Bakudeku

Estudiantes

UA

"El peor o ¿mejor? cumpleaños"

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Miró su reloj de muñeca con inusual impaciencia.

Se supone que debía llegar a eso de las 9 pm a los dormitorios de la academia, pues sus compañeros de clase se lo habían advertido con bastante tiempo de antelación.

Todos ellos conocían de ante mano acerca de sus manías por no dejar nunca a tiempo la agencia donde se encontraba haciendo sus pasantías de héroe.

Pero... ¿Qué podía hacerle?

Desde que asumió que el heroísmo sería su meta de vida, el entusiasmo se volvió parte de su existencia. Ser héroe hoy, ya no era un sueño imposible, razón por la cual, se esmeraba casi demasiado en ello.

A veces, cuando analiza su vida en retrospectiva, agradece enormemente la tozudez que siempre le ha invadido, y se alegra verdaderamente de nunca haberse rendido y perdido el enfoque en el camino.

Y aunque su enfoque sigue intacto, los años vividos, han dado pie a que algunas de sus proyecciones hayan cambiado.

Más eso era obvio desde un principio.

A medida que se va experimentando, las personas y sus objetivos van cambiando, y él, a su corta edad, ya estaba bastante experimentado.

Siempre estuvo consiente que en el futuro, tendría otros muchos anhelos, sin embargo, jamás imaginó que estar enamorado y ser correspondido iba a ser uno de ellos.

(...)

Empezó hace aproximadamente ocho meses atrás, cuando en un ataque de ira e irracionalidad mutua, terminaron teniendo sexo en su habitación en UA.

Había sido todo muy confuso y fugaz en ese momento y él optó por no matarse la cabeza en sobre analizar las causas y consecuencias de aquello.

De ahí en poco, sus encuentros sexuales con Kacchan habían sido recurrentes.

Mentiría si dijera que era sólo él, quien buscaba al explosivo héroe, pues en más de una ocasión, fue éste último quien tocó a su puerta por la madrugada.

Izuku estaba confuso.

Mantenía relaciones sexuales con su rival y amigo de la infancia; un increíble sexo que lograba de alguna manera disipar el estrés y recomponer tensiones acumuladas.

En ocasiones dormían juntos, donde en más de una oportunidad, por la confusión del sueño y el cansancio, despertaban acurrucados en la cama. Otras veces platicaban... pequeñas y cordiales charlas del día a día, acerca de sus experiencias en el heroísmo, de la cotidianidad con sus pares, de las clases, pero más allá de eso, el tópico de que ¿Qué rayos era lo que estaban teniendo entre ellos?, nunca se había manifestado.

Al principio no objetó ni reclamó por el rumbo que estaban tomando los acontecimientos, supuso que existía un acuerdo silencioso entre ambos al tener sesiones de sexo casual para relajarse.

Sin embargo, Izuku no sería Izuku si no se involucrara al cien por ciento en sus acciones.

Pensó erróneamente que quizás, si las cosas se estaban dando de esa manera, era porque algo se estaba construyendo entre él y Kacchan.

Pero habían pasado meses, y la mesura

y evasión de la situación, sobretodo por parte del rubio, estaba creando estragos en el corazón del peliverde.

Su relación habitual con Katsuki no había distinguido cambios aparentes, puesto que además de las noches que compartían juntos, nada había cambiado entre ellos en absoluto.

Kacchan seguía siendo Kacchan, irascible y complejo, y si bien era cierto que ya no lo apartaba y detestaba como hacia hace un tiempo, desde su primer año en la academia que esa actitud se había transformado hasta tomar esa forma.

A ojos de Izuku, Kacchan ignoraba en lo más posible lo que sea que estaban teniendo, y el primero ya no se sentía capaz de seguir fingiendo indiferencia,

no cuando sus sentimientos habían explotado abismalmente dentro de su frágil pecho.

Por eso, la oferta que recibió semanas atrás y que apenas hoy había terminado por confirmar, se había presentado como una vía de escape efectivo para salir de su estado actual de confusión y tristeza.

Porque Izuku nunca había podido ser indiferente en lo que respecta a Kacchan y pudo darse cuenta, que desde hace un tiempo, alguien más se estaba haciendo presente en el radar del explosivo.

Y eso ponía su situación en un estado deprimente.

Porque sí, lamentablemente, Izuku se había enamorado irrevocablemente, de alguien que jamás podría corresponderle.

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.

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—¡¡¡Feliz cumpleaños Deku kun!!!

Al llegar a los dormitorios, Izuku fue sorprendido con una elaborada fiesta.

Su asombro fue genuino, puesto que el plan, siempre había sido hacer algo sencillo; comer pastel y apagar las velitas, todo ello con motivo de que al siguiente día, todos debían retomar sus actividades; asistir a clases y las pasantías.

Absolutamente todos estaban allí, incluso los chicos de la clase B, además de Eri y Kouta con las Pussy Cats.

La sala común estaba perfectamente decorada e iluminada y había un arsenal de bocadillos y bebidas exquisitas para todos los asistentes.

Jiro y Kaminari amenizaban la reunión con buena música. Mina y las chicas bailaban entretenidas.

E Izuku, no podía sentirse más querido.

Su corazón se regocijaba en alegría por poseer esa clase de amigos.

De esos que se esmeran por darte un momento inolvidable en el que es tu día.

—Muchas gracias chicos.— Izuku no pudo evitar agradecer el gesto con los ojos aguados.

Todos lo saludaban a su manera; abrazos, mimos, palabras. Sutiles y cariñosos toques de espalda.

Sin duda, todos se habían transformado en una numerosa y peculiar familia.

(...)

El cumpleaños se estaba en extremo disfrutando. Las risas y coreografías animadas no faltaron.

Se encontraba platicando con su grupo de amigos y aunque trataba con todas sus ganas de concentrarse en lo que sea que ellos estaban discutiendo, sus ojos curiosos y escurridizos se desviaban de vez en cuando a la figura de cierto rubio, quien calmó cómo nunca antes, compartía también con su propio grupo de amigos

Si bien, su semblante no mostraba euforia total, su rostro tranquilo y relajado denotaba que estaba disfrutando del momento.

—¿Deku kun, al final aceptaste el traslado a Norte America ?.— preguntó su amiga castaña, única persona a quien había confiado sus más grandes complejos.

—Así es, Ochaco chan. Está hecho.

La chica se removió inquieta en su lugar sentada en el sofá. Su ojos llorosos y labios temblorosos apunto de dejar ver su punto de vista.

—¿Estás seguro que es lo que quieres hacer?

Izuku lo pensó.

Por supuesto que no quería marcharse, pero tenía qué, había decidido que se apartaría hasta que pudiera repararse emocionalmente y luego retornaría a su hogar.

—Pues, será una gran experiencia, sabes que siempre me gusta aprender.

La chica lo miró de forma seria.

—Él... — se removió inquieta para soltar lo que iba a soltar. — Él estuvo cocinando toda la tarde, incluso llegó más temprano de lo habitual para tener todo listo hasta la celebración.

Izuku sintió esa inminente incomodidad en su pecho.

Sólo atinó a mirar a la chica, para luego bajar el rostro. Tristeza y confusión turbando su mente.

