- ¡Sesshomaru! - gritó Inuyasha - ¡No la mates!

- Él no lo escucha amo - dijo Mioga - Su corazón ha sido nublado por el odio

- Inu... yasha... debes... detenerlo

- Está bien - la miró, sufriendo por no poder tomarla en sus brazos - Resiste Kagome

- Aunque me mates, tu mujer no regresará Sesshomaru - continuaba burlándose

- ¡Saishonomajo! - gritó el híbrido, acercándose

En ese momento, su hermano lo atacó, lanzándolo unos metros atrás

- ¡Infeliz! - gritó, poniéndose de pie - ¡¿Qué estás haciendo?!

- El amo Sesshomaru quiere encargarse personalmente de matar a esa bruja - dijo Jaken

- De acuerdo - pronunció la bruja, sonriendo y cerrando sus ojos - Si así lo quieres...

Voló, deteniéndose delante del rostro del perro demonio y, extendiendo el brazo que aun poseía, multiplicó los látigos de Yorunokagi, tomándolo prisionero

- Mientras más trates de liberarte, más te atraparán - sonrió

Mis energías... si uso otra flecha... no sé si saldré con vida

Pensaba mientras intentaba ponerse de pie

Tendrás que hacer algo más que sólo sellar el libro

Las palabras de Youmajo se hicieron presentes

- Tengo... tengo que intentarlo... Moroha - miró su pequeño vientre - Por favor, resiste

- ¡Inuyasha! - gritó el monje, visiblemente cansado - Tenemos que eliminar a estos monstruos

Están agotados... tengo que usar la luna infernal

Pensó observando la escena, intentando encontrar un momento preciso en el que atacar

- ¡¿Por qué Ayame no reacciona?! - gritó Koga, acercándose a la exterminadora y a Miroku, visiblemente cansado - No sé hasta cuando podré aguantar

- ¡Hasta que no eliminen a Saishonomajo, ella no va a reaccionar! - respondió el monje

- ¡Demonios!

- ¡Koga! - gritó Sango - ¡Ayuda a su excelencia, yo entretendré a Ayame!

Corrió en dirección de la loba y, utilizando su arma, comenzó a bloquear sus ataques

- ¡Son demasiados! - dijo el lobo, mientras golpeaba a los que se acercaban

- ¡Inuyasha! - lo miró, casi suplicándole

- De acuerdo - murmuró - ¡Miroku! ¡Sango! ¡Todos corran!

La exterminadora tomó a Ayame por la cintura, llevándola con ella, mientras todos corrían en dirección a Inuyasha

- ¡Apresúrense! - gritó

Cuando todos pasaron a su lado, empuñó a colmillo de acero

- ¡LUUUUNA INFERNAAAAL! - gritó, provocando aquellas rupturas que comenzaron a absorber los monstruos

- ¡Sango! - abrazó a su esposa, quién clavo su HiraiKotzu en el suelo

- Ayame - dijo el lobo, aferrando a su mujer a su cuerpo

Mientras, los demás se sostenían de lo que encontraban en su camino para no ser arrastrados. En cuestión de segundos, el cielo se vio completamente despejado

- Lo logré

- Ya anocheció - dijo el monje

- ¡Inuyasha! - gritó Kagome

El híbrido giró y vio a Sesshomaru agotado, aún tratando de liberarse

- Te felicito Inuyasha, ya era hora que acabarás con aquellos monstruos... lástima que las energías de tus amigos ya fueron consumidas

- ¡Pero no las mías! ¡HiraiKotzu! - gritó, lanzando su boomerang y cortando los lazos que mantenían preso al demonio

- ¡Muchacha entrometida! - gritó - ¡Remolinos! - con el movimiento de su mano derecha, creo una especie de tornado

- ¡Cuidado Sango! - gritó, abrazándola, al mismo tiempo en que ambos eran absorbidos por aquel torrente de energía

- ¡Miroku, Sango! - gritó el híbrido

- ¡Hermana! - gritó Kohaku - ¡Ven Kirara!

