"Aún hoy"
CAPUTLO XV:
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Gracias a su escrupuloso entrenamiento como Inefable, los reflejos de Theo fueron más rápidos. Sin tiempo de girar el rostro, lanzó un Depulso no verbal con la mano a quien sea que acababa de abrir y giró sobre su sitio para cubrir el cuerpo de Neville, quien gimoteó ahogadamente y se subió la ropa apresurado.
Su chillido no opaco el grito que lanzo el hombre despedido por los aires hacia el exterior de la sala.
—Joder.
Theo se acomodó la ropa, se puso la máscara y giró hacia la salida con la sangre galopando. Neville ya vestido, jalo de su túnica por la espalda.
—T-te veo luego, Amor...—Susurró.
El slytherin de derritió en su sitio y acarició el dorso de su mano cuando paso por su lado hacia la salida. El tacto mando placenteras ondas de calor desde la punta de sus dedos hasta la planta de sus pies.
Aun no habían finiquitado el tema, pero desde el instante que el gryffindor lo había mirado a los ojos con actitud depredadora y besado de esa forma, la certeza de que había estado errado lo había golpeado con fuerza. Agitó la varita sobre sí mismo, eliminando todo fluido de su cuerpo.
—No creas que no vi una mierda—Su compañero ingresó sobándose el muslo.
—Eras tu—Suspiró—Retira lo primero, podría arrancarte los ojos por haberlo visto desnudo.
—Yo soy la victima aquí, vete enterando.
—Es tu culpa por dejarlo pasar.
—¡No lo hice pasar! Longbottom me petrifico luego de pedirme perdón ¡Hasta para hechizarte es tan cortés!
Theo soltó una risa burlona y su estómago hormigueo. Neville lo traía loco, se estaba excitando de nuevo.
—Me cae bien Longbottom, es el único normal en este infierno, pero...no me hace gracia lo que estuvieron haciendo aquí.
—Que quieres a cambio de cerrar el hocico.
—Que me lo prestes una noche.
—¿Que te rompa la cara dices?
Shawn sonrió socarrón bajo su máscara.
—¡Como te pones! Era broma.
—Te pondré el almuerzo, tómalo o déjalo—Theo alzo la varita y el cubito volvió a flotar sobre su cara. Luego de un momento soltó—¿Solo venias a pararte como idiota? Ya lárgate.
—De hecho, venía a comentar algo que, supuse, seria de tu interés—Se cruzó de brazos a su lado—Solo que no imagine que estarían haciendo guarradas, par de degenerados.
—Tienes mi atención.
—Todos los departamentos están esparciendo la noticia de Cormac y tu noviecito.
Theo apretó su varita con fuerza, sus dedos se pusieron blancos.
—No quiero saber de ese hijo de puta.
—¿No quieres enterarte que probablemente vaya a Azkaban? Rumorean que escalará al Wizengamot—Theo sonrió y un latigazo de satisfacción lo azotó— Longbottom lo ha denunciado por acoso sexual a primera hora de la mañana. Dicen que se metió a la fuerza en su despacho y quiso follarlo... ¿Es cierto?
La rabia opacó la anterior emoción y la bilis amenazo con ahogarlo.
No respondió.
—Seguro te lo conto el mismo—Se quitó la máscara y se acarició el mentón—Como sea, no dejaron ingresar a Mclaggen hoy.
—Debí encargarme de él esa vez—Respiró agitado—Si tan solo lo hubiera encontrado antes...
—Ahora mismo hay todo un alboroto—suspiró—¿Por eso tu novio vino hasta aquí? ¿Para ponerte al día?
Theo se quedó callado mientras el peso de la culpa comenzaba a estrangularlo. Había sido injusto, le había dicho cosas terribles a Neville, se había portado como un idiota, dejándose llevar por la ebriedad y los celos.
Aun así, Neville lo había buscado. Su corazón era tan noble que lo ponía de rodillas.
No merecía ser perdonado.
—No hemos podido conversar adecuadamente, gracias por contármelo.
—¿Y las disculpas por lanzarme por los aires?
—No tientes tu suerte.
