Aclaración: Esta historia la escribo porque yo soy un gran fan del Amourshipping pero después de que terminó Pokémon Viajes dejaron la historia de Ash y Serena en nada, por lo que esta es mi propuesta de qué pudo haber pasado ya que no creo que algún día nos digan qué fue de su historia.

Segunda Aclaración: Aquí voy a cambiar un par de cosas porque de otra manera no se puede. Ash inició su viaje con 10 años, en Johto cumplió los 11, 12 en Hoenn, 13 y 14 en Sinnoh, 15 en Unova, 16 en Kalos, mantuvo los 16 años en Alola y por esto recién en Viajes tiene 17. Goh, Serena, Dawn, Clemont y sus compañeros de clase en Alola tiene la misma edad de Ash, mientras que Cilan, Misty y Gladio son 2 años mayor, Brock 4 años mayor, May un año menor, Koharu dos años menor, Max 4 años menor y Bonny 8 años menor. Con todo esto no me voy a dar el trabajo de calcular todas las edades ya que no aparecerán todos los personajes en cuestión pero como dice el título, todo esto ocurre 4 años después de Kalos por lo que Ash y Serena tienen 20 años.

Esta historia se basa en la franquicia de Pokémon, producto de la empresa Gamefreek, yo no soy dueña ni de los personajes, los pokémons ni el ambiente donde transcurre la historia.

De vuelta en Kalos

Después de cuatro años Serena estaba de regreso en Kalos, en aquel tiempo ella había participado en Concursos Pokémon hasta llegar a la clase Maestra, luego se había vuelto una Idol Pokémon y había aprendido todo lo que necesitaba saber sobre ser una super-estrella y llenar de luz los corazones de las personas. En el asiento del avión ella rememoraba las palabras de su mejor amiga y compañera de viaje durante tres años, Ariana.

- Serena, querida, creo que ya es hora que tomemos caminos separados -dijo la chica de cabello verde agua.

En ese momento ella y Serena estaban bebiendo batidos en un resort de Alola donde habían vacacionado el año anterior al igual que en aquel momento, al escuchar aquellas palabras la chica de cabello color miel casi se atraganta con el batido.

- ¿Qué dices Ariana? ¿Cómo tomar caminos separados? ¿No te acuerdas del tour por Kanto, Johto y Unova que llevamos planificando desde hace medio año con nuestro equipo? ¡Ya todo está casi listo para hacer el anuncio oficial! -dijo la chica quien no entendía por qué decidir dar fin a un trabajo de tantos meses sin llegar a la meta.

- Lo sé -dijo Ariana dejando su vaso sobre la mesa, luego miró hacia el vasto océano con cierta nostalgia-, pero ya es hora de que decidas qué rumbo tomar con tu vida.

- ¿A qué te refieres? -preguntó Serena incapaz de comprender.

- Serena, ¡Tenemos veinte años por el amor a Arceus! Por más buena que seas en el negocio de los idols, cuando superes los treinta años nadie querrá darte empleo más que para hacer breves apariciones en programas de televisión o ser la entrenadora de la nueva generación que nos reemplazará.

Las palabras de Ariana dejaron un amargo sabor en la boca de la chica de cabello color miel, la verdad es que no había querido aceptar que el tiempo estaba pasando y lo que significaba aquello para su carrera.

- Yo decidí ser una idol hasta el final -dijo la chica de cabello calipso retomando su expresión taciturna- y desde el primer día supe que esto no sería para siempre, que un día aparecería alguien que me reemplazaría y por ello vivo al máximo cada día dejando mi huella en los corazones de mis fans, pero tú no debes ser así -dijo la chica mirando a los ojos a su compañera con gran determinación.

- Heee… -Serena no sabía qué decir.

- Sé que las Artistas Pokémon tienen una esperanza laboral mucho más larga, es cosa de recordar a la legendaria Palermo, reina por más de diez años y aún destronada decidió retirarse del mundo de las exhibiciones recién a sus cuarenta años, aunque siendo sinceras ella a esas alturas solo se presentaba en eventos públicos o fiestas para recaudar dinero para causas benéficas -esto último lo dijo más para si misma que para que Serena la escuchara-. La mismísima Aria lleva casi seis años en el trono y está por cumplir los veintinueve pero en ningún medio se especula sobre una pronta jubilación -retomó Ariana con determinación.

- Pero… ¿Y la gira? -preguntó Serena que se negaba a escuchar las razones de su mejor amiga.

- ¡Deja de pensar en la gira por el amor a Arceus! ¡Estamos hablando de tu futuro! -dijo esta quien tenía muy en claro su postura sobre qué debía hacer Serena.

- L-lo sé, es solo… -la chica miró al vasto océano- ya me había hecho la idea de que esto sería mi vida, viajar contigo, presentarme en diversos concursos y espectáculos, vivir por mis fans…

Ariana tomó las manos de su amiga y la miró con determinación.