El animal se acercó y ambos fueron en busca de los jóvenes

Mientras, Ayame empujó a su esposo y comenzó a lanzarle golpes, con su espada. A esa instancia, el lobo mostraba movimientos más lentos

Tienen que debilitar a Saishonomajo, sólo de esa forma podré usar la poca energía que me queda

Pensó la sacerdotisa

- Pequeña Rin - murmuró Jaken, al lado del cuerpo pálido y frío de la joven - El amo Sesshomaru estaba perdidamente enamorado de ti... lástima que no pudiste saberlo

Unas lágrimas comenzaron a rodar por el rostro del pequeño demonio

- ¡Ay perdónanos! - se tapó su cara con la mano - ¡No pudimos salvarte!

- Jaken - murmuró Kagome

El demonio la miró

- Dis... distraé a Saishonomajo... sólo así... podré terminar con esto

- ¿Me estas pidiendo ayuda a mi? - dijo, perplejo, mientras la joven asentía

Jaken miró a Rin y asintió

Ésto lo haré por Rin... al menos que su muerte no sea en vano

- ¡Sesshomaru! ¡No la lastimes! - gritaba Inuyasha, al ver que su hermano golpeaba a la bruja con sus garras, lanzándola a un costado

- Maldito - murmuró, poniéndose de pie

- ¡Amo bonito! - gritó Jaken con su báculo sobre su cabeza

- ¿Qué está haciendo? - preguntó el híbrido, sorprendido

En ese momento, el báculo lanzó una de sus ráfagas de fuego sobre la bruja, provocando que cubriera su cara

- ¡¿Qué estas haciendo pequeño insecto?! - gritó, cubriéndose

- Mi nombre es Jaken ¡Y no soy ningún insecto!

Ahora

Lanzó su flecha, la cuál atravesó la penumbra de la noche y el fuego del báculo, incrustándose en el corazón del cuerpo de la bruja

- No... no puede ser... esa energía... me... me está purificando

- ¡Hermana! - gritó el joven, mirando a la bruja

- ¿Musuko? - miró hacía arriba, ante la llamada de su hermano

- ¿Estas lista Yorunokagi? - preguntó su padre. La joven asintió

- Si quieres redimirte madre... éste es el momento - extendió su mano - Sólo confía en mi

Soroshima asintió, tomando la mano de su hija

- Te amo, hija

- No te despidas - la miró - Porque nos iremos juntas - miró a su padre - Gracias por todo

- Me alegra haberte conocido hija

La joven bruja cerró sus ojos, al mismo tiempo en que liberaba la pureza de sus poderes

- Tu energía... es muy poderosa - sonrió su madre - Cuanta paz

En ese momento, la oscuridad del lugar comenzó a disiparse y todas las almas que estaban dormidas, comenzaron a despertar, buscando la libertad

- ¡Esa bruja! - tomó su pecho - ¡No! no dejaré que ganen - extendió su brazo, llamando al libro, en el cuál planeaba esconderse

- ¡Ni creas que lo lograrás! ¡Viento cortante! - gritó, mientras que la energía que se desprendía de su espada alcanzaba al libro, el cuál estaba llegando a su dueña

- ¡Noooo! ¡NOOOOOOO! - un brillo blanco envolvió el cuerpo de la bruja

Las marcas comenzaron a disipare y aquellos ojos rojos, poco a poco se volvieron morados

A unos metros, la loba cayó de rodillas

- ¡Ayame! - gritó el lobo, sujetando a su esposa

- ¿Ko... Koga? - abrió sus ojos, los cuáles ya habían vuelto a la normalidad

- ¡Ayame! - la aferró a su cuerpo, abrazándola con fuerza

El remolino que tenía prisionero a Sango y Miroku, desapareció, provocando que cayeran al vacío, sin embargo, Kohaku y Kirara los rescataron

- ¿Están bien? - los miró, sonriendo

- Kohaku - sonrió su hermana

- Muchas gracias, Kohaku, Kirara - sonrió el monje

- Kagome - corrió a su lado, tomándola en sus brazos - Lo lograste Kagome - sonrió

- Si... ya... todo terminó - dio un ultimo suspiró y cayó en el pecho de su esposo

- ¡Kagome!... ¿Qué... que ocurre? - se arrodilló, sosteniéndola

- Amo Inuyasha, no está respirando - dijo la pulga, saltando a la nariz de la joven

- ¡¿Qué?! - abrió sus ojos


Abrió sus ojos y se encontró suspendida en el aire

- ¿Dónde estoy? - dijo mirando alrededor - Es... la tumba del padre de Inuyasha - miró hacia abajo - Eso significa que... ¿estoy muerta?

