Muñecos
— Puedes dejar de jugar y solo pedírmelo.
Izuku no se había dado cuenta de que desde hace un buen rato estaba siendo observado por Katsuki, aquellos muñecos los había tejido su madre para él, símbolo de la amistad que tenía su hijo con el rubio.
Katsuki ya estaba algo impaciente, quería declararse, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo, ansiaba por encontrar el momento justo para hacerlo.
Hoy no pensó hacerlo; sin embargo, cuando vio la acción que estaba haciendo en los muñecos, Katsuki se dejó llevar sin importarle nada.
Se acercó a sus labios y le dio el beso que hace unos instantes lo estaba representando con aquellas figuras. — Tendrás mucho más, si así lo deseas.
Izuku se quedó ahí, sin hacer ningún tipo de movimiento, se había puesto tan rojo, solo se cubrió con los muñecos y después reaccionó para gritarle. — ¡Quiero mi confesión y después mi beso!
— Ahhh — Katsuki volteo para ver al nerd y este había salido corriendo hacia su habitación — Esto no se queda así. — Trató de alcanzarlo, pero no pudo. — Izuku abre la maldita puerta o la explotó.
— Ya está bien — se escuchó del otro lado y la puerta fue abierta y antes de que huyera, Katsuki agarró de la cintura a Izuku y lo atrajo a su cuerpo y le dio de nuevo un beso, un poco más profundo.
— Me gustas…
Nats
BakuDeku (Corto)
Katsuki Bakugo:
Enfermedad: Trastorno explosivo intermitente
Descripción: episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos verbales agresivos en los que reaccionas con demasiada exageración para la situación.
Historia:
Desde que empezó a caminar, el pequeño Katsuki fue un niño altanero, activo y a veces hasta violento.
Como creían que lo que tenía era malacrianza, no detectaron a tiempo su condición y, por el contrario, los gritos y regaños con golpes solo provocaron que empeoraran, hasta que pasó ese incidente con su mejor amigo Izuku Midoriya, donde ambos supieron que no estaban bien.
A sus 8 años, ambos niños salieron a jugar, Midoriya ya conocía esos arranques de ira de Bakugo, así que lo que hacía era alejarse de él para evitar salir lastimado, y solo regresaba cuando veía que se había calmado.
Ese día se la pasaron en el parque jugando, estaban tranquilos en su burbujita hasta que uno niños llegaron a molestarlos.
Katsuki de pronto se enojó demasiado y los golpeó para que los dejaran en paz, pero, en algún momento no midió la dirección de sus golpes y terminó por golpear a Midoriya, quien cayó y…
Tras ese incidente la señora Inko no le permitió acercarse ni siquiera a su casa, y cuando lo dejó el pecoso debía mantenerse encerrado en su habitación y el cenizo afuera para que no lo volviera a lastimar.
Katsuki comenzó a frustrarse por no entender lo que le pasaba cuando le daban esos ataques de ira, hasta que por fin sus padres comprendieron que esos comportamientos no eran normales y decidieron llevarlo a que lo vieran médicos profesionales, donde por fin detectaron su trastorno y pudo comenzar a tratarse para volver a ver a su amigo.
La entrada de este par a la UA no hubiera sido posible sino hubiera sido gracias a cierto Hematólogo que se topó el cenizo una tarde, que sin dudarlo los ayudaría a ingresar.
Nuestro secreto
(Bakudeku)
Diferencia de edad
El hijo de los Bakugo's, Katsuki Bakugou un chico de veinticinco años que estudia para la marina, vive con sus padres, una tarde después de llegar de la universidad llegó a su casa y encontró a su vecina Inko y su hijo Izuku habían Sido vecinos desde hace ya quince años.
—Vieja ya llegué! - Dijo el rubio dejando su saco colgado.
—No seas grosero chamaco y saluda a inko! - Dijo la madre del rubio que se encontraba sentada a un lado de la señora inko tomando café y a un lado Izuku realmente metido en su teléfono.
—Agh! Hola señora Inko.. hola Nerd - Dijo el rubio en tono amable pero no tanto, se hacerco a Izuku y revolvio su cabello dandole una señal de que fuera a la cocina cosa que el peliverde entiendo rápido y fue con el.
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—Como te fue e la secundaria nerd? - Dijo una vez que estuvieran solos en la cosina.
—Bien Kacchan ... ¿y a ti en la universidad? - Dijo el peliverde sonriendo.
—Bien pase el examen sorpresa y si bien... - Miro al peliverde con una sonrisa ladina, se hacerco lentamente y lo rodeo de la cintura.
—¿K-kacchan? - Dijo el peliverde algo tímido. - Estan nuestras madres en la sala nos pueden descubrir.
—Agh...no sabes cuánto quiero que seas mayor de edad para poder hacerte mío... - Dijo con voz seductora en el odio del peliverde que se puso como tomate.
—¿Y que te impide hacerlo ahora? - No sabía de dónde saco esa valentía para desirle eso pero de qué quería, quería.
—Eres menor de edad es ilegal - Dijo el rubio en un quejido leve.
—¿Y quien se va a enterar? - Miro al rubio sonrojado.
—No me hagas esto nerd, porque sabes que si lo haría.
—Hazlo... Estoy cansado de que solo me beses y me manoses.
Solo de escucharlo se le hizo un bulto entre los pantalones a Bakugou.
—Bien tu pediste esto...
Tomo al peliverde y subio las escaleras con el, sin que las señoras se dieran cuenta, al llegar a la habitación tumbó suavemente al peliverde en la cama y se subió sobre el sin aplastarlo.
—K-kacchan...
Izuku abrió descaradamente las piernas, traía un short algo corto pero pegado que mostraba sus increíbles pierdas y un bulto entre ellas.
—Ah...nerd me traes vuelto loco
El rubio comenzó a besar las piernas del contrario con tanto deseó, dejo unos cuantos chupetes entre ellas, bajo lentamente su short y sus boxer dejando ver la erección del menor, quien la tomo con sus manos y comenzó a masturbarse frente al rubio, quien se miraba ya exitado.
—K-kacchan~mm hazme tuyo... - Dijo el peliverde jadeando con un sonrojo en su lindo rostro.
El rubio tomo el pene del menor y comenzó a chuparlo, mientras el peliverde trataba de no soltar un quejido alto.
Llevo dos de sus dedos a la boca del peliverde y los pidió que los chupara, este solo asintió y comenzó a chupar los dedos del rubio,una vez que estuvieran mojados los saco y los llevo directo a la entrada del menor.
—Zuzu te voy a preparar estas listo? - El rubio miro al peliverde que solo asentía algo desesperado,este delicadamente introdujo un dígito haciendo movimientos circulares.
—K-k..ah~... - El peliverde se tapo con ambas manos la boca tratando de no hacer ningún ruido y que los descubrieran, el rubio inserto otro dígito al interior del menor, haciendo un movimiento de tijera.
—M-mierda kacchan métela ya porfavor.. - El menor suplico en voz baja, ya no aguantaba mas.
—...
El rubio se paró y removió sus pantalones y boxers dejando ver la enorme erección.
E-es tan grande eso no entrara en mi! Pensó el peliverde mirando aquel pene ajeno como si de un dulce se tratara.
—Ven pequeño..anda chupalo por mi si? - Dijo el rubio,el peliverde se hacerco más a él mientas el rubio tomaba su pene y los restregaba en la cara del peliverde.
—Ka..mm - No pudo desir ni una palabra ya tenía el pene del rubio en su boca, comenzó a chuparlo rápido.
El rubio estaba en el paraíso disfrutando aquella mamada que le daba el menor como si fuera un profesional en eso.
—Ah~Zuzu...
Lo tomo de las caderas y lo volvió a tirar a la cama con delicadeza.
—Zuzu es tu primera vez cierto? Si te duele me dises y me detendré... - El peliverde solo asistió mientras el rubio introducía su pene en el.
