Cuando la manada de Sam se marchó y todos los vampiros, menos los Cullen volvieron a la casa, Bella se acercó a Alice y la abrazó con cariño.

— Podéis trotar por aquí y eso — dijo Jacob a los lobos con un ademán.

— Veo que estás cogiendo el truco a esto del liderazgo — murmuró Edward cerca de él.

— ¿Por qué no vas por ahí tu también a comerte a Bambi y me dejas tranquilo?

— No tengo hambre

Jacob puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos mirando como Bella abrazaba a todos los demás.

— Ella está segura aquí.

— Lo sé

Que sepa que no os la vais a comer de almuerzo vosotros no significa que no me incomode tanto chupasangre cerca de ella.

No la harán daño. Está bajo nuestra protección.

Y bajo la mía.

—También, por supuesto.

—¿Podrías salir de mi cabeza? Me pones de los nervios.

Y de pronto se produjo una cierta conmoción en el patio delantero. Carlisle, que se había movido con celeridad al escuchar el aullido de uno de los lobos, estaba hablando sobre un barboteo de voces sorprendidas.

—¿Que hacéis aquí? —preguntó con voz insegura, algo molesta.

Al momento Jacob estaba tras Bella junto con Edward.

— ¿Otro huésped inesperado? — preguntó en guardia.

Edward salió disparado hacia la casa y los demás le siguieron.

Bella y Jacob caminaron tras ellos a la velocidad de ella.

—Hemos decidido venir de visita —dijo una profunda voz y susurrante

Bella se estremeció.

—Habla como los Vulturi

Jacob le agarró de la mano al sentirla nerviosa

—¿Qué te apuestas a qué es tan viejo como Tutankamon? Es posible que estuviera allí el día que Noe llenó su arca.

Tal y como esperaba Bella sonrió.

Entonces volvieron a escuchar la voz de Carlisle

—¿Por qué? ¿Qué os trae por aquí?

—Las palabras vuelan —contestó una voz diferente, que sonaba como un murmullo, igual que la primera—. Hemos oído por ahí que los Vulturi se estaban organizando para ir a por vosotros. Hay rumores también de que no estaréis solos. Como es obvio, los rumores son ciertos. Ésta es una reunión de lo más impresionante.

—No estamos desafiando a los Vulturi —repuso Carlisle en tono tenso—. Ha habido algún malentendido, eso es todo. Y uno muy serio, a decir verdad, pero que confiamos en ser capaces de aclarar en su momento. Lo que estáis viendo son testigos, nada más, porque sólo necesitamos que los Vulturi nos escuchen. Nosotros no...

—No nos preocupa lo que digan que habéis hecho —le interrumpió la primera voz—. Y nos da igual si habéis hecho tratos con Hijos de la Luna o estado esperando un milenio y medio para que alguien desafiara a esa escoria de los Vulturi. Si hay alguna oportunidad de que caigan, queremos estar aquí para verlo.

—O incluso para ayudar a derrotarlos —apostilló el segundo. Hablaban en una sucesión continua, de modo que sus voces se enlazaban la una a la otra y al ser tan similares, un receptor menos sensitivo las habría percibido como una única voz—. Creemos que tienes una posibilidad de éxito.

Seth apareció cerca de Jacob y Bella y Leah , en su forma de lobo, le siguió enseñando los dientes

—Vaya, vaya, Carlisle, pero qué chicos más malos habéis sido, ¿eh? Un aquelarre unido a humanos… y lobos…

— Son nuestros amigos.

—Y nos da igual de todos modos —respondió el rubio—. Como ya os hemos dicho antes.

—Entonces sois bienvenidos como observadores, Vladimir, pero nuestro plan

no es para nada desafiar a los Vulturi, como también hemos dicho antes.

—En ese caso, simplemente cruzaremos los dedos —comenzó Stefan.

—Y esperaremos tener suerte —finalizó Vladimir antes de marcharse haciendo cabriolas por los árboles.

— Me dan grima — espetó Jacob

—Vladimir y Stefan ostentaban el poder hace quince siglos y lo ostentaron durante mucho, mucho tiempo. Hasta que los Vulturi se lo arrebataron.

— siguen dándome grima — volvió a decir Jake.

— Leah cree que son vomitivos —intervino Edward — y que huelen peor incluso que yo — sonrió como si lo encontrara divertido — Seth dice que es como ver a Dracula en persona.

