¡UNA ADVERTENCIA!:

Esta historia no es para menores, no es una historia de amor. Quien quiera leerlo adelante, pero ya lo he advertido.


13. Vejez...

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Soun era un hombre mayor, no tenía ni cincuenta años pero la vejez lo había atacado. El patriarca de la familia Tendo había envejecido antes de tiempo. Si ya lo hizo cuando su mujer murió, con las desgracias que le pasaron después, su edad mental aumentó.

Físicamente estaba joven, más que la edad realmente tenía, pero mentalmente era un anciano con demencia. Los médicos le diagnosticaron un severo caso de Alzheimer precoz. Ese hombre solía olvidar el día a día, el presente y parecía vivir en él pasado, cuando su familia y sus amigos estaban vivos.

Solía hablar solo, parecía hablar con su mujer y con su amigo , con el patriarca de los Saotome.

Sus nuevos cuidadores, lo trataban con respeto y cariño, que sólo era una máscara que ocultaba lo que ambos querían, la fortuna de Soun.

Kodachi, bajo el nombre de Kagome, era una mujer cariñosa y amable, pero odiaba a ese hombre, lo quería muerto y ya pensaba como matarlo.

Ryoga, haciéndose pasar por Ryu, tenía el mismo objetivo, heredar la fortuna de Soun, un dinero mal aprovechado. Él si le sacaría todo el beneficio a esa fortuna.

Los dos pensaban que usarían ese dinero para volver a ser quien fueron.

Kagome se acercó a una pared, donde había una gran fotografía de la familia Tendo, una foto de cuando las tres hijas de Soun eran niñas de poca edad. En esa fotografía estaban Soun sentado y con Nabiki sentada en sus rodillas y la señora Tendo cogiendo en sus brazos a Akane y Kasumi de pie al lado de su madre.

La fotografía de una familia feliz, Kagome odiaba a las familias felices, y más a los Tendo porque lo fueron.

Kagome miró a esa foto con rabia y odio, destetaba esa foto. Odiaba a las personas que aparecían en ella, sobretodo a esa pequeña estúpida que aparecía en brazos de la señora Tendo, Kagome, o sea Kodachi, odiaba a Akane, por suerte esa chica ya no existía.

-Una buena fotografía-la supuesta Kagome saltó, el señor Tendo había aparecido sin hacer ruido, no era la primera vez que lo hacía, y posiblemente tampoco sería la última- es de cuando mis hojas eran pequeñas- se calló un par de segundos- hace tiempo que no las veo. Deberé llamarlas para que me hagan una visita.

Kagome no se había recuperado del susto. Ese hombre era peligroso, no podía robar nada, ni preparar su asesinato, Soun aparecía en el momento más inesperado. Se giró y el hombre no estaba. También desaparecía de repente.

-A veces pienso que es un fantasma. Esta casa siempre me ha parecido una casa encantada.

Pensó en que debía seguir su plan. Pero con Soun debía matar también a Taro, ese hombre era inquietante. ¿ Que lo motivaba a cuidad de Soun?. No eran familia, pero lo cuidaba, debía descubrir que movía a ese hombre, nadie hace las cosas de forma gratuita.

Y en cuanto a Ryu, estaba segura que lo había visto, conocía esa forma de moverse, y esa falta de sentimientos en sus ojos. Sin dudar, Ryu estaba allí por lo mismo que ella, matar y robar a Soun.

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Ryu se había vuelto el chófer de la casa, llevaba a Soun donde le pedía. Era un trabajo muy bajo para él. Ryu con el nombre de Ryoga siempre había estado en las alturas, mirando a los demás como si fuesen hormigas. Y ahora era una de esas hormigas, pero no lo sería siempre. Robaría su enorme fortuna al señor Tendo y la invertiría para volver a ser quien fue. Recuperaría sus empresas, y mataría a quien se las quitó, y a quien lo secuestró, sobretodo a este.

Debía tener cuidado con Soun, había sido un campeón marcial, había sido muy buen luchador, lo seguía siendo. Lo demostraba con su habilidad de aparecer y desaparecer de repente.

A pesar de la riqueza de su jefe, no vivían en una casa enorme. Soun vendió su mansión después de quedarse solo, no se sabía quien la compró, fue una venta que no aparecía en los registros del ayuntamiento, y eso lo intrigaba.

Taro era un personaje misterioso, un rival del difunto Ranma, parecía que adquirió una deuda de honor con este, y la pagaba cuidando a Soun. Ese hombre tenía mucho peligro, no sólo por ser practicante de artes marciales, Taro era un misterio, era extranjero, no había adivinado nada de su pasado, Taro no dijo de donde apareció, sólo sabía que era chino, y que Soun confiaba ciegamente en él.

En cuanto a la mujer, le era vagamente conocida, no sabía de qué, pero creía que la había visto antes.

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Ese día Soun quiso salir, ir de compras, comer fuera, y eso hicieron. Soun era conocido por mucha gente, se paraba a hablar con sus conocidos. Le regalaban frutas, y verduras, El señor Tendo era muy querido.

En la calle ese hombre cambiaba de personalidad, dejaba de lado su comportamiento infantil y se convertía en una persona alegre y normal. Dejaba de ser un viejo demente, para ser un hombre normal.

Sus dos empleados lo miraban asombrados y sorprendidos, ocultando su odio hacía su futura víctima, en poco tiempo esa persona dejaría de ser un problema, los viejos mueren de un día para otro, suelen irse a dormir y no vuelven a despertar.

