Sentimientos tortuosos
Bakugou quiere a Deku solo para él
Vi a mi Deku hablando con ese estúpido de Todoroki. ¡Como se atreve! ¡Deku sabe que me pertenece!
Esperé hasta que mi senpai se fue antes de acercarme al chico.
"Oye hombre, ¿de qué estabas hablando con mi hombre?" dije frustrado.
"¿Tu hombre?" preguntó Shoto. ¿Qué quiere decir? ¿No sabe que es mío..?
"Sí, mi hombre , ¿eres estúpido?" gruñí. Shoto parecía molesto. ¡Debería estarlo, no debería llevarse a mi hombre!
"¡Deku es mío, así que retrocede!" Grité, explotando su cabeza. Miré alrededor. Oh, mierda! Maté al mejor amigo de mi senpai, bueno, no importa, ¡ Deku es MÍO!
Caminé por el pasillo hasta la habitación de Deku.
Cuando llegué sonreí. Llamé a la puerta. ¡Mi bebé caliente debe estar aquí! ¡Pero no hubo respuesta! ¿Por qué mi Sugar baby no estaba respondiendo? Toqué más, más y MÁS, hasta que finalmente abrió la puerta.
"¿Bakú? Lo siento, estaba en la ducha", dijo, frotándose el cabello con una toalla, "adelante". Entré, posé la puerta y luego lo inmovilicé en el suelo.
"¿Kachan? ¿Qué estás haciendo?" Deku jadeó.
"Solo comprándome un bocadillo~" dije, antes de lamerle la oreja. Deku gimió un sonido agradable. ¡Sonaba como el cielo!
"Entonces eso significa", Deku tragó saliva, "¿soy tu merienda?"
"No, el otro brócoli caliente, o por supuesto eres tú, cariño~" Sonreí. Los ojos de Deku se agrandaron.
"¿Q-qué? K-katsuki… ¡esto es tan repentino!" Se sonrojó.
Empecé a palmear su pene a través de sus pantalones, se sentía largo y grueso. Será un placer tan delicioso. Continué tocándolo, sus suaves gemidos eran increíbles.
"Suenas tan bonita, cariño~" susurré. Continué tocando a su amigo debajo de sus pantalones hasta que llegó a mis manos.
"Baku~" gimió Deku.
Me encanta cómo mi pequeña mascota dice mi nombre.
Me quité la camisa y la tiré al otro lado de la habitación. Luego me quité los pantalones y los boxers.
Miré hacia abajo para darme cuenta de que tenía una serpiente enorme. No lo noté antes.
"Wow ~ Me pregunto cómo se sentiría eso ~" gimió Deku, moviendo sus manos sobre mis abdominales perfectamente tonificados.
Cuando tocó mis abdominales, le quité la camisa y moví mis manos hacia sus pantalones.
OS
TatsuDeku / BakuDeku
AU sin quirks
Angst/Soft/R18
Tatsu
………………………..
Ocho años atrás.
Todo empezó, con la triste historia de dos pequeños amigos.
Un rubio cenizo bastante engreído y un peliverde gentil y juguetón.
Katsuki e Izuku. Kacchan y Deku.
Estaba nervioso, su corazón latía sin freno aparente y sentía el sudor recorrerle cada parte del cuerpo, pero no le importaba.
Él era valiente y estaba decidido.
—Me gustas Kacchan, me gustas mucho.— reveló, con las mejillas encendidas y la esperanza viva.
Hacía muchísimo tiempo que quería confesarse a su mejor amigo y crush secreto.
—¿Eh?.— Fue lo único que el contrario pudo formular.
—Lo que dije Kacchan, me gustas.— repitió, apretando sus pequeños puños a la altura de su pecho.— Yo... este... ¿quieres ser mi novio?.
El pequeño rubio de diez años, recién estaba procesando con exactitud las palabras de su mejor amigo.
Y la conclusión a la que llegó, no le gustó.
—¡¿De qué demonios hablas Deku?!.— exclamó espantado.
Él era un niño y no podía gustarle a otro niño. Eso era raro. Deku era raro.
—Te decía que si te gustaría ser mi nov...
—¡Te escuché, tonto!— interrumpió, tapándose los oídos.
—Y no, por supuesto que no quiero eso. ¡Somos niños, los dos. Eso es raro y muy asqueroso!.
—¿Qué?.— Izuku susurró. Un dolor punzante apretujando su pecho.
—Escucha Deku, lo que dices es raro.— lo miró enojado.— Ya, ya no podemos ser amigos. No quiero que estes cerca de mi.
Si Izuku creía que lo anteriormente
dicho por Kacchan le había dolido,
esto simplemente lo destrozó.
El rubio lo estaba botando como amigo
y eso era algo que no podría soportar.
—Pero...— quiso hablar, pero no sabía que decir. Mejor permaneció callado en su sitio.
¿Cómo podría vivir sin Kacchan?
Kacchan era todo lo que siempre había querido. Sin él, no le quedaba nada.
—Pero Kacchan...
—No Deku, a partir de ahora, dejamos de ser amigos, déjame en paz.— pronunció el pequeño rubio y se dio la media vuelta para irse del lugar, dejando al pequeño peliverde... muy atrás.
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Actualidad
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Contempló por enésima vez el mensaje en su celular. Ese, donde el dueño de su corazón, le afirmaba qué día sería el día en el que por fin se verían.
No podía estar más emocionado.
Hace aproximadamente 2 años atrás, Izuku conoció a Tatsuki Okamoto.
Estaba revisando su perfil de Facebook, viendo las últimas novedades publicadas en el grupo de mangas del cual era parte. De pronto, de la nada, le llegó una solicitud de amistad.
Al principio no le dio importancia y sólo ignoró la notificación, como hacía con cada persona desconocida que se atrevía a enviarle una.
Pero luego, su sorpresa fue legítima, al notar, que la misma persona que quería ser su amigo, le envió también, una solicitud de mensaje.
Izuku era desconfiado, pero también muy curioso y era obvio que quería saber, cuál era el motivo de la insistencia de esa persona por contactarle.
"Hola" decía el mensaje. Un simple hola, que permanecía solito y sin contestarse. Observó por unos minutos el icono de visto en la bandeja, y como el ser gentil e impulsivo que era, respondió.
No quería parecer un grosero al ignorar el cordial saludo.
De ahí en adelante, comenzó su relación con Tatsu.
El chico era de su misma edad y era igual o más fan que él, del manga "Vigilantes", un cómic japonés de shonen genérico, que a su vez, era muy interesante al abordar el lado controversial acerca del mundo de los héroes.
Con el tiempo y entre sus discusiones acerca del manga, fueron forjando una bonita amistad; confiaban el uno en el otro, se contaban acerca de su día a día, de sus gustos, de sus anhelos y demás.
Tatsuki era muy inteligente y en más de una ocasión, ayudó a Izuku con alguna tarea del instituto y viceversa.
Un día cualquiera, cuando comentaban la relación de amor que se forjaba alrededor de la pareja protagonista del manga, Tatsuki le reveló a Izuku que era homosexual.
A Izuku la revelación le puso en extremo nervioso, pues en aquella gigantesca muestra de confianza, el chico le daba a entender, la evidente seguridad que sentía de contar con él.
Por supuesto el peliverde no mencionó nada en relación a su propia orientación sexual, pues aún tenía inseguridades con respecto a eso. El miedo de perder a otro amigo seguía latente en su pecho.
Al cumplirse los 9 meses de haberse conocido por Facebook, Tatsuki se le declaró a Izuku.
El peliverde al principio no le creyó, pero el chico fue tan meloso e insistente que
a Izuku no le quedó más remedio que aceptar el amor que el chico le estaba ofreciendo.
Izuku mentiría si dijera que la confesión no le emocionó.
Tatsuki era demasiado tierno y lo trataba con tanto amor todo el tiempo, que para él, no fue difícil retribuirle el sentimiento.
El único problema, es que no tenía ni idea de cómo lucía su rostro. Tatsuki siempre usaba como foto de perfil alguna imagen alusiva al manga que les encantaba, pero jamás una foto suya.
Cuando le preguntó el motivo, el chico le fue sincero, y le confesó que se sentía un poco feo. Sin embargo, también le contó que la fealdad de su cara, la compensaba con un buen cuerpo.
Izuku se sonrojó, pero también le dijo que eso a él no le importaba, que le quería tal y como era, aunque no le obligaría a mostrar su rostro si no se sentía cómodo.
"Algún día te mostrare mi rostro bebé, sólo dame tiempo para tomar valor.
Es que tú eres tan precioso que temo quieras huir de mi". Fue lo que le dijo como contestación.
Para este punto, a Izuku sinceramente le importaba un rábano como lucía Tatsu, lo único que quería era estar con él, con su dulzura y extrema delicadeza.
Por eso mismo era la emoción que inundaba su sistema, ya que en una semana más, su deseo al fin se cumpliría.
—Te ves contento, ¿todo bien en el paraíso?.— Hablo su amigo Denki, quien recientemente había llegado al salón y tomaba asiento a su lado.
Sus pensamientos se esfumaron en ese momento.
—Si, todo bien.
—¿Emocionado por lo de Tatsu? falta una semana.— preguntó Den.
—Lo sé.— sonrió. —Estoy ansioso.
Denki lo miró enternecido.
Sabía perfectamente de la relación de amor virtual que mantenía su mejor amigo.—Vas a tener que ir preparando las caderas.— sugirió burlón.
—Eh, ¿que tienen que ver mis caderas?.— preguntó Izuku con una mueca de confusión. No tenía idea de qué relación podía tener Tatsu con eso.
Denki se carcajeó, le parecía sumamente divertida la reacción de su amigo. Izuku era demasiado tierno y lindo. —Dios Izu, ese chico está vuelto loco por ti, apenas te vea te va a querer partir.
—¿Eh?.— Izuku se sonrojó, porque la palabra partir, hizo que sus neuronas unieran los puntos acerca del comentario de Denki. —¡No digas eso, es muy vergonzoso y... y... eres un burro, Denki!.— exclamó sumamente avergonzado.
—Como burro la debe tener.— siguió molestando el otro.
El peliverde se tapó la cara con ambas manos y se removió nervioso, pues había algo de cierto en ello.
Hacía dos meses, que Izuku y Tatsu habían incursionado en el mundo de las "nudes"; Fotos de ellos, mostrando parte de sus cuerpos desnudos.
