PORCELAIN PRINCESS
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Paso 2.
Preparación de la pasta.
Los ingredientes seleccionados se muelen y mezclan en proporciones específicas para obtener una distribución uniforme de los componentes y asegurar una mezcla homogénea.
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Desde el principio, Tsunade le advirtió que debía mantener la calma si un día llegaba a ver a Sakura derrumbarse, porque no estaba acostumbrada a que la viera alguien además de ella y Shizune y podría llegar a hacerla sentir avergonzada si su reacción no era la adecuada.
Luego de su boda, Sasuke regresó a su base sin comentar nada sobre su reciente matrimonio, pero cargado con los fondos suficientes para mantener la resistencia y comenzar a financiar sus primeros movimientos.
Sakura le había dicho que no era necesario que pasara tiempo con ella o que la visitara pues entendía que estaba ocupado, pero, dado el alivio económico que estaban viviendo gracias a ella, el Uchiha se sintió como un auténtico aprovechado, por lo que un mes después de casarse fue a verla.
—Me alegra que las cosas estén yendo bien — la pelirrosa comentó con una sonrisa mientras conversaban sentados en la hierba, bajo la sombra de un árbol.
—¿Cómo has estado tú? — no quería que se notara que estaba ansioso por escucharla decir que todo estaba en orden, pero aun así falló estrepitosamente.
—Igual que siempre, pero nada de que preocuparse — esa no fue la respuesta que esperaba, pero tampoco estaba tan mal.
Al último hijo de los Uchiha le gustó el cabello de su esposa desde el día que la conoció. Su color era tan peculiar, su textura muy suave al tacto y ella no se cohibía cuando él tomaba un rizo entre sus dedos para acariciarlo.
También le gustaba su voz alegre y dulce, porque cada cosa que decía parecía salir de su boca como una canción destinada a tranquilizar.
Así mismo, le era difícil apartar la mirada de su rostro cuando la tenía en frente, pues sus grandes y gentiles ojos verdes o la manera en que se sonrojaba cuando sonreía eran abrumadoramente encantadores.
Todo en ella resultaba relajante, al mismo tiempo que estimulante, como si de algún bálsamo mágico se tratara.
Solo que ese día, cuando su escrutinio se demoró demasiado en esa parte de su rostro y fue imposible que ella no se diera cuenta, Sakura creyó que lo que tenía tan insistencia y curiosidad en ver era su cicatriz.
—Se ve muy mal ¿No es cierto? — comentó al tiempo que se la tocaba superficialmente, con una apenada y al mismo tiempo despreocupada expresión.
—N-no, yo, lo siento no quise ser grosero — él se apresuró a disculparse, tropezando con sus palabras en el proceso.
—Descuida, yo también suelo verla durante mucho tiempo cuando tengo oportunidad — la doncella no pudo enmascarar su desdicha, aunque posteriormente lo miro con ecuanimidad para contarle la historia de dicha herida —. Me la hice cuando tenía 11 años, justo aquí en el jardín.
—¿Qué estabas haciendo?
—Nada... Solo estaba aquí trabajando en mis flores y me desvanecí — ella se encogió de hombros y apretó los labios antes de finalmente soltar una charlatana risa —. Tuve muy mala suerte, porque en lugar de caer en el césped lo hice sobre una roca y ahora tengo esto en mi cara.
Sasuke asintió a su explicación y se sintió un poco desconcertado por la simpleza de su historia, al mismo tiempo que aliviado de que no tuviera un trasfondo oscuro detrás y que ella se sintiera segura de hablarlo con él sin ninguna reserva.
Tomándose el atrevimiento de esta vez sí analizar su cicatriz, el hombre se inclinó ligeramente hacia ella y pasó la mirada por la delgada, aunque profunda línea de unos 5 centímetros de largo.
Por alguna razón, sintió muchos deseos de tocarla, aunque su mano se detuvo a medio camino en dirección a su rostro pues, aunque ella se veía receptiva, tenía dudas sobre si hacerlo por temor a incomodarla.
Sakura no pudo evitar sonrojarse bajo su mirada y perder la sonrisa, afectada por su cercanía. No había censura o animadversión en los profundos ojos negros de su marido mientras la escudriñaba, lo cual la animó a permitirle tocarla, como adivinó que él quería hacer.
Pero antes de que el pelinegro pudiera llegar a tocar su piel, la joven de cabello rosado cerró los ojos lentamente y se inclinó recargando el rostro en su hombro, dejando a su marido congelado al instante por el sorpresivo contacto.
Sin embargo, al sentir que ella estaba poniendo todo su peso sobre él sin decir ni una palabra o emitir sonido, el pelinegro se apresuró a tomarla por los hombros para inspeccionarla.
Encontrándose con que la chica estaba semi consciente, pero sangrando profusamente por la nariz.
—¡Tsunade! — gritó a todo pulmón dejando que su sobresalto lo dominara y reaccionó a una impresionante velocidad cargando a su esposa en sus brazos para llevarla al interior de la casa.
