N/A: Recordar que hay fragmentos del libro de SM, únicamente con la intención de encajar este fic dentro de la historia original para darle la mayor credibilidad posible que ha sido la intención desde el principio.
Gracias amiga mariapotter por leer esto incluso sin ser de este ship ^^
RbBlack: En serio también estás en esto? jajaja gracias! Cuanto me alegro de no ser la única!
Espero que os siga gustando
Cuando despertó a la mañana siguiente Jacob ya no estaba allí aunque encontró un papel en la almohada. Sonrió al ver su letra, recordando el tiempo en el que se mandaron notas a través de Charlie cuando todo cambió.
Embry está vigilando. Voy a casa a ducharme y ver cómo están las cosas por ahí, volveré pronto.
¿Sabes que roncas?
Jake
Bella no pudo evitar reír y sacudir la cabeza pensando en lo idiota que era.
— Y no ronco —murmuró levantándose
— Más que roncar es una respiración profunda
Ella respingó y se llevó la mano al pecho.
—¡Edward! —le miró frunciendo el ceño — me asustaste
—Disculpa — replicó con su tono suave y modulado antes de asomarse discretamente por la ventana con una sonrisa — Embry Call está ahí abajo y no parece contento de saber que estoy aquí.
—Sí, Jacob le ha dejado el turno de vigilancia por lo que parece.
—Todo un alfa — aunque lo dijo con ironía no parecía molesto por ello —cuando vino a verme solo tenía a Seth.
—Será un buen líder —contestó Bella — por eso le siguen.
—Sí, creo que lo será —Volvió a sonreír para sí mismo y ella se dio cuenta de que estaba escuchando, probablemente a Embry — está dando la voz de alarma, Leah está menos contenta aún por mi presencia. Es curioso —agregó mirándola fijamente — le caes bien.
—Sí —Bella soltó un extraño jadeo — ¿No es raro? Creía que me odiaba.
—También lo pensaste de Rosalie en su día
—A Rosalie no le caía nada bien.
Edward rió.
—Ya sabes por qué, es complicado para ella.
—Sí. Quizás ahora podría llevarme mejor con ella —susurró
—Ahora que seguirás siendo humana, quieres decir.
—Edward yo…
—Bella, siempre quise eso para ti, no necesitas explicar nada.
—Alice…
—Alice no puede verte, de ninguna forma. Eso la tiene… agustiada —rió con pesar — no ver tu futuro es… dificil de digerir para nosotros porque solo puede significar dos cosas
—Que no tenga futuro —añadió ella con brutalidad— o que en mi futuro este él.
Edward parecía tallado en piedra y la miraba desde la ventana, como una hermosa estatua de mármol, inmóvil y magnífico.
— Edward… —Bella se mordió el labio, pensativa — Jacob estará en mi futuro. Puede que no sepa exactamente… —suspiró — simplemente no puede no estar, no hay opción. No hay Bella sin Jacob.
—Ahora lo sé —Frunció el ceño haciendo que su perfecto rostro se arrugara aunque no pareció menos perfecto — por eso he venido. Todos han regresado y tenemos… información.
—¿Sobre los Vulturis?
—No, sobre la imprimación.
Ella le miró repentinamente alerta y, contra todo pronóstico Edward alzó las cejas y sonrió con cariño.
—No puedo leer tu mente y es… frustrante. Pero después de todo este tiempo puedo leer tu rostro —sacudió la cabeza — en realidad da igual porque tu decisión no va a depender de la información que hayamos conseguido ¿Verdad?
Ella alzó la cabeza y pensó un instante su respuesta, después sonrió abiertamente porque sabía que Edward no estaba emitiendo juicios ni juzgándola.
—No —dejó escapar el aire como si esa declaración le hubiera quitado un gran peso de encima — en realidad no.
—Eso está bien.
—Sí —rió con alivio —está más que bien. Saber que mi decisión será solo mía es… bueno, guau — volvió a reír.