- Todavía puedes hacerlo -afirmó ella-, solo que como Artista Pokémon y no como Idol. Tú no tienes por qué estar ligada al cruel mundo de las Idols, puedes ser más.

Serena pensó en las palabras de su amiga y aunque le dolió tuvo que admitir que tenía razón.

- Está bien, pero espero que no me extrañes mucho -dijo de manera juguetona.

La chica de cabello calipso fingió estar muy dolida.

- Que dolor, que dolor, cómo me parte el corazón tu partida -dijo esta de manera exagerada y rimbombante.

Las dos chicas se vieron a los ojos y rieron de buena gana.

De vuelta al presente, el piloto avisó que iniciarían el descenso por lo que tendrían que ponerse sus cinturones.

Pasada policía inter-regional, Serena vio su amado Kalos y no pudo evitar sentir mariposas en el estómago, estaba tan emocionada que tardó un par de segundos en escuchar cómo alguien la llamaba.

- ¡Serena! ¡Serena! ¡Mira aquí! -gritaba la voz que le sonaba ligeramente familiar, cuando identificó a la persona no podía creer lo que estaba viendo.

Una chica rubia de ojos azules vestida con una linda falda blanca, una polera sin mangas amarilla y el cabello tomado en una cola de caballo alta hacia el lado saltaba para llamar su atención.

- ¡Bonny! -exclamó Serena al reconocerla y fue corriendo hasta donde estaba su amiga, paró un par de metros de ella pero la rubia no dudó y se tiró sobre su amiga abrazándola del cuello.

- No puedo creerlo, te he extrañado tanto, pero tanto -dijo esta. Serena rápidamente corrigió su error abrazando a su amiga con fuerza.

- Te cambió la voz -dijo Serena cuando se separaron.

- Sí, aunque papá dice que recién estoy empezando -dijo la chica quien no paraba de sonreír.

- Tienes doce años ¿Verdad? -preguntó su amiga recordando que la última vez que la vio tenía ocho.

- Sí, que gusto que te acuerdes -dijo la chica quien había asumido en parte que se acordaba ya que durante todos esos años siempre había recibido un regalo de parte de ella en su cumpleaños, eso le recordó algo-. Mira Serena -sacó de su bolsillo una pokéball y de su interior salió un hermoso Rapidash de Galar.

- ¡No puedo creerlo! -exclamó la chica recordando cómo para el cumpleaños número diez de Bonny le regaló un Ponyta de Galar- Ha crecido un montón, se nota que lo has cuidado muy bien.

- Sí, amo mucho a Rapidash, ella es fenomenal, tengo que admitir que le debo junto a Dedenne las victorias de mis primeros tres gimnasios -dijo la chica orgullosa de su pokémon.

- Eso me recuerda ¿Cómo está Dedenne? -preguntó la de pelo color miel.

- Muy bien, ayer estuvimos entrenado todo el día con mi hermano por lo que dejé que durmiera hasta tarde -admitió la chica.

- ¿Y cómo está Clemont? -preguntó Serena que no había escuchado de su amigo en todos esos años más de un par de mensajes que hacían alusión a él por parte de Bonny.

- Bien, hace poco le llegó una invitación para unirse al Alto Mando de Kalos pero ¿Te creerás que pensaba rechazarlo? Él dijo que no podía abandonar el gimnasio de Ciudad Luminalia pero yo le dije "Bueno, para algo tienes una hermana, ya tuve suficiente viaje por un rato ¡Entréname y te demostraré que seré mejor líder de gimnasio que tú a mi edad!" -dijo la chica mostrando esa faceta competitiva que había adquirido en su viaje.

- Jajaja, pareces Ash cuando iniciamos nuestro viaje por Kalos -dijo la chica mientras reía.

- Joo… no digas eso, él era aún peor -dijo Bonny riendo a su vez.

Las dos chicas salieron del aeropuerto, Serena pensaba quedarse en el gimnasio de Ciudad Luminalia un par de semanas mientras reunía todo lo necesario para iniciar de nuevo su aventura por Kalos.

- Eso me recuerda… ¿Has sabido algo de Ash? -dijo la chica de cabello color miel.

- ¿Acaso sigue la Nidoqueen buscando a su Nidoking? -preguntó la chica de manera burlesca.

Serena se sintió un poco avergonzada al recordar cómo suspiraba por ese chico en la época de su viaje.

- Para nada, solo que no he sabido nada de él desde que terminó la Clase Maestra -se excusó.

- Que aburrida -dijo la rubia decepcionada, tenía pensadas más de treinta frases para molestar a Serena en ese corto periodo de tiempo-, la verdad es que yo tampoco sé mucho, tendrías que preguntarle a Clemont, él y Ash ha conversado un par de veces por holomisor desde que se le perdió la pista.