—¡Chicos el pastel!.— avisó Yaomomo, quien venía saliendo con platos desde la cocina. Sato la seguía con un enorme pastel de dos pisos en sus manos.

Dieciocho velitas encendidas adornaban

el dulce culinario que había sido elaborado por nada menos que Sugarman.

Izuku estaba emocionado.

Sus preciosos jades brillando de felicidad por tan hermoso gesto de sus compañeros, amigos y futuros colegas.

—Muy bien Izu, recuerda pedir tres deseos antes de apagar las velas.— habló por el micrófono, Kaminari.

Izuku asintió entusiasmado.

Con el pastel en frente, cerró por unos segundos sus ojos.

Al volver a abrirlos, con energía y decisión, sopló hasta que logró apagar exitosamente las velas que denotaban sus 18 años recién cumplidos.

Los aplausos y gritos de celebración no se hicieron esperar en el instante en el que el fuego se extinguió.

Los rostros sonrojados y sonrientes de todos, ante esa acción tan común y típica de los cumpleaños.

Para todos era júbilo, menos para Uraraka, quien más temprano que tarde, entró en llanto desenfrenado llamando la atención de los asistentes en el lugar.

—Oh por Dios, ¿que sucedió?.— preguntó una preocupada Mina a Ochako, quien sorbía insistente su nariz y frotaba torpemente sus manos sobre sus párpados mojados.

—Es que... es que... puede que sea el último cumpleaños que la pasemos con Deku kun.— revelaba entre hipidos para luego soltar a llorar desconsoladamente una vez más.

—¿Qué? por supuesto que no, siempre podemos juntarnos aunque nos hallamos graduado.— trataba de calmar Mineta desde su lugar en la sala.

—Pero es que cuando termine el año Deku kun se va a ir.— relevó la chica entre llantos.

Ochaco era inteligente, quería comprobar su punto, y si tenía que sacar su lado más dramático para ello, no tendría reparos en hacerlo.

Izuku estaba cohibido, todos los pares de ojos curiosos apuntaban a su persona.

Se supone que todo eso de su traslado era confidencial, a la única persona que se lo había comentado era a la castaña.

—¿Cómo que te vas?.— preguntó Iida.

—¿Es eso verdad, Midoriya san?.— se unió Momo.

—Cuando decidiste eso, viejo. Creí que querías ser el número uno de Japón.— interrogó Kaminari.

—Es verdad, ¿qué cambió?.— analizaba Tsuyu.

Todos tenían muchas preguntas, y a Izuku no le quedó de otra, que revelarles toda la verdad, que le habían ofertado un traslado a una compañía de héroes en Norte America.

Era una gran oportunidad de ser conocido a nivel mundial y pues... la tomó.

Después de la guerra, Japón estaba relativamente tranquilo. No le veía el problema.

Finalmente, luego de calmar el revuelo por la revelación de la partida de Izuku al extranjero, todos se dedicaron a disfrutar del pastel. Aún faltaba medio año para que eso aconteciera, por lo que ese tema en particular, podía ser tratado en otra oportunidad.

—¿Dónde está Bakugou? tengo su porción de pastel.— comentó Sato, con un platillo servido en mano.

—Oh, creo que se fue a su habitación. Se veía algo cansado.— explicó Kirishima.

—¿Podrías llevarle este trozo a su habitación?— pidió Sato a Kirishima.

—¡NO!.— gritó de repente Ochako.

—Quiero decir, creo que el cumpleañero debería llevarlo ¿no? Así funciona.— corrigió nerviosa.

—Es verdad.— musitó Sato. —Midoriya, llévale esta porción a Bakugou por favor. El pastel se disfruta mucho mejor recién hecho.— ordenó a Izuku, dejando el plato en sus manos.

—Sí, está bien.—aceptó nervioso.

Subió las escaleras con temor, no quería enfrentarse a Kacchan. Hoy no.

Después de todo, era su cumpleaños. No quería sentirse miserable, por lo menos por hoy.

Una vez fuera del cuarto de Kacchan, tocó la puerta con suavidad.

Nadie contestó.

Repitió el toque, encontrándose esta vez, con la figura encapuchada de Kacchan del otro lado.

Le pareció un tanto extraño, el chico rubio le evitaba notoriamente la mirada.

—¿Qué quieres, nerd?

—Sato me envió a traerte pastel.

—No me gusta el pastel.

Izuku lo notó raro.

La voz de Kacchan se notaba rasposa y un tanto baja, además, de su mirada gacha.

—¿Está todo bien? ¿Te sientes mal?.— preguntó Izuku. El peliverde pensaba que quizás, algun bocadillo le había caído mal al estómago.

—Estoy bien nerd, vuelve a tu fiesta.

—Recibe el pastel por favor. Si no lo haces, ellos vendrán.

Katsuki chasqueó la lengua y se adentró en la habitación dejando la puerta abierta con Izuku fuera de ella. Se tiró en la cama dándole la espalda. —Déjala por ahí y vuelve a tu fiesta.— fue lo único que dijo, tumbado en su cama.

Izuku avanzó tímido hacia el escritorio del rubio para dejar el pastel ahí y de reojo observó cómo éste estaba acomodado sobre su acolchado mueble.

Le llamó la atención la actitud extraña que había adoptado, pero más atención le llamó, el pequeño paquete envuelto en papel verde pastel adornado con un sutil moño dorado que estaba posado sobre el velador al lado de su cama; un regalo.

¿Acaso era posible?

—¿Kacchan?

—Ahora qué, nerd.

—Ese regalo de ahí... ¿es para mi?.— preguntó atrevido.