—Bella, lo cierto es que no tienes nada que elegir —ella arrugó la frente sin comprender — ya lo has hecho amor, pero, como siempre, eres la última en darte cuenta —miró de nuevo por la ventana — Jacob está aquí —ladeó la cabeza, escuchando — no va a subir —sonrió — ha cambiado mucho en poco tiempo, es… interesante.
—¿Por qué lo dices?
—Porque hace unos meses habría subido hecho una furia o, al menos, estaría allí abajo con cientos de pensamientos sangrientos sobre como desmembrarme lentamente solo por estar aquí contigo a solas.
—¿Y ahora no lo piensa?
—No —rió — no le gusta nada que esté diciendo esto —se encogió de hombros en un gesto muy humano — simplemente ha madurado, creo.
Bella sabía que había más que no decía, como si Jacob estuviera allí abajo advirtiéndole de que cerrara la boca. Lo dejó pasar.
—¿Sería buena idea si fuéramos a tu casa para hablar de lo que habéis descubierto?
—Tenemos… invitados. Iré a hablar con Jacob, no todos los vampiros que hay en casa son como nosotros.
—¿Son peligrosos?
—Se han comprometido a comportarse mientras están aquí.
—Me ducharé y estaré lista en media hora.
Edward desapareció antes de que terminara de hablar.
—Adiós —respondió a la nada ella.
Cuando terminó de vestirse sonó el timbre y al abrir se encontró a Jacob en la puerta. Sonrió al verla pero su sonrisa no le llegó a los ojos y parecía algo tenso.
Bella supuso que ver a Edward en la misma habitación en la que ellos habían pasado la noche no fue demasiado agradable. Claro que tampoco lo habría sido para Edward el saber que Jacob había dormido allí.
Su vida era un lío emocional digno de un culebrón.
—¿Has hablado con Edward? —decidió que la naturalidad sería lo mejor.
—Sí —seguía tenso aunque entró en la casa y se sentó en una de las sillas de la cocina.
Bella se mordió el labio para suprimir una sonrisa al verle allí.
—¿Quieres desayunar? —preguntó mirándole de reojo sabiendo de antemano la respuesta
— Podría comer algo
Ella se soltó el labio y sonrió abiertamente mirando a través del cristal. Embry seguía allí.
—¿Cuántos crees que aparecerán por la puerta cuando empiece a cocinar? —preguntó por encima del hombro.
Jacob rió perdiendo parte de la tensión
—Solo Embry. Leah y Seth están con Sue y Quil ha ido a visitar a Claire a primera hora de la mañana.
El ambiente se volvió más familiar mientras los olores de los crepes y las salchichas llenaban la cocina.
—Vas a tener que acompañarme a hacer la compra pronto — dijo Bella rompiendo el silencio —si tengo que alimentar a una manada de lobos sin que mi padre lo sepa, más vale que rellenemos la despensa.
Jake la miró con una expresión extraña en sus ojos oscuros y asintió con los labios estirados en una mueca que Bella solo pudo describir como feliz.
Y es que estaba feliz.
Oírla hablar de algo tan cotidiano y hogareño como ir a hacer la compra juntos para alimentar a la manada fue casi mejor que escucharla decir que le quería.
Unos meses atrás había estado tratando de asumir lo que supondría perderla, tratando de hacerse a la idea de que su compañera no solo no le había elegido si no que además había elegido una eternidad sin él, una eternidad que, en última instancia, podría tener consecuencias terribles para Jake.
Apenas una semana antes por fin había asumido la pérdida y simplemente había decidido ser todo lo que ella necesitara durante el tiempo que se le permitiera mandando al infierno sus propios miedos y necesidades.
Y ahora ella estaba ahí, haciéndole el desayuno después de haber dormido a su lado toda la noche y haberle besado como si no quisiera hacer otra cosa que comerse su boca por toda la eternidad… Era tan… tan bueno, joder, que pensaba que despertaría en cualquier momento para encontrarse de vuelta sumido en la más absoluta miseria.