Su corazón latió acompasado, todo el dolor del día anterior fue barrido por una serenidad que aligero su cuerpo. Decidió dejarlo como lo que era, un mal recuerdo
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El despacho había sido sellado y hechizado a prueba de sonido.
Kingsley lo miró pensativo un momento.
—Lo siento, no puedo autorizarlo, Harry.
—Señor ¡Le seguro de que Malfoy podría-
—Confió ciegamente en ti, Harry—Cruzó los dedos sobre su escritorio y lo perforó con sus oscuros e inteligentes ojos—Y si dices que Malfoy tiene la capacidad de hacerlo, lo dejaría intentarlo de buena gana, ese no es el problema. No puedes traerlo porque yo no puedo autorizarlo—negó lentamente—Tendría que dictarlo el Wizengamot.
—Si usted me encubre, podría-
—No recomiendo eso.
—Se perfectamente como entrar y salir inadvertido.
—¿Lo harías venir a riesgo de recibir el beso?
Harry palideció y su estómago fue aplastado de golpe.
No debería ser así. Como mucho, un desterrado seria encarcelado por violar esa sanción. Y, aun así, podría haber excepciones...
El ambiente se le hizo de pronto, muy asfixiante.
—No tenía idea.
—Todo eso fue notificado a su apoderado en cuanto se presentó uno. El joven Zabini exigió ese título poco tiempo después.
Ya había supuesto que Zabini lo era, pero... ¿Qué más no sabía?
—¿Por qué lo condicionan con la pena máxima? —Susurró.
—No recuerdo ahora todos los detalles, pero se sugirió destierro a riesgo del beso por violar la sanción, o el beso mismo—Un fuerte escozor trepo por su garganta y la sangre abandono su rostro—Nadie presentó cargos a su favor y se aprobó lo primero por una pequeña superioridad de votos.
No tenía idea de cómo se había dado su juicio.
Luego de la guerra, en un arranque de querer hacer algo útil con su vida, se había enlistado de inmediato a las filas de auror y aislado completamente del mundo durante los tres años que duro su entrenamiento. Cuando se graduó, ya todos los mortífagos habían sido puestos en Azkaban y los rumores de que el último de los Malfoy había sido desterrado y se prostituía con muggles ya daban la hora del día, hasta la fecha.
Ni se le ocurrió preguntarse el porqué de que Malfoy, entre todos los mortífagos capturados, fuera el único destituido.
Nunca se llevaron bien, para nada.
En la actualidad tampoco se agradaban del todo; habían dicho y tomado acciones desacertadas y la tolerancia entre ambos era muy fina. A pesar de eso, nunca le habría deseado ese destino, y no terminaba de comprender el porqué, pero lo último lo había estremecido en su sitio.
¿Era necesario ponerlo entre la espada y la pared de esa forma? Malfoy solo había sido un crío idiota y arrogante al que le habían lavado el cerebro desde que tuvo uso de razón.
Tomó aire contrariado, entendiendo que la situación lo enervaba.
—Si te interesa, lee su archivo—Kingsley se levantó y saco un folder negro de un estante lateral—Esta es una copia, sobre lo otro, daré carta blanca para que buscar un Legeremante particular que nos ayude a cerrar este caso.
Se suponía que el Ministerio contrataba a los mejores. ¿Y si no encontraban otro igual de bueno? Malfoy era el primero que lograba meterse en Hoffman "sin despeinarse un pelo", como narró Kerry. Tenía el fuerte presentimiento que otro no tendría el mismo éxito...
Con todo ese increíble talento siendo desperdiciado...era una joda total que no pueda conseguirlo.
Las luces titilaron.
De pronto se sentía tan impotente, que quería destrozar todo a su alrededor.
—Entiendo tus sentimientos Harry—Le extendió el folder—En ese tiempo tampoco pude presenciar los juicios y admito que tampoco estoy de acuerdo.
La imagen del rubio sonriendo en la cafetería vino a su mente y el escozor de su garganta se transformó en un nudo.
Ahora comprendía su resentimiento hacia la institución.
—¿Puedo llevarme su archivo? —Pregunto con voz estrangulada mientras lo tomaba.
