Día 3: Cita con las Estrellas

—Pareces un estúpido vestido de esa manera —dijo su padre despectivo—. Y yo no he criado a un estúpido.

—No, porque la estupidez te la llevaste tú —contestó con desdén, colocándose la camisa blanca un poco desabrochada, dejándose ver el colgante característico del personaje. Aunque iba vestido muy diferente a lo que acostumbraba, asumía que ella sería feliz.

—Si tu madre te raja como una sardina, no quiero saber nada —agregó Genma para después transformarse en panda. Ranma suspiró, cansado.

Escuchó revuelo abajo deduciendo que ya habrían llegado los compañeros de universidad de Akane. Recordaba que la última vez, la joven le había pedido ir con ella a la fiesta, pero su estúpida boca y los celos que sentía por Rentsu provocaron que la noche fuera una pesadilla para la joven.

Por ello había planeado todo sabiendo de qué iría su prometida. Ojeó aquella serie, que a él le parecía un suplicio, solo para poder ver la caracterización del personaje. Se dio los últimos retoques con la peluca albina y sonrió satisfecho al espejo.

A él le quedaba muchísimo mejor ser Geralt de Riva que a Henry Cavill.

—¡Oh Akane! Estás hermosa vestida de campesina. —La voz le llegó desde el recibidor. Ranma tuvo que contener las ganas de patearle la cabeza. Odiaba aquel tono desagradable—. Hacemos una perfecta pareja.

—Oh, no. Yo voy de Yennefer de Vengerberg —contestó con voz tímida ella. A menudo era así, odiaba cuando se sentía cohibida. Decidido a cambiar otra vez las cosas, se encaminó hacia abajo.

—Ese vestido de plebeya te queda como un guante. —La voz chirriante de Kodachi lo paralizó mientras bajaba las escaleras. Había olvidado que las tres locas de sus prometidas aparecieron esa noche con la idea de ser su pareja para la fiesta a la que no estaban invitadas. Respiró hondo y se acarició la pulsera, recordándose su propósito y recobrando la valentía.

—Yo creo que Akane está hermosa, disfrazada de lo que sea —dijo Rentsu—. Tu eres la campesina Yennefer y yo soy Paladín el caballero de brillante armadura.

—Lo siento, pero ese muere cuando van a buscar el dragón dorado —respondió Ranma bajando el último peldaño de las escaleras. Se acercó a Akane y se quedó a su lado, apartándola de aquel individuo—. Espero que no me hagas coger otro portal para ir a esa maldita fiesta, Yen —agregó con la voz grave, intentando copiar al doblador del videojuego.

—Tranquilo, lo compensaré —contestó ella altiva. Sin embargo, podía cerciorarse de la alegría de verlo vestido como el personaje de uno de sus libros favoritos, siguiéndole el juego y acompañándola—. Siempre podemos buscar un unicornio —le dijo, guiñándole un ojo.

—¡Ran-chan! No hace falta que seas tan amable, Akane ya sabe que ibas a salir conmigo —dijo Ukyio. Él alzó una ceja intentando no soltar lo primero que le pasaba por la mente.

—¡Ranma-sama debe ir con la princesa del baile!

—Airen ir con Shampoo ¿verdad?

Ambas saltaron como un resorte al escuchar a la cocinera. Tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para no gritarles a viva voz y echarlas a patadas. Según sus recuerdos, hiciera o no algo a favor de su prometida, las tres locas, junto a la vieja Cologne, despertarían al enloquecido Ryūjin buscando venganza de la mítica princesa Tamaori, casi ahogando a Akane en el acto.

No entendía por qué se comportaban de aquella manera si ni siquiera estaban enamoradas de él. ¡Venía del maldito futuro! Sabía que su amiga de la infancia acabaría desposándose con un cocinero famoso para luego divorciarse y salir con Ryoga. Kodachi se casaría con un magnate inmobiliario coreano y seguir cultivando su riqueza. Por último, Shampoo, en contra todo pronóstico, elegiría al pato cegato cuando él estaba soltero.

Cada una acabó desapareciendo de su vida en el momento en el que él abandonó a Akane, sabiendo de ellas por información que recopilaba en sus viajes para asistir a los campeonatos. Aquello fue algo que siempre le molestó, ¿solo querían hacer daño a la relación?

Aunque debía estar alerta porque esta noche las tres locas tenían preparado un espectáculo para humillar a Akane y causar una nueva disputa entre ambos. Discusión que acabaría con la poca confianza que se tenían y, por ende, provocaría que él no supiera que Akane estaba en peligro y siendo perseguida por Ryūjin hasta el último momento.

Sea como fuere, tenía que moverse rápido para evitar que su pasado se volviera a repetir.

Dirigió su atención a su prometida, preocupado por cómo le afectaba aquella situación. Gruñó cuando sus temores se hicieron realidad. Akane, aunque parecía serena, mostraba una mirada cansada y perdida, dándose por vencida y esperando el golpe de gracia. No podía evitar enfadarse con todo el mundo alrededor y, en especial, con él mismo por haberlo permitido.

