—Me voy a operar.

Misaki abrió mucho los ojos, al escuchar lo que dijo Usami, como si hablara del clima del día siguiente o de que la comida le quedó demasiado salada.

—¿Cómo? Que pasó, ¿fuiste al médico?

Usami asintió, tranquilo, le dio un sorbo a la cerveza y se echó hacia atrás.

—El oftalmólogo me dijo que esta es mi última oportunidad para hacerme la operación para mejorar mi vista —aclaró—; así que voy a operarme.

Misaki dejó escapar un suspiro aliviado.

—¡No me asustes así!

—¿Así cómo?

—Pensé que te había pasado algo más grave.

Usami esbozó una sonrisa burlesca, casi soñadora, y posó la cabeza sobre la palma de su mano derecha.

—Eres lindo cuando te preocupas por mí.

—Agh… solo cállate y come.


El día de la intervención, Misaki y Usami llegaron tempranísimo a la clínica, primero porque no trajeron el carro (de cualquier modo, Usami no podría manejarlo de vuelta) y preferían eso a perder la hora. Como era una cirugía de carácter ambulatorio y, en teoría, corta, aprovecharon el tiempo para tomarse algo en la cafetería.

Una vez que Usami le dio a Aikawa el aviso de que iba a tomarse un par de semanas para recuperarse de la operación (cosa por la cual la mujer casi se desmaya) es que estuvo presionado a trabajar lo que más pudiera antes de la fecha, pero al menos estaba más contento. Ahora, en la cafetería, decidió apagar el teléfono que no dejaba de recibir llamadas y dedicarse a disfrutar de sus "vacaciones" con el pretexto de licencia médica.

—Se supone que solo deberían ser unos cuantos días —gruñó Misaki.

Usami alzó una ceja y miró la hoja que le había dado el médico.

—Como buen paciente que soy, voy a respetar los veinte días que me dijo mi doctor.

Misaki puso los ojos en blanco y se terminó el caro café que pidió. Luego, al ver la hora, se registraron y esperaron cerca de treinta minutos, antes de que llamaran a Usami a la consulta. Le preguntaron a Misaki si también quería pasar, pero él prefirió quedarse afuera, ya que no gozaba del morbo de ver algo tan extraño como una cirugía láser de ojos.

No sabía si era común o no, pero Misaki no pudo evitar ponerse ansioso ahí afuera. Fue la media hora más larga de su vida, pero en cuanto Usami salió con un par de gafas transparentes, y una bolsa con cosas dentro, Misaki volvió a recuperar una presión normal.

Habló con el doctor, para escuchar lo básico y posibles síntomas que podría llegar a sentir Usami durante la recuperación. Una vez fuera, se acercó a Akihiko, que se aferró del brazo de Misaki, con una sonrisa serena.

—No puedo ver.

Misaki no pudo refutarle nada, así que asumió que lo que decía era verdad. El taxi ya los esperaba afuera, así que tuvo que tragarse la vergüenza de servir de bastón de Usami, e ir hasta el auto.

Ya quería que pasaran esos días en los que tendría que hacer de niñera de un cuarentón.


—No molestes; tú puedes comer solo.

—No puedo —refutó Usami.

Misaki frunció el cejo. Trajo la bandeja al cuarto porque el médico le había dicho que debía permanecer en un cuarto oscuro durante la mayor parte del día.

—¿Acaso tienes mis ojos?

Con los palillos en mano, Misaki tranquilizó la respiración y tomó la comida. Si es que Usami no mentía, el hombre no podía verle el fuerte sonrojo que tenía en el rostro.

—Lo que sea —bufó Misaki—. Abre la boca.

Usami obedeció y recibió gustoso la comida de Misaki. Akihiko se veía chistoso con los protectores oculares, por lo que tuvo que aguantarse la risa un par de veces, sobre todo cuando trataba de abrir los parpados aún anestesiados.

—¿Necesitas otra cosa?

—Échame las gotitas.

Misaki asintió, se lavó las manos y tomó el frasco de gotas. Usami se recostó en la cama con ambos brazos a cada costado del cuerpo.

—Usagi-san, siéntate, por favor.

—No quiero —contestó—, me puedo hacer daño.

Con un gruñido, Misaki decidió subirse encima de Usami para hacer su labor. Por la expresión estoica que mantenía el hombre, Misaki no era capaz de adivinar si le tomaba el pelo o no, pero de cualquier manera se inclinó cerca del rostro de Akihiko con el frasco cerca de los ojos. Una vez terminó, y Misaki le puso los protectores nuevamente, Usami lo tomó de los muslos, para impedirle bajar y presionó la boca con insistencia sobre la de Misaki.