—Corta el rollo Seth — Jacob empujó al lobo que le hociqueaba el pie para llamar su atención — vete por ahí a comer flores o algo.

El lobo lloriqueó y se alejó trotando.

— Oh si — habló de nuevo Edward — ya has cogido el truco del todo.

Él solo rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—¿Qué tal si nos vamos a hacer la compra Bells?

—¿Hacer la compra?

Emmet le miró con horror aunque Rosalie parecía extasiada con la idea de ellos en un supermercado.

— Que doméstico — dijo con ojos brillantes.

— Que coñazo — murmuró Emmet recibiendo un codazo de ella.

— Digamos que la manada de Jake ha pasado algo de tiempo en casa y sus estómagos son… —Bella hizo una mueca y apretó los labios — como un agujero negro.

— Yo puedo hacer las comidas mientras estén entrenando — dijo Esme que parecía muy contenta con la idea — A Rosalie y a mi nos gusta mucho cocinar — Se encogió de hombros mirando a Jacob.

— Comida es comida — sonrió a la matriarca del clan y, aunque fue una sonrisa incómoda, fue una sonrisa al fin y al cabo.

— Entonces yo también haré la compra — Rosalie dio una palmada y Emmet la observo con lo que no podía ser descrito con otra cosa que pavor —¿Emmet?

El vampiro cerró los ojos.

—¿Seguro que no prefieres ir con Alice?

—Alice tiene cosas que hacer — dijo la aludida

—Puedes ir con Bella y el perro

—No, quiero ir a Seattle.

Emmet bajo los hombros derrotado

—Está bien iré a por el coche.

¿En el coche? Que civilizados.

Lo somos —respondió Edward

—Tío que pesadilla, no sé cómo podéis vivir con él, vaya intimidad de mierda —masculló alejándose hacia el coche de Bella —¿Bells?

— Demos algo de normalidad a nuestra vida — dijo ella abrazando de nuevo a Alice y a Esme — nos veremos mañana.

Cuando se alejaron lo suficiente Bella se giró a Jacob que estaba conduciendo.

—¿Qué tal ha ido? —preguntó —¿Ha sido muy terrible con tantos de ellos?

—¿Y tú qué crees? —respondió Jacob a su vez con amargura—. Me ponen malo todos esos apestosos chupasangres —vio la expresión de ella y habló antes de que pudiera intervenir—. Sí, lo sé, lo sé. Son buenos chicos, están aquí para ayudar, nos van a salvar a todos y etcétera, etcétera. Es que huelen mal, de veras Bells, ojalá pudieras olerlos.

— No seas malo. Como tú mismo has dicho venido a ayudar, no están tan mal.

— Di lo que quieras, pero tengo muy claro que Drácula Uno y Drácula Dos son espeluz-taculares.

Ella no pudo evitar reír con él al ver la cara que puso.

—En eso estoy de acuerdo contigo.

El resto de la mañana fue tranquila. Fueron a hacer la compra y volvieron a casa de Bella para colocarlo todo, después ella dejó una nota a Charlie para avisar que estaría con Jacob en la Push y se marcharon a la reserva.

Cuando entraron en la casita de los Black, Billy saludó a Bella con efusividad y ella se dio cuenta de lo distinto que parecía desde que se había cancelado la boda.

Inspiró hondo cuando el pensamiento pasó por su mente.

Cancelada.

Era la primera vez que admitía ante sí misma que la boda no tendría lugar. Desde ese día había estado hablando de retrasarla, poniéndose excusas a ella y a los demás.

Su relación con Edward era imposible y el conocimiento cayó sobre ella como un rayo, haciéndola estremecerse.

De pronto las palabras que Edward le dio esa mañana se repitieron en su mente en ese instante.

Lo cierto es que no tienes nada que elegir, ya lo has hecho amor, pero, como siempre, eres la última en darte cuenta

Miró a Jacob quien, ajeno a los profundos pensamientos de Bella estaba colocando algunas de las cosas que habían comprado para su casa en la visita al supermercado mientras parloteaba alegremente y reía de algo que ella no había oído.

Tratando de centrarse y escucharle, parpadeó, dándose cuenta de que le estaba mirando como si nunca lo hubiera visto antes.

—¿Puedes imaginarlo?

