ADVERTENCIA: CAPÍTULO LARGO. TENER A MANO CAFEÍNA (CAFÉ, MATE, TÉ) Y GALLETAS.
Capítulo 24: EL OTRO DESPUÉS
"Nada hay más admirable y heroico, que sacar valor del seno mismo de las desgracias, y revivir con cada golpe que debiera darnos muerte."
- LOUIS ANTOINE CARACCIOLI.
Todo alrededor de Hermione parecía girar incesantemente, mientras ajustaba sus ojos a la luz. Era una habitación amplia, de paredes blancas y la cama que la sostenía no era precisamente cómoda.
Una sala de San Mungo, comprendió finalmente, al tiempo que alguien acudía a su lado y la cogía por la mano.
- ¡Mione!- con gran dificultad, pudo distinguir a Ron en aquella mancha pelirroja que se exponía ante ella con voz preocupada.- Al fin despiertas.- intentó sonreír el muchacho, ante el atónito rostro de ella.
- ¿Cómo llegué hasta aquí?
- Es una larga historia, Mione,- expuso el muchacho, trayendo una silla para tomar asiento junto a la cama.- Esta mañana te fuiste del Ministerio sin dejar rastro y hace unas horas, Kreacher avisó a Harry que el retrato de Walpurga no había dejado de gritar cuando apareciste en Grimmauld Place. Harry fue por ti, y como no hubo forma de hacer que despertaras, te trajo aquí, y me pidió que me quedara junto a ti. - sonrió, al parecer orgulloso de su gesto. - Los medimagos dicen que no parece ser efecto de un golpe, sino que hay magia involucrada, aunque no saben decir qué tipo de magia.- el pelirrojo apretó su mano con una inhabitual seriedad en su rostro.- ¿Recuerdas cómo fue que llegaste ahí o lo que pasó?
Hermione cerró los ojos y cogió su cabeza entre ambas manos, intentando ejercer la presión necesaria para ordenar sus pensamientos, mientras estos regresaban y se arremolinaban en su mente.
Había interceptado a su yo del pasado, tardando largos minutos en convencerla de ser una versión del futuro, y de la importancia que tendría su declaración. No le sorprendió la infinidad de preguntas que requirió contestar antes que ella cediera. Tampoco su insistencia en pedir explicaciones, que Hermione no podía dar.
"Por esta vez, deberás confiar", pidió, logrando que su joven versión accediera a mantenerse alejada y asumir luego su participación en una declaración que jamás habría dado.
Recordó a Theodore Nott, con sus rizos cortos, caminando con aquella fingida arrogancia que usaba como escudo cuando estaba nervioso, hasta la sala donde debía estar Draco. Y recordó también cómo fue en busca de Luna.
"La última vez que lo vi fue cuando acompañé a Ginny al Wizengamot", había dicho la rubia, por lo que supuso que tenía que estar cerca, y no se equivocó.
"¿Por qué crees que Nott escuchará a Luna?", había preguntado una confusa Ginny, cuando Hermione pidió a la rubia su intervención.
"Créeme. La escuchará", afirmó Hermione, sin poder explicar el por qué de su convicción, ni aún a la rubia, que accedió tal como ella supuso que lo haría.
El dolor de su cabeza se hizo más intenso, cuando lo recordó a él.
Draco…
¡Cuánto había deseado correr hasta él y abrazarlo! Pero durante todo el tiempo que duró su conversación, mientras se resistía al deseo de confesarle todo y besar sus labios, el rubio mantuvo un muro infranqueable entre ambos, que le hizo recordar que aquel muchacho pálido y delgado, con rostro de niño, no era su Draco.
No realmente.
Y recordó también cómo había declarado ante el Wizengamot.
"Era menor de edad cuando tomó la marca".
"Actuó bajo distintas formas de coerción".
"Lo único que vale en un juicio, es lo que se puede probar. Y ninguno de ustedes puede probar que participara por voluntad."
"El miedo es un gran movilizador".
Y cuando supo que el tiempo se acababa, apenas giró a mirar sus ojos grises, fijos en ella en una expresión indescriptible, antes de correr a Grimmauld Place, donde los hilos dorados la devoraron en un torbellino que giraba a través del tiempo.
Recordó cómo al quitarse la cadena que sostenía el giratiempo en torno a su cuello, este desapareció en una voluta de humo. Y todo se fue a negro.
- ¿Qué fue lo que pasó, Mione?
Nada que pudieras entender, Ron, pensó.
- Yo… No lo recuerdo.- se limitó a decir.
- Harry piensa que fuiste por Kreacher. Ya sabes, por tu trabajo con los elfos.- siguió el pelirrojo.
- Si. Seguramente fue eso.- contestó, asimilando la idea de que al menos su trabajo no había cambiado.- Ron, sé que te parecerá extraño, pero, Draco Malfoy…
- ¿Malfoy?- una expresión de extrañeza apareció en el rostro del pelirrojo, que luego se fue tornando en horror.- No me digas que fue él quien…
- ¡No! No tuvo nada que ver con lo que pudo pasar en Grimmauld Place, Ron.- lo tranquilizó.- Pero necesito saber si él…
- ¿Esto tiene algo que ver con la boda?
Una boda. Draco y una boda. Su estómago se revolvió.
- ¿Qué boda?
- Ya sabes,- siguió Ron.- la de Luna.
- ¿Luna y Draco?- eso no era posible.
- ¡Ugh, no!- exclamó con la cara que colocaba cuando tragaba una gragea con sabor a vómito- Luna y Nott…- aclaró, acariciando su barbilla y girando la mirada hacia arriba, como si le costara imaginar también eso.- Aunque no estoy seguro de que Theodore Nott sea una mejor opción. ¡Pobre Luna!- exclamó al fin, abriendo mucho los ojos y negando con la cabeza.
Luna y Theo, pensó Hermione, sin poder evitar que una sonrisa se posara en sus labios, al comprender que las cosas habían mejorado al menos para ellos.
- Como sea, - siguió Ron.- considerando que Malfoy y Nott son inseparables, estaremos obligados a verle la cara al hurón.
El hurón, repitió mentalmente Hermione, a sabiendas de que, si Ron lo llamaba de esa forma frente a ella, significaba que no eran precisamente amigos. Y la presencia de Ron junto a ella…
- Ron, - le llamó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante la angustia.- Tú y yo, ¿seguimos estando juntos?
Ron Weasley alzó ambas cejas y separó los labios, notoriamente tomado por sorpresa.
- Creo que ese golpe realmente te dio fuerte, Mione.- respondió, tragando saliva.- ¿Quieres que llame a algún medimago?
- Solo necesito orientarme. - aclaró. - Entonces, ¿ya no estamos juntos?
- No. - el joven rascó su nuca.- Rompimos luego de que declararas a favor de Malfoy.
Hermione separó los labios para retomar su pregunta, pero la expresión dolida de Ron la detuvo. Aunque sabía que su relación con Ron estaba condenada a terminar de todos modos, el que culpara de ello a Draco, seguramente lo había hecho más difícil.
Y aun así está aquí, conmigo…
Que su amistad hubiera superado incluso aquello no dejaba de conmoverla.
- Ron…- susurró.