Cuando se separó, Misaki no pudo evitar no reírse al estar tan cerca de los ojos dormilones de Usami. En ese momento volvió a hacer el intento de descender de la cama, pero Usami, no estaba dispuesto a esto.

—Usagi-san, tengo trabajo.

—Qué mal… —dijo falsamente, antes de volver a besarlo, y subir una mano hasta el cinturón de Misaki—. Entonces vamos a tener que hacerlo rápido y con cuidado.

—¿De qué hablas? ¡El médico dijo que no debías hacer movimientos bruscos!

Usami asintió sereno—, por eso lo haremos delicadamente, ¿crees que estás preparado para montarme?

A pesar de eso, y de sentir como la entrepierna de Usami estaba muy despierta, Misaki luego de refutar con mucha insistencia, terminó por caerse de mala forma de la cama. Escuchó la estridente risa de Usami.

—Eres un odioso.

Misaki se llevó la bandeja y se fue de la habitación adolorido.


Misaki estuvo los primeros días a la defensiva. Sentía los ojos de Usami encima de él, a pesar de que este le aseguraba que no podía ver demasiado bien. Confió en el hombre, algo que, en definitiva, no tenía que hacer.

Cuando limpiaba el cuarto y se agachaba, se cambiaba a piyama, al salir de la ducha, o al hacer tareas como sacar la ropa de la lavadora. Sentía como los ojos de Usami se detenían encima de él y lo estudiaba como un libro abierto.

Misaki entonces decidió descubrir toda la verdad de una manera muy sencilla. A la hora del desayuno, preparó un gran platillo lleno de pimentones verdes y junto al resto de comida, se dispuso a servirle a Usami.

—Vamos, abre la boca.

—Misaki, no tengo hambre.

Misaki sostuvo el pimentón y lo acercó a la boca de Usami.

—No es bueno no desayunar, Usagi-san, di "Aah".

Usami cerró con más fuerza la boca y negó con la cabeza.

—Vale, entonces me llevaré la comida.

Usami vio la bandeja llena de otras exquisiteces irse. La situación se repitió a la hora del almuerzo, y cuando Misaki quiso irse, esa vez, Usami lo detuvo con una voz bajísima.

Si puedo ver…

—¿Qué dijiste?

—¡Que si puedo ver! —gruñó Akihiko molesto—. Recuperé mi visión esta mañana.

Misaki le sonrió encantado, depositó la bandeja en la cama y se marchó con el plato de pimentones verdes.


Después de dos semanas, Usami estaba como nuevo. Ya no tenía que usar los ridículos protectores y se encontraba tan contento, que incluso Misaki se sorprendió de que sonriera a diestra y siniestra.

—Es que no lo entiendes, hace años que no veía así de bien —le aseguró—. Ahora puedo ver a Misaki perfectamente.

—¿Acaso nunca me habías visto bien?

—No del todo, por ejemplo, aquí tienes un par de pecas muy adorables —le contestó, rozándole con el dedo el cuello. Como tenía las manos frías, le ocasionó un escalofrío—. Y tus ojos son más verdes de lo que creía, son muy, muy bonitos.

Misaki tuvo a Usami tan cerca, que el beso resultó natural, aparte, el simple hecho de ver a su pareja sonreír tanto, lo hacía también estar de buen humor. Cuando se separaron, Usami continuó estudiándolo.

—Aquí tienes un lunar —le dijo, con los labios pegados en la mejilla de Misaki, quien se estremeció al sentir pronto como Usami le mordía el lóbulo de la oreja—. Misaki, te quiero contemplar entero.

Aquellas palabras dichas en un susurro hicieron que perdiera toda pizca de autocontrol.

Esa noche, en una habitación que era iluminada con la luz de la luna que entraba por la ventana, Akihiko descubrió cada parte de Misaki desde los ojos de un hombre nuevo y Misaki, permitió que la desnudez de su cuerpo hablara por sí mismo.


Sábado 24 de junio de 2023

22:56 p.m.

1) Tsukiyo ni kome no meshi: Comer arroz a la luz de la luna.

Nunca me he operado los ojos, así que en realidad me basé un poco en lo que creo que es la operación. Aun así, está claro de una cosa, y es que Akihiko sí podía ver, pero solo se aprovechó de la oportunidad que tenía de que Misaki le sirviera. Eso es headcanon. JAJAJ

La mejor frase que he escrito en toda mi vida fue ese "Échame las gotitas" de Usami. KAJNSSJS I CAN'T no entiendo porque me da tanta risa, me lo imagino con una voz re cringe y con los ojos drogados noooo ajajnsaajs.