Capitulo 3
El callejón oscuro se iluminó de una luz purpura. Los sonidos de pasos metálicos se escuchaban a través de lugar, la respiración entrecortada. Un hombre corre tirando basura a su perseguidor como una forma de huir. La figura intimidante esquiva cada bolsa de basura y apresura su paso. Un disparo, dos disparos se escuchan a través de la bulliciosa ciudad.
-Maldición- gime el hombre con el arma mientras resbala y cae al suelo. Levanta la mirada y se encuentra con un hombre enmascarado, una luz purpura sale de su traje. Intimidante. El sonido de la garra pone los pelos de punta al hombre en el suelo.
-Merodeador – dice entre dientes, apuntando. Dispara sin control. El Merodeador esquiva cada disparo cuando el último parece darle en un costado.
-¡SII! –grita el hombre cuando ve al Merodeador encogerse y sisear de dolor. El sabor de la victoria solo dura unos segundos.
-Eres hombres muerto – dice la voz distorsionada acercándose con pasos largos. El hombre tiembla mientras se arrastra por el suelo pidiendo clemencia.
-Por favor… No me mates, yo puedo darte dinero, mujeres.¿Qui-Quieres alguna niña?, te la doy. Puedo darte todo
El merodeador pone una rodilla en el suelo y mira al hombre que llora sin control.
-¿Puedes darme todo? – pregunta con burla. El hombre abre los ojos y sonríe, asintiendo.
-SI, SI…TODO LO QUE QUIERAS, SOLO PIDEMELO – grita el hombre como un desquiciado. Sus ojos casi salen de sus orbitas.
-Nah… No quiero nada de un hombre que vende niñas a asquerosos multimillonarios pedófilos.
El hombre deja de sonreír. El Merodeador lo agarra de la solapa del traje y lo levanta. El hombre grita y pide ayuda. Nadie viene.
-¿Crees que tú eres mejor que yo? – pregunta el hombre agarrando la garra que lo sostiene. Las lágrimas corren por su rostro.
-Eres igual que yo, asesinas personas. La policía dice que eres un criminal. ¿De verdad crees que a alguien le importa lo que haces? A NADIE LE IMPORTA
El Merodeador lo mira por largo rato antes de levantarlo más para que sus pies no toquen el suelo. El hombre comienza a temblar de terror.
-Puede ser verdad que a nadie le importe lo que haga y sea un criminal, pero si me ensucio las manos con sangre es mejor que sea de basura como tú y no de gente inocente.
El hombre grita clemencia. Un sonido de metal contra carne se escucha. Un grito de dolor y luego la nada.
El Merodeador suelta el cuerpo sin vida del criminal que cae como un saco de papas al suelo.
-Mierda –gime apoyándose contra la pared del callejón. Se quita la máscara y respira con dificultad. Resbala por la pared de ladrillos hasta quedar sentado. Toca su costado y sisea de dolor. Una bala lo había alcanzado. Ese maldito.
-Miles – escucha por el comunicador. Miles mira al cielo nocturno de Brooklyn. Otro dolor punzante lo atravesó.
-MILES, ¡RESPONDE!
Miles hace una mueca por el grito en su oído.
-Estoy bien, tío. Trabajo completo
-¿Te encuentras bien? Suenas como si te hubieran dado una paliza – pregunta Aaron con voz preocupada.
- Estoy bien, solo un roce con una bala, pero todo estupendo – respondió con voz tensa.
-Eso no me consuela, Miles
-Mm
-¿Puedes caminar o quieres que vaya a buscarte? Necesitamos evaluar ese roce.
-Sí, puedo caminar. Estoy en camino.
-Está bien, apúrate, no me obligues a sacarte de esto.
-Lo sé, lo sé
La comunicación se apagó. Miles apoyó su cabeza contra la pared cerrando los ojos por un momento.
El rostro de Gwen Stacy aparece detrás de sus parpados. Miles hace una mueca.
-No es un buen momento, mami – murmura es español haciendo una mueca al tratar de moverse, pero no podía dejar de pensar en ella desde que se habían besado hace una semana y desde que ella lo evitaba como la peste. Mierda.
Cada vez que se encontraban, ella salía corriendo, incluso había arrastrado a Peter tras ella cuando habían coincidido en el comedor de la escuela. El pobre chico casi cae de espaldas cuando Gwen lo tomó del cuello de su chaqueta y lo arrastro como si fuera una maleta. Miles negó con la cabeza. Necesitaba hablar con ella y aclarar las cosas.
Miles se quedó un par de minutos más recordando el beso caliente que habían compartido.
Él la necesitaba. Mierda.
Gwen sonrió al ver a Peter reír con un par de chicos en el pasillo. Desde que habían llegado a Vision Academy, Peter cada vez se veía más sociable y abierto a los demás. Después de lo que él había sufrido en la anterior escuela, era un consuelo que aquí todos lo trataran con respeto.