Su sonrisa calentó cada rincón de su corazón, como siempre y pensó que nunca antes había visto una sonrisa más hermosa.

Se estiró y se acercó a ella con esos movimientos felinos, extraños en alguien tan enorme.

Siempre había pensado que era muy atractivo, claro, pero no solo era guapo, con esos rasgos exóticos y ese cuerpo tan maravillosamente esculpido, también era hermoso, tenía un cuerpo de pecado, pero su alma era intrínsecamente buena.

Y era su alma gemela.

Suyo.

La quería. Y la quería así, como era, con su torpeza, sus inseguridades, sus trastorno de ansiedad social.

Se había imprimado de ella, sí, pero también se había enamorado de ella mucho antes toda esa locura.

Como ella de él, mientras estaba rota y perdida, mientras pensaba que nunca saldría de la oscuridad, Jacob, su sol personal, la había salvado y se había convertido en su hogar.

Y allí, en la pequeña cocina de los Black, con Billy en el salón viendo un partido de baseball y Jacob con la camiseta remangada mientras colocaba un paquete de pasta en el armario, lo supo.

Supo que todo lo que había visto ese día cuando se besaron sería real porque ella quería que lo fuera, supo que iba a envejecer allí, en La Push, haciendo la compra con Jacob y jugando con los hijos de ambos en esa playa que amaban, que estaría allí con la manada, con Billy, Charlie e incluso Renee y que un día se sentarían, como dijo Rosalie, en el porche rodeados de sus nietos, de sus risas y sus juegos, agarrados de la mano después de haber pasado toda una vida juntos.

Esperando, como esperarían, continuar juntos en ese "después" o encontrarse en las vidas que siguieran.

Eternamente.

Y aunque aquel debía ser el momento menos apropiado y romántico de la historia, Bella simplemente no pudo evitarlo y, con la cara pálida y desbordada de emociones que no era capaz de controlar se quedó mirando fijamente a Jacob hasta que a él se le fue borrando la sonrisa, preocupado por el rostro descompuesto de ella.

—¿Te sientes mal? —preguntó

Bella negó con la cabeza con los ojos muy abiertos

—No —su voz fue brusca, casi violenta

—Bella, me estás asustando cariño

—¡Te quiero!

Como declaración de amor fue, sin género de dudas, la menos tierna y romántica. No era un susurro amoroso y delicado, Bella lo gritó.
Literalmente.

Jacob, que estaba caminando hacia ella, dio un respingo, seguramente del susto, se dijo ella, y la miró, confundido antes de mirar hacia el salón por encima del hombro para ver si Billy había escuchado.

—Lo sé Bells —volvió a mirarla con cariño y dio otro paso hacia ella, pero se paró al ver que volvía a negar con la cabeza — ¿No?

—No —repitió

—¿No qué? —su cara una máscara de incomprensión.

— Que te quiero, Jake

De pronto sonrió. Una sonrisa tan amplia que Jacob pensó que parecía una demente y entonces comenzó a reír y él se preocupó de verdad.

—Tal vez podamos ir hasta la playa

Y que te de un poco el aire, pensó.

—Oh madre mía—Bella respiró hondo sintiendo una explosión de felicidad tan inmensa que pensaba que iba a reventar y, entre risas, con los ojos brillantes y esa extraña expresión de incredulidad, se acercó más a él y sin perder la sonrisa pero con el rostro más serio añadió—te quiero. Quiero todo lo que vi ese día, Jake, contigo.

La incredulidad de él desapareció y su expresión se quedó completamente en blanco.

Jacob había pensado que su vida vida empezó en el instante en que volvió a ver a Bella por primera vez después de convertirse en un lobo aquel momento en el que el mundo cambió en un infinitesimal segundo.
Pero se había equivocado.

Su vida comenzó cuando ella pronunció aquellas palabras, cuando sintió su corazón saltarse un latido únicamente para comenzar a latir después a un ritmo completamente distinto. Como si esa aceptación, esa seguridad, ese amor implícito, hubieran apretado un interruptor dentro de él que no sabía que existía.

Y allí, con la mujer a la que amaba más que a su propia vida, por la que moriría sin pensarlo un instante, su mejor amiga, su compañera, su alma gemela diciéndole que quería estar con él, Jacob simplemente se quedó sin voz.