Serena sintió que una parte de su ser estaba aliviada, esa parte que de vez en cuando se preguntaba si llegaba a llamar al contacto de Ash él respondería.

Las chicas hablaron de diversos temas mientras caminaban hasta el gimnasio, al llegar Clemont la saludó con un buen apretón de manos y le mostró su habitación donde se quedaría los días siguientes, Serena desempacó sus cosas y empezó a revisar en su smartphone cuándo sería la siguiente exhibición cerca de Ciudad Luminalia, fue muy feliz al ver que en Ciudad Romantis había una exhibición en tres semanas lo cual le daba suficiente tiempo para llegar caminando y aún tener unos días para terminar de alistarse con las cosas necesarias para el viaje.

Serena inició su sesión de Artista Pokémon en el sitio oficial y se inscribió al concurso, a fin de cuentas la coordinación tenía que tener una idea de cuántas personas participarán para coordinar bien los materiales, las pausas y el número de rondas en caso de que se inscribieran demasiadas artistas.

Apretando un botón cerró su celular y se tiró sobre la cama, este sería su primer viaje real en completa soledad lo cual la hacía sentir ansiosa pero expectante.

Pasaron un par de días y Serena pudo presenciar cuánto empeño le ponía Bonny a su entrenamiento de líder de gimnasio, esto la hizo llenarse de valor por lo que no tardó más de cuatro días en estar en la entrada de la Ruta 14, sabiendo que en esa ruta llovía casi todo el tiempo llevaba puesto un impermeable y su Delfox al lado por si llegaba a resbalar.

Caminó bastante tiempo parando de vez en cuando, un par de pokémons salvajes trataron de atacarla pero Delfox fue rápida y los debilitó de un golpe, ya estaba anocheciendo cuando escuchó risas. Al comienzo creyó que era un Trevenant que estaba tratando de jugarle una mala pasada pero luego notó que la voz no era la de un niño como lo que decía en la pokédex sino de un hombre adulto. Pensando en la posibilidad de que alguien pudiera haber caído bajo los efectos alucinógenos de esporas Serena decidió ir hasta donde se escuchaba la risa.

Al rodear un árbol y salir de entre los arbustos Serena quedó paralizada al ver quién emitía el ruido.

Un entrenador de unos 20 años, de piel morena, ojos castaños rojizos y cabello corto pero muy enmarañado reía mientras un grupo de Goomy jugaban avanzando por todo su cuerpo claramente desafiando la gravedad en algunos de los casos, debo admitir que el chico en cuestión estaba cubierto de baba.

Serena respiró profundamente, una parte de si estaba muy exasperada porque muchas veces había soñado con ese momento pero al ver cómo se encontraban las cosas notó que había sido muy ingenua.

- ¿Ash? -preguntó ella.

El chico pareció helarse en su lugar, lentamente giró su cabeza para ver quien lo llamaba y al igual que Serena maldijo para su adentro lo inoportuno de la situación.

- Serena, ¿Qué tal has estado? -preguntó el chico tratando de no demostrar lo decepcionado que se encontraba de encontrarla en ese preciso momento.

- Bien, parece que te lo estás pasando genial con esos pokémons -dijo ella apuntando cómo un Goomy se encontraba sobre su cabeza.

- Jajaja, sí, parece que cada vez estoy más cerca de mi ideal de Maestro Pokémon -dijo el chico.

Serena quedó impactada con el comentario del chico.

- ¿Entonces ya eres…? -empezó ella.

- Sí, después de mucho tiempo, por fin me considero un Maestro Pokémon -dijo él bastante orgulloso.

Serena rio de buena gana, el chico la miró desconcertado.

- D-disculpa -dijo ella todavía riendo-, e-es solo que nunca estuve muy segura de cómo uno adquiría el título de Maestro Pokémon pero ahora saber que tú eres el que lo define es…

La chica seguía riendo y el desconcierto de Ash se volvió orgullo.

- Lo sé, pero no es algo que deba tomarse a la ligera, para ser un Maestro Pokémon tienes que ser amigo de todos los pokémons, sin importar su especie -dijo el chico.

- Sí, algo así había entendido en nuestro viaje pero pensaba que, no sé, tenías que resolver una prueba escrita o algo así para adquirir el título -por fin la risa de Serena se iba calmando.

- N-no creo que sea posible medir en una prueba escrita cómo te ven los pokémons -dijo Ash un poco divertido con la situación.

A Serena se le ocurrió una escena muy divertida y no pudo evitar ponerse a reír nuevamente.

- Los pokémons podrían elegir representantes de cada especie y hacerte una prueba cada uno de ellos -dijo esta.

Ash no pudo evitar imaginarse la escena a su vez de estar recibiendo una prueba escrita de un Beedrill y se puso a reír aún más fuerte que cuando estaba siendo baboseado por Goomys.