—Podemos ir esta tarde si quieres. Después de hablar con los Cullen.
—¿Vamos a su casa?
Él arrugó la nariz como si la sola idea de olerles le molestara, pero asintió.
—Supongo que quieres venir
—Supones bien
Jacob sonrió.
—La manada de Sam también estará ahí.
—¿Todo bien con ellos?
Se encogió de hombros
—Todo lo bien que cabe esperar. Jared piensa que todo esto es muy raro y Paul… bueno, es Paul ya sabes. Los más jóvenes simplemente están ahí —rió sin humor —los ancianos temen que con más vampiros en la zona el gen se active en niños más pequeños.
—Oh no —Bella le miró con horror.
—Espero que no, por ahora están solamente pendientes de todos, además si se mantienen ahí sin cazar… —suspiró —espero que no sean demasiados.
—¿Y cuándo lleguen los Vulturis?
— Cuando lleguen será rápido —dijo sombrío —tanto si ganamos como si no.
Se quedaron en silencio hasta que Embry entró por la puerta siguiendo el olor del desayuno.
—¿Se puede?
—¿Puedo impedírtelo? —preguntó Bella riendo.
—No quieras interponerte entre un lobo hambriento y unas salchichas.
Los tres rieron con sus payasadas y desayunaron mientras hablaban de tonterías, intentando dejar los asuntos más serios a un lado.
—Leah, Seth y Quil estarán en casa de los Cullen en veinte minutos.
—Recogeré esto y estaré lista en diez —dijo Bella levantándose.
—Te ayudaré —Jacob llevó los platos al fregadero y comenzó a enjabonarlos.
—Ver a tu alfa fregando los platos no tiene precio —comentó Embry mientras iba hacia la puerta.
—Te he visto comiendo arena en el jardín de infancia Em —espetó Jacob arqueando una ceja.
Su amigo solamente se rió.
—Un buen amo de casa —dijo Bella riendo también — los iré secando.
Quince minutos después estaban en casa de los Cullen. La manada de Sam también estaba allí en forma de lobo.
Bella los contempló dándose cuenta de como había cambiado la colocación de todos ellos. Ahora Sam estaba al frente de su propia manada, con Paul a la izquierda, Jared a la derecha y los dos lobos más pequeños, Brady y Colin, tras ellos. Al otro lado, del claro, Jacob, en su forma humana, estaba con ella, al lado de Bella se encontraba la loba, y a su costado, ligeramente atrás pero muy cerca, estaba Seth. Al flanco derecho de Jake se sentaban Embry y Quil.
La manada de Sam era una jerarquía de poder, la de Jacob era un frente unido. No tenían una formación militar y, sin embargo, parecían mucho más unidos.
—Gracias por venir —Carlisle se dirigió a todos ellos de nuevo —veo que algunas cosas han cambiado durante nuestra ausencia —añadió mirando a Jacob.
—Nunca nada es aburrido por aquí —respondió éste con media sonrisa.
—Bella —Carlisle le sonrió y ella le devolvió la sonrisa mirando a todos los demás.
Jacob sabía que quería ir a saludarles pero también sabía que con la manada de Sam ahí no sería el mejor momento. No obstante la miró para decirle, sin palabras, que no le impediría ir a su encuentro.
Ella simplemente le dio un apretón en la mano y se quedó a su lado. En la distancia, Edward sonrió sacudiendo la cabeza.
—Lo más importante que tenemos que comunicaros es que Alice ha visto que la decisión ya ha sido tomada. Los Vulturis vendrán —El silencio cayó sobre todos los allí reunidos
—Mi familia y yo hemos traído con nosotros a algunos amigos que nos ayudarán.
Tras los Cullen había más vampiros desconocidos. Bella conocía a algunos, como a Eleazar, Carmen, Tanya y Kate, al resto jamás los había visto.
—Demasiados ojos rojos por aquí —murmuró Jacob a su lado.
