PORCELAIN PRINCESS

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

...

Paso seis.

Esmaltado.

Las piezas de porcelana se esmaltan para un acabado suave y brillante. El esmalte mejora la apariencia y protege la superficie de la porcelana.

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Los últimos días, Sasuke había tenido dificultades conteniendo la gran ira que sentía dentro de él por los recientes acontecimientos y que los demás parecían querer obligarlo a externar.

Pero, cuando leyó la ofensiva misiva que Tsunade se atrevió a enviarle, su rabia se hizo todavía más imposible de frenar, así que, en cuanto terminó de leerla, emprendió camino a ver a Sakura para arreglar las cosas.

Teniendo el tiempo suficiente para calmarse y reflexionar lo que haría y diría antes de llegar, para no terminar gritándole y retorciéndole el cuello a esa hostil mujer que con tanta autoridad le dio a entender que no sería bienvenido en su hogar nunca más, cuando su esposa era la única de quien aceptaría esa orden aun cuando tenía intenciones de conseguir que lo aceptara de regreso.

Ni siquiera la lluvia que cayó sobre él a mitad de camino consiguió mermar su determinación y en cambio lo motivó a acelerar el trote de su caballo.

Cuando llegó a su destino ya había amanecido, la lluvia todavía no se detenía y él ingresó a la vivienda completamente empapado de pies a cabeza sin detenerse a saludar o nadie. Subiendo las escaleras acelerado hasta la habitación de su esposa, cerrando la puerta tras de él y atrancándola con una silla para no ser interrumpido mientras hablaban.

Y, sobre todo, sin preocuparse por los llamados desesperados de Shizune o el hecho de que pronto la insufrible Tsunade estaría afuera queriendo sacarlo a rastras de ahí.

Sakura había estado recostada en su cama durmiendo, pero se despertó cuando escuchó la puerta golpearse, incorporándose lentamente mientras frotaba sus ojos antes de abrirlos y ver quién era el invasor que la estaba acompañando.

—¿Sasuke-kun? — preguntó descolocada parpadeando repetidamente cuando él caminó hasta su cama y se arrodilló a su lado.

Temblaba de frío debido a su ropa mojada, el cabello se le pegaba a la frente y las mejillas, dejando caer gruesas gotas por su piel y en su rostro había una apasionada expresión de necesidad que consiguió sorprenderla aún más que su deplorable apariencia.

—Perdón por venir así y despertarte — él se disculpó con la voz un poco rota y cansada debido a su carrera para llegar hasta ahí —. Pero necesitamos hablar.

—¡¿Señor Uchiha?! ¡Abra la puerta! — Tsunade gritó desde el pasillo mientras golpeaba repetidamente la madera.

—Por favor Sakura — el Uchiha suplicó con desespero al ver como ella se ponía nerviosa por su visita y la conmoción afuera de su cuarto —. Dile que se vaya, para que podamos hablar tranquilos, no quiero asustarte o herirte, solo necesito decirte algo, créeme por favor.

—¡¿Mi señora?! ¡Por favor abra la puerta! — esta vez fue Shizune quién le rogó que atendiera.

—Por favor Sakura, por favor, por favor, por favor — la doncella alternaba entre mirar a su esposo y a la puerta que luchaba por ser abierta desde afuera, acelerándose poco a poco y luchando por saber qué debía hacer.

—¡Shizune-san, Tsunade-sama, tranquilas! — pero al final cedió a la mirada atormentada de su marido y logró hacerse escuchar por sus cuidadoras a pesar del temblor inseguro en su voz —. ¡Por favor váyanse! Solo ha venido a hablar, no pasará nada malo.

De eso último no estaba segura, pero aun así lo agregó para conseguir que ellas cedieran a su orden y, ya que sus intentos por entrar se detuvieron al instante, tuvo éxito en su mandato.

—Gracias Sakura... — Sasuke suspiró aliviado, al tiempo que se tomaba la cabeza con ambas manos intentando calmarse ahora que por fin tenía la oportunidad de conversar con ella.

La pelirrosa estaba asustada y al mismo tiempo preocupada por la intranquilidad de su marido, cuya agitada respiración y sus intentos fallidos por articular palabras eran todo lo que interrumpía el silencio en el que se había sumido la habitación.

Por algún motivo no podía calmarse y era doloroso verlo luchar contra sí mismo de esa manera, por lo que la doncella bajó de su cama para sentarse frente a él en el suelo, poniéndose a su nivel y esperando pacientemente a que él encontrara la manera de expresarse.