- Sí, sí, creo que habría un par de problemas a la hora de convencer a los Beedrill y a los Spearows -rio recordando lo difícil que le fue realmente llegar a no ser atacado por ambas especies cuando trataba de ser su amigo.

Al final lograron calmarse, cuando por fin lo hicieron Ash miró a Serena con una dulce sonrisa en los labios y en los ojos.

- Estoy tan feliz de volver a verte Serena, te he extrañado mucho -dijo él sin darse cuenta de que podría llegar a ser interpretado como una frase romántica.

- Y yo a ti -bueno, la chica no quería pensar mucho en cómo se podía interpretar.

- ¿Qué haces en Kalos? ¿No era que habías decidido ser una Idol? -dijo Ash quien sí estaba al tanto de qué había pasado con ella durante esos cuatro años.

- Decidí volver a las Exhibiciones pokémons -explicó ella.

- ¿Por fin vas a tener la revancha con Aria? -preguntó él poniéndose en modo competitivo.

- T-tal vez -dijo ella dudando un poco-, n-no estoy segura si podré llegar a la fase final y competir contra Aria, primero tengo que ganar las llaves y luego pasar la ronda de eliminación de la final y…

Ash decidido a infundirle valor la tomó de ambos hombros y la miró con determinación, una parte de Serena estaba gritando como loca pero en general estaba serena y no le importaba mucho el gesto.

- No digas eso, eres una entrenadora maravillosa, estoy seguro que conseguirás rápidamente las tres llaves en tu primer intento -dijo él seguro de sus palabras.

- E-espero que sea así ya que solo tengo medio año para conseguirlas todas -dijo ella quien ya empezaba a ponerse nerviosa.

- No es tan diferente a la vez anterior, recuerda que nuestro viaje duró menos de ocho meses.

Serena recordó esa aventura y algo cálido surgió en su pecho.

- Sí, recuerdo esos días -dijo ella bastante pensativa mientras rememoraba.

De repente la chica cayó en cuenta de algo, de manera involuntaria observó a su antiguo compañero con ojos coquetos.

- Has crecido bastante en este tiempo que no te había visto -dijo ella, Ash no pudo evitar sonrojarse un poco.

- T-tú también Serena -dijo él.

- ¿Cuánto mides ahora? Yo ya me quedé en el metro setenta -dijo ella orgullosa de estar sobre la media de las mujeres y superar por 4 centímetros a su madre.

- La última vez que me medí estaba en el metro ochenta -dijo él recordado aquella ocasión donde tuvo curiosidad y le pidió a una Enfermera Joy que lo midiera.

- Jajaja, parece que el tiempo ha pasado -rio suavemente la chica.

- Sí, así parece -coincidió él con una gran sonrisa.

Luego Serena siguió escudriñando su figura, su cuerpo ya era el de un adulto, su espalda era ancha y su cuerpo musculoso, pero dentro de todo no se veía muy distinto a un hombre promedio de veinte años desde lejos por lo que ella pudo asumir que heredó parte de la figura delgada y compacta de su madre.

- ¿Qué haces en Kalos? Literalmente podrías estar en cualquier parte del mundo ¿Por qué esta región? -preguntó ella curiosa.

Ash desvió la vista al cielo y se rascó una mejilla, la verdad es que no podía decirle toda la verdad.

- Decidí ir por la revancha en Kalos -dijo el chico-, ahora me dirijo a Ciudad Romantis para mi sexto combate de gimnasio en la región.

Serena quedó un poco sorprendida por la decisión de su amigo pero luego recordó cuán devastado había quedado después de su derrota contra Alan por lo que asumió que esta era una forma de redención.

- Que coincidencia, yo también me dirijo a Ciudad Romantis -dijo ella- ¿Qué tal si vamos juntos?

- Está bien -dijo él sonriendo ampliamente-, pero primero debo saber dónde tengo que dirigirme, hace unos momentos les pedí a Noivern y Talonflame con Pikachu que definieran una ruta para salir de este bosque, llevo tres días caminando en círculos.

Serena contuvo la risa.

- Ash, el camino principal está por ahí -dijo apuntando por dónde había llegado- y yo no llevo más de siete horas caminando desde que salí de Ciudad Luminalia.

Ash quedó tan sorprendido que se le quedó abierta la boca por unos segundos, luego se dio cuenta de la cara de bobo que acaba de poner por lo que la cerró.

- ¡Ves! -exclamó él sonriendo-, por eso necesito que alguien me acompañe en el viaje, si no hubieras aparecido quién sabe cuántas veces más me habría extraviado en este bosque.

Serena se sonrojó un poco por el comentario de Ash, él realmente le tenía en mucha estima.

