- Mu...Musuko - pronunció Yorunokagi

- Hermana - dijo con sus ojos llenos de lágrimas, mientras la sostenía en sus brazos - Tu brazo...

- No llores - acarició su cara, sonriendo - No lo necesito a dónde voy

- ¿De que hablas? Te recuperarás...

- Musuko... discúlpame... yo... debí hacerte caso - sus ojos se llenaron de lágrimas

- Pero... puedes cambiar... puedes purificar tus poderes

- Eso no cambiará lo que hice...

- Todos cometemos errores hermana - su voz comenzó a entrecortarse - No... no me dejes

- Nunca te dejaré... - sonrió mirando hacía un costado - Hi... Higi

El animal se acercó, emitiendo un pequeño sonido, mientras acariciaba la mejilla de la bruja con sus patas

- Mi... pequeño Higi... discúlpame por involucrarte en ésto... ustedes... son lo más valioso que tengo - miró a su hermano, cerrando sus ojos

- Her...mana

- Musuko... cuida a Higi... por favor... no lo dejes sólo... ustedes... tienen que permanecer juntos... para siempre

Los demás se acercaron, a una distancia prudente, sin embargo, eso no impidió que se sintieran tristes ante aquella imagen

- Kagome - miró a la sacerdotisa - Lo... lamento mucho

La joven no respondió, sin embargo, sus lágrimas hablaban por ella

- Por favor... discúlpenme - pasó la mirada por todos los presentes, con la tranquilidad de que encontró el perdón en cada uno de ellos, inclusive en Sesshomaru

- Hermana... perdóname por no estar a tu lado estos años... yo... no pude ayudarte

- No te preocupes - sonrió - Porque tú me ayudaste más que nadie

Miró a un costado y vio a Soroshima y Majishan, parados al lado de un árbol, esperándola

- Ya vinieron por mi - sonrió - Musuko... Soroshima dice que lo lamenta

- ¿Qué? - se sorprendió

- Ella... está arrepentida por todo... - hizo una pausa - Espero... que algún día... puedas perdonarla

- Hermana...

- Hermano... Higi... - unas lágrimas rodaron por sus mejillas - Gracias

Lentamente, cerró sus ojos para siempre

- Hermana... ¡Hermana! - gritó, al mismo tiempo en que abrazaba fuertemente su cuerpo, liberando todo el dolor que su alma sentía en ese momento

Kagome abrazó a Inuyasha, apretándolo con fuerza

- ¿Estas bien Kagome? - murmuró

- Hubiese... hubiese querido salvar su vida - dijo, llorando

El híbrido sujeto la cintura de su mujer, redirigiendo la mirada al joven

Sango miró a Kohaku, quién, al mismo tiempo, se encontró con los ojos de ella

Nosotros... ellos pudimos haber sido nosotros

Pensó mientras se acercó a abrazar a su hermano con todas sus fuerzas

- Hermana - susurró, con sus ojos llenos de lágrimas

- Te quiero, Kohaku - dijo afligida

- Yo también te quiero, hermana

- Amo Sesshomaru - Rin miró al demonio - ¿Usted podría...?

- Me temo... que colmillo sagrado no puede hacer nada por ella - respondió seriamente

Su alma decidió abandonar éste mundo... aunque quisiera, colmillo sagrado no podría revivirla


- Ya amaneció - dijo el pequeño zorrito, parado en la puerta de la casa de la anciana

- No te preocupes Shippo, estoy segura de que regresarán pronto - dijo Kaede

- Eso espero, sin embargo... se fueron hace varios días

- ¿Todavía no vuelven mis papas? - dijo Kin al abrir sus ojos, bostezando, mientras Gyo se levantaba y Hisui seguía durmiendo

- Me temo que no pequeña - le sonrió - ¿Quieres un poco de té?

- ¡Miren! - gritó Gyo desde la puerta - ¡Allá! ¡Son mis papas!

El zorrito, la anciana y Kin salieron a la puerta. En el horizonte se divisaron las figuras de Sango y Miroku montados sobre Kirara, a su lado, Sesshomaru tenía en sus brazos a Rin y Jaken estaba colgado de su estola, mientras que, en el suelo, Inuyasha traía sobre su espalda a Kagome

- ¡Kagome! ¡Rin! - gritó el zorrito - ¡Están a salvo!

Parece que Kagome consiguió salir bien de esta batalla

Pensó la anciana, sonriendo

- ¡Mamá! ¡Papá! - gritaron al unísono las gemelas, mientras corrían a sus brazos

- Niñas - sonrió Sango, recibiéndolas

- Mis pequeñas - se unió al abrazo - Cuanto las extrañé

- ¿Dónde está Hisui? - preguntó Sango

- Aún está durmiendo - respondió Kin, tomándola de la mano

- Ven papá - sonrió Gyo, tomándolo de la mano y llevándolo con su hermano menor

- ¡Kagome! - saltó a sus brazos

- ¡Shippo! - sonrió

- ¿Estás bien? ¿Inuyasha te cuido bien?