—K-kacchan se sien..siente bien... - Dijo el peliverde mordiendo su labio.
—Ah~Tan..apretado.. - El rubio comenzó a moverse más rápido .
—K-kacchan..no me gusta estar abajo.. - El peliverde se sentía asfixiado, el rubio entendió y se recosto en la cama subiendo al peliverde en su regazo sin salir de el.
—Hazlo por mi..salta quiero ver tu lindo rostro. - Dijo el rubio mientras en peliverde daba pequeños saltitos
—¿A-asi? - El rubio se sentía tan afortunado de poder mirar al peliverde sobre el, ver al chico del que se enamoro y no poder cogerlo porque es menor de edad, saltando sobre el, todo sudado y mojado.
Estaban tan exitados que ni siquiera recordaban que abajo estaban sus madres, cuando ambos escucharon un toque en la puerta.
—Izuku mi amor Mitsuki y yo iremos al súper ¿Vienes con nosotras? - Dijo la madre del peliverde al otro lado de la puerta que dejó helados a los chicos.
—M-ma...mamá! Em.. no me..me quedaré aquí con Kacchan - Trataba de que su respiración no se escuchara agitada.
—Bien amor volveremos al rato. - Dijo la peliverde y se fue.
—ah...casi - Dijo el rubio en un tono burlón
—¡Kacchan casi nos atrapan! - Dijo el peliverde.
El rubio tomo de la cintura al peliverde y comenzó a mover sus caderas.
—Tranquilo zuzu.. no paso nada.. Ahora ¿Solo muévete para mí si? - Dijo sonriendo de lado mirando el sonrojo del peliverde quien daba pequeños saltos sobre el.
— Cafe Maid
— Bakudeku
Para el segundo festival escolar prefirieron dejarse llevar por algo mas común pero que de igual forma se daba bastante bien para recaudar fondos y así unirlos a una causa benéfica para la reconstrucción de ciertas zonas de la cuidad que aun no eran reparadas
Un cafe maid no era mala idea después de todo
—¿ Estas segura que me veo bien en esto? — pregunto izuku saliendo con timidez del probador
— Te vez increible Izu , contigo estoy segura que ganaremos — sonrió la morena extendiendo la mano a su amigo
El peliverde se dio un ultimo vistazo en el espejo del lugar antes de cerrar la puerta , se sentía extraño vistiendo como sirvienta , era la primera vez que se ponía un vestido así que dudaba si en realidad le quedara o no el atuendo , pero aun así no que otra puesto a que todas las chicas participarían pero aun así sabrían que necesitaban a unas dos personas mas para cubrir todo el personal , asi fue como lo arrastraron junto con kaminari mientras los demás terminaban de decorar el lugar
Suspiro con pesadez y tomo su mano , estaba realmente nervioso
Pronto las chicas eligieron quienes quedarían en la cocina para preparar los platillos y quienes servirían y atenderían las mesas , todos jugaron piedra papel y tijeras , y resulto en que a el le tocaría la segunda opción
Así empezó el día , vaya suerte la suya
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Pronto el lugar se lleno por completo , al parecer la clase 2-A tenia bastante fanaticada , y puesto al tema elegido termino en un gran éxito , hasta hacían fila afuera del aula para poder entrar
Cambiaba cada cuanto a recibir a los clientes , hacia lo que podía tratando de sonar tan dulce como lo haría una chica , se sentía muy torpe en el intento ademas de incrementar sus nervios cuando se le quedaban viendo
Mas aun por la penetrante mirada de su novio que estaba exento de la noticia hasta que abrieron el lugar
Sentía como lo barría con la mirada de pies a cabeza , su expresión seria no ayudaba para nada , ¡ni si quiera podía adivinar en que estaba pensando! , puede ser que estuviera molesto por como iba vestido , pero también podría ser que le gustaba , eso lo estaba carcomiendo por dentro
— Oye bro — Llamo Eijiro a Kasuki quien después de haber salido un rato a entregar folletos del cafe maid había vuelto , pero este no hacia mas que parecer un guarda espaldas parado junto a la puerta sin despegar su vista de Izuku — Parece que a Midoriya le esta yendo muy bien eh?
El rubio gruño bajo al mirar de reojo a su amigo , luego volvió a dirigir su mirada hacia el pecoso
El muy maldito se veía sumamente adorable en ese traje de maid . Al principio le pareció una ofensa que no le haya dicho nada de lo que llevaría puesto pero pronto paso a ser segundo plano al estar gozando una de las mejores vistas que a tenido de su lindo novio
No es que Deku no fuera lindo , para el era lo hermoso del puto universo , y justo hoy decide ponerse algo que resalte sus curvas de manera espectacular sin si quiera haberselo modelado antes , a solas
Kirishima dio un golpe suave en el hombro de su amigo riendo , vaya que el chico lo traia embobado , eso era algo nuevo de ver en el explosivo ya que casi nunca pasaba a tener otra expresión que no fuera irritado o enojado
Su sonrisa ceso dándole un espacio a Katsuki . Parecía que un cliente le estaba pidiendo el numero al Izuku
Se estaba divirtiendo , claro que si , pero para eso Mina lo había mandado a vigilar a Katsuki ya que si este llegaba a explotar tendría que intervenir al menos eso antes de llevarse una gran sorpresa
El cenizo se acerco en silencio hasta llegar al peliverde y tomarlo con suavidad de la cintura . De un movimiento lo apego mas a si y con su mano libre alejo el teléfono ajeno
— Lo siento pero es hora de su descanso . En seguida lo atenderá con mucho gusto otra de nuestras heroínas
— P-pero , aun no me a dado su numero..
— DIJE que pronto lo vendrá otra persona a traerle sus caprichos , ahora deje de joder a MI novio —Todo lo entonaba con vez neutra , pero en su rostro con sonrisa forzada se notaba la molestia
El tipo se quedo en silencio , aun con la palabra en la boca los vio alejarse
Katsuki arrastro a un confundido Izuku con el , no sin antes susurrarle al dientes de tiburón un '' Te toca'' antes de salir
Eijiro solo rió ante el gesto
— Como te gusta meterme en aprietos — negó con la cabeza así tomando temporalmente el puesto de Izuku , solo por esta vez dejaría que su mejor amigo hiciera de las suyas un rato
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— Mmmh ah , Kacchan espe— fue interrumpido una vez mas por otro de los calientes besos del cenizo
Katsuki lo jalo y lo encerró en uno de los únicos salones del ultimo piso que estaba vació . Lo acorralo contra la misma puerta y devoro sus labios en un parpadear
Forcejeo un poco para tratar de separarse pero le fue inútil , pronto correspondió con la misma intensidad mientras las toscas manos del contrario se colaban por debajo de la falta y apretaban sus muslos probando en el suspiros de deseo
Se tuvieron que separar a falda de oxigeno , aun asi aquellos ojos granate no se despegaban del pecoso
— Kacchan no podemos , tenemos que volver en un rato — susurro contra los labios de su novio acompasando respiraciones
Soltó un gemido bajo cuando las manos subieron de lugar a amasar a gusto sus redondo trasero
— Esto es tu castigo por no decirme , eres un deleite para los ojos de todos y se me hace injusto no ser el unico que te este gozando
— Ya dije que no ... — desvió la mirada por un segundo mordiéndose el labio , se sentía tan bien aquel toqueteo tan descarado , pero sabia muy en el fondo que no debía ceder si quería volver a ayudar
— Vamos Deku , no sabes las inmensas ganas de joderte que te tengo . Solo un poco ¿si? — rogó usando su mejor carta . Tomo alzo a izuku sin esfuerzo y apoyo aun mas su espalda contra la puerta , e izuku como reacción automática apretó sus piernas contra las caderas del cenizo quien jadeaba y lamia sobre la tela del vestido en su pecho solo para provocarlo
Y lo peor fue que lo consiguió
Su cuerpo estaba tan caliente como quien lo tocaba , a fin de cuentas no podía negarse a nada de lo que pidiera su amado novio y menos si el quería también , imaginándose solo una pequeña fracción de lo que se le esperaba
— Esta bien , solo un poco y mas en la noche podre volver a ti con esto para continuar ¿bien?
