OUR LOVE IS (NOT) YOUR BUSINESS
Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 5. La cobardía se lleva en la sangre.
Si era sincera con lo que pensaba, debía admitir que volver a la escuela luego de una semana de ausencia no la hacía sentir menos incomoda, y era gracias otra vez a las miradas de sus compañeros.
Después del asunto con Sasuke y ser tema de conversación para toda St. Akatsuki, había concluido que definitivamente tenía la peor suerte del mundo.
Milagrosamente y salvándola de su vida social en el colegio, su madre había aparecido con planes para ella y sus hermanos. Mismos a los que parecía ninguno podía negarse y que anunció en una cena familiar que, a la normalmente distante familia, le pareció extraña pues hacía mucho no comían juntos.
Incluso Nagato, que era el más ocupado de los cuatro, se sintió obligado a ir. Claro que tenía cosas más importantes que hacer, pero por órdenes de su padre había tenido que posponer.
Todos se sentaron esa noche en la larga mesa del elegante comedor. Kisashi y Mebuki a cada extremo. Sakura y Gaara a la izquierda y Sasori y Nagato a la derecha. Los hermanos mayores de Sakura eran jóvenes pelirrojos igual que sus progenitores, apuestos y totalmente diferentes entre ellos en lo que respectaba a sus personalidades. Entre cada hijo había una diferencia de dos años, misma que había sido planeada por su controlador padre.
Los señores Haruno no tenía muchas consideraciones con sus hijos, ni siquiera porque los uniera a ellos la sangre o los lazos de la paternidad, por lo que, si alguien externo hubiera presenciado esa incomoda cena, hubiera dicho pensado lo peor de ellos.
—¿Existe alguna razón de peso para llamarnos a comer con ustedes? — Sasori preguntó sarcástico y visiblemente hastiado.
Sasori era el segundo hermano, el más desinteresado en pertenecer a la familia y en cumplir los deseos de su padre. Prueba de ello era que no había decidido estudiar derecho y trabajar en la famosa firma de abogados de su padre, sino que había preferido convertirse en un artista, pintor para ser más exactos. Por supuesto que sus progenitores se habían opuesto, pero él era tan terco y astuto para hablar y convencer a los demás que consiguió que su madre lo aceptara y logro evitar así el repudio familiar por atreverse a seguir sus sueños.
—¿No te agrada ver a tu familia de vez en cuando? — Lo cuestionó Mebuki con un tono de voz suave y a la vez burlón —. Que mal, tu hermana quería verte.
Sakura la miro contrariada, ella no había dicho nada de eso, su madre la estaba usando como siempre y lo peor era que lo hacía en frente de Sasori. El hermano que la veía con lástima y cuya razón entendía muy bien. Ni siquiera se molestó en ver si Sasori le había dirigido la mirada porque sabía que no lo había hecho.
Cuando eran pequeños se habían llevado bien, pero conforme la pelirrosa crecía él comenzó a notar cosas en ella que no le desagradaba ver, como su ciega obediencia y pasividad ante unos padres que no la querían.
Se había separado de su hermana hace mucho, no soportaba ver como su madre hacia lo que quería con ella y como su padre, cuando no estaba contento con alguna cosa que ella hiciera, la golpeaba sin tentarse el corazón. Terminaría arruinada por su propia sangre y era sumamente impotente ver como ella cooperaba con ello.
No era que no la quisiera, adoraba a su hermana y sabía que era tan cobarde como ella por no poderla ayudar. Una vez había tratado de defenderla cuando ella confesó que no le gustaba el violín y que quería dejarlo, su padre entonces le había dado una bofetada demasiado fuerte para propinársela a una niña y la había mandado al suelo mientras ella lloraba desconsolada.
Nagato fue quien lo detuvo de hacer algo ese día.
"Sakura no es como nosotros hermano, ella no podrá defenderse de lo que mis padres le hagan y ellos lo saben. No podrá enfrentarse a su ira y tendrá que aprender a la mala estas lecciones. Pero es lo suficientemente inteligente para saber que no puede luchar y ni tu ni yo podemos defenderla"
Los tres hermanos mayores habían apartado la mirada de lo que sucedía en su hogar y los cuatro a su vez se cuidaron lo mejor posible de no provocar a un hombre que demostraba no estar interesado en sus hijos más allá de su uso como herramientas.
—Sakura comprende que mi distancia es lo más prudente — Sasori contestó a su cínica madre y miró a su hermana dándole una seca sonrisa al tiempo que ella lo observaba a él.
