Resumen: En 3 años, la vida de Hiccup está donde nunca imaginó: se hizo amigo de un Night Fury, se convirtió en el orgullo de su padre, ganó el entrenamiento de dragones, arreglaron su compromiso, descubrió la verdad sobre los dragones y empezó una doble vida. Ahora que está apunto de empezar la misión de su vida, un paso en falso deja al descubierto su gran secreto a la tribu. Uno que lo cambiará todo. Hiccup deberá trabajar bajo presión para detener una guerra de 300 años, mantener a Berk a salvo, reparar sus lazos con su padre y evitar que se derrumbe él y todo por lo que ha trabajado.

Otras etiquetas: Familia/Amistad/Angustia

Calificado T por precaución.

Nota de autor: Este es mi primer fanfiction. Se aceptan críticas constructivas. Intentaré actualizar de forma regular, pero no prometo nada.

Descargo de responsabilidad: No poseo ningún derecho sobre la franquicia de HTTYD o sus personajes, que pertenecen a DreamWorks y Cressida Cowell, solo sobre la trama de esta historia. El arte de portada tampoco es original mío, crédito al artista.


Capítulo 1 "Esto es Berk"

Esto es Berk. Está 12 días al norte de la Desesperanza y solo unos pocos grados al sur de Muriendo de Frío. Está sólidamente ubicado en el Meridiano de la Miseria. Mi pueblo; en una palabra: robusto. Ha estado aquí durante 7 generaciones, pero cada edificio es nuevo. Tenemos pesca, caza y una vista encantadora del atardecer. El único problema aquí son las "plagas". Verán, mientras algunos lugares tienen insectos o ratones, nosotros tenemos…

–¡Dragones!– un adolescente suspiró después de bloquear con la puerta una ráfaga proveniente de un Monstrous Nightmare. Él está vestido con una túnica verde (un par de tallas más grande que su complexión alta y esbelta) y sujeta por un cinturón de cuero, además de usar unos pantalones oscuros de tela y un par de botas de piel. Tan pronto como el calor abrasador se desvaneció, el chico de dieciocho años tomó su chaleco de piel de yak y se disparó de su casa hacia la batalla nocturna, con un lugar específico en mente. Su mata de cabello castaño, un par de ojos de un brillante color esmeralda y el puñado de pálidas pecas que le salpican el rostro lo hicieron inmediatamente reconocible para el resto de la aldea.

La mayoría de la gente se marcharía. Nosotros no. Somos vikingos; tenemos… problemas de terquedad.

Su carrera, al igual que otras noches, se vio bloqueada varias veces por algunos vikingos y dragones luchando entre sí. Alguien más se habría refugiado en la seguridad de su sótano hasta que el peligro se despejara, pero cuando vives en una isla vikinga que es atacada por dragones cada pocas noches, tiendes un poco a acostumbrarte al riesgo y al caos.

Mi nombre es Hiccup. Gran nombre, lo sé, pero no es el peor. Los padres creen que un nombre espantoso asustara a los gnomos y a los trolls. Como si nuestra "encantadora" conducta vikinga no lo hiciera.

Hiccup se agachó para esquivar un tronco cargado por dos vikingos en el camino y cuando empezaba a subir la velocidad otra vez, el impacto de un disparo de Gronckle a una cabaña cercana lo derribó de espaldas. Un guerrero corpulento salió a perseguir al destructor, no sin antes rugir y decirle 'buenos días' al chico caído.

¿Ven? Pueblo viejo, muchas, pero muchas casas nuevas.

El castaño se levantó y siguió esquivando casas en llamas y guerreros luchando, respondiendo a los saludos entusiastas de los aldeanos con timidez. Aún después de estarlos recibiendo constantemente durante los últimos tres años, la atención y respeto de la aldea seguían siéndole incómodos, aunque ahora podía responder simples intercambios sin un exceso de nervios de por medio.

Un pesado tirón en el cuello de su chaleco detuvo su carrera justo a tiempo para evitar que una ráfaga disparada por un Nadder cercano lo convirtiera en cenizas. Aunque había crecido en los últimos años, todavía quedaban momentos en los que se vislumbraba su antigua torpeza problemática.

–¡Hiccup!– bramó una imponente voz familiar que le hizo volverse hacia su salvador. Lo recibió el rostro de un hombre robusto un poco más alto que el chico, de cabello y barba color rojo y unos penetrantes ojos de un verde también familiar.

Él es Stoick "the Vast" Haddock, jefe de la tribu, también conocido como mi padre. Dicen que cuando era un bebé, le arrancó la cabeza a un dragón desde los hombros. ¿Que si lo creo? Antes te habría dicho que sí sin vacilar, pero ahora… no estaría tan seguro.