- Tú creías que fue una niñería de mi parte terminar por ello, y puede que tuvieras razón, pero, para cuando pude ver las cosas con más claridad, Susan y yo ya estábamos juntos, y bueno…
- Me alegro por ti, Ron.- sonrió, sorprendiéndose de la sinceridad de su sonrisa.
- Igualmente siempre fuimos mejores amigos que otra cosa, ¿no? - sonrió él de vuelta.
- ¿Y Draco?
La expresión amable de Ron volvió a desaparecer, para dar paso a una clara preocupación.
- ¡Diablos, Hermione! - exclamó, colocándose de pie. - Creo que de verdad debo ir por un medimago.
- Ron, solo necesito…
Pero el pelirrojo no se detuvo a oír explicaciones, cuando salió por la puerta.
Durante los minutos que siguieron y hasta que logró convencer al Sanador para que le diera el alta, tampoco fue mucho más lo que Hermione pudo averiguar sobre su nueva vida, sin dejar de preguntarse incesantemente si las cosas serían muy distintas, y, por sobre todo, si Draco sería feliz.
¿Estará pronto a casarse también?, se cuestionaba caminando como una sonámbula camino a su apartamento.
¿Mantendremos algún tipo de contacto?
Por lo que Ron dijo, sigue siendo amigo de Theo, pero…
Sus pensamientos fueron interrumpidos, cuando, al tomar el pomo de la puerta, le asaltó la duda de si aquel seguiría siendo su apartamento. Afortunadamente, las llaves que le habían devuelto como parte de sus pertenencias en San Mungo, pudieron abrir sin problemas el cerrojo, haciéndola respirar más aliviada.
Al interior, nada parecía haber cambiado. No reconocía los tazones, y había un escritorio en el centro de la habitación que antes no estaba ahí, pero por lo demás, se sentía bastante como su antiguo hogar, especialmente cuando Crookshanks salió desde abajo del sofá a darle un tibio recibimiento y Hermione se inclinó a abrazarlo.
- ¿Me extrañaste, Crooks?.- sonrió, sintiendo a la criatura ronronear entre sus brazos.- Lamento que en este tiempo no me tengas más que a mí, pero prometo que intentaré…
El ruido proveniente de la ducha al interior de su habitación detuvo el avance de su discurso, llevando sus pensamientos a tantas mañanas y tardes en que oía aquel mismo ruido, mientras aguardaba por él con un café en la cocina, o desde la cama. A veces incluso caminando hasta él para incorporarse bajo el agua y compartir caricias y besos que colocaban mariposas en su estómago y la hacían perder la consciencia de un mundo más allá de ellos.
Sumida en el recuerdo y presa de la expectación, caminó lentamente hasta el cuarto de baño, anhelando sentir su aroma, como en otros tiempos.
La presencia de un suéter sobre la cama la detuvo un instante, y sus dedos tocaron la tela y lo acercaron a su nariz para olerlo, en un acto que había pasado a ser parte de su rutina en otros tiempos. Pero el aroma que sintió era demasiado intenso, a tabaco, cuero, y algo que le recordaba un olor muy distinto.
Es el olor de…
- ¡Al fin apareces! - le sonrió la alta figura del rubio apoyado en el marco de la puerta, con el vapor emanando tras él, y una toalla de florecillas rosas enrollada a su cintura.- Comenzaba a preocuparme.
- Cormac.- susurró, con los labios apretados, entre el asombro y la rabia.
¿Cómo se atreve a usar mis toallas?
- Es mi idea, ¿o esperabas a alguien más? - dijo con mofa, como si aquel recibimiento le pareciera un absurdo, y Hermione se horrorizó ante el pensamiento de que existiera algo entre ellos dos.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó, llevando un mechón de cabello por detrás de su oreja y retrocediendo por reflejo cuando McLaggen caminó hacia ella. Había una belleza grotesca en sus músculos marcados y la exagerada anchura de su espalda, que lejos de resultarle atractiva la incomodaba.
- ¿Cómo que qué hago aquí? - entrecerró los ojos. - ¡Ah! Ya recuerdo. - El hombre se tocó el anguloso mentón con la mano, mientras la observaba. - Algo dijo Potter de un golpe en la cabeza.
Hermione se limitó a guardar silencio. Si había algo entre ellos y aun así debió ser Ron quien la acompañara en San Mungo, definitivamente la relación entre ella y Cormac no era precisamente profunda.
- ¿Ya estás mejor? - Alzó una rubia ceja en su rostro, torciendo el labio, mientras caminaba hacia la cama, en busca de su ropa. Hermione se giró por reflejo dándole la espalda, cuando lo vio tirar la toalla que lo cubría.
- Algo más repuesta, gracias.- masculló entre dientes, dándole tiempo para que terminara de vestirse.- Pero necesito descansar, por lo que agradecería mucho que pudieras retirarte.
- ¿Retirarme?- la voz le llegó inesperadamente cerca, por lo que ella se giró tentativamente, sin terminar de darse la vuelta hasta que comprobó que ya tenía los pantalones puestos.- ¡Diablos, Hermione! Habíamos quedado en que intentaríamos que esto funcionara, pero a la primera oportunidad ¿me echas de tu casa?
- ¿Qué es lo que estamos intentando hacer funcionar, exactamente?- preguntó Hermione, advirtiendo como Crookshanks se enredaba entre sus piernas, por lo que se inclinó a alzarlo del piso y acunarlo en sus brazos, sin dejar de mirar a McLaggen, quien retrocedió con expresa molestia en su rostro.
- Te dije que no alzaras a esa bola molesta.
- ¿Perdón?- preguntó Hermione, cada vez más perpleja.- ¿Por qué se supone que no puedo alzar a mi gato?.
- Porque cada vez que te toco, mi ropa queda cubierta con sus pelos. Es asqueroso.
- Cormac,- le llamó, sintiendo como se tensaba su mandíbula y notando el claro estado de alerta de Crookshanks.- ¿me puedes recordar por qué tú y yo estamos juntos?
- ¿Cómo que por qué estamos juntos? - se sonrió de lado, confundido, mientras se colocaba los zapatos.- Hace tiempo que tú y yo… Espera, ¿esto es por lo de la otra noche?
- ¿Qué noche? .- expuso entre dientes apretados. No quería ser con McLaggen más desagradable de lo que fuera necesario, considerando que no sabía el tipo de relación que existía entre la Hermione que había tomado su lugar todo ese tiempo y el rubio, pero no estaba segura de poder soportar mucho más su presencia ahí.
- Ya sabes… Tu problema con… Bueno, que tú no puedes… Ya sabes.
- ¿Que yo no puedo qué, exactamente?
- Que no lograste tener un orgasmo.
- ¿¡Que!?- Hermione sintió a Crookshanks removerse entre sus brazos de lo fuerte que debió apretarlo ante su perplejidad.- ¿Que yo no logro…?
- Creí que habíamos convenido en que no era culpa mía. No me puedes echar de tu casa por eso. - siguió Cormac, en actitud ofendida, cruzando los musculosos brazos por delante de su pecho. - Menos cuando tú misma reconoces que ni siquiera con Weasley era fácil.
- McLaggen, no tengo idea de dónde sacaste esa idea, pero…
- ¿Cómo que de dónde saqué esa idea? Me pasé una eternidad allí abajo,- expuso, señalando a la entrepierna de Hermione.- y no hubo caso de que…
- ¡Cormac!- gritó- Créeme que no tengo ningún problema para alcanzar un orgasmo.- aclaró. Recordaba bien una noche especialmente satisfactoria en que Draco logró la nada despreciable suma de cinco.- Así que tal vez el problema es…- que no eres Draco.- que no somos compatibles.