—Por supuesto y nuevamente lo siento, Harry.
—No se preocupe, señor.
Y salió.
Harry no supo cómo llegó hasta su despacho invadido por ese revoltillo de emociones, pero una vez ahí, se dio con la sorpresa que estaba vacío. Ciertamente su reunión con Kingsley había tomado su tiempo.
Agito la varita y comprobó que ya era hora de almuerzo, probablemente Kerry ya estaba en el comedor.
Él no tenía hambre.
Se sentó tras su escritorio y abrió el delgado folder, dando de inmediato con una fotografía del rubio en su época de adolescente. La escudriño súbitamente asombrado de la gran diferencia entre esa imagen y el hombre que había visto hace poco.
El peinado definitivamente era un factor clave en el contraste. Con los cabellos libres se parecía menos a su padre y adoptaba un aire rebelde que no había tenido en Hogwarts. Le sentaba muy bien.
En la nota "Progenitores", salía Narcissa como fallecida a fines de ese mismo año y Lucius asesinado en Azkaban un mes después.
Pasó hoja tras hoja, buscando la parte de su interés. Se detuvo en el título "SE DICTA SENTENCIA" Sus ojos escanearon frenéticos hasta llegar al final del texto, se había salvado del beso por una diferencia de dos votos.
Dos míseros votos.
Había pendido de un hilo...
Trato de no maltratar el pergamino, sobrepasado.
Una clausula más abajo indicaba que Malfoy no podía pisar territorio mágico, y que, de darse una excepción, como arresto por uso indebido de magia, uso de magia en muggles, etc; sería autorizada por el departamento legal del Wizengamot para proceder con encarlamiento, bla bla bla...Y para concluir, únicamente lo haría en compañía de su apoderado, Blaise Zabini, quien había solicitado el titulo dos años después.
Romper la cláusula conllevaba recibir el beso del dementor.
Retrocedió unas hojas y se detuvo en una casi vacía. Ensancho los ojos impactado, solo había dos líneas. "Debe ser una broma", se dijo mientras delineaba la nota que indicaba "CARGOS":
Conducta violatoria contra la comunidad mágica al ser parte de la fuerza terrorista denominada a sí misma como "Mortífagos" bajo las órdenes del Mago Tenebroso Lord Voldemort.
Y luego espacio en blanco hasta el borde.
Cerro la carpeta de golpe.
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—Si quieres un enfoque mayor, colócalos girados hacia afuera, separando las puntas de los pies.
—Creo que se me esta adormeciendo una pierna.
—Le bajare el peso.
—¿Y si mejor me frotas con la crema por encima del femoral?
Draco alzó una ceja suspicaz.
—Si quieres una aplicación, puedes ir a la sala de masajes de la cuarta planta.
—Preferiría tus manos.
Draco quiso replicar, pero su aparatito vibro dentro de su apretado bolsillo, por lo que retrocedió algunos pasos para darse tiempo de desbloquear la pantalla. No solía tener la cosa en la punta de su nariz, pero desde que le había dado su número al auror, saltaba a revisarlo de rato en rato.
Se petrificó cuando leyó en la parte superior "Número desconocido: Registra mi número, Malfoy". Su corazón latió salvaje, debía ser un mensaje de Potter, quien no había asomado por ahí en todo el día.
Otra vibración.
Deslizó la pantalla con los ojos brillando "Amor, nos vemos a tu salida" y chasqueo la lengua, desilusionado.
Desde la mañana había estado cavilando la decisión de cortar con Claude por el simple hecho que ya no le producía el mas mínimo interés. Si no se decidía aun, era porque era un chico genial, detalloso y tenía la polla grande...
Además ¿Acaso un café con Potter cambiaba algo?
Peino sus hebras rubias con los dedos mientras caía en cuenta que el seco mensaje del auror le causaba más cosquillas que la perspectiva de ver a Claude.
Blaise tenia razón, estaba hecho todo un lunático de mierda.
—¿Draco?
—¿Necesitas más ayuda? —Respondió desapasionado mientras registraba el nuevo número como "Harry". Se quedó mirando la pantalla, inseguro de contestar algo.