Katsuki sonrió victorioso y alzo de cara del pecho de Izuku hasta poder besar otra vez esos labios que lo traían loco
— Eres el mejor nerd
— Yo también de amo , kacchan tonto
Ambos volvieron a lo suyo , procurando no hacer tanto ruido puesto que a pesar de estar en un lugar muy alejado Katsuki siempre lo sobre estimulaba hasta hacerlo gritar del placer , no negaban que la posibilidad de ser descubiertos los excitaba mas , no por algo lo hacían tan seguido en el instituto
70's y 80's
••Izuku "La voz"••
Su vida siempre estuvo bendecida con música, esa magia hermosa provenía de su madre, de sus primas, de sus tías, cada mujer que lo rodeaba era un ángel de voz melodiosa. Y por gracia del destino ese talento se heredó a él.
Era un omega, criado en una familia religiosa, colmado de amor y de música. Desde el primer momento en que aprendió a usar su voz su madre se encargó de compartir con el mundo su gran talento.
Desde los nueve años cantó en el coro de su iglesia. Luego de eso se convirtió en corista para su madre. Pero su gran triunfo, su comienzo al camino del éxito fue aquella noche lluviosa en la que un productor afamado, y buen amigo, lo descubrió. Lo guió por un camino de luces brillantes, gritos eufóricos y aplausos, hasta convertirlo en la gran estrella que era.
Aquel día brillante y emotivo fue guiado al escenario, sentía sus manos sudar y el cuerpo temblar. El estadio era imponente, y él era tan pequeño, parado en medio de cientos de miles de espectadores, rodeado de la orquesta, de los deportistas, de miles de televidentes.
Corría el año de 1988, Izuku Midoriya, "La Voz", el novio de América se hallaba en el centro del escenario, con el micrófono entre sus manos y el corazón acelerado en su pecho.
La suave melodía comenzó, los gritos atronadores se desbordaron de las gradas, entonces el mundo solo tenía ojos para él, sus voces sólo podían gritar su nombre, y los aplausos lo tenían como única fuente de inspiración.
Entonces él cantó y el mundo guardó silencio.
—Each day I live… I want to be…
Su voz melódica llenó el escenario, inundó los corazones y elevó los espíritus. Sus manos dejaron de temblar, pero su pecho rugió con la pasión que quería transmitir a todos quienes pudieran escucharlo.
Llegó a notas imposibles, como solo él podía hacerlo, y el mundo se encendió en emoción. Nada se comparaba a tenerlo en vivo y a todo color, no solo era una belleza en cuerpo y alma, él era quizás la perfección encarnada, y su voz, con solo escucharlo cualquiera podría sentir que ese único momento era todo lo que valía para ser feliz.
—Give me one moment in time… When I'm racing with deeeeeestinyyyyyyyyyyy… —cantó encendiendo los ánimos.
Sobre el escenario, con su voz opacando incluso a los imponentes instrumentos, su corazón se sintió pleno. A pesar de tanto había llegado a ese punto. La multitud lo ovacionaba, se conmovía hasta las lágrimas por él, incluso aquellos atletas que competirían en el gran evento estaban de pie admirándolo. No pudo evitar que su emoción guiará su canto.
La música terminó, él elevó los brazos al aire, manteniendo su radiante sonrisa, deseando para sus adentros éxito a cada atleta que quería alcanzar con su música.
El estadio ardió de nuevo con aplausos y halagos, todos para él.
Sus guardaespaldas lo guiaron a su camerino, siguiendo el camino de flores que arrojaban los espectadores, mientras él agradecía con brillantes sonrisas.
Fue recibido con cálidos aplausos de sus colaboradores, pero quién más importó de entre todos, fue ese hombre beta que siguió sus pasos desde que eran solo niños. Kacchan (como él lo llamaba), corrió hasta él para sostenerlo entre sus brazos y darle vueltas en el aire.
—¡Estuviste brillante! —celebró el beta— ¡Fue sensacional, jamás habías llegado a esas notas!, ¡¿qué clase de ángel eres tú, eh?!
—¡Fue grandioso, lo sé! —respondió Izuku, abrazando a su fiel amigo.
—Más que eso, estuvo espectacular, joven Izuku —animó uno de sus productores.
—Simplemente perfecto —se unió otro.
Más y más se unieron a los elogios, y con cada alfa que se acercaba a dar sus felicitaciones Katsuki retrocedía un paso más alejándose discretamente, hasta que al fin pudo encerrarlos a ambos en el camerino.
—Ah, cómo no te cansas de esos fastidiosos —suspiró Katsuki, dejándose caer en el sofá del camerino.
—Sí lo hago, por eso te traigo conmigo, así puedes rescatarme —respondió Izuku desde la silla frente al espejo, donde se limpiaba los rastros de sudor.
—Para eso tienes al idiota de tu novio ¿no?
Katsuki se dejó caer contra el sofá cerrando los ojos en el camino, perdiéndose de la mirada melancólica que sus palabras causaron en Izuku.
Sí, tenía a su alfa esperándolo en casa. Lo amaba porque él era todo lo que Izuku no podía ser. Su alfa no tenía que ser recatado, educado, ni un ejemplo a seguir. Ese alfa era libre para pasearse por la ciudad vistiendo solo sus jeans gastados y sus cadenas de oro, nadie lo pondría en la portada de una revista por ser "indecente". No como lo harían con él, pues se había negado a usar esos malditos vestidos y en su lugar decidió cantar usando pantalones, eso lo pondría en la mira de los medios por semanas, ya estaba cansado de eso.
Con la adrenalina aún corriendo en sus venas decidió mandar eso al demonio, los medios, la opinión pública, incluso su adorada madre podían irse a la mierda por unos cuantos minutos.
Se levantó de su sitio y fue hasta Katsuki haciendo el menor ruido, hasta que pudo sentarse sobre las piernas del beta, llamando su atención. Unos expectantes ojos escarlata lo escudriñaban buscando una respuesta a lo que hacía.
—¿Quieres portarte mal conmigo? —habló Izuku, seduciendo al beta con su dulce voz.
—¿El dulce novio de América va a ser desobediente? —retó Katsuki contra sus labios— ¿Qué va a decir tu madre de su precioso hijo cuando sepa que te cogió un beta?
—Se infartaría… Por eso nadie tiene que saberlo, Kacchan. Que sea un secreto entre tú y yo, como en los viejos tiempos.
—Un secreto… Eso está bien para mí. Que tu novio piense que lo amas, cuando es a mí a quien quieres en tu cama.
Izuku abrió la boca para protestar, solo un beso ardiente vasto para despejar sus dudas. El calor del cuerpo ajeno, su aroma embriagante y seductor, sus caricias bruscas, eso era todo lo que necesitaba, era su anestesia para el ritmo tan agitado de su vida.
Su ropa desapareció a un ritmo tortuosamente lento, su cuerpo se encendió en instantes. Mientras su canción aún retumbaba en el estadio él rebotaba desesperado sobre su amante, un beta.
Más allá de su escandalosa ropa, de su tóxica relación con un mediocre cantante de hip-hop, de los rumores sobre el uso de drogas; esa relación, un omega y un beta estaba terminantemente prohibida, si alguien llegaba a descubrirlos el mundo de ambos ardería, eso lo volvía más placentero para ambos. El fruto prohibido del que gozaban cuando nadie los miraba.
