26- EXTRACTOR DE LECHE

Había entrenado mucho para volver a estar en la cima de la élite ninja. Después de un embarazo, de un parto complicado, de una recuperación que le había resultado demasiado larga para su gusto, ahí estaba de nuevo. Entrenado con la misma intensidad que antes de todo ese periplo, sintiéndose en forma y fuerte de nuevo, preparado para enfrentar a grandes rivales al mismo nivel que antaño… No, de hecho era más fuerte, veloz y poderoso que antes. Su sharingan había superado al de su hermano en capacidades, sus ilusiones eran terriblemente siniestras, dejando a sus rivales en coma cuando terminaba con ellos, algunos incluso morían del terror al que les sometía. Y gracias a entrenar cada mañana bien temprano con Tobirama el arte con el que dominaba la katana era sublime, elegante, grácil y con unos cortes precisos. También habían retomado los entrenamientos con Madara e incluso Hashirama se unía a las practicas. Y gracias a su constancia y esfuerzo era que ahora podía decir con orgullo que era uno de los mejores integrantes de la unidad de élite anbu. Una unidad con los mejores de los mejores, creada por el actual Hokage, Tobirama Senju, su esposo. Pero nadie podría decirle que su compañero le había regalado el puesto para tenerle contento, porque todos veían que se lo había ganado a pulso, que era el mejor integrante que poseía esa unidad de élite, el más letal y mortífero.

Sonrió divertido, como había cambiado desde esos tiempos pre Konoha y estaba más que satisfecho con esos cambios en su forma de ser y de afrontar la vida, había madurado... Era un ninja letal y mortífero, temido por sus enemigos y respetado por sus compañeros y los aldeanos, era una entregada y dulce madre para Hajime y Kano, sus dos amores y, también, un apasionado y amoroso esposo cuando Tobirama no le hacía enfadar, sino también terminaba temiéndole, como había de ser. Había aprendido con el tiempo a separar muy bien cada una de las facetas que formaban parte de su ser y estaba orgulloso de ello. Amaba su vida.

– Capitán Izuna… Yuu ha conseguido sustraer el pergamino cuando iba a ser entregado a Suna.– Observó a su segundo al mando en el escuadrón, instándole a continuar.– Me temo que son peores noticias de las que nos imaginábamos… Léalo por si mismo.

Izuna frunció sus cejas… Peores noticias… Y agarrando el pergamino empezó a leer, su rostro iba cambiando a medida que leía línea tras línea.

–¡Maldita sea! Debemos intervenir antes de que se realice el pago y acabar con esos renegados antes de que se unan a la Arena.– Miró a Kayto.– Haz recuento de cuantos escuadrones quedan aun por la aldea y podrían salir en misión inmediata. Avisa también a mi hermano… Estoy seguro de que no querrá perderse esto.– Sonrió malicioso… Seguro que esos ninjas sin patria se cagarían encima cuando fueran a por ellos y vieran que los hermanos Uchiha iban a ser quienes les atacarían.– Iré a informar al Niidaime para que de el visto bueno a la misión.

Y ahí estaba ahora, informando a Tobirama sobre lo que habían descubierto. El como Suna intentaba anexar a todos esos bandidos, esos clanes shinobi sin patria para unirlos a sus batallones y así atacar. Lo malo es que si les dejaban continuar con ese plan la guerra que iba a llegar no sería "limpia" y con ciertas reglas de cortesía, por llamarlas de alguna forma. Esos renegados y clanes sin patria atacaban, asesinaban, quemaban, violaban, masacraban todo lo que se les pusiera por delante, ya fueran niños, ancianos, mujeres, hombres que no formaran parte de las tropas ninja, o sea personas inocentes a esos conflictos.

–Debemos responder de inmediato, debemos proteger el País del Fuego.

–Lo se, he movilizado todas las tropas anbu disponibles, también he mandado llamar a mi hermano. En cuanto termine de informarte y preparar todo lo necesario para la batalla, saldremos. Terminaremos con ellos Tobirama, confía en nosotros.

–Confío en vosotros Izuna, sois la mejor fuerza de élite que la aldea posee. También haré que se unan a vosotros algunos jounin especializados.– Y si él pudiera acudiría a esa misión para proteger el País, pero debía acudir a otro frente… Lo que le llevaba a otro asunto, personal pero muy importante también.– Izuna… No puedes asistir.

–¿Cómo? Sabes que soy el más fuerte de la unidad, estoy a la par contigo en poder Senju.– Le miró ceñudo. No le importaba reclamar al Hokage, su marido, aunque estuvieran en la oficina de su esposo porque se había asegurado que nadie le escuchara.

–Hajime y Kano.– Fue la respuesta de Tobirama.

Izuna cerró los ojos sabiendo que su pareja tenía razón. Sus bebés le necesitaban, Tobirama estaría ausente unos días y si él se iba a esa misión, ¿quién se ocuparía de ellos? Vale, sabía que los podría dejar con Mito y la Uzumaki estaría encantada de cuidarles junto a sus propios hijos, pero sus bebés aun mamaban, aun le necesitaban para conseguir su preciado alimento.

–Le pediré a Hashirama que acuda y…– Estaba prosiguiendo Tobirama. Sabía que costaría, su hermano amaba demasiado vivir en paz y estaba muy volcado en el hospital y en enseñar a futuros médicos, no querría dejar su puesto, cuando era tan necesario en el centro médico, para ir a matar. A diferencia de Madara, Hashirama no disfrutaba de usar sus habilidades para herir y matar.