En ese momento, fue invadida por la misma sensación que había experimentado cuando había sido llevada a la oscuridad por la perla de Shikon. Sus ojos comenzaron a humedecerse

- Estoy... estoy sola - sus lágrimas comenzaron a caer - Inuyasha no puede venir a buscarme aquí y yo... ya no tengo fuerzas para volver

Enterró su rostro en sus manos, dejando salir aquel llanto, hasta que recordó lo ocurrido la última vez que habia estado allí

- Kikyou - murmuró, descubriendo sus ojos - ¿Dónde está? - miraba a su alrededor - ¡Kikyou! - comenzó a llamarla - ¡Kikyou! ¡Kikyou!... ¡¿Dónde estas Kikyou?! Acaso... ¿no está? - comenzaba a caer en la desesperación - ¿Kikyou?

No hay nadie... estoy completamente sola

- Kagome - susurró

- ¡Kikyou! - volvió a mirar a su alrededor - ¡Kikyou! ¡No puedo verte!

En ese momento, la imagen de la sacerdotisa apareció, a unos metros de ella

- ¿Qué ocurre Kagome? Estabas llamándome

- Es que... necesitaba verte - miró hacía abajo - Quería... que me acompañaras

- Kagome... La fuerza de tus poderes es superior a la de los míos... ¿a que le temes?

- No es eso... - las lágrimas seguían recorriendo sus mejillas - Sólo que... tengo miedo

Sin darse cuenta, la joven apareció al frente de ella

- Kikyou - susurró, observando sus ojos castaños

Sin previó aviso, la sacerdotisa la abrazó cálidamente

- Kikyou - dijo sorprendida

- No tienes porqué temer.. eres fuerte Kagome - cerró sus ojos

- Cuanta paz - murmuró, correspondiendo el abrazo de la joven

- Kagome - dijo apretando su agarre - No dejes que tu alma abandone tu cuerpo

La morena abrió sus ojos, mientras aquella energía comenzaba a envolverlas


- Kagome... Kagome - movía su cuerpo flácido - Por favor Kagome - su voz comenzaba a entrecortarse - Kagome, abre los ojos - acariciaba su mejilla, al mismo tiempo en que lágrimas comenzaron a asomarse

- Amo Inuyasha... - dijo la pulga, con expresión de tristeza - Lo siento mucho

- ¡NO PUEDE SER! - gritó, aferrándose al cuerpo de la joven - Kagome... tú... me dijiste que estaríamos juntos por siempre... no puedes irte... ¡No puedo perderte! - sus lágrimas caían sobre el rostro pálido de su esposa

Sesshomaru, quién había vuelto a su forma normal, se acercó al cuerpo de Rin, el cuál se encontraba al lado de la pareja

- Amo bonito - se acercó Jaken, mirando la expresión del demonio, quién no quitaba los ojos de la joven

A unos metros de ellos, Sango, Miroku, Koga y Ayame observaban sin acercarse

- Entonces... ¿Kagome está...? - dijo Ayame, observando a Koga, quién tenía la misma expresión que ella - No puede ser - sus ojos se llenaron de lágrimas

El lobo la abrazó, frunciendo el ceño, intentando no sucumbir a la tristeza

- Kagome - murmuró

- ¡Su excelencia! - gritó, aferrándose al cuerpo del monje - ¡¿POR QUÉ?!