–¿Qué estás haciendo afuera? ¿Al fin decidiste unírtenos?– preguntó con un mínimo rastro de emoción en su voz.

–Lo siento, papá, pero creo que Gobber me necesita más en la forja– respondió de forma automática. –Además, hasta el momento, no ha empeorado nada. Se las pueden arreglar muy bien sin mí otra vez.

–Bien. Pero mantente atento. Podemos necesitar refuerzos en cualquier momento.

Hiccup solo asintió antes de lanzarse de nuevo hacia la fragua. Desde que completó el entrenamiento de dragones como el mejor de su generación, su padre había intentado sin mucho éxito que saliera a dirigir la defensa durante las incursiones. Él, siempre que pudo, se negó firmemente a participar en el combate, alegando que podría seguir ayudando con su trabajo en la herrería. Estar en medio del campo de batalla ya no era su deseo desde hace mucho, pero mucho tiempo.

Tan pronto entró en la forja, fue recibido por un calor y una figura igual de familiar que trabajaba cerca de las brasas. El herrero de la aldea podría no ser un hombre tan alto como Stoick, pero era tan robusto y fuerte como cualquier otro vikingo en Berk. Tenía un largo bigote rubio trenzado, una pata de palo izquierda y una variedad de prótesis intercambiables para su mano derecha. Hiccup pasó rápidamente junto a su mentor para agarrar su delantal de cuero y empezar a trabajar.

–¡Ah! Qué amable de tu parte por unirte a la fiesta. Pensé que te retendrían fuera toda la noche– proclamó el herrero.

–¿A mí? No, soy demasiado atemorizante para los dragones. Les robaría toda la diversión a los otros– replicó colocando fácilmente un gran martillo en su estante.

–Bueno, ellos necesitan ver a su ídolo en acción de vez en cuando, ¿no?– bromeó mientras Hiccup solo puso los ojos en blanco como respuesta.

El cabeza hueca con actitud y manos intercambiables es Gobber "the Belch". He sido su aprendiz desde que era pequeño, muy pequeño, literalmente. También ha sido amigo de mi padre desde que tengo memoria, lo que me hace considerarlo como una especie de tío loco.

Abrió la ventana mientras un grupo de vikingos depositaba sus armas rotas y dobladas. Tomó un par de espadas y las puso sobre las brasas calientes. Cuando regresaba por el resto de la pila, un grupo de adolescentes junto a los adultos llamó su atención hacia afuera.

Esos son algunos de los otros chicos de mi edad en la isla y mis antiguos compañeros del entrenamiento de dragones. Primero está Fishlegs Ingerman. Un chico corpulento con pelo rubio y una hambre enorme de conocimiento por los dragones, que actualmente prefiere operar con el equipo de salvamento. Antes no éramos muy cercanos, pero durante estos últimos años hemos llegado a convertirnos en buenos amigos.

Ese de allá, es mi primo Snotlout Jorgenson, un guerrero fuerte de cabello azabache y un ego del tamaño de Berk. Aún siendo un cabeza de cordero con baja estatura, es la encarnación del vikingo modelo. Antes yo era su blanco de burlas favorito, pero ahora me sigue en cualquier cosa con la esperanza de ser mi segundo al mando en lugar de su padre. No sabría decirte qué actitud me irrita más.

Los gemelos son Ruffnut y Tuffnut Thorston. Ambos son idénticos no sólo en apariencia, sino también en su actitud alocada. Cuando no están discutiendo entre sí, se ocupan de hacer estallar la aldea con sus bromas. Y contrario a lo que casi todos creen, los gemelos han demostrado ser bastante ingeniosos en sus travesuras.

Una última chica apareció en su campo de visión, supervisando a todos y ladrando órdenes con una impresionante doble hacha de batalla en su mano. Y finalmente Astrid Hofferson. La doncella escudo más dura y bella de toda la isla. No puedes dejarte engañar por su figura esbelta, cabello rubio y hechizantes ojos azul zafiro. Ella es fuerte, inteligente, decidida, valiente y la mejor luchadora de la tribu. La prueba de todo eso es que acaba de ser nombrada General de Defensa de Berk. Y afortunadamente para mí (o eso creen todos), desde hace unos tres años es mi prometida. Créeme de verdad cuando te digo que es mejor nunca hacerla enojar.

Un estallido detrás de la pandilla devolvió a Hiccup al presente. En otro tiempo, consideré su trabajo mucho mejor que el mío. Pero ahora valoro mucho más la tranquilidad de la forja.

Se volvió sorprendido cuando una pesada mano de repente le cayó en el hombro.