La miró, bebiéndosela con los ojos, adorando sus mejillas sonrosadas, su respiración acelerada, el latido de su corazón en su cuello…

Y no encontró la capacidad de hablar, ni de moverse. De hecho ni siquiera podía pensar.

—Te quiero —volvió a decir ella alzando una mano para tocarle la mejilla.

—¿Hablas en serio? —la voz de Jacob estaba tan plagada de sentimientos que sonaba ronca.

—No he hablado más en serio en toda mi vida —respondió con una sonrisa que iluminó sus ojos.

Y él recuperó la movilidad y se abalanzó sobre ella envolviéndola en un abrazo apretado que no dejaba un solo centímetro de sus cuerpos sin contacto.

—Recuerda… necesito… respirar —dijo ella entre risitas

—¿Bella?

El se apartó apenas lo suficiente para poder mirarla a los ojos y cubrió sus mejillas con las manos, tan enormes que tapaban casi toda su cara. La observó con atención, buscando la verdad en su mirada y cuando la vio, cayó de rodillas en la cocina de la casa en la que había crecido, rodeando sus caderas con los brazos y apoyando la cara en su pecho.

Los labios de ella temblaron y sus ojos se llenaron de lágrimas al contemplar ese acto de absoluta devoción y abrazó la cabeza de Jacob, peinando los mechones oscuros de su pelo mientras descansaba su frente en la de él.

Billy, que lo había escuchado todo desde el salón, sonrió al verlos y se limpió una lágrima de la curtida mejilla antes de empujar su silla hacia la puerta. Decidió que iría a casa de los Clearwater durante un rato y quizás le contaría a Sue lo que había visto.

Estuvieron enredados en ese abrazo mucho rato, hasta que Bella le obligó a incorporarse y, una vez de pie, ambos se contemplaron en silencio, embelesados, como si estar ahí, simplemente mirándose fuera más que suficiente.

—Si esto es solamente un sueño voy a despertarme muy cabreado —murmuró él finalmente.

Bella soltó una risita.

—¿Hablas en serio Bella? —parecía incapaz de asimilar todo aquello en realidad.

—Muy en serio Jacob —tragó saliva y apoyó la mano en el pecho de él, sobre su corazón —siento haber tardado tanto —se mordió el labio inferior —siento haberte hecho pasar por todo esto.

Él hizo un gesto de negación, puso una de sus manos sobre la de ella y con la otra le rodeó el cuello, empujándola hacia él e inclinó la cabeza hasta que sus labios casi se rozaron.

—Volvería a pasar por todo eso y por más si supiera que terminaría aquí.

—No Jake, no termina aquí, empieza aquí —susurró ella.

Y él no pudo hacer otra cosa que unir sus labios para absorber esas últimas palabras y sellar esa promesa.

—Dios mío —dijo ella rompiendo el beso y tratando de mirar por encima del hombro de Jacob —¡Billy! —exclamó en voz baja.

Jacob apoyó la frente en la de ella y rió.

—Le escuché irse hace un rato.

—Seguro que lo ha oído todo.

—Cariño, ha debido de oírte decir que me quieres toda la reserva

Ella abrió los ojos con horror.

—No es cierto

—Si que lo es. Gritaste Bells. Muy alto.

Ella pensó en la situación y se sonrojó profusamente. Se apartó para mirarle y sonrió al ver que él estaba sonriendo también.

—Ha debido de ser la declaración de amor más ridícula de la historia.

—Correcto — concordó él.

—¡Jacob! —se quejó Bella — no deberías estar de acuerdo con eso.

Él rió, le pasó un brazo sobre los hombros y la arrastró hacia el salón.

—¿Por qué no? Ha sido un poco raro Bells, asúmelo.

Ella puso los ojos en blanco, le rodeó la cintura y caminó con él.

—Pero para mí ha sido perfecta —susurró él en su oído.

Cuando llegaron al sofá ambos se sentaron.

—Había soñado miles de veces algo así ¿Sabes? —empezó a decir él agarrando su mano y jugueteando con sus dedos — imaginaba cientos de cosas, lugares, palabras… todo muy teatral, ya sabes —dejó salir una risa cansada. La cocina nunca fue uno de ellos

Los dos se rieron.

—Creo que estoy en shock —añadió al cabo de un rato — no sé que decir ni como… madre mía

—No sé qué puedes decir, pero sí sé qué debes hacer —murmuró Bella apoyando la cabeza en su biceps.