—Se han comprometido a no cazar… —dijo Bella en el mismo tono de voz.
—Pero cazan —replicó él.
—El aquelarre de Denali — estaba diciendo Carlisle —es parte de nuestra familia. Se sienten en parte culpables por la reacción de su hermana Irina.
Bella vio como los labios de Tanya murmuraban un "lo siento" en su dirección.
—Eleazar fue miembro de la guardia de los Vulturis al igual que yo y nuestro conocimiento de ello será de gran utilidad, también es capaz de detectar los dones de otros vampiros, por lo que era tan necesario en Volterra. Además Kate tiene un don bastante interesante —sonrió — la corriente eléctrica que puede generar con su piel es una habilidad poderosa en ataque.
La rubia movió los dedos con una sonrisa
—Eso tengo que verlo — dijo un vampiro larguirucho con media melena y ojos rojos.
—Cuando quieras —respondió ella con una perfecta ceja arqueada.
—Él es Garret — Carlisle le miró sacudiendo la cabeza — no te aconsejo que hagas la prueba, amigo mío —Benjamin y Tía han llegado desde Egipto. Benjamin es increiblemente poderoso, nunca había visto un don como el suyo antes. Puede manipular los elementos a su antojo
—Es bastante impresionante — intervino Jasper
— Sioghan, Liam y Maggie han venido desde Irlanda, Peter, Charlotte, Mary y Randall son amigos de Jasper y también han decidido unirse a nosotros. Zafrina, Senna y Karichi del Amazonas. Zafrina es capaz de usar sus habilidades para crear ilusiones. Zafrina, por favor, si eres tan amable.
La hermosa mujer les miró a todos y las exclamaciones empezaron a escucharse así como los gruñidos de algunos de los lobos.
Bella les miró a todos sin comprender.
—¿Qué es? ¿Qué pasa?
—Interesante —murmuró Eleazar — no sabía que la humana era un escudo
—Perdóname —dijo Edward con voz aturdida acercándose a Eleazar y cogiéndolo por el hombro cuando se giraba— ¿Cómo la has llamado?
Eleazar miró a Edward con curiosidad
— Escudo. Me está bloqueando justo ahora, así que no puedo estar seguro. Además no es un vampiro pero el don está ahí, latente.
Bella miró a Eleazar confundida.
— ¿Escudo? —preguntó en voz baja a Jacob —¿Qué quiere decir con que estoy bloqueándole?
—¿Un escudo? —repitió Edward, desconcertado.
—¡Venga ya, Edward! Si yo no puedo leer en ella, dudo que tú seas capaz. ¿Estás escuchando sus pensamientos ahora? —le preguntó Eleazar.
—No —murmuró Edward—, pero jamás he podido hacerlo.
—¿Nunca? —Eleazar pestañeó—. Qué interesante. Eso indicaría un talento latente bastante poderoso. No puedo encontrar ningún camino por el que abrirme acceso a través de su escudo para ver de qué va la cosa —la mirada que le dirigió a Edward era casi exasperada—. Y por lo que parece no es consciente en absoluto de lo que está haciendo. Para nada. Qué ironía. Aro me envió por todo el mundo a la búsqueda de este tipo de anomalías y tú simplemente te la tropiezas por accidente y ni siquiera te das cuenta de lo que es.
Eleazar sacudió la cabeza con incredulidad.
—¿De qué estás hablando? — dijo Bella finalmente en voz alta, harta de que la ignorasen como si no estuviera ahí ¿Cómo puedo yo ser un escudo? ¿Qué quiere decir eso? —toda la imagen que podía conjurar en su cerebro era la de una ridícula armadura medieval.
Eleazar inclinó la cabeza a un lado mientras la examinaba.