En un principio, Izuku estuvo reacio a
la idea, no obstante, las juveniles hormonas revoloteando y las peticiones de Tatsu lo terminaron de convencer.
Izuku casi se desmaya cuando Tatsu envió sus fotos. Su novio era demasiado provocador, su cuerpo era precioso y muy bien formado. Casi le da un derrame nasal al contemplarlo.
Él en cambio era más normal; delgado,
y no muy tonificado. Quizás lo más llamativo de su cuerpo era su pequeña cintura y su trasero un poco más grande
y pomposo de lo usual.
Aunque al parecer, a Tatsu le gustó.
"Por Dios, ¿acaso eres real? Eres un bendito manjar de los dioses bebé, no puedo esperar para ya sabes qué contigo"
Ese mensaje le había hecho alucinar, parecía irreal el haberse excitado tanto por un par de palabras.
El punto de todo eso, es que al parecer,
a Tatsu no le había gustado, sino que encantado. Eso le hizo feliz.
El timbre de su celular sonó, e Izuku sabia perfectamente quien le había mensajeado.
Aún quedaban 5 min para el comienzo de la clase, por lo que sin problemas se dispuso a revisar el aparato.
"Buenos días bebé.
Te escribía para desearte un hermoso dia.
Agh, en verdad no sé lo que me hiciste Izuku, pero no hay un sólo minuto del día en que no esté pensando en ti.
Te adoro".
Izuku apretó el celular entre sus manos y como una niña amartelada lo llevó hasta su pecho para suspirar.
¿Cómo no podría haber caído por los encantos de un ser tan bello como Tatsu?
Izuku se sentía enamorado.
Tatsuki había llegado a su vida a darle color, a cuidarlo y adorarlo como nunca nadie había hecho antes, y esa, era razón suficiente para serle completamente devoto.
Desde que conoció a su novio, en ese tiempo amigo, el fantasma de Kacchan ya no le atormentaba y al día de hoy, podía decir abiertamente, que después de mucho tiempo, al fin lo había superado.
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En otro lugar de la ciudad, un joven de 18 años se daba placer con las ardientes fotos de su novio.
—Carajo.— inhaló y exhaló profundo cuando por fin acabó. —Cuando te tenga entre mis brazos, no te voy a soltar jamas, lo juro.— sonrió satisfecho y tomó una toalla para dirigirse a la ducha.
Bajo el agua templada, se dedicó a limpiar su cuerpo de cualquier suciedad, no pudiendo sacarse de la mente la última imagen enviada por el peliverde.
—Mierda... me gustas tanto. No puedo esperar a besarte. Prometo que esta vez, haré las cosas bien y te daré todo el amor que siempre he querido y nunca he podido darte.—hablaba a la nada con la ilusión y el anhelo vibrando en su pecho.
En una semana más, sería el cumpleaños de Izuku y éste como regalo, le había pedido por fin conocerse en persona.
Por supuesto que el miedo y la indecisión embargaron su mente, pero mentiría si dijera que no estaba ansioso por tener una relación normal y real con el amor de su vida.
Porque sí, estaba totalmente enamorado.
Izuku era su todo. Y él sólo quería entregarle el mundo; abrazarlo, mimarlo, gritar a los cuatro vientos que el chico más hermoso del universo le correspondía. Que era suyo y que eso jamás de los jamases cambiaría.
Quería hacer de todo con su peliverde.
Ser su primer beso, ir a cientos y cientos de citas, pasear por el parque tomados de las manos, hacer el amor, perdiendo su virginidad juntos.
Lo quería todo.
Oh Tatsu, me fascinaron tus fotos, eres precioso. Te adoro.
—Y yo te amo joder, tanto, tanto.— mencionó embelesado. Mirando el mensaje enviado por el peliverde.
Se dedicó a buscar en su galería las fotos de su amado.
Tan precioso, tan perfecto, con sus miles de pequitas en el rostro y sus ojos verdes y brillantes. Suspiró ante la vista.
Necesitaba desesperadamente tenerlo consigo o sentía que moriría.
Para este punto, el miedo de enfrentarlo, palidecía completamente ante la ganas que tenía por sentirlo, tocarlo. Mirarlo en vivo y en directo y que éste, de igual manera posara sus hermosas gemas en su persona.
Ya no tenía miedo.
(...)
15 de julio.
——————
Nos encontraremos a las tres de la tarde en el parque junto a la preparatoria Aldera.
Yo vestiré de negro y llevaré un ramo de tus flores favoritas conmigo.
Ese era el mensaje que le había enviado su novio la noche anterior.
Por Dios, estaba tan nervioso, le sudaban como nunca las manos y trataba sin éxito limpiarlas al frotarlas en sus pantalones.
Se había vestido bonito, o por lo menos eso le había dicho Denki, quien le ayudó a escoger su atuendo; Un pantalón negro y ajustado, playera y tenis blancos y una chaqueta de jeans. Además de eso, se puso un poco de su perfume, no sabía si a Tatsu le gustaría, pero a él le encantaba el aroma amaderado de su fragancia, así que optó por usarlo.
Faltaban cinco minutos para las tres de la tarde y su corazón latía agitado.
La emoción y la expectativa, lo tenían con sus cinco sentidos agudizados. Pero aún así, no percibió a la figura que se ubicó a sus espaldas.
—Izu.— pronunció aquella voz, tan firme y masculina como la imaginó. Y él, casi se derrite al escucharla.
Respiro profundo y tomando valor, se giró en su dirección. Sentía que el corazón se le saldría por la boca, pero al estar frente a esa persona, se le cortó la respiración.
~~~~~~~~~~~~~~~
La duda invadió su sistema, ¿que estaba haciendo Katsuki Bakugou ahí?.
Sí, era verdad, ambos habían crecido y aunque él se alejó lo más posible de su ex mejor amigo por lo qué pasó cuando eran unos niños, sabía a quién le pertenecía ese rostro, después de todo, seguían siendo vecinos y asistían a la misma preparatoria.
Trató de calmarse, quizás había alguna explicación, tenía que haberla o esta era la peor jugada que le había dado la vida.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Katsuki se tensó, la voz de Izuku sonaba ligeramente hostil. — Uhm, bueno... —
se puso nervioso, pero ya estaba ahí y no daría marcha atrás. —Ansiaba verte.
Izuku estaba helado. ¿Dónde estaba Tatsu? Miró hacia todos lados, esto realmente no podía estarle pasando.
Katsuki notó la desesperación en los ojos y gestos de Izuku, sabía que sería así.
El no entender que estaba sucediendo era obvio que le abrumaría.
Debía explicarse.
—Izuku, sé que estabas esperando a otra persona en vez de a mi, pero...
—¿Dónde está Tatsu?.— interrumpió dolorido, el quiebre en su voz era nítido. Al parecer, el entendimiento de a poco se estaba haciendo presente.
—Si me dejarás explicarte...
—¿Dónde está?.— preguntó entre sollozos. —Por favor, esto no puede ser real. ¿Dónde está Tatsu?.— pedía agobiado, las lágrimas que desbordaban de sus ojos eran intensas.
—Izu, Tatsu... él soy...
—¡No!.—Sollozó aún más fuerte.
No quería que creer que esto fuera real. Que su corazón se hiciera pedazos nuevamente por la misma persona.
Katsuki no sabía que hacer, notaba la angustia de Izuku, él también la sentía, pero no estaba dispuesto a perderlo, no esta vez. —Ten, te traje tus flores favoritas, girasoles.— ofreció mostrándole el ramo. Era una burda forma de mejorar el ambiente, pero si no hacía algo pronto Izuku lo dejaría. No quería eso. —Sé que sonará cursi pero... esta flor representa lo mucho que significas para mi, alegras mis días por más complicados que sean, eres mi apoyo incondicional y eres la luz que ilumina mi vida. — dijo el rubio con tanto entusiasmo y con sus ojos brillando.
Izuku quiso reír.— Con qué significo eso para ti, eh... déjame decirte que no eres muy convincente...
— Izuku, amor...— Katsuki quiso acercarse. Quería abrazarlo, quería demostrarle cuanto lo amaba.
Pero Izuku retrocedió. —¿Por qué, Kacchan... esto... es una venganza?, yo... hice lo que me pediste. Jamás volví a buscarte.
—¡NO!, Izuku, eso no es así, mierda...— Katsuki se sentia mareado. Necesitaba con urgencia explicarse. —No es eso, yo de verdad estoy enamora...
—¡Por qué simplemente no dices la verdad!. — el peliverde estaba en la misma posición, su mirada estaba vacía
y denotaba lo profundamente herido que estaba. —No trates de negarlo.
— Y-yo — no sabía cómo reaccionar, ¿cómo no lo pudo prever?.
Tenía la esperanza de que su encuentro fuera diferente, cosa que no fue realidad.
—Admítelo, ¿te divertiste jugando conmigo?.— soltó roto y Katsuki quiso romper en llanto.
Izuku estaba devastado, Tatsu era sólo un engaño. Se había enamorado de un vil engaño. Ya no le quedaba esperanza ni dignidad a la cual aferrarse. —Te había superado ¿sabes? y ahora vienes aquí a volverme a hacer mierda, a que mi corazón se vuelva a romper.
—¡Claro que no Izuku, en verdad yo te amo!.— trato de agarrar su brazo, quería enseñarle cómo su corazón no dejaba de latir tan desesperado por él, sin embargo Izuku le arrebató el brazo y lo miró desafiante.
—Tu lo dijiste antes, es asqueroso y esta vez te daré la razón, pues ponerte otro nombre para hablar conmigo, ahora entiendo la insistencia del principio, lo que no me queda claro es ¿por qué volver a buscarme? Me aleje de ti lo más que pude, ahora que vienes a probar.
—¡Que te amo Izuku!.— gritó también entre lágrimas.— Sé que fui un estupido en el pasado, pero era sólo un niño. Tenía miedo, porque siempre me pasaron cosas contigo y en ese entonces no podía asimilar que eran... pero a medida que fui creciendo pude comprenderlo. Siempre estuve enamorado de ti, pero me deje llevar por comentarios infundidos e ideas estupidas. Siempre quise remediarlo, aún quiero hacerlo, pedirte perdon por... — fue interrumpido por Izuku de inmediato.