- Bueno, entonces vamos, estoy segura de que Noivern, Talonflame y Pikachu podrán encontrarnos aunque dejemos este claro.

Caminaron un rato en silencio, Serena disfrutaba mucho del aire húmedo y la capa de hojarasca en el suelo, en esos momentos era invierno pero la temperatura en aquella zona de Kalos no era tan grande como en el invierno de Sinnoh o peor, el de Galar por lo que aunque sentía las manos heladas y de vez en cuando paraba para calentarlas toda esa experiencia era muy bienvenida para la nativa de Kalos.

El cielo cubierto de nubarrones se tiñó de colores rosa y violeta por lo que ambos sin intercambiar palabra empezaron a buscar un área plana y seca dónde descansar, al final encontraron una cueva metida dentro de la pared de un precipicio que se alzaba varios metros, dentro había un par de Shelmet escondidos en sus corazas probablemente dormidos.

Serena dejó sus cosas y del interior de su mochila sacó un pequeño calefactor de parafina que sería un buen sustituto para el fuego en vista que afuera toda la leña se encontraba empapada por lo que aunque Talonflame o Delfox les prendieran fuego el vapor de agua inundaría el lugar por un buen rato haciéndolos susceptibles a llamar la atención de algún pokémon agresivo.

- Que buena idea -dijo el nativo de Kanto apuntando el calefactor-, en todos mis años viajando nunca se me había ocurrido llevar uno de esos.

- Gracias -dijo la chica mientras encendía el pequeño aparato, luego lo dejó cerca de Ash y se puso a buscar entre sus cosas-. No nos conviene armar nuestras carpas en este lugar, si las ponemos muy cerca del calefactor se pueden derretir y si estamos muy lejos amaneceremos convertidos en Vanillite por lo que mi recomendación es… -de su mochila sacó una especie de frazada de goma- ¡Chachán! Este es un aislante térmico para acampar, aquí caben máximo tres sacos de dormir por lo que habrá espacio para que duerman fuera de sus pokéballs Pikachu y Pawmi.

Ash se sorprendió al escuchar ese nombre.

- ¿Tienes un Pawmi? ¿Desde cuándo? -dijo emocionado como un niño al que le muestran un nuevo juguete.

Serena sacó a su Pawmi de su pokéball y este se dirigió corriendo a taclear a Pikachu quien estaba a un par de metros inspeccionando a los Shelmet, el pokémon ratón eléctrico no entendió qué le atacó hasta que estaba entre los brazos del pokémon roedor eléctrico de Paldea.

- P-parece que se llevan bien -dijo Ash mientras veía cómo Pikachu no ponía mucha resistencia al abrazo.

- Yo diría que tienen frío y Pawmi solo tomó la iniciativa porque son ambos son pokémons poco amenazantes del tipo eléctrico -dijo Serena que conocía bastante bien a su pokémon a pesar de que llevaba menos de dos meses con ella.

- Pika-pi -dijo Pikachu y Pawmi miró al pokémon, le brillaban los ojitos.

Pawmi rápidamente volvió a meter su cabeza bajo de la de pikachu y el pokémon suspiró resignado diciendo algo en el idioma pokémon.

Ash mientras buscó la información de Pawmi en su pokédex.

- Que raro, aquí dice que Pawmi es un pokémon con una espesa cabellera que lo protege del frío -comentó un poco divertido con los datos de la pokédex.

- En ese caso mi Pawmi es especial, la primera noche que lo tuve temblaba y estaba bastante helado para ser un pokémon de tipo eléctrico -dijo ella, luego buscó entre sus cosas y sacó un pequeño chaleco- eso me recuerda, Pawmi, dulzura, ven aquí, es hora de abrigarse para dormir.

Al escuchar que su entrenadora la llamaba Pawmi soltó al calentito Pikachu y corrió rápidamente sobre sus cuatro patitas para tocar lo menos posible el helado suelo de la cueva, al llegar junto a ella trepó sin mayor problema hasta su hombro donde disfrutó un par de segundos del calor corporal de ella.

Serena la dejó ser un rato pero luego la tomó con cuidado y le puso el chalequito, era de color rojo y con mangas con un lindo punto de tejido con trenzas, Serena lo acurrucó entre sus brazos y al verlo calentito con su abrigo para dormir cayó en cuenta de algo.

- Ash, después de cenar podrías salir fuera de la cueva unos momentos, luego yo haré lo mismo -dijo ella un poco sonrojada.

- ¿A qué te refieres? -preguntó él sin captar lo que pensaba su compañera.

- Nos podemos enfermar si nos ponemos pijama lejos del calefactor -dijo ella muy sonrojada y mirando hacia otra parte incómoda.

- Haaa… -fue todo lo que pudo decir el chico.

El silencio de la cueva se apoderó del ambiente, ambos se sentían muy incómodos por aquel breve intercambio de palabras, al final fue Serena quien decidió cambiar de tema.

