Aclaraciones: Todo el contenido reconocido pertenece a la saga de Harry Potter. Inspirada además por los doramas: Destinado a Amarte y La realidad está aquí. Nos ubicamos 10 años después de la segunda guerra mágica.

Advertencias: Contenido +18, limones y naranjas uwu

Notas: Hola soy yo de nuevo xd Escribo esto para salir de la depresión de un fanfic que leí, jajaja siempre ando leyendo cosas sad, ayudahh xdd

CAPITULO 1

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–¿Una cerveza linda? – Escuchó a su costado, Hermione no estaba de humor aquel día, de hecho estaba bastante molesta y harta, aún así siendo la mujer educada que era atino a ofrecerle una sonrisa desganada a la persona que se había puesto a su costado, observándolo, era un alto, moreno y ciertamente atractivo, pero ella no estaba ahí para coquetear con un extraño, no tenía ánimos de tolerar la presencia de otro ser que no fuese ella misma.

Porque estaba jodidamente enojada y harta.

Ella lo que quería era beber sola hasta perder la cabeza y olvidar la patética parodia en la que se había convertido su vida.

Hermione siempre había sido esa persona que pensaba en base a lógica, inteligente, una chica que no se dejaría llevar por placeres mundanos ni siquiera se atrevería a beber hasta perder la consciencia pero ese día tenía motivos de sobra para hacerlo, y sí probablemente era estúpido ponerse en esa situación irracional, la de una joven ebria en un bar al centro de Londres, sola con la única compañía de un buen trago proporcionado por el bartender.

¿Quién pensaría que Hermione Granger podría encontrarse en esa absurda situación? Nadie. Pero ahí estaba por voluntad propia, lastimando sus oídos con la estruendosa música del lugar.

Su animo se lo permitía, pues se había enterado por medio de la revista "corazón de bruja" que Viktor se iba a casar ¿no se supone que era su pareja? Se veían cada dos meses, salían, se besaban, tenían sexo, quizá no había nada dicho, pero llevaban así años.

Ella entendía que por su trabajo como jugador de Quidditch profesional debían mantenerse privados, pero… ¿engañarla de esa forma? De verdad no sabía si le habían puesto los cuernos o ella misma era el cuerno.

Patético.

–No gracias – Contestó Hermione, el bar estaba inundado de gente, con trabajo podría colarse una Snitch entre el bullicio, era el lugar perfecto para que nadie la reconociera, rodeada de personas ajenas al mundo mágica, donde de momento no quería estar. No quería las preguntas de su mejor amiga Ginny o Harry o Ron, pensarlo solo le revolvía el estómago.

¿Qué les diría?

No quería dar explicaciones que ni ella misma tenía.

Se llevó el shot a los labios y este ardió en su garganta calentando su cuerpo y adormeciendo sus neuronas, el moreno al sentirse ignorado se fue dejando a Hermione en la barra sola, la mujer no sabía si se sentía triste o desolada o decepcionada o una mezcla de las tres, lo único que tenía claro es que estaba muy enojada. Un shot paró frente a ella y levantó el rostro hacía el bartender quien le ofreció una sonrisa cálida – Cortesía de la casa – Dijo sobre el bullicio y Hermione sonrió apenas agradeciendo, llevándoselo a los labios, ya había perdido la cuenta en ese instante.

Aún recordaba la foto en la revista, una mujer rubia, alta, esbelta como modelo sonreía mostrando el anillo, una mujer hermosa, podría ser fácilmente modelo y ella se sintió tan poca cosa, tan insignificante.

El bar en el que se encontraba era un lugar amplio, con un techo alto, la decoración daba un aura de bar Irlandes, agradable. Pero eso no podría importarle menos, no pudo evitar que sus ojos picasen, no quería llorar, no se permitiría llorar. No quería.