Peter miró a Gwen con una sonrisa que casi ocupaba toda su cara. Gwen le enseñó ambos pulgares, orgullosa de su amigo. El sonido de la campana los alertó que llegarían tarde a clases. Mierda.
Gwen corrió a la clase de español. Al llegar a la puerta, respiró hondo un par de veces antes de ingresar al salón de clases. Ella compartía clases con Miles y realmente todavía no podía lidiar con él. No podía lidiar con el asunto de que no podía verlo sin recordar como la había besado y que el fondo, muy en el fondo deseaba que se repitiera de nuevo. Su rostro se sonrojó levemente, respiró nuevamente y abrió la puerta.
Él no estaba ahí. Gwen soltó un suspiro de alivio, pero al mismo tiempo se sintió decepcionada. Caminó hasta su lugar y se sentó mirando el lugar vacío en el fondo del salón, donde Miles siempre se sentaba. Gwen frunció el ceño al darse cuenta que en realidad no había visto a Miles desde hace un par de días.
Extraño.
Gwen caminó hasta su casillero y comenzó a guardar los libros que no necesitaba.
-Español está matándome – se quejó en voz baja mientras guardaba el libro de español junto a sus demás cosas.
-Puedo ayudarte con eso si quieres.
Gwen chilló cerrando la puerta del casillero de golpe. Miles Morales se encontraba a un lado de su casillero apoyado junto a ella, con los brazos en los bolsillos y vestido con unos vaqueros y chaqueta verde y purpura.
Gwen estaba lista para salir corriendo cuando una mano la agarró del brazo evitando que huyera.
-Necesito hablar contigo, por favor – dijo Miles con una mirada que Gwen no pudo descifrar. La rubia se mordió el labio inferior y con un suspiro asintió.
-Está bien – murmuró apartando su brazo del agarre de Miles.
Ambos se miraron a los ojos y Gwen pudo sentir la misma tensión que había experimentado hace una semana frente a su habitación. Casi entró en pánico al ver que estaba dispuesta a repetir lo que había pasado aquella tarde, pero la risa de algunos estudiantes caminando en el pasillo rompió el hechizo.
Gwen apartó la mirada. Mientras Miles soltaba un suspiro.
-Solo quiero disculparme por lo que pasó aquel día
-Está bien, no hay problema
Gwen puso un mechón de pelo detrás de su oreja, miró a los ojos a Miles y por primera vez pudo notar las líneas de cansancio en su rostro.
-Solo quiero que empecemos de nuevo. Podemos ser amigos – ofreció Miles con una sonrisa cansada. Gwen levantó ambas cejas levemente sorprendida. Ella no estaba segura si eso funcionaria. Por Dios, realmente le caía bien Miles, pero cuando estaban juntos ambos parecían listos para llevar todo el asunto más allá de solo hablar amistosamente.
-No lo sé… - murmuró Gwen mientras alejaba su mirada de él. Miles frunció el ceño.
-Acaso no te caigo bien o es solo porque nos besamos. Fue un error, pero eso no significa que no podamos ser amigos.
-¿Por qué quiere ser mi amigo? – preguntó Gwen mirándolo fijamente. Él se quedó callado, mirándola.
-No lo sé, solo me gustas – dijo él encogiéndose de hombros. Gwen se sonrojó levemente y negó con la cabeza.
-¿Realmente me odias, eh?
-¿Qué? Por supuesto que no, es solo que no puedo tener una relación ahora mismo y sé que nosotros no podremos ser solo "amigos" – aclaró Gwen con el ceño fruncido.
Miles parecía sorprendido. Gwen juró que los ojos marrones de Miles habían brillado.
-Explícate
Gwen se sonrojó y miró a su alrededor. Varios estudiantes caminaban por el pasillo.
-No lo haré aquí
-Bien, vamos a mi apartamento. Mi mamá está trabajando y podremos tener privacidad.
Gwen abrió los ojos con sorpresa. Su corazón dio un vuelco.
-¡No me quedaré a solas contigo en una habitación!
-¿No confías en mí? No haré nada que tú no quieras. Además solo es para hablar en privado – dijo Miles mirando a su alrededor donde algunos estudiantes ya lo miraban con curiosidad e incluso empezaban a cuchichear entre ellos.
Gwen siguió su mirada y frunció el ceño.
-Bien, confío en ti
Gwen realmente confiaba en Miles, aunque no lo conociera lo suficiente. Se sentía segura con él.
Miles sonrió, girando para comenzar a caminar. Gwen lo siguió, sintiendo como su corazón latía fuera de control.
-Mi casa es tu casa – dijo Miles al abrirle la puerta. Gwen entró al apartamento y miró a su alrededor. Las fotos por las paredes, fotos de Miles de pequeño, con sus padres, con sus amigos, detalles que hacían un hogar. Ella sonrió y caminó hasta uno de los sillones en la sala de estar.