—¡Maldita sea!.— musitó bajito el cenizo.

~~~~~~~~~~

El silencio que le siguió a eso fue prolongado, pero Izuku no quería quedarse con la duda.

—Y... ¿es para mi o no?.— volvió a preguntar.

—Por supuesto que no, ¿por qué mierda te daría un maldito regalo?.— voceó Katsuki desde su lugar en la cama.

Izuku se sintió decepcionado.

Era cierto, él no era tan importante para eso.

—Tienes razón Kacchan, por qué le darías un regalo a quien sólo te ha servido para llevar a la cama.

—Así es maldito Deku, porque diablos le daría un puto regalo a quien se irá a la mierda no importándole nada.— voceó más fuerte en la misma posición.

Izuku se tensó. —¿Acaso te enojó que no te lo haya comentado?.— habló y pudo escuchar la evidente risa burlesca de Katsuki.

—No, Deku. Y no quiero hablar del tema. Déjame solo, voy a dormir.

Izuku se quedó donde estaba, ningún músculo de su cuerpo se movió, aún y cuando escuchó la petición de Kacchan.

—¡Que te largues!.— gritó el rubio.

Aún podía al sentir la molesta presencia de Deku en su cuarto.

Izuku estaba enojado.

Él no era de estar sacando las cosas en cara, pero se sentía utilizado. Quería gritarle mil y un cosas a Katsuki, pero sabía que no debía hacerlo, pues entendía perfectamente que fue él

mismo quien permitió todo aquello y eso le molestaba de sobremanera.

Era un estúpido.

—Entonces. ¿Así va ser ahora no?.— enunció dolido. El nudo en la garganta y el apremiante llanto aproximándose.

—Está bien Kacchan, disfruta tu pastel.—Terminó de decir, para dirigirse a la salida.

—¡Jodeeer!...— Katsuki se levantó rápidamente desde la cama y saltó hasta interceptar la puerta cerrándola fuertemente antes de que Izuku pudiera salir. La capucha de su sudadera puesta, ocultando su rostro.

El peliverde se quedó quieto, apretando los puños con fuerza como forma de apaciguar los dolorosos sentimientos que estaba experimentando. Tenía tanto que decir, tanto que preguntar, pero no lo haría, ya buscaría otras formas de exponer su frustración. —¿Qué pasa?

Katsuki suspiró.

—Ya me estaba yendo Kacchan. ¿Qué estás haciendo?

El otro se mantenía inmóvil en la puerta y no respondía.

El peliverde estaba perdido.

De verdad que le costaba una infinidad entender las actitudes de Kacchan.

—Kac...

—Nunca le diste importancia a nuestro asunto.— musitó, aún escondido bajo su capucha.

—¿Eh?.— Izuku se sorprendió.

¿De verdad Katsuki estaba dispuesto a hablar de "eso" ahora?. —¿Por qué me preguntas eso?

—No lo pregunté.— contestó seco el otro.

Izuku quiso reírse de esa afirmación sin sentido, porque por supuesto que le había dado importancia, lamentablemente, más de la necesaria.

—Creí que la poca importancia venía de ambos.

Katsuki se rió con ganas. —Claro, como soy una persona que se caracteriza por follar con todo lo que se mueva.— soltó arisco. —¿No es así, Izuku?.— preguntó esta vez, levantando la mirada.

Sus expuestos ojos rojos, estaban aguados y sus párpados hinchados.

Esa imagen, sorprendió notoriamente

a Izuku, al mismo tiempo que le entristeció e inquietó.

Era evidente que Kacchan había llorado. Pero... ¿Por qué razón?.

—¿No es así, nerd?.— repitió.

Izuku lo sabía, más no respondió.

Kacchan no es el tipo de persona que ande por la vida teniendo relaciones sexuales con cualquiera, incluso, aunque no fuera importante, estaba seguro que él había sido la única experiencia sexual del rubio y viceversa.

Katsuki no disfrutaba particularmente del contacto físico con las demás personas, no toleraba que le tocaran. Sólo Kirishima había podido deshacer esa aversión tan arraigada... y bueno, él, sí contaba las caricias que se daban en el contexto sexual.

—¿Qué quieres que te diga Kacchan?supongo que le di la misma importancia que tú.— mintió.

—¿Eso crees?.— preguntó el rubio con una risa sarcástica.

Izuku quería llorar, se sentía tan frustrado, pero no lo haría.

Estaba cansado de siempre dar todo y nunca recibir nada.

Firme como nunca, respondió.— Sí, eso creo.

Katsuki se acercó al velador donde yacía el paquete que minutos antes, había llamado la atención del peliverde. Lo tomó entre sus manos y lo lanzó sin ningún cuidado en dirección al pecoso.

Izuku lo recibió por inercia, no por nada era un héroe en proceso. Sus reflejos jamás fallaban.

—Ábrelo.— le ordenó.

Izuku escuchó claramente la instrucción, sin embargo, el nerviosismo se hizo latente al observar el objeto entre sus manos.

Con temblor en sus dedos, abrió el paquete, con cuidado de no estropear la pulcra envoltura. Dentro de la pequeña caja, se encontraba una preciosa pulsera de plata, sencilla, pero con un estilo masculino y jovial que era de todo su gusto, al centro de ella, tenía pequeños grabados con una D y K, casi como una noción demasiado romántica.

La tomó con cuidado para admirarla, apreciando a su vez, que el fondo de la caja, portaba una tarjeta escrita a mano.

La frase expuesta en ella, lo dejó sin palabras, llenando sus orbes de lágrimas.

¿De verdad estaba pasando esto?

—Ka-cchan.— emitió, soltando al fin el

llanto que había retenido durante todo ese tiempo.

—No, no me digas nada nerd. Solo sal de aquí ¿si?. Quiero estar solo.

—Kacchan, hablemos por favor.

—No.

—Pero Kacchan...

—¡Que no quiero hablar maldita sea, sólo vete!.

—¡Pero, ¿por qué?!

—¡PORQUE ME SIENTO IDIOTA, MALDICIÓN!.— gritó enojado, refregando con brusquedad las lágrimas que se estaban deslizando por su rostro.

—Porque al parecer, fui el único iluso que sintió algo más, y me duele toda esa mierda. Me siento patético. Fui un maldito estupido en creer cosas que no eran.

Izuku sé acercó hasta él, desesperado por aclarar la situación. —No es así Kacchan, yo...

—No, nerd. No te atrevas a compadecerte.

—¡Yo siento lo mismo por ti, Kacchan!.

—Ja.— se mofó el rubio, tratando de alejarse de un Izuku que se le había acercado. —Sí claro, por eso te vas a ir a la mierda al finalizar el año, ¿no?.

—¡Yo no sabía nada, ¿cómo podría saber que me amabas?!— chilló el pecoso.

Katsuki lo miró enfurecido, tanto que acortó la distancia para tomarlo con fuerza por el cuello de la camisa.

—Dormía contigo, me besaba contigo.— se ruborizó ante lo que diría.— y hacia el amor contigo. ¡¿Cómo demonios no ibas a saber nada, carajo?! ¿Me estás jodiendo?.

—¡Nunca me dijiste nada!.

—¡Pensé que no era necesario!.

—¡Pensaste mal, idiota!.

—Ah, ¿cómo mierda me llamas...

El reclamo del rubio quedó atascado en

el aire, al ser el peliverde, quien deshizo el agarre contrario para poder besarlo.

El rubio estaba reticente al contacto, pero no podía engañar a nadie.

Toda la noche había querido besarlo.

Los labios de ambos moviéndose con extraña gentileza, suspirando en el proceso, antes de por fin enredar sus cálidas lenguas.

Katsuki había estado contemplando a Izuku tan lindo y emocionado durante su fiesta. Pero él, tenía todo un plan armado para luego de la celebración.

Lo llamaría a su cuarto, le entregaría su regalo con la petición escrita en ella, y cuando recibiera su respuesta, le haría

el amor como nunca, por primera vez, siendo novios.

Pero todo se había ido al diablo.

La noticia de que Izuku se iba al extranjero lo había golpeado, tanto que por primera vez, dilucidó la realidad.

Nunca había sido correspondido, sólo asumió cosas, cuando en verdad, había sido sexo y nada más que eso.

Que idiota.

—¿Por qué mierda me estás besando?.

—Será porque te amo, tonto.

—Si me amaras, no te irías al otro puto extremo del mundo.

—Podremos arreglarlo Kacchan, ahora sólo bésame.

El mencionado lo miró un instante. Ese Deku descarado le ponía bastante. Se humedeció ligeramente los labios. —Voy a hacer algo mejor que sólo besarte, bastardo.

Los ojos de Izuku brillaron ante esa amenaza, pues bien sabía lo que significaba.

—Hazme el amor Kacchan.— pidió en un susurro demasiado tentador.

Katsuki se puso ansioso, porque aunque odiaba que le dieran órdenes, no podía negarse ante eso.

Llevó a su nerd hasta la cama, esperando que el muy maldito, tuviera el aguante necesario para saciar su hambre.

—Chicos, ¿está todo bien?.— se escuchó una voz desde fuera.

—Puta madre.— suspiró Kacchan.

