¡Hola! ¿Qué tal va su semana?

Espero que haya estado un poco más animada que la mía jajaja. En fin, con esto ya nos estamos acercando a la recta final del asuntito.

¡Muchas gracias por leer estos desvarios!

Disclaimer: MSLN Ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 17: Te perdoné

Visitar el templo durante la tarde se sintió completamente distinto a su última visita nocturna, sobre todo porque, esa vez, el murmullo de los visitantes del templo elevando sus plegarias era bastante audible. El pequeño templo había estado bastante concurrido pero, aún así, Rein había dispuesto todo para que, tanto ella como su hermano, tuvieran el tiempo suficiente para poder ayudarlas. Por eso, apenas llegaron a la entrada del templo, vieron a algunos ayudantes con los que no se habían topado en anteriores visitas orientando al resto de los asistentes al templo, mientras Zafira las esperaba en la entrada.

Tanto Nanoha como Hayate se habían saltado las clases de ese día para poder acompañar a Fate en su visita al templo. A pesar de que la curiosidad las estaba matando, Zafira no había dado indicios de indicarles cómo tenían pensado ayudar a Fate. Tan solo les había dicho que, cuanto estuvieran todas en el lugar, irían hasta la sala donde ya Rein estaba esperando, sin mayor explicación.

Los minutos pasaban lentamente a medida que la impaciencia en sus corazones crecía. El día anterior, Rein había hablado por algunos minutos más con Alicia, una vez la jovencita se encontraba más calmada, pero a pesar de la serena explicación de Rein referente a lo que estaba sucediendo con Fate y por qué debía ayudarla, aún Alicia podía haberse retractado. Quizá en la noche, luego de analizar con más calma lo que había sucedido, había llegado a la conclusión de que todo era demasiado para ella. O su desconfianza había regresado aún más fuerte que al inicio y decidió a último momento no encontrarse con ellas en el templo.

De momento, sólo un débil hilo de esperanza era lo que las mantenía aún expectantes a la aparición de Alicia.

Y luego de unos largos 30 minutos, que se sintieron como horas y las tenían al borde de darse por vencidas, la adolescente se acercó corriendo hacia la entrada del templo.

- Lo siento - se disculpó al verlas - Me retrasé un poco por las clases.

Después de una breve presentación, Zafira les hizo una señal para que lo acompañaran a adentrarse en el templo. Se dirigió a una de las edificaciones anexas al recinto principal, y abrió una de las puertas corredizas para dejarlas a entrar a una pequeña estancia, en donde ya Rein las estaba esperando.

La sacerdotisa estaba sentada frente a una mesa, con un traje ceremonial blanco, descalza y con los pies bien plantados en el tatami de esa habitación. La estancia no era iluminada directamente por la luz natural así que, para ahuyentar la oscuridad total del espacio, habían dispuesto algunas lámparas de aceite ubicadas estratégicamente para proporcionar una tenue iluminación. Rein las saludó con una leve inclinación de cabeza al verlas ingresar a la habitación pero, por lo controlada que parecía ser su respiración, era bastante evidente de que la mujer estaba bastante concentrada.

Mientras Zafira se acercaba a un estante, tomando un recipiente de uno de los pocos estantes de la habitación y vertiendo una corta cantidad de ese contenido en un taza, intentó explicar un poco en qué consistiría el ritual.

- La mediumnidad no es algo que se vea frecuentemente - empezó a decir Zafira, provocando un estremecimiento entre las mortales muchachas - En el sacerdocio hay muy pocos, y es un don que, entre familias, puede saltarse por algunas generaciones. En el templo, somos afortunados de que Rein haya heredado el don de nuestros ancestros y pueda actuar como un recipiente momentáneo para los espíritus. Por eso, este día Rein actuará como un canal, para que Fate pueda hablar con su hermana. Toma - pidió, extendiéndole la taza a su hermana - Bébetelo todo. Y no lo escupas - agregó, al ver su cara de desesperación.