—No sigas, me rompiste el corazón, ahora vuelves con mentiras y engaños, si así piensas que te voy a creer estas loco, ahora te regresó el favor. Si es verdad lo que dices, te rompo el corazón, por tu amor lleno de mentiras, ahora espero que desaparezcas de mi vida, no quiero volver a verte, no quiero saber nada de ti, espero que esta vez lo entiendas y te largues de una vez por todas. — Izuku se limpió bruscamente las lágrimas de su rostro y salió corriendo de ahí, no quería ver más a ese mentiroso.
—¡Izuku yo te amo, perdóname! — Fue lo último que escuchó de su antiguo amor, uno que de una vez por todas sepultaría en el pasado donde debió quedarse.
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Eran las dos de la madrugada y no había podido parar de llorar, nunca creyó que su cumpleaños numero 18 se iba a sentir tan amargo.
Estaba enamorado de Tatsu, confiaba en él, en todo lo que representaba para su vida. Pero al final, resultó ser que sólo era Kacchan burlándose de él.
Sentía tanta impotencia, tanta tristeza... tanta ira, y eso lo colocaba en una disyuntiva con su propio ser, pues nunca se consideró una persona resentida y reprimida.
Miró con dolor los miles de mensajes que conservaba en su teléfono. Las canciones dedicadas, incluso las imágenes recibidas.
Quería que la tierra se lo tragara. ¿Eso significaba, que el mismo Katsuki Bakugou había visto todo el material que él mismo había enviado?.
Se sintió asqueado.
Apostaría a que el muy maldito ni siquiera le envió imágenes de él. ¿Cuánto tiempo le habrá tomado a Bakugou buscar imágenes de nudes en internet para engañar a su ingenua e idiota mente? Pero más importante... ¿qué clase de mente retorcida se tomaría la molestia de hacer todo eso para jugar así con él?.
Sin dudas Katsuki Bakugou no tenía alma. Era un ser despiadado y cruel.
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Entró a su casa totalmente derrotado.
Le dolía la cabeza de tanto llorar y la garganta de tanto gritar pero los girasoles permanecían en sus manos.
—¿Cómo te fue en tu cita mocoso?.— preguntó Mitsuki desde la sala, pero al no recibir respuesta se preocupó.
Obviamente, Katsuki ignoró la pregunta de su madre para subir las escaleras y recluirse en su habitación.
No quería volver a llorar, pero no podía evitarlo.
La tristeza golpeaba amargamente su pecho.
Se supone que a esta hora, debería estar
junto a su novio, en la cita que tan diligentemente se había esmerado por preparar. Pero en vez de eso, estaba en su habitación, solo y llorando por haber perdido a su primer y único amor.
Se tumbó en la cama, su corazón dolía, simplemente no lo podía soportar.
Se sentía nauseabundo, recordar la preciosa cara llorosa de Izuku al verlo, el resentimiento y odio reflejado en sus ojos al caer en la realidad.
Él no era a quien el otro estaba esperando.
Pero la verdad de las cosas, es que él jamás quiso engañarlo, sólo que no supo como actuar, cómo volver a acercársele después de ser el mismo quien le pidió cruelmente que se alejara.
No esperó que el peliverde lo mandara a la mierda, sin siquiera dejarse explicar.
—Katsuki, ¿puedo pasar?.— escuchó la voz de su madre desde el otro lado de la puerta. Esperaba que se marchara al no recibir su respuesta. No tenía ganas de hablar.
—¿Katsuki?
—...
—Voy a entrar.
—¡Maldición!.— Katsuki se echó las cobijas encima. No quería que su madre lo viera llorar.
—Ya me dirás ¿qué pasó?.— Mitsuki preguntó. Pero al notar como Katsuki estaba oculto bajo las cobijas temblando de vez en vez, no tuvo que ser muy brillante para entender la situación.
—Me mandó a la mierda, eso pasó.— sollozó el cenizo.
Mitsuki suspiró.
Una parte de ella estaba entusiasmada por la cita de su hijo, pero otra parte sentía temor. Katsuki le había mencionado todo el plan que había armado para acercarse nuevamente a Izuku y presentía que no saldría bien del todo. Pero su hijo estaba tan ilusionado.
Quizás fue su error el no haberle advertido.
—¿Tiene solución?.
—¡No mamá, me mando a la mierda sin siquiera dejarme explicar! Me odia, lo pude ver en sus ojos.— Katsuki trataba de relatar, no pudiendo modular del todo bien por el llanto que le embargaba.
—Ay hijo. Ten paciencia, quizás con el tiempo las cosas se puedan arreglar.
—¡No se arreglará!.— gritó frustrado.
—Se sintió engañado, pero todo lo qué pasó entre nosotros fue real, lo que yo siento por él es real, lo único diferente fue ese estúpido nombre que usé, que ni siquiera era tan distinto del mío. Maldición.— se descubrió por fin, sentía que se estaba ahogando bajo las tapas.
Mitsuki lo observó por fin. Su corazón de madre se estrujó al contemplar a su hijo así.
Ella sabía mejor que nadie del amor que Katsuki sentía por ese chico, pues ella misma fue quien lo incentivó a luchar por él.
Aún recuerda, cómo un Katsuki de doce años se acercó temeroso hasta a ella, preguntándole si estaba mal sentirse atraído por otro chico. Por supuesto la pregunta le sorprendió, pues Katsuki no era una persona afectiva por decirlo de alguna forma, no creía que alguien podía haber calado de esa forma en su rígido corazón.
El pequeño cenizo de 12 años lloró a todo pulmón, revelándole que le gustaba un chico, que sentía mariposas en el estómago cada vez que lo veía, pero que sabía que estaba mal y que no quería decepcionarla.
Ella lo estrechó entre sus brazos, pidiéndole perdón si fue por causa de ella que sintió ese temor.
Le explicó pacientemente que no estaba mal amar a otro chico, que el amor no se elegía y que por ningún motivo esa sería causa de su decepción.
Katsuki lo entendió, pero le dijo que ya había arruinado su vida al no preguntar antes y romper el único hilo que lo conectaba con ese chico.
Ahí fue cuando ella actuó y aconsejó a su hijo a tener el valor de luchar por lo que quería.
Katsuki trabajó por ello y en más de una ocasión intentó acercarse al dueño de su corazón, pero cada que lo hacía, éste le rehuía.
No tuvo qué investigar mucho para comprender la razón.
Había sido él mismo quien lo había alejado de su vida y para su pesar, de la peor manera posible.
Ambos vivían a unas calles de distancia y aunque estudiaban en la misma preparatoria, jamás volvieron a hablarse. Quizás no estar en los mismos salones de clases había repercutido aún más en ello.
Por lo mismo, las redes sociales habían sido una manera factible de poder volver a conectar con su amado.
Katsuki lo pensó por mucho tiempo, dudando ante la posibilidad de cagarla y perderlo para siempre, pero cuando cumplió los 16 años, finalmente se decidió.
Se creó un perfil falso en Facebook y se dedicó de lleno a acumular amigos para no verse sospechoso e investigar las actividades virtuales del pecoso.
No quería parecer un psicópata, pero era eso o no tendría nada y ya no estaba dispuesto a vivir con ello.
Se unió a una página de mangas en Facebook, de la cual Izuku era parte, lo sabía por las publicaciones del peliverde, donde compartía en su perfil paneles en específico.
Ahí fue que lo enganchó y si el manga sería el medio que los conectará, en hora buena, pues a él también le encantaba.
Desde ahí, comenzó su relación con Izu.
Hablaban a diario y forjaron de a poco una relación de amistad y confianza.
Katsuki estaba emocionado, su corazón se aceleraba cada que su celular sonaba con un tono de notificación personalizada.
Estaba enamorado, estaba muy enamorado y no le importaba hacer ese tipo de estupideces con tal de acercarse nuevamente al peliverde.
Al final todo cayó por su propio peso, cuando su precioso novio le pidió verse en persona. Al inicio se preocupó y buscó una y mil excusas para negarse, pero la realidad, es que lo único que quería era besar a su peliverde, sentir su calor consigo. Esa fue motivación suficiente para arriesgarse.
Todo salió horrible, Izuku se tomó de la peor forma su intento de recuperarle, ni siquiera le dio oportunidad de explicarse.
Eso lo llevaba a este momento, donde no podía aplacar la dolencia de su pecho y era nada menos que su madre quien lo confortaba como a un niño pequeño.
—Se que te dije que deberías luchar por él, pero ¿no será mejor dejarlo?.
Pronto te irás a la universidad, conocerás nuevos chicos y la distancia tal vez ayude en el proceso de olvido.
—Pero yo lo amo.— explicaba llorando.
Los girasoles en su cama junto con todo los hermosos recuerdos que las malditas flores le traían.
Me encantan los girasoles, son tan hermosos y peculiares. Creo que irradian alegría.
Me gustaría llevarte a un campo de girasoles, ¿te he dicho que los amo?.
¿Qué quiero para mi cumpleaños? Quizás un ramo de girasoles y... que permanezcas a mi lado.
Se aferró a los brazos de su madre, estaba destrozado.
Estaba completamente perdido, porque si había una cosa que sabía con certeza en la vida, era que jamás podría olvidarse de Izuku.
~~~~~~~~~~~~~
2 años después.
——————————
La temperatura iba en aumento para dos jovenes que se besaban y acariciaban con entusiasmo.
La mezcla de besos fogosos más las osadas manos que ambos paseaban por sus cuerpos, los tenían al borde de la cornisa.
—Agh, Kats. ¿Podemos llegar al final esta vez?
Katsuki no tenía por qué pensarlo tanto, ya tenía veinte años, era momento de perder de una vez por todas su virginidad.
Shoto era precioso y tan ardiente.
¿Por qué no darse la oportunidad de vivir esa experiencia tan especial con alguien como él?.
—Si, está bien, hagámoslo.— responde excitado.
Era el momento.
Shoto no perdió tiempo en desnudarse por completo, dejando la faena de besos y toqueteos para después.
Acercó sus impacientes manos al borde de los pantalones del cenizo, para poder ayudarle a retirarlos.
Pronto el miembro de Katsuki fue liberado, sintiendo el frío aire del ambiente, golpear de lleno contra su ardiente piel.
Esta vez, no habría marcha atrás.
O eso quería creer...
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—Es-espera.— Katsuki se levantó de golpe de la cama con la respiración agitada.