- Oye, ¿qué clase de pregunta es esa, enano? - respondió con sus brazos cruzados

- Tranquilo Shippo - sonrió - Inuyasha lo hizo muy bien - lo miró, tiernamente

- ¿Qué dices? - sonrió, desviando la mirada, sonrojado

A unos metros de los jóvenes, Rin estaba con Sesshomaru

- ¿Vendrá a visitarme? - lo miró, con sus manos entrelazadas en su espalda

- ¿Kah? - se sorprendió - Rin ¿te quedarás aquí?

- Así es señor Jaken - sonrió con sus ojos cerrados - Pero sólo si el señor Sesshomaru promete venir a visitarme con frecuencia

- ¿Amo bonito? - lo miró

El demonio tomó las manos de la joven

- Volveré pronto - la miró a los ojos, mientras ella sonreía - Lo prometo

- ¡Gracias señor Sesshomaru! - lo abrazó

Él correspondió su abrazo

En ese momento, la anciana Kaede se acercó

- ¡Señora Kaede! - corrió a abrazarla

- Me alegro mucho de que estés bien - sonrió, estrechándola en sus brazos

- El señor Sesshomaru y los demás me salvaron

- Muchas gracias Sesshomaru

Miró al frente, sin embargo, el demonio ya se estaba marchando

- ¡Nos vemos pronto amo Sesshomaru! ¡Señor Jaken! - gritó con su brazo extendido

Caminaron unos metros, cuando el demonio dirigió la vista a su acompañante

- ¿Qué es lo que quieres saber, Jaken?

- ¡Ay! - se sobresaltó

Había olvidado que el amo Sesshomaru puede adivinar mis pensamientos

- Esteemmm, amo bonito... discúlpeme que le pregunte, pero... en el bosque, usted tomo a colmillo sagrado para revivir a Kagome... ¿puedo preguntarle por qué lo hizo?

El demonio redirigió su vista al frente

¿Para qué me pregunta si después no me va a contestar?

- Esa mujer y su hija son lo único bueno que le ha pasado a Inuyasha en su miserable vida - pronunció en su típico tono serio

- ¿Qué? - dijo, sorprendido

- A pesar de ser un insignificante híbrido... Inuyasha es mi hermano - hizo una pausa - Además... es lo que mi padre hubiera querido

- Amo bonito - dijo el pequeño demonio, emocionado, sin dejar de mirarlo


- Kagome - se acercó la anciana

- Señora Kaede - la abrazó

- ¿Pudiste sellar el libro?

- Bueno... es una larga historia - puso su mano en la nuca

- ¿Qué paso con Ayame? No están por aquí - miró a su alrededor

- Muchas gracias por ir a buscarme - dijo Kagome, abrazando a la loba

- Discúlpame por no haber podido ayudarte a tiempo, Kagome

- Descuida - sonrió - Hiciste mucho por mi

La loba se alejó y Koga se acercó a saludarla

- Kagome, me alegra mucho que estés a salvo

- Gracias por preocuparte Koga

Ambos se dieron un abrazo

- ¡Humgh! - miró a un costado, cruzando sus brazos, mientras Ayame se reía de su reacción

- Nosotros también nos alegramos de que este bien señora Kagome - dijo Ginta

- Muchas gracias a ustedes también muchachos

- ¡Cuídala bien, bestia! - gritó a medida que se alejaban

- ¡Cierra la boca pulgoso! - elevó su puño

- ¡Adiós muchachos! - dijo Kagome con su mano en alto

- ¡Adiós chicos! ¡Cuídense mucho!- respondió Ayame mientras se perdían en lo más profundo del bosque

- Oh... ya veo... - sonrió - Kohaku y Musuko fueron a buscarlos, ¿pudieron verlos?

Inuyasha y Kagome cruzaron incómodas miradas

- Ven anciana - dijo tomándola del brazo - Es una larga historia, adentro te explicaremos

- Yo también estoy vivo, por si le interesa jeje

- ¿Anciano Mioga? - miró su hombro - No te veía desde que salimos del bosque, ¿dónde te habías metido?

