Llegó a la veterinaria con el pelo disparatado, dos rasguños en la mejilla y Aki dentro de la caja; recién ahora y después de una cantidad abismal de maullidos: tranquila.
La joven recepcionista se ruborizó con levedad al verlo entrar. Usami puso la caja en el suelo y se acercó mientras se acomodaba el pelo en un gesto natural.
—Mi gata tiene control a las seis.
—Ah… si, esto… ¿El nombre?
—Aki.
—¿Aki? —repitió la chica dudosa, antes de revisar el fichero de las mascotas— Pero esa gatita es de otro chico… Takahashi Misaki.
Akihiko se quitó las gafas de sol y miró de reojo a la gata que ya se encontraba sumida en la quinta siesta del día.
—Sí, pero Misaki no pudo venir.
—¡Claro! La ingreso enseguida, señor —aseguró la muchacha, que quedó hipnotizada ante la mirada agotada de Usami—. Puede sentarse, la doctora lo llamará en cuanto termine de atender al perrito que llegó antes que usted.
Asintió para dirigirse a una de esas diminutas y duras sillas en la sala de espera. Puso la caja entre los pies, y se permitió soltar un suspiro aliviado.
Misaki ️ 16:40 p.m.: "NO TE OLVIDES DE AKI! TIENE HORA A LAS SEIS! (๑¯д¯๑) " (Visto)
Misaki ️ 18:00 p.m. "Oye! Tonto Usagiiii. Llevaste a Aki?! (╬ Ò﹏Ó) (╬ Ò﹏Ó)"
Frunció el cejo ante los mensajes de Misaki, con una sutil molestia.
"Sí" 18:15 p.m.
"Mira lo que me hizo antes de salir " 18:15 p.m.
Le mandó una foto del par de rasguños parejos, aun en rojo vivo, que relucían sobre la pálida piel y que le dolían cuando se acordaba de ellos.
Misaki tardó un poco más en contestar, pero cuando lo hizo, la respuesta hizo que Usami frunciera más el cejo.
Misaki ️ 18:20 p.m. "( x ) eso te pasa por bruto! WWWWWWWW"2
Misaki ️🐻 18:22 p.m. "Regreso a las nueve a casa x si acaso! Si puedes compra cebollín! (* ^ ω ^) También, pon mucha atención a lo que diga la doctora! Nos vemos! (ง˙ω˙)วQue te vaya bien! ヽ( ) ノ".
Chasqueó la lengua y guardó el teléfono, justo en el momento en que una madre con su hijo salían de la consulta con un gigantesco labrador.
Aki despertó tan pronto sintió el olor del perro, que se acercó hacia ella. Usami por reflejó tomó la caja, aunque la gata lucía poco impresionada ante los ladridos del perro; en realidad, en cuanto la gata puso una mala cara, el perro metió la cola entre las patas y se fue de regreso con sus dueños.
Lo doctora tomó revisó el sujetapapeles y se despidió de la familia anterior. Se trataba de una mujer alta, con lentes de forma gatuna y el pelo corto, la cual recibió a Aki con emoción y ternura.
—¿Cómo está la bonita Aki? —exclamó, antes de levantar la vista y fijarse en Usami—. Oh… parece que Misaki no pudo venir en esta ocasión, soy la doctora Kiyohara, un placer.
Akihiko le dio una reverencia cordial y puso la caja sobre la mesa de revisión.
—Usami Akihiko.
—Oh… por eso me pareciste conocido, eres el escritor ¿Verdad? He leído algunas de tus novelas ¡me parecen muy interesantes!
—Muchas gracias —contestó secamente y subió la puerta de la caja—. Vengo por el control…
—Sí, sí —aseguró Kiyohara que clavó de vuelta los ojos en Usami, tras dejar el sujetapapeles aun lado—, examen de rutina y colocar dos vacunas.