—Supongo que éramos demasiado formales en la guardia sobre este tema. La verdad es que categorizar un talento es un asunto subjetivo y azaroso. Cada don es único y nunca se repite la misma cosa dos veces; pero tú, Bella, eres bien fácil de clasificar. Hay aptitudes que son nada más que defensivas, protegen algunos aspectos del portador, y a ésos siempre les hemos llamado escudos. ¿Nunca has comprobado tus habilidades? ¿No has bloqueado a nadie más además de a mí y a tu compañero?
— La verdad no sé de qué me hablas. Mi cabeza es una especie de... zona privada, aunque no ha impedido que Jasper sea capaz de modificar mi estado de ánimo y Alice lea mi futuro.
—Así que es una defensa puramente mental —Eleazar asintió para sí mismo—. Limitada, pero fuerte.
—Aro no podía escucharla —intervino Edward.
Eleazar puso unos ojos redondos como platos.
—Y Jane intentó hacerme daño pero tampoco lo logró —acotó Bella—. Edward me dijo que está seguro de que Demetri no es capaz de encontrarme y que tampoco Alec podría usar sus poderes conmigo. Supongo que eso es bueno.
Eleazar estaba todavía boquiabierto y volvió a asentir.
—Mucho.
—¡Un escudo! —exclamó Edward con una profunda satisfacción—. Nunca lo había contemplado desde ese punto de vista. La única persona que conocí con ese don era Renata, y lo que ella hacía era bastante diferente.
Eleazar se recobró un poco.
—Sí, no todos los talentos se manifiestan siempre de la misma manera, porque tampoco nadie piensa justo del mismo modo.
—¿Quién es Renata? ¿Qué es lo que hace ella? —preguntó Bella sintiendo como Jacob se envaraba también a su lado.
—Renata es la guardaespaldas personal de Aro —me contó Eleazar—. Tiene un escudo la mar de práctico y muy fuerte además.
—Me pregunto... —musitó Eleazar—. Verás, Renata es un poderoso escudo frente a un ataque físico. Si alguien se acerca a ella (o a Aro, siempre está a su lado cuando hay una situación hostil), se encuentra... desviado. Hay una fuerza a su alrededor que repele, aunque resulta casi imperceptible. Simplemente te encuentras yendo en una dirección que no habías planeado, con la memoria confusa, sin conseguir recordar por qué te habías planteado ir en la otra dirección en primer lugar. Puede proyectar ese escudo a varios metros de donde se sitúa. También protege a Cayo y Marco cuando les es necesario, pero Aro es su prioridad. Lo que hace no es en realidad físico. Como la mayoría de los dones que poseemos, surge de la mente. Si ella intentara rechazarte, me pregunto quién ganaría —sacudió la cabeza—. Nunca había oído que los dones de Alec o Jane hubieran sido burlados.
—Si fuera un vampiro seguramente sería capaz de proyectarlo —dijo Kate con gran interés.
—¿Proyectarlo? —preguntó Bella que sentía la tensión emanar del cuerpo de Jake.
—Empujarlo al exterior, fuera de ti — explicó Kate—. Proteger a alguien además de a ti misma.
—Eso sería algo asombroso — dijo Emmet
—Oh, no —repuso Kate—. Los cielos saben que yo llevo trabajando en esto desde hace siglos y lo máximo que he logrado tener la corriente sobre mi piel. Pero no lo uso en plan sádico —aseguró mirando a Garret—. Es sólo algo que viene muy bien cuando has de luchar. ¿Quieres probar si te afecta mi corriente? — preguntó mirando a Bella.
Jacob gruñó.
—Eso no es necesario Kate —intervino Edward.
—No… —Bella dio un paso adelante — quiero saberlo.
—Bella… —Jacob pronunció su nombre pero no se movió, haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener el control sobre sí mismo.
—No es una buena idea —dijo Edward.
—Quiero hacerlo —la voz de Bella era firme.
En un movimiento rápido que apenas duró una milésima de segundo Kate estaba al lado de Bella tocándola, ignorando los gruñidos de los lobos de alrededor.
—Tu escudo está actuando, seguro —dijo Kate—. Esto podría haberte dolido mucho ¿No sientes nada en estos momentos?