Shoto suspiró cansado, acomodándose para quedar sentado sobre la cama. —¿Qué ocurrió esta vez?
—Es que... — se acomodó nuevamente los bóxers. —Agh, maldición.— se pasó ambas manos por el cabello con pesar. —Aún no me siento listo. Discúlpame por favor.
El otro chico le miró, no entendía eso.
No podía comprender que Kats aún no se sintiera listo. Sabía de sobra que lograba excitarlo. Entonces, ¿por qué?.
—Está bien, supongo que será para después de las vacaciones.— mencionó con un tono decaído en su voz.
Shoto Todoroki había conocido a Katsuki en la universidad. Ambos estudiaban pedagogía, con la diferencia de que el primero se especializaba en literatura, mientras que el segundo en matemática. Aún así, coincidían en bastantes clases, además de las actividades de la facultad.
Shoto no tardó mucho en captar la atención del cenizo, pues era un chico bastante popular; guapo y misterioso, con atributos bastante peculiares, de cabello bicolor y ojos heterocromos que le daban un aspecto extremadamente llamativo.
Se acercaron de manera casual y pronto establecieron una relación de amistad. Pero Shoto siempre se sintió atraído por Katsuki. El cenizo era atractivo, además de inteligente y divertido. Shoto vio esa chispa que siempre buscó, reflejada en él.
Sin embargo, Katsuki siempre ha sido arisco a establecer una relación formal. Aún tiene heridas pasadas que necesita curar para dar paso a ello, y no tiene ninguna intención de jugar con nadie.
Por lo mismo la relación que mantiene con Shoto no se define como un noviazgo, sino más bien; una amistad con beneficios.
Hay besos, hay toques, hay compañía, pero nada sentimental. Tampoco hay sexo, porque aunque llevan más de un año en eso, el rubio cenizo siempre se ha excusado de no sentirse listo para dar el "siguiente paso".
Pero Shoto le quiere y le espera paciente.
—Esta bien Sho, discúlpame otra vez ¿si?.— pide mientras se termina de vestir.
Para ambos chicos, una vez más, sus intentos de intimar se fueron al diablo.
—No hay problema Kats, de verdad.— tranquiliza el chico bicolor, con una mueca lo más parecida a una sonrisa.
—Te llamaré cuando llegue allá ¿está bien?
Shoto solo asiente.
—No vemos.— Katsuki se acerca hasta él, para despedirse con un beso en la mejilla.
En un par de horas más, debe tomar el tren a su casa para pasar las vacaciones de verano.
Será, hasta dentro de tres meses más.
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Estaba cansado, haberse dormido en el tren no fue la mejor idea, despertó con un horrible dolor de cabeza y el transporte público que le llevaba hasta su hogar, iba repleto de gente, por lo que ni siquiera pudo coger un asiento.
Pero él es terco y no aceptó que su madre lo fuera a recoger a la estación.
Ahí iba, en medio de la noche, por las solitarias calles de su vecindario,
arrastrando con hastía su estúpida maleta.
Su vecindario.
Suspiró con nostalgia. No podia aunque quisiera evitar la pesadumbre que le invadía cada que pasaba por fuera de cierta casa.
Los sucesos transcurridos hace dos años atrás, aún le dolían.
Le hubiera gustado decir que todo se había solucionado, que pudo dar su versión de los sucesos, pero jamás fue así, y por Dios que lo intentó.
De todas las maneras posibles intentó explicarle sus acciones a Izuku, pero éste nunca aceptó escucharle.
Sacudió su cabeza ante los recuerdos, no quería enfrascarse otra vez en eso, no cuando había decidido que lo dejaría muy atrás. No quería recrearse en eso.
Él nunca se retractaba.
Avanzó lo más rápido posible, quería llegar rápido a su casa, necesitaba un baño con urgencia y también necesitaba comer. Tenía hambre.
—Awww, que lindo eres.— escuchó decir a una voz a unos metros delante de él.
Se paralizó ante esa voz. El escalofrío que recorrió su espalda fue genuino al reconocer al portador de dicha voz.
Maldición ¿De verdad era posible? ¿Justo ahora?.
Esa voz. Esa maldita voz que aún lo rechazaba en sus pesadillas.
Se quedó como clavado en el pavimento, ¿que debía hacer? ¿Aún era tiempo para retroceder?
Mierda no, descubrió prematuramente que el otro estaba caminando en su dirección.
—¿Qué estás haciendo solo a esta hora de la noche, eh?.— "esa persona" le hablaba a una criatura peluda que había acunado entre sus brazos.
Maldita sea, estaba entre la espada y la pared. ¿Era una opción viable dejar tirada la estupida maleta e irse corriendo a la mierda?.
—Oye, disculpa que te moleste pero, conoces a... — el otro no terminó de preguntar, al reconocer a quien le estaba hablando.
Entonces se dio cuenta, que ya era demasiado tarde para escapar.
Sus ojos inevitablemente se conectaron con los verdes de él.
De Izuku.
—Oh.— Izuku siseó, para luego moverse nervioso, aún así, no le evitó en ningún momento la mirada.
Carajo. Katsuki se reprochaba en sus adentros.
Estaba seguro que podrían pasar mil años y las jodidas mariposas en el estómago no se extinguirían ante la presencia del peliverde.
Carraspeó y bajó la mirada, se sentía jodidamente incómodo, pues no sabía qué hacer, ¿Ignorarle y pasar de largo? No ¿saludarle como si nada? Tampoco. Pero la encrucijada en la que se encontraba, pronto fue diluida ante las palabras del contrario.
—Uhm, ¿cómo estás, Kacchan?.— escuchó de los labios de Izuku.
Eso le sorprendió y para mala suerte, le hizo latir como loco el corazón. Levantó nuevamente la mirada para corresponder el saludo. Esperando no reflejar en sus ojos, la maldita dicha que le provocaba estar intercambiando palabras con el otro.— Hola, Izu.
El mencionado le miró por unos segundos, que en la mente de Katsuki se hicieron demasiado largos. Pero luego, enfocó sus hermosos ojos en la maleta que llevaba.
—Al parecer vienes recién llegando.— concluyó mirándole nuevamente. —Dudo que sepas a quien pertenece este gatito.— pronunció, mostrándole al pequeño felino que ronroneaba acurrucado en sus brazos.
Katsuki miró al pequeño animal y no, no lo reconocía, ni sabía quién podría ser su dueño. —No lo sé.— respondió.
—Mmm, lo supuse.— Izuku sonrió.
—Bueno, supongo que lo llevaré conmigo.— suspiró y acarició la cabeza del minino. —Adiós Kacchan, que gusto verte. — se despidió cordial y empezó a caminar de nuevo.
Katsuki apretó la asa de la maleta en sus manos, de pronto le invadió una inmensa desesperación. No tenia por qué hacer algo. Pero aún así, no pudo evitarlo.
—¡Izuku!.— le gritó al otro, quien frenó
de golpe al momento de escuchar su nombre.
Katsuki se acercó hasta él. E Izuku se giró en su dirección para saber que es lo que quería.
Katsuki estaba jugando con fuego, pero aún así, no desistió. —¿Crees que podamos hablar?.— preguntó, con notoria decisión pero también con temor bailando en sus ojos.
Izuku frunció un poco el entrecejo, eso no era buena señal.—¿Quieres hablar ahora?.— cuestionó. Tragando grueso en el proceso.
Katsuki casi se quedó en shock, quizás estaba demasiado acostumbrado a recibir una rotunda negación por parte del peliverde, pero en esta ocasión, eso no pasó. Se sintió cohibido de un momento a otro pero ya había lanzado la moneda, ahora sólo tocaba ver qué acontecía. —¡Sí!, ¡digo no!.— se corrigió de puro nerviosismo. —Es decir, cuando tú puedas.— sentenció por fin, levemente sonrojado.
Izuku lo pensó un momento. "¿Por qué no?". —Salgo a trotar todas las mañanas, quizás un día de estos puedas acompañarme y hablar ahí.— sugirió de manera tranquila, no había ni una pizca de ira o tristeza en su voz.
Katsuki jamás podría saber la expresión que puso en ese momento, pues en el instante en que escuchó esa proposición, sintió como su cerebro y corazón hicieron cortocircuito.
Izuku se sonrojó un tanto y rascó la parte posterior de su cabeza como muestra de nerviosismo. —No estoy diciendo que vayas si no quieres, puede ser simplemente en otr…
—¡Si quiero!.— no dijo, sino que lo gritó el cenizo. — Qui-quiero decir, te acompaño a trotar.— tartamudeó al hablar. Parecía un mocoso pero no lo podía controlar.
Izuku le desvió la mirada esta vez.— Okay, entonces nos vemos un día de estos.
—Mañana, ¿te parece bien?.— se aventuró a establecer Katsuki. ¿Por qué perder el maldito tiempo?.
—Esta bien, a las siete de la mañana fuera de tu casa.— devolvió Izuku.— Descansa Kacchan.— terminó de decir para retirarse por fin con un movimiento de manos.
—Hasta mañana Izu.— Katsuki se despidió también, con el aire atascado en los pulmones.
¡¡¡Maldita sea!!!
¿Acaso todo esto había sido real, o sólo estaba en uno de sus muchos sueños dónde el peliverde le volvía a hablar?.
Debía asegurarse.
Miró hacia todo lados, verificando que nadie le estuviera mirando y se golpeó con algo de fuerza la cara.
—¡Mierda!. — El golpe que se dio, definitivamente le dolió.
No era un sueño. No era un puto sueño y la sola noción de ello le hizo reír como un idiota.
Retomó el camino a su casa, pues no podía esperar, a que llegara el día de mañana.
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Izuku se adentró a su casa llevando el gatito consigo. Estaba seguro que su madre sería comprensiva con él y no le reclamaría por llevar al animalito perdido para refugiarlo esa noche en su hogar.
Lo dejó en el suelo y le sirvió un poco de agua y atuncito en unos platitos desechables que conservaba su mamá.
El mínimo maulló con entusiasmo por las atenciones dadas, e Izuku lo admiraba enternecido, acariciando con delicadeza su cabecita agachado a su lado.
Estaba concentrado en el pequeño felino que ronroneaba entrecortado al estar tan sumergido en su platito de pescado, pero eso no evitaba el que su mente viajara al momento de su reciente encuentro con Katsuki Bakugou. Su amigo de la infancia, su primer y segundo (?) amor y también su más grande desilusión.