Una dulce voz, un ángel caído del cielo, que se revolvía en las sábanas con un "amigo" de la infancia. Imagina el escándalo que desencadenaría esta noticia…
90's - 2000's
••Hymn for the weekend••
Por milésima vez en el día su productor lo calló súbitamente, esta vez porque a su parecer el bajo sonaba desafinado. Suspiró pesadamente, se quitó los audífonos y se dejó caer en el suelo, su cabeza era un lío punzante, quería ir a casa, comer algo y dormir. Aunque sabía que no podría, llevaba tanto tiempo dándole vueltas a lo mismo, aún no tenían la pieza final de su albúm, esa canción que tenía que ser especial, que se grabará en el corazón de las personas; por más que lo intentó la inspiración no llegaba y se le estaba agotando el tiempo.
Se notaba tan decaído y estresado que su mejor amiga no pudo evitar hacer algo al respecto, entonces llamó al único en el mundo que podría hacer algo para ayudar a Izuku, su novio testarudo, Katsuki.
Veinte minutos después del mensaje de Ochako, el teléfono de Izuku vibró con una llamada entrante.
—Ahora estoy ocupado, te llamaré luego —murmuró Izuku al contestar, sin siquiera haber leído quien lo llamaba.
—Eso puedo arreglarlo. Sal por la puerta trasera, tengo el auto encendido. Pero si prefieres puedo entrar y secuestrarte —respondió su novio del otro lado de la línea.
—Estoy en medio de algo importante, Kacchan —murmuró Izuku, con el corazón dolido, pues hacía tanto tiempo que no podía estar con su novio debido al trabajo de ambos.
—¿Qué es más importante que ver el estreno de Superman vs All Might?
—¡¿Hoy es su estreno?!
—Sí —respondió Katsuki con una risa, pues el grito de su novio casi le vuela los tímpanos—. Hay dos boletos y un combo de palomitas esperándonos, ¿vas a venir o qué?
—No apagues el auto.
Alcanzó a escuchar la risa de su novio antes de colgar. En cuanto levantó la mirada todos tenían su atención en él, esperando que el vocalista terminara su llamada para continuar con la grabación.
—Yo… em… ne-necesito ir al baño… —murmuró dejando a un lado el micrófono.
Salió de la cabina intentando disimular. Solo Ochako se dió cuenta que al final del pasillo dobló a la derecha, hacia la salida, y no hacia el baño, entonces se sentó tranquilamente a observar el espectáculo que Izuku iba a desatar.
El motor de un auto rugió y los neumáticos chirriaron por la calle, alguien salió a revisar lo que sucedía, en cuanto esa persona entró el caos se desató.
—¡Dynamight se llevó a Deku otra vez! —gritó uno de los miembros del staff.
Los gritos del desesperado productor opacaron las quejas del resto de integrantes de la banda, mientras todos intentaban de una u otra forma contactar a Deku a través de llamadas. Ningún pobre diablo sabría que Izuku apagó su teléfono y lo arrojó al asiento trasero del auto de su novio.
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Cuando estaba con él parecía que el mundo iba un poco más lento y se volvía un poco más colorido, lo cual era curioso, pues Katsuki siempre iba vestido de negro, metido a la perfección en su papel de guitarrista de un grupo que tocaba heavy metal. Eran tan diferentes en apariencia y temperamento, pero de alguna forma se complementaban, cada uno podía sacar al otro de la oscuridad, iluminar su mundo y elevar sus espíritus, eso para Izuku era lo más cercano que tenía para explicar el amor.
Se entretuvieron por horas en una plaza comercial. Vieron esa película que tanto adoraban, acurrucados el uno en el otro en medio de la oscuridad, sintiéndose cálidos en ese lugar tan frío. La película se extendió por unas buenas tres horas que los dejaron deseando más, pero finalmente era hora de volver al ensayo de Izuku para ver si no lo echaban de la banda por irresponsable.
Caminaron juntos al lugar donde dejaron el auto dándose cuenta enseguida que calcularon mal su plan. A pesar de dejarlo bien escondido entre los arbustos un inmenso número de fanáticos estaba rondando el auto sin importarles la intensa lluvia. A cada minuto que pasaba más y más personas llegaban a tomarse fotos con el auto, esperando que el dueño volviera. Y más personas llegaron aún cuando alguien gritó que el suéter de Deku (con el que había posteado una foto esa mañana) estaba en el asiento del copiloto.
Katsuki lo sacó de la plaza por las escaleras de incendios, ya era experto en huir de sus locos fanáticos por lugares inusuales. Tuvieron que esperar por un rato en la lluvia, mientras Katsuki hacía una llamada.
—No idiota, solo quiero que nos recojas y nos lleves al estudio… —dijo al teléfono—. ¡Mi novio está parado en la lluvia, imbécil!, ¡por supuesto que es una emergencia…! ¡Deku es más importante que tus putos videojuegos! ¡Ven aquí en quince minutos o te patearé el trasero!
Mientras Kacchan le gritaba al pobre de Kaminari a través del teléfono, Izuku se entretuvo mirando el cielo. Las nubes grises a veces le provocaban tristeza, como si anunciaran una mala noticia o acompañarán un evento trágico, pero aquel días las nubes grises significaban unos breves instantes de libertad, sentir el agua en el rostro, el viento meciendo su cabello.
De pronto pudo escuchar la música de los altavoces en la plaza y no pudo evitar cantar esa melodía que salió de su corazón:
—Uta yo, michibiite. Konna chiisana melody ga… —cantó con el viento.
Siguió cantando, cerró los ojos, disfrutando del viento en su rostro. Cuando la música terminó volvió su vista a Kacchan y fue recibido con una cálida sonrisa, una que ni todos los aplausos del mundo podrían conseguir igualar en la alegría que colmó su pecho.
Katsuki le extendió una mano como invitación y él aceptó, dejándose guiar. Su novio rodeó su cintura y tomó su mano derecha. Ese hombre, el de voz áspera y mal genio tarareaba suavemente una canción familiar, luego, para sorpresa de Izuku, cantó suavemente:
—But I can't help falling in love with you…
—Kacchan…
—Solo sigue mis pasos, amor —susurró en su oído—. Shall I stay? Would it be a sin… If I can't help falling in love with you?
Como en los cuentos de hadas, tal como en escenarios idílicos, eran dos amantes bailando bajo la lluvia. Conectados por algo más que sus cuerpos, por algo intangible, fascinante y desconocido, algo muy parecido a sus almas. Tan unidas a la del otro, completa solo si estaban juntos; de nuevo, Izuku no puedo evitar pensar que así era como se sentía el amor.
Como una droga, pues siempre necesitas más, y puedes llegar a quebrarte cuando no lo tienes. Es peligroso, pero sublime al mismo tiempo, porque cuando lo tienes puedes ser la persona más dichosa del mundo, aún si esa es tu única posesión preciada.
Entonces aquella canción que tantas noches de insomnio le costó surgió en un instante mágico.
—Oh, angel sent from up above. You know you make my world light up… When I was down, when I was hurt. You came to lift me up. Life is a drink and love's a drug. Oh, now I think I must be miles up. When I was a river, dried up. You came to rain a flood…
Katsuki lo observó sin palabras, atónito. Su ángel estaba cantando para él una pieza única y hermosa que por siempre les pertenecería. Tomó a Izuku entre sus brazos y guió su baile a un ritmo animado, cantando a ratos coros de la canción que Izuku estaba creando.
—Got me feeling drunk and high. So high, so high —arrulló Izuku, y su novio entendió su petición elevándolo en el aire.
—Más alto, para que todos puedan escuchar tu voz, amor —animó Katsuki.
—That we shoot across the sky… —cantó Izuku.
—That we shoot across the… —secundó Katsuki.
—That we shoot across the sky…
Callaron al mismo tiempo, no había más que decir, no había más arreglos que hacer, su obra maestra estaba completa, solo tuvieron que sellarla con un beso que resumía todo eso que su canción significaba.
