MUGEN
Sol
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La primavera es una de tus estaciones favoritas del ciclo de la tierra, lo noto en cada uno de los que llevamos juntos, cuando esperas impaciente a los momentos de calma en medio de la temporada de lluvias. En esos instantes aprovechas de salir al bosque y apreciar aquellas plantas que dan las primeras hojas que pronto recolectarás. Me gusta observar el modo en que los colores en tus mejillas se disparan por lo mucho que quieres hacer y el sol, que nos otorga días cada vez más largos, consigue que tú florezcas al igual que los prados del bosque. Sin embargo, es con el inicio del verano cuando llegas a tu plenitud. Si no voy tras de ti, no comes, ni bebes, ni te cubres del sol. El mundo natural está en su apogeo y tú lo estás con él.
Es por eso que ahora voy a tu encuentro y llevo conmigo la sombrilla que traje de unos de mis viajes. Puedo percibir tu aroma a medida que me acerco y sé que te encontraré al otro lado del camino que cruza por entre los árboles. He pensado en reñirte por lo descuidada que eres a esta hora en que el sol corona el cielo, no obstante el enfado se diluye cuando te veo sonrosada y sonriente, arrodillada en la hierba, mientras recolectas las plantas con las que harás alquimia.
Al llegar al final de los árboles me encuentro con un grupo de arbustos cuyas flores aparecen agrupadas en pequeñas florecillas de colores rosas, azules y violetas, que conforman una más grande. Recuerdo que es una de tus favoritas, porque como tú misma dices; con ellas llega el verano.
Extiendo la mano y tomo uno de esos ramilletes y lo oculto dentro de la manga de mi kosode mientras avanzo hasta ti. Sopeso el mostrar mi preocupación y quizás enfado al ver que pareces tan ensimismada que cualquier criatura del bosque te podría atacar, sin embargo en ese momento me hablas.
—Ya te había presentido —expresas y me miras con una sonrisa que para mi gusto rivaliza con la luminosidad del sol.
—Kagome, ya sabes que esta es la peor hora para el calor —intento recomponer mi ánimo y reñirte de todos modos, para que cuides un poco más de ti.
—¿Tienes miedo que el sol oscurezca mi hermosa piel? —preguntas con ese tono travieso que usas en ocasiones, en tanto alzas tu pelo para hacerte un recogido que deja expuesto tu cuello.
—Sí, no. Eso no importa —tu tono me descoloca durante un instante—. Es por tu salud —aclaro y extiendo la sombrilla que he traído conmigo, para cubrirte con ella.
La flor que he tomado más atrás cae al suelo y tú la miras y la tomas con un gesto suave. La sonrisa que muestras ha dejado de ser alegre y ahora resulta dulce.
—¿Es para mí?—preguntas, mirándome hacia lo alto, cubierta por la sombra que he puesto para ti.
—¿Para quién más? —desvío la mirada por un momento hacia los árboles lejanos.
Te pones en pie y te alzas para alcanzar mis labios. Yo te miro, sonrió y te ayudo a llegar.
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N/A
Me encantó pensar en este momento de InuYasha cubriendo a Kagome del sol, mientras ella recolecta sus plantas medicinales. Espero que ustedes disfrutasen también de este instante de imaginación.
Besos.
Anyara