"Sabía que sería así…"
"Sublime… Intenso… Excepcional…"
"Sabía que seríamos compatibles".
- ¿Cómo? - el rostro de Cormac denotaba confusión.
- Que no somos…
- ¿Compatibles?- la interrumpió, con la rabia invadiendo poco a poco su rostro.- Creo que ese golpe realmente te afectó la cabeza, Hermione.
- Seguro ese cumplido me ayudará a recapacitar, McLaggen.- expuso con un sarcasmo, que seguro haría a Draco sentirse orgulloso.
- ¿Estás loca?
- Pregunta incorrecta, nuevamente.
- Hermione, no sé qué diablos te ocurre, pero llevo semanas haciendo grandes sacrificios por lograr que esto funcione, y tú…
- Si tienes que hacer tantos sacrificios, es porque no va a funcionar, Cormac.
El joven la miró estupefacto unos segundos, antes de soltar una risita condescendiente.
- Ya entiendo. Quieres cargar en mí la culpa de que seas un fiasco en la cama.
- Créeme, McLaggen,- gruñó entre dientes.- Difícilmente puedo ser un fiasco en algo, y menos en la cama.
- Escucha, Hermione, no puedes terminar conmigo sólo por eso. Menos cuando claramente…
- No estoy terminando contigo por eso, McLaggen.
- ¿Y entonces? - la expresión de Cormac era de tal confusión, que Hermione casi sintió pena por él. Casi.
- Estoy terminando contigo, porque no le agradas a mi gato.
- ¿Qué?
- Así que te daré un tiempo para que te vistas y dejes mi casa, mientras Crookshanks y yo vamos por un paseo.
Y sin esperar respuesta, caminó hasta la puerta, dejando el lugar con su mascota apretada entre sus brazos.
Lamentaba arruinar lo que fuera que la otra versión de sí misma hubiera tenido con Cormac McLaggen. Pero si era ella quien tendría que retomar el timón de su vida desde ahí, no sería al lado de él.
En ese pensamiento estaba, cuando terminó de bajar la escalera y se topó con el sonriente rostro de Luna Lovegood, aguardando a la salida del edificio.
-HP-
Hermione había caminado junto a Luna hasta el amplio apartamento de ésta, por un lado, porque el ofrecimiento le ayudaba en su empeño de evitar a Cormac, y por otro, porque necesitaba un rostro amigo que le ayudara a entender qué había sido de su vida durante todo ese tiempo.
Luna no había cambiado mucho desde que Hermione le pidiera interceder por ella con Nott. Tampoco era distinta de la Luna que se había despedido de ella en la Madriguera, antes de iniciar su viaje con Scamander. La única diferencia entre cualquiera de sus anteriores versiones y la chica que le acercaba un tazón de humeante té y tomaba asiento frente a ella, era el brillo que ahora habitaba en sus ojos.
- Así que, ¿tú y Theodore?- comenzó Hermione, recorriendo con la mirada el amplio espacio alrededor suyo, incluido el verde sofá en que Crookshanks dormía cómodamente, reconociendo ahí el mismo estilo que había marcado en otro tiempo a Grimmauld Place. Sin duda, Theo tenía mucho que ver con que su amiga viviera en un lugar notoriamente caro.- Me encantaría saber cómo comenzaron tú y él.- expuso, con sincera curiosidad.
Luna detuvo el tazón a mitad de camino entre la mesa y sus labios, con la sorpresa clara en su expresión.
- Fue gracias a ti.
- ¿A mí?
- Si no me hubieras pedido que intercediera con él por ti ese día, nunca habría tenido un motivo para hablarle. Y entonces nunca…
- ¿Te refieres al día de mi declaración?- la rubia asintió y Hermione tomó aire antes de hacer la pregunta que llevaba horas intentando responder.- ¿El día que Draco quedó libre?- el asentimiento de la rubia fue toda la confirmación que necesitaba para respirar más tranquila. Lo había librado de Azkaban.
Si Luna había advertido o no el cambio en su expresión, no dio muestras de ello, y Hermione agradeció mentalmente su delicadeza.
- O sea que Theodore y tú…- siguió.
- Bastó con hablar ese día para saber que teníamos muchas cosas en común. - la rubia bebió de su tazón, antes de continuar.- Por eso es tan importante para mí que puedas estar en nuestra boda.
- ¿Y qué opina Theo al respecto?- Luna pareció confundida ante el apodo con que Hermione había llamado a su novio, pero se limitó a responder su pregunta.
- Tú sabes que él se siente en deuda contigo, Hermione.- sonrió triste.- No importa que no te agrade.
- ¿Por qué cree que me desagrada?
- Tú misma se lo has hecho ver un par de veces.
Hermione apretó los labios, sin saber muy bien qué responder a ello.
- ¿Cómo se lo he hecho ver?
- Evitándolo constantemente cuando me ha acompañado a algún lugar, o rechazando sus agradecimientos cuanto intentó darlos.- la rubia respiró profundamente.- O la carta que me enviaste indicando que no irás a nuestra boda para evitar toparte con él o sus amigos.
- ¿Rechacé ir a tu boda?- preguntó Hermione más confundida que nunca. ¿Realmente iba a perderse la boda de Luna? ¿Qué ocurría con la versión de Hermione de esos tres años, como para acabar siendo novia de Cormac McLaggen y evitando a las personas que había aprendido a querer?
- Sé que declarar por Draco tuvo consecuencias para ti, Hermione y que por lo mismo no dejas de culpar a Theo y los demás por tu ruptura con Ron, pero, ¿no ha pasado ya tiempo suficiente para que puedas dejar atrás lo que pasó y avanzar?
- ¿Avanzar?
- Quiero que estés en mi boda, Hermione. Del mismo modo que Harry quiere volver a tener contigo la amistad que tenían, o que Ginny…
- Espera, ¿Harry y yo ya no somos amigos?
- No creo que puedan dejar de ser amigos nunca, pero desde que lo acusaras de tomar partido por otros, las cosas entre ustedes se han deteriorado.
- ¿Es por eso que Ron me acompañó en San Mungo en lugar de él?- preguntó, comprendiendo de pronto la ausencia de Harry.- Me sorprendió no verlo a mi lado.
- Cuando los sanadores le aseguraron que no había ocurrido nada terrible, Harry pidió a Ron que te acompañara para que te sintieras más cómoda al despertar. Pensó que, de quedarse él, pudieran retomar su última pelea.
- ¿Qué pelea?
- En el cumpleaños de Ron, tú le reclamaste a Harry su relación con Draco. Ginny intervino entre ustedes y, bueno, fue peor. Desde entonces, él evita acercarse a ti.
- O sea que yo, ¿odio a Draco?- Luna asintió.- ¿Por qué? ¿No fui yo misma quien declaró a su favor?
Luna la observó con clara confusión, pero nuevamente evitó decir nada al respecto.
- Así es, pero luego de hacerlo, Ron y tú terminaron. Y tú culpaste a Draco por ello.- Luna inspiró profundamente.- Y a todos los demás después de eso.
- ¿A todos los demás?