Rein, con confianza, se había intentado beber el escaso contenido de la taza de un solo golpe. Al darse cuenta de su error, y sentir como el líquido le escocía en la garganta, su primer reflejo fue el de escupir el líquido, lo que hubiese hecho si Zafira no la hubiese detenido. Con dificultad, y con el ligero brillo de las lágrimas asomándose por las comisuras de sus ojos, tragó.

- ¿¡Me quieres matar!? - le reclamó sobresaltada Rein, al recuperarse del trago - ¡Me hubieses dicho que era sake desde antes!

- Te lo hubiese dicho sí, pero lo que te dí no es "solo sake" - dijo tranquilamente Zafira.

El hombre caminó nuevamente hasta el estante, sacando un sombrero ceremonial y colocando dentro del sombrero algunas hojas secas que, con la escasa iluminación, no lograron distinguir bien. A pesar de la mirada desconfiada de su hermana, se acercó hasta ella extendiendole el sombrero, invitando también a Alicia a sentarse en la silla que estaba justo frente a Rein.

- Ponte esto - le pidió Zafira a Rein - Y no mires lo que hay adentro - se apresuró a agregar, al ver las intenciones de su hermana menor.

A regañadientes, Rein se calzó el sombrero que le extendía su hermano. No habían pasado dos segundos de haberse acomodado el implemento sobre su cabeza cuando empezó a sentirse realmente mal, como si todo su alrededor hubiese empezado a dar vueltas y su presencia se estuviese haciendo más distante.

Salvo algunos episodios repentinos de mediumnidad que había tenido en su niñez, cuando inició sus estudios en el templo por deseos de su familia, no había vuelto a experimentar una sensación similar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez. Los años habían logrado que olvidara esa sensación, pero ahora que lo estaba haciendo por medio de un ritual, potenciado con el conocimiento de la doctrina secreta que manejaba su hermano y, de paso, de manera voluntaria, parecía que la sensación se encontraba exponencialmente acrecentada en comparación a lo que escasamente podía recordar.

- Creo que me voy a desmayar - murmuró Rein, intentando dejar de respirar de manera errática.

- Concéntrate - insistió Zafira.

Fate sabía que algo muy extraño le pasaba a Rein. Desde que la sacerdotisa había tomado el líquido de la taza había empezado a sentir un cosquilleo extraño, pero cuando la mujer se había colocado el sombrero prácticamente era capaz de ver como, su mortecina luz, intentaba acercarse a la mujer de cabello plateado, intentando rodearla.

- Fate, colócate detrás de Rein - le pidió Zafira.

Mientras Fate más se acercaba a la mujer, la chica parecía estar más afectada. Cuando se posicionó a sus espaldas prácticamente Rein estaba temblando, y su respiración, de ser posible, se había vuelto más errática.

- Alicia - habló Zafira, mirando a la adolescente - No podemos controlar el tiempo de la conexión con Fate. A veces puede durar un tiempo más extenso pero, por líneas generales, logramos establecer la conexión por corto tiempo. Esto es algo que no puede hacerse de manera frecuente, así que no podremos repetirlo. Lo que tengas que decirle a Fate, díselo. No te guardes nada, no dejes ningún asunto pendiente con ella. Muchos quisieran poder hablar con los seres queridos que han visto partir, pero son escasos los que tienen la oportunidad que tú tendrás, así que no la desaproveches. Ahora, Fate - pidió, mirando hacia la nada - pon tus manos sobre el sombrero.

Fate obedeció, y Nanoha agradeció estar viendo lo que sucedía con sus propios ojos, porque si alguien más le contaba eso no lo iba a creer jamás.

Apenas las manos de Fate tocaron el sombrero, Rein, quién ya temblaba ligeramente, empezó esta vez a estremecerse de manera violenta, casi como si alguien la estuviese sacudiendo. Sus ojos se pusieron en blanco, y ante esa visión Nanoha tuvo que sostener por el brazo a Hayate para que la castaña no se abalanzara sobre la mujer para saber si estaba bien.

Y, cuando parecía que todo se había salido de control, Rein cerró los ojos y dejó escapar un largo suspiro.

Al abrirlos, algo había cambiado.

Físicamente podía ver a Rein. Seguía teniendo el mismo color de ojos y el mismo color de cabello, pero las expresiones en su rostro eran extremadamente distintas a la serena Rein que conocían desde hace tiempo.