Sasuke la observó afligido por su piadoso gesto, fallando en contener el temblor de su cuerpo y terminando por derrumbarse cuando ella hizo aún lado las reservas que aún mantenía sobre él y tomó una de sus manos entre las suyas para infundirle valor.

—Perdóname Sakura — susurró con dificultad, sin siquiera poder mirarla a los ojos por su lucha interna en contra de la vergüenza que sentía por sí mismo.

Algo que ella comprendió rápidamente y que la motivó a abrir sus brazos para recibirlo en un abrazo.

Él aceptó un poco tímido y al mismo tiempo inseguro por recibir los inmerecidos gestos de consuelo, aunque, en cuanto la calidez de su cuerpo desterró el frío de su piel y su nariz fue embriagada por el característico aroma de su esposa, olvidó todos sus temores y escupió de una todo lo que sentía.

—Perdóname Sakura, por favor, no tengo justificación para la manera en que te trate, ni mucho menos para haberte dejado creer que no me importas o que no te apreció cuando en realidad sí lo hago — él la estrechó contra sí refugiándose en su hombro mientras hablaba, olvidándose por completo de que la estaba mojando con su cercanía —. No quise decir nada de lo que dije, fue mi enojo y estupidez guiando mis acciones a pesar de ir en contra de lo que siento por ti y la imagen que quiero que tengas de mi... — hizo una pausa al sentir como ella le acariciaba el cabello con ternura —. Porque no quiero que me veas como el vil aprovechado que siempre seré sin importar cuanto me esfuerce por transmitirte mi agradecimiento y el afecto que me es inevitable sentir por ti...

—¿T-Tú me...? — esa confesión le devolvió la vida al herido corazón de la doncella al instante.

—¿Cómo podría no hacerlo? — Sasuke se separó de ella para verla a los ojos, encontrándose con su compasiva y dulce mirada de siempre, mezclada con sorpresa y alegría. Tan adorable e irresistible para alguien necesitado de su consideración como él —. ¿Cómo podría no quererte? Cuando no has sido más que gentil y cariñosa conmigo desde el día que nos conocimos, si cada que estoy contigo no puedo pensar en otra cosa que no sea lo feliz que me haces y cuando estoy lejos no dejo de añorar que llegue el momento de regresar a tu lado... Por eso es que me la he pasado como alma en pena pensando en si ahora me odiabas por lo que te había hecho y si nunca más querrías volver a verme.

—Nunca podría odiarte — esta vez ella se lanzó a sus brazos escondiendo el rostro en su pecho, pero fue separada de él con delicadeza cuando el hombre por fin recordó que estaba mojado y que la ligera ropa para dormir que su esposa usaba ya se había humedecido lo suficiente por haberlo albergado en sus brazos con anterioridad.

—N-no Sakura, estoy muy frío y no quiero que te resfríes — explicó su actuar, para después tomar la manta sobre su cama y ponerla sobre su cuerpo, cubriéndola hasta la cabeza para calentarla y apenas dejando al aire su rostro. Un gesto que notó que ella se tomaba con incredulidad y al mismo tiempo ternura —. De verdad me importas Sakura y todo lo que dije aquella vez no representa en nada lo que pienso o siento por ti ¿Entiendes? — la doncella asintió, siguiendo observándolo con asombro —. ¿Y me crees?

Cediendo nuevamente a los incontenibles sentimientos que la hacía rendirse ante él y todo lo que la hacía sentir cuando lo tenía cerca, ella asintió con seguridad al tiempo que sonreía para él.

De esa manera tan especial y encantadora que Sasuke tanto había extrañado.

Habiéndose reconciliado por fin, la joven le pidió que abriera la puerta y le pidiera a Shizune que prepara un baño caliente, porque si continuaba en ese estado por más tiempo terminaría sufriendo hipotermia.

Él agradeció su preocupación y sobre todo su perdón con un prolongando beso en su frente, antes de hacer lo que le pidió, sin olvidarse de darle una victoriosa media sonrisa a la cínica rubia que lo esperaba en el pasillo y que quiso echarlo de la vida de su esposa.


Sasuke creía que tenía buenas defensas inmunológicas, las suficientes como para no resfriarse luego de tanto tiempo empapado.

Sin embargo, ocurrió lo contrario, como era de esperarse.