- Sabes, mientras caminábamos encontré algunas raíces silvestres que quedarían muy bien en un estofado, ¿Te parece bien que cenemos eso? -preguntó ella.

- Me parece bien -dijo él quien por dentro babeaba pensando en comer estofado.

La chica abrió la mesa plegable, sacó de su bolso una olla muy grande, un set de cuchillos, varios frascos con condimentos, las raíces anteriormente mencionadas y por último la carne de Tauros (sí, no digan nada, esto suena terrible pero de verdad crían a los Tauros para eso, que suerte que Ash no es así y sus Tauros viven libres sin miedo de terminar en una tabla de cocina).

Serena se puso su delantal celeste con un bolsillo de canguro y empezó a cortar la carne en trocitos, feliz disfrutó del marmoleado del corte, había valido la pena comprar esa carne y meterla en su hielera, aunque esto significara cada día tener que pedirle a Pangoro que le hiciera nuevo hielo.

Puso a calentar agua que había recogido de un río cercano y puso una torreja de caldo de pollo deshidratado dentro de este, ella ya estaba tan concentrada que cuando se dispuso a cortar y pelar los vegetales y tubérculos que se sorprendió al ver que más de la mitad se encontraba ya pelado y troceado.

- ¿Qué rayoooos…? -empezó ella mientras giraba su cabeza para ver algo muy inusual para ella.

Ash estaba ahí con un cuchillo en la mano cortando un puerro en trozos, luego ella miró la tabla y quedó sorprendida al percatarse de que los cortes eran bastante parejos y parecía cortar de manera mecánica.

- Ash, ¿Quién te ha cocinado en este viaje? -dijo ella recordando que Clemont fue el encargado de tal trabajo en su viaje anterior por Kalos.

- Por la razón o la fuerza tuve que aprender a cocinar, no puedo vivir de comida instantánea durante más de un par de días o si no me empiezo a sentir enfermo -explicó el chico.

Serena dejó un segundo sus cosas y juntando las manos tras la espalda y bajando un poco su cuerpo para meterse en el campo de visión de su compañero esperó un par de segundos a que hicieran contacto visual.

- ¿Qué pasa Serena? -dijo el chico sintiendo por unos segundos que volvían a ser adolescentes de 16 años de aventura por Kalos.

- Es solo que de verdad has crecido mucho -dijo ella y luego volviendo a su posición completamente erguida tomó su libro de recetas para verificar cuánto era el tiempo de cocción de cada uno de esos vegetales.

Ash por su lado se la quedó mirando un par de segundos sin que ella se percatara.

- Tú también has crecido -dijo él muy bajo.

- ¿Dijiste algo? -preguntó su antigua compañera de viajes apartando la vista del libro.

- Nada -dijo él y siguió cortando vegetales con un ligero rubor en las mejillas.

El chico cuando terminó de cortar todos los vegetales decidió preparar los alimentos para los miembros de su equipo.

- Buena idea Ash -dijo Serena al ver cómo sacaba seis platos de diferentes tamaños y colores de su mochila-, ¿Puedes aprovechar y darle de comer a mis pokémons? Deben estar muy hambrientos.

- Está bien -dijo él. Tomó la mochila de la chica y empezó a rebuscar en la dimensión bolsillo dentro de esta. Normalmente la máquina leía las intenciones del entrenador y así dejaba a tu alcance lo que necesitaras, pero estas IA aprendían a leer a su entrenador y con ello eliminaban varios protocolos de reconocimiento para ahorrar información en la memoria, pero por este mismo motivo Ash realmente estuvo tentado de meterse dentro del bolso puesto que ya había sacado tres vestidos y una peineta en su intento por llegar a los platos para pokémons.

- Mjmjmj -rio Serena tapándose la boca-, yo me encargo, tráeme mi bolso.

Ash izo como le ordenaron y llevó el bolso, Serena con la mano izquierda sacó uno, dos… bueno, en total seis platos de diferentes tamaños y colores, Ash los contó y sonrió de manera socarrona.

- Dime, ¿Cuántos pokémons atrapaste que no me enteré? -dijo él.

Serena le guiñó un ojo.

- Trato siempre de variar entre los pokémons de mi equipo para las presentaciones, que tú no conozcas a los tres integrantes faltantes significa que no has seguido mi pista tanto como me lo haces creer -dijo ella jugueteando con él.

- Me atrapaste -dijo él levantando ambas manos-, de vez en cuando he visto por televisión interregional tus presentaciones pero más allá de saber que tu Pacham evolucionó a Pangoro no sé mucho de tu vida.