Nanoha conocía ese ligero arco en la ceja.

¡Era Fate!

Al escucharla hablar, Nanoha no pudo evitar sentir un escalofrío. Como si fuese un efecto de sonido, antinaturalmente la voz de Rein sonaba como si estuviese superpuesta la voz de Fate, con esos dos tonos de voz distintos bien diferenciados.

- ¡Alicia! - dijo Fate, desde el cuerpo de Rein

Alicia, quién también se había percatado de la aparición en la sacerdotisa de las expresiones de su hermana, no pudo evitar que las lágrimas corrieran raudas por sus mejillas al escuchar esa voz que tenía tantos años sin escuchar.

- Perdóname, perdóname, perdóname - repetía llorando desconsolada, tomando las frías manos de la sacerdotisa.

Fate desde su nueva posición en el cuerpo de Rein, la miró confundida, mientras intentaba limpiar las lágrimas de su hermana con sus manos.

- ¡No! - pidió Fate - ¿Por qué me pides perdón? Soy yo quién tiene que disculparse. Te abandoné cuando más lo necesitabas. Debí ser más prudente. Le había prometido a mamá que cuidaría de ti, pero falté a mi promesa.

- ¡Fue mi culpa! - gritó Alicia, desesperada - ¡Fui tan estúpida! Si no hubiese sido tan descuidada tu no hubieses muerto ¡Si no hubiese sido por mi culpa aún estarías aquí!

- Fue un accidente.

Las lágrimas corrieron también por el rostro de la sacerdotisa, permitiéndole a Fate expresar su tristeza. Con delicadeza, pasó una de sus manos por la mejilla de Alicia, en un gesto cariñoso que había tomado la costumbre de hacerle a su hermana cuando era más pequeña y necesitaba demostrarle que todo estaría bien.

- Fue un accidente - repitió el espectro - No tienes la culpa de lo que pasó. No pienses eso, no más. Si volviese a ocurrir lo haría de nuevo sin pensarlo. Tu siempre fuiste mi prioridad - explicó, con una sonrisa - Lo haría una y otra vez si con eso puedo asegurarme de que estés bien. Así que deja de mortificarte por mis malas decisiones - agregó, con su habitual humor - ¿Podrías perdonarme tú, por haberte abandonado?

Ante la actitud de su hermana, Alicia no pudo evitar soltar una risita ahogada.

Definitivamente era Fate. Su dulce y protectora hermana mayor. La que siempre la había defendido, la que se había hecho cargo de ella cuando la enfermedad se había llevado a su madre. La que se esforzaba por mantener el buen humor incluso en los días en los que su estómago gruñía por acostarse sin comer, tan solo para que ella sí pudiese tener algo para cenar.

Era Fate, y ella era afortunada de poder tener la oportunidad de escuchar su voz, aún después de su muerte, una vez más.

- No tengo nada que perdonarte - contestó Alicia, aún con una sonrisa en su rostro - Tu siempre me acompañaste, incluso ahora que entiendo lo duro que fue para ti el hacerte cargo de mí cuando mamá murió. Además, gracias a ti sigo viva. Es un regalo que no podría pagarte nunca. No sigas preocupándote por mi. Estoy bien. Es decir, la vida se puso algo dura después, pero luego de un tiempo conocí a una antigua amiga de mamá, Linnith, y ahora vivo con ella y Arf. Entré a la universidad también así que, todo marcha bien. Ya no tienes de qué preocuparte.

- Me alegra tanto saber que estás bien - murmuró Fate.

Sabía que el tiempo se estaba acabando. Lo sabía porque ya estaba empezando a percibir un pequeño temblor en una de las manos de la sacerdotisa, y algo en sus adentros le decía que pronto ese temblor se extendería por todo el cuerpo de la mujer.

Pero, a pesar del poco tiempo, sentía que había quedado en paz con una parte de su alma.

- Siempre te cuidaré Alicia - agregó la joven fantasma, acomodando por última vez algunos mechones rebeldes del cabello de su hermana, que caían sobre su cara.