Él sonrió

—¿Qué debo hacer?

—Podrías empezar por besarme —su voz era divertida.

—Oh ¿De verdad? —La levantó para sentarla en su regazo y sujetó su barbilla para que alzara la cara hacia él — a tus ordenes —murmuró buscando su boca en un beso que nada tenía de tentativo.

Jacob, que sentía que ahora tenía el derecho y la libertad de tocarla, estaba mucho más seguro de sí mismo y Bella pudo notar esa seguridad en la forma en la que la besó.

No había dudas, ni temor al rechazo, ni incertidumbre. Devoró su boca con absoluta seguridad, mordiendo sus labios con pequeños tirones y asolando cada rincón al que llegaba con su lengua húmeda e inquisitiva.

La pegó a él, gimiendo cuando las durezas de su cuerpo se ajustaron al de ella y, agarrando sus caderas para evitar que se moviera y terminara de volverle completamente loco.

— Bella…

Ella se retrepó sobre él afianzando las rodillas en el sofá a ambos lados de sus muslos y agarró su cabeza para inmovilizarle y poder profundizar en el beso una vez más.

—Bells…

Jacob aferró sus caderas pero no intentó apartarla, al contrario, la atrajo de nuevo hasta que sus pechos se aplastaron contra su torso y los dos jadearon a la vez quedándose sin aliento.

—Vaya, esto sí que no me lo esperaba —ninguno pareció escuchar a Seth que se frotaba los ojos con la boca abierta bajo el vano de la puerta.

—Jacob —se oyó decir a Leah —Charlie, Sue y tu padre están a veinte pasos de la puerta y Charlie tiene un arma.

Las palabras de la chica apagaron la combustión que habían generado como lo haría un jarro de agua congelada sobre una vela y se apartaron el uno del otro del mismo modo que lo harían dos imanes con igual polaridad.

En ese momento Billy entró haciendo mucho ruido con la silla y llamando a voces a Jacob quién rió al escucharle.

—Lo vio y lo oyó todo, al parecer —le dijo a Bella en un susurro y volvió a reír al verla sonrojarse.

—Hola chicos. Quita de en medio hombre —Charlie entró empujando la silla de Billy seguido de Sue —Hemos pensado en cenar aquí todos juntos de nuevo ¿Qué os parece? Además hemos traído la cena

—Si traes comida eres más que bienvenido, jefe —Jacob saludó a Charlie y le ayudó a meter las cosas.

—Jacob ¿No deberías dejar de crecer ya? —miró a Sue con incredulidad como si esperase que ella tuviera algo que decir — no sé de donde sale Billy, desde luego no se parece a ti.

Cuando Sue comenzó a sacar vasos y su mano se rozó con la de Charlie, él le acarició casi imperceptiblemente pero Leah y Bella lo vieron a la vez y, como si estuvieran sicronizadas, ambas se giraron a buscarse con la mirada para ver si la otra lo había visto también.

—Madre mía —dijo Bella

—Tenía que haber apostado algo —Leah alzó las cejas

—¿Qué pasa? —preguntó Jacob besando discretamente la sien de Bella mientras se sentaba a su lado.

—Sue y Charlie —respondió ella en un murmullo —están haciendo manitas

Leah y ella rompieron a reír.

—Parecéis muy contentas, chicas —Sue llegó sonriente con los vasos y los colocó ante ellos

—Oh, sí, no tanto como tú, mamá

Ella parpadeó pero no dijo nada.

— ¿Tenéis hambre? —preguntó Charlie llevando los platos a la mesa.

—Siempre — respondió Seth con una enorme sonrisa.

La cena fue divertida y, entre burlas y risas Bella disfrutó de las caricias de Jacob bajo la mesa y de los besos robados cuando nadie los miraba.
Fue genial descubrir esa nueva faceta de él. Estaba feliz, más que eso, irradiaba una absoluta felicidad y era contagiosa.

Reía, bromeaba y jugaba con Bella a cada momento, robándole comida del plato o haciéndola cosquillas a escondidas. Parecía brillar y todos se dieron cuenta del cambio en él.

Cuando recogieron todo Charlie se ofreció a llevar a los Clearwater.

—Bella ¿Podemos hablar un momento antes de irme? —preguntó cerca de la puerta mientras Sue y sus hijos iban hasta el coche.