Vio a la gata con recelo, al notar como se entregaba a la doctora sin oponer resistencia alguna. La veterinaria la estudió con meticulosidad y, en determinado punto, al revisar la boca frunció el cejo, pero continuó. En cuanto terminó el examen, dejó a Aki en una zona para el recreo de los animales, y se dirigió a Usami para conversar.
—La gata está sana, a excepción de que comenzó a presentar alergia a la comida que le están dando… les voy a dar una lista de alimento para gatos, y así pueden comprar el que más les apetezca.
—Pero si desde pequeña que ha comido lo mismo, no tiene sentido…
—Es normal, en realidad, los gatos suelen ser un poco más tiquismiquis en lo que comen —explicó tranquila, antes de comenzar a teclear en el computador—. Lo bueno es que se nota que es una gata muy amada.
Usami asintió mientras recordaba lo mucho que Misaki se preocupaba por la gata. El cómo se encargaba de alimentarla y limpiar la caja de arena a diario; o las tardes en las que la cepillaba con calma, mientras la gata dormía recostada a un lado.
—Misaki la quiere mucho.
—Pues por lo que yo veo es que usted también… los gatos no le bajan la orejas a cualquier persona ¿sabe?
Sonrió con levedad y vio a su gata hacia afuera, que parecía maullarle a algo. Luego de recibir los papeles, salió para encontrarse que jugaba con un cachorro negro con blanco, fue a separar a ambos animales, hasta que se percató que Aki era quien dominaba al perro.
Al alzarla, en un intento de volver a meterla a la caja, Aki comenzó a maullar con fuerza y a lanzar los mismos manotazos que le hicieron daño con anterioridad.
—Tal parece que encontró un amiguito nuevo.
—¿De quién es ese perro?
—Una de mis asistentes lo encontró en la calle hace un mes, lo tenemos bajo cuidado, pero no es de nadie; a decir verdad, el servicio de adopción se va a llevar a este pequeñín en un par de semanas.
Volvió a dejar a Aki en el suelo, y se agachó para ver si el cachorro le obedecía. Tal como lo predijo, el perrito se acercó a él y lo miró con un par de ojos brillantes de color violeta.
—Es un husky ¿no? —quiso saber Akihiko al levantar al perro, que le lamió los dedos y soltó un ladrido chillón. La doctora le dio la razón— ¿Quién abandona a un husky?
—Alguien que no sabe el valor de lo que tiene…
Acarició el mentón del perrito, lo volvió a poner en el suelo, para tomar a Aki con rapidez y meterla en la caja. Antes de volver a entrar con la doctora, se percató que el cachorro, en torpes pasos lo seguía con la lengua afuera.
Se volteó y el corazón se le volvió ablandar, casi presionado por los maullidos de Aki dentro de la caja. La doctora soltó una risa, al ver la escena y se apoyó contra el borde de la puerta.
—Siempre es aconsejable que los gatos tengan algún compañero con ellos, para que no se depriman y se acompañen mutuamente.
Observó la caja, luego a la doctora y al final al perro.
—Está bien, solo espero que Misaki no me mate por esto…
Misaki abrió la boca al ver a un pequeño husky siberiano que le daba la bienvenida con la cola agitada y ladridos suaves.
—Disculpe que moleste al increíble escritor de novelas Usami Akihiko, pero me gustaría saber ¡¿por qué hay un perro en casa?!
Usami alzó la mirada de la columna de opinión a la llevaba dándole vueltas desde hace horas.
—Escuché muy bien los consejos de la doctora, tal como me dijiste —aseguró tranquilo y le dio un sorbo a la cerveza bien helada—. Ah, sí también, le compré un alimento nuevo a Aki, era necesario cambiarlo.
Misaki pareció no escuchar, porque seguía con la mirada puesta en el perro. El bolso del trabajo y las bolsas del supermercado amenazaban con caérsele del hombro, pestañeaba con lentitud, mientras hacía ejercicios de respiración, con el perro que comenzó a seguirlo contentísimo de conocerlo.