Se levantó con pesar de donde se encontraba, debía ir a ducharse.
Se metió bajo el chorro de agua, analizando si estuvo bien o estuvo mal lo que hizo. Darle esa oportunidad a Katsuki así como así.
Si bien era cierto, aún estaba dolido por lo ocurrido en el pasado entre ellos dos, también era verdad, que se había tomado un largo tiempo para pensar más calmo en la situación.
Analizó tardíamente en qué jamás le dio el beneficio de la duda a Katsuki, se negó ávidamente en otorgarle una oportunidad de defender su postura, de expresar la real razón que lo llevó a cometer semejante tontería.
Izuku conocía a Katsuki desde hace muchos años, sabía que el chico no era una persona que se valiera de hacer ese tipo de jugarretas para denostar o molestar a un otro, pero había pasado demasiado tiempo en que no entablaban palabra, por lo que no podría sospechar cómo sería el chico en esa actualidad.
Actualidad, donde le endulzó tanto el oído a tal punto de enamorarlo hasta la raíz, tomando la identidad de otra persona para cumplir con ese cometido.
Izuku aún se lamentaba por ello, pues el lindo chico que conoció por internet, había calado demasiado profundo en su corazón. Aunque pasara el tiempo, la compañía de Tatsu seguía haciendo falta en su vida.
No entiende como diablos pudo haberse enamorado tan intensamente de alguien que no poseía siquiera un rostro, pero luego cae en cuenta de la razón. Tatsu lo notaba, siempre se preocupó por él y eso le calentaba de una manera sorprendente el corazón.
El chico cuyo rostro era una incógnita para él, lo conquistó con su forma de ser, con su forma de pensar y con su sincera devoción por él. Porqué vamos, todas las cosas que compartieron juntos aun y con un lazo virtual de por medio, no podían ser fingidas. Para lzuku, todo eso había sido real y así lo sentía de parte de Tatsu también.
Tatsuki - Katsuki... movía la cabeza entretenido ante esa revelación, ¿cómo no lo había visto antes?. Sin lugar a dudas, había sido un completo idiota.
De cualquier manera, su situación actual lo ponía en un escenario esperanzador, pues Izuku ahora quería confiar. Quería creer que las cosas desesperadas que hizo Katsuki Bakugou tenían una razón de ser. Quería escuchar.
Sabía que jamás sería demasiado tarde para conversar y aclarar la situación, porque aunque ya no existiera amor como tal, podría perfectamente emerger una bonita amistad, y ese sería un logro por sí mismo.
(...)
La mañana llegó y con ello se acercaba la tan esperada conversación. Porqué sí, el peli verde había esperado ansioso a por ella, aunque jamás lo dejaría entrever.
Se vistió con su ropa deportiva, tomó su botella de agua y salió de su casa rumbo a la casa Bakugou a recoger a Katsuki.
El gatito que trajo durante la noche, yacía dormido en su sofá, ya más tarde se dedicaría a investigar cuál era su hogar.
La mañana estaba linda, un hermoso sol pegaba ya a esa hora e Izuku no pudo evitar pensar en que sería un gran día.
Caminó con tranquilidad por la calles cercanas a su hogar y vio desde lejos a un Katsuki Bakugou que ya lo esperaba en la acera fuera de su casa.
Llegó hasta él y su estúpido cerebro, tardó dos segundos en establecer lo evidente. Lo injustamente atractivo que se veía Katsuki en su ropa deportiva.
Su cuerpo se amoldaba perfectamente bien en esas telas de lycra, señalando aún más, lo que ya se podía apreciar a simple vista; que su cuerpo era muy, por no decir, demasiado sensual.
Su cabello dorado, rebelde como siempre, resaltaba aún más con la luz solar, e Izuku tuvo que apartar un poco la mirada para evitar sonrojarse ante la deslumbrante visión que le recibió apenas llegar, sobre todo porque el mismo Bakugou tenía sobre sus pómulos un bonito sonrojo que lo hacía ver sexy y adorable en partes complementarias y que habian hecho burbujear de manera extraña su visceras.
No le gustó esa sensación, porque si resultaba ser que la presencia de Bakugou aún provocaba ese tipo de reacciones en él, dudaba mucho que llevaría fácil un contexto de amistad. Y eso era lo que pretendía conseguir, o al menos a priori.
—Hola Kacchan.
El mencionado le miró, y soltó un profundo suspiro antes de responder.
—Hola Izu.— contestó sonriendo afable.
Emprendieron su trote por el vecindario,
con Izuku explicando cuál era su recorrido habitual, estableciendo que cuando llegaran al parque más cercano podrían conversar con más tranquilidad.
En tanto, ambos trotando a la par, ignoraban por completo el debate mental en el que estaba sumergido el otro.
Eso si podían ignorar los estruendosos latidos de su corazón que le zumbaban en los oídos.
Katsuki de vez en cuando miraba de reojo a Izuku, suspirando con resignación.
No tenía ninguna maldita duda. Lo amaba, lo seguía amando como la primera vez, aunque si era sincero consigo mismo, podría apostar a que ahora lo amaba aún mucho más.
El peliverde se veía precioso con su sonrojo de ajetreo en el rostro, sus rizos rebotando con cada paso de daba y su bendita silueta que seguía siendo un jodido manjar ante sus ojos.
Los recuerdos de las imágenes que aún conservaba en su celular vinieron a su mente como un flash divino, pues aún en el presente, eran la posesión más preciada que tenía en la vida.
Katsuki en ese momento se permitió reír de sí mismo, pues el mismo chico al que correteó tan injustamente en su infancia se había vuelto la razón de su felicidad, y eso era bastante irónico, puesto que lo único que Katsuki quería hoy en día, era tenerlo por siempre a su lado.
Aveces se preguntaba si alguien siquiera podría asimilar y entender todas la cosas que Izuku le provocaba a su mente y a su corazón, y honestamente... lo dudaba.
Jamás nadie podría comprender qué era esa abrumante sensación asentada en su pecho cada que pensaba en el chico que trotaba despreocupadamente a su lado.
Aveces pensaba en que ni el mismo Izuku podría comprenderlo completamente.
Para Izuku las cosas no se alejaban mucho de esa premisa, pues estaba experimentando lo que muchos dirían un rencuentro con el amor.
¿Cómo podía gustarle tanto Katsuki, que no sólo se enamoró perdidamente de él una vez, sino que dos?.
Por Dios.
Era siquiera posible.
El tema es que ahí estaba, nervioso como nunca pero fingiendo como siempre.
Fingiendo estar cuerdo, cuando su cordura pendía de un hilo, sobre todo al notar que Katsuki lo estaba escudriñando con la mirada hace bastante.
Le ponía los nervios de punta.
—¿Está todo bien?.— se detuvo en seco para afrontar al cenizo. Si lo seguía mirando así, se moriría. Debía frenar eso.
Katsuki lo miró sorprendido. Izuku tenía un bonito ceño fruncido y su pose con mano en la cadera al preguntarle eso, le hizo cosas bonitas a su corazón. — Así es, ¿estás cansado? ¿Por qué paraste?— preguntó.
—Paré por que no dejas de mirarme.— encaró. — pensé que ocurría algo.
Katsuki parpadeó un par de veces, Izuku le había pillado. No quería justificarse inventando mierda innecesaria y al diablo la sutileza. Esa sin duda no era una virtud de él.
—No puedo dejar de mirarte porque eres malditamente precioso, si fueras un adefesio feo créeme que no lo haría.— soltó sin medir un gramo el nivel de estupidez en las palabras expulsadas de su boca.
Izuku se quedó helado ante esa confesión y un sonrojo furioso cubrió por completo su rostro. Realmente no sabía cómo replicar y Katsuki supo que la cagó.
Se iba a disculpar, pero la carcajada que brotó desde la garganta de Izuku frenó de golpe cualquier intento de ello.
—Eres un tonto, ¿acaso piensas antes de hablar?.— preguntó el peliverde, secando las lagrimitas de risa que asomaron al costado de sus ojos.
Katsuki lo miró seriamente esta vez —Es difícil pensar correctamente cuando el ser más precioso y preciado de tu universo está justo a tu lado.— contestó.
De verdad que no quería parecer un maldito baboso, pero no lo podía evitar.
Ese era el efecto que Izuku provocaba en él.
El peliverde paró de reír al instante, consternación nublando su mente, porque esas palabras eran dignas de un Tatsu de hace dos años atrás.
Le dolió el corazón.
Lastimosamente, seguía teniendo arraigado el recuerdo de Tatsu, y eso era algo tan confuso. Tan confuso y frustrante, porque sabía perfectamente que Tatsu no era otro que el mismísimo Kacchan delante de él.
(...)
Cuando llegaron al parque, el cenizo le reveló a Izuku lo que él ya sabía, pero que por su dolor del momento y terquedad, nunca le permitió explicar.
—Perdón por volverte a herir, en ningún momento pensé que las cosas saldrían de ese modo, también te pido perdón por el pasado, se que fui yo quien te falló, fui un niñato cobarde y me arrepiento, si pudiera regresar el tiempo atrás, te juro que no escondería lo que siento por ti... — Katsuki agarró la mano de Izuku y al notar que éste no rehuyó al contacto, se permitió entrelazar sus dedos con los de él. — Izuku, sólo quiero que sepas que mi corazón te anhela, que te quiere conquistar, permíteme hacerlo, déjame permanecer a tu lado esta vez...
(...)
Las vacaciones de verano transcurrían con tranquilidad y con nuevos sueños de por medio.
Desde que se efectuó su conversación en el parque, Izuku y Katsuki se habían acercado bastante. Sus salidas a trotar se hicieron habituales y hasta acordaron pasar más tiempo juntos.
Katsuki en varias ocasiones invitaba al peliverde a su casa a ver una película o a almorzar y el peliverde igual. También ayudó a Izuku a buscar al dueño del gatito perdido, que para sorpresa del peliverde se llevaba de maravilla con el cenizo.
Lamentablemente, el dueño del minino nunca apareció, e Izuku sin pensarlo mucho, se decidió por cuidarlo él mismo.
El pequeño felino, era muy dócil y cariñosito y eso al peliverde le tenía encantado.
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Hasta ahora estaba siendo un buen verano. Un perfecto verano para dos corazones enamorados.