~~~~~~~~~~

Izuku se tensó ante el llamado y Katsuki se separó con cuidado de encima de él, dejándose caer pesadamente sobre la cama de pura frustración.

—¿Podrías darme un momento o prefieres ir conmigo?.— preguntó el peliverde.

El rubio proceso lo dicho por Izuku. ¿Volver a la fiesta?. —Nah, no creo que pueda ocultar esto.— dijo y desvió su mano para apuntar la gran erección sobresaliente en sus pantalones.

El peliverde detectó la acción realizada, mordiéndose los labios con impaciencia.

—Dame 30 min.— pidió, levantándose rápidamente.

Debía regresar a la fiesta, hacer el tonto por unos minutos y disculparse para retirarse, no sin antes agradecer nuevamente el gesto de sus compañeros.

—Olvídalo idiota, de aquí a 30 min no estaré tan caliente.

Izuku lo miró con determinación.— No hay problema con eso, puedo volver a calentarte en un instante.— sonrió altivo.— Además, aún es mi cumpleaños, debes complacerme.

—¿Chicos, están ahí?.— insistían desde afuera.

El rubio miró cabreado al peliverde.

— Técnicamente, tu cumpleaños finalizó hace un cuarto de hora.— habló, mostrando la pantalla iluminada de su celular que marcaba las 00.15 hrs

Izuku observó el artefacto con la hora expuesta y se encogió de hombros.

—Siempre podemos tener nuestro after.—concluyó, con una sonrisa juguetona.

A Katsuki le encantó esa expresión.

—Entonces, ¿qué mierda esperas?

Izuku sonrió como contestación. Más grande, más brillante.

(…)

Al volver a la fiesta junto a Momo, (quien era la que lo buscaba), Izuku compartió unos minutos más con sus amigos.

No obstante, a los 20 min comenzó a bostezar insistente.

Ochaco, siempre pendiente a sus gestos, acudió como el salvavidas que necesitaba.

No era que no apreciara la fiesta hecha por sus amigos, pero ¿quien podría culparlo al querer volver con su Kacchan?

—Creo que Izuku está cansado, chicos, quizás debería irse a descansar.— sugirió la pelicastaña a sus compañeros.

Izuku tenía los ojos entrecerrados y un sonrojo de cansancio en la cara.

—Es verdad Midoriya san, deberías ir a dormir.— aconsejó Momo.

Al final, se había salido con la suya.

Dio las gracias a todos y se retiró de la fiesta, Ochaco a lo lejos, le guiñó el ojo y le mostró el pulgar en apoyo.

Su amiga lo había descubierto.

Regresó hasta el cuarto de Kacchan y

sin tocar, se adentró al lugar, asegurándose de poner seguro a la puerta antes de cualquier cosa.

Katsuki estaba tendido en la cama entretenido en su celular.

—Ya estoy aquí.— avisó, mientras se aproximaba.

—Ya lo noté.— contestó el rubio. — Ven aquí.— ordenó.

Izuku avanzó tímido hasta él.

Tal parece, que ese poco tiempo separados, volvió a ponerlo en sus cinco sentidos, y de un momento a otro se sintió cohibido.

Cuando llegó hasta la cama, Katsuki lo tomó del brazo, para con torpeza halarlo hacia él. Izuku cayó encima del rubio, disculpándose por invadirlo de esa manera, aún y cuando no fue su culpa.

Katsuki sólo observó en silencio el rostro pecoso y sin más preámbulos lo besó.

Ambos chicos, sobre la cama, uno encima del otro, besándose; era un escenario demasiado estimulante para sus sentidos.

Sus labios chupándose con ardiente deseo. Sus lenguas enredándose tan exquisitamente, lograban despertar más que sólo los sentidos. Los chasquidos que ambas bocas evocaban, eran música. Preciosa música para sus oídos.

—Kacchan.— susurró Izuku en un gemido. Katsuki lo miró por un momento atento a sus requerimientos. Izuku tomó la orilla de su playera tironeándola un tanto. El rubio entendió perfecto cuál era el siguiente paso.

Se medio sentó en la cama, tomando su playera con ambas manos y deshaciéndose de ella. Luego, con total autoridad, comenzó a desabotonar la camisa de Izuku, y todo sería más fácil, si tan sólo el maldito ansioso no se hubiese lanzado a su cuello y clavículas apenas las dejó expuestas.

—Espera nerd.— gruñó excitado. La lengua caliente de Izuku dejando marcas sobre su piel, le erizaba cada vello del cuerpo.

—Sí.— obedeció, cuando finalmente fue despojado también de su camisa.

Para Katsuki, la blanca piel llena de pecas de Izuku, siempre había sido muy apetecible a la vista. Y jooooder, que decir del gusto. Le ponía al cien.

Más temprano que tarde, los labios de ambos volvieron a devorarse, sus manos desesperadas tocando todo a su paso, cada porción de la piel desnuda del torso contrario.

—Mgh.—gimió Izuku.

Estaba sobre Kacchan, y podía sentir notoriamente la dura erección de éste friccionarse contra la suya. —Necesito, necesito sentirla en serio.— habló apenas, dejando los labios ajenos, brillosos de sus salivas mezcladas.

Katsuki asintió manso, mirándole a los ojos firmemente.

Casi no existía color en los ojos de ambos, sus pupilas engrandecidas producto del desbordante deseo.

Las ágiles manos de Izuku no perdieron el tiempo. Fueron directo a la pretina del ajustado jeans de Kacchan. Sus osados dedos abrieron el botón y bajaron con cuidado y conocimiento el zípper.

Katsuki se dejaba hacer ansioso, su respiración pesada haciendo subir y bajar su pecho.

El pecoso bajó el pantalón y los bóxers del rubio, liberando al fin, el erecto, caliente y rígido trozo de carne.

Suspiró ante la vista. El pene de Kacchan era en extremo precioso. ¿Cómo podía ser siquiera posible?.

—Deku.— rugió ansioso, esperando el próximo paso.

—Sí.—respondió el mencionado, desabrochando sus propios pantalones para deslizarlos con todo y bóxers por sus formadas piernas.

Katsuki lo miró embelesado, su corazón bombeando más rápido de lo necesario.

—Kacchan, ¿quieres que... te... la... chupe?.— preguntó avergonzado. Sus mejillas encendidas a más no poder, extendiendo el calor hasta la punta de sus orejas.

El rubio se sonrojó también. —Si quieres.— respondió, fingiendo desinterés. Aunque por dentro, la cosquilleaba sin cesar el vientre.

Izuku se acercó impaciente hasta el izado miembro de Kacchan, se veía tan lindo y venoso, tan apetecible. Sacó su húmeda lengua y con ella recorrió la gruesa y dura extensión.

El rubio sentía que moriría, pero ni loco lo haría en este momento, no sin antes haber disfrutado del proceso.