Bebiendo un nuevo shot se sintió ya mareada, pasadas las horas el alcohol comenzaba a adormecer su cerebro, justo lo que quería. Dejar de pensar en él.

Una banda tocaba canciones de Rock que Hermione desconocía, en un impulso se levantó a bailar, sola, patéticamente sola.

Pero entre la gente borracha disfrutando de la banda pasaba desapercibida, o eso quería creer pues pese a sentirse insignificante en el mundo, Hermione era todo menos indetectable, era bella, con curvas interesanrtes, una melena de cabellos castaños que caía hasta su cintura y unos ojos color avellana preciosamente expresivos.

Insignificante no era un adjetivo que pudiese describirla. Solo estaba demasiado dolida para aceptarlo.

La gente brincaba aclamando a la banda, al parecer eran covers que todos conocían menos la ex Gryffindor, llevaba un tarro de cerveza en ese momento, mala idea combinar bebidas pero le importaba una mierda si su migraña del día siguiente no le permitía trabajar en ese momento se sintió libre, brincando a coro de la banda tan ajena y adormecida. Como si flotara y era lo que quería… Flotar.

Quería dejar de ser la persona indeseable ¿tan poca cosa era?

No, ella era Hermione Granger, héroe en la guerra mágica, inteligente, con un puesto relevante en el ministerio, a y el cuerno de una chica Búlgara que no conocía.

¡Maldita sea!

El ritmo de sus pensamientos se iba apagando paulatinamente con la música, hasta que terminó estampándose torpemente contra algo, o más bien alguien.

Lo supo al levantar sus ojos castaños hacía la figura que había empapado con cerveza, pestañeó un par de veces intentando enfocar la mirada en la oscuridad, con una de sus manos sosteniéndose a la gabardina negra de aquel sujeto para no terminar en el suelo pisoteada por el bullicio de gente que cantaba a coro con la banda.

–L…Lo siento.. – Balbuceó Hermione con torpeza, su consciencia no le permitió ver lo que pretendía hacer pues sacó su varita del bolsillo oculto en sus pantalones, estaba muy borracha y quería limpiar su desastre con magia, definitivamente estaba muy ebria queriendo hacer algo como eso en un lugar repleto de muggles.

Una mano la sujetó firmemente, escuchó algo, pero la música no le permitió distinguir palabras ni su voz solo supo que fue arrastrada entre la gente, caminaba tambaleándose por el mareo hasta que el frío de la noche le heló la piel.

Habían salido por la salida de emergencias hacia un callejón en la parte trasera del bar, el frío la erizo cual felino y tuvo que apoyarse en la pared cuando la persona la soltó para no caer presa del mareo.

–¿Qué pretendes Granger? – Escuchó entonces, parpadeó un par de veces acostumbrándose a la poca luz proveniente de un farol a lo alto de un poste y entonces en los rezagos de su razón lo reconoció.

Esos cabellos platinados, ojos de mercurio y piel pálida. Frunció el ceño.

Estaría soñando seguramente.

¿Qué haría Draco Malfoy en un bar muggle al centro de Londres?

Empezó a reír, sin mucho sentido hasta las carcajadas resbalándose con la espada apoyada en la pared, se había vuelto loca al parecer, terminó en cuclillas intentando recuperar, aunque se un poco de la cordura.

Se talló el rostro con ambas manos pues todo le daba vueltas.

–¿T..Tu que pretendes… sacándome aquí? – Preguntó ella arrastrando sus palabras levantando la mirada esperando que se desvaneciera en el aire, como si fuese obra de su imaginación pero no pasó, él estaba ahí. Realmente estaba ahí. Se veía tan calmado y sereno, la miraba con curiosidad, sus ropas estaban secas, seguramente se habría secado él mismo al salir por la puerta, en su mirada y expresión no hubo rastro alguno del desprecio que sentía por ella en sus años escolares pero Hermione estaba lejos de notarlo, estaba muy borracha.

