Exitus Acta Probat
Mientras reflexionaba sobre volver, tomé el disco SSD y revisé lo que Maysun quería del Dr. Petrov.
Había documentos de todo tipo, pero sobre todo, ella estaba buscando una base de datos con posibles candidatas para ser madre de sus nuevos hijos. Al parecer, quería crear un hijo varón. Había informes sobre manipulación genética y diversas formas de fertilización in vitro, junto con posibles mejoras mediante ingeniería genética.
"Va a continuar las investigaciones del Doc y pretende secuestrar posiblemente a una mujer para tener un nuevo hijo. No lo voy a permitir", murmuré mientras leía los documentos.
Finalmente, destruí el SSD y sellé el lugar lo mejor que pude, pensando en convertirlo en una especie de base de operaciones en el futuro. Esta vez tomé precauciones y, utilizando diversos tipos de químicos, eliminé cualquier marca u olor que pudiera delatar mi presencia. Nada, absolutamente nada, debía quedar al azar.
Armado con el sable, la daga, mi guante y lo que me quedaba de algunas bombas, tasers y mi máscara, emprendí mi viaje de vuelta a Moscú, de regreso al departamento de Nina.
Recorrí estepas, ciudades y demás. En Moscú, solo me alimenté de un par de ratas que encontré cerca de un río; estaba demasiado ansioso como para pensar en alimentarme y seguí moviéndome en la noche hasta llegar a su departamento.
En las afueras, llamó mi atención que el lugar estuviera cercado por policías. Pensé en preguntar, pero consideré que era mejor tomar distancia y no acercarme demasiado. Si hubiera habido un crimen, lo mejor era no dejar rastro de evidencia; ya me esperaba lo peor.
Me acerqué sigilosamente a la estación de policía y comencé a escanear sus datos.
Caso Número 84692-98
Víctima: Nina Petrov
Fecha del Fallecimiento: 29 de Octubre, aproximadamente a las 22:34.
Diagnóstico: El cuerpo de la víctima, Nina Petrov, hija del desaparecido científico Nikolai Petrov, fue encontrado desnudo en las cercanías del Río Moscova, a las 23:40, por un testigo que paseaba con su perro. El testigo vio a su perro acercarse y ladrar descontroladamente, por lo cual llamó inmediatamente a la policía al descubrir el cuerpo. La víctima presentaba visibles marcas de abuso sexual y violencia. El diagnóstico del equipo forense determinó que la causa de muerte fue hemorragia interna. La policía actualmente investiga el caso y se sospecha que la causa del ataque fue un "ajuste de cuentas" por parte de grupos de crimen organizado.
La noticia de la muerte de Nina Petrov me golpeó como un mazazo. Me quedé paralizado, con la mente inundada de recuerdos de nuestra amistad y los momentos compartidos. No podía creer que ella ya no estuviera aquí. No podía permitir que su muerte quedara impune.
La sed de venganza volvió a apoderarse de mí, pero esta vez me obligué a controlarla. Sabía que no podía actuar impulsivamente; debía mantener la cabeza fría para descubrir la verdad detrás de su muerte. No descansaría hasta encontrar a los responsables y hacerlos pagar por lo que habían hecho.
Con pasos decididos, me alejé de la estación de policía y me sumergí en las sombras de la noche. Las calles de Moscú se volvieron mi aliado mientras avanzaba con sigilo, buscando pistas y respuestas que me condujeran al corazón de este oscuro misterio.
Continuaría la caza, pero esta vez, en lugar de seguir el rastro de venganza, perseguiría la justicia. Nina merecía eso y mucho más. No descansaría hasta encontrar a los culpables y poner fin a esta pesadilla. El camino que se extendía ante mí estaba lleno de peligros y adversidades, pero mi determinación era inquebrantable.
La historia que se estaba tejiendo iba más allá de la venganza y la caza de vampiros. Era una trama de engaños, secretos y una oscuridad que parecía envolverlo todo. Me había convertido en el protagonista de esta historia, pero no sabía qué giros y sorpresas me depararía el destino.
El dolor por la pérdida de Nina seguía presente, pero ahora se mezclaba con la determinación de honrar su memoria y hacer justicia por ella. Seguiría adelante, luchando contra los obstáculos y enfrentando mis propios demonios internos.
La noche me abrazaba con su oscuridad, pero yo ya no era un ser de la noche, sino una criatura movida por la pasión de desentrañar este sombrío misterio. Aunque me acechaba el peligro, no retrocedería. Caminaría por las sombras, enfrentándome a la oscuridad para descubrir la verdad que se ocultaba tras las sombras de la noche en esta ciudad infestada de secretos y mentiras.
Estaba furioso. Ella sabía el riesgo en el que estaba, que la estaban vigilando, pero ¿era necesario el abuso? A medida que seguía leyendo, descubrí que el caso involucraba a varios hombres conocidos por la policía, quienes, por falta de evidencia o corrupción, seguían impunes. Sentí culpa al mismo tiempo. Podría haber hecho algo, al menos haber terminado el sistema antes, para que ella pudiera hablar con su padre. Si hubiera tomado otras decisiones, tal vez... todo esto no habría pasado.
Entré por la siguiente noche a la morgue y comencé a registrar los olores de los hombres que abusaron de ella. Estos tipos dejaron "evidencia evidente", por así decirlo, así que me será fácil saber quiénes fueron los asquerosos estos.
Seguí el rastro por varios callejones hasta dar con lo que parecía ser un lugar muy bien escondido, una especie de discoteca o lugar VIP. Aunque no entendía ruso, pude traducir lo que decían utilizando algoritmos e internet. Además, podía escuchar a través de las paredes. Había definitivamente música, no muy fuerte, pero la había, y podía oler drogas y alcohol también.