Izuku también quería disfrutar, por lo mismo, se lanzó de llenó a tomar del falo con su boca. Comenzó a chupar, a crear un delicioso roce subiendo y bajando por aquella palpitante carne que más tarde le haría delirar.

Continuó con su trabajo, para bien o para mal, sabía perfectamente cómo hacer disfrutar a Kacchan.

El rubio soltó un quejido ronco lleno de satisfacción, cerró sus ojos y echó la cabeza atrás. La boca de Izuku era tan placentera, no quería parecer un idiota, pero no podía parar de jadear y aunque estaba putamente excitado como nunca, no quería terminar así.

—Deku.— habló hacia el peliverde, quien entusiasmado y dedicado, estaba comiéndole la verga. —Deku.— repitió, dando golpecitos en la rizada cabeza al no recibir atención.

—¿Eh? ¿Qué pasó?.— preguntó, levantando su carita para mirarlo.

Sus ojitos aguados y sus labios rojos e hinchados.

Carajo, de verdad que Katsuki se iba a morir.

—No puedo esperar más.— Espetó y tumbó a Izuku en la cama mirando hacia arriba.

—¿Kacchan?

—La quiero meter, la quiero jodidamente mucho meter, ahora Deku, por favor, por favor.— rogó.

El maldito Katsuki Bakugou estaba rogando por algo.

Izuku sólo asintió, él también quería ser penetrado.

Se acomodó entras las piernas de Izuku

y sacó en pequeño sobre oculto bajo la almohada; lubricante. Con sus dedos expertos, abrió el pequeño sobre, untando sus dedos con abundante líquido viscoso.

Miró a Izuku y decidido, comenzó a prepararle.

La sinfonía de gemidos se hizo presente, pues el peliverde era bastante vocal en el sexo.

El rubio sabía que debía apresurarse, porque los gemidos de Izuku, la cara excitada de Izuku al penetrarlo con los dedos, estaba haciendo estragos en su mente. No quería correrse por mirar el placer de Deku, quería correrse dentro, mientras se hundía profundo en su cuerpo.

—Kacchan por favor.

—Voy.— con una rapidez sorprendente y al sentir preparado a Izuku, acomodó su pene en su entrada palpitante.

—Joder, bebé.— comenzó a adentrarse, rogándole a todos los Santos existentes no correrse en ese momento.

—Aaah, Kacchan.— se quejó, sintiendo como el pene de su amado estaba dentro completamente.

—Cuando tú me digas nerd.— habló considerado, esperando con todas sus ilusiones que Izuku le dijera que podía moverse.

—Kacchan, sólo muévete.

No necesitó escucharlo dos veces.

Se volvió loco.

—Mmmg Deku, maldición.

—Kacchan, Kacchan.—gritaba Izuku, sentía el cuerpo caliente, se sentía derritiendo. Pasó sus manos por la espalda de Kacchan arrastrando sus uñas con fuerza sobre la piel. Estaba abrumado con las sensaciones. Quería arrancarle un pedazo.

El rubio no estaba mejor, su pene estaba siendo aprisionado exquisitamente por el interior de Deku, la exquisitez de eso, le estaba quemando los fusibles. Si no paraba aunque sea por un instante, se iría a la mierda.

—Kacchan, no pares.

—Dame un momento nerd, ¿si?.— pidió amoroso, mientras se inclinaba a besar todo a su alcance; rostro, labios, cuello.

Ambos se besaban con calma, recorriendo con amor y deseo sus sudorosos cuerpos.

El pecoso no quería esperar mucho, su orgasmo estaba ahí, pero Kacchan decidió parar. Empezó a mover las caderas nuevamente, buscando ese delicioso rose que le volvía loco.

—Deku, para un poco.

—No jodas Kacchan, no puedo esperar.— soltó, mientras seguía besando.

—Joder joder joder.— se rindió.

Total, tenían toda la noche para celebrar.

Empezó a embestirlo, rudo y prolongado.

Los besos entregados, más los movimientos de ambos en total sincronía,

le estaban haciendo perder la cordura.

El choque de cuerpos creaba un sonido obseno, que les calentaba en niveles descomunales.

Esa rica sensación de hormigueo en el vientre, volándole los sesos. Ya iban a acabar.

—Santa mierda nerd, estoy casi.

—No pares, amor.

¿Amor?, puta madre, Deku de mierda, lo acababa de mandar al cielo.

—Jodeeeer.

—Aaaahg Kacchan.

Fue lo único que pudieron pronunciar.

Izuku, soltando esperma caliente entre ambos cuerpos y Katsuki, desplegando

su esencia al interior de su Deku.

—Maldita sea, me vuelves loco.— confesó Katsuki, aferrando a Izuku a su cuerpo. No podía parar de besarlo. Sentía que quería morir follando.

—Kacchan, quiero volver a hacerlo.

—Oh no te preocupes, nerd de mierda, tengo planeado darte toda la noche. No me importa todo lo que grites.

—Esta vez no pares.— pidió enfurruñado.

El rubio se sonrojó. —No te atrevas a juzgarme idiota, me calentaste demasiado y no habíamos tenido sexo hace bastante.

Entonces Izuku recordó, la razón por la que había estado sufriendo en silencio.

Se tensó ante el agarre de Kacchan y por supuesto que éste lo notó.

—Kacchan, ¿qué hay entre Utsushimi y tú?.— soltó de repente.

—¿Aah? ¿Qué hay de qué?.— Katsuki no entendía.

—Ella, ¿te gusta?

¿Que mierda?

Katsuki se sorprendió ante esa estupidez, pero más importante, se enojó.

—¿Qué mierda tienes en la cabeza?.—exhaló. Izuku se encogió en si mismo, sabía que la había cagado. —Hace apenas una hora, te confesé que te amaba, hace apenas unos minutos hicimos el amor. ¿De verdad aspiras a ser el número uno con esos niveles monumentales de estupidez?

Izuku se sintió tonto, pero era testarudo y Kacchan podría estar evadiendo la pregunta. —No me respondiste.

Katsuki le lanzó una mirada de muerte.

— No, idiota, no me gusta, que pregunta de mierda.

—Entonces ¿por qué andabas tanto con ella?.

—¿Estas celoso mierdecilla?.— preguntó burlón, pero paró con su intento de mofa al notar el semblante serio del peliverde. —La bastarda me ayudó con tu regalo. Sus tíos tienen una joyería, ahí compré la pulsera que te di.— explicó más calmado, sintiéndose un estupido por excusarse de esa manera.

Ni que fueran un matrimonio.

—Oh, Kacchan, me siento tan tonto.

—Lo eres.

—Me encantó tu regalo por cierto,

muy romántico.— dijo, con sus mejillas encendidas.

El rubio se avergonzó.— Si, sí que bueno.— respondió arisco. —A propósito de eso, el regalo traía consigo una petición.

—Así es.

—Entonces, ¿qué dices Nerd?.

—¿Qué crees que te diré?.

—Puta, no lo sé. Contigo nunca sé nada.

—Por supuesto que quiero ser el dueño de tu corazón explosivo.— respondió con total convicción.

El rubio sonrió orgulloso y ambos se fundieron en un apretado abrazo.

—No creas que se me olvidó, que planeas irte a la mierda.