—Estoy ansioso por escucharte cantarla sobre el escenario —murmuró Katsuki en medio del abrazo.
—La cantaré para ti las veces que quieras, Kacchan.
—Más te vale que lo cumplas… —murmuró cortando la distancia entre sus labios.
—¡Van a seguir perdiendo el tiempo o se van a meter al maldito auto!
El grito de Kaminari irritó a Katsuki lo suficiente para cortar el beso con su novio.
—¡Es tu maldita culpa por tardar tanto! —gritó de vuelta, comenzando su camino al auto que los esperaba sobre la avenida.
—Kacchan… —llamó Izuku en un susurro—. En lugar de ir al estudio…, ¿podemos ir a casa? Necesito un poco de ayuda para terminar de componer la letra…
—A tus órdenes, Deku.
En medio de la lluvia tomaron su camino a casa, al lugar donde tanta magia se creaba siempre. El hogareño departamento donde "Hymn for the weekend", la canción del año, sería escrita por dos amantes que estaban intentando descubrir el significado del amor.
••Heat••
Sintió ese cuerpo perfecto y delicioso temblar debajo del suyo, su novio se aferró a la almohada como si le fuera la vida en ello, entonces Katsuki pudo escuchar sus lamentos.
—No puedo más… Kacchan… —sollozó Izuku.
Ante sus palabras Katsuki empujó suavemente y el cuerpo de Izuku se sacudió en espasmos de placer.
Así habían sido sus celos siempre, golpeaban repentinamente con sensaciones intensas. A pesar de llevar horas encerrados en esa habitación el omega interior de Izuku seguía pidiendo más, aunque su cuerpo estuviera a punto de colapsar.
Cada sensación era fascinante y dolorosa al mismo tiempo, aunque quería descansar su cuerpo hormigueaba, enviando chispas intensas cada vez que sentía su mancha deslizarse entre sus piernas.
Estaba demasiado sensible, cada vez que Kacchan empujaba dentro de él todo su cuerpo se sacudía con oleadas de placer.
—Ya no puedo más… —se lamentó contra la almohada.
—Shh, lo sé, te haré sentir mejor pronto —arrulló Katsuki contra su oído.
Se apoyó con un brazo contra el colchón, con el otro sujetó la estrecha cintura de Izuku y se dedicó a empujar tan rápido y fuerte como podía. Sintió las uñas de su novio herir la piel de su brazo, escuchó sus sollozos y sus gemidos ahogados, Izuku estaba suplicando por que se detuviera, al instante siguiente suplicaba porque fuera más rápido.
Se sentía un poco culpable por la situación, también estaba preocupado por su novio, pero sentir a Izuku temblar, envolverse con su calor, estar encerrado con él en una habitación impregnada con sus aromas y sobre todo escuchar su nombre salir con ese tono precioso cargado de lujuria y erotismo, que Izuku ni siquiera notaba que estaba usando; todo eso simplemente lo sumió en un estado salvaje, que lo hacía desear más de su Zuzu.
Se inclinó sobre él para dejar una marca de mordida sobre su marca de unión. Todo el cuerpo de Izuku se tensó, llegó al clímax con un quejido silencioso. Pero Katsuki aún no terminaba, siguió empujando con fuerza, extasiado con la forma en que Izuku lo apretaba.
—Kacchan… por favor… —gimió Izuku.
Katsuki no pudo contener sus propios jadeos contra el cuello de su novio. Izuku lloró a gritos cuando su alfa siguió embistiendo su sensible y dolorida entrada.
El nudo del alfa estalló dentro de su omega completando su ritual de unión.
Cuando Katsuki intentó calmar a Izuku con besos se dió cuenta que se había desmayado. Suspiró cansado y se dejó caer de lado sobre la cama, arrastrando a Izuku con él.
—No te preocupes amor, yo voy a cuidar de ti —arrulló contra su cabello rebelde.
Los cubrió a ambos con una de las mantas y decidió que valía la pena dormir un poco, antes que otra oleada de calor golpeara a Izuku.
Era la primera vez que Inko consentía que pasaran un celo de Izuku juntos. A pesar de ser jóvenes, ambos sabían que querían casarse en cuanto terminaran la universidad. Izuku estaba llevando controles de natalidad así que todo iría bien. El instituto de alfas donde estudiaba Katsuki, y el instituto donde asistía Izuku les dieron a sus buenos estudiantes una semana libre de supresores, pues ya estaban unidos, ya eran alfa y omega, nadie podría interponerse entre ellos.
—Una copa?
—BakuDeku
—Au sin quirk
—Encuentro casual/bar/mención de bebidas alcohólicas/ lenguaje vulgar/ tintes .
Llevaba ya un buen rato solo sentado en uno de esos molestos asientos al fondo del bar, sus amigos se divertían en la pista mientras él solo bebía.
Era la primera vez que se permitía salir y "disfrutar" después de la turbulenta relación que tuvo con aquel chico llamado Keigo.
Sus amigos siempre se lo dijeron, no era alguien bueno, pero él enamorado se dejó envolver en la red de mentiras que aquel rubio tejió con dedicación a su alrededor.
Se levantó en dirección al baño antes de que los recuerdos comenzarán a llegar y lastimarlo una vez más, de vuelta, se sentó en un banquito frente a la barra.
—Un whisky— ordenó
La chica que atendía la barra suspiro molesta cuando dejo el vaso frente al guapo peliverde y este no le miro de vuelta.
—Atiendele tú — le dijo a Katsuki si amigo
El cenizo conocía a su amiga, no atendería a quien no pudiera sacarle algo, así que le dejaba el trabajo a alguno de los demás.
—una más— pidió Izuku.
Katsuki suspiro y en vez de un whisky sirvió un martini, lo deslizó con suavidad hasta que la base de la copa tocó la mano del peliverde, aquello hizo que ese chico alzará la vista
Katsuki se perdió un momento en aquel par de maravillosos ojos y en la colección de pecas en aquellas mejillas.
—No es mucho alcohol ya?— susurro inclinándose sobre la barra.
—Nunca es mucho cuando tratas de ahogar tus penas— susurro Izuku desviando la vista de aquel par de intensos rubíes que parecían mirar a su alma en vez de su cuerpo.
—Que tan mal te ha tratado la vida como para que te quieras ahogar en alcohol?— pregunto.
—Tan mal que parece que mi destino era morir a manos de mi ex pero por alguna razón la libre, claro no sin antes pasar una buena temporada en el hospital — sin filtros por el alcohol saco el dolor que sentía.
Katsuki miro más detenidamente, era un chico hermoso, fino de curvas elegantes y suaves y un rostro parecido a un ángel, vaya que no imaginaba que aquel dolor tan grande fuera algo tan cruel y crudo.
—Bakugo Katsuki— susurro mirando como el chico tenía la interrogante en su rostro— me gustaría saber quién es él hijo de puta que se atrevió a lastimarte.
—No creo que sea necesario, pero agradezco el intento de coqueteo, solo no estoy interesado— sonrió Izuku y dejo un par de billetes antes de irse.
Katsuki no pudo sacar de su cabeza a aquel chico durante mucho tiempo, había incluso llegado a fantasear con él en la ducha aunque eso sonara muy enfermo.
—Puedo invitarte una copa?— escucho decir un día mientras bebía en un bar, a su lado estaba ese peliverde que parecía perseguirlo en sus memorias.
—Solo si me dices tu nombre— acepto coqueto.
—Midoriya Izuku— susurro.
.
.
.
Cómo acabaron en aquella habitación, no era tanto misterio, alcohol y tensión sexual.
Izuku sintió la mano de Katsuki colarse bajo el satín de su camisa y tocar sin miedo la piel que se escondía debajo, cuando la tela fue retirada, aquella boca experta recorrió la zona dejando un mapa de besos y caricias.