- Tranquila Sango - respondió, tratando de no llorar - La señorita Kagome y Rin dieron su vida para salvarnos

- ¡¿PERO A QUE COSTO?! - volvió a mirar al frente

- Rin - los ojos del exterminador estaban al borde del llanto, sin embargo, un movimiento a su izquierda, llamó su atención rápidamente

La escena era devastadora: al frente de ellos, Inuyasha sostenía el cuerpo inerte de Kagome, mientras su llanto iba en aumento. Sesshomaru no apartaba los ojos del cuerpo de Rin, Jaken permanecía a su lado y, unos metros hacía su izquierda, Musuko se arrodillaba en el lugar en el que había caído el cuerpo de su hermana

- Moroha - puso la mano en el vientre de su esposa - ¡No pude salvarte! - cerró sus ojos - Mi pequeña Moroha... perdóname, por favor, perdóname... yo... yo... ¡No quiero seguir sin ustedes!

- Inuyasha - murmuró Sango antes de volver a enterrar su cara en el pecho de su esposo

- Yo... no pude ayudarla - la loba tapó sus ojos con ambas manos

- No es tu culpa Ayame - apretó su agarre - Esa bruja se salió con la suya - dijo tristemente

Sesshomaru miró a su hermano, el cuál ignoraba totalmente su presencia. Observaba sus lágrimas y el fuerte agarre en el cuerpo de su esposa. Volvió a mirar a Rin, recordando su sonrisa y cerró sus ojos

- ¿Qué... que hace amo bonito? - murmuró el pequeño demonio, al ver girar a su amo

- Sesshomaru - dijo el monje, al ver que empuñaba a colmillo sagrado - ¿Acaso va a...? - murmuró

- Apártate - le dijo

- Sesshomaru - levantó la mirada, sorprendido

- Te dije... que te apartes

El híbrido dejó el cuerpo de Kagome sobre el suelo

No puedo ver a los sirvientes del otro mundo... ¿Qué es lo que ocurre?

- ¿Qué sucede? - preguntó su medio hermano

- Ya entiendo - dijo, ignorando las palabras de Inuyasha

- ¡¿Qué estás haciendo?! - pronunció desesperado al ver cómo guardaba la espada

- No es necesario que la use

- ¡¿A que te refieres?!

- Moroha está a salvo - dijo Kikyou - Tú alma se encargó de protegerla

Se apartó unos centímetros, sin dejar de mirarla a los ojos

- Gracias por no dejarme sola, Kikyou - sus ojos seguían llenos de lágrimas

- Kagome - sonrió la sacerdotisa, dándole un último abrazo

- ¡Amo Inuyasha! - gritó el anciano Mioga, quién no se había apartado del cuerpo de la joven - ¡La señorita Kagome está respirando!

- ¡Kagome! - gritó, arrodillándose a su lado y volviendo a tomarla en sus brazos

- Su alma protegió a tu hija - pronunció Sesshomaru

- ¿Qué? - lo miró, confundido

- Su alma, nunca abandonó su cuerpo - giró, regresando hacía el cuerpo de Rin

- Inu...yasha - susurró, abriendo lentamente sus ojos

- Ka...Kagome - murmuró, con sus ojos llenos de lágrimas - ¡Kagome! - la abrazó fuertemente - ¿Cómo te sientes? - su aliento rozaba suavemente la mejilla de ella - ¿Y Moroha? - puso la mano en su vientre

- Ella... está bien... es una niña fuerte - sonrió

- Kagome - sonrió, apretando su agarre

- Señorita Kagome - murmuró el monje, sonriendo

- ¿Está viva? - giró Sango - ¡Está viva! ¡Su excelencia! - abrazó a su esposo con efusividad

- ¿Qué? - susurró Koga, abriendo sus ojos - Que alivio - sonrió

- Kagome... gracias al cielo - murmuró la loba, secando sus lágrimas

- Sesshomaru - dijo la sacerdotisa, mirando por sobre el hombro del híbrido

Él giró a ver a su medio hermano

Sesshomaru se arrodilló, tomando el cuerpo de la joven y recostando la cabeza en su pecho

Rin

Comenzó a acariciar su cara mientras todos los momentos vividos, pasaban por su mente

Colmillo sagrado sólo puede revivir un muerto una vez

Las palabras de su madre atravesaron su corazón con mayor fuerza que cualquier arma o ataque

No pude salvarte Rin... espero que puedas perdonarme

Cerró sus ojos, sin cambiar su seria expresión, sin embargo, en ese momento, una lágrima recorrió su mejilla, aterrizando sobre colmillo sagrado

Sesshomaru... ¿está llorando?