Izuku suspiró, era cierto, estaba ese asunto. —Si me voy solo por un año, ¿me esperarías?.

Katsuki se carcajeó. —Hasta crees, se me caerán las bolas si te espero.

—Kacchan.— chilló Izuku, avergonzado pero contento. Totalmente ignorante, que lo dicho por el rubio, es completamente cierto.

—Oye nerd.

—Em.

—Feliz cumpleaños atrasado.

.

.

.

.

.

6 meses después

—Creo que no llegará.— comentó All Might.

Izuku quiso llorar, ¿de verdad Kacchan no llegaría a despedirse?.

—Esta bien joven Midoriya, Debes irte o te dejará el vuelo.

—Si.

(…)

Se sentó en el avión, mirando desoldado por la ventana, una solitaria lágrima caía por su mejilla. Creía que había dejado todo claro con su novio. Pero ni siquiera había llegado a despedirlo.

Si que Kacchan podía ser cabezota cuando quería.

—¿Ahora por qué mierda estás llorando?.— preguntó una ronca y conocida voz.

Y lo único que atinó a hacer, fue guiar con diligencia sus verdes ojos hacia el origen.

No podía ser.

—Kacchan, ¿qué haces aquí?

—Como que ¿que hago aquí? bastardo, asegurando mis bolas, ¿que otra cosa?

La feliz risa de Izuku resonó a todo pulmón.

—Eres un tonto.

—¿Ah? y tú un llorón y no ando divulgándolo por la vida.

—Te amo.— soltó en un suspiro enamorado.

—Si, sí, como sea.— desvió la cara sonrojado.

Izuku jamás podría entender las vueltas que da la vida, ni como su décimo octavo aniversario de vida, había dado ese giro tan inesperado.

Cómo podría haber adivinado, que el

que pensó, sería su peor cumpleaños, terminaría siendo el comienzo, de una historia llena de amor y sentimientos.*

Fin.


El regalo. (One shot)

¿Nervioso? muy nervioso y ¿por qué? Solo es el cumpleaños de su precioso Omega, no debería ponerse nervioso.

Pero, a pesar de ser su cumpleaños, tenia el cuerpo temblando.

Todo debía salir perfecto.

- Hah... - suspiró -. Revisemos, el pasadizo está bien iluminado, el cuarto ordenado, las flores, los chocolates hechos por mi mismo y el regalo - todo malditamente completo y listo.

Ahora sólo faltaba esperar a que el peliverde llegara y eso era lo que lo ponía nervioso, mucho. ¿Le gustará el chocolate? Mierda, no debería dudar, es el mejor p*to chef de la historia, su Omega se lo había confirmado.

¿debería cambiar el vino, le gustará el sabor?

Una vena se instaló en su frente.

Jodida mierda... si seguía pensando en ridiculeces, seguro arruinaría el ambiente que tanto le costó crear.

Otro suspiró salió de su boca y al mismo tiempo, el timbre fue tocado. Katsuki saltó del susto y sus feromonas se alborotaron.

Ya llegó... y pasó saliva con dificultad.

Se arregló su peinado por última vez y agarró con fuerza el ramo de flores, finalmente avanzó hacia la puerta. Sus manos sudaron cuando tocaron la manilla de la puerta.

- Uff... - podía sentir las exquisitas feromonas de su precioso Omega detrás de esa puerta.

Cerró los ojos echando todo aroma agrio de su casa y volvió abrirlos, fue en ese entonces que estuvo listo para abrir la puerta. Y así lo hizo.

Su precioso Omega se encontraba sonriendo hacia él con un hermoso y ridículo conjunto de color vino acompañado de unos zapatos que no combinaban para nada con su ropa, un sonrojo acompañaba su preciosa sonrisa haciendo resaltar sus diminutas peca y el peinado tan revoltoso, característico de él.

Rápidamente, el animal interior de Katsuki comenzó a aullar de alegría al verlo y sus manos se extendieron hacia él con el hermoso ramo de margaritas.

Su típico "Bienvenido a casa" bastaron para hacer sonrojar aún más a Izuku quien encantado, comenzó a ronronear y gustoso aceptó las rosas.

Cada detalle de la decoración adornada por el cenizo sobre la casa no paso desapercibida por el Omega y muy contento por el detalle, comenzó a restregar su mejilla contra el pecho del Alpha, marcando aún más su fuerte olor en él.

- Te amo, kacchan, todo está increíble, eres increible... - suspiró aún más enamorado.

- Feliz cumpleaños, mi deku - ambos ronronearon felices y se hundieron en un cálido abrazo, seguido de un suave y largo beso que dejó atontado por unos segundos al Omega.

- Te amo, Alpha - dijo inconscientemente.

- Ya me lo dijiste.

- Pero sigo sin cansarme.

Katsuki sonríe más seguro, ahora sabe que no tiene por qué dudar de si mismo, a su Omega le encantó la sorpresa y eso basta, lo carga y lo lleva hacia el cuarto, todo en risillas y comentarios obsenos por parte de amos en modo de juego.

Comerán y beberan luego, ahora mismo necesita estar nuevamente con su Omega en cuerpo y alma, su Alpha está ansioso de comerlo entero.

[...]

Al día siguiente, Izuku quiso cosinar para ambos esforzandose al cien porciento en hacerlo, pero...

- Sabe horrible - la respuesta seguía siendo la misma.

- Lo sabía - sus hombros se fueron hacia abajo, siempre era así, ¿tan malo era en la cocina?

- El arroz está salado, no tuvo suficiente tiempo de cocción y le falta algo de de picante. Sigues siendo pésimo en esto, la próxima vez dejalo a fuego lento por unos quince minutos.

- ¡Señor, si, señor! - escucharlo hablar mientras miraba atentamente la cuchara, lo enamoraba más de lo que ya estaba -. La próxima lo haré mucho mejor, ya lo verás.

- Por mucho que lo intentes, no podrás ser mejor que yo, nerd - Izuku frunció sus cejas.

- Solo dije la verdad, ahora ven y ayúdame a pararme - llamó con tono sugerente a lo que Izuku tuvo que obedecer.

Ayer habían tenido unas largas e intensas horas de sexo, a Izuku le había llegado su celo ese mismo día y Katsuki tuvo que sufrir las consecuencias.

- Por la mierda, duele, maldita sea - Izuku era un animal al cojer, lo había dejado tan seco que ni podía pararse completamente sin temblar en el intento y al ser Izuku un Omega puro, complicaba más las cosas.

Katsuki se levantó del asiento con ayuda del Omega dispuesto a cocinar para ambos.

- ¡Ay! ¡Despacio, nerd, no toques mi espalda! - gruñó.

- ¡Lo siento, Kacchan! - movió su mano hacia la espada baja del Alpha -, ¡ah! Y por cierto, Kacchan, me dijiste que tenías un regalo para mi, no llegaste a dármelo - comentó curioso.

- ¡El regalo era yo, idiota! así que agradece que te haya aguantado en tu celo porque si no fuera tu cumpleaños, no hubiera dudado en... ¡Ah, duele! - su meloso Omega lo había abrazado por el cuello.