–Querías usar magia frente a todos esos muggles, deberías darme las gracias –Había un deje sarcástico en su voz, aterciopelada y profunda.

Hermione se levantó entonces y con torpeza se vio a sí misma tropezando, pero él de nuevo la salvó de la inminente caida cogiéndola por la cintura. Su cuerpo era fuerte, o eso pudo percibir por la cercanía y el aroma de su colonia llego a sus fosas nasales, olía muy bien..

Sus manos pararon en su pecho aferrándose a la tela hasta que sus alrededores dejaron de dar vueltas frenéticas en su cabeza.

Él la veía con mucha curiosidad y cierta diversión, jamás en la vida se hubiese imaginado en esa situación, Hermione Granger borracha, tambaleándose y siendo imprudente, se preguntaba si vendría con alguien, pero hasta el momento nadie había salido a buscarla.

–¿Vienes con alguien? – Preguntó, ella negó con la cabeza, mala idea. Todo dio vueltas de nuevo por lo que se aferró a él, sin notar lo cerca que estaba o más bien ignorándolo por completo, olía bien, se veía bien, vale, estaba atractivo… ¿en qué estaba pensando? No, no podía pensar, sus neuronas estaban nadando en alcohol.

Y Draco Malfoy estaba increíblemente guapo.

–¿Estás sola? – Asintió y el arqueó las cejas, por la mirada boba que ella le dedicó en ese momento, embelesada.

No pensaba que la castaña fuese tan imprudente, al parecer no era consciente de los peligros que existían en la noche dentro de un bar para una mujer sola y además alcoholizada, sabía que Hermione podía defenderse perfectamente, pero estaba borracha eso la ponía en desventaja.

–Creo que es hora de que vayas a casa – Mencionó cogiéndola por la cintura cuando esta se tropezó de nueva cuenta, su cabeza terminó apoyada en el pecho del Slytherin. Hermione aspiró su aroma tan masculino y sintió sus bragas humedecerse por el tacto de sus manos en su cintura. Definitivamente había perdido la cabeza.

Su idea de pasar la noche en soledad se fue volando cual blodger hechizada.

Era una joven de 27 años, en los brazos de un caballero sumamente atractivo.

Borracha y con ganas de sentirse deseable.

Definitivamente: mala combinación.

Además, no era cualquier persona, se trataba de Draco Malfoy.

Él no fue ajeno a la forma en la que suspiró al levantar esos ojos castaños brillosos de inconciencia y un deseo que se empezaba a arrebolar en las bragas de Hermione.

–Nop – Musitó, una sonrisa tonta apareció en los labios de la chica, Draco no era imbécil, sabía lo que pretendía al restregar su cuerpo contra él, levantó la mirada sujetando sus muñecas para imponer distancia, no se aprovecharía de una mujer ebria, no porque Hermione le fuese indiferente, no, es que estaba borracha, muy borracha.

–Dime tu dirección, puedo llevarte – ¿Siempre tuvo esa voz? Parecía aterciopelada y sexy, Hermione se mordió el labio, pero el agarre firme de sus manos no le permitió hacer otro movimiento más que permanecer de pie a duras penas.

–No quiero – Murmuró ella, sus mejillas estaban sonrojadas por la bebida, con su bonito cuerpo enmarcado en ropa ceñida, una blusa de manga larga color guinda y unos pantalones negros a la cintura que sí, resaltaban cada curva de una manera exquisita. Draco no podía evitar notar lo bien que los años le habían sentado, pero, regresaba a lo mismo: estaba borracha.

Además, había dejado un negocio a medias antes de verla dentro del bar, Draco se dedicaba al coleccionismo y venta de artilugios mágicos, unos más legales que otros y dentro de ese bar había dejado a un mago dispuesto a hacer una negociación jugosa, ahora estaba perdiendo el tiempo con la castaña pero algo le impedía dejarla ahí, al merced de cualquier cabrón que quisiese aprovecharse de su bonito cuerpo casi incosnciente.