Requirió de un día completo en cama, siendo arropado hasta el cuello y alimentado con platillos calientes para que su estado de salud se restaurara, teniendo a Sakura a su lado en todo momento, lista para atenderlo con una tierna sonrisa cuando él la necesitaba.

Como siempre, haciéndolo reflexionar sobre el inmerecido regalo que tenerla por esposa suponía.

Por ello, una vez que se encontró mejor pudo agradecerle de manera apropiada lo buena, piadosa y comprensiva que era con él, así como celebrar que hacía poco habían cumplido un año como marido y mujer.

—¿Está seguro de que es buena idea, señor? — Shizune preguntó enormemente preocupada al entregarle el canasto de comida.

—Bastante, descuiden, no lloverá y el clima en ese lugar al que vamos no es diferente al de aquí — respondió tomando las cosas que les pidió a ambas mujeres preparar para ese día y se dispuso a marcharse, pues Sakura estaba esperándolo afuera con impaciencia. Aunque, antes de desaparecer de la cocina, recordó que tenía algo pendiente que decir —. Tsunade, más tarde creo que es apropiado que tengamos una charla.

La susodicha no respondió más que con un asentimiento, permitiendo así que su señor se marchara complacido.

En cuanto salió de la casa al encuentro de su esposa, quien estaba de pie junto a su caballo, acariciándolo, no perdió el tiempo y la subió a él, entregándole el canasto y luego posicionándose a sus espaldas.

—¿A dónde iremos? — la joven cedió a su curiosidad cuando salieron del muro, a pesar de que su esposo le pidió que no hiciera preguntas sobre su destino.

—No seas impaciente — él le pidió volviendo a subir al caballo una vez que cerró la puerta.

En sus muchos viajes para visitarla, a un par de kilómetros de su propiedad, se había encontrado con un cristalino lago rodeado de frondosos sauces con largas hojas caídas cual cabellos. Un lugar que desde la primera vez que lo vio se imaginó cómo sería disfrutarlo en compañía de Sakura, quien seguro quedaría encantada por su idílica perfección en cuanto lo viera

Lo que pudo comprobar cuando al llegar ella exclamó asombrada y le agradeció repetidamente el haber elegido ese lugar para llevarla, poniéndose a la obra de preparar el picnic en cuanto él la bajó del caballo.

Comieron y conversaron amenamente, disfrutando de la suave brisa del viento rompiendo el calor en el ambiente, así como del relajante sonido del agua corriendo por el lago. Posteriormente, decidieron recostarse uno al lado del otro para contemplar el suave baile de las ramas del árbol sobre sus cabezas, a través de las cuales era visible una porción del cielo y pequeños rayos de sol luchaban por pasar entre ellas.

—He tenido muchos sueños acerca de cómo es el otro lado... — la joven interrumpió el silencio en el que se habían mantenido durante un largo lapso, atrayendo la atención del Uchiha —. A veces es solo un cuarto vacío del que no puedo salir, un sendero que no tiene fin o un espacio oscuro iluminado por una pequeña luz que me guía... Pero, desde que te conozco, he estado soñando que me convierto en algo así como una sombra para ti.

—¿Una sombra?

—O algo que puede acompañarte a donde vayas y verificar que estés bien... Solo que no puedo interferir en el mundo de los vivos y eso me desespera porque no puedo cuidarte o protegerte.

Había autentica aflicción en su voz y su rostro mientras le contaba aquello, por lo que Sasuke se acercó más hacia ella y con suavidad posicionó su cabeza sobre su pecho mientras la abrazaba por la espalda y le acariciaba el cabello.

—Tu ya cuidas mucho de mí, cuando estamos juntos no haces otra cosa más que eso — él le recordó hablándole con cariño, al tiempo que, sin ser consciente de ello, los latidos de su corazón la calmaban —. Por eso en mi idea del más allá perfecto... No tengo que separarme de ti nunca y pasó toda la eternidad justo así cómo estamos ahora.

—Eso suena mucho más bonito.

—Puede que para ti el mundo de afuera sea una interesante ilusión sin explorar, pero debes saber que cualquiera que entre a tu mundo te dirá que vives en el paraíso.

—¿En serio? — ella se giró en su pecho, esta vez posicionado todo su cuerpo encima de él para verlo a los ojos.