—Insisto con que me pases la pomada—Keith se mordió el labio sonriendo.
—No estoy interesado, piérdete—dijo fríamente.
—Al menos lo intente—El muchacho se encogió de hombros y se concentró en el ejercicio.
Otra vibración lo hizo saltar, desbloqueo apresurado "¿A qué hora sales? Necesito hablar contigo"
Su corazón casi se escapa por su boca esta vez, y sus pálidas mejillas se colorearon de golpe cuando leyó el nombre del remitente.
"En tres horas"
"Estaré afuera"
Su boca se secó.
—¡Entrenador!
Guardo el aparato y se acercó a la muchacha en el otro extremo, posicionada bajo la barra.
Las tres horas pasaron como agua entre sus dedos y no paró de revolotear nervioso por todo el recinto, instruyendo a uno que otro en el proceso, hasta que llegó el momento del cierre. Cuando finalmente quedo solo, apago las luces y puso seguro al sistema, recordando de golpe que no había cancelado a Claude.
Su mano apretó la manivela que acababa de palanquear y se acercó de puntillas a la mampara de vidrio, aprovechando que desde afuera no se podía ver hacia el interior debido a la total oscuridad. Ojeó nervioso.
Claude ya estaba ahí, apoyado en una columna que nacía del lado izquierdo de la mampara y, frente a él, con su traje de auror y las manos en los bolsillos, estaba Potter, ladeando el rostro mientras se recostaba en la pared.
Cada uno estaba en lo suyo, esperando.
Maldijo internamente y saco su celular para timbrar a Claude, quien descolgó en el acto. Lo vio sonreír y colocar el celular en su oreja.
—Amor, ¿Ya sales?
—Tuve un imprevisto y salí antes—Draco tragó—No podremos vernos hoy, lo siento.
Desde su sitio, lo vio bajar la cabeza y suspirar resignado.
—Quería verte hoy...
Ahora vio a Potter cruzar una pierna sobre la otra y tirar la cabeza hacia atrás.
—No podré.
—Últimamente estas muy frío conmigo-
—No puedo hablar ahora, tengo que colgar.
Y colgó.
Le pareció una eternidad que su novio finalmente se despegue de su sitio y se aleje, cabizbajo.
Estaba siendo un desgraciado y lo sabía, pero prefería eso a salir y vérselas con los dos a la vez. Luego lo arreglaría.
Avanzó hacia la salida y tiro del vidrio antes de cerrar tras él.
—Potter.
El auror lo miró de manera indescifrable.
—¿Está bien que hagas eso?
—¿Que salga del trabajo? No veo porque no.
—Me refiero a tu novio.
La garganta de Draco se cerró, pero lucho por no demostrarlo.
—Dijiste que necesitabas hablar—Puso su mejor mascara mientras alzaba la nariz—Aquí estoy.
Potter se encogió de hombros antes de decir con seriedad.
—Necesito darte algo, pero no puede ser aquí—se despegó de la pared y se adelantó unos pasos mientras su capa ondulaba tras el—Iremos a mi casa.
Los intestinos de Draco se retorcieron de inmediato, provocando olas de mareo y temblor en sus rodillas.
El auror no se detuvo y siguió caminando por la berma, por lo que apretó los labios y lo alcanzo con paso vacilante. Atisbo de refilón la cara del moreno, su expresión era tirante y su mirada estaba oscurecida.
El tenso silencio se mantuvo por varios minutos, hasta que ingresaron por la recta que el conocía muy bien; había pasado muchas mañanas observando al moreno correr, justo por donde estaban caminando.
Sus nervios se intensificadon a tal punto, que le empezó a dar nauseas.
Aspiro suavemente por la boca y se detuvo tras Potter, quien ya estaba introduciendo su llave en la puerta. Abrió y se hizo a un lado sin dejar de mirarlo intensamente, cediéndole el paso.
Torció la boca en una mueca ante la expresión severa del otro y se adentró.
Mierda, mierda, mierda.
Estaba ahí otra vez, en la horriblemente decorada sala, y las paredes ya no eran azules, sino rojas, como la fachada.