—Kats— jadeo Izuku aferrándose a los hombros del cenizo.
La tortura de sentirse tan expuesto y deseado le nublaba el juicio haciendo que deseara más, el gemido fuerte que fue arrebatado cuando aquellos dedos se abrieron paso en su interior anuncio que deseaba más .
Su amante se encargo de encontrar cada punto adecuado y llevarlo tan al borde que se sentía desfallecer antes de que le impidiera lanzarse al vacío del placer.
Las manos de Katsuki se aferraron a las caderas de Izuku mientras se empujaba con fuerza, el sudor perlaba ambos cuerpos y el calor aumentaba la sensibilidad de ambas pieles.
Pronto ambos llegaron al climax, el vortice de placer los absorbió sin piedad, jamás habían sentido una conexión tan grande con un amante como lo hacían en ese momento.
—Puedo volver a verte?— pregunto Katsuki a la mañana siguiente.
—Quiza— sonrió Izuku.
.
.
.
Cada noche en aquel bar el peliverde se sentaba en la barra y el barman de cabellos cenizos deslizaba un martini en dirección al joven.
—Una copa?...
~Besame maldito nerd~
Por primera vez desde que empezaron su relación formal Deku se había molestado con su rubio y es que ya le canso el echo de que siempre que intentaba ser cariñoso o le haga un lindo detalle Katsuki minimice sus esfuerzos a nada.
Qué si le hace una cena, ya le pone una mueca antes de picar la comida para ver si estaba buena y claro que sabía cocinar ¡Por dios estudio cocina una temporada justamente para consentirlo!
Qué si van al cine, no le gusta el ruido. ¡Pero que ruido! Y si es una biblioteca -que por cierto le gustan- muy aburrido.
Qué si van a salir de paseo... Qué sé yo al campo, que para que lo trajo si es alérgico al sol ¡Mentira! Lo conoce y sabe que no tiene esa clase de alergia. Si lo lleva a su parque de diversiones favorito, va molesto sabe Dios por qué motivo. ¡Kacchan siempre está molesto por algo hasta con la mosca que se posó en la mesa se molesta!
Cada vez le era más difícil tratar con él, por eso dejo de hacerlo por un tiempo, pero que le dijo su novio, que de seguro ya no lo quiere por que tiene una amante. ¡¡Jamás haría eso, lo ama demasiado como para cambiarlo!! Pero se empecino tanto con esa idea que no le volvió hablar.
Bien.
Deku ya estaba arto de todo que esa noche no quiso dormir en la habitación que compartían juntos por que sabe que volverá a caer como un idiota ante las palabras bonitas que a veces Katsuki le dice.
Quería tratar de mejorar todo, pero la comunicación solo fue de mal en peor.
Por su parte Katsuki ya estaba enrrollado en sus sábanas reprochandose lo estúpido que fue al soltar idioteces solo para obtener la razón de aquella discusión. Pero como se le pudo ocurrir algo como la infidelidad, Deku no era esa clase de hombre.
--Lo estoy perdiendo... -dijo mientras las lágrimas se empleaban en sus ojos y tiraba de su cabello- Soy un estúpido... MALDITO IDIOTA.
Esa noche se durmió luego de haber estado llorando en silencio por un buen rato.
Y a la mañana siguiente nada mejoró.
Deku no lo saludo con un beso y palabras cursis, ahora solo lo ignoraba aunque no podía evitar preparar los alimentos para los dos.
--Podemos hablar Deku -dijo con voz apagada, pero el pecoso solo se levantó de la mesa para agarrar su campera e irse de la casa.
Sabía que volvería, pero su pecho dolía.
Suspiro pesadamente antes de lavar todo.
Al volver el peliverde le preparo su postre favorito haber si aunque sea le daba chance de hablar.
--No quiero, ya comí afuera así que puedes votar eso a la basura.
Pero nada.
--Deku me equivoqué, sé... Sé que a veces soy un imbecil. Pero te dije que yo no era fácil de tratar, no sé por qué soy así.
--Sí, me lo dijiste -dijo con su seño fruncido- Y he estado haciendo de todo para que te abras a mí, solo que tú no colaboras con esto. Siempre Katsuki Bakugo tiene que tener la última palabra aunque eso este destruyendome.
El rubio solo bajo la cabeza, no sabía que más decir para lograr su perdón jamás fue bueno con las palabras ni las muestras de afectó por lo que no sabía cómo reaccionar ante algún tipo de avance por parte de su novio terminando todo en desastre.
--Sí ya no tienes nada más que decir me voy a casa de mi madre solo vine por un cambio de ropa.
--Lo siento... -dijo en cuanto el pecoso se fue de la sala.
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Izuku era muy débil si se trataba de Katsuki.
Ahora verlo hay tratando de ocultar su rostro lloroso le dolía más...
Pero no podía hacer mucho ya que siempre que lo perdona -ya sea que tenga o no la culpa- termina haciendo una cosa mucho peor que la anterior.
--Ya me v-
--Sólo lárgate Deku -grito con la voz entrecortada- No te nec... Yo no... No... -se detuvo un momento antes de seguir- No te quiero perder.
En cuanto sus ojos se encontraron las lágrimas del rubio comenzaron a bajar mojando su mejilla.
Lloró como nunca antes lo había echo, pues sabía que si Izuku se iba tal vez en un futuro no muy lejano sería un hasta nunca y lo amaba demasiado, tanto que estaba dispuesto a dejar su orgullo de lado.
--Pondré de mi parte, esta vez lo juró... Por favor quedate...
Pequeños hipidos salían de su boca ya no le importaba verse débil ante su novio.
--Kacchan... -dejó caer la mochila que había alistado para irse al menos una semana por que ya no lo aguantaba, fue y abrazo a Katsuki quien rompió en llanto mientras recibía delicadas caricias en su cabeza.
--¡Perdoname...! Perdón soy un imbécil, yo no... No quería que esto pase... Deku perdón...
--Shhh, ya está todo bien Kacchan, ya pasó, me quedaré contigo amor -dijo tratando de no llorar para no empeorar todo- Siempre te he dicho lo mucho que te amo, no creas que me dejaste de importarme, hagamos las cosas bien de ahora en adelante ¿Ok?
El cenizo solo asintió mientras apretaba la campera entre sus manos.
--Ahora ven, vamos a sentarnos -tomó la mano del rubio para conducirlo al mueble más cercano y poder quedar frente a frente con él- Limpiemos esa lágrimas -dijo mientras tomaba la cara de su rubio para pasar sus pulgares por sus mejillas heladas de tantas lágrimas que soltó- ¿Qué se te apetece hacer ahora?
Sin respuesta solo más lágrimas por lo que de nuevo lo envolvió entre sus brazos.
--Saca toda la tristeza que sientes, solo entiende que no me iré de tu lado. Esto solo fue un pequeño tropezón, todas las parejas lo tienen.
--Pero estuve a punto de perderte...
--Tonto, tienes que hacer mucho más si quieres que yo te dejé de molestar. Cariño, tendrás a este chico cursi por muchos años más, suerte aguantandome. -dijo mientras escuchaba la dulce risa del contrario quien se apartó y limpio su rostro para mirarlo con una sonrisa tímida.
--Entonces estoy condenado de por vida -hablo ya más calmado- Te podré aguantar, por quién me tomas idiota.
--Jum, por el amor de mi vida tal vez -dejo un beso en los labios contrarios viendo como el otro se sonrojaba por lo dicho- Vamos a ver una película en el cuarto ¿Te parece?, Tengo algunas botanas para picar.
--¿Algo picante?
--Me temo que no -dijo nervioso, pues sabía que se molestaría, pero esta vez no lo hizo.
--¿Y la película cual va a ser?
--La dejo a tu gusto -dijo mientras se paraba para luego cargar al rubio modo princesa.