—Tu hogar es cautivador, cálido y sanador y es porque está hecho a tu semejanza... Afuera las cosas no son así — él le acarició el cabello tirando un mechón rosado tras su oreja —. De donde yo vengo, no hay nada igual de bello, inteligente o con un corazón tan puro como tú.

—Debe haberlo, solo que no lo conocemos.

—Te lo aseguro Sakura, en el mundo no existe algo que se te pueda comparar en esas cuestiones.

Encantada por las palabras tan significativas de su esposo, la doncella esbozó una preciosa sonrisa para transmitirle todo el amor y agradecimiento que sentía por la forma en que él la veía, a pesar de sus obvios defectos.

Estaba lista para recostarse nuevamente y dormir arrullada por los latidos de su corazón cuando fue detenida por las manos de su marido deteniéndole el rostro.

Con lentitud y un propósito que no podía dejar perder la oportunidad de cumplir, Sasuke se incorporó, al tiempo que sostenía por la espalda a su esposa para que hiciera lo mismo y una vez que estuvieron sentados, le acarició las mejillas con los pulgares, contemplándola con la mirada más intensa que alguna vez le hubiera dedicado.

Sakura se quedó quieta como una simple observadora que trataba de no emocionarse demasiado por lo que estaba por suceder, fallando en el momento en que su esposo acercó su rostro al suyo y le dio un pequeño beso en los labios.

El primer beso que le habían dado en su vida.

Justo como imaginó que sería: en un romántico lugar fuera de los muros, después de una tarde perfecta y, sobre todo, con el hombre que amaba.


Más tarde por la noche, Sasuke cumplió su palabra de hablar con Tsunade, eligiendo hacerlo a solas y mientras su esposa estaba dormida, esto con el propósito de que ella fuera totalmente sincera a la hora de responder sus preguntas.

—Ya no estoy molesto por la carta que me enviaste... Lo estaba, pero ya he tenido tiempo para calmarme y entender porque escribiste todo eso — ambos estaban sentados con la mirada fija en el fuego de la chimenea, sin verse a la cara mientras conversaban —. Sé que hemos tenido nuestras diferencias y que me he equivocado varias veces con Sakura, pero quiero que sepas que estoy haciendo lo mejor que puedo y...

—No debería estarlo haciendo — la mujer lo interrumpió con frialdad y aunque su señor no había terminado de hablar le dio la palabra a ella para que se expresara —. Lo cierto, señor Uchiha, es que lo que mi señora Sakura necesitaba de usted no era que se convirtiera en una figura de adoración, ni que comenzara a verla a ella como un objeto de afecto.

—¿Y qué es lo que debí haber hecho según usted? — con ese cuestionamiento, la Senju giró el rostro para ver a su acompañante con determinación.

—Ser agradecido, no más — Sasuke estaba por manifestar su descontento con esa única tarea, pero de inmediato fue detenido —. Voy a hablarle de mi señora para que entienda cuál fue su error ¿Eso le gustaría?

—Adelante...

—Conocí a Sakura cuando era una niña. No tenía padres, pues estos habían muerto cuando tenía dos años, pero sí tenía una costilla rota, una fiebre ardiente y un trio de hermanos que estaban tan angustiados por ella que lo primero que pensé fue que había aceptado un trabajo que me duraría menos de un día — Tsunade hizo una pausa, regresando la mirada hacia el fuego, gesto que fue imitado por el pelinegro —. Pero haciendo la tarea para la que me habían contratado conseguí que no pereciera y una vez que se encontró bien, aquella criatura de 8 años me miró con auténtico agradecimiento y me preguntó si yo era su hada madrina.

Las palabras de la narradora estaban llenas de nostalgia y al mismo tiempo de dulzura mientras recordaba aquella ocasión, mientras que Sasuke trataba de imaginar una versión más joven de su esposa.

—No ha cambiado mucho con los años, siempre ha sido así de hermosa, encantadora e ingenua, pero desde que usted se casó con ella ha cambiado su forma de ver el mundo y eso es muy peligroso para alguien en sus circunstancias — inconscientemente el Uchiha frunció el ceño y comenzó a impacientarse por escuchar uno a uno la lista de errores que según Tsunade había cometido con Sakura —. Desde que era pequeña siempre tuvo muy claro su lugar... Sabía que moriría y que nadie podía hacer nada para salvarla. Por eso no se molestaba cuando sus hermanos mayores preferían irse cada que se enfermaba, no clamaba por atención aun cuando la requería y entendía que lo mejor para todos era que pasara sola por todo el proceso de marchitarse hasta que el día de su muerte llegara. — fue en ese momento que la normalmente firme voz de la mujer tembló en aflicción —. Nunca soñó con tener nada parecido al amor de alguien hasta que usted llegó a su vida... A llenar su corazón con falsas ilusiones románticas, meterle en la cabeza que las historias que ha leído en sus cuentos pueden volverse realidad y, sobre todo, comenzar a hacerle creer que tal vez pueda sobrevivir.