Suspiró entonces, apretando los labios mirando a los alrededores.

–Ven conmigo entonces – Sugirió, ella asintió tiernamente sus cabellos castaños revolotearon acompañados de la brisa nocturna, el tomó su mano, Hermione sintió el rose eléctrico de sus dedos cuando se entrelazaron con los suyos y la dirigió de nuevo al bullicio, su mano era firme, no permitiendo que Hermione se alejase un pelo de él, pese a caminar a tropezones.

Draco se acercó a una mesa lejana, donde sentado, llamaba la atención un joven mago de aspecto extravagante, un traje pulcro en color morado, con bordados brillantes pero bueno, en Londres había mucha gente excéntrica, uno más, uno menos.

Draco sentó a Hermione en una de las sillas y el mago emitió una sonrisa que decía mucho, sin palabras.

–¿Compañía Draco? – Preguntó, el rubio negó con el rostro sentándose frente a él.

–Es una ex compañera del colegio, la llevaré a casa – Mencionó simplemente restándole importancia – ¿En qué estábamos? – Continuó.

El mago dudó, miró de reojo a Hermione quien parecía muy interesada en el concierto de la banda, las canciones cada vez más lentas y románticas captaban su atención, ajena a lo que sucedía en aquella mesa. No parecía siquiera escucharlos, además, estaban bajo un hechizo que les permitía hablar con comodidad pese al ruido, sin ser detectados.

–Me parece bien el precio, tendrás el dinero mañana a la mañana – Dijo el mago, Draco sonrió ladeado y satisfecho.

No es que le faltara el dinero, tenía para que varias generaciones suyas, sin embargo, hacer negocios le resultaba estimulante.

–Bien, mañana te hago llegar la pieza – Afirmó – Hermione entonces se giró hacia Draco, lo miró de nuevo su rostro era hermoso pensó, su nariz fina y labios pequeños, ella se miraba tierna con aparente concentración en sus ojos avellana, como si quisiese leerlo, o más bien, observarlo a detalle.

El apoyó su codo en la mesa, seguido de su rostro contra en mano, mirándola curioso.

–¿Qué miras Granger? – Ella sonrió tontamente, embelesada, si en sus años de estudiante lo consideraba atractivo en ese momento a sus 27 años, ahogada en alcohol, parecía un dios griego.

–¿Y..ya mee p..puedo ir? – Preguntó ella, poniéndose de pie de repente.

El mago cuyo nombre no alcanzó a escuchar se había ido sin que ella siquiera lo notase, Draco se levantó siguiéndola en sus pasos tambaleantes, antes de que la chica se girara chocando con él en medio de las mesas abarrotadas de gente.

Hermione se sujetó de él – ¿De verdad estás sola? – Preguntó de nuevo, con la esperanza de que hubiese alguien ahí que pudiese cuidar de ella, no tenía muchas opciones si se negaba a darle su dirección.

Había empleado el mismo hechizo que antes para poderla escuchar, claro que con suma discreción.

–Sip –

–¿Por qué? – Ella frunció el ceño y negó con el rostro, él a ese punto tenía demasiada curiosidad, ella por otra parte estaba más interesada en echarle los brazos al cuello para usarlo como punto de apoyo a su mareo, a si, también porque su colonia olía de maravilla.

–Granger, deberías regresar a casa – Emitió él a su oído, la castaña se estremeció enseguida al sentir el calor de su aliento rozando su piel.

–Bebe conmigo M..Malfoy– Los dedos de la castaña acariciaron los cabellos crecientes en la nuca de Malfoy provocando en el rubio una sensación ligeramente asfixiante, o era más bien el hecho de sentir su cuerpo estrechándose a él, podía percibir claramente la curva de sus senos, era hombre joder.

