Eran las primeras horas del rango horario para hacer cosas varias que no son dormir, y el barco encalló en el muelle de una isla que estaría vacía de no ser por una casa y un pescador en la playa.
El marinero preparó una plancha de madera que sirviera de puente y guio al Ralts con caballerosidad y cuidado al muelle. Con la misma caballerosidad y cuidado, tomó a TULA para no despertarlo, lo sacó al exterior, bajó el puente y llegando al muelle lo soltó en el mar. Se rio y encendió una pipa.
TULA estaba imbuido en un sueño profundo:
-¿Por qué nadie me comprende?- Decía en su cuarto como un adolescente acomplejado.
De repente, sintió voces femeninas viniendo del exterior. Sacó su cabeza por la ventana.
-¿Qué haces ahí triste? Mejor ven con nosotras a jugar- Dijo la damisela
-¿Por qué no vienes a mi casa? Necesito quemar calorías- Dijo la corredora de triatlón antes de guiñar un ojo.
Varias mujeres comenzaron a aparecer desde todas partes al patio de su casa con simpatía y coquetería.
Como la cereza del pastel, desde una esquina de la ciudad apareció ROSE
-He vuelto por ti TULA. Me di cuenta de que el único monstruo con el que quiero jugar es con el tuyo-
-Ahora ven con nosotras- Dijo ROSE extendiendo sus brazos
TULA nunca se había sentido tan feliz en su vida. Así que corrió y saltó desde la ventana del segundo piso hacia ese mar de mujeres.
La cara molesta de TULA se dejó ver sobre la línea del muelle. Cuando salió vio al marinero y al Ralts. Se sacudió un poco y tomó al Ralts para irse lejos.
-Espera- Dijo el marinero aún mirando al mar.
TULA había sido lanzado, golpeado y apaleado por el marinero en el pasado. Pero, algo en el tono de voz del marinero le causó una incomodidad terrible.
-Sé que quieres alejarla de la mundanidad y todo eso, pero...-
"¿Qué es esa mierda? Ah, cierto yo dije eso" Pensó TULA
-Pero... ¿No te has preguntado qué quiere ella?-
Silencio incómodo
TULA no tenía ni la más mínima idea de qué estaba pasando. El sueño de hace dos minutos tenía más sentido que lo que acababa de salir de la boca del marinero.
Ninguno de los dos volteó para comprobar qué pensaba el otro.
Luego de un rato TULA se fue.
El marinero se quedó de pie.
