Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Se sabrá quien fue el que drogo a Ryou bb.


Chapoteo.

Sudor.

Semen y amor.

El olor de las tres últimas cosas se marcaba con creces.

Aomine Daiki estaba perdido en las olas del placer y la lujuria.

El que pensaba que nunca iba a tener una oportunidad para estar de esa manera con Sakurai Ryou y ahí estaba... a pocos minutos de tener el mejor sexo que haya tenido en su jodida existencia.

-La-lamento que tu primera vez no sea en un lugar mejor que este- expresó el moreno devorando los pezones rosas del castaño mientras metía su mano dentro del bóxer del bajito, acaricio su pene notando lo mojado y duro que estaba el pequeño miembro. Ryou gimió en cuanto el moreno empezó a masturbar su miembro.

-N-no importa Daiki-san- jadeo el castaño mientras su cuerpo era acostado en la fría banca de los vestidores por el moreno quien no dejaba de apretar deliciosamente su pene, sus mejillas sonrosadas eran un plus para Aomine -mientras pierda mi virginidad con la persona que quiero, todo me resulta prefecto- agrego mientras sus labios eran tomados por los labios hambrientos del moreno.

-Te quiero, Ryou- gruño Daiki acostando al castaño en su totalidad en aquella incómoda banca. Termino por desnudarse y bajo con tortura el apretado bóxer del bonito castaño quien a pesar de estar sonrojado en sus ojos se podía notar la lujuria y pasión que desbordaba su cuerpo entero -aguanta un poco. Tengo que dilatarte bien- explico Aomine subiéndose encima del castaño haciendo una deliciosa fricción entre su pene y el pene aun sin ser librado del magnífico orgasmo del castaño. Trago duro, Ryou era hermoso.

-Daiki-san- gimió Sakurai atrayendo el cuerpo del moreno al suyo. Se abrazó del cuello del más alto y después inicio un nuevo beso. Un beso que el mismo Aomine se encargó de intensificar al profanar aquella pequeña boca con su habilidosa lengua. El castaño apenas y pudo seguir su ritmo pues separó sus labios de los contrarios para soltar un quejido de dolor al detectar un invasor en su cavidad anal.

Daiki empezaba a dilatarle.

-Aquí esta tan estrecho- gruñó con hambre Daiki mientras el castaño bajo su cuerpo besaba su cuello como si de un gatito buscando mimos se tratara -no pudo creer que vaya a hacerme de tu virginidad, aprietas mis dedos, Ryou. Juro que nunca voy a soltarte y dejar que otro hombre pruebe las mieles de tu amor sin haber peleado primero- juro por su existencia el peli azul. Ese chico era suyo lo que le restaba de existencia.

-Yo solo quiero a Daiki-san- respondió el castaño besando las mejillas del moreno mientras este terminaba de dilatar su pequeña entrada -estoy listo Daiki-san, no me haga esperar más- aseguró el castaño abriendo un poco más sus piernas para deleite del moreno quien gruño excitado -quiero los hijos de Daiki-san en mi vientre-

Oh, fuck.

Ese fue el detonante para mandar al diablo su razonamiento.

El moreno atrajo la cintura del castaño a su cuerpo y después puso la punta de su pene en la entrada al paraíso de Ryou quien estaba ansioso al igual que el -no me culpes si después te duele la cadera, Ryou- se estaba contenido.

El castaño ronroneo para placer del moreno -eso es lo que más quiero, Daiki-san- al diablo, pensó el moreno adentrándose de un solo golpe en el interior del lindo castaño sacando de Ryou un jadeo de lo más profundo de su ser -e-es muy grande- exclamo el bajito abrazando de nueva cuenta el cuello de Aomine quien esperaba a que se acostumbrara a la intromisión.

Daiki soltó una risita egocéntrica -acostúmbrate, es el que a partir de este día vas a tener dentro tuyo lo que me reste de existencia- movió las caderas mientras entraba y salía dentro del pequeño castaño quien arañaba su espalda y gemía en su oído -si sigues apretando así harás que me corra- gruño en el oído del castaño que besaba su cuello y mandíbula.

-Hazlo, Daiki-san- el movimiento de cadera de ambos estaba volviendo loco a Aomine -hazlo más fuerte, puedo aguantarlo- Aomine gruño mientras intensificaba sus embestidas y sujetaba con firmeza las caderas del castaño quien ya se había liberado un poco pero quería más.

Los dos querían más.

-Ryou- le llamó Aomine quitando los mechones mojados de su lindo rostro -voy a venirme ahora-

-Lo sé- afirmo el castaño -igual yo, Daiki-san quiero a sus bebés aquí- señalando su estómago.

Daiki sonrió mientras se corría dentro del castaño quien se corrió entre sus vientres, beso su frente y después sus mejillas mientras el castaño acariciaba sus cabellos azules con paciencia -aun eres muy joven para tener a mis hijos-

-Bueno- murmuro el castaño -si estoy contigo ese me importa menos- beso al moreno en los labios ignorando el ruido ajeno a sus respiraciones.

Incluso ignorando el ruido de una caja de bombones abierta la cual caía del casillero del castaño. Bombones que traía de ingrediente especial un potente afrodisíaco.

¿Quién sería capaz de regalar algo así de fuerte a alguien tan lindo e inocente como el castaño favorito de Toó?

La respuesta era sencilla: ¿Quién ajeno a Aomine Daiki estaba interesado en Ryou?

Fácil.

Wakamatsu Kosuke.

¿Quién más?

Lástima que para el rubio sus planes resultaron todo lo contrario a lo esperado.