Pero eso ya no volvería a pasar.

—No —contestó seco y amenazante—. No voy a ir con ninguna de vosotras —se giró hacia Akane viéndola sorprendida—. Voy vestido para ser tu pareja, la de nadie más.

—¡Tendo! ¡Eso significa que hay boda!

—Hay que llamar al registro, Saotome.

Ranma los contempló con cierta ira contenida. Aún le costaba no abalanzarse contra aquellos dos imbéciles por su comportamiento paternalista y anticuado. Su mirada, a diferencia de las de su adolescente yo, consiguió que ambos adultos se congelaran en su sitio, callando de golpe.

Satisfecho, alzó el brazo con la intención, esperando que ella se agarrara como una pareja real. Le daba igual qué dijeran los demás, que los amenazaran o les incriminaran, sabía a ciencia cierta que nadie se atrevería a hacerle algo a Akane, por lo que iba a aprovechar al máximo aquella información.

Sin embargo, quedaba pendiente la conversación con sus progenitores. No iba a permitir que volvieran a humillar a Akane de esa manera.

Akane le abrazó el brazo con una expresión encantadora, hechizándolo por un momento. Fue su prometida quien empezó a caminar hacia la salida, ante el asombro de todos aquellos que estaban en el salón. Pasaron por la puerta principal, saludando a Kasumi y a Tofú, quienes se habían apartado del bullicio y hablaban en voz baja.

Ranma vio el gesto del quiropráctico, asegurándole que la situación estaba controlada.

—¿Qué ha pasado ahí dentro? —preguntó entre susurros— ¿Por qué Tofú te ha levantado el pulgar?

—Hay cosas que los hechiceros no conocen, Yen —contestó con una sonrisa enigmática. Ella alzó una ceja irónica—. La vida de Geralt es mucho más dura —agregó forzando la voz grave y osca del personaje.

—Para ser un mísero brujo de Kaer Morhen, tienes los humos muy subidos —contestó ella haciendo un gesto altivo.

Ranma la observó absorto, reparando por primera vez en lo bien que le quedaba la vestimenta que llevaba. A diferencia de los demás, Akane iba vestida de blanco y negro, con unos pantalones ajustados que realzaban sus curvas y una estola de plumas con un poco de escote. En él brillaba, de un modo casi mágico, el colgante del pentagrama posándose en el nacimiento de sus pechos. La peluca de cabello oscuro y ondulado le caía por sus hombros enmarcando su blanco rostro, de los cuales destacaban sus ojos liliáceos, producto de las lentillas que se había puesto.

No tenía nada que envidiar a la auténtica hechicera.

—¿Ocurre algo?

—No puedo dejar de mirarte —dijo acercándose a su oreja— ¿Y si nos vamos?

—¿Irnos?

—Abre un portal, donde quieras ir. Huyamos los dos solos y disfrutemos de nuestro tiempo —contestó abrazándola por la cintura. Quería, por todos los medios, que esa cita fuera especial para ella y sabía que, si iban a aquella fiesta, la noche se arruinaría por completo.

—Ya hemos quedado con los chicos de la universidad, sería feo dejarlos solos —repuso ella, algo triste.

—¿Tú qué quieres hacer? —le preguntó a la vez que le alzaba el mentón—. Te seguiré hasta el fin del mundo.

—¿En serio? —Su voz contenía un gemido ahogado. No obstante, intentaba mantener la calma, sabía que la presión podía con ella—. ¿Aunque no tenga nada que ofrecer?

—Tú eres la única persona que quiero —contestó contundente, sin lugar a dudas—. No quiero una casa, no quiero un dojo si tú vas a ser infeliz por ello. Sea cual sea tu deseo, lo haremos realidad juntos.

—Hablas más como un djinn que como un brujo —dijo conteniendo las lágrimas—. Escuchaste la conversación con mi padre ¿verdad? —preguntó bajando la cabeza. En realidad, Ranma no estuvo presente, pero sabía, gracias a su amigo dragón, que el patriarca de los Tendo le había dado un ultimátum a su joven hija, amenazando con desheredarla, sino se casaba con él en menos de un año, dándole el dojo a los Saotome—. No deseo obligarte, sé que estamos empezando, pero odiaría perder el legado de mi familia —se sinceró. Se soltó de su brazo y caminó hacia el parque cercano a su casa, donde se sentó en uno de los bancos—. He soñado toda mi vida con reabrir ese dojo y me duele saber que nunca será mío solo porque no soy un hombre.

—Yo no lo quiero —comentó él, sentándose a su derecha—. Si no estás tú a mi lado, no permaneceré aquí ni un segundo más —agregó y le cogió ambas manos para besarlas viendo el sonrojo crecer en sus mejillas—. Tú eres la heredera Tendo y yo solo me quedaré si tú quieres que así sea.

—¿Aceptarás recibir órdenes de una mujer?