Habiendo dejado que la impresión y angustia guiarán sus acciones, Sasuke desobedeció la indicación de la mujer mayor que custodiaba a su esposa y que, una vez que el percance estuvo controlado, bajo su inconmensurable experiencia le comentó que eso era normal viniendo de Sakura.
Algo que le sucedía con frecuencia y que no pasaba a mayores.
Esa específica cosa para la que le pidió no alarmarse y que él falló en hacer.
Se quedó hasta que ella se recuperó por completo, recibiendo una inmerecida disculpa de su parte por haberlo asustado y que fue acompañada por una afligida y avergonzada mirada que lo hizo sentir todavía más culpable.
Luego de fingir que no había sido nada y que no le había afectado el susto que le dio, Sasuke se marchó de regreso a su base.
Sin poder decirle cuándo sería su próxima visita.
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Los días siguientes, aquel episodio le trajo amargos recuerdos de cuando sostuvo los cuerpos sin vida de sus padres y hermano el día que el golpe de estado a Konoha ocurrió.
Fue como si la sangre que emergió de su esposa en una cantidad mínima en realidad fueran los litros de ella sobre las que encontró a su familia esa vez.
No pensó que lo afectaría al punto de causarle pesadillas y que en la vida real todos se darían cuenta de su intranquilidad.
Por ello no pasó mucho tiempo antes de Kakashi lo acorralara exigiendo saber que le sucedía y recibiendo toda la verdad, aun a pesar de la renuencia y vergüenza que Sasuke sentía.
"Si lo que quieres es deshacerte de esa imagen que tienes de ella tienes que hacerte de otra más agradable" y con ese consejo y la promesa de no decirle a nadie sobre lo que estaba haciendo, su maestro lo animó a ir a visitarla en los próximos días.
—Me alegra que vinieras... — ella le dijo con una alegre sonrisa en cuanto lo recibió —. Hay algo que no pude darte la última vez que estuviste aquí.
Sasuke se tragó por el momento la disculpa que había planeado darle en cuánto la tuviera enfrente y se dejó guiar por la casa hasta una habitación que funcionaba como biblioteca.
La casa de su esposa, que sería suya en el futuro por más que a él le desagradara pensar en ello, era lo suficientemente grande para albergar una serie de cuartos en los que su personal se hospedaba y en los que ella guardaba sus pocas posesiones preciadas, siendo sus libros gran parte de ellas.
Al entrar a la estancia se podía percibir un edulcorado aroma a vainilla y miel, el cual reconoció ser el que Sakura desprendía, lo que quería decir que quizá pasaba mucho tiempo ahí metida.
La pelirrosa se aproximó a un estante donde una serie de objetos además de libros estaban ubicados, extrayendo una pequeña cajita de terciopelo rojo.
—Es para ti, Sasuke-kun... — se lo ofreció con un apenado rubor en el rostro. Él la tomó un poco inseguro y al abrirla se encontró con un collar de oro del que un brillante rubí colgaba como una pequeña medalla —. Era de mi abuelo, pero ahora quiero que sea tuyo.
—E-esto es... — el presente lo había dejado brevemente anonadado —. ¿Tus hermanos no se molestarán porque me estés dando algo así de valioso?
—No es de ellos, es mío y yo quiero dártelo a ti — ella fue firme en su decisión, aunque acompañó su seriedad con una sonrisa, al tiempo que le quitaba la joya de la mano y con la mirada le indicaba sus intenciones de ponérselo ella misma. De inmediato, Sasuke se arrodilló sobre una pierna y la dejó posicionarse detrás de él, rodeando su cuello con el regalo —. Además, es lo más apropiado, porque leí en un libro que el color rojo es representativo de ustedes los Uchiha.
El escuchar esa sorpresiva declaración de su parte, lo hizo ponerse de pie inmediatamente después de que ella asegurara el collar en su cuello y verla frente a frente con una expresión de incredulidad.
—¿Tienes expedientes Uchiha aquí? — a pesar del recelo con el que su pregunta se tiñó Sakura no se intimidó por él.
—Es solo un libro y no tiene más que información general creo — la chica se apartó de él y fue a buscar el artículo, entregándoselo sin demora. "Fundadores de Konoha" rezaba la tapa del compendio —. Puedes llevártelo si quieres, ya lo he leído todo.
—¿Cómo es que tienes esto aquí?
—E-es que... Realmente no he hecho mucho de mi vida más que leer, así que con frecuencia mis hermanos me daban libros de los lugares a los que visitaban — esa confesión pareció bajarle el ánimo pues incluso tuvo dificultades para sostenerle la mirada —. Pero no te preocupes, no tengo nada prohibido o ajeno aquí conmigo y si quieres puedes revisar...
—No Sakura, lo siento, solo me sorprendí — él se apresuró a calmar sus preocupaciones, lo que pareció funcionar dada la pequeña mueca, intento de sonrisa, que ella esbozó —. Entonces... ¿Eso quiere decir que ya has leído todos estos?