–Si hoy quieres salir, ve a hacerlo, muchacho. Puedo ocuparme de todo solo– dijo Gobber.

–Estoy bien, Gobber. Me gusta trabajar en la fragua. Además, ambos sabemos que me necesitas bastante aquí, si no ¿quién más limpiará tu desorden?– comentó alegremente el castaño mientras el viejo herrero se ríe.

–Alto ahí, chico, esa es mi línea. Y podría hacerlo bien solo– responde. –Pero si eso quieres, será mejor que dejes de soñar despierto–. Colocó un arma en sus manos y lo empujó hacia la rueda. –Ahora. Espada. Afila. Rápido.

–Sí señor– suspiró Hiccup con una pequeña sonrisa.

No les voy a mentir. Un día yo quise salir también. Y es que matar a un dragón lo es todo por aquí. Una cabeza de Deadly Nadder seguro te haría notar. Los Gronckle son duros; acabar con uno de esos definitivamente te conseguiría un buen lugar en la tribu. ¿Un Hideous Zippleback? Exótico. Dos cabezas, el doble de estatus. Y luego está la Monstrous Nightmare. Solo los mejores vikingos van tras ellos. Tienen la mala costumbre de prenderse fuego.

Hasta hace tres años, el premio final era el dragón que nadie había visto antes. Nunca se mostró y nunca robó comida. Lo llamamos Night Fury. Pero desde ese entonces, nadie en Berk lo ha vuelto a ver volando solo. En cambio algo nuevo surgió con él, pero no del lado de los dragones. O tal vez debería decir algunos "conocidos" nuevos. Ellos son…

–¡La Legión Dragón!– se escuchó el grito del vigía.

Arriba en el cielo, un escuadrón de jinetes con armaduras y montando sobre dragones llegó a la escena. El grupo estaba formado por dos Nadders, un Gronckle, dos Scauldrons, un par de Windwalkers y un Skrill. Tan pronto como llegaron, empezaron a ayudar a los vikingos a alejar a los dragones.

Esos son los jinetes de dragones del Archipiélago, también llamados la "Legión Dragón" por los vikingos. La primera vez que aparecieron fue en Berk hace más de dos años. Desde entonces, no hay redada en la que no participen. A ellos, a diferencia de los vikingos, nunca se los ha visto matar o dejar capturado a un dragón. En cambio, los combaten y alejan, pero no los dañan. Mientras algunos ayudan con los incendios (principalmente los jinetes de Scauldron), otros espantan a los dragones y unos pocos más distraen a los repelidos con grandes presas atadas a las afueras.

La Legión ayuda a todas las tribus a resistir a los dragones. Nadie sabe cuántos hay ni dónde se esconden. Los vikingos están más ocupados en encontrar el nido de dragones que en descubrir los escondites de la Legión, al menos por el momento. Sin embargo, a pesar de su ayuda, las tribus no ven con buenos ojos a los jinetes. En especial al General de su armada, "El Maestro Dragón", y a sus aliados, la Orden de los Protectores del Santuario, que se rumorea, se encuentran un poco más al norte de aquí.

Un estruendo llamó la atención de los ocupantes de la forja. El colapso de una de las torres había liberado a un grupo de Nadders, que se precipitaban hacia un rebaño cercano, al tiempo que unos cuantos guerreros corrían en su dirección.

–¡Hombre del fuerte, Hiccup!– gritó Gobber antes de colocarse una prótesis de hacha y salir cojeando/corriendo por la puerta con un potente grito de batalla.

Justo después de ver a su mentor salir, se escuchó un golpe y un gruñido de la parte de atrás. Dando un rápido vistazo de precaución alrededor, el castaño se escabulló hacia la trastienda para encontrarse con un Terrible Terror de color verde y detalles rojos en la ventana.

–¡Sharpshot!–susurró Hiccup. –Dragón malo. ¿Qué te he dicho sobre hacer tanto ruido?– regaño el chico. Rápidamente tomó al pequeño dragón en sus manos mientras buscaba frenéticamente a cualquier posible testigo. Después de asegurarse que no hubiera nadie, extrajo el pequeño papel escondido en el collar del dragón antes de lanzarlo de vuelta al aire.

Tan pronto como perdió de vista al pequeño Terror, volvió su atención hacia el papel. Tras una rápida lectura, dobló el mensaje de nuevo y se apresuró hacia el frente. Dio una breve mirada hacia afuera antes de arrojar discretamente el papel a las llamas y volver al trabajo.