Se habría burlado de su mal gusto si no hubiera estado más concentrado en no devolver su estómago mientras el moreno cerraba la puerta tras él. Se le erizaron los bellos del cuerpo cuando paso por su lado, esquivando unos sillones que le impedían cruzar la estancia.
—No he cenado aun, y supongo que tú tampoco—Draco, que se había quedado parado en el medio de la sala, vio su espalda desaparecer tras otra puerta más adelante—Ven.
—Me sorprendes, Potter—No logró ese dejillo sarcástico que tan bien manejaba.
—Con un gracias es suficiente.
Draco bufó y se internó tras él, dando con un amplio comedor frente a una cocina. Una mesa grande con seis sillas de madera ocupaba buen espacio. Sacó al ojo que eran de roble: En la mansión había tenido montones de muebles de buena calidad, sacaba al ojo cada uno de ellos.
El moreno le daba la espalda mientras colocaba una cacerola con comida sobre la hornilla, la encendió en total silencio.
Y ese mutismo destrozando su poca entereza.
Decidió hacer algo con eso, de lo contrario estallaría en un ataque de vomito o ansiedad, y no quería que pasara eso la primera vez que Potter se dignaba a invitarlo a su casa.
—¿Un día ocupado? —Merlín, mastícame y escúpeme. Nunca antes había iniciado conversación con una pregunta tan insípida.
El moreno, que ya estaba sirviendo la comida tibia en dos platos de loza, le dirigió una mirada fugaz con las cejas arqueadas.
—Algo así—Se volteó hacia el con los platos en la mano y coloco uno frente a la silla donde se estaba apoyando—Ten.
Deposito el suyo frente a su propia silla y se sentó ahí mismo.
—¿No me invitaras a sentarme?
—Es algo obvio, así que no.
—Modales, Potter—Sonrió torcidamente—Soy tu invitado.
—Me estoy arrastrando de hambre—Se froto la nariz bajo la montura—¿Aplastarías tu culo en la silla de una jodida vez?
Draco alzo el mentón.
—No se puede pedir mucho a gente simplona.
Jaló la silla y se sentó, quedando frente al auror. Sus ojos se enterraron en el plato de comida frente a él, que despedida un olor delicioso. Estaba a punto de comer algo que Potter había cocinado con sus manos. Sus abejorros revivieron con fuerza.
—Pues así son las cosas—fue la seca respuesta.
Harry se metió comida a la boca, intentando apaciguar su genio. No había dejado de sentirse alterado desde que había leído el archivo de Malfoy, y esa sensación solo se había disparado cuando lo escucho despedir a ese muggle.
Ahora tenía montada una mala leche difícil de manejar.
—Nunca has tenido un resquicio propiedad para dirigirte, Potter—El pecho de Draco se agitó cuando probo el estofado, tuvo que morderse la lengua para no gemir de lo bueno que estaba—No es novedad.
Harry decidió no darle cuerda o terminaría reventando.
—Hoy quise gestionar tu ingreso al Ministerio—Paso la comida y lo observo sin expresión—Normalmente, un desterrado puede ingresar a territorio mágico con la autorización excepcional de un Jefe de Departamento o un funcionario del Wizengamot, en el peor de los casos.
Draco lo miró por sobre su comida y asintió despacio, no seguro de a dónde iba con eso.
—Pero no pude obtenerla para ti ¿Tienes idea de por qué?
¿Entonces ya no harían nada? Su estómago se encogió de desilusión.
Al parecer ya no tendría oportunidad de impresionarlo.
Negó lentamente, masticando la información.
—Ni idea.
—¿Dices que no conoces los detalles de tu sentencia?
—Potter, no estuve presente en mi propio juicio—El moreno jadeó—¿Cómo esperas que sepa?
Lo vio soltar su tenedor con rudeza.
—No puede ser—susurró con voz grave—Eso es irregular, sería-
—Así es como hace las cosas tu amado Ministerio de Magia—lo cortó con un siseo.
Los ojos verdes lo taladraron pasmados.
—¿Dónde estuviste en ese momento?
—Luego que me digas los "detalles" de mi sentencia.
El moreno bajo la mirada hacia su propia comida y apretó la mandíbula.