Llegué a la puerta, que estaba debajo de un par de pisos y otras compuertas debajo de un lugar abandonado. La puerta era metálica, con una ventanilla que podía abrirse. La ventanilla se abrió y un tipo dijo en ruso: "Contraseña..."
Yo simplemente lancé al tipo contra la pared y otros tipos comenzaron a llegar.
Los primeros llegaron con armas blancas y palos, mientras las mujeres gritaban.
"Crack*, crack..."
Me deshacía rápidamente de uno por uno. Luego, otros comenzaron a disparar...
"Snap*, snap..."
No había necesidad de usar ni la daga ni mi sable, así que simplemente usé mis manos y mis uñas...
"Swipe*... swipe*... Slash*... slash*..."
Los desgarraba uno por uno y les daba zarpazos. Dejé que las mujeres huyeran. Algunos de los tipos intentaban escapar.
"Bang*… Bang*..."
"Bump*… swipe*..."
Ninguno debía huir. Pude oler a dos de los tipos que habían matado a Nina. Uno me golpeó con una botella en la cabeza, el otro intentó acuchillarme, la hoja se rompió y él se cortó el dedo... podía oler... la sed comenzaba a hacerse más fuerte...
"Swipe*... swipe*..." Un par de zarpazos fueron suficientes con el primero. Al segundo solo me limité a romperle el cuello.
Caminé lentamente hacia las escaleras, y la pestilencia del último tipo se volvía más insoportable.
Al llegar a ese dormitorio, allí estaba el último tipo. El cuarto estaba decorado con luces de neón y había una cama para dos personas. La sangre goteaba de mis manos y manchaba el piso elegantemente alfombrado.
Él estaba acompañado por una chica joven, de origen probablemente africano, con el pelo ondulado y corto. Ambos me miraban fijamente, y él sostenía una pistola. El cobarde la apuntó hacia la chica y, con lo poco que pude entender, me amenazaba con matarla si yo no me retiraba.
Rápidamente logré quitarle el arma, la cual disparó antes de que lo lanzara por la ventana, no sin antes haberle golpeado en el pecho. Miré mis manos, estaban completamente ensangrentadas, y estas comenzaron a tiritar.
"Tu entrenamiento, Gonzalo, recuerda tu entrenamiento con el Doc, no lo hagas..."
De improviso, pude oler una fragancia, un aroma que jamás había sentido en toda mi vida. Era dulce, muchísimo más fuerte que cualquier olor que haya sentido antes, ni siquiera ninguna de las muestras que poseía el Doc en su laboratorio se comparaban, era algo sobrenatural.
Me di vuelta y vi a la chica quejarse. Su pierna había sido herida por el disparo, y la dulce fragancia que me llamaba venía de ella.
La bala que el hombre disparó se había incrustado en su rodilla, no era muy profunda, pero no podía sacarla con las manos; se necesitaba de un objeto o algo para removerla, si no, esta chica podría desangrarse y complicarse aún más.
"Emm... espera... déjame ayudarte..." le dije.
Ella solo me miraba con un rostro de shock y confusión. Tomé la daga, hubo un forcejeo, pero logré sacar la bala. El olor me consumió profundamente, y lentamente comencé a entrar en una especie de trance, algo que jamás había sentido antes.
De un momento a otro, mis dientes estaban hincados en su pierna, no podía detenerme, su sabor era demasiado, mucho más que el olor. Podía oír sus gritos y sus golpes. Intentaba golpearme en la cabeza y jalarme el pelo, podía escuchar sus súplicas, pero no podía parar, no podía...
Estuve en ese momento y vi a Od y al hombre a quien maté cuando cazamos juntos por primera vez, a Maysun junto al Dr. Petrov, a Anastasia y mi querida esposa Marie... Había caído finalmente, yo había caído presa de mis más bajos instintos.
Cerré mis ojos, luché y luché...
"No, por favor, no..." gritaba y lloraba la pobre chica.
Mis manos estaban firmes en su pierna, estaba poseído por ese líquido. Recordé mi paso por la universidad, recordé a Marie, a Lucero, a mi querido amigo felino Merlin, al comisario Klein, a Ralph, Juan, Nina y al Dr. Petrov. Finalmente volví en mí después de no sé cuánto tiempo y logré zafarme, me escondí en el baño de al lado y podía saborear aún los restos y su olor mientras me retorcía en la bañera.
Ella seguía gritando de dolor, podía oír cómo se remecía de un lado a otro, cada vez con menos intensidad. Me armé de coraje, respiré profundamente y volví. Vi su herida y era mala, tenía la ponzoña por toda la rodilla, y el proceso iba a ser lento si dejaba que pasara.
Luego, de repente, ella dejó de moverse, su corazón dejó de latir y solo pude ver su rostro vacío de vida. Ella había muerto de un infarto.
"La maté... la maté... oh no... no, no, no, no, no..." pensaba mientras me agarraba el pelo.
Me quedé con los ojos completamente abiertos, mirándola fijamente. Luego me puse de pie, desorientado, mirando hacia todos lados. Pude ver todo el cuarto, sangre por todos lados. Miré hacia la ventana y parecía algo sacado de una película de horror. Al mirarme en el espejo detrás de mí, pude verlo...
Un monstruo con sus manos y boca rodeadas de la evidencia carmesí de su reciente indulgencia, la misma imagen que vi en Anastasia aquella vez que fuimos de caza por primera vez juntos, solo que esta vez... vi la oscuridad, no reflejada en mi enemigo, sino en mi propia alma.