-¿Quieres algo de tomar?
-No, estoy bien
Miles se sentó a su lado y ambos se miraron. Gwen volvió a sentirse ansiosa.
-Entonces puedes explicarme porque no podemos ser amigos.
Gwen tragó saliva sintiendo como su rostro se calentaba. Respiró profundo y lo enfrentó con ojos decididos.
-Seré sincera. Me atraes lo suficiente para querer repetir lo de aquel día, pero no estoy dispuesta a tener algo emocional con nadie. Al menos no ahora.
Miles se sorprendió tanto que casi se atraganta con su propia saliva.
Gwen sonrió divertida cuando lo vio tratando de procesar lo que ella le había dicho.
-Wow, mami, no esperaba esa respuesta - dijo sonriendo.
Gwen frunció el ceño por el apodo. ¿Por qué le decía mami? Ella se encogió de hombros.
-¿Entonces no podemos ser amigos porque quiere meterte dentro de mis pantalones?
Gwen le da un puñetazo en el brazo molesta.
-Idiota – dice gruñendo, levantándose del sillón para marcharse. Miles la toma de la mano haciéndola sentar nuevamente.
-Lo siento, solo estaba jugando
Miles no aparta la mano y entrelaza sus dedos con ella. Gwen no lo aparta.
-Gwen también me gustas de esa manera. Creo que lo sabes, pero también quiero ser tu amigo y no tengo alguna explicación del porqué. Solo te quiero en mi vida de la forma que sea.
Gwen se sonrojó furiosamente e inconscientemente apretó la mano de Miles que seguía entrelazada con la de ella.
-¿Podemos ser amigos con beneficios? – sugirió Miles con la mirada distante.
-¿Qué?
-Amigos que se besan y tienen algunos derechos que otros amigos no tienen.
-Sé lo que significa, pero esas relaciones nunca funcionan.
-¿Lo has intentado antes?
Gwen lo miró a los ojos. Miles parecía contener la respiración esperando su respuesta.
-No, nunca lo he intentado con nadie.
Miles asiente. Su dedo pulgar acariciando la palma de su mano, enviándole escalofríos. Dios, quería besarlo. Qué mierd-
-Podemos intentarlo. Respetaré todos los límites que pongas.
-Nada de emociones románticas. Sólo amigos que se besan – dijo Gwen con la voz ronca.
Los ojos de Miles brillaban.
-Bien
-Bien
Ambos volvieron a sentir la tensión entre ellos. La electricidad crepitaba.
Miles se acercó a ella y ella lo encontró a mitad de camino. Ambos se besaron como si su vida dependiera de ello. La mano cálida de Miles la tomó del rostro inclinándola un poco para poder acceder a su boca. Ella gimió cuando la lengua atrevida se encontró con la de ella.
No supo cuando, pero entre besos y besos ella se encontró en el regazo de Miles.
Ella entrelazó los brazos en el cuello de Miles, acercándolo más a su cuerpo. Gwen no podía pensar correctamente cuando estaba cerca de Miles y esta era la prueba. Ella bajó una mano por el torso bien definido del chico cuando un siseo de dolor rompió el hechizo.
Ambos se separaron.
-¿Estás bien? – preguntó Gwen con el rostro sonrojado.
Miles dejó escapar otro suspiro de dolor antes de asentir.
Gwen lo escaneó con la mirada cuando notó una venda bajo la camiseta.
Ella levantó la camiseta y notó como todo su torso estaba vendado.
-¿Qué te pasó? – preguntó preocupada levantándose de su regazo. Miles se quejó e intentó volverla a sentarla en él, pero ella estaba más ocupada viendo como un poco de sangre manchaba la venda. ¿Es por eso que no lo había visto en estos días en la escuela?
-Tuve un pequeño accidente en mi trabajo de medio tiempo – explicó Miles agarrando las pequeñas manos de Gwen y tirando de ella nuevamente a su regazo.
-¿Qué clase de trabajo es ese?
-Ayudo a mi tío en un taller
Gwen lo miró a los ojos incrédula.
-Uno de los motores escupió una cosa que se incrustó en mi costado, pero no fue nada grave. Mi mamá es enfermera, estoy bien.
Ella no parecía del todo convencida, pero Miles volvió a tirar de ella hasta que se sentó nuevamente encima de él. La tomó por el rostro, peinando su cabello rubio.
-Bésame, amiga – dijo Miles en español. Gwen negó ligeramente la cabeza divertida.
-Entendí eso
-Lo sé
Gwen se quedó sin aliento mientras Miles la besaba como nunca antes la habían besado.
Gwen pensó que ser amigos con beneficios no era tan malo.
Nota de Autora:
Miles y Gwen deciden ser amigos.