- Cuando los puse al tanto de mi relación con Theo, tampoco reaccionaste muy bien.- Luna se mordió los labios y la observó atentamente durante unos segundos, con su mirada profunda, como si buscara en sus ojos la respuesta al por qué necesitaba aclaraciones de una historia que debía conocer.- No recuerdas nada de eso, ¿verdad?
Hermione negó con su cabeza, esperando que la joven no pidiera explicaciones que ella no sabría cómo dar.
- ¿Y Draco?- Luna inclinó su cabeza de lado, indagando en su expresión.- ¿Qué ha sido de Draco luego de que declaré por él?
- ¿Qué es exactamente lo que quieres saber de él?
Hermione no alcanzó a formular una respuesta cuando la chimenea que ocupaba el centro del lugar se tiñó de verde, y una alta figura de rizos castaños salió por ella. Sus oscuros ojos parecieron sorprendidos al ver a Hermione.
- Granger.- saludó frío.
- Theo.- Los ojos del joven parecieron sorprendidos ante el uso de su apodo y se giraron a Luna en busca de una respuesta, mientras Hermione notaba con nostalgia la ausencia de la coleta a la que se había acostumbrado.
- Hermione ha venido de visita, luego que yo la secuestrara de su apartamento.- bromeó Luna. Aunque eso no pareció dejar de confundir a Theodore.
- ¿Vienes a despedirte de la novia antes de la boda?- intentó bromear Hermione, haciendo que la pareja la observara con la confusión clara en el rostro.
- ¿Despedirme?- Theo alzó una ceja, mirándola como si fuera estúpida.- Será difícil despedirme de la novia, considerando que yo también duermo aquí.
- Lo siento, asumí que vivías en tu Mansión.- se disculpó Hermione, cada vez más turbada de lo inesperado que le resultaba esta nueva versión de todo.
- Estamos dando un mejor uso a ese lugar.
- Theo ha fundado un hogar para chicos sin hogar, ¿verdad, Theo?- la admiración era clara en el rostro de Luna.
"Crearé la "Fundación Theodore Nott", para magos genios incomprendidos", llegaron las palabras del joven a su cabeza, como un lejano recuerdo de un fantasma que ya no existía, pero que seguía ahí, frente a ella.
- En realidad era para chicos con talentos especiales, pero supongo que hay espacio para los demás también.- sonrió Theo, cogiendo la mano de Luna, antes de regresar sus ojos a Hermione.- Y entonces, ¿vendrás a la boda, Granger?
"¿Tu crees que Lovegood pudo haberme querido?", había preguntado el joven, en alusión a la chica que ahora cogía su mano y lo observaba con devoción.
Y Hermione pasó la mano por sus ojos, para evitar que las lágrimas asomaran ahí, antes de asentir.
-HP-
Regresar a su apartamento no le pareció una buena opción ante la expectativa de que Cormac siguiera ahí, por lo que, al dejar el hogar de la pareja, sin todas las respuestas que habría querido tener, se dirigió a casa de sus padres, con Crookshanks entre sus brazos.
- Seguro este vestido te quedará genial para esa boda, Hermione.- Dijo su madre, tomando de entre su ropa el mismo vestido negro de escote pronunciado que ella había llevado puesto tanto tiempo atrás, en la primera gala de beneficencia en que fue la acompañante de Draco. El recuerdo de blancos dedos deslizándose en la tela, mientras cálidos besos invadían su cuerpo, hizo subir los colores a su rostro, por lo que giró la mirada para evitar los ojos de Rose Granger.
- Ese estará perfecto, mamá.
- Supongo que le puedes hacer algunos ajustes con tu magia para que…
- Sí mamá. Estoy segura que puedo hacerlo.- Ya lo hice antes.
La mujer debió notar la nostalgia que se apoderaba de su rostro, pues tomó asiento a su lado en la cama.
- Hermione, ¿está todo bien?
- Sí, es solo que, Luna se casa y yo estuve a punto de no ir a su boda. ¿Cómo pude haber pensado en no ir a su boda?
- Entiendo.- Rose apretó los labios por un instante, indagando el rostro de su hija, antes de seguir.- ¿Irás con Cormac?
- ¿Con Cormac?- la pregunta la sorprendió, pero la inquietó aún más la tensa expresión de su madre.- Acabo de terminar lo que sea que tenía con él hace unas horas, así que dudo que pretenda acompañarme.
Un suspiro de alivio escapó de los labios de Rose, mientras llevaba una de sus manos al pecho, en el claro gesto de haberse quitado un peso de encima.
- No sabes lo feliz que hará a tu padre saber eso.- Hermione alzó una ceja, confundida.- Cuando ese chico vino por ti el otro día, Henry y yo nos quedamos muy preocupados, cariño, porque tú siempre has sido una persona que brilla con luz propia, pero con Cormac a tu lado era como si te succionara la energía de algún modo.
- Mamá…
- Es en serio… era como un vampiro energético.
- ¿Un qué? - exclamó Hermione pronta a echar a reír, pero su madre parecía no haberse percatado y siguió hablando.
- Yo sé que tu padre no ha sido precisamente cordial con tus últimos novios, cariño, - ¿Últimos novios? ¿Cuántos novios, exactamente?- y sé que probablemente nunca le va a gustar ninguno, - Hubo uno que sí le gustó, recordó Hermione.- pero debes entender que aunque siempre, siempre vamos a apoyar tus elecciones, ver a nuestra brillante hija siendo consumida por chicos guapos que la tratan como un objeto, nos tenía con los nervios de punta, y…
- Mamá…
- No es que vayamos a cuestionar a tus parejas, Hermione, pero…
- ¡Mamá!- los ojos de Rose se posaron en ella, con la ansiedad clara ahí.- Estoy de acuerdo.
- ¿Cómo?
- Estoy de acuerdo con todo lo que estás diciendo.
- ¡Oh!
- Lo que me gustaría es entender cómo llegué a creer que Cormac McLaggen era una buena opción para mí, o cómo es que terminé peleándome con Harry. ¿Puedes ayudarme a entender eso?
- No lo sé, cariño. Tú siempre has…
- Lo sé. Sé que siempre he sido independiente y que ustedes siempre me han permitido tomar mis propias elecciones sin cuestionarlas, pero en este momento siento que en alguna parte perdí el rumbo que debía tomar mi vida y conocer tu punto de vista me ayudaría a comprender qué es lo que debo corregir. ¿Me ayudarás?
Las manos de su madre entrelazándose con las de ella, le hizo comprender que lo haría, incluso antes de que la mujer asintiera. Antes también de que su padre se uniera a ellas y le permitiera finalmente completar la historia de lo que había sido su vida durante aquellos tres años de inexistencia.
-HP-
Harry Potter no había cambiado respecto a la imagen que recordaba, pero la observaba de un modo que nunca lo había hecho antes, mientras tomaba asiento en la mesa. Lo había citado a una cafetería muggle, con el objeto de poner fin a lo que fuera que los mantenía separados.
"Hace mucho que no vemos a Harry", había dicho su madre.
"Sabemos que lo extrañas, Hermione", agregó su padre, aunque ninguno de los dos parecía saber el por qué de su distanciamiento.
- Hermione.- murmuró Harry, dibujando una fría sonrisa en sus labios. Pero esta no había alcanzado sus ojos, que seguían mirándola con suspicacia.