¡Cuánta culpa sentía al ver los ojos de su hermanita! En esos ojos verdes suyos era tan fácil reconocer su profunda tristeza y soledad.
—Pero supongo que, sí hay una razón para todo, ¿verdad madre? — Gaara preguntó mientras comía un poco de la sopa que les habían servido.
Él era el más diferente a sus tres hermanos. Era menos severo que Nagato, más gentil que Sasori y mucho más alegre que Sakura. Su rol en la familia no estaba definido y desde que era un adolescente agradeció que fuera así. No era el heredero de la familia, tampoco el hijo rebelde e incontrolable o la muñeca manipulable a manos de sus padres. Estaba en el medio y aunque eso le permitió vivir una vida menos dura y estricta, en el fondo era algo que también lo entristecía ya que lo convirtió en un vigilante.
Todo lo que sucedía era observado por sus bellos ojos color aqua y ningún detalle pasaba desapercibido para él. Su madre en alguna ocasión mencionó que era su hijo favorito pues no le daba problemas y su padre también alabó esa cualidad en él en muchas ocasiones.
—Asi es, los llame porque la revista "Faces" quiere hacer un artículo sobre mí y mi familia — ella anunció con orgullo. Su trabajo como diseñadora de vestidos de novia era muy reconocido, había vestido a muchas famosas para sus bodas y su marca tenía renombre internacional —. Y por supuesto eso incluye una sesión de fotos a la que necesito que vayan.
Los cuatro jóvenes en la mesa lo pensaron agobiados, a ninguno le gustaba este tipo de cosas. Era burdo, superficial y una gran pérdida de tiempo. Además, sería un artículo lleno de falsedad pues seguro su madre querría que dieran la impresión de ser la familia perfecta, cuando estaban muy alejados de serlo.
—Sinceramente, madre, no creo poder hacer un espacio para asistir — Nagato se negó de inmediato, tan serio y frio como siempre.
Él no solía pelear innecesariamente, de hecho, cuando se trataba de su madre con frecuencia hacia lo que ella le pedía con tal de no escucharla quejarse y hacer un drama. Con su padre era una situación parecida, solo que era porque él era mucho más hiriente con sus palabras cuando no lo obedecían y el pelirrojo mayor tampoco era inmune a los ataques verbales.
Ser el hijo mayor nunca fue sencillo, era complicado cumplir con las expectativas que su padre tenía de él al ser su principal heredero y muy dentro de su corazón sabía que si nunca rechazaba sus deseos era porque le importaba tener su aprobación.
Él y Sakura se parecían en eso, siempre estaban a merced de lo que sus padres querían, aunque tenían formas distintas de ceder a ellos.
—Yo no tengo deseos de hacerlo honestamente — comentó Sasori con simpleza mientras movía el vino en su copa y ponía una mueca desinteresada.
Gaara y Sakura por su parte no dijeron nada, después de todo ya se había concluido que todos asistirían y aunque sus hermanos estuvieran negándose terminarían por hacerlo.
—Ambos irán y no se dirá ni una palabra más — afirmó su padre severamente, sin dar lugar para réplicas y con una mirada destinada a amenazar a sus herederos mayores, les señaló a la pelirrosa
Gracias a ese gesto ninguno dijo nada, comprendiendo que sí se negaban Kisashi lastimaría de alguna forma a su hermana y si para evitarlo debían tomarse unas tontas fotos pues lo harían.
—Gracias cariño y debo decir que extrañaremos mucho tu compañía allá — le agradeció Mebuki fingiendo pesar, pero sin dejar de comer.
—Yo también por supuesto — mintió su marido, en realidad él no iría simplemente porque no le apetecía, pero era mejor mantener a su mujer tranquila —. Por cierto, paloma ¿Qué tal la escuela?
"Paloma" era el apodo que su padre usaba con Sakura desde que era una bebé y solía llamarla así, siempre y cuando no se encontrara encolerizado. Todas las miradas se posaron sobre la joven de ojos verdes de inmediato y esperaron a que ella hablara por primera vez esa noche.
—Esta todo en orden papá — ella respondió con una pequeña sonrisa, complaciendo a su padre.
—¿Has hecho algún amigo? — le preguntó Nagato suavemente, su tono de voz siempre cambiaba notablemente cuando se dirigía con su hermana menor. Contestando a su pregunta ella simplemente negó con la cabeza —. No tiene sentido...