—Ni siquiera saben si realmente va a hacerlo, ella...

—Ella está mal señor, muy muy mal, solo que usted nunca está aquí para verlo y Shizune tiene la orden de dejar de mandarlo llamar cada que mi señora se enferma — Tsunade lo interrumpió, al tiempo que se levantaba de su asiento abruptamente y se plantaba frente a él —. Señor Uchiha, no dude ni por un momento que va a morir... Ella ya había elegido la resignación como el veneno de lento efecto que la encaminaría al más allá, pero, ahora que lo ha remplazado por anhelo, Sakura está sucumbiendo mucho más rápido y al final... Cuando el momento llegue, va irse de este mundo con el corazón roto por todo lo que no pudo experimentar en vida: una boda adecuada, una vida fuera de esta jaula, su propia familia y por sobre todas las cosas, no poder estar con usted.

—S-Sakura no... Yo no quise... — no podía hilar palabras, el conocimiento de que su esposa estaba así de mal y era en parte su culpa le estaba siendo difícil de creer —. No fue mi intención...

—Lo cierto es que todos le hemos fallado señor. Ni usted ni yo debíamos encariñarnos con ella y seremos castigados por ello — viendo cuan afectado lo había dejado su discurso, la mujer bajó la intensidad en su voz y regresó a su asiento —. Shizune y yo tenemos órdenes, estipuladas en nuestro contrato como empleadas, de no estar aquí en el momento en que Sakura muera... Por eso ella le pidió a usted que la acompañara en ese fatídico momento, ya que no creía que podría quererla ni que ella llegaría a adorarlo tanto... Se suponía que quien la viera morir debía ser alguien que no fuera a sufrir por su partida.

—¿No vas a estar aquí cuando...? — no terminó su pregunta y como respuesta ella negó con la cabeza, aunque su rostro estaba conflictuado.

—Todavía no lo sé, antes de que usted llegara a su vida tenía la certeza de que obedecería, pero... Ahora siento que, si no estoy aquí, no podre consolarla en caso de que comience a martirizarse por la vida que ha tenido.

—Entiendo eso, pero... Debes saber que estoy yendo en serio con ella y que quiero hacerla feliz el poco o mucho tiempo que nos quede juntos — a pesar del conocimiento de que su esposa estaba muriendo poco a poco, se mantuvo firme en su propósito que continuar demostrándole su cariño.

—Hasta hoy, todos aquí creíamos que había jugado con los sentimientos de mi señora, así que... Si quiere demostrar que sus intenciones con ella son puras — nuevamente la mujer lo miro a la cara con seguridad, aunque en sus ojos color miel había algo semejante a suplica —. Entonces dele todo de usted y comprométase a que no será para ella algo más que motivo de felicidad.

—Ese es mi deseo Tsunade y ahora, gracias a ti, sé que tengo que esforzarme mucho más si quiero convertir su vida en un recorrido memorable que la enorgullezca de haber vivido — Sasuke se levantó de su asiento, esta vez siendo él quien se paró frente a la cuidadora y la miró con convicción —. Aunque te advierto que nunca voy a aceptar la idea de perderla.

...

NOTAS FINALES:

En esta vida, cuando se trata de defender a mis amigas de los rufianes yo soy Tsunade, así que le plasme un poco de mi personalidad en ese aspecto sobreprotector suyo jeje.

Ya cada vez más cerca el final amistades, definitivamente esto ni con todo el esfuerzo del mundo lo hubiera podido reducir a un one-shot, pero estoy muy feliz de estarlo organizando así, siento que así es más fácil de leer.

En fin, déjenme saber que les pareció, si la historia está siendo de su interés y que expectativas tienen para el final. Como siempre les agradezco muchísimo a todxs los que están leyendo y comentando.

Ya no tengo nada más que decir así que, nos vemos pronto con una nueva actualización. Bye!