Con destellos en los ojos, Misaki vio la guitarra que relucía en la vitrina. Una súper strat1, de color azul y un diseño de estrellas; abrió la boca y pegó la nariz al cristal para visualizar la etiqueta del precio, que lo hizo casi desmayarse.
—¿Sabes tocar? —preguntó Akihiko, que se detuvo al lado con un par de bolsas en los brazos. Acababan de salir a comprar algunos regalos para el cumpleaños de Mahiro y Hana, los cuales cumplían en fechas muy similares.
—Más o menos… aprendí cuando estaba en el club de música en primaria y secundaria.
Usami alzó una ceja y observó la guitarra mientras comprendía, por fin, el motivo por el que a Misaki le gustaba tanto el rock o la música, en exceso, estridente.
—Llevémosla entonces, no tenemos guitarra.
—¿Qué? ¡No! Es una tontería, ni siquiera soy bueno y tampoco tengo el tiempo para practicar. Va a ser una pérdida de dinero.
Misaki trató de evitar que Usami entrara a la tienda, y no fue hasta que el Akihiko le dio un pellizco en la nariz, que Misaki dejó de refutar.
—Ya encontrarás el tiempo.
Con eso Misaki ahora instalaba un amplificador y la guitarra en una de las habitaciones de la casa. Usami trajo una silla, en la que se sentó y esperó a que Misaki interpretara alguna pieza.
Hace semanas que Usami no recordaba ver a Misaki sonreír tanto. Creía mucho que la última vez fue el día en que vieron aquel programa de comedia antes de dormir. Con solo ver la sonrisa reluciente de Misaki, el instrumento estaba pagado.
Misaki tomó la guitarra, tocó un par de notas y respiró.
—No soy muy bueno, así que no te burles de mí…
—Nunca me burlaría de tus habilidades.
—Y tampoco sé demasiadas canciones.
—Misaki, ¿puedes tocar de una maldita vez?
Misaki hizo un mohín, pero asintió como si pensara aún que iba a interpretar. Luego de hacer otro par de pruebas con una melodía extraña, comenzó a tocar.
Recordaba haber oído esa canción en alguna parte. Era de un grupo popular de jpop, que tocaba canciones bastante agradables, o al menos no eran tan estridentes como otras bandas de rock occidentales. Misaki tocó los primeros acordes y una vez pasaron diez segundos, se perdió en la música. Deslizaba los dedos hábilmente en el instrumento, algo que hizo que Usami abriera mucho los ojos.
El único problema era que Misaki, en definitiva, no sabía cantar, porque al tratar de cantar el primer verso, se detuvo y continuó tocando. Al menos, eso sirvió para que Usami recordara la letra de la canción y él fuera quien la cantara:
"Aunque son palabras torpes quiero trasmitírtelas
Porque solo desear no cambiará nada
Aunque no sea bueno diciéndolo
Cuando lo diga
No te rías y escucha mi voz"2
Misaki se detuvo, bajó el instrumento y miró a Usami, atónito.
—¿Por qué te detuviste?
—No me acuerdo del resto —respondió Misaki—. No sabía que cantabas…
—De hecho, no me gusta mucho cantar.
Era cierto. Usami sabía de música, flauta, violín y canto, pero no disfrutaba mucho del sonido en general; prefería trabajar en perpetuo silencio y la única excepción a la regla, podía ser la melodía de la presencia de Misaki en su vida.
Misaki asintió, dejó la guitarra en el pedestal y entrelazó las manos.
—Tocas muy bien.
—No exageres.
—No estoy exagerando ¿Por qué no me crees? —gruñó Usami, que se puso de pie y se acercó al chico para presionarlo contra la pared y besarlo. Al separarse continuó—: Para que sepas, yo solo canto cuando una canción me gusta mucho.
—Es conocida.
—Pero tú la tocaste a la perfección, Misaki —le aseguró orgulloso, antes de volver a sentarse—. Venga… toca otra, mi rockstar.
Llamó a Takahiro cuando Misaki estaba en la ducha.
—¡Misaki toca demasiado bien la guitarra!
—¿Ah? Sí, bueno, es que cuando Misaki era pequeño me gané un cupón por un instrumento en una tienda de música y Misaki quiso probar con la guitarra —le respondió tranquilo—. Supongo que tenía mucho tiempo libre.
—¿Nunca lo has escuchado?
—Oh sí… sí que lo he hecho, pero el tema es que… suerte con eso.
Takahiro cortó y Usami no entendió demasiado bien la situación. Luego lo hizo, cuando Misaki comenzó a pasar más tiempo con el instrumento que con él, hasta el punto en que la casa se convirtió en un estudio de música.
Día y noche, Misaki al regresar del trabajo tocaba la guitarra. Preparaba comida para días, que congelaba y se servía. En ese punto ya Usami ni siquiera dormía del todo bien, porque a Misaki le había dado por tocar hasta las doce y, aun en sueños, retumbaba el sonido del instrumento.
Todo el día en el fin de semana. Usami colocó el rock en su extensa lista de cosas que odiaba con toda su alma.
El día en que a Misaki se le cayó la guitarra y esta se quebró, la paz regresó a la casa, y Usami, que sabía que Misaki no iba a gastar dinero de su bolsillo para comprarse otra guitarra igual de cara que esa, respiró aliviado.
Quería mucho a Misaki, pero no se dio cuenta de lo mucho que adoraba el silencio hasta esa temporada.
Domingo 25 de junio de 2023.
0:55 a.m.
1)Una súper strat, es un estilo de guitarra eléctrica, con un diseño más puntiagudo, con formas un poco más agresivas en el cuerpo y el cuello.
2) Obviamente que la canción que cantan es Kawaranai Sora de Luck Life. Mi tema favorito de todo el anime y podría atreverme a decir, que es mi canción de anime preferida. Best Ending ever. Le queda tan bien a Misaki