- Estaré bien Fate - le aseguró Alicia, tomando su mano y apretándola fuerte, notando como el temblor se extendía - Ya no es necesario que te preocupes más. Ahora puedes irte a casa.

Ir a casa.

Fate no pudo evitar sonreír ante las palabras de su hermana. Alicia había crecido y, a pesar de las dificultades, se había convertido en una buena persona. Había continuado con su vida, y tenía la oportunidad de ser feliz.

Ella le había dado esa oportunidad. Había hecho bien en dársela.

Sintiendo cómo el temblor en el cuerpo de la sacerdotisa se incrementaba, aprovechó los escasos segundos que le quedaban a disposición para despedirse.

- Te quiero hermanita - susurró, intentando que su voz no se quebrara por la emoción - Pórtate bien.

- Yo también te quiero Fate - respondió Alicia, sabiendo que había llegado el momento - Saluda a mamá de mi parte.

- ¡Seguro!

El temblor en el cuerpo de Rein se convirtió rápidamente en espasmos violentos y, justo cuando el tacto del sombrero en sus fantasmales dedos ardía, Fate retiró las manos del implemento permitiéndole a Rein regresar, dando una gran bocanada de aire.

La sacerdotisa, aún confundida por la experiencia, miraba un poco desorientada como Alicia se deshacía frente a ella en agradecimientos. Le tomaría un poco más de tiempo espabilarse.

Mientras, Nanoha solo observó como Fate caminaba hacia ella, colocándose tras su espalda, para abrazarla. El cambio en Fate no se le pasó por alto.

Las ropas de Fate ahora eran blancas.


Nadaoriginal: Nunca mejor dicho. F. F y no sé si de Fate. O sea, sí de Fate pero F igual. La vida a veces se complica. Aunque a nuestra fantasma parece que se le complicó la muerte también. ¡Qué tengas un buen domingo! Te envío un gran abrazo.

SotaElderSoldier: La relación de esas dos es como un salto de fé que ambas decidieron tomar. Es decir, debe ser bastante complejo el tener las agallas para asumir lo que sientes y, a pesar de saber que cualquier cosa puede pasar de un momento a otro, aún así lanzarte al vacío y que pase lo que tenga que pasar. Y todo por un último empujoncito de Hayate! Entre quedarse con la duda o con la anécdota, ya sabemos que escogió Nanoha :p

Zaisooh: Ah! A veces el mundo es un lugar muy pequeño. Puedes conseguirte con cualquier persona en el sitio menos esperado, no? Bueno, en teoría, Fate se ha quedado más tiempo del debido en el más acá x'D . En cuanto a Reinforce y Hayate... Quién sabe? Quién sabe?. Un entrelazamiento de manos no se le niega a nadie, ¿No?

Chat'de'Lune: Nooo! Que me voy a sentir culpable por hacerte llorar! :( Increíble las cosas por las cuáles un alma puede quedar penando por un tiempo. Esa duda acerca de Fate es bastante interesante jajaja! A ver, lo que me pasa con esta Fate en especial es que, a pesar de que no podemos negar que nuestra fantasma definitivamente era una chica sumamente agraciada y, por ende, seguramente cotizada, no la veo teniendo relaciones serias o profundas a nivel amoroso mientras estaba en vida, y eso me pasa porque esta Fate tiene un sentido de la responsabilidad gigante (considera que justo el haber pensado que había desamparado a su hermana era la razón por la cuál estaba atada al plano físico). Por supuesto, habrá tenido sus asuntitos por aquí y por allá seguramente, pero al tener que hacerse responsable de Alicia siendo bastante joven, me da la impresión que hizo que pusiera completamente a Alicia como su prioridad y se enfocó más en cuidar de ella y asegurarse de que nada le faltara. De cierta forma, Fate se parecería mucho a Nanoha en ese aspecto, es decir, en el sentido de que esta Nanoha tampoco estaba tan al pendiente de las relaciones amorosas al inicio porque estaba sumergida en sus estudios / trabajo / llegar a fin de mes. Pero, en el caso de Nanoha, la cobriza tuvo la ventaja de que el alquiler le vino con novia incluida :p

¡Nos leemos el próximo domingo!