—Tus condiciones solo admiten una autorización del Wizengamot—Se quitó los lentes y se froto la cara—y no podría conseguirse fácilmente—bajo las manos y su mirada se clavó en el de nuevo—Ellos no accederán a la ligera, son muy cerrados y...eres el único que fue condicionado de esa manera.
Draco se tomó unos segundos para impregnar el rostro del auror en su retina. Sus impolutos ojos resplandecían sin las lunas, eran magnéticos, casi palpables.
—Eso es una pasada—soltó distraídamente sin dejar de observarlo.
Bueno, no sabía nada de eso ni le interesaba. Habían pasado varios años desde aquello y ya no había nada que pueda hacer.
Luego de la guerra, había sido recluido en un calabozo junto con otros mortífagos, aun vistiendo su uniforme de colegio, y de un momento a otro lo habían despojado de su varita y sacado de ahí a trompicones. Usaron un traslador para llegar a un desconocido barrio muggle donde fue aventado.
Recuerda haberse levantado y gritado que lo regresen, pero el funcionario del Ministerio que lo llevó, había gruñido con saña "Ahora eres un desterrado, púdrete".
Blaise lo encontró al borde de la inanición a los dos días, lo escondió en una casa no registrada por un tiempo antes de finalmente venderla. Cuando logro hacerse de un negocio propio, le consiguió un lugar para vivir y un trabajo. De esa manera incursiono en su nueva vida entre muggles, adquiriendo algo de independencia.
—Pensé en hacerte entrar por mi cuenta, pero me di con la sorpresa que sería arriesgarme a.…—Vio a Malfoy humedecerse los labios—¿Zabini te ha comentado lo que pasaría si violas tu sanción?
Anoto mentalmente acorralar a Blaise en cuanto lo vea y hacerlo vomitar todo.
—No y será mejor que lo largues de una vez, Potter.
—Merlín, No sabias...
Potter se levantó inquieto y trazo un circulo sobre sus pies antes de inclinarse en su dirección con medio cuerpo por encima de la mesa.
Sin las gafas era aún más atractivo, sus negras y largas pestañas cubrían la mitad de sus parpados cuando abría los ojos, y sus cejas enmarcaban grácilmente su rostro.
Draco apretó los dientes cuando un latigazo de excitación lo atravesó de golpe, adormeciendo sus sentidos.
—Te darían el beso.
Ahh... ¿solo eso? Le importaba una mierda.
Su vida ya era un desperdicio, y de no ser por Potter, no le habría nacido el mas mínimo interés de volver.
Más importante: Quería follarlo sobre la madera o que él se lo folle, se adaptaba con facilidad.
Parpadeó fascinado de tenerlo tan cerca, una corriente de aire había traído consigo su aroma cuando se inclinó hacia él.
Si tan solo ese puñetero mueble desapareciera, podría...
—Kingsley no puede hacer nada—refunfuño Harry ante el mutismo, para luego enderezar la postura y sentarse lentamente.
—Vaya...—Susurró Draco, solo por decir algo y no chorrear su saliva. Quería besarlo ahí mismo.
—Tu archivo es incongruente—Se puso sus gafas de nuevo, respirando agitado. Cogió su cubierto y volvió llenarlo—¿Dónde estuviste durante el juicio?
—Estuve recluido en un apestoso calabozo antes que me quitaran la varita y me botaran a la calle. Fin.
Harry estrecho su cubierto sintiéndose muy furioso de nuevo. Debió haber sido traumático para Malfoy en ese entonces, un adolescente mimado echado a su suerte, sin dinero, sin familia, con una visión torcida de la realidad...
Cómo odiaba las injusticias...
—Un poco tarde para indignarse ¿No? —dijo le rubio desapasionado.
—Recién lo leí esta tarde—se removió en su silla.
—No sirven tus lamentos—Bufó.
—Es que yo- podría haber…—Miró su comida vacilante.
Cuando acabo la guerra, la gente había casi lustrado el suelo por el que caminaba. Se había sentido muy hostigado y esa fue una de las razones por las que se internó en la academia, así como mudarse a un barrio muggle, ya siendo auror hecho y derecho.