--Idiota, no me gusta que me lleves así! -reclamó mientras se sostenía del pecoso para no caer.
--Viendote diría que hasta te encanta -a pesar de recibir una mirada asesina el peliverde solo siguió su camino.
--Deku -llamo al otro obtenido su atención- Besame maldito nerd.
--No lo tienes que pedir, mis besos son gratis y yo gustoso te doy todos los que quieras y hasta los que no.
Katsuki frunció el ceño en cuanto su cara fue cubierta de besos teniendo que voltearla para hacer que pare. Era demasiado cariño para su pobre corazón.
--...Te amo -dijo de repente- Mi nerd cursi.
--Tambien te amo y no sabes cuánto, tú eres mi todo en esta vida. Katsuki Bakugo.
FIN
Tu prioridad
—Eres mi prioridad. — murmuró Katsuki con voz baja, cargada de sinceridad, en uno de sus pocos momentos en los que se permitía mostrarase vulnerable, transparente.
Izuku le miró juntando las cejas.
—Kacc~...
—No lo arruines. — interrumpió, pero fue en vano.
—La única prioridad que debes tener en toda tu vida eres tú. — dijo. — Si quieres darme un lugar especial, asignarme una posición en tu vida, dame la de ser la opción número uno; para cuando necesites ayuda, para las noches en que no puedas dormir, cuando estés aburrido de estudiar o simplemente... cuando necesites a alguien que disfrute contigo los buenos momentos de tu existencia, no más. Solo eso.
La expresión con la que dijo aquello, el timbre de voz; suave y claro que uso, hizo sentir cálido su corazón.
Jamás pudo haber previsto que esas geniales palabras se convertirían en una condena que arrastraría por años, por no decir que por el resto de su próxima miserable y vacía vida.
Porque sí, Midoriya Izuku lo había arruinado en ese momento.
Antes de él no tenia nada, con él pudo haberlo tenido todo, y sin él... Ya ni siquiera existía una palabra que pudiera describir aquello que estructuro el corazón que creyó no poseer, una vez que su primera opción se convirtió en cenizas.
Miya
Delta celoso
Los celos de Katsuki habían alcanzado un nuevo nivel.
Si bien él era un ser seguro de sí mismo, lleno de confianza, en cuánto comenzó a salir con Izuku esta imagen simplemente se desmoronó.
Y es que al ser un Delta, Katsuki simplemente no podía marcar de forma permanente a Izuku, y lo odiaba. Odiaba que tantos Alfas estuvieran detrás de él solo por ser un Omega sin marca.
—Espera... Kacchan ~ ¡Ngh!
Izuku gimió cuando abrió sus piernas en un compás perfecto.
Sus manos fuertemente aferradas a los bordes de su escritorio. El movimiento de sus caderas arremetiendo contra ese estrecho agujero sin piedad, su vientre abultado por cada golpeteo de su polla.
Era una visual demasiado erótica por sí sola.
Porque Izuku era suyo, lo sabía.
Sabía que ese Omega era suyo en cuerpo y alma, pero quería más. Necesitaba más.
Así que inclinándose sobre él y sujetándolo por los rizos por encima de su nuca con fuerza, tiro de su cabeza hacia atrás para dejar al descubierto su cuello y en un impulso lo mordió, volviendo fresca una vez más la marca de la que se aseguraba que no desapareciera de su lugar todos los días.
—¡Ngh! — las manos de Izuku pasaron de aferrarse a los bordes de la mesa a los músculos de sus brazos.
De no haber tenido el traje puesto, este lo hubiera arañado hasta hacerlo sangrar como cada vez que lo mordía.
No le importaba.
A él también le gustaba que Izuku marcara su cuerpo aún cuando no fuera con pertenencia.
—Eres tan malditamente mío. — gruñó.
Solo en ese momento Katsuki fue consciente que Izuku ya había alcanzado su orgasmo gracias a esa mordida.
Él no siguió buscando el suyo.
Seguir penetrándolo después de que ya vino podría provocarle dolor por el tamaño de su polla, así que saliendo de su interior, sujeto su pequeña mano entre las suya y cerrandola alrededor de su polla comenzó a masturbarse.
No demoró demasiado en llegar al clímax. El cuerpo de Izuku se manchó con su semen. Tan erótico.
Después de todo su cuerpo era una fibra sensible por si solo en cuanto Izuku lo tocaba. Lo volvía jodidamente loco. El Omega lo tenía completamente rendido a sus pies, y lo sabía.
Pues la sonrisa cargada de suciicencia que le dedico en cuanto se vino, llevando su mano traviesa para lamer el semen impregnado en ella se lo dejo en claro.
—Es hora de ir a patrullar, Kacchan. — se limitó a decir.
Katsuki supo lo que tenía que hacer.
Ayudándole a sentarse, fue al baño por un par de toallas y comenzó a limpiarlo para luego hacer lo mismo con su cuerpo.
Una vez limpios ambos se acomodaron los trajes y salieron de la oficina de Katsuki. Las miradas se posaron sobre ellos, pues el aroma de Izuku era fuerte, mezclado con el de Katsuki y a sexo se volvió aún más.
No tenían sentido del pudor.
Pero poco importaba pues Izuku también quería que todo el mundo supiera que aquel Delta gruñón e indomable le pertenecía.
Tal vez por eso, en un impulso, había recortado el cuello de su traje para que todos fueran capaces de ver esa mordida que si bien no era permanente, jamás desaparecería de su cuello.
Miya
Cumpleaños
— Vamos Izuku, es hora de arreglarnos. — dijo Mirio mientras sostenía la secadora para tratar de acomodar esos cabellos de su amigo peli verde.
— Creo que fue suficiente con los disfraces… — decía el peli verde apenado, pero con el sentimiento de incertidumbre, realmente si quería hacerlo.
— Vamos, Deku no compre estos malditos disfraces por nada, aparte estas que te mueres por peinarte igual que All might. — llegó su novio luciendo el mismo atuendo que los dos cumpleañeros.
— Kacchan yo — Izuku se sonrojó al ver a su novio cumpliendo su capricho, sería la mejor fiesta que hubiese tenido.
Izuku brinco en su lugar y fue corriendo con Mirio, él ya estaba listo, su atuendo y el peinado, él hubiese escogido otro tema, pero el siguiente año la tocaría hacer la temática, ese era el acuerdo.
Ya estaban preparados para salir a recibir a sus invitados, Izuku se paró en aquel espejo grande que tenía — Kacchan, amor ven por favor — extendió su mano.
Katsuki la tomó — Ahora que carajos quieres Deku — aunque tuviera una cara de fastidio estaba tan feliz por su chico.
— Es mi cumpleaños y te aguantas — le dio un beso en sus labios, mientras sacaba su celular.
— Aunque no sea tu cumpleaños, estoy a tus pies y lo sabes corazón. — Katsuki le dio un beso muy profundo.
— Basta, niños, nos esperan afuera, no los hagamos esperar.
— Como siempre tan inoportuno Mirio, tks — Izuku y Mirio se le quedaron viendo por como lo había llamado sin insultos — Solo es por hoy así que mejor camina estúpido.
La magia les duró poco, salieron del cuarto de los tortolitos y bajaron las escaleras.
Al unísono todos gritaron — ¡Feliz cumpleaños! — los amigos de ambos estaban ahí, celebrándolos, compartiendo ese momento, que para Izuku y Mirio fue el mejor día, después de tantos obstáculos podrían estar reunidos felices.
Primer amigo (y amor)
Katsuki desde muy pequeño fue muy amante de los videojuegos, tanto que incluso guardaba todo el dinero que le daban por su cumpleaños o por cualquier otra ocasión especial solo para reunir lo suficientemente y comprarse aún más juegos, al poco tiempo se volvió un experto en el tema llegando a participar en varios eventos de gamers, llegando a ganar o teniendo el segundo lugar. El único detalle a todo eso era que se había vuelto una persona muy asocial.