–Creo que ya has bebido suficiente –

Ella lo miró, él pese a la escasa luz del bar pudo percibir el brillo tentativo en su mirada, la forma en la que se mordió el labio y sus suaves caricias en su nuca, como si fuesen amantes, ella estaba haciendo todo lo que tenía a su alcance por seducirlo.

Contra todo pronostico Hermione Granger ¿Lo quería seducir?

Vaya noche más bizarra.

Quiso tomar sus muñecas para separarse, pero la chica respondió poniéndose en puntitas para robarle un beso, un rose de labios torpe que le dejo una sensación cosquilleante, Draco no se movió solo la miró con intensidad plasmada en el iris mercurio, para Hermione eso solo fue la invitación abierta a besarlo con toda intención, enredó sus dedos en sus cabellos platinados antes de besarlo de nueva cuenta. Besarlo de verdad.

Su corazón latía fuertemente por ese tacto diferente a otros que había probado, unos labios nuevos, Draco no respondió por un momento, pero no pudo resistirse más a la ansiedad que ella mostró con el gemido de molestia ante su negativa y la besó, la atrajo desde la cintura robándole el aliento al ritmo de su lengua, ladeo el rostro contra ella para tener pleno acceso a su boca hasta que la dejo jadeante y sin aliento momentos más tarde. Debía parar, algo entre sus piernas quería levantarse.

Y él no era de tomar a mujeres borrachas para aprovecharse, un ligero sentimiento de culpa se instauró en su pecho por haberla besado de esa forma, joder, si era cabrón pero no a ese extremo.

–Te llevaré a tu casa – Hermione negó sin soltarse de él, estaba excitada y con ganas de ser tocada por él esa noche, con ganas de sentirse deseada, con ganas de utilizarlo y no ser utilizada y él… Él se estaba resistiendo – Granger… – Ella volvió a besarlo y Draco tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas por alejarla.

–¿No quieres pasar la noche conmigo? – Preguntó, Draco se quedó estupefacto por un momento, ella estaba sonrojada pero no sabía si era por el alcohol o por lo que acababa de soltar. Frunció el ceño ¿qué? Por supuesto que sí, desde que era un crío de trece años, pero en ese momento ella estaba casi inconsciente, poco apta para tomar decisiones como esa –¿No? – Hizo un puchero a su parecer adorable.

–No – Contestó

Hermione apartó la mirada, parecía herida, se alejó tambaleándose un poco.

–Pues encontraré a quien si quiera… – Joder, Jodida Granger. La detuvo sosteniéndola por la cintura y ella se quejo intentando apartarse, si, había herido su orgullo. Su orgullo alcoholizado.

–No, tu irás a casa – Está vez la fue guiando hacia la salida, ella guiada por su pecho fornido no pudo más que dejarse llevar. De nuevo abrazada por la brisa nocturna lo miró.

–¿Por qué no quieres? –

–Estás borracha – Respondió la obviedad.

–Puedes aparecer en tu casa – Le ofreció su varita y ella no la tomó, ignorándolo. Draco empezaba a exasperarse de pronto ¿lagrimas?

Hermione estaba llorando, el ex Slytherin se sintió incomodo con una sensación amarga brotando en su pecho, definitivamente verla llorar no era algo que disfrutase.

–¿Ahora que pasa? – Preguntó con cautela

–Creo que no soy lo suficiente bonita o deseable para que alguien quiera estar conmigo… – La expresión de Draco fue un poema, estupefacto ¿es que no se veía al espejo? Jodida mujer.

–Granger, no tengo porque decirte esto, pero eres hermosa – Ella pareció no escucharlo porque siguió llorando, lagrimas caían por sus mejillas – ¿Qué te pasa? – Quiso atraer su atención, Hermione estaba más interesada en ver el suelo en ese momento.

Sintiéndose tonta, el fresco de la noche disipaba de a pocos su estado…

Aunque no lo suficiente.