Serena rio y por primera vez cayó en cuenta de cuánto había reído ese día, normalmente cuando viajaba con Ariana se limitaba a tener su perfecta sonrisa todo el tiempo y fingir de vez en cuando que una risa para hacer sentir mejor a un Fan que había tratado de decirle un buen chiste, pero eso de reír de manera inconsciente era algo que solo pasaba un par de vez en compañía de su inseparable colega y mejor amiga o alguno de los miembros del staff con sus aparatosas metidas de pata.

- Ejem -aclaró la garganta volviendo a su actitud políticamente correcta-, sí…, mira -metió una mano dentro de su bolso que Ash seguía sosteniendo para ella, de dentro sacó siete frascos de comida para pokémon, uno de ellos llamaba especialmente la atención ya que estaba hecho de cerámica resiste con adornos de flores de Hibisco y un color amarillo marmoleado que recordaba a la miel, Ash recibió el frasco de Serena y leyó "Brisas color Miel, comida especial para pokémons nectarívoros".

- Necta… Necta… -Ash trataba de verdad de pronunciar esa palabra que le sonaba de algún lado.

- Nectarívoros -dijo la chica de Kalos-, quiere decir que solo comen néctar, pokémons como Combee, Ribombee y otro par de pokémons son nectarívoros.

- ¿Tienes un Ribombee? -preguntó descartando de inmediato a Combee y su evolución.

La chica llevó su mano al cinturón de pokéballs y lazó una de ellas, después del breve destello surgió un Oricorio Refinado (morado, tipo fantasma-volador), este no tardó ni un segundo en posarse sobre el hombro de Serena y empezar a parlotear algo alargando las palabras con un acento nasal.

- ¡Cierto! En Alola fuimos a un lugar especial con Malo y compañía, ahí vi cómo un Oricorio se alimentaba de néctar y cambiaba de tipo. -Dijo él por fin recordando cómo Malo se refirió a su dieta como nectarívoro.

- Que bien que lo sepas -dijo ella acariciando a su pokémon que seguía hablándole sobre su vida.

Ash miró con interés el frasco y vio que por detrás tenía una etiqueta de ingredientes, notó que el pellet en cuestión era hecho a base de néctar de Hibisco y gelatina además de otro par de ingredientes que sonaban a preservantes.

- Bueno, tienes un Pawmi y un Oricorio, ¿Cuál es tu sexto pokémon? -preguntó él quien ya no sabía qué otra sorpresa le estaba aguardando.

Serena rio un poco.

- Mira, los frascos, hay uno que es más grande, ese es uno de los tipos del pokémon en cuestión, luego agrégale el tipo del frasco que es más pesado -dijo ella sin querer darle la respuesta de manera sencilla.

El frasco más pesado era de tipo Acero y era un poco obvio pensando que los pokémons tipo acero se alimentaban principalmente de minerales, por otro lado, el frasco más grande era de tipo Hada por lo que juntando ambos tipos solo existían cuatro pokémons con esa combinación de tipos.

- Puede que hayas atrapado un Mawile -dijo él-, tiene sentido por todo el tema de la mega-evolución.

Serena negó con la cabeza.

- Puede que tuviera un buen impacto el tener un Mawile y mega-evolucionarlo, pero al ser pokémons tan territoriales y traicioneros las personas tiende a temerles. -Respondió la chica recordando cómo una Mawile por poco le sacó un brazo un día que cruzaba por una cueva.

- Entonces debe ser alguna de las Tinkas -dijo él chasqueando los dedos.

- Correcto -canturreó la chica y de su pokéball salió una Tinkaton con su enorme martillo y su tierna apariencia.

- Wow, desde mi viaje a Paldea no había visto una de estas -dijo él todavía recordando la fuerza que requirió derrotar a una que poseía un entrenador que lo retó en aquella región.

- Fue el primer pokémon que agregué a mi equipo después de volverme una Idol, fuimos invitadas con Ariana a un evento en Paldea y ahí conocí a Tinkitink, ella me siguió toda mi estadía y al final le ofrecí que viniera conmigo, luego evolucionó a Tinkatuff y si antes hacía que los corazones de los fans estallaran de ternura ahora estallaban de emoción ya que ella demostró ser muy talentosa, al final evolucionó nuevamente y estaba lista para ser una estrella del tipo acero como nadie nunca hubiera visto con su gran agilidad y manejo del martillo que aprendió de Delfox tomando inspiración a su vez de los rudos movimientos de Pangoro, -luego su expresión cambió a pura ternura y felicidad- he de decir que esos tres son muy unidos y la tratan como hermanos mientras que Oricorio tiene como mejor amiga a Sylveon, y Pawmi todavía está en proceso de unirse a esta gran familia pokémon.

La aludida dejó por un segundo su cómoda posición sobre la goma aislante cerca del calefactor y voy a su entrenadora con esos redondos ojitos negros como si quisiera saber por qué la llamaron, en ese minuto Pikachu fue hasta donde ella se encontraba y le hizo saber que no era nada y que siguiera ahí calentita.