- Harry.- sonrió, logrando confundir aún más a su amigo.- Antes que nada quiero agradecerte por tu ayuda ayer. Entiendo que fuiste tú quien me encontró en Grimmauld Place y me llevó a San Mungo.
- Te diré lo mismo que le dije a los medimagos, Hermione.- expuso con hastío.- No tengo idea de qué fue lo que ocurrió. Kreacher apareció y me dijo que…
- Lo sé.- lo tranquilizó.- No es por eso que te he hecho venir.
La camarera acercándose a tomar sus órdenes interrumpió brevemente el discurso de Hermione. Mientras la chica anotaba en su cuadernillo y hasta que se retiró, Harry seguía con los ojos fijos en ella.
- Y entonces,- retomó Harry, cuando la mesera se retiró.- ¿De qué quieres hablar?
Hermione inspiró profundamente.
- Luego que desperté en San Mungo ayer, tuve una especie de… revelación.
- Ron dijo que habías despertado muy extraña.- susurró, frunciendo el ceño.
- Me imagino que debí parecerle una loca. Verás,- siguió Hermione, alzando el rostro hacia su amigo.- el día que declaré a favor de Malfoy, estaba convencida de que era lo correcto.
- ¡Vaya! ¿Ya no crees que fuera producto de una locura momentánea?- se burló Harry. Hermione se preguntó si sería eso lo que ella había dicho para intentar explicar lo que hizo.
- No. No fue una locura, pero, cuando Ron terminó conmigo producto de ello, supongo que sentí que, al no poder explicar lo que había hecho, no podía asumir la culpa. Y culpé a los demás. - llevó un mechón de cabello detrás de su oreja, notando como la atención de Harry estaba completamente volcada en ella.- Cuando la culpa es de otros, no necesitas explicarla para seguir viviendo en paz.- agregó, y Harry alzó las cejas, como si intentara comprender.- El culpable más lógico era el que había motivado todo.
- Malfoy.
- Así es. Malfoy.- sonrió triste.- Y, como él era el culpable, toda la rabia que generaba en mí la pérdida y la incertidumbre, se volcó en él, y cualquiera que tomara partido por él.- Harry se removió en su asiento, comprendiendo la alusión.- Y cada vez que uno de mis amigos se negaba a odiar a Malfoy o a sus cercanos como yo lo hacía, decidí alejarme de ellos. Pero como alejarme era doloroso, sufría al perder a mis amigos, y sentía culpa, y nuevamente atribuía esa culpa a otros para hacerlo más tolerable. Hasta que no quedó nadie.- torció el labio, recordando las palabras de su padre "Culpar a otros siempre acaba generando más dolor".
La mesera se acercó con el café de ambos, generando una tensa pausa.
- No sé si entiendo lo que intentas decir con esto, Hermione, yo…
- Quiero pedirte perdón.- le interrumpió.- Y quiero que entiendas por qué me comportaba como una idiota, para que aceptes mis disculpas.- expuso, esperando que Harry se sorprendiera, o que al menos se relajara, pero en lugar de eso pareció más tenso que nunca.
- ¿Y cuál es la condición?- ajustó sus gafas al puente de su nariz y llevó el café a sus labios.
- ¿Cómo?
- La última vez que intentamos hacer las paces, pusiste por condición el que me alejara de Malfoy. Según tú, mi relación con él mantenía la "afrenta".
Hermione separó los labios sin saber qué decir. ¿En verdad la Hermione de ese tiempo había dicho algo tan egoísta y estúpido?
"Era como si, en tu confusión, quisieras tener a tu lado solo a aquellos que pensaban como tú," había dicho su padre, "y terminaste rodeada de idiotas sin cerebro".
- Esta vez es sin condiciones ridículas, Harry.- intentó tranquilizarlo, logrando que el rostro del joven se relajara finalmente.
- Debes entender que no puedo aplicar la ley del hielo con Malfoy, no después de toda la ayuda que nos ha prestado con lo de Lestrange. Y ahora con Greyback…
- ¿Te está ayudando?- Harry pareció sorprendido ante su pregunta, pero asintió.
- Según Kingsley, Malfoy no tenía otro motivo que poner a salvo a Narcissa, pero, lo cierto es que se arriesgó bastante para poder atrapar a Rodolphus, y pienso que le quedó gustando eso de sentirse héroe, pues con el tema de los hombres lobo…
- ¿Atrapó a Lestrange?- Harry debió notar la sorpresa en su rostro, pues la observó con clara confusión.
- ¡Vamos, Hermione!- dijo el muchacho.- Sé que probablemente no leas nada que se publique relacionado con él, pero atrapar a Lestrange lo convirtió prácticamente en leyenda. Y considerando que le tomó dos semanas en San Mungo recuperarse de eso, sigo pensando que lo tiene bien merecido. ¿O es que no…?- la comprensión se fue dibujando poco a poco en el rostro de su amigo.- No lo recuerdas.- dijo al fin y ella asintió.- Pero, ¿cómo?
- Cuando desperté ayer…- no sabía por dónde comenzar.- Es una larga historia, pero debes saber que hay muchas cosas que no recuerdo. Y hay cosas que me confunden, como estar enemistada contigo.
- Yo no diría "enemistados", Hermione. Tú y yo nunca…
- Eres mi mejor amigo, Harry. No quiero perder eso jamás, ¿entiendes?
- Nunca lo perderás.- sonrió Harry al fin.- Pero no puedes decidir con quién quiero relacionarme o dejar de hacerlo, y mucho menos…
- Harry, escúchame.- tomó las manos de él por sobre la mesa y lo miró intensamente.- No tengo idea de qué fue lo que se apoderó de mí como para alguna vez haber puesto en duda nuestra amistad, pero quiero que sepas que eso no volverá a ocurrir. ¿Entiendes?- los labios de su amigo se curvaron en una bellísima sonrisa.- Podrías decirme que vas a casarte con Pansy Parkinson mañana, y ni aun así volveré a querer separarme de ti.
Harry frunció el entrecejo ante la imagen.
- De todos modos, no pensaba exponerte a un calvario como ese.- expuso.
- Era solo un desagradable ejemplo, Harry.- sonrieron ambos, con Hermione mucho más tranquila al notar la familiaridad con que su amigo apretaba sus manos de vuelta.
- Aunque agradecerás más que nunca no ser amiga de Malfoy,- agregó Harry, aun riendo.- considerando que es él quien va a casarse con Parkinson.
Y Hermione sintió que el aire le faltaba otra vez.
-HP-
- Es agradable volver a verte, Hermione.- expuso Neville, envolviéndola en un abrazo, antes de retirar la silla a su lado para que tomara asiento junto a él. En la misma mesa estaban Hanna, Harry al lado de Ginny, y Ron junto a Susan Bones.
Por el modo en que Ginny le dirigió una sonrisa transparente, supo que Harry ya la había puesto al tanto de su conversación.
- ¿Cormac no vendrá?- preguntó Susan de pronto, con su habitual delicadeza. Hermione se sorprendió de ver que algunas cosas no habían cambiado en esa nueva versión de los hechos.
- No, Susan.- aclaró, acomodando su vestido en la silla tapizada de blanco.- Cormac y yo ya no estamos juntos.
- ¡Oh!,- expuso la joven con sus cejas alzadas, y su mano apretando con fuerza la de Ron, como si quisiera dejar claro que el pelirrojo no estaba disponible.- lamento oír eso.