Pensó el híbrido, completamente anonadado

- Mi... amo bonito - murmuró Jaken, mientras se desasía en lágrimas

De repente, colmillo sagrado comenzó a emitir su característico brillo azul

- ¿Qué le pasa a su espada? - preguntó Sango, aún afligida

- Parece que está reaccionando al dolor de Sesshomaru - respondió el monje

- Vaya - se sorprendió Koga - Al parecer, después de todo, si tiene sentimientos

- Ay Koga - dijo Ginta

- Si te escucha te va a matar - acotó Hakkaku, nervioso

- Señores, respeten el dolor - los miró Miroku


La madre de Sesshomaru se encontraba contemplando sus jardines, dando su caminata diaria

- ¿Qué está ocurriendo? - miró su collar Meido, el cuál comenzó a emitir un gran brillo

Lo desprendió, observándolo detenidamente

- Sesshomaru ¿eres tú?... No, es colmillo sagrado, ¿Qué quieres mostrarme?

En el Meido se visualizó la cara de Rin

- Vaya, es esa niña... parece que ha muerto nuevamente - cerró sus ojos - Le dije a Sesshomaru que no podría volver a revivirla

En ese momento, la imagen de aquella gota recorriendo la mejilla del demonio y aterrizando en la espada, se hizo presente, ante la atenta mirada de Irasue

- Sesshomaru... ¿acaso estas llorando?... - dijo sorprendida - Colmillo sagrado, ¿eso querías mostrarme? - cerró sus ojos - El corazón de Sesshomaru ha cambiado mucho desde que conoció a esa joven - los abrió - Si eso hace te feliz hijo... te ayudaré

Extendió sus brazos, abriendo la palma de sus manos, con su Meido sobre ellas

- Esta bien colmillo sagrado, tienes permiso para recuperar el alma de esa joven humana

El brillo de su collar aumentó considerablemente


- Lo... lamento mucho Sesshomaru - se acercó el híbrido

- Sesshomaru - dijo la sacerdotisa con su voz quebrada - Discúlpame... por no poder salvarla

En ese momento, la espada intensificó su luz

Colmillo sagrado

Miró su arma, de la cuál, una esfera brillante se desprendió

Esa es... ¿el alma de Rin?

Pensó Kagome al ver como aquella esfera se interiorizaba en el pecho de la joven

De repente, el demonio comenzó a escuchar los latidos de su corazón

- ¿Hm? - abrió grande sus ojos

Rin comenzó a respirar, abriendo lentamente sus ojos, encontrándose con la mirada dorada del hombre que amaba

- Hola, amo - sonrió

- Rin - pronunció Sesshomaru, con un brillo especial en sus ojos

- Rin... estás viva - sonrió la morena - Qué... que alivio

Todos estaban conmocionados, casi al borde de las lágrimas, inclusive los demonios

- Perdón amo Sesshomaru... no quise preocuparlo

En ese momento, el demonio la abrazó fuertemente, aferrándose a su cuerpo, con sus ojos cerrados

- A...amo Sesshomaru - dijo sonrojada

- No existe nada más valioso para mi... que tu vida, Rin

- ¿He? - se sorprendió, al mismo tiempo en que sus ojos se llenaban de lágrimas y emitía una sonrisa

- ¡Ay no puedo más con esto! - comenzó a llorar a mares - ¡Jaken esta muy feliz de que Rin esté con vida!

- Cálmese señor Jaken - dijo, sonriendo, mientras seguía aferrada al pecho del demonio

- Oigan - miró hacía un costado - ¿Qué ocurrió con Yorunokagi - dijo Kagome

- Musuko - murmuró el híbrido, mirando hacía atrás


¡Penúltimo capítulo! Lleno de emociones

Nuevamente, muchas gracias a los que siguen esta historia, en los próximos días, tenemos el capítulo final :)