—Claro

Cuando salieron él parecía incómodo. Se rascó la oreja un par de veces y miró hacia el cielo con el ceño fruncido.

—Bells… desde que Jake volvió y retrasaste todo esto de la boda… verás, sé que es tu mejor amigo pero el chico lo pasó francamente mal y le aprecio, no me gustaría…

—Papá

—Espera, déjame acabar…

—No, papá

Ella negó con la cabeza y cerró los ojos tomando aire. Odiaba hablar de cosas personales con su padre… dios, era su padre, no parecía natural decir según que cosas. Aún así suponía que tenía derecho a saber… al menos una parte de todo aquello.

—Han pasado muchas cosas yo… no habrá boda, papá.

—¿No habrá boda?

—No

—Además sabes que la boda se canceló cuando regresó Jacob ¿No? Me trajiste hasta aquí para que pudiera hablar con él.

—Lo recuerdo.

Hizo una mueca incómoda y arrugó la cara deseando estar en cualquier otro lugar que no fuera allí, con su padre y tres lobos con una audición sobrehumana alrededor.

—Le quiero papá —dijo decidiendo que lo mejor sería ir al grano.

—Le quieres…

—Sí

—¿Le quieres de es mi mejor amigo y le quiero como un hermano?

—No

—¿No?

—No papá —respondió con los dientes apretados.

—Oh… ¿Tú y Jacob?… —entrecerró los ojos contemplándola como si quisiera entrar en su cabeza —¿Le quieres?

—Sí

—Jacob y tú

Ella suspiró empezando a ponerse nerviosa

—Jacob y yo.

De pronto, pese a que no cambió su expresión, los ojos de Charlie brillaron con una alegría casi idéntica a la de Jake y Bella se contuvo por los pelos de rodar los ojos.

Y allá iba toda esa fachada de padre controlador con un arma.

—Bien —asintió como si no estuviera conteniéndose para no bailar una jiga en medio del porche de los Black — Pues dile que te traiga a casa pronto —carraspeó tratando de poner su mejor cara de jefe de policía sin conseguirlo —Jacob y ella — murmuró por lo bajo —imaginate…

Cuando el coche arrancó sintió los brazos de Jacob abrazándola desde atrás hasta rodear por completo su cintura y se apoyó en su pecho al instante.

—Bueno, parece que no ha ido mal —su voz sonaba divertida — creo que no va a dispararme.

—¿Dispararte? Ha tenido que contenerse para no entrar ahí a darte palmaditas en la espalda

Jacob rió.

—Supongo que has convertido los deseos de Charlie y de mi padre en realidad.

—Sus deseos ¿Eh?

Él se agachó para besar su mejilla y la abrazó un poco más fuerte.

—Y los míos —susurró apoyando la barbilla en su cabeza —Aún me cuesta creer que estés aquí, que estemos así —acarició su estómago con la yema de un dedo —que quieras quedarte conmigo.

Bella se giró entre sus brazos y se alzó de puntillas para rodearle el cuello. Jacob se inclinó para que pudiera llegar ya que la diferencia de altura era bastante considerable y tomándola de la cintura la levantó para tenerla a su altura hasta que sus pies se alzaron del suelo y quedaron colgando en el aire.

—Eres un poco gigante —murmuró con una sonrisa

—Y tú eres un poco pequeña —respondió dándole besos cortos y suaves en los labios.

—Voy a seguir aquí hasta que no te cueste creer que quiero quedarme contigo

—¿Y después?

—Después seguiré aquí pero con suerte ya te habrás acostumbrado.

—Eso me va a llevar un tiempo —presionó sus frentes y se miraron hasta quedarse bizcos, después rieron a la vez —te acompañaré a casa.

—¿Y luego volverás corriendo?

—Si quieres —respondió alzando una ceja

—Jacob Black ¿Estás pidiéndome que te deje dormir en mi habitación de nuevo?

Él se encogió de hombros

—Bells… voy a pedírtelo siempre —rió —y me quedaré cada vez que me dejes, no lo dudes.

—Si te portas bien a lo mejor te dejo

—Seré un santo — dijo levantando la mano para jurar — voy a decírselo a Billy.

—¿Decirle qué? ¿Qué vas a dormir conmigo?

—Bella, si le digo eso va a estar incluso más feliz que Charlie.