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—Deja de verme, te estas perdiendo la película.— reprendió un peliverde a un Katsuki que no le quitaba los ojos de encima.
El aludido sólo sonrió. Siempre era pillado cuando creía que estaba siendo discreto.
—¿Cómo es que siempre sabes que te miro?.
Izuku pausó la película y dirigió sus verdes ojos hacia él. —Porque siento tu mirada puesta sobre mi.— reveló de forma seria. No quería que el otro notara su nerviosismo ante esa acción.
Katsuki lo miró intensamente. —No sabes cuánto deseo poner otra cosa aparte de mis ojos sobre ti.— soltó con determinación.
E Izuku no sabe por qué, pero el tirón que sintió en su bajo vientre fue inusual y descomunal.
La mirada de Kacchan desprendía fuego y eso dejaban en claro lo evidente. Ambos se deseaban, se deseaban muchísimo pero ni un beso se habían dado.
Katsuki sentía que se volvía loco con cada día que pasaba, pues aunque no quería forzar a Izuku a nada, realmente quería besarlo y mucho.
Por eso, en el instante en que vio el deseo reflejado en ese par de ojos jade, no pudo evitar preguntar, lo que desde hace años había querido hacer.
—Izuku, ¿puedo besarte?.— preguntó con los nervios a flor de piel.
El peliverde parpadeó incrédulo.
Le parecía adorable que un ser tan seguro de sí mismo le hiciera una petición tan tierna.
—Puedes.— respondió.
A Katsuki le brillaron los ojos ante esa permisión.
Se acercó lentamente a Izuku.
No quería cagarla pero estaba sumamente nervioso. Besaría al amor de su vida, maldita sea, no podía estar de otra manera.
Temeroso, acercó sus labios hasta que se toparon con los de Izuku y ahí fue cuando terminó de firmar su sentencia de muerte.
Los labios de Izuku eran lo mejor del maldito mundo, blandos y tibios, que se amoldaban perfectamente a los suyos.
Ese contacto no hizo más que enviarle jodidas e inquietas mariposas al estómago.
Ni sus más vívidas fantasías se podían comparar con la realidad, y cuando el peliverde se atrevió a soltar un jadeo quedito en medio del beso, se terminó de volver loco…
~~~~~
Katsuki deslizó una de sus manos a la cintura de Izuku, apretándolo y acercándolo a su cuerpo, y con la otra tomó su cuello, inclinando su cabeza para besarlo con ganas.
—Ka-cchan.— gimió el pecoso.
—No sabes lo mucho que quería besarte— devolvió jadeante, dejando un besito más pequeño sobre los labios contrarios.
Desde los doce años que quería hacerlo, no podía estar en un mejor lugar ni en un mejor momento.
"Si este es un jodido sueño, por favor,
que ninguna maldita alma se atreva a despertarme" pensaba Katsuki. Su corazón a punto de estallar de pura dicha.
—¿De verdad querías besarme?— Izuku preguntó sin creerlo del todo. Katsuki le miró con ojos oscurecidos.
—Quiero hacerte mucho más que eso.— susurró con voz anhelante impactando su cálido aliento en los labios del peliverde.
El pecoso soltó un jadeo de puro gusto ante tan candente declaración, con tan sólo escuchar esas palabras y sentir el hálito caliente sobre sus belfos. Se sintió en llamas.
Y Katsuki no iba a esperar, nunca más lo haría cuando se tratara de su peliverde.
Volvió a tomar la boca de Izuku, esta
vez más suave, explorando con su
lengua en la cavidad ajena, sintiéndose jodidamente complacido al saberse correspondido. Sonrió en sus adentros.
El impacto suave de ambas lenguas era todo un deleite y el cenizo estaba experimentando un océano de sensaciones, todas ellas deliciosas e inigualables.
Chupar la lengua de Izuku, sentir su mentolado aliento, la dulzura deliciosa de su saliva mezclándose con la suya, todo eso le mandaba miles de escalofríos a la espina.
—Mierda, eres delicioso, tan delicioso joder, no quiero parar jamás.— evocó en un sonido ronco.
Y era verdad, sentía que ya no podría detenerse.
El peliverde recurriendo a la osadía, envolvió sus brazos alrededor del cuello de Kacchan, ambos comiéndose la boca
con anhelo y un tórrido deseo que se estaba haciendo notar en la dureza albergada en sus pantalones.
Katsuki sin planearlo, solo por inercia, acomodó a Izuku sobre su regazo, en un peligroso intento de buscar mas comodidad.
Se estaban besando, se estaban besando mucho e internamente Katsuki estaba gritando de emoción, queriendo hacer eterno el momento.
Los chasquidos de sus besos, los suspiros, los jadeos, sus respiraciones erráticas y agitadas, era lo único que se escuchaba en la sala de ese hogar, donde el par de jóvenes "amigos", habían dejado su película de lado, para disfrutarse mutuamente.
—¿Kacchan?— Izuku se separó del beso y preguntó.
—Lo sé.— Suspiró el cenizo, apoyando la frente en el hombro de Izuku en un patético intento por esconder su rubor.
El pecoso le abrazó, en realidad no le molestaba eso, sólo le sorprendió.
Katsuki estaba durísimo y es que no fue la mejor idea besarse con Izuku sentado sobre su regazo, sabía que se estaba excitando, sólo no lo pensó.
Era un maldito idiota.
—¿Kacchan?.— insistió el pecoso pero Katsuki no respondió. Se sentía demasiado avergonzado para mirarlo a la cara.
—Hey, está bien, no me molesta ¿si? no
te sientas cohibido.— aclaró el peliverde.
A Izuku no le molestaba sentir la rigidez bajo su trasero, es más, se sentía en extremo orgulloso de haberla provocado, incluso él estaba algo duro también.
Es que sólo ver la mirada llena de deseo que provocaba en el amor de su vida, era para ponerlo así.
Katsuki estrechó con fuerza el cuerpo de su pecoso entre sus brazos, escondiendo su rostro en el pálido y moteado cuello. Estaba apenado por la estúpida erección que se formó dentro de sus pantalones, pero necesitaba expresarse de la manera correcta, de lo contrario volvería tenso el momento y no quería eso.
—No podría contar toda la cantidad de veces en que he soñado que hacemos el amor.— reveló sonrojado e Izuku se sonrojó también, pues sería un gran mentiroso si negara que él también lo ha soñado. —Todas las veces en que he unido tu cuerpo con el mío, saciando mi hambre de ti.— evoco con voz ronca, dejando pequeños besitos en el cuello donde aún permanecía escondido.
—Ka-cchan, ¿de verdad?.
El cenizo asintió.—¿Te acuerdas de las fotos que nos enviábamos?— preguntó esta vez, e Izuku inmediatamente se tensó.
Ese era un recuerdo doloroso para él.
Por mucho tiempo se sintió avergonzado de haber enviado esa clase de fotos.
El haber expuesto su cuerpo así, sin ninguna precaución de a quién realmente le estaba enviando ese contenido, se sintió tan tonto, tan iluso. No era algo que conservara con cariño dentro de sus memorias, sobre todo porque en su momento, se había sentido sumamente burlado y ridiculizado por ese hecho.
—No es algo que me agrade conmemorar pero si, lo recuerdo.— respondió.
Katsuki se sintió nervioso, casi como un niño confesando su más grande secreto.
—Bueno… esas fotos, son mi tesoro más preciado.— dijo y luego sintió el rojo de su cara volverse más intenso.— Y me han dado los mejores y más deliciosos orgasmos de la vida.—suspiró embelesado. Se sentía como un completo adolescente; un adolescente enamorado y caliente, pero no lo importaba.
Izuku se crispó ante eso —¿Aún las conservas?— voceó, casi en un chillido aterrador.
Katsuki esta vez si le miró.
—Por supuesto que sí, jamás podría desecharlas, son fotos de tu precioso y delicioso cuerpo, sería un idiota si las borrara.—explicó.— Tú ¿borraste las mías?— preguntó.
Izuku asintió. —¿Siquiera eran tuyas, Kacchan? Creí que las habías sacado de internet para hacerme caer y después burlarte de mi.
Katsuki abrió los ojos a más no poder.— ¡¿Qué?! ¡Joder, No! ¿Por qué demonios pensarías algo así?
Izuku jadeó ofendido, una pequeña arruga se dejaba ver en medio de su ceño fruncido. —Será porque te inventaste una falsa identidad, T A T S U.
Katsuki le miró entumecido y abrió la boca para replicar, pero sabía que no conseguiría nada, así que se retractó de alegar. —Como sea, las fotos si eran mías.— dijo resignado y los ojos de Izuku brillaron ante la confirmación. Las fotos de Tatsu sí que estaban calientes, inconscientemente se mordió los labios.
—Pues, ver para creer Kacchan, ver para creer.— Izuku le molestó juguetón. De cualquier manera el cuerpo de Kacchan superaba con creces las fotos de un Tatsu adolescente, después de todo,
los años habían pasado y sólo se habían dedicado a embellecer la sexy silueta de Kacchan.
Katsuki río — Mi cuerpo es sólo tuyo Izu, puedes comprobar lo que quieras, cuando quieras.
—Y si te digo que quiero comprobarlo justo ahora.— soltó retador, pero Katsuki se vio dubitativo.
—Justo eso era a lo que quería llegar.— mencionó serio. —No quiero cagarla de nuevo contigo Izuku, no quiero que creas que arme todo este escenario para aprovecharme de ti o algo así, se que aún me tienes cierta desconfianza.— su mirada se tornó entristecida.— Por eso quiero ser totalmente honesto contigo.— sentenció con firmeza. —Estoy muy, muy enamorado de ti y se que tú lo sabes, pero es porque yo te lo he dicho.
Izuku no entendió a qué se refería con eso, pero le dejó continuar.
—Izuku, tú lo eres todo para mi, es en serio. Me despierto pensando en ti y me duermo con la imagen tuya dando vueltas
en mi cabeza, pero de alguna manera nunca he tenido la oportunidad de demostrártelo, por lo mismo ahora quiero hacer las cosas bien.
Izuku le miró expectante, sabía dónde iba eso y no podía estar más emocionado.
Su corazón estaba apunto de escapar de dentro su pecho.
