Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Me despierto temprano, aunque no recuerdo haberme quedado dormida. Una enfermera enfadada me saca de la habitación a pesar de que le suplico en voz baja que me permita quedarme.
Esme no se despierta. Edward tampoco.
Cuando la enfermera amenaza con llamar a seguridad, mis lágrimas caen con más fuerza cuando miro una vez más el cuerpo sin vida de Edward en la cama y me voy.
―Vuelve durante las horas de visita ―espeta con severidad.
No le respondo, solo camino.
Estoy de pie en el estacionamiento, el aire frío helando mis mejillas húmedas, mi respiración dificultosa.
Dejándome llevar, sintiendo tanto dolor y nada más.
Aparece Emmett, observándome con cautela mientras se acerca.
Lo miro, sin verlo realmente, notando que Carlisle entra al hospital detrás de él.
―¿Necesitas que te lleve? ―pregunta, deteniéndose frente a mí.
Inhalando profundamente, exhalo una nube de aire.
¿Sí?
¿Adónde voy?
Tantos pensamientos se arremolinan y empañan mi mente, sin encontrar claridad a través de la espesa neblina.
―Vamos. ―Me insta suavemente, un suave toque en mi espalda, dirigiéndome hacia su auto.
No hablamos, ninguno de los dos sabe qué decir. No pregunta por qué me quedé en el hospital toda la noche, no pregunto por qué él no lo hizo.
―Gracias ―grazno, abriendo la puerta del coche cuando se detiene frente a mi casa.
Él asiente, volteándose hacia mí, tan inseguro.
―¿Quieres que te llame si algo cambia?
Me aclaro la garganta y logro asentir un poco.
―Por favor.
De repente, todo en lo que puedo pensar es en pararme bajo una ducha caliente y llorar hasta que no me queden lágrimas. Quiero llorar hasta que no me quede dolor, pero no creo que sea posible.
Aturdida, entro en la casa, recibida por nada más que vacío y frío.
No oigo el roce de una silla de cocina contra el suelo hasta que es demasiado tarde y me encuentro frente a la cara confundida de mi madre.
Observo cómo sus ojos me escudriñan. Debo verme horrible. No me importa.
―¿ Dónde estabas? ―demanda finalmente, su voz más alta en el tono. Por un segundo, casi creo que está preocupada―. ¿Y dónde está tu papá?
No puedo evitar reírme de su audacia.
Sacudiendo la cabeza, riendo como una loca, me limpio la cara.
―Qué irónico.
―Siéntate, Bella.
Sigo sacudiendo la cabeza, sorbiendo con fuerza, tragando saliva.
―No. Necesito ducharme.
―Puedes ducharte después de que hayamos hablado.
Le disparo una mirada incrédula.
―La cantidad de cosas que quiero, necesito, decirte... confía en mí, debería ducharme primero. ―No espero su permiso.
Y como un robot, me ducho. De pie bajo los chorros de agua, sin contener más el flujo constante de lágrimas, incapaz de ahogar mis sollozos y el dolor. Dejo que todo me golpee, le doy la bienvenida, lo absorbo, lo siento.
Pienso en Edward en su cama de hospital, luchando por mantenerse fuerte, por mantenerse con vida.
Pienso en el ultimátum, la línea que necesito trazar.
Cuando pienso en cuánto lo extrañaré si no puede aceptar la ayuda que necesita, mis rodillas se doblan y la grieta en mi corazón se ensancha.
El dolor, el miedo, la preocupación... han hecho un hogar dentro de mi alma y estoy en una espiral descendente.
Necesito un pequeño destello de luz, de esperanza.
Pero no sé cómo podemos conseguirlo. Me estoy hundiendo, y mis piernas no funcionan, no me mantienen a flote, la corriente está ganando, arrastrándome hacia abajo, profundamente.
No puedo seguir así. Me matará.
Edward no puede permanecer en su camino de autodestrucción, casi lo mata.
Hay tanto potencial enterrado bajo la superficie de ambos, lo hemos probado, hemos tenido un adelanto de lo que podemos ser.
Estoy dispuesta a cambiar, a seguir adelante.
¿Lo está él?
Respirando hondo y con dificultad, me preparo para el primer paso de mi camino...
Hablar con mi mamá.