- Yo no.- agregó Hermione, con los labios apretados, antes de girarse a los demás.- Luna lucía maravillosa en su vestido, ¿no creen?
- Debes agradecer la intervención de Hanna con eso.- expuso Ginny, compartiendo una sonrisa cómplice con la aludida.- Luna quería hacer algo más de su estilo, con polvo de nargles y otras criaturas de existencia no comprobada. Debimos convencerla de que las fotos no captarían la tela y que aparecería en ropa interior para todos.
- Lo más difícil fue hacerle ver que eso sería un problema.- agregó Hanna, provocando una serie de sonrisas en la mesa de invitados.
- ¡Diablos!- exclamó Ron de pronto, con el entrecejo fruncido.- No quiero amargarte la velada, Mione, pero ahí está Malfoy.- ella siguió la dirección de sus ojos, hasta distinguir primero a una bellísima Astoria Greengrass, en su traje de seda azul, y luego a Draco, vestido de etiqueta.
- ¿No que estaban de novios con Pansy Parkinson?- preguntó Susan.- ¿Por qué viene con Astoria Greengrass?
- Astoria va a casarse con un Bibliotecario de Diagon Alley.- aclaró Hanna.- Malfoy intervino por ella cuando los Greengrass amenazaron con desheredarla y hasta les compró un apartamento para que vivan tras la boda.
- Él siempre cuidaba de ella.- agregó Neville.- Incluso en Hogwarts. La veía como una hermana pequeña.
Hermione vio como Draco se perdía entre el tumulto de gente, y debió resistirse al deseo de ir en busca de él.
"¿Estarías dispuesta… aunque eso signifique perder lo que había entre ustedes?", las palabras de Theo retumbaban en su cabeza. Ella se había comprometido a renunciar a él.
- Pero, ¿y Parkinson?- insistió Susan.
Y lo había perdido.
- Parkinson y Nott no se llevan.- aclaró Harry.- Malfoy prefirió evitar un mal rato al novio.
- Olvidé que ahora es "Malfoy el amigo de todos".- expuso Ron con un sarcasmo que Hermione no recordaba en él.
- Déjalo en paz, Ron- pidió su amigo.
- Harry Potter, el defensor de los conversos.- siguió el pelirrojo, medio en broma, medio en serio.- No creas que no sé que has estado compartiendo tragos con Malfoy en el mismo pub al que vas conmigo.
- Estoy al tanto de que lo sabes, Ron. Yo mismo te lo dije.- expuso Harry antes de beber de su vaso.
- Es verdad.- Ron inspiró profundamente.- Precisamente el motivo por el que estoy evaluando no ir más a ese pub.
- No seas infantil, Ron.- siguió Ginny.- Malfoy tiene derecho a madurar, igual que todos. Tú eres el único que sigue viviendo en el pasado.
- Considerando que Hermione y yo fuimos los principales blancos de sus burlas, ¿qué esperabas? ¿Que olvidemos de un día para otro toda esa mierda?
- Para mí ya está olvidada, Ron.
- ¡¿Qué?!- alegó el pelirrojo, girándose a ella.- ¡Vamos, Mione!
- Ron,- le llamó Susan.- Debes recordar que Hermione declaró a su favor. ¿No fue por eso que terminaron?- Hermione entrecerró los ojos en dirección a la muchacha, preguntándose cómo era posible que siguiera insistiendo en celarla.
- ¡Pero ni siquiera ella sabe por qué lo hizo!- alegó Ron.- ¿No es verdad, Mione?
- Declaró porque era lo correcto, Ron.- intervino Neville, con sus ojos clavados en ella.- Tú no estuviste en Hogwarts ese último año, por lo que no sabes lo que debimos pasar todos. Incluido Malfoy.
No pasó desapercibido para Hermione el cómo Ginny bebía de su copa, perdiendo la mirada en los recuerdos. Ella también estuvo ahí, y también sabía a qué aludía Neville. Y del mismo modo que ella, Hannah, que sostenía la mano de su novio, había ocultado sus ojos en las copas frente a ella.
"No soy la única al tanto de los rumores…", había dicho Ginny.
- ¡Ja! Un par de maldiciones de Carrow no son suficiente castigo para ese imbécil.- siguió Ron, apretando la mano de Susan, que a su lado asentía como si supiera de lo que hablaba. Hermione pensó que aquella rumiación enfermiza del pelirrojo, incapaz de dejar atrás el pasado, fue una de las verdaderas razones por las cuales su relación con él estaba condenada al fracaso. Sabía que en el fondo Ron no era una mala persona, que era un amigo leal y capaz de hacer grandes sacrificios en nombre de su amistad, pero su incapacidad de superar las afrentas sufridas, imposibilitaban para ella cualquier avance de una relación que fuera más allá de la amistad. Claramente, Susan no tenía ese problema.- Un par de años en Azkaban es lo que merecía ese…
- Draco no merecía Azkaban.- las palabras dejaron sus labios incluso antes de poder pensar en consecuencias, y con tal fuerza en la aseveración, que todos los ojos giraron a ella.- No importa lo imbécil que pudiera ser en Hogwarts, Ron. No lo merecía.
Y antes de que el pelirrojo o alguno más en la mesa, pudiera cuestionar el por qué lo había llamado por su nombre, se levantó de ahí. Necesitaba escapar a preguntas que no tenía cómo responder.
"Cuando regreses, no será fácil…", las palabras de Theodore retumbaban en su memoria.- "Entre más lejos iba en el tiempo, más seguro estaba de que perdería la cabeza".
Los giratiempos no estaban hechos para avanzar años, precisamente para evitar lo que ella había hecho, y recién comenzaba a comprender las consecuencias. Ella no era la misma que sus amigos recordaban y no tenía memorias de lo que sus más cercanos habían pasado en el último tiempo, lo que la convertía en una extraña en el cuerpo de alguien que no le pertenecía del todo, inmersa en un mundo que le resultaba incomprensible.
Pero justo cuando comenzaba a cuestionarse si aquella situación acabaría por volverla loca, una imagen detuvo su marcha en busca de un escape, recordándole de pronto el por qué había tomado la oferta de Theodore Nott, pese a las consecuencias.
"¿Valió la pena?", la pregunta retumbó en sus oídos hasta transformarse en un ruido ensordecedor que la obligó a cubrir sus orejas y cerrar los ojos, retomando el ritmo de los latidos de su corazón.
Al volver a abrirlos, él seguía ahí.
Sonreía de algo que había dicho Astoria a su oído y desordenaba el cabello de Blaise, haciendo a este entornar los ojos, en un modo muy parecido al infantil jugueteo que solía mostrar con los otros chicos en Hogwarts.
No era su Draco.
Es una versión más feliz.
De pronto, los ojos de él estaban puestos en ella. Sus maravillosos ojos grises, que ella contempló tantas veces, en instancias que anhelaba recobrar.
Hermione mordió su labio, obligándose a sí misma a sostenerle la mirada y sin saber qué más hacer, alzó su copa en dirección a él. Una rubia ceja se alzó en su rostro en expresión intrigada, pero no respondió al saludo, sino que se giró en dirección a Astoria y dijo algo a su oído, provocando que todos rieran otra vez.