- Yo siempre estoy presente amo Inuyasha - sonrió, guiñando su ojo


En la entrada de la cueva de Yorunokagi, Musuko estaba colocando flores

- ¿Seguro que quieres que ésta sea su tumba? - preguntó Kohaku

- Si - asintió dejando aquellas delicadas plantas sobre el lugar - Este fue... su hogar durante el último tiempo

- Musuko... lamento mucho no haber podido ayudarte a salvarla

- No importa - sonrió - Sé que ella pudo irse en paz... además, parecía que ya había tomado su decisión

Higi se acostó sobre la tumba de su dueña, ronroneando

- Higi - lo acarició - Tú vendrás conmigo

Se puso de pie, con el animal en sus brazos

- Hermana - sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas - Prometo que, algún día iremos a dar un paseo por las estrellas... Yo... me siento muy feliz de haber sido tu hermano... a pesar de todo y nuestras diferencias, yo... te quiero hermana

- Musuko - murmuró el exterminador, poniendo su mano sobre su hombro

- Vamos - lo miró, sonriendo - Los demás deben estar esperándonos en la aldea

Ambos jóvenes se adentraron al bosque, en dirección a sus hogares


Un año después

- Inuyasha - se acercó el monje

- Miroku - lo miró - ¿Qué haces? - preguntó, sentado debajo del árbol

- Veo que te dejaron al cuidado de la bebé - sonrió, mirando a Moroha

- See... Kagome se fue, junto con Sango y la anciana Kaede, al parecer los hijos de Sesshomaru están por nacer

- Y ¿él no ha venido?

- Ya sabes como es él - dijo, mientras elevaba a Moroha, con sus brazos extendidos - No es como yo... ¿No es así mi pequeña? - dijo mientras la niña intentaba alcanzar sus orejas - ¿Quién quiere las orejas de papi?

- Jamás pensé verte así Inuyasha - sonrió

- ¿Qué? ¿Acaso crees que no tengo corazón? - lo miró, con sus ojos entrecerrados

- Bueno... - puso su mano sobre su barbilla

- Cierra la boca


- Son dos preciosas niñas - dijo la anciana, mientras limpiaba a una de ellas

- Lo hiciste muy bien Rin - sonrió Sango, colocando a otra de las bebés a su lado

- Muchas gracias - les devolvió las sonrisas, visiblemente agotada

Kagome puso un paño de agua fría sobre su cabeza, para aliviar su dolor

- Señorita Kagome, ¿puedo hacerle una pregunta?

- Claro Rin

- ¿Recuerda como reaccionó el señor Inuyasha cuando nació Moroha? - preguntó pícaramente

Sango instantáneamente comenzó a reír

- Bueno... - puso su mano sobre su barbilla

- Inuyasha - dijo el monje con sus ojos cerrados y su puño apretado - Me estas poniendo nervioso... ¡¿Podrías dejar de dar vueltas alrededor del árbol?! - le lanzó un golpe con el cetro

- Ja - esquivó el ataque, frenando su andar y cruzando sus brazos - Es fácil para ti, ya tienes tres hijos y ni siquiera estuviste presente cuando nació Hisui

- No era necesario... Sango estaba en muy buenas manos

- ¿Tengo que recordarte lo que pasó cuando nacieron las gemelas?

- Calla boca - lo miró serio - Cualquier hombre puede desmayarse en un momento como ese

- ¡Humgh! - abrió grande sus ojos, moviendo sus orejas, al mismo tiempo en que giró su cabeza hacía su hogar - Ya nació

Salió corriendo sin esperar a su amigo

- ¡Inuyashaaaaa! ¡Espera! - comenzó a correr

- Felicitaciones Kagome - dijo Kaede

- Es hermosa -dijo Sango

- Tiene su cabello señorita Kagome - acotó Rin

- Gracias al cielo que heredo tu belleza Kagome

- Shippo - sonrió - Muchas gracias chicas - murmuró

La anciana Kaede se acercó, poniéndola a su lado

- Moroha - sonrió - Mi pequeña Moroha

- ¿Podemos verla tía Kagome? - Gyo se asomó hacía el interior, en compañía de Kin y Hisui

- Claro niños

- Con cuidado niñas - advirtió su madre

- Es muy hermosa - dijo, acercándose a la bebé

- Igualita al tío Inuyasha - sonrió Kin

- Si, pero más bonita - bromeó el zorrito

En ese momento, Inuyasha ingresó al lugar

- Kagome - dijo, encontrándose con la imagen más hermosa que jamás pudo imaginarse

- Inuyasha - susurró, sonriendo - Mira... es una niña hermosa

- Mo... Moroha - se acercó, observándola

- Los felicito señorita Kagome e Inuyasha - sonrió el monje - Es una niña adorable

- Cárgala Inuyasha - dijo Sango, al mismo tiempo en que sus hijos se acercaban a su padre, quién estaba parado en la puerta

- No tengas miedo - sonrió Kaede

Él buscó los ojos de su esposa, quién asintió ante aquella petición

Extendió sus brazos, tomando a aquella bebé, la cuál, ante su mirada, parecía de cristal

Nuestra hija

Pensó, observando a la bebé y su esposa

- Gracias por esto... Kagome - susurró

- ¿Ya decidiste sus nombres Rin? - se sentó a su lado

- Si señora Kaede - miró a las bebes - Son Towa y Setsuna

- ¡Me encantan! - sonrió la sacerdotisa, juntando las palmas de sus manos

- Permiso - dijo Kohaku, acompañado de Musuko, Kirara y Higi sobre los hombros de ambos - ¿Podemos entrar?