–Nada, vete y déjame aquí... – Se apoyó contra la pared sintiéndose estúpida por llorar por su rechazo, por Viktor, por sentirse tan poca cosa, Draco miró sus alrededores un callejón oscuro, por supuesto que no dejaría a una mujer sola ahí a su suerte, llorando.

Se acercó a ella ignorando claramente sus palabras y con suma tranquilidad la cogió de la muñeca antes de obligarla a seguirlo, desapareciendo de aquel callejón con ella.

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Cuando Hermione cayó sobre el suelo la luz la cegó por unos instantes antes de acostumbrarse a la estancia, un amplio departamento, iluminado, con paredes blancas, muebles y un sinfín de artilugios como arte, pinturas y libros acomodados pulcramente en estantes, una sala con muebles blancos y una chimenea abría paso hacía lo que parecía ser una terraza.

¿Dónde estaban?

–Puedes dormir aquí – Ofreció Draco a sus espaldas, ella dio un respingo girándose hacia él, se encontró con su mirada, se veía tan diferente a sus años en Hogwarts. Vestía como siempre, ropas oscuras que acentuaban el color de su piel, Hermione se mordió el labio reparando en sus bonitas manos donde destacaba un reloj de aspecto costoso, ¿cómo se sentirían sus dedos en su piel?

Las lagrimas solo quedaban de recuerdo en sus mejillas.

Draco se levantó, y fue a la barra de su departamento, necesitaba un trago para relajarse, el aspecto tentador de la castaña lo traía ya bastante jodido, su cuerpo lucía increíble solo imaginarla sin la bonita blusa ceñida lo estaba haciendo perder la cabeza.

Bebió una copa de Whiskey con Hermione caminando por el amplio salón, su mirada curiosa reparó en las piezas, aquello parecía un museo personal.

Se giró hacía Draco y avanzó hacia él.

Ya casi podía caminar en línea recta.

Apoyó ambas manos en la barra Draco la miró con curiosidad.

Llevándose otro trago a los labios para acallar sus intenciones. La tensión sexual entre ambos podría cortarse con un cuchillo en ese momento.

–¿Qué es este lugar? –Preguntó Hermione

–Mi casa – Ella asintió ligeramente, mordiéndose el labio de una forma que a Draco le supo a sensual.

–¿Qué hacías sola en ese bar? – Se aventuró a preguntar.

–No quería ver a nadie del mundo mágico… – Soltó ella en un susurro.

–¿Por qué? –Hermione no quería hablar de eso, se acercó a él de nuevo rodeando la barra, intrépida, quizá demasiado intrépida.

–¿Por qué me trajiste a tu casa? – Preguntó, él pudo notar sus intenciones, no era imbécil y estaba a punto de desbordar su autocontrol con ella si seguía intentando tentarle de esa forma.

–Granger de verdad no quieres hacer esto… – Le advirtió.

–Si quiero… – El suspiró dejando el vaso sobre la barra, ella dio un paso más hacia él. Lo tenía cerca, quizá demasiado, podía percibir su aroma, su calor. Sus ojos brillaban de deseo, se mordió el labio inocentemente – A menos... que tu no quieras… – Murmuró.

Joder…

–No es eso…. – De pronto sus pulmones no eran tan eficientes como de costumbre y la respiración no le bastaba, sintió sus manos femeninas sobre su pecho dudando.

Ella quiere… Pensó intentando adormecer su razón que gritaba que eso estaba absolutamente mal.

–Malfoy… no harás que una mujer te ruegue porque te la folles… ¿o sí? –Granger, con su bonita boca supo decir las palabras correctas para que Malfoy cegara su razón.

Y todo se fue al carajo.

Todo pasó muy rápido. De pronto la estaba besando con fuerza acorralándola contra la barra, Hermione sintió la madera contra su espalda cuando los labios de Draco buscaron con desesperación y rudeza los suyos, una rudeza que no conocía.