—¿Conoces a mi madre, verdad? —preguntó con una sonrisa. Nodoka podría ser la perfecta ama de casa, pero no era una mujer de carácter débil—. No son palabras vacías Akane, te estoy diciendo, con el corazón en la mano, que para mí eres lo más importante. Nada más, solo tú.

—Ranma…

—Puede que no sientas lo mismo, pero, mientras me dejes, trabajaré para ganarme de verdad tu afecto.

—Ya lo tienes —confesó ella sonrojada—. Siempre lo has tenido.

El joven se tensó, impactado sus palabras y del significado que escondían. La abrazó y la sentó sobre su regazo, perdiéndose en su aroma dulce de las lilas y las grosellas. Aunque sorprendida, Akane se dejó abrazar apoyando su mentón en el hombro de él. El de la trenza alzó la cabeza y buscó los labios de su compañera, igual que un caminante del desierto rastreaba agua para saciar su sed. Su tacto y su fragancia lo revivían, tanto, que parecía que en realidad era una hechicera digna de ser una estudiante en Aretusa.

Mierda, de buscar información de las novelas del brujo al final se había convertido en un fan.

—Bien, aclarado todo —dijo después de un leve carraspeo—. Ahora solo queda saber qué quieres hacer.

—Me apetece disfrutar del paisaje —soltó como si fuera un secreto—. Quiero quedarme aquí, contigo.

—No hay nada que la poderosa Yennefer no pueda conseguir —agregó él. Luego, se levantó y le tendió la mano—. Pero vamos a un lugar algo más hermoso. Hoy hay mucho que celebrar.

Ella sonrió y aceptó encantada. Con un ágil movimiento, Ranma la tomó en brazos y saltó por los tejados hasta una colina por donde se veía todo Nerima. Se sentó en las raíces de un árbol y a ella la puso en su regazo, mirando hacia el cielo estrellado, expandirse por toda la ciudad.

—Es hermoso.

—Ya lo creo —contestó, observándola.

Era muy cliché, sí, sin embargo, aquel paisaje hacía florecer la belleza de su prometida.

Suspiró por enésima vez esa noche, pero en este caso de alivio. Cambiar el futuro daba miedo, no obstante, tenía la certeza de que había reforzado la relación con ella hasta el punto de sentir la seguridad de un compañero a su lado.

Hundió su nariz en el cuello de su prometida y cerró los ojos, aspirando el aroma de la fragancia que la joven llevaba puesta para la ocasión. Sonrió satisfecho, disfrutando de aquella cita improvisada con ella.

Y esperando con ansias a encontrar un bendito unicornio.

Continuará…


¡Hola otra vez!

Por aquí me paso de nuevo con otro capítulo más que acabo de escribir. Pensaba con toda sinceridad que no iba a llegar, pero por suerte, aun en este lado del charco, no son la doce de la noche. Como veis, soy una fan acérrima de The Witcher y odio la serie de Netflix, así que descargo mi ira en forma de entretenimiento xD.

En fin, espero que os guste y, ahora sí, dejo mi lado gruñón y vamos a por los agradecimientos.

Rankosaotendo1957: ¡Muchísimas gracias por tu comentario y por darle una oportunidad! Espero que este capítulo haya valido la espera.

AnyaShezar: Sí, suelo explayarme más en los capítulos, pero al hacerlo al día es más difícil… sin embargo, ¡me encanta el nombre que le has dado! Y gracias por las bellas palabras. ¡Espero que este capítulo también te agrade!

Sandy: Sí, necesitaba una excusa para salirme un poco del Ranma inmaduro y que aprende a golpes y creo que me está gustando mucho esta excusa xD. Me alegro mucho que sigas por aquí y que sigas dejando tu huella. ¡Muchisimas gracias y espero que este capítulo también te guste!

Guest: Me dirijo a ti porque no veo tu nombre, peor muchísimas gracias por tus palabras, me ha emocionado muchísimo que te consideres una fiel seguidora, es raro pero hermoso. Muchas gracias y espero que este capítulo también te guste.

Ishy-24: Siendo sincera, me costó bastante crear un mundo en el que estos dos acabaran separados y que Akane sufriera unas consecuencias que no se merecía, pero a la vez me encanta desliar la historia para empezarla de nuevo. Es algo que no había hecho y me encanta. Espero que disfrutes de toda la semana con el gran contenido que hay este año y también, de este capítulo.

Sol: ¡Muchísimas gracias! Es refrescante porque estoy poco acostumbrada a esta pareja (suelo escribir de Inuyasha y Kagome en su mayoría) y también iba con algo de reparo. Me alegro que te guste y que lo disfrutes, por lo que también espero que disfrutes este capítulo.

Como siempre agradecer a AkaneTendo2610, AnyaShezar, Ishy-24, Jatobita, Jiyuu Akabane, Kaysachan, Pame-Chan CR, PatryPW97, Rankosaotendo1957, Roxbonita, Tinetta1982 y gatopicaro831 por todos los likes y/o follow que tiene la historia. Muchísimas gracias por darle la oportunidad y haber dejado la huella.

Gracias a todos y nos vemos mañana (si los astros se movilizan)