–Sabes que no querrá. Ya te lo dijo, lucharía para proteger la aldea en un ataque inminente pero no dejaría el hospital, donde cada día salvaba vidas, para masacrar posibles enemigos.– Torció el gesto… No entendía a su cuñado, pero Hashirama siempre le había parecido alguien rarito.

–No te preocupes, déjamelo a mi. Ves a casa Izuna, necesitaré que Kagami y Torifu acudan a esta misión.

Izuna apretó sus puños cabreado, pero a la vez lo entendía… Su deber como madre y su deber como shinobi… Los dos habían entrado en conflito, pero sabía que la decisión ya estaba tomada… Sus hijos eran lo primero en su corazón, les amaba por encima de cualquier cosa.

–Ya habrán otras batallas y ocasiones para disfrutar de una buena pelea.– Musitó mientras iba en busca de los dos jóvenes y de sus hijos. Los encontró en el parque.– Yo me ocuparé de Hajime y Kano, id a ver a Tobirama. Tenéis una misión para la que prepararos.

Y ahí estaba él, con su uniforme anbu aunque sin la máscara, paseando a sus bebés por la aldea y, de paso, aprovechando a hacer la compra. Tenía tiempo así que compraría alimentos… Le tocaría cocinar al tener tiempo "libre". Tampoco tenía sentido seguir el engaño sobre que no sabía cocinar, el Senju le pilló y ahora también debía colaborar en preparar la comida. Mientras hacía la compra pasó por delante de una tienda, en un primer momento pasó de largo pero parpadeó y volvió sobre sus pasos.

¡Si, había visto bien!

Era una cosa rara llamada "extractor de leche". Leyó la descripción del producto y para que servía. Estaba destinado para madres y donceles ninja que debían estar fuera de sus hogares por algunos días, según ese aparato con él podrían extraer la leche para que el cuidador de sus hijos pudiera dársela y así esas madres pudieran estar tranquilas y tranquilos sabiendo que a sus bebés no les faltaría su preciada leche materna. Y aunque esa cosa le daba mala espina y reconocía que en otras circunstancias no compraría algo así ni loco, sabía que era la solución a sus problemas. Hajime y Kano podrían quedarse al cuidado de Mito y Hashirama, así el Senju no tendría que ir a la batalla, y él podría acudir a dicha misión. Sus hijos estarían bien cuidados por la pareja y encima seguirían alimentándose de su nutritiva leche. Entró decidido a comprar ese aparatejo y escuchó la explicación de cómo se usaba con una mueca asqueada… Lo que se tenía que llegar a hacer.

Llegando a su hogar alimentó a sus bebés y los puso a dormir en su cunita, y mientras hacía la comida se colocó esa cosa en el pecho. Era algo incomodo sentir como ese aparato le succionaba el pecho… Estaba siendo ordeñado como se hacía con las vacas, ovejas y cabras. Llevó una mano a su frente, a eso estaba siendo obligado por deber.

–Izuna, ya estoy en casa…

–Bienvenido.– Y se giró, sin acordarse de que llevaba eso en el pecho.

–¿Qué narices?

–No digas nada…– Suspiró y negó para si.– ¡Tch! Es un extractor de leche, estoy extrayéndome la máxima posible para dejarla en el refrigerador y que así Mito pueda dársela cuando esté fuera por esta misión. Tengo para que les pueda alimentar dos días y medio por ahora.

–De acuerdo…– Mientras observaba esa cosa y como los potecitos a los que iba pegada se iban llenado con lo que le salía a su pareja de los pezones, con ese alimento vital para sus bebés.–¿Te duele?

–No… Pero es jodidamente humillante.

Tobirama se acercó y le besó en la sien, estaba orgulloso de su amado.

–Saldréis por la noche. Imagino que para entonces ya habrás acumulado para que tengan alimento para cuatro días.– Para eliminar a esos, con el plan que habían trazado con Madara tendrían suficiente.

–Había pensado en mejor cinco, prefiero que les sobre que no que les falte.

–Perfecto. Acuérdate de descansar, beber mucho líquido y alimentarte bien.– De esta forma la leche tendría buenos nutrientes e Izuna no se deshidrataría o debilitaría por esa extracción.–Debo partir ya, gatito.

–Cuídate mucho, rata.– Le dijo con cariño y complicidad a su pareja, antes de compartir un tierno beso seguido de otro más profundo donde demostraban cuanto se amaban.– Y vuelve con nosotros, no te atrevas a morirte o te buscaré y te daré tremenda paliza.

–Ten cuidado Izuna. Y se que lo harías, eres el gatito más fiero y terrible que existe, hasta la muerte te teme. Tu también vuelve a mi lado, a nuestro lado.

Ambos iban a afrontar terribles batallas, pero ambos eran fuertes y capaces de superar cualquier barrera o peligro para volver a donde más amaban… Los brazos del otro.

CONTINUARÁ...

Se que no suelo dejar mensajes, el método de compartir los capítulos de fanfiction me hace olvidarme de poner notas al final... Sorry.

Pero quiero decir que agradezco las personas que me leen, las que marcan mis historias como favoritas, las que me dejan reviews. Gracias. Que sepáis que los leo, es sólo que aunque llevo años aquí en esta plataforma me cuesta aun el funcionamiento de la misma y como se contestan según que comentarios. Los hay que si que me permiten hacerlo y otros en cambio no.

Así que, de nuevo, gracias a esas personas que me leen.