- ¡Wow, Hermione!- exclamó alguien a su lado.- Luces increíble en ese vestido.- Era Dean Thomas, con su blanca sonrisa destacando alegremente en su rostro oscuro.- Hacía mucho tiempo que no sabía de ti. ¿En qué estás ahora?- siguió el chico.- ¿Sigues en el Ministerio?
- Sí. Aún con el tema de los elfos, hasta donde sé. - expuso.
- Excelente, Hermione, cuando puedas pásate por nuestra mesa, ¿quieres? Justo el otro día hablábamos de ti con Seamus. Yo creo que hasta Flint estará encantado de verte.
- ¿Marcus Flint?
- ¿Hay otro?- sonrió nervioso.- Parece que no estabas al tanto.- el chico llevó su mano detrás de la nuca para rascarse.- Seamus y él son socios en una empresa de importación de Whisky, y yo, bueno… Estoy viendo cómo ayudarlo con sus temas legales. Luego de su paso por Azkaban, las cosas no han sido fáciles para él.
- Lo imagino, Dean.
El moreno se removió incómodo frente a ella.
- Escucha Hermione, si no quieres ir a nuestra mesa, yo lo entenderé. Sé que Ron se negó a tenernos en su mesa, y que hasta Nott no estaba muy contento de tenerlo aquí, pero Seamus piensa que es importante ayudarlo a integrarse. En el fondo no es una mala persona, ¿sabes? Y agradezco a Luna que me dejara…
- Dean.- lo miró fijamente, tomando las manos del moreno.- Me alegra mucho que lo estén apoyando. Y prometo pasarme por tu mesa a saludar, si sientes que eso lo ayudará.- sonrió, recordando lo importante que fue en otro tiempo para ella el apoyo del muchacho.
Aun así, fue sorpresivo cuando éste la abrazó.
Y mientras devolvía ese abrazo, Hermione distinguió a Draco avanzar en dirección a uno de los balcones.
Reafirmó a Dean que iría con ellos apenas terminara de saludar a un viejo conocido, rellenó su copa, en un gesto que tenía más que ver con encontrar valor en el alcohol para enfrentar al rubio, que porque realmente necesitara beber algo más, y caminó en dirección a él.
La noche lucía especialmente estrellada en aquella parte del castillo y las antorchas dispuestas alrededor del balcón entregaban luz suficiente para iluminar su figura. Estaba de espaldas a ella, apoyando los antebrazos en la barandilla y con el cuerpo inclinado hacia delante. El blanco de su camisa destellaba como un punto luminoso en un marco oscuro, que se movía suavemente al compás de su respiración.
Por un largo momento, Hermione se mantuvo en silencio a sus espaldas, temerosa de interrumpir la escena y hacer que desapareciera, del mismo modo que se había desvanecido la noche previa en su sueño, con ella incapaz de retenerlo.
No fue hasta que él estiró los brazos y entrelazó los dedos de sus manos por detrás de su nuca, que ella se atrevió a avanzar a su lado, haciendo que él girara su rostro al advertir su presencia, y bajara sus manos para enfrentarla, con los puños apretados y una expresión expectante.
Por un largo momento, ninguno de los dos dijo nada, mientras sus ojos grises recorrían su rostro en un modo que no tenía mucho que ver con el modo en que lo hacían antes.
- Las estrellas lucen mucho más brillantes desde aquí, ¿no crees? - los ojos del rubio se entrecerraron, pero no se movió de su lugar, mientras ella se acercaba hasta la baranda. - Supongo que es efecto de la ausencia de luz alrededor del castillo. Ninguna iluminación que se interponga en la imagen que llega a nosotros.
Una mueca burlona se posó en sus labios, pero aun así, no parecía dispuesto a interrumpirla mientras giraba su mirada de regreso a contemplar el cielo, de modo que Hermione aprovechó la oportunidad para estudiar su perfil. Lucía tal como lo recordaba de tantas noches y mañanas compartidas, cuando se quedaba a su lado, mirando el techo, mientras ella se abrazaba a él y gastaba las horas en admirar sus facciones perfectas. Seguía siendo hermoso.
- No soy tan buena como los Black en lo que a constelaciones respecta, pero entiendo que Géminis debiera estar visible en algún lado. - sus ojos grises se giraron a ella, confundidos.
- ¿Y eso por qué debiera importarme?
- Es tu constelación, ¿no? - expuso.- Tu cumpleaños está cerca.- Draco resopló con burla, alzando una ceja, aunque sin dejar de mirarla.- El cinco de junio, si no recuerdo mal…
En otro tiempo, tenía un regalo esperando para ese día.
Una copia de "Los Miserables" que jamás será entregada.
- ¿A qué diablos estás jugando, Granger?- la expresión de sus ojos no transmitía la rabia de sus palabras, sino curiosidad. Hermione se concentró en el mechón de cabello rubio que surcaba su frente y cubría parte de su ceja izquierda, resistiendo la idea de caminar hasta él y retirarlo de ahí.
- No estoy jugando a nada.- expuso en un susurro, sin saber qué decir.- Ha pasado mucho tiempo sin vernos, eso es todo.
-¿Mucho tiempo?- su ceño se frunció en expresión molesta.- Nos vemos al menos dos veces por semana desde hace varios meses.- Hermione sintió como en su rostro quedó expuesta la sorpresa, lo que pareció confundirlo.- ¿Olvidaste mi apoyo al programa de entrenamiento en oclumancia? Estoy obligado como parte de mi castigo.
- ¿Prestas apoyo a los aurores?
- Era eso o la asistencia obligada a unas putas galas de beneficencia.- torció su labio en una mueca difícil de interpretar.
- No lo recordaba.- Las palabras escaparon por entre los labios de Hermione antes de que pensara en lo ridículo que debía sonar aquello para él.
- ¿Qué no recordabas exactamente?- esta vez, su expresión transmitía molestia.- La infinidad de veces que intenté ser cordial y hablarte, o cada vez que me ignoraste o me dejaste claro que no querías compartir ni el ascensor conmigo?- sonrió, pero no era una sonrisa amable.- ¿Recuerdas la vez que me echaste a Weasley encima?
- Lo siento, yo no…- Hermione se sintió súbitamente mareada ante sus palabras. ¿Realmente todo podía ser aquí tan distinto?- Debí malinterpretar…
- No eres Granger, ¿verdad?- su rostro adquirió una seriedad difícil de interpretar.
- Si no lo fuera, podrías comprobarlo usando Legeremancia.- expuso, como si fuera obvio,
mientras él la observaba con una mezcla de sorpresa y temor en su rostro.
- Aunque fuera un experto legeremante, y no estoy admitiendo que lo sea, deberías saber mejor que nadie, que si siquiera sospecharan que hago uso de ello, se acabaría cualquier trato que me tenga fuera de Azkaban.- mordió su labio inferior, para irlo soltando luego, lentamente, en aquel modo que Hermione no podía dejar de mirar, y los ojos de ella viajaron por reflejo a su boca.- ¿Quién eres?
- Sigo siendo yo.- por unos segundos se detuvo en el análisis de su rostro, pero luego giró sus ojos lejos de ella.
- No vine aquí para discutir con nadie, Granger.- dijo, transmitiendo cansancio.- Ni siquiera contigo.
- Yo tampoco.- expuso ella.- Vine a ver a Luna casarse con Theo.
Draco la miró de reojo, por un instante demasiado corto en opinión de ella, antes de regresar sus ojos a las estrellas.
