—Anna, Hans ha regresado a Arendelle—le informó Kristoff finalmente, su voz era titubeante a pesar de lo mucho que se esforzaba por aparentar tranquilidad.
—¿Qué?—Preguntó la Princesa en casi un susurro; lo que sorprendió al hombre puesto a que esperaba una reacción más caótica de su parte, había imaginado que tendría que impedir que corriera hacia el muelle exigiendo que el Príncipe sureño se marchase de inmediato bajo la sentencia de muerte si se atrevía a regresar— Elsa…¿Elsa sabía que él vendría?—Cuestionó, temiendo que su hermana mayor estuviera volviendo a ocultarle cosas.
—¿Qué? ¡No!— Respondió el hombre de inmediato — Te aseguro que ella estaba sorprendida por ello, aún no hay una explicación del por qué esta aquí, y supongo que tu hermana no esta dispuesta a escuchar palabra alguna por parte de ellos hasta antes aclarar unos asuntos con el consejo para saber como proceder.
—Él no debería estar aquí, Elsa jamás debió acceder a que el Sr. Knudsen pusiera un pie sobre Arendelle en primer lugar, no se puede confiar en nadie proveniente de ese reino—dijo la pelirroja actuando lo más tranquila que le era posible —, ahora solo espero que Elsa hable conmigo lo antes posible.
—Quizá podrías estar presente en la reunión con el consejo, es decir, eres la Princesa de Arendelle y la segunda en la línea de sucesión—sugirió Kristoff.
Anna soltó un bufido.
—Podré ser la Princesa, pero para esos hombres soy de poca importancia, solo les sería útil si Elsa falleciera o si ella decidiera comprometerme con un Príncipe o incluso un Rey de un poderoso reino que beneficiara a Arendelle con una alianza— dijo ella—, en realidad, solo discuten temas de política con Elsa porque no tienen otra opción, si ella estuviese casada, no me sería extraño que la excluyeran justo como a mi.
Mientras tanto, Elsa tenía su propios problemas al intentar lidiar con la situación, convocó a los miembros del consejo y aguardaba a que todos estuviesen presentes en la sala, al mismo tiempo deseaba que demoraran un largo tiempo para poder elegir sus palabras cuidadosamente y de ser posible, ella misma encontrar una solución que tan solo tendría que presentar ante aquellos hombres y con algo de suerte la aceptarían de inmediato; eso jamás pasaría.
Suspiró, agotada mentalmente. Se sentía tan estúpida por genuinamente haber pensado que no habría trucos por parte del Sr. Knudsen, al menos no pensó que tendría el atrevimiento de traer consigo a Hans Westergard sin al menos antes tener una conversación al respecto, es decir, sabía que tarde o temprano (si llegaban a un buen acuerdo), ella habría tenido que permitir que aquel Príncipe pusiera un pie sobre su reino, pero aún no era el momento y detestaba no haber tenido tiempo para hacerse a la idea de tener a Hans allí.
Se sentía al borde de una crisis, intentando mantener el control de sus poderes, luchando continuamente entre repetirse "no sientas" una y otra vez y recordarse a si misma que el amor descongelaba, suponía que era difícil olvidar trece años creyendo que todas las emociones eran negativas ya que estaban sumamente ligadas a sus poderes mágicos. Por un segundo consideró la opción de ordenar que le trajeran una copa de vino a pesar de la hora, ya que el alcohol tendía a relajar a muchas personas (o eso escuchó un par de veces), pero temía que tratándose de ella resultase contraproducente.
Estaba segura de que liberar sus poderes en ese momento solo para dejar salir un poco de su estrés no llegaría al punto de condenar a Arendelle a una nevada como sucedió durante su coronación, pero el más pequeño de los copos de nieve que algún miembro del consejo lograse notar, bastaría para tener que escuchar toda clase de comentarios respecto a que las mujeres eran demasiado emocionales y no era "recomendable" que fuesen responsables de situaciones que requerían de lógica y serenidad extrema; como lo era gobernar un reino.
¡No era momento de discutir sus planes matrimoniales prácticamente inexistentes! ¡Hans Westergard estaba en el muelle de Arendelle!
Dudaba que aquel hombre siguiese sus órdenes de permanecer en su maldito navío mientras se tomaba una decisión al respecto.
—Ordenar que el navío regrese a su nación de inmediato retrasaría la negociación de un acuerdo comercial que beneficie a Arendelle—mencionó Sir Gormsson.
—Está la opción de permitir que el Señor Knudsen; acompañado de algunos de los hombres del Rey de las Islas del Sur permanezcan en Arendelle, mientras que el Príncipe Hans y parte de su tripulación regresen a las Islas —comentó la Reina —, pero entiendo que esto puede generar una mala percepción ante Jordfjell.