—Sakura es una niña tan adorable — mencionó Mebuki dándole una mirada cariñosa a su hija —. La directora Tsunade una vez me llamó por ese motivo, mencionó que tu hermana siempre está sola, pero sé que el problema lo tienen ellos, no es culpa de ella.
—Las chicas seguro solo te tienen envidia por lo bonita que eres — Gaara rio queriendo hacer menos incomodo todo para la afligida adolescente —. Y los chicos solo son idiotas.
Al escucharlo, ella pensó que decirles que Sasuke Uchiha había querido besarla sería una afirmación de esa sentencia, pero, aunque quería contarle a alguien sobre ese confuso episodio, hacerlo provocaría la ira de su padre, quien siempre había sido muy claro respecto a ese tema.
—Nada de muchachos Sakura — Kisashi reafirmó su postura sobre ese asunto con una dura mirada —. Ya hemos hablado de eso antes.
—Conseguiremos un buen prospecto para ti y te casaras con una persona importante que pueda darte la vida llena de lujos y comodidades a la que estás acostumbrada — añadió Mebuki más animada, imaginándose consiguiendo al yerno perfecto —. No tienes que preocuparte por lo que opinen de ti los niños inmaduros de tu escuela.
A Sakura realmente siempre le incomodo esa decisión de parte de sus padres. Pasar de jaula a jaula no emocionaría a nadie.
—¿Y el amor? — intervino Sasori como si leyera la mente de la joven, pero como sabia en que podría terminar esa discusión, le preocupó la intervención de su hermano —. Si arreglan ustedes su matrimonio se casaría sin amor.
—Es imposible no amar a una chica como tu hermana — contesto la mujer mayor como si estuviera diciendo lo más obvio del mundo y mirando a su hijo irritada, ese chico se esforzaba por siempre ser la manzana podrida.
—Excepto para ustedes — murmuró con la voz fría, pero con una determinación evidente en su expresión.
Mebuki apretó los dientes enfurecida. ¡Otra vez Sasori con aquella tontería! Ella siempre había querido una hija. Sakura era todo lo que había soñado que tendría con Kisashi. Una niña delicada, preciosa, dulce y obediente. ¿Cómo podía él pensar que no la quería?
Adoraba a esa niña y quería lo mejor para ella, simplemente luego de tanta experiencia con tres hijos, a los que había sido muy difícil criar, no dejaría que Sakura se le saliera de las manos.
Kisashi por su lado no se tomó a pecho la opinión de su segundo hijo. En cambio, miro a su pequeña a su lado y ella lo imito observándolo con sus grandes ojos verdes tan iguales a los suyos, pero que tenían una calidez solo propia de ella.
Nunca había creído que podría ser padre de una niña luego de tener a sus tres varones, pero cuando ella nació y pudo tocar la pelusa rosada de su cabecita, acariciar su delicado rostro y tocar sus manitas, se prometió que ella seria su prioridad. Quizá era un error tratarla con tanta disciplina, pero de alguna forma tenía que evitar que ella saltara al mundo ciegamente como muchas jóvenes, incluso de su familia, habían hecho.
El plan para Sakura era que viviera una vida decente y cómoda, alejada de escándalos y problemas. Se mantendría siempre bonita, tranquila y segura, nada nunca le faltaría. Él era su padre, sabía lo que era mejor para ella y haría valer su palabra como fuera, que al final era la más importante.
La cena trascurrió normal después de eso, Nagato habló sobre unos negocios que tenía pendientes, Sasori mencionó sin muchas ganas de platicar que había vendido dos de sus pinturas en el último mes, Gaara sobre como la universidad le gustaba aun cuando no podía conseguir novia. Sakura solo los escucho atentamente, consciente de que ella no tenía una vida que compartir.
Dos días después de esa cena habían viajado a Suna, donde les hicieron la sesión de fotos.
Al final todo salió de maravilla, pero de su mente nunca salió cada palabra que se dijo en esa comida familiar, ni el hecho de ser tratada como un objeto que algún día se casaría a la fuerza.
Fue por salud mental que entonces decidió tomarse dos días más de descanso de la escuela. Demasiado triste como para, bueno, vivir.
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Probablemente el cliché más común de los niños ricos es tener familias disfuncionales, pero hay que ser conscientes que hasta para eso hay niveles.
En serio, los padres de Sakura Haruno hacen ver a mis ausentes y aburridos padres menos mal en comparación.