—No, no siento nada. ¿Estabas haciendo lo de tu corriente eléctrica?
—Sí. Mmm. Nunca he encontrado a nadie que no la percibiera, fuera inmortal o cualquier otra cosa.
—¿Dijiste que la proyectabas? ¿Sobre tu piel?
Kate asintió.
—Antes sólo me ocurría en las palmas de las manos. Algo parecido a lo de
Aro.
—Pero después de un montón de práctica, puedo irradiar la corriente por todo
mi cuerpo.
Kate volvió con sus hermanas y de pronto la voz de Edward se escuchó como si estuviera manteniendo una conversación con alguien que solamente él escuchaba.
—¿Puedes pensar en al menos una excepción? —preguntó Edward.
—No quiero pensar en ellos de esa forma —dijo Eleazar entre dientes —. Si tuvieras razón…
Edward no le permitió seguir hablando.
—El pensamiento era tuyo, no mío.
—Si yo tuviera razón... ni siquiera puedo comprender lo que eso significaría. Cambiaría de arriba abajo el mundo que hemos creado. Cambiaría incluso el sentido de mi vida, de aquello a lo que he pertenecido.
—Tus intenciones siempre fueron buenas, Eleazar.
—¿Y qué importaría eso? ¿Qué es lo que he hecho? Cuántas vidas…
Tanya puso la mano sobre el hombro de Eleazar en un gesto de consuelo.
—¿Qué es lo que nos hemos perdido, amigo mío? Quiero saberlo para poder argüir en contra de esos pensamientos. Tú nunca has hecho nada que merezca que te castigues así a ti mismo.
—¿Ah, no lo he hecho? —masculló Eleazar.
Entonces, se sacudió la mano con un encogimiento de hombros y comenzó a caminar de nuevo, más rápido aún que antes. Tanya le observó durante medio segundo y después se concentró en Edward.
—Explícate.
Edward asintió, con sus ojos tensos siguiendo a Eleazar mientras andaba.
—Él estaba intentando comprender por qué venían tantos de los Vulturis únicamente por los lobos. Ésa no es la manera en la que suelen hacer las cosas. Entonces ha recordado que nosotros estamos aquí y que somos el aquelarre más maduro y grande con el que han tratado. En el pasado otros aquelarres se han unido para protegerse y nunca han sido un gran reto, a pesar del número que llegaran a sumar. Pero nosotros estamos más íntimamente ligados y ése es un factor a tener en cuenta, aunque no el principal. Eleazar estaba recordando otras veces en las que algunos aquelarres han sido castigados, por una cosa u otra, y se le ha ocurrido que hay un modelo. Un modelo que el resto de la guardia no habría notado nunca, ya que Eleazar era el encargado de pasar la información confidencial a Aro, en privado. Un modelo que sólo se repite cada siglo más o menos.
—¿Y cuál es ese modelo? —preguntó Carmen, observando a Eleazar igual que Edward.
—Aro no suele asistir a las expediciones de castigo —explicó Edward—, pero en el pasado, cuando Aro quería algo en particular, no tardaba mucho en encontrarse evidencias de que tal o cual aquelarre había cometido un crimen imperdonable. Los antiguos decidían en ese caso acompañar a la guardia para observar cómo se impartía justicia. Y entonces, cuando el aquelarre estaba definitivamente destruido, Aro garantizaba el perdón a aquel miembro cuyos
pensamientos, según declaraba él, mostraban un arrepentimiento especial. Ese vampiro siempre era el que tenía el don que Aro había admirado. Y a esa persona siempre se le daba un lugar en la guardia. El vampiro se integraba con rapidez, siempre se sentía agradecido por el honor concedido. Nunca hubo excepciones.
—Debía de ser algo embriagador resultar escogido —sugirió Kate.
—¡Ja! —bramó Eleazar, todavía en movimiento.