Unos momentos después, agudos gritos lo hicieron volver la mirada con horror. Svala, la pequeña hija de Hoark se encontraba atrapada en medio de una pared de fuego cerca de lo que quedaba de una cabaña. Sin pensarlo mucho se arrojó fuera de la tienda en su dirección. Acunó a la pequeña niña en sus brazos mientras escapaba a tiempo para evitar la trayectoria de una pared en llamas. Empezó a escanear alrededor buscando a su madre mientras murmuraba palabras de consuelo tratando de consolarla. Había estado en una situación similar cuando era más joven y conocía el pánico que venía con un susto así.

En el momento en que encontró a los padres de Svala, se dirigió hacia ellos para entregar su preciosa carga. Mientras escuchaba a la niña llorar en brazos de su madre, unos cuantos rugidos llamaron la atención de la aldea al cielo. Las formas de los dragones en retirada contrastaba con la luz del próximo amanecer, al mismo tiempo que los vikingos dejaban escapar suspiros de alivio. Justo en ese momento, también los jinetes se reagruparon para volver a su base. Nunca se quedaban mucho tiempo después de una redada, ya que tan pronto como algunos guerreros se repusieran lo suficiente, se convertirían en su nuevo blanco.

Un poderoso grito llamó su atención hacia la cima de la colina.

–¡Atención!– rugió Stoick, –¡Quiero que se empiecen las reparaciones en las casas con mayor daño y salven la madera útil!– bramó mientras los vikingos se apresuraban a cumplir la orden. No hacía falta ser un genio para ver la frustración en sus ojos. Con una mirada a su padre, Hiccup podía determinar que, aún con la ayuda de la Legión, esa había sido la peor redada en el transcurso del mes y las incursiones solo empeoraban cada vez más.

–Vaya, miren quién decidió salir– dijo una voz burlona. –Pero si no es otro que el gran heredero que se esconde en la forja– siguió con sarcasmo goteando de su tono.

Hiccup no necesitó darse vuelta para identificar el origen de la burla. Conocía muy bien al dueño de esa voz.

–¿Acaso hizo falta alguien que te rescatara otra vez, Dogsbreath? ¿O estás buscando un lugar para esconderte en la próxima redada?– respondió el castaño. A su lado izquierdo divisó al chico de su edad, unos centímetros más bajo, que se acercaba con un gran martillo en la mano. Llevaba una túnica azul bajo un chaleco de cuero, pantalones negros junto con las botas de piel que todos usaban y un casco con cuernos de yak blancos sobre su cabello cobrizo.

–Te advierto que no intentes pasarte de listo conmigo, Haddock– replicó con irritación. Estas interacciones eran comunes entre ellos. Era bien sabido en Berk que ambos chicos habían formado una tensa rivalidad desde que se conocieron.

–Y yo no estoy de humor para tratar contigo ahora–. Le lanzó una mirada al adolescente: –¿Por qué no mejor vas al bosque a matar árboles? Tengo cosas más importantes que hacer–.

Dogsbreath lanzó un bufido molesto antes de dirigirse hacia otra dirección. Mientras Hiccup observaba su retirada, Fishlegs se acercó por el otro lado con un aire sombrío.

–Esta última redada fue un 27% más destructiva de lo normal– comentó. –Acabaron con tres almacenes y varias casas. También tuvimos una pérdida del 14% en nuestras reservas.

–Lo sé, Fish. Las incursiones de dragones cada vez son más constantes y más agresivas. A este paso no habrá suficiente alimento para el invierno– responde preocupado. –Pero por el momento tenemos algo más en qué pensar. Recibí un mensaje. Tienen noticias para nosotros.

Fishlegs asintió mientras acompañaba a su amigo de vuelta a la herrería. Como no habían muchas armas que arreglar para ese día y Gobber había salido a ayudar con la reconstrucción, Hiccup podía tomarse libre parte de la mañana. Terminó de despejar todo con la ayuda de Fishlegs, y antes de que alguien pudiera detenerlos, ambos chicos se escabulleron rápidamente hacia el bosque.

Corrieron hasta perder el pueblo de vista y caminaron el resto del camino a un claro oculto cerca de Raven 's Point. En el momento en que llegaron, una ráfaga de aire los golpeó y un par de jinetes sobre un Typhoomerang y un Death Song aterrizaron en el claro. Ambos desmontaron sus dragones y se acercaron tranquilamente hasta Hiccup y Fishlegs después de hacer un saludo.

¡Ah! Y hay algo más que deben saber sobre mí.

–¿Qué noticias me tienes, Capitán?– preguntó Hiccup.

–Informe del Cuartel General y tenemos novedades sobre los espías sobre el nido, señor. La misión fue según lo planeado. Esperan sus órdenes, General Haddock.