- Perdón - rió -. Es el mejor regalo que he recibido en toda mi vida. Gracias, Kacchan... - habló envolviendo su aroma en el Alpha mayor, quien se sonrojó.

- Izuku.

- Lo sé, lo sé, perdón de nuevo - debía dejar la manía de marcarlo con su aroma porque mareaba de cierta forma a Katsuki y no quería tener un pre celo por parte del Alpha, aún se encontraba un poco cansado pero no tanto como cierto gruñón.

- Ya sueltame, tonto Omega - e Izuku obedeció.

- ¡No, espera! ¡Agarrame, mi espalda!


Julio 15.

Katsuki no era del tipo que celebraba cada fecha festiva.

Antes de graduarse era el típico tipo que se encerraba en su habitación a estudiar o incluso jugar videojuegos. Después de graduarse siempre se mantenía ocupado.

Sus padres a veces lo molestaban con que no sabía festejar, un pequeño chiste privado porque cada año les celebraba los cumpleaños con una cena en algún lugar lujoso de la ciudad, un viaje fuera del país o lo que sea que ellos le pidieran.

Pero nunca un pastel de cumpleaños.

Katsuki odiaba las cosas dulces, pero habia algo más que hacía que un pastel de cumpleaños fuera lo último que quisiera ver en su existencia.

Hasta ese día.

Meses atrás, Katsuki les había presentado a un chico lindo, de ojos verdes como el agua y pecas que salpicaban su piel canela.

Ambos habían quedado maravillados.

Era un chico bueno, dulce en toda la extensión de la palabra.

Y el primero que le gustaba a Katsuki lo suficiente como para presentárselos.

Y aunque eso los sorprendió un poco, el hecho de presenciar lo que sus ojos veían justo ahora solo era la cúspide de la montaña de sorpresas que al parecer su hijo era desde que conoció a Izuku.

¿Por qué lo decían?

Pues bueno, como dijeron antes, Katsuki nunca se tomaba el detalle de organizar algo "digno" de una fiesta de cumpleaños, así que verlo decorar la sala del departamento que compartía con el pecoso a toda velocidad y maestría, colgando globos y demás adornos llamativos en cada rincón, así como pegar un enorme cartel con la frase "¡Feliz cumpleaños, 'Zuzu!", para luego sacar una enorme torta del frigorífico con la forma de la cara de un conejo y darle los últimos detalles y colocarla sobre la mesa llena de regalos era simplemente un acto increíble de ver.

Katsuki haciendo un pastel.

Katsuki adornando.

Katsuki luciendo emocionado haciendo cada una de esas cosas era algo nuevo de ver.

—¿Cómo se ve? — preguntó, poniendo las manos en sus caderas mientras miraba su creación.

—Todo luce perfecto, hijo. — halago Masaru con una sonrisa. — Le va a encantar.

—Nunca nos has dado un pastel de cumpleaños a ti padre o a mi, ¿sabes?

—Oh, vamos Mitsuki...

Katsuki ni siquiera se molestó por el comentario, su madre tenía razón.

—Si es tan importante para ti, ¿Por qué no le pides matrimonio de una vez? — Inquirió.

Katsuki siguió sin decir nada, solo se limitó a ir a una de las bolsas de regalo y sacar algo de su interior.

Era una cajita de terciopelo color vino.

—Quiero pasar el resto de mi vida con él. — dijo, abriéndola y mostrando la sortija plateada con pequeñas incrustaciones de diamante.

—Oh, Katsuki... ¡Está preciosa!

Antes de que Katsuki pudiera decir algo, el sonido de la puerta abriéndose llamo su atención.

—¡Estoy en casa, Kacchan! — escucho la dulce voz de su novio desde la entrada.

Guardando de vuelta la pequeña cajita, con órdenes mudas les indico a sus padres tomar su posición.

Solo serían ellos tres, la mamá de Izuku había fallecido hace un par de años atrás, y de su padre ni sus luces pero no lo necesitaba. Y la fotografía de Inko estaba a un lado del pastel.

Dirigiéndose a la entrada, en cuanto Katsuki lo vio lo abrazo fuertemente levantandolo momentáneamente en el aire.

Izuku le correspondió, cuando sus pies volvieron a tocar el suelo se besaron.

—¿Qué tal el trabajo?

—Estresante, pero no quiero hablar de eso. — dijo. — ¿Y si tomamos un baño caliente y ordenamos la cena? No tengo ganas de cocinar.

—Lo que mi precioso novio quiera, pero antes quiero mostrarte algo.

—¿Mostrarme algo?

—Cierra los ojos.

—Kacchan...

—Cuidaré que no caigas, al menos si no es sobre mi. — dijo.

Izuku sonrió.

—Eres un descarado, Kacchan.

—Y así me amas, 'Zuzu. — el rubio volvió a besar sus labios y después de juguetear un poco, Izuku dejo que el rubio le cubriera los ojos con su mano.

Paso a paso, lo guió a la sala pasando por la cocina.

Izuku tenía algo de curiosidad, pues entre tanto trabajo había olvidado que día era hoy.

Una vez que detuvo sus paso, Katsuki quitó la mano de sus ojos.

Al tiempo que los abría, una nota de voz se escuchaba en las bocinas de su teatro en casa.

Era la voz de su madre cantándole feliz cumpleaños, la reconoció al instante mientras sus ojos se deslumbran con la luz de las velas en el precioso pastel con el diseño del último que su madre pudo hacerle antes de partir de este mundo.

Lágrimas comenzaron a rodar de sus ojos.

—Kacchan... — su voz quebrada y una sonrisa brillante fueron la única respuesta que pudo verbalizar.

—Feliz cumpleaños, mi amor. Mi bella suegra estaría orgullosa de ver en el hombre asombroso en el que te has convertido. — dijo, besándole la mejilla. — ahora pide un deseo, apaga las velas y dale un mordisco a tu pastel. — musitó, e Izuku lo hizo justo en ese orden.

Mitsuki y Masaru aplaudieron.

Katsuki se acercó de nuevo, para quitarle algo de glaseado de la nariz pero Izuku lo abrazo del cuello y tirando de él, compartió de ese mismo glaseado directamente en un beso.

El rubio lo acepto feliz, saboreando el dulce que solo le gustaba probar de los labios de su lindo novio.

—Gracias, muchas gracias, Kacchan. Te amo. — dijo, una vez que se apartaron y justo antes de que sus suegros se acercarán e hicieran de aquel momento un abrazo grupal en el que le dieron sus mejores deseos.

Katsuki le dio a abrir los regalos después de eso.

Y justo cuando estaba por tomar la bolsa en donde estaba guardada la sortija, lo persuadio.

Esa debía abrirla hasta que estuvieran solos, porque aunque amará a sus padres, ese momento solo debía ser de ellos.


Demon Slayer Au (Corto)

Un AU compartido con Demon Slayer. No sé con quien shippen a Tanjiro (pero a mí me gusta con Tomioka o Rengoku, no me juzguen). En fin esa parejita va a una misión donde Tanjiro conoce a una linda pareja, un hombre rubio y hosco que vive con su esposito de cabello verde que es un ser de luz.

En fin por el tienpo que pasan investigando esa aldea se dan cuenta que las dos lunas superiores que atormentan a la región son esa pareja, Katsuki y Deku.