Pero no es como si Katsuki haya tenido la culpa en ello, la verdad es que le gustaban mucho los videojuegos, pero también se debía a que él desde siempre había estudiado en casa debido a que cuando era pequeño era muy enfermizo, por lo tanto, a sus padres les preocupaba mucho su estado de salud, así que para animarlo le regalaron un Nintendo para que se entretuviera con ello, después de terminar sus lecciones y su tarea.
Conforme fue creciendo su cuerpo fue madurando y teniendo una mejor salud, por eso era que ahora en su último año de secundaria sus padres lo habían metido a la academia UA, asistir a clases presenciales era una cosa completamente diferente, al estar con un maestro en su casa, su cara lo decía todo, decir que se moría de los nervios era poco, estaba entre aterrado y muy nervioso, se preguntaban si lograría hacer amigos, pero lo dudaba debido a su antipatía.
—Todo saldrá bien, ya los verás— le animaba su madre.
—Eso lo dices porque eres mi madre. —bufo sin dejar de ver al montón de chicos que entraba por esas puertas. — ¿Y por qué me tienes que venir a dejar? Podría haber tomado el tren.
—Estás loco, no podía perderme el primer día de escuela de mi hijo.
—Oh, vamos, debes de estar bromeando. —dijo dejando de ver la ventanilla para luego ver a su madre, la cual ya tenía una cámara en su mano lista para tomarle una fotografía. —Oye vieja. —se cubrió el rostro para no ser fotografiado.
—Muy tarde, ya te la tomé. Ahora baja o se te hará tarde tu primer día.
Bajo de mala gana azotando la puerta del auto escuchando como su madre le gritaba, empezó a caminar más rápido, ya que no quería que lo relacionarán con esa mujer que gritaba como loca.
Al caminar se dio cuenta de que la academia era muy grande y pensó en pedir indicaciones, pero realmente no quería hablar con alguien.
Pasó por unos casilleros dándose cuenta de que había uno con su nombre en donde solo metió unos libros para luego seguir caminando, había ciento de personas las cuales se topaban con él y lo veían con extrañeza.
Por suerte dio rápido con su aula, estaba listo para entrar, pero una persona también que entraba en ese momento lo pasó empujando provocando que él cayera.
—Auch —se quejó al caer de trasero.
—Deberías tener más cuidado por donde vas —Habló un chico de cabello rubio provocando que varias personas empezaran a reír.
—Oye Monoma no seas tan malo con él —dijo otra voz, al levantar la mirada sus ojos dieron con un chico alto, de cabello verde, el cual se acuclilló —¿Estás bien? — le preguntó.
Katsuki jamás en su vida había visto a alguien como él, con una sonrisa dulce, mostrando sus pecas en sus mejillas y unos ojos hermosos que eran opacados por esos anteojos grandes.
—Hermoso —dijo sin pensar a lo que el peli verde lo vio con el ceño fruncido, al darse cuenta de lo que había dicho su rostro enrojeció al igual que el del pecoso. —Maldición, estás muy cerca, es que acaso no conoces lo que es el espacio personal. —dijo para luego levantarse e irse lo más rápido de ahí. "Katsuki eres un idiota". Fue lo que pensó al salir huyendo.
Su escondite fue el cuarto del conserje. Al sentirse más relajado se dispuso a salir notando que ya el primer periodo había terminado.
Se dirigió a su salón, el cual fue abierto por un profesor de cabello negro y muy largo.
—¿Katsuki Bakugo? —preguntó con la mirada fría a lo que él solo afirmó con la cabeza. —Llegas tarde. Entra. — se hizo a un lado dejando entrar al cenizo, el cual se dio cuenta de que el mismo chico que lo había empujado estaba en esa misma clase junto al otro que lo intento ayudar. —Muy bien clase, hoy tenemos un alumno nuevo. Preséntate.
—¿Qué? —pregunto sin voz, esto es malo, muy malo, él jamás había hablado enfrente de tanta gente, lo cual lo hacía poner demasiado ansioso. Tragó con fuerza y se aclaró la garganta —Bakugo Katsuki.
Dijo con voz gruesa demostrando un temple de hielo, aunque por dentro estaba que se moría.
Nadie dijo nada en ese momento como si esperaran algo más, pero eso no pasó.
—Puedes sentarte detrás de Midoriya —al decir eso el peli verde levantó su mano para que Katsuki supiera quien era Midoriya.
Las clases pasaron con normalidad hasta que llegó la hora del almuerzo.
El pecoso se volteó para verlo.
—Izuku Midoriya, un gusto— dijo extendiendo una mano a lo que Katsuki la tomó con duda.
—Katsuki Bakugo. —se sintió un tonto al volver a decir su nombre, pero tal parecía que eso al peli verde no le importaba, ya que le sonrío de manera dulce.
—¿Quieres almorzar conmigo? —preguntó con una luz en su mirada, la cual fue opacada al ver como el rubio odioso se volvía a hacer a él.
—No deberías juntarte con ese tipo de personas a menos que quieras ser un rechazado. —habló el rubio como si fuera un ser superior.
Izuku solo rodó los ojos y se levantó de su asiento para encarar al rubio.
—Porque no simplemente admites que estás ardido porque no quise salir contigo, pobre cosita fea. En serio Monoma, ya supérame. —se pudo escuchar como las risas de fondo iban incrementando, a lo que el rubio se puso rojo de la cólera.
Midoriya tomó la mano de Katsuki para jalarlo y llevárselo de ahí ante la atenta mirada de todos, subieron las unas escaleras hasta llegar a lo que parecía ser la azotea.
—Lo siento— se disculpó Izuku al ver como el cenizo se sobaba la mano que estaba un poco roja.
—Naaa está bien, realmente te agradezco, así no tendré que lidiar con ese cretino.
— Deberíamos de sentarnos en la sombra — habló Katsuki a lo que el peli verde lo siguió.
Izuku llevaba un ventó el cual compartió con Katsuki, solo llevaba un emparedado de fresas, la verdad es que no hablaron de mucho, ya que no sabían de qué hablar, era la primera vez que Katsuki tenía alguien tan cerca que no fuera sus padres o su profesor.
Terminaron de comer y se dirigieron ambos a su clase, tenían un sonrojo, querían conocerse, pero se les dificulta hablar, Izuku era demasiado nerd, tenía que sus pláticas lo abrumaran y con ello se aburría, mientras Katsuki su cerebro no podía mandar señales a su boca para poder hablar de cualquier tema, era totalmente desconocida la situación en la que estaba hace unos momentos.
Al terminar el día, Mitsuki llegó a recoger a su hijo, el cual se subió en silencio al auto.
—¿Qué tal tu primer día? —preguntó ella entusiasmada.
—Bien —dijo sin dejar de ver la ventana. —Un chico me empujo y caí, todos se rieron de mí. Supongo que estuvo bien.
La sonrisa de Mitsuki pronto desapareció de sus labios. No sabía qué decirle a su hijo para animarlo.
—Y… creó que tengo un amigo. —dijo con una sonrisa sin dejar de ver por la ventana.
—Eso es genial cariño— habló con un nudo en su garganta al escuchar a su hijo, realmente todo el día se la había pasado preocupada por él, esperando una llamada de si necesitaba ayuda o algo parecido. Una pequeña lágrima rodó por su mejilla, la cual limpió con rapidez para que Katsuki no la viera. —Tal vez deberías de invitarlo a casa.
—Creo que eso haré. — su mamá aún lo seguía viendo por el retrovisor y se sorprendió gratamente al ver el rojo de sus mejillas y verlo con ternura. —¿Por qué me ves así? Ya vámonos, ya tengo hambre. —habló nervioso al ver la mirada escudriña de su madre, la cual arrancó el auto para el retorno a su hogar.