—Quiero cortejarte, quiero enamorarte. — tomó el rostro de Izuku entre sus manos.— Quiero que nos besemos cada que deseemos, salir a citas tomados de las manos. — acarició suavemente sus mejillas. —Quiero ser tu novio, quiero ser tu todo y cuando tengas la completa seguridad de lo que siento, quiero que nos entreguemos el uno al otro.— terminó por decir, con el corazón y los nervios a mil.
Si Izuku lo rechazaba estaba seguro que se moriría.
Izuku escuchó todo eso con la calidez invadiendo su cuerpo, amaba a Kacchan, nunca había dejado de hacerlo y si resultaba que todo iba a estar bien de ahora en adelante, no tenía por qué seguir temiendo.
—Kacchan, quiero que lo intentemos.— declaró decidido y Katsuki sonrió como nunca antes había hecho, sellando ese acuerdo con un beso.
Estaba feliz, estaba completamente feliz, pero en un efímero momento se dio cuenta de que había estado obviando algo. —Izu, tengo que contarte algo.— mencionó con nerviosismo.
—¿De qué se trata?
—Se trata de un chico.
No me mires tanto
Katsuki Bakugou a sus 18 años de edad podia considerarse una persona completamente segura de si misma y de sus deseos pero sinceramente era bastante vergonzoso aceptar que dejó un cupo seguro en la mejor Universidad de derecho por seguir su sueño de ser artista, su madre estuvo alterada por varios días pero su padre lo apoyo totalmente en su deseo ya que era muy notorio su talento al dibujar.
Incluso sus amigos se sorprendieron mucho ante su deseo porque nadie podia imaginar al explosivo y sin nada de paciencia de Bakugou sentado pintando un paisaje, pero era real y su talento era admirado por muchos.
Así que antes de entrar a la Universidad de Artes decidió tomar un breve curso para adaptarse al ambiente, sus amigos para apoyarlo también lo hicieron aunque no pudieran ni competir dibujando contra un niño de 5 años.
-Esto es un sin sentido, ustedes ni siquiera saben dibujar- bufo Katsuki mientras arreglaba sus materiales de arte para el curso, ese dia dibujarian un modelo invitado para la práctica, ya habían dibujado frutas, flores y Bustos de piedra, ahora tocaba con un ser vivo.
Realmente sus amigos habían practicado mucho y gracias al curso habian mejorado bastante aunque igual no podían competir contra el cenizo este jamás admitiría que estaba agradecido por el apoyo de estos.
-Yo sólo quiero dibujar a una chica bonita- dijo Sero encongiendose de hombros sacando su Block de dibujo.
-A mi me gusta el óleo y me gustan los colores- dijo Mina mientras sonreía sacando un juego de colores brillantes para el trabajo de ese dia.
-Yo no se lo que hago pero siento que si eh mejorado- dijo Kaminari sólo con un lápiz en su mano, era como un guerrero con una única espada, una espada sin filo.
-El arte no es muy masculino, prefiero tallar madera o piedra pero aún así esto es entretenido- comentó Kirishima viendo a otros estudiantes listos para comenzar.
Katsuki no entendía como ese grupo de idiotas habian llegado tan lejos en el curso pero se sentía emocionado de su propio avance y muy en el fondo del avance de ellos también.
-Bien chicos ya hemos visto lo básico de la Anatomía; músculos, piel, proporciones, hoy quiero que apliquen lo poco o mucho que han entendido para elaborar varios dibujos, nuestro modelo de hoy será Midoriya, nos suele ayudar siempre así que les facilitará mucho el trabajo.
Al escuchar ese nombre un escalofrío recorrió la espalda del cenizo, siente que le es conocido y más cuando ve a un hermoso peliverde entrar a la sala con una bata de baño.
Los presentes lo miran pero el chico está tranquilo, mas bien confiado, muestra seguridad mientras camina hasta el centro del círculo que anteriormente habían formado los estudiantes y deja caer su bata mostrando su cuerpo desnudo.
Katsuki quedo en blanco, Mina se puso de todos colores, Sero no sabía para dónde mirar y Kaminari se cubrió los ojos con las manos mientras Kirishima estaba boquiabierto, no era para menos, el peliverde era una auténtica obra de arte, tenía una piel blanca y tersa, cubierta de tatuajes que en vez de desmejorarla lo hacían ver mas atractivo, su espalda, piernas, rostro y otras zonas de su cuerpo estaban salpicadas de delicadas pecas que le daban una imagen dulce pero seductora.
El lienzo viviente más hermoso que he visto en mi puta vida, pensó Katsuki.
El peliverde al ver su expresión sonrió de forma provocativa haciendo al cenizo tragar grueso, adopto una posición y se dejó dibujar para placer de todos los presentes.
Luego de 1 hora de poses y más de 15 dibujos en la libreta de Katsuki el joven peliverde se volvió a colocar su bata, hizo una reverencia y se retiró dejando a más de un estudiante suspirando por el.
-Oi Deku!- grito Katsuki luego de salir apresurado del curso, el chico caminaba a paso lento por suerte así que pudo alcanzarlo.
-Increíble, me reconosiste Kacchan- el pecoso le dio una gran sonrisa mientras lo veía recuperar el aliento luego de su carrera.
-Por supuesto que lo hice! Abria que tener amnesia para no recordarte idiota!- Katsuki estaba un poco sonrojado ya que pese a sus quejas no podia sacarse de la cabeza la imagen del peliverde como Dios lo trajo al mundo.
-Jaja entiendo, entonces?- Izuku lo miraba como esperando algo.
-Entonces que imbécil? No nos veíamos hace mas de 11 jodidos años, que quieres que te diga?- Katsuki habia perdido toda la calma desde que sus traidores ojos se posaron en el trasero del pecoso y eso sinceramente lo ponía nervioso.
-Podrías decirme 'te invito un cafe' en vez de estar mirándome con tanta intensidad, sabes?- se quejó el peliverde mientras miraba la hora en su reloj -cerca hay un lugar, podemos hablar alli-
Katsuki había sido traicionado por sus propios nervios, jamás en su vida eso le habia pasado o bueno si, cuando eran niños, cuando tenia 5 años y conoció a Deku, como todo niño enamorado que no sabe canalizar sus emociones; lo acoso y le hizo bullying, pero cuando cumplió 7 el pecoso se mudo sin decir nada y le dejó un enorme vacío en el pecho.
Y ahora estaba en una cafetería con el chico que minutos antes se había desnudado frente a el, tomando un café, quería hablar con el, decirle que es hermoso y que se le acabába de voltear la tortilla por su culpa.
Por su jodidamente sensual culpa.
Pero sentía que volvía a ser ese niño que no sabía canalizar sus emocione y ahora sólo se limitaba a verlo como si le tuviera rabia.
-No me mires tanto- comentó el pecoso mientras levantaba su mirada de la carta dejando que sus hermosos y brillantes ojos color esmeralda se toparan con los Rubi que desde hace rato no dejaban de mirarlo.
Con esta acción Katsuki sintió que haría el ridículo así que respiro profundo, si haría el ridículo de todas formas le diría lo que piensa.
-No puedo evitarlo, eres malditmente atractivo- escupió Katsuki en su defensa dejando al peliverde con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa.
-Que?- fue lo que pudo decir Izuku.
-Que eres hermoso maldito nerd de mierda, los años te sentaron de maravilla, eres lo mejor que han visto mis ojos en toda mi jodida vida- siguió hablando el cenizo ahora que habia recuperado la compostura.
Durante unos segundos el peliverde proceso la información hasta que sus mejillas violentamente se tornaron de un fuerte color carmín.
Ahhh mierda, al diablo la heterosexualidad, quiero comerme esa fresa- pensó Katsuki siendo ahora quien sonreía con diversión en ese momento recuerda porque lo acosaba, esa reacción valia oro.
-AHHgn!! Se supone que tenia el control!- se quejo el peliverde cubriendose el rostro con ambas manos para luego suspirar resignado Katsuki levantó una ceja al ver sus acciones -Kacchan, ven conmigo- dicho esto tomo sus cosas y se levantó de la mesa.
-A donde?- dijo Katsuki divertido siguiendole el paso.
-A mi casa- susurro el peliverde ya resignado -es mi turno de verte sin ropa.
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El camino a casa del pecoso fue silencioso, tan agradable por la compañía y tortuoso para el deseo, a que juagaba? Acababan de reencontrarse y para Bakugou era incomprensible la necesidad de tenerlo entre sus brazos.
Tomaron el trasporte público, sentados uno al lado del otro, Izuku cada tanto tomaba su mano, o acariciaba con la punta de sus dedos el interior de la palma de Katsuki, una vieja costumbre que recuerda tenían los hombres en otros tiempos para pedir discretamente actos reproductivos a las féminas.
Nerd descarado, no bastaba con mostrar su cuerpo desnudo, con mirarlo de forma juguetona, no bastaba con sonreirle de forma pícara, con tenerlo babeando, no, Izuku lo tenía hipnotizado.
Fue llevado a una habitación rentada donde la fachada daba mucho que pensar pero el interior demostraba que el pecoso no escatimaba en gastos cuando a necesidades se refería.
Olía a lavanda, incienso tal vez, realmente no recuerda muchos detalles del lugar, no cuando sus sentidos eran atraídos en totalidad por su sensual acompañante.
La puerta se cierra tras Bakugou y ya no hay necesidad de contenerse, pobre puerta inocente que ahora sirve de apoyo para que Izuku no caiga al suelo mientras Katsuki lo apriciona entre esta y su cuerpo.
Quien imaginaria que un beso podía encender tal desenfrenada pasión en el, cabe mencionar que desde hace unos minutos atras Izuku no ha soltado su mano, se aferra a ella como si de su vida se tratase.
El contacto de labios no es suficiente, el aliento sobra tanto como el deseo lo permite, el beso se profundiza, sus lenguas sedientas luchan por tomar el control, el leve choque de dientes los hace tomar distancia por un segundo.
Izuku rie levemente y el cenizo podría jurar que el brillo en esos ojos le dan el permiso de llegar más lejos.
Katsuki no puede detenerse, vuelve a besarlo, esta vez tomandose el tiempo para saborearlo, pasa su lengua por esos carnosos labios con gusto, tan suaves y jugosos cual fruta madura, Katsuki odia los dulces, pero no dudaría en convertir esos labios en su postre favorito.
El sabor del pecoso es un deleite que aceptaria gustoso si se vuelve su delirio, por desgracia el estorboso oxígeno que antes sobraba, ahora falta, sacandolo de su trance, haciéndolos volver a separarse y esta vez se miran, agitados, sonrojados y ansiosos, podría jurar que vio vapor salir de su boca.