- Kohaku - sonrió Rin

- ¿Qué hacen aquí? - preguntó Sango

- Sólo trajimos unos presentes para las pequeñas - dijo, dejando los regalos en el suelo - Te felicito Rin, son hermosas - dijo tiernamente

- Muchas gracias chicos, no debieron molestarse - respondió ella

- No es molestia - levantó sus manos - Debemos irnos, tenemos trabajo, ¿no es así Musuko?

- Así es - respondió el moreno, sonriendo

- Vendremos a visitarlos después - miró a su hermana, quién asintió

Los jóvenes salieron de la casa, en compañía de las mascotas

Momentos después, la puerta volvió a abrirse

- Señor Sesshomaru - sonrió, mirando la entrada

- Bienvenido Sesshomaru - pronunció Kaede

- Mire amo Sesshomaru - se acercó Jaken - Son igualitas a usted - comenzó a llorar

- Señor Jaken - rió la joven

El demonio se acercó y tomó a las niñas en sus brazos, observándolas

- ¿No estás feliz Sesshomaru? - le preguntó Kagome, sin embargo, él no respondió

- ¿Acaso estas ciega niña? - dijo el pequeño demonio - ¿No ves la cara de felicidad de mi amo?

- ¿Cara de felicidad? - dijo, con sus ojos abiertos ante la seria expresión del demonio

- Oye Kagome, creo que Moroha tiene hambre - dijo ingresando - Ah, con que ya estás aquí Sesshomaru, ya era hora que vinieras ¿no lo crees?

- Inuyasha - dijo molesta - Vamos, dejémoslo solos

- Iré a ver que hace su excelencia - dijo la exterminadora

- Fue a ver cómo le iba a Shippo con las niñas - dijo el híbrido

- Gracias Inuyasha - los jóvenes salieron de la casa

- Iré a recoger unas hierbas con Jinenji - pronunció Kaede - Serán buenas para aliviar tus dolores Rin

- Muchas gracias señora Kaede - sonrió

- Jaken - lo miró

Ay... seguro me va a correr

- Siéntate

- ¿Qué? ¡Amo bonito! - sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas

El demonio se sentó al lado de la madre de sus hijos, con ambas bebes en su brazo

- Amo Sesshomaru - él la miró - Rin es muy feliz a su lado

Sin cambiar su típica expresión, el demonio acarició la mejilla de la joven, mientras miraba sus hermosos ojos marrones


Mientras tanto, Inuyasha y su familia regresaban a su hogar

- Oye Inuyasha - dijo mientras cargaba a Moroha - Escuché por ahí que Koga y Ayame van a ser padres

- ¿De verdad? - la miró - Ja, me alegro por ellos

- ¿Te imaginas si tienen un niño? - extendió sus brazos, elevando a su hija - Tal vez él y Moroha...

- SOBRE MI CADAVER - dijo, con sus garras extendidas

- Estoy bromeando - rió

Caminaron unos metros, hasta que, la sacerdotisa frenó su andar

- Es una niña hermosa - dijo, acariciando la cara de su hija - ¿No lo crees?

- Es perfecta - se paró a su lado - Igual que... tú

- Inuyasha - sonrió, sonrojada

- Kagome - la abrazó, apoyando su frente en la de ella - Soy muy feliz con ustedes

- Nosotras también Inuyasha - sonrió - Somos muy felices de tenerte a nuestro lado

El híbrido elimino la pequeña distancia que los separaba, besando sus labios tiernamente, ante los primeros sonidos de Moroha, quién extendía sus brazos

- Parece que alguien quiere tus orejas - sonrió la joven

- Tendremos que hacer algo para solucionar eso - sonrió sin dejar de abrazarla

- Creo que ya sé como hacerlo - dijo, pensando en colocarle un pequeño lazo rojo en su cabello

Continuaron caminando, abrazados, contemplando aquel cálido atardecer, agradeciendo al destino que, alguna vez, decidió que una joven estudiante de la época moderna lograra traspasar la barrera del tiempo y así sanar el corazón de aquel híbrido, quién, por fin, había conocido el significado de la felicidad.


Y aquí, el último capítulo de esta historia que ame tanto escribir. Espero que la hayan disfrutado, al igual que yo

Si alguien tiene el deseo de expresar lo que le pareció, con gusto los estaré leyendo :)

Los invito a que revisen en mi perfil, en dónde tengo más escritos de Inuyasha

¡Muchas gracias por acompañarme en El libro de las almas!