Si no hubiera estado tan metido en su propia burbuja, podría haber evitado ese ensañamiento...
—El papel de héroe de esta en ti, por lo visto—Arrastró las palabras—Ni siquiera tiene que ver contigo.
No, no tenía que ver, pero de haberlo sabido no le habría importado...
—¿Dónde permaneciste antes que Zabini sea tu apoderado?
—Fue por mí, casi de inmediato—Se encogió de hombros. Hablando de él, Blaise la creía linda si creía que podía seguir escondiéndose por más tiempo.
—Entiendo—Harry lo evaluó silenciosamente mientras se pasaba una mano por los cabellos.
No parecía que el rubio estuviera afligido, para nada. Si tuviera que comparar su consternación con la suya, diría que estaba en un dos de diez, mientras que él, clavado en el diez sin posibilidad de bajar.
La mala leche se había esfumado luego de escuchar al rubio, ahora solo quedaba una desagradable acidez en su estómago, producto de la inconformidad que toda esa situación le causaba.
—¿Que querías darme? —No se lo había propuesto, pero su tono salió muy ronco.
Draco poso su mentón en una mano y ladeo la cabeza, mordisqueando su labio inferior suavemente. Si no se trepaba sobre la mesa para alcanzarlo, era porque estaba seguro de no poder obliviatear al moreno luego de comerle la boca, aun le quedaba dos gramos de cordura.
Aunque le habían dicho que besaba muy bien...
—Es algo que recogí esta misma tarde—Harry desvió la mirada hacia el bolsillo de su pantalón y luego la volvió al rubio, sacándolo de trance—¿Lo quieres ahora?
—Si.
Draco torció una sonrisa, genuinamente divertido. Potter se veía inquieto de repente.
—Vale—Arrastró su silla para atrás y se levantó.
Rodeo la mesa mientras Malfoy lo seguía con la mirada en absoluta quietud.
En su cabeza había recreado ese momento de otra manera, no pensó que fuera a sentirse cohibido, que la total atención del otro le causara un revoltijo en el estómago, que sea consciente de repente, que lo que estaba a punto de hacer, podría considerarse como un gesto intimo hacia otra persona, dadas sus circunstancias.
Paso saliva con el estómago revuelto cuando se detuvo a un palmo frente a él, quien ahora lo penetraba con ojos oscurecidos y una expresión difícil de interpretar. Parecía una estilizada y silenciosa estatua bajo la fría luz que nacía del techo.
Metió la mano a su bolsillo y saco un objeto encogido, que, al segundo siguiente, se agrando hasta adoptar su tamaño original.
La máscara del rubio se quebró y ensanchó los ojos.
Se levantó lentamente de su silla y dio un paso hacia él, quedando ahora tan cerca que Harry estaba seguro de poder contar todas las hebras de ese mechón rubio que caía sobre su frente, y calcar a ciegas sus ojos grises, abiertos más de lo normal.
Lo vio extender una pálida y temblorosa mano para posarla con infinita cautela sobre el rostro de Narcissa. Un largo dedo delineo lentamente el rostro de la bella mujer sobre el sumamente cuidado lienzo, mientras su pecho subía y bajaba con esfuerzo.
Harry lo miró en silencio sin dejar de sostener el cuadro con las dos manos, con el aire estancado en sus pulmones y un amasijo de emociones sacudiéndose violentamente en su interior, impresionado de poder arrancarle a Malfoy una expresión como esa, era totalmente nueva para él.
Lo había visto colérico, despectivo, vanidoso, altanero y expresarse en muchos otros matices.
Pero nunca así.
Nunca su mirada había titilado haciendo que sus ojos parezcan dos fuentes llenas de un líquido gris claro, a punto de rebalsar los bordes.
Ya no se dirigían a él, y por un segundo, se preguntó cómo se sentiría ser mirado así, como si pudieras ser absorbido y expulsado de esas lagunas mil veces, como si todo alrededor hubiera desaparecido por completo.
El tiempo se detuvo mientras Malfoy acariciaba el frio y distante rostro de su madre.
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Ahh que ambiente tan agradable ajaja xd