—Hay una vampira en la guardia —explicó Edward, para que comprendieran la reacción de enfado del vampiro—, cuyo nombre es Chelsea, y tiene influencia sobre los lazos emocionales entre las personas, tanto para consolidarlos como para soltarlos. Es capaz de hacer que alguien se sienta vinculado a los Vulturis, que quiera pertenecer a ellos, y complacerlos…
Eleazar interrumpió de forma abrupta.
—Todos nosotros entendíamos el porqué de la importancia de Chelsea. En una lucha, podía provocar que se disolvieran alianzas entre los aquelarres y de ese modo era más fácil vencerlos.
Si lográbamos distanciar emocionalmente a los miembros inocentes de un aquelarre de los culpables, podíamos impartir justicia sin una brutalidad innecesaria... así los culpables eran castigados y se salvaba a los inocentes. No quedaba otro remedio, porque no había forma de evitar la lucha contra el aquelarre en bloque. Así que Chelsea rompía los lazos que los mantenían unidos. A mí aquello me parecía un gran detalle por parte de Aro, una evidencia de su piedad. También sospechaba que mantenía nuestro bando más unido, pero eso también era bueno. Nos hacía más efectivos y nos ayudaba a coexistir con más facilidad. Esto aclaró muchos de mis viejos recuerdos. No había tenido sentido para mí antes el hecho de que los guardias obedecieran a sus señores con tanta alegría, casi con devoción de amantes.
—¿Es muy fuerte su don? —preguntó Tanya con un cierto deje afilado en la voz. Su mirada rozó con rapidez a todos los miembros de su familia.
Eleazar se encogió de hombros.
—Yo fui capaz de marcharme con Carmen —y entonces sacudió la cabeza—. Pero cualquier otra cosa más débil que el sentimiento que une a las parejas se encuentra en peligro. En un aquelarre normal, al menos. Porque también es cierto que las uniones de los demás son más laxas que las de nuestra familia. El abstenernos de sangre humana nos hace más civilizados y nos permite entablar auténticos lazos de amor. Dudo que pudiera disolver nuestra alianza, Tanya.
Ella asintió, como si se sintiera más segura, mientras el vampiro continuaba con su análisis.
—Lo único que se me ocurre, la razón por la que Aro ha decidido venir por sí mismo, y traer a tanta gente con él, es que su objetivo no sea el castigo sino la adquisición —comentó el vampiro—. Necesita estar aquí para controlar la situación, pero también necesita a toda la guardia para protegerse de un aquelarre tan grande y dotado. Por otro lado, eso dejaría al resto de los antiguos desprotegidos en Volterra, lo cual es demasiado arriesgado, ya que alguien podría intentar aprovechar la ventaja. Así que por eso vienen todos juntos. ¿De qué otro modo se aseguraría el apropiarse de los dones que quiere? Debe desearlos con verdadera ansia —musitó Eleazar.
La voz de Edward sonó tan baja como un suspiro.
—Según lo que vi en sus pensamientos la pasada primavera, no hay nada que Aro quiera más que a Alice.
Bella jadeó y miró a su amiga sufriendo por ella ¿Había visto eso Alice? ¿Había visualizado a Chelsea intentando separarla de su familia para ligarla a Aro, Cayo y Marco?
—El futuro está demasiado enturbiado por todo —dijo Alice con su voz dulce — las manadas, las variables… no puedo verlo con claridad, por desgracia hay varias posibilidades.
—Eso no es del todo malo —dijo Jasper agarrándola de la mano.
Ella le sonrió con ternura.
—No, si hay variaciones hay posibilidades.
—Nos prepararemos en base a esas posibilidades —añadió Carlisle.
Jacob miró a Sam quien, en su forma de lobo, asintió.
—Las manadas están preparadas. Entrenaremos juntos.
—Ya sabéis cómo, cuándo y dónde —dijo Jasper a Jacob.
—Me apunto a eso —Emmet se crujió los nudillos con una sonrisa.
Y así, empezaron los preparativos para la batalla.