Sintió sus dedos recorrer su cintura, su trasero acercándola hacia su erección, gimió, se sentía demasiado excitada, su centro humedecido deseosa de él.

Quizá por el alcohol…

Quizá por venganza…

Quizá porque siempre le había gustado…

No sabía porque, pero quería que él la hiciera suya esa noche.

Él la cargó, Hermione lo rodeó con las piernas, sin dejar de besarlo, dejando en sus labios la pena del engaño de Viktor, Viktor… No quería pensar en él. Solo quería sentir ese cuerpo fibroso y varonil que la guio a tropezones por la sala.

Hasta caer sobre una cama, la habitación era oscura. No podía identificar nada de lo que los rodeaba, no le interesaba. Solo quería sentir como él con la rudeza y posesión acariciaba sus senos sobre la tela de su blusa. Como si quisiese bebérsela entera.

Hermione se dejó quitar la ropa, primero la blusa y los pantalones quedando en ropa interior, siendo acorralada por el cuerpo de Malfoy, él en algún punto se había deshecho de su camisa, todo pasaba tan rápido, tan salvaje.

Sus labios, sus manos, su cuerpo, estaba flotando en un placer que no recordaba haber sentido antes. El sexo siempre era doloroso para ella, siempre buscaba complacer a Viktor en ese momento solo quería ser tocada, saber que se sentía el placer genuino, los gemidos genuinos que atravesaban su garganta sin siquiera notarlo, sin fingirlos por complacer a alguien..

Draco acarició su sexo con sus dedos haciéndola estremecer, atravesando las bragas empezó a estimularla, Hermione se aferró a su espalda –¿Estás segura? –Le escuchó preguntar, ella lo miró, deseosa, joder, nunca se había sentido tan ansiosa en la vida.

–Si Malfoy… Hazlo ya – Exigió, él terminó de desvestirla entonces, relamió sus senos, con una devoción que la estremeció hasta las entrañas, su lengua en sus pezones saboreándola como si fuese un manjar, mientras las estimulaba penetrándola con sus dedos, Hermione iba a enloquecer, cerró sus ojos con fuerza disfrutando cada oleada de placer que golpeaba su mente.

Él se detuvo un momento, solo para terminar de desvestirse posándose sobre ella, sintió su miembro en su entrada, completamente mojada, se estremeció cuando sus labios se juntaron en un beso pasional antes de que la penetrase con fuerza, el dolor fue casi imperceptible, estaba completamente mojada, su entrada estaba lista cuando él empezó a embestirla, un placer desconocido se arreboló en vientre mientras movía sus caderas para recibirlo con más fuerza.

–Joder Hermione… – Le escuchó y su leona interna rugió orgullosa, él se inclinó sobre su oído sin darle pausa – Dime cuando lo sientas venir… –Pidió "venir…." – Quiso preguntar ¿el qué? Pero la respuesta estaba ahí, su sexo se comprimió en torno a su miembro, una oleada de placer indescriptible la arrastraba como las olas del mar.

–Ya…. Pronto.. – Quiso decir, pero se le dificultaba hablar, él se movió de una forma deliciosa antes de sentir como volvía a estimularla con sus dedos.

–Tócate Hermione – Le ordenó cogiendo su mano y ella lo hizo, joder y ahí estaba, explotando de placer de una manera radiante, sentía que había subido en una montaña rusa hasta caer, su cuerpo empezó a temblar antes de relajarse sintiendo como el bombeaba en su interior disminuyendo paulatinamente el ritmo de su cuerpo.

Hermione mareada y brutalmente satisfecha se encontró de pronto envuelta en sus brazos, todo le dio vueltas – Y dices que no eres deseable… – Le escuchó murmurar, pero Hermione no pudo contestar nada, se había quedado plácidamente dormida en los brazos de Draco Malfoy.

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Me despido, recomiéndenme fanfic felices de estos dos poorfavoooor xD