Sus manos ya no siguen sus órdenes, no tienen control, se pasean por ese pecoso cuerpo que reacciona con gusto ante el contacto, Katsuki rie por lo bajo.
Me permitirías desnudarte?- lo dice muy muy cerca de su oreja, con la voz ronca, Izuku se estremece, Katsuki nunca ha sido de juegos previos, pero odiaria si eso acabara rápido.
Creí que nunca lo pedirías- Izuku sonríe con diversión, quiere creer que esta disfrutando el momento tanto como el y espera que asi sea.
El cenizo se deshace de la parte superior de la ropa en ambos cuerpos, al detallarlo, su pecho bastante entrenado parece una constelación de hermosas pecas, lo abraza sintiendo el calor de su suave piel y vuelve a besarle, recorre con sus manos su espalda mientras comienza a besar su cuello, Izuku suspira ante el contacto.
Katsuki baja lentamente repartiendo besos en su pecho, hasta llegar al cinturón del pantalón, levanta la mirara y puede notar a su precioso compañero mirándole con una mezcla de vergüenza y deseo.
K-Kacchan.- ahh ese maldito apodo, suena como una delicada melodía en sus oídos ahora, Katsuki desea oir mas.
Desabrocha el pantalón encontrándose con una activa erección, la tela del boxer humedecida por la muestra de su excitación es bien recibida, Katsuki pasa su lengua con gusto, Izuku reprime un gemido de sorpresa.
Katsuki pasa su mano sobre la erección, el roce entre la tela y su mano hace jadear al pecoso quien desea más contacto, su mirada suplicante lo confirma.
Entonces lo libera de esa prisión encontrándose con esa humena virilidad, no es tan grande pero parece deliciosa, Katsuki puede sentir en su rostro el vapor que se a concentrado en esa zona por el calor que su cuerpo libera, la gusta saber que puede generar tal reacción.
N-no la mires, tanto.- Izuku desvía la mirada.
Ya la vi bastante, más temprano.- Katsuki se burla, Izuku quiere protestar pero la hábil lengua del cenizo lo calla, Katsuki aprovecha para deshacerse del esto de la ropa y comenzar el juego.
Recorre con su lengua todo la longitud de ese miembro caliente, este reacciona teniendo pequeños espasmos, joder, se le hace agua la boca.
Izuku sigue apoyado de la puerta pero las acciones del cenizo hacen que sus piernas se sientan débiles, Katsuki es un lobo hambriento y el pecoso es la comida.
Bon appétit.
Katsuki toma algo de aire y engulle todo lo que puede hasta que la punta del miembro de Izuku se encuentra con la garganta del cenizo, reprime una arcada y espera unos segundos para acostumbrarse a la sensación, luego comienza un tortuasamente lento vaivén.
Izuku apoya la cabeza de la puerta sintiendo como pequeñas descargas eléctricas recorren su columna, siente como el placer se acumula en su vientre, la boca de Katsuki es caliente y resbalosa, su lengua lo envuelve y estimula, y cuando su miembro llega al fondo de esa garganta y Katsuki tiene leves arcadas está lo apriciona y exprime de una forma increíble, definitivamente es una buena mamada.
Katsuki aprovecha la espesa saliva que escurre de su propia boca para humedecer sus dedos, comenzando una estimulación en círculos alrededor de la entrada del peliverde, cuando hunde la hombría de este hasta el fondo de su garganta también lo hace con uno de sus dedos en esa caliente entrada la cual se contrae al tiempo que Izuku suelta un gemido audible, pero no hay protestas y Katsuki continúa.
La posiciones es incómoda así que Izuku separa un poco mas sus piernas para facilitar el trabajo, Katsuki hace como que no se da cuenta, está demasiado ocupado para hacer un chiste, piensa que ya es suficiente estimulación cuando 3 de sus dedos han dejado la zona dilatada y resbalosa, observa al peliverde, este tiene su rostro enrojecido y sus ojos húmedos por la oleada de sensaciones en la que el cenizo lo ha sumergido.
Entonces lo gira, Izuku queda con una mejilla pegada a la fría puerta y su trasero levantado restregandose contra la caliente erección de Katsuki, este se toma un momento para mirar con orgullo el desastre que tenía el pecoso entre las piernas.
Entonces comienza a introducir su miembro en ese resbaloso, estrecho, caliente y placentero espacio, lo hace lento, no quiere lastimarlo pero también quiere disfrutar la sensación al máximo.
Izuku siente como esa caliente erección invade su interior, se siente lleno, sus piernas tiemblan y jadea, siente como Katsuki sujeta con esas grandes y ásperas manos sus caderas para comenzar un exquisito vaivén, es rápido, lo suficiente para que Izuku busque cubrir su boca con una mano ahogando los gemidos mientras que con la otra se apoya de la puerta.
Porque lo haces? Quiero escucharte gemir como una puta.- para decir esto al oido del pecoso Katsuki se ha hundido por completo dentro de Izuku el cual se estremece de placer contrayendo su entrada estimulando al cenizo.
Katsuki toma la mano con la que Izuku se cubre la boca y tira de ella hacia atrás para inmovilizarlo y volver los movimientos más agresivos, con su otra mano busca la boca de Izuku e introduce sus dedos en esta; evitando que pueda cerrarla y haciendo los gemidos más fuertes, Izuku lo muerde pero el cenizo no afloja.
Los gemidos del pecoso resuenan por toda la habitación, acompañados de los gruñidos salvajes de Katsuki, este ultimo siente como el interior de Izuku se contrae, siente los espasmos en el cuerpo de su compañero y como exprime su miembro al llegar al orgasmo, el cenizo decide estimularlo y seguir moviéndose en medio de tan arrolladora sensación.
B-basta! K-Kacchan!! N-noo!! - Izuku siente el interior de su cuerpo vibrar ante la sensación prolongada del orgasmo, sus piernas fallan y Katsuki lo sostiene, lo lleva en brazos hasta la cama y lo recuesta para colocarse entre sus piernas y así volver a penetralo.
Uf, mucho mejor, así puedo observar con gusto tu cara de nerd lujurioso.- Katsuki da una estocada e Izuku grita, esta sensible, acaba de tener un orgasmo prolongado, su cuerpo tiene un espasmo, sus piernas tiemblan sobre su pecho, Katsuki las ha levantado para ir más profundo.
A-así no-nohamg!.- Izuku no puede quejarse ahora Katsuki ha usado su az bajo la manga: darle estocadas mientras lo besa, mientras mueve sus caderas con fuerza en un acto puramente carnal, succiona la lengua del pecoso para no dejarle pensar en nada mas que en el placer recibido.
Izuku no puede mas, desesperado por intentar soportar tal torrente de sensaciones clava sus uñas en la ancha espalda de Katsuki quien sólo gruñe sabiendo el significado de tal acción, el también está al limite.
Kacchannnnnmhg!!!- Izuku vuelve a sentir la oleada de sensaciones, su cuerpo tiembla, sus caderas se mueven solas, el placer lo inunda, lo ahoga y se libera, llega el orgasmo con todas sus fuerzas.
Katsuki se deja llevar por el momento y se libera dentro de Izuku, siendo deliciosamente exprimido hasta la última gota por el caliente interior del pecoso, sus ojos estan nublados y cristalinos por el placer, cuando logra tener un poco de contacto con la realidad observa lo que esta frente a el.
Izuku está hecho un desastre, toda su semilla esta derramada sobre su pecho el cual sube y baja agitado aún luchando por estabilizar su respiración, sus ojos brillantes por las lágrimas y sus mejillas con rastros de las mismas que han comenzado a secarse, la saliva alrededor de su boca, observando su cuerpo sudado Katsuki sonríe.
Esta es sin duda su obra maestra.
Izuku lo mira con una gran sonrisa y Katsuki siente un escalofrío, entonces el pecoso se acerca y lo besa, su beso es una invitación, Katsuki sonríe de lado.
Otra ronda?- pregunta el pecoso y antes de conseguir una respuesta ya se encuentra otra vez con Katsuki entre sus piernas.
No saben que hora es, pero seguro será una larga noche.
~~~~~~~
Katsuki abre sus ojos con pesadez y molestia, la luz del sol entra por la maldita ventana y le da directo en la cara.
Buenos días, Kacchan.- Izuku llega a su lado con dos tazas de café, lleva el suéter de Katsuki y este agradece mentalmente a quien creara esa pieza de ropa, así recién levantado y sólo con eso puesto el cenizo piensa que es lo mas lindo y erótico que jamás ha visto en la vida.
Buenos dias.- Katsuki acepta el café y ve que el reloj en la pared marca las 7:30am si recuerda bien la última vez que lo vio entonces ha dormido unas 3 horas, considera que es bastante para como se siente.
Tienes que ir a clases?.- Izuku está sentado a su lado, recuesta su cabeza en el hombro del cenizo y este en la posición en la que esta puede ver las marcas de sus dientes entre las piernas pecosas de su compañero.
Ujmm.- Katsuki desvía la mirada, si lo sigue viendo tendrá una erección. -y tu?.
Trabajo a las 9.- Izuku lo mira y le sonríe, Katsuki planta un beso en sus labios, no puede evitarlo, lo tiene a su merced.
Creo que hicimos las cosas al revés- Katsuki se rasca la cabeza, no lo ha pensado bien pero tampoco quiere perder la oportunidad -Te gustaría salir conmigo?
Izuku lo mira unos segundos y comienza a reír.
Pensé que no lo dirías.- el pecoso lo mira con diversión -pensé que me harías preguntarlo.
Eso es un si?.- a la pregunta Izuku asiente alegre.
El pecoso se levanta y busca en una mesa cercana de ellos algo en uno de las gavetas, luego se lo entrega a Katsuki.
Es un dibujo, bastante malo, tal vez de un niño, al leer el pie de página lo comprende todo.
'Me casare con Deku en el futuro.
Katsuki Bakugou.'
Mira al pecoso unos segundos y suelta una sonora carcajada.
Eres un maldito acosador o que?.- al decir esto Izuku sonríe.
No hay molestia en sus palabras, tal vez algo de vergüenza.
Bueno, soy Katsuki Bakugou, supongo que tendré que cumplir mi promesa.
Fin.