—En efecto Majestad—Intervino Lord Dahle —, el Rey Alvar podría llegar a la conclusión de que Arendelle no tiene verdaderas intenciones de negociar un acuerdo, estaríamos arriesgandonos a perder un aliado, sin mencionar que al ser nuestro reino vecino, nos perjudicaría enormemente tenerlo como enemigo o estar en malos términos.
—Permitir que el Príncipe Hans permanezca aquí sin consecuencias también representaría un riesgo—dijo Lord Carlsen—, otros reinos pensarían que cualquiera puede pasar sobre su autoridad sin consecuencias.
—Ya es difícil que muchos reinos nos respeten—mencionó Sir Gormsson con veneno en sus palabras, era obvio que se refería a que la autoridad de una Reina no era la misma que la de un Rey, había reinos en los cuales las mujeres eran mucho menos respetadas que en Arendelle y vaya que habían perdido algunos socios comerciales debido a la negativa de ciertos Reyes por discutir política con Elsa.
—Solo si se enteran de que lo hicieron—habló de pronto Sir Olsson; quien había permanecido en silencio durante toda la reunión.
—¿Enterarse de qué?— Preguntó Lord Carlsen igual de extrañado que el resto de los presentes en la habitación.
—Nadie además de quienes estamos en este lugar y las familias reales de las Islas del Sur y Arendelle saben con exactitud lo que ocurre, por lo tanto, no tienen manera de saber que el Príncipe Hans desafió las órdenes de nuestra Reina —explicó Sir Olsson —. No es desconocido el hecho de que las Islas del Sur intentan aliarse con Jordfjell, así como tampoco les es ajeno que Arendelle y Jordfjell son reinos vecinos, aliados, incluso que la ruta más rápida para llegar hasta ese reino, es a través de los dominios de Arendelle, así que no es de extrañar que las Islas busquen…limar asperezas con Arendelle.
—Y nosotros intentemos mantener la buena relación que existe con Jordfjell—dijo Elsa con menos firmeza que antes — ¿Sugiere que permita que el Príncipe Hans permanezca aquí y pretendamos que era lo planeado desde el inicio?
—Sería lo más acertado para evitar un escándalo.
—No es secreto que la relación entre nuestros reinos ha sido tensa desde los acontecimientos...—las palabras de Sir Olsson quedaron inconclusas, a pesar de ello, todos entendieron que se refería a lo ocurrido en el invierno que la Reina provocó en el pasado.
—Quizá podríamos aparentar que el Príncipe se puso en contacto con la Reina para enmendar sus acciones pasadas—propuso Lord Carlsen—, podría darnos buena imagen ante nuestros aliados y sería una buena oportunidad para hacernos de más socios comerciales.
—Sin mencionar que aun muchos le temen a sus poderes, Majestad— habló Sir Gormsson —, si públicamente se muestra dispuesta a perdonar al Príncipe Hans, es posible que eso atraiga a posibles pretendientes.
Claro, era imposible que aquel tema de alguna manera u otra terminase siendo mencionado varias veces en cada reunión.
Una vez concluida la reunión con el consejo, Elsa se dirigió de vuelta al muelle, Anna no perdió la oportunidad de interceptarla para exigir una explicación o al menos saber que estaba ocurriendo.
—Desconozco la razón por la cuál él decidió venir aun en contra de lo acordado—dijo la mayor—, creeme, tampoco me agrada la idea de tenerlo aquí, pero el consejo tomó una decisión y me temo que no hay mucho que hacer.
—¿A qué te refieres? —Cuestionó la menor con algo de temor en su mirada— Elsa, por favor dime que lo enviarás de regreso a su nación lo más pronto posible.
—Deseo hacerlo, pero me temo que es un asunto delicado y ahora
gracias a él hay mucho en juego, así que será nuestro huésped por al menos un par de semanas, te pediré que intentes no formar parte de un escándalo, no permitas que él te provoque.
—Debe ser una broma, lo es ¿Cierto? —Anna insistía en que aquello no podía ser verdad.
—Me temo que lo mejor para Arendelle por ahora es que él permanezca aquí un tiempo, pero me encargaré de que salga de Arendelle lo más pronto posible—dijo Elsa.
Una vez en el muelle, la rubia se encontró la mirada altiva y sonrisa burlona del menor de los Príncipes de las islas del sur, sus brazos se encontraban cruzados frente a su pecho, en una postura relajada, mientras que John era todo lo contrario, se notaba temeroso y seguramente planeaba disculparse e intentar justificar la presencia del pelirrojo.
—Príncipe Hans, sea bienvenido a Arendelle, espero que disfrute su estadía—dijo Elsa sorprendiendo a ambos hombres —. Se le acondicionará una habitación de huéspedes lo más pronto posible, entenderá que no esperábamos su visita.
Tan pronto como dijo eso, la mirada de John se tranquilizó, mientras que la sonrisa del rostró de Hans simplemente desapareció; desconcertando un poco a la monarca.