Kagome se preguntaba como matarlo sin que nadie se diese cuenta, Taro siempre estaba cuidando a ese viejo loco, y Soun se daba cuenta de todo. La semilla de un plan estaba creciendo en su mente, una sonrisa apareció en su rostro, empezaba a ver cómo matar a Soun.

Ryu empezaba a cansarse, llevaba dos meses en esa casa y aún no había actuado, Soun siempre estaba moviéndose, y no había tenido ocasión de matarlo. Debía actuar pronto, pero sin precipitarse, un pequeño fallo, y todo se iría al cuerno, no debía fallar a la hora de dar el golpe.

Soun hizo que lo llevasen a la zona comercial de Nerima, el barrio de Tokyo donde vivían. Ryu miró esa zona con desprecio, a una cuantas tiendas pequeñas y un pequeño cine lo llamaban centro comercial.

Soun iba de tienda en tienda, comprando en algunas, y hablando en otras. Todos el mundo le hablaba con naturalidad.

El hombre hablaba a sus dos empleados de ese barrio, del lugar donde nació y creció. Los llevó donde estaba su dojo.

-Este es mi dojo. El dojo Tendo, ha sido de mi familia desde hace generaciones- bajó la voz, y habló con pena- yo se lo debía dar a mi hija Akane y al que sería su esposo, Ranma, pero lo dos ya partieron, y no volverán. Ahora no tengo herederos a quien dárselo.

Y entró. Sus dos cuidadores miraron el dojo sin disimulo. Los pensaron lo mismo, ese dojo sería suyo, y lo derivarían y harían pisos.

Ryu entró. Kagome miró el edificio, acarició la puerta y cerró los ojos.

-Aquí vivía… Akane Tendo, la chica que me robó mi amor, vivía quien me robó a Ranma. Por eso la maté. Ahora mataré a su padre y mi venganza contra los Tendo estará consumada. Después buscaré a Ryoga y lo mataré. Me lo debo a mi, se lo debo a Ranma.

Y la mujer entró en el recinto.

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Tanto Ryu como Kagome, habían estado antes en ese sitio, pero con sus verdaderas personalidades. A los dos les siguió pareciendo un sitio anticuado y pasado de moda, pero seguía abierto y con muchos alumnos.

El sensei del sitio era Taro, lo era de hacía unos meses. Según lo que vieron era un buen profesor, y experto luchador. Pero Ryu lo miró con superioridad, se consideraba mejor que nadie.

Tanto Taro como sus alumnos pararon cuando entró Soun y sus acompañantes. Inclinaron la cabeza y lo llamaron sensible.

-Da gusto ver a tanta gente entrenando al menos me iré con mi mujer sabiendo que mis enseñanzas durarán al menos una generación más.

Taro se acercó al él y lo cogió de las manos.

-No hable así, tardará en irse y sus enseñanzas no se perderán nunca- el joven no estaba dispuesto a que ese hombre se deprimirse.

-Ya no tengo a nadie, perdí a todos, a mi esposa, a mis hijas, a mi amigos y a su hijo. Recuerdo a Ranma y a Akane siempre se quisieron, siempre juntos, se querían tanto y ella murió, y Ranma murió en vida. Ya nada le importó, sólo quería volver a estar con mi hija. Me los quitaron, me arrebataron a mi familia.

El hombre empezó a llorar.

Taro lo abrazó y lo consoló.

-No debe venir al dojo, sólo le trae malos recuerdos.-Taro suspiró. Debía alejar al hombre de allí.-¡ya está!, ¡Vamos al comer!, ¡Al centro! Vamos a celebrar que ganaremos el próximo torneo. Iremos al restaurante del centro.

-¡Si! ¡Allí siempre iban a comer Ranma y Akane!-Taro maldijo en silencio, había olvidado ese detalle. Pero daba igual, lo invitase a lo que lo invitase. Ese hombre siempre encontraba un motivo para hablar de su mujer y de sus hijas.

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Kagome miró a Soun, como este hablaba de Akane. La mujer se enfureció aunque no lo mostró. Odiaba esa conversación, odiaba ese dojo y sobretodo odiaba a Akane, aunque esta estuviese ¡muerta!, la odiaba más ahora que cuando la hija pequeña de Soun estaba viva. Todo el mundo la recordaba, odiaba que todos la recordase, y dijeran lo buena persona que era. La haría desaparecer de la memoria de todos sería como si nunca hubiese existido.

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Continuará..


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Notas del autor:

Hola:

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He hecho mucho el vago con esta historia, ya debería haberla terminado, pero sin tener que cumplir plazos, puedo tomarme un descanso entre capítulo y capítulo, a veces es necesario para despejarme y descansar. Pero otras veces necesito escribir un capítulo para para tranquilizarme un poco.

Tengo que hacer un esfuerzo e ir continuando y acabando las historias que tengo. Hace meses que no subo la traducción de mis historias a mi otra cuenta, la que subo en catalán. Tengo una historia mía, con personajes míos en otro sitio, todos ellos están en espera o avanzando paso a paso, ninguna de ellas anuladas. Ya veré cuando la voy actualizando.

No diré cuando subiré el siguiente capítulo o historia, todo depende de la visita de las musas, que deben estar de vacaciones o en huelga, al menos en mi caso.