—¿¡Sabes la cantidad de cuidados que necesita un perro?! —exclamó Misaki, tan pronto colgó el bolso y cerró la puerta— ¡No! ¡¿verdad?! ¡Porque me imagino que tú siempre tuviste a otra persona que te cuidara a tu perro!
—En efecto —sentenció Usami, que cerró la pantalla de la computadora e hincó los codos en la mesa.
—¡Tengo mucho trabajo! Y aparte, no es bueno para un perro el estar encerrado en un apartamento.
—Compraré una casa entonces.
Misaki se acercó a Akihiko con la nariz arrugada y la molestia tangible en el rostro.
—¡Ya estás viejo! ¿Por qué no comienzas mejor a ahorrar dinero para tu jubilación?
—Mira, Misaki, el perro y yo tuvimos una conexión ¿vale?
—¿Una conexión?
Usami asintió convencido de sus palabras, mientras que Misaki no podía mostrarse más estupefacto ante esto. Volvió a mirar al cachorro con agotamiento; el cual dio un par de ladridos y trató de que Misaki lo tomara en brazos, cosa que logró con facilidad.
Notó como Misaki trató de resistirse a ese natural encanto, pero que pronto se doblegó ante él. Volvió a depositarlo en el suelo y sin reclamar nada más, fue a donde la bolsa de la compra, para comenzar a guardar los alimentos.
Akihiko se acercó a espaldas de Misaki y lo abrazó por improvisto. Misaki no se opuso, aunque estuvo seguro de que si hubiese tenido más energía, si lo hubiese hecho.
—¿Qué habrá para cenar?
—Udon.
—Que sea frío… me gusta más frío.
Misaki asintió y sacó una cajita de la bolsa, sin decir nada fue al baño y al regreso, tiró del brazo de Usami para que se sentara en el sofá.
Vio los parches curitas con dibujos infantiles que había comprado, al igual que el alcohol desinfectante y el algodón.
—No te rías… casi te rasguña el ojo; deberías ser más cuidadoso —lo regañó Misaki, mientras le curaba los arañazos con suavidad—. ¿Cómo le quieres poner al perro?
—Entonces si lo quieres…
Misaki sacó los papeles de la curita y la pegó en el rostro de Usami—. Me tomó de sorpresa, pero es hermoso. Aunque no me convence eso de que tenga que crecer encerrado…
—Compraré una casa, ya lo decidí. Voy a comenzar a buscar una ahora.
Misaki negó con la cabeza y le dio un golpecito en la cabeza de manera cariñosa.
—Compraremos una casa.
Usami sonrió y Misaki desvió la mirada avergonzado de tenerlo tan cerca, con esos infantiles parches curitas que le decoraban la mejilla. Advirtió el beso antes de que llegara y supo que hubiesen escalado de grado de no ser por el perro que se interpuso entre ambos con ansias de jugar. Misaki soltó una risa, al notar el fastidio plasmado en el rostro de Akihiko.
—De verdad que me comienza a gustar mucho este perro —se rio—. Es muy inteligente.
Usami hizo un mohín con los labios y vigiló a Misaki que se fue a poner delantal de cocina.
—Mis. Deberíamos ponerle Mis.
—Qué basura de nombre.
—Mis-Aki
Misaki suspiró y negó con la cabeza. Después de un par de minutos, mientras sacaba los fideos del paquete, se le encendió la bombilla.
—Aki-hiko.
Usami sonrió y vio al perro.
—Hiko —llamó al perro, que ladeó la cabeza curioso—. ¡Responde al nombre!
Misaki soltó una risa más estridente y miró como esa familia se acababa de agrandar.
Domingo 4 de junio de 2023.
16:35 p.m.
NOTAS:
1) Karera ga warau ie ni shiawase ga yattekimasu: La felicidad viene a la casa donde se ríen.
2) En Japón se emplea la palabra warai para escribir la risa, pero por fines prácticos, solo se escribe la w reiteradas veces.
Este capítulo me hizo sentir el fluff