- Que bien que hayas formado tu equipo pokémon -dijo Ash sonriendo-, estoy seguro de que juntos vivirán muchas aventuras.

- Sí -asintió con una sonrisa la chica de Kalos.

Siguieron preparando el estofado y cuando solo quedaba dejar que se cocinara a fuego lento Ash decidió sentarse a esperar sobre la goma aislante, Serena al notar que tampoco tenía mucho que hacer decidió sentarse junto a él separada como por unos 30 centímetros.

- Sabes, estuve pensando que si el resto de nuestro viaje juntos por Kalos es igual de divertido que hoy este podría ser por lejos uno de los mejores viajes que he vivido, aunque sea un pooco más corto que los demás -dijo él riendo un poco.

Serena lo miró de perfil unos segundos, efectivamente había cambiado mucho, el Ash que conoció hace cuatro años probablemente habría dicho algo así mucho tiempo después, o tal vez nunca por lo que decidió darse un momento en apreciar con admiración sus rasgos faciales que en vez de ser ligeramente regordetes como la última vez que lo vio eran ahora los de un hombre adulto curtido por el viento, el sol y la tierra.

El chico no lo quiso admitir pero sabía que Serena lo estaba mirando fijamente por lo que se quedó mirando hacia el techo de la cueva mientras sentía que se ruborizaba un poco, al final fue Pikachu quien rompió ese momento.

- ¡Pika! -dijo él mostrando su plato vacío, fue en ese momento que ambos entrenadores recordaron que no les habían servido su cena a sus pokémons, rápidamente abrieron los frascos de alimento y los sirvieron a sus pokémon, Serena rápidamente cortó un par de bayas aranja y pinia para complementar los alimentos de sus pokémons y los de Ash, al final dejó salir a Delphox, Pangoro y Sylveon que había estado esperando en silencio disfrutando del reencuentro de su entrenadora con, según ellos, su amor platónico.

Por su lado Ash sacó a Hawlucha, Talonflame, Noivern, Dragalge y Lucario quienes rápidamente fueron directamente a engullir el alimento que les había servido su entrenador.

- ¿Qué pasó con Goodra? -preguntó Serena viendo al Dragalge que ahora se había puesto incómodo por la penetrante mirada de la entrenadora que no conocía.

- Al comienzo de mi aventura fui al pantano pokémon para convencer a Goodra de que fuéramos juntos por la revancha pero él me dio a entender de que su corazón estaba en ese lugar junto a su amada Florges que valga decir, ahora parece que son pareja -dijo él todavía sintiéndose un poco incómodo al recordar cómo abiertamente juntaban sus narices o Goodra la abrazaba por la espalda mientras hablaban.

- No puedo creerlo -dijo Serena gritando por dentro de la alegría-, un pokémon de tipo Dragón con un tipo Hada, eso es algo digno de apreciar. Pero bueno -respiró resignada- al final uno tiene que ir donde le dicte su corazón y si en el caso de Goodra es junto a Florges y el resto de pokémons del pantano tiene todo el derecho de elegir lo que realmente le hace feliz.

Inconscientemente en ese momento Serena rememoró esos primeros días en Hoenn, en el día estaba muy motivada y practicaba con sus pokémons hasta altas horas de la noche, pero luego cuando quedaba sola en su habitación a oscuras sentía cómo su corazón dolía porque extrañaba mucho a cierta persona que nunca fue capaz de corresponderle.

Una mano se posó sobre la suya lo cual la hizo volver a la realidad, muy cerca de su rostro Ash la miraba preocupado.

- ¿Estás bien? Pareció por un segundo que estabas en otro lado -dijo él.

Las lágrimas se condensaron en los ojos de la chica, esta apartó la vista y se sobó los ojos. Esa parte de ella, que todavía seguía ligada al pasado, a esos sentimientos que había tratado de enterrar le estaba haciendo daño puesto que por primera vez en mucho tiempo tenía esperanza, una esperanza ciega e ingenua de que tal vez, solo tal vez, la historia realmente no hubiera terminado cuando se separaron en el aeropuerto sino que podría por fin tener su felices por siempre.

Bueno, con esto termina este primer capítulo, por si no se dieron cuenta, para Serena el ver de nuevo a Ash fue como un terremoto interno. Ella está feliz de ver de nuevo a su viejo amigo pero siente miedo de volverse a enamorar, no fue fácil para ella el ser indirectamente rechazada y por ello hizo lo mejor que pudo en sepultar aquellos sentimientos, pero verlo de nuevo… digamos que en este momento se encuentra confundida pero no se preocupen, todo irá mejor en el próximo capítulo.

Para su información, esta es una historia de siete capítulos y un epílogo que va a ser publicada todos los domingos entonces… ¡Los espero el próximo domingo!