Ella asintió emocionada, al tiempo que le mostraba que además de los de las repisas tenía otros guardados en un baúl.
A Sasuke también le había gustado pasar su tiempo leyendo antes de involucrarse en todo ese asunto de la resistencia, así que reconoció varios títulos guardados por ella y aceptó tomar prestados un par, a pesar de que dudaba tener oportunidad de leerlos.
Fue mientras conversaban de ese gusto en común que el Uchiha se permitió admirar la brillante expresión de felicidad en la pequeña chica.
Contemplando su abierta y dulce sonrisa, así como sus fascinantes ojos mientras hablaba sin parar.
Una imagen que esa noche consiguió desplazar aquella pesadilla de sus sueños, una vez que tuvieron una despedida más agradable y él volvió a marcharse.
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"Estimado señor Uchiha
Tal y como me pidió le escribo para hacerle saber que hace unos días mi señora estuvo enferma.
Fue una fiebre lo suficientemente anormal para asustar incluso a Tsunade-sama, pero mi señora insistió en no buscarlo pues estaba segura de que se le pasaría.
Luego de un día y dos noches enteras en cama, así fue.
Puede estar tranquilo, ya está repuesta, ha vuelto a su vida normal y lo recibirá como siempre en su próxima visita.
Con todo el respeto que mi señor merece, me despido.
~Shizune Kato"
Leer esa misiva, luego de dos semanas de que llegara a la base donde le indicó a la cuidadora de su esposa que podía enviarla, le provocó una abrumadora inconformidad y enojo contra sí mismo.
Tenía suerte de que el mensaje comunicara buenas noticias, porque de lo contrario, no se hubiera enterado a tiempo si acaso Sakura lo quería con ella.
Esa furia mezclada con ácido alivio la descargó tirando al suelo todo lo que reposaba sobre la mesa.
—¿Sasuke-san? ¿Está bien? — una voz detrás de él lo llamó agregando la vergüenza a su lista de sentimientos en su propia contra cuando fue descubierto haciendo berrinche.
No respondió nada, pero Hinata Uzumaki, la esposa de su amigo y su legítima reina, se quedó plantada ahí frente a él, observándolo con atención así como preocupación.
No conocía demasiado a quien su esposo consideraba su mano derecha, pero sabía que era anormal verlo perdiendo los estribos de esa manera, así que inevitablemente se sintió inquieta por lo presenciado.
Sasuke hizo lo mismo con ella y, aunque en otro tiempo tal vez se hubiera sentido afectado por la cautela de sus bellos ojos perlas y la expresión de su elegante rostro, lo cierto es que tenía algo más en mente que no le permitió dedicarle a la mujer ni un mísero pensamiento o reacción.
Algo que le prometía esperanza y a lo que quería retribuirle con atención.
—Lo estoy, solo quiero estar solo por favor, mi señora — fue capaz de pedirle con el debido respeto que ella se merecía, siendo obedecido por la mujer, quien un poco insegura se marchó.
Una vez en soledad, Sasuke se golpeó la frente con la mano, preguntándose porqué en medio de todo el conflicto mental que tenía por su esposa tenía que a parecer Hinata en el medio.
Como si de un recordatorio de donde debían estar sus prioridades se tratara.
Al parecer, por más que quisiera ignorar la existencia de esa mujer por la que un día llegó a sentir algo y que aplastó sus sentimientos, aun siendo ignorante de ellos, eligiendo estar con su mejor amigo, dado que trabajaba para el bienestar de su marido y por lo tanto el de ella, sería imposible.
Odiaba lo humillado que se sentía cada que la veía y recordaba lo débil que una vez lo hizo sentir.
Así que, con la optimista perspectiva de matar dos pájaros de un tiro, acudió a Kakashi para indicarle que saldría, importándole poco que el peliplata le pidiera que se quedara por si Naruto lo necesitaba.
De esa manera, emprendió camino a ver a Sakura, tanto para saber de su estado de salud, como para entregarle el presente que compró especialmente para ella mientras estuvo fuera y de paso, alejarse de ese atormentante lugar que no hacía más que coartar su vida.
Tan diferente de ese recién descubierto paraíso en el hogar de su esposa.
...
NOTAS FINALES:
Nop, no me acostumbro a entregar capítulos cortos jajajaja, pero tampoco quiero sucumbir a entregar algo largo.
Muchas muchas gracias en serio por estar dándole oportunidad a otra historia y comentar que les está pareciendo, así como por seguir apoyando mis otros proyectos.
Porfis no se asustan o desistan de leer por la mención de Hinata en la historia, la inclusión de su personaje y el "enamoramiento" pasado voy a ocuparlos para la historia más adelante. Pero en ningún momento esa ship tendrá profundidad o desarrollo porque pues, nop, esa no es mi intención y sé que ustedes tampoco quieren leer eso.
Nos leemos muy pronto! Bye!
