enviado como un gran guerrero, fue ordenado proteger a los débiles y desprotegidos.
¿Por qué?
¿Por qué había cambiado de raza?
Subaru tenía una camisa negra, chaqueta azul, pantalones negros y zapatos azules, una armadura completa, se sentía más pesada pese a que no era más voluminoso que la armadura anterior, era de un color gris ceniza, una espada a su derecha y un escudo con líneas azules sobre blanco que emulaba la cruz cristiana pero con dos líneas pegadas a la línea horizontal que apuntaba en diagonal, haciéndolo parecer una persona con las piernas juntas, ya no tenía una maza en su derecha, sino una espada, blanca, era una espada bastarda de acero con empuñadura negra de cuero.
Era en esencia, un paladín más débil en lo que respecta a magia y fuerza física, pero en otras áreas más equilibrado.
-¿Falle?-se preguntó, decepcionado-¿acaso hice reaccionar a mi magia de forma inesperada y solo se cambió?-
Eso lo dejó sin más transformaciones por el día, aún estaba en duda si es que funcionaba así, pero ya vería qué hacer.
Se bajó con precaución hacia el dinosaurio que aún chillaba e intentaba entrar al lugar.
Bueno, mientras tuviera otra salida, evitaría ese problema de momento.
Como oni era mucho más fuerte que un humano, ahora no lo era tanto.
El animal estiró su cabeza hacia la mano de Subaru, intentó darle un mordisco, su mano estaba protegida por sus manoplas, pero la parte donde de su palma estaba protegida por cuero y un poco de almohadilla.
-¡Déjame!-gritó, con su mano empujó la cabeza del animal con una mano y se acercó a la parte donde estaba enganchada al carruaje.
Entre los sonidos que hacía el animal, la falta de conocimiento de Subaru sobre cómo enganchar carruajes medievales y el cansancio de todo, lo puso muy nervioso.
-¿Podrías callarte de una vez?-
El animal le respondió de mala gana.
-Estoy intentando ayudarte-
En realidad bien se daría la vuelta y saldría huyendo del lugar, sería divertido explicarselo a Otto, esperaba que no fuese caro.
Porque, esencialmente, no tenía dinero, no de este mundo al menos.
Su paciencia estaba llegando a su fin cuando el animal mordisqueaba su cabeza protegida por un casco acoplada con perfección a su cabeza, las cuerdas fueron retiradas del carro.
El dinosaurio tuvo la decencia de dejar en paz su ser, se fue corriendo, escaleras arriba, se preguntaba si su nariz sería buena para saber dónde estaba su dueño.
Lo siguió con cansancio mental, no físico, el barullo y los aullidos del animal, si hubiese alguien en el pueblo, lo escucharía a mucha distancia.
No le agradaba nada todo el ruido de ese animal, Otto debió de tener un sueño pesado como una casa, porque si no despertaba con eso, seguro que no lo haría con nada.
Algo llamó su atención.
Desde lejos escucho algo, era un traqueteo constante y rápido, a lo lejos, eran figuras en la lejanía.
Peor aún, Subaru reconocía a esas figuras.
Eran las personas que se habían encontrado anteriormente, pero peor, ahora eran más personas, muchas más.
¿Los siguieron?, pronto, para su horror, lo descubriría.
A medida que se acercaban Subaru pensó en sus opciones, tal vez huir, pero eso dejaría a Otto en un estado vulnerable ante personas que no eran buenas, eso era un falta de respeto a su código de paladín que hizo Subaru, no es que sea importante, pero con certeza lo hizo sentir mal.
Tenía que quedarse, se iba a quedar, se iba a quedar a cuidar de Otto como pudiera.
Inhalo y exhalo, este día era muy violento para su pobre corazón.
Pero eran las cosas de un héroe.
Su cara se iluminó ante este pensamiento, claro, eran las cosas que un héroe tenía que hacer, cuidar de los demás y atrapar bandidos.
¿Podría asustarlos?, no parecía la verdad, si era así deberían de correr de Subaru, quien aunque diferente en armadura, aún era fácil reconocerlo, su cara no estaba tapada, sólo protegida por los lados.
Tendría que ser firme, no derribó a ningún bandido cuando era un oni y había desaprovechado la oportunidad, ahora, era el ultimátum.
¿Podría huir con Otto?, ellos iban en esos animales y sabía que eran rápidos, ¿podría negociar?, por más disgusto que le diese, su vida no valía la de un inocente.
Gruño molesto, su orgullo como paladín no se lo permitiría, orgullo en general, con estos poderes, no era necesario rendirse o creer que iba a perder, iba a ganar, era el héroe de esta historia después de todo.
Finalmente estuvieron frente suyo, rodeándolo al frente, desde su lado derecho hasta el izquierdo.
Subaru se mantuvo firme y sostuvo con fuerza sus armas, listo para la pelea.
-Este lugar está protegido por un paladín-su voz era tan firme y clara que lo sorprendió, casi parecía otra persona-no dejare que hagan nada ilícito-
Si fuese sólo Subaru el chico adolescente, los hombres frente suyo no mucho mayor que él se hubieran reído y golpeado, ahora era un hombre mucho mejor equipado que ellos y más fuerte, con un verdadero entrenamiento con un arma, podía lograrlo, podía vencer a estos sujetos.
Mirándolos de cerca, había más jinetes que monturas, algunos cabalgaban los dinosaurios de 2 o más personas, algunos muy apretujados en una sola montura, no iban tampoco bien equipados, solo vio a 1 con una espada decente pero ya empezando a perder filo, sin embargo, aún podía hacerle daño, más si le quitaban el casco, no estaba pegado a su cuerpo y podía removerse.
Reconoció al rubio a un lado de un hombre de cabello verde, era raro, los cabellos en este mundo se alejaban del marrón o el negro, era extraño y llamativo, sin duda, si no fuese porque no veía raíces de otro color.
-Es un lugar muy vacío para tener un…¿paladín?-
Miro a Subaru con confusión, el hombre nunca escucho esa palabra antes, si era una rama específica de la caballería entonces solo tocaba esperar que fuese una forma de decir que una persona era un novato.
-Soy un caballero al servicio de un reino y vinculado a una iglesia-respondió Subaru, no sabía porque pero quiso explicarse, sus habilidades sociales y para leer el ambiente brillaban por su ausencia.
Los demás bandidos se extrañaron ante esto, no entendían nada, ¿la iglesia del dragón ahora tenía sus propios guerreros?, eso parecía un problema.
-No me importa-
Finalmente el hombre de verde mostró hostilidad, los otros bandidos se rieron por este cambio tan abrupto en la conversación.
Subaru en su interior se sintió incómodo y nervioso, pero por fuera su rostro era impasible, eso callo las risas.
El hombre a su derecha intentó agarrar su espada, el combate empieza.