Hermione acercó la copa a sus labios y bebió todo el contenido que quedaba de golpe, sintiendo su garganta arder, antes de dejar la copa en la barandilla. Sintió los ojos de él indagando su rostro con curiosidad, pero al girarse, él desvió su mirada nuevamente.
- Sé que no he sido muy amable contigo, pero…
- No tienes ningún motivo para serlo. Me lo dejaste claro.- la cortó con brusquedad.- Una tarde se te ocurrió que querías hacer tu buena obra y declarar a mi favor, y al siguiente, te arrepentiste de hacerlo. Puedo entender eso.- esta vez se giró hasta quedar frente a ella, apoyado en su cadera y su codo contra la baranda, con el rostro inclinado de lado y el rubio cabello cayendo por su frente.- Pero si estás con nuevos ánimos de hacer caridad, te sugiero que busques a otro.
Hermione mordió su labio inferior, sin dejar de mirarlo. Comprendía su confusión y su molestia, pero intentar explicarse le parecía imposible, por lo que decidió cambiar el tema completamente.
- ¿Me creerías si te dijera que tuve un sueño contigo?- por un momento, el rostro de él dejó entrever su turbación. No parecía sorpresa, sino algo más. ¿Sería que él tenía sueños también?
"El uso del giratiempos va dejando rastros", había dicho Theo. "Sensaciones de lo que ocurrió en la versión anterior".
- ¿Un sueño?- preguntó, sin ocultar su interés, lo que hizo a Hermione tomar valor para seguir.
- Uno donde tú y yo estamos juntos.- Draco alzó ambas cejas con escepticismo, y Hermione se mordió los labios, pensando que eso no había sonado nada bien.
- Así que, ¿tienes sueños conmigo?- se burló, torciendo su labio con sarcasmo.-¿Incluía algo obsceno?
- Era mucho más que eso.- se atrevió a decir Hermione.- Teníamos una relación de verdad… Toda una historia juntos.
- Obscenidad incluida entonces.- sonrió él, sin sarcasmo esta vez. Solo burla.- Y en ese sueño, ¿Qué te gustaba de mí? Además de lo obvio.
- Tu lealtad con quienes amas.- salieron las palabras por sus labios, y Hermione se preguntó si aquello sería producto de las copas que había bebido.- Tu facilidad para hablar.- siguió, mientras él asentía claramente satisfecho.- Tu conocimiento de muchos temas. Tu francés…
- ¿Mi francés hablado o…?- sonrió sugestivo, y Hermione sintió el rojo invadir sus mejillas, llevando un mechón de cabello por detrás de su oreja.- Ambos, entonces.- concluyó él.- Y ¿qué me gustaba de ti?
- Ciertamente no mi belleza y elegancia…- expuso, enfrentando su mirada. Si ya se había hecho una idea de que tenía sueños obscenos con él, nada de lo que dijera podía ser más vergonzoso. - Decías que te parecía admirable. Que siempre te había parecido excepcional y que me envidiabas por ello.
- Cierto- la confesión salió por los labios de él, sorprendiendo a ambos, pero Draco no le dejó tiempo para decir nada más.- Y en ese sueño tuyo, ¿cómo se tomaba Weasley nuestra relación?
- ¿Realmente crees que eso es lo importante?
- Para mí lo es.- dijo medio en broma, medio en serio.- Y si de verdad estuvimos juntos, aunque sea en un sueño, quiero saberlo.
- Se lo tomó mejor de lo que yo esperaba.- Draco sonrió de lado, antes de morder su labio otra vez.
- ¿Cómo partió todo?
- Contigo azotando mi cabeza contra un muro…- una rubia ceja se alzó en su rostro, como si analizara su respuesta.
- Suena plausible.- sonrió.- ¿Cómo fue nuestro primer beso?
- En pleno invierno y al aire libre.- se guardó el hecho de que él la apretaba contra un muro frío en un modo bastante impúdico.
- ¿Y la primera vez que lo hicimos?- Parecía querer provocarla con ello, pero Hermione no tenía intención de darle gusto, por lo que cruzó sus brazos por delante de su pecho, enfrentándolo.- ¡Vamos, Granger! Quiero estar seguro de que ese sueño le hacía honor a la realidad.
- Fue… Satisfactorio. - Draco resopló.- Pero eso no era lo más importante.
- ¿Valió la pena?
"Valió la pena, ¿verdad?"
Lo que menos quería Hermione, era llorar frente a él, pero el recuerdo era demasiado doloroso para no hacerlo, y las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos, sembrando la confusión en el rostro del rubio.
- Sí lo valió. - mordió sus labios.- Pero no terminaba bien.- con sus manos, corrió las lágrimas de sus mejillas.
- Una buena razón entonces, para no enamorarme de ti.
"A veces el amor no es suficiente".
Hermione llevó un mechón de cabello por detrás de su oreja y asintió, sin saber qué más decir ante ello.
"A veces el amor no es suficiente", seguían repitiéndose las palabras en su memoria, como un eco molesto, y Hermione inspiró profundamente para contener el llanto que amenazaba con aumentar su intensidad.
- Granger,- le llamó de pronto, y Hermione alzó sus ojos, sorprendiéndose al descubrir que no había mofa ahí. Aunque tampoco habría sabido decir que había. - y si te dijera que…
- ¡Draco!- llegó la voz de una chica a espaldas de Hermione, haciendo a ambos girarse hasta descubrir a Astoria Greengrass.- Theo acaba de llegar con… ¡Oh!- sus celestes ojos se abrieron con cierta sorpresa al reconocerla.- Seguro tú también querrás ir al salón a recibir a la novia.- le sonrió la joven, y Hermione agradeció su amabilidad al no hacer comentarios respecto al rojo de sus ojos.
- Si. Por supuesto que quiero ir.- sonrió en dirección a la rubia, y tras dirigir una última mirada a Draco, se alejó de ellos, todo lo rápido que pudo, sin parar, hasta que encontró un espacio vacío en la barra de coctel.
- ¿Algún trago para la señorita?- preguntó el bartender, y Hermione se limitó a negar con la cabeza mientras recuperaba la respiración.
El alcohol le nublaba la visión, y el dolor le revolvía el estómago de un modo que hacía los recuerdos de su encuentro con Draco aún más difíciles de asimilar.
No fue hasta que una voz conocida sonó a su lado, pidiendo un Whiskey de fuego, que volvió a abrir los ojos, para encontrarse con el perfil de Marcus Flint, que parecía no reparar en su presencia, hasta que los ojos de Hermione se posaron con demasiada insistencia en la mano que el hombre tenía apoyada en la mesa, donde la ausencia del meñique era evidente.
" Le enviaron mi dedo como incentivo".
El hombre pareció advertir su mirada, pues retiró bruscamente su mano de la mesa, y clavó su mirada en ella, con una mezcla de rabia y tristeza.
Hermione no fue capaz de decir nada, mientras se perdía en la profundidad de sus ojos oscuros, comprendiendo de pronto, que sólo había cambiado las cosas para Draco. Pero no para los demás.
Nada ha cambiado en Azkaban…
-Fin del Capítulo 24-
A dos capítulos del final… Infinitamente agradecida de todos aquellos que me han acompañado hasta aquí, y de los que se han ido sumando en el camino. Gracias, gracias, gracias.
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