Se convirtieron en demonios por una mala jugada del destino. Hubo un hombre que se aprovechó de Izuku y abusó de él. Ciego de ira Katsuki mató al responsable. A los dos los culparon, a Izuku por "provocar al hombre", obviamente a Katsuki por asesinarlo.

Entonces hay un agran batalla entre Tanjiro y su novio contra Katsuki e Izuku.

Al final Izuku sabe que lo que hacen está mal, asesinan personas para sobrevivir y eso le duele, entonces traiciona a Katsuki. En el momento álgido de la batalla captura a Katsuki para que Tanjiro los mate a los dos.

Antes de morir, estando en el limbo, Izuku llora por haber traicionado al hombre que ama, Katsuki lo consuela y le hace saber que siempre lo amará a pesar de todo. Además los ayudó a liberarse del control de Muzan así que ahora podrán descansar en paz y esperar reencarnar en una vida mejor para volverse a enamorar...


Camino libre / Angst

Día 3/?

#DekuBaku #DekuKami #KiriBaku

Katsuki era un Omega recesivo, desde muy pequeño supo que estaba marcado con sufrir la discriminación por serlo. Pero el tener al peliverde a su lado, ese sentimiento de llegar a ser un Omega como el resto, desaparecía.

Izuku era un Alfa dominante. Uno que cuando creciera, iba a tener el mando de la empresa que su padre llegó a heredar. Izuku a pesar de ser un Alfa, era amable, bondadoso y muy respetuoso, la familia del peliverde era una de las mejores familias, nunca despreciaron a nadie, ni siquiera cuando llegaron a conocer a los Bakugo. Pues ellos ayudaron a que la empresa de sus padres que estaba por quebrar, se levantará. Fue gracias a ellos que ahora son quienes son en la sociedad. Unos diseñadores respetados que grander personas solicitaban.

Katsuki estaba agradecido con la familia Midoriya, estaba feliz con ellos y los consideraba familia. Y eso quería. Estaba enamorado de Izuku, su Omega meneaba la cola cuando el olor a menta con chocolate llegaba a sus nariz. Siempre lo trató bien y con respeto.

Katsuki no era estupido, sabía que el peliverde también tenía interés en él. Solo dejaría que las cosas fluyeran y ambos terminarían juntos.

~~~

Las noticias estaban en torno a Izuku, el Alfa de ahora 24 años estaba a nada de ser el director de la empresa farmacéutica más conocida del país.

Las preguntas y comentarios no se hicieron esperar apenas vieron al peliverde. Katsuki siempre veía las entrevistas que le hacían pues le gustaba ver cómo se comportaba su Alfa frente a las cámaras, era completamente lo opuesto a lo que realmente es, y eso tanto le divertía como le encantaba.

Pero hubo un silencio demasiado considerable como para que el comentario de una reportera cambiara por completo la fluidez de su "relación" con el pecoso.

— Ya que será el presidente de Farmacéutica Plus Ultra… ¿ya tiene en mente a su Omega? Todo mundo espera que el Omega que usted escoja debe ser alguien de presencia. Muchos lo han emparejado con la señorita Uraraka, incluso con la Beta de la familia Yaoyorozu.¿Su Omega le dará muchos cachorros?

Izuku miró de mala manera a la reportera que se encogió en su lugar. Y con un suspiro respondió.

— Sin comentarios.

~~~

Llevaba días sin ver a Katsuki. Realmente estaba fastidiado de todo ese espectáculo de la herencia y lo único que quería era estar con el Omega de aroma a canela. Pero este ignoraba sus llamadas, los primeros días no le insistió tanto, pues pensó que estaba ocupado en la Universidad. Pero llegó a ser una semana, luego dos, y eso fue suficiente como para que fuera a buscarlo directamente a su Universidad.

Esperó y esperó, y cuando lo vió, su corazón se detuvo, Katsuki estaba agarrado de la mano de un Alfa pelirrojo. Ambos estaban sonriendo hasta que Katsuki lo vió y su sonrisa se borró por completo, cambiando a una mueca.

Lo vió decirle algo al Alfa, el cual solo lo besó en la mejilla y lo dejó a solas con el peliverde, diciéndole que lo esperaría en las bancas de la entrada.

Katsuki caminó tranquilamente hacia Izuku y sin mirarlo, esperó a que el otro hablara.

— ¿Que se supone que es esto Kacchan?

— ¿Qué?

— Creí… creí que nosotros…

— ¿Nosotros? ¿Nosotros que?

— Eres mi Omega… ¿Como por qué mi Omega está tomado de la mano con otro maldito Alfa?

— ¿Tu Omega? — Katsuki soltó una enorme carcajada que solo enfureció al peliverde — Deku, tu y yo solo somos amigos… Además, yo nunca te he dicho que eras mi Alfa. Después de todo, ¿Como un Omega como yo podría estar con un Alfa como tu? Deberías conseguir a un Omega de tu altura y no perder el tiempo con un recesivo como yo.

— No me digas que es por los malditos comentarios de la prensa… ¿En serio crees que soy ese tipo de persona? — Estaba dolido de que creyera eso de él, que pensara que solo buscaba mantener su imagen — Vamos a casa y hablemos.

— No iré a ningún lado contigo. Tú y yo siempre estuvimos destinados a no estar juntos. Yo no estoy a tu altura, busca un Omega que te de lo que realmente mereces, que te de una familia y no miserias.

Lo vio darse la vuelta e irse con el pelirrojo de hace un momento. Vió como le sonreía, como reía abiertamente con él sin problemas.

Vió marchar al Omega que tanto amaba con un Alfa que no era él. Vió marchar su felicidad y no hizo nada.

Poco después, él se fue. Regresó a su departamento con su lobo decaído.

~~~

Dos meses después, se enteró que Katsuki fue marcado. Eso lo llevó a encerrarse en su habitación y no salir hasta una semana después.

Entendió que Katsuki nunca lo amó y que él era el único con sentimientos de por medio. Que el que vio una falsa oportunidad fue él. Así que si Katsuki estaba siendo feliz con ese pelirrojo, que así fuera. Él buscaría su felicidad y avanzaría.

~~~

Katsuki había tomado la decisión que creyó mejor. Él no podía darle una familia a Deku, no podría hacerlo feliz y no era el Omega apropiado para un Alfa como el.

Así que aceptó el cortejo de su compañero. Kirishima siempre ha estado con él, lo consideraba su mejor amigo hasta que el pelirrojo se confesó. Le pidió una oportunidad para cortejarlo y unos días después, lo aceptó. Llevaba ignorando a Deku desde hace una semana, era lo mejor, dejarle el camino para que el obtuviera lo mejor.

Luego de encontrarlo en la Universidad, siguió el cortejo de Kirishima, una semana después, confirmaron que eran pareja.

Kirishima era atento, carismático y una persona asombrosa. Nunca lo trató mal y lo aceptó aún sabiendo que no podría darle cachorros. Él le dió a entender que hay otras formas de ser padre pero que no era el momento para preocuparse. Que tenían el tiempo suficiente para pensarlo.

Pasaron cerca de dos meses cuando se entregó a Kirishima. No se sintió forzado a nada. Pero se dijo a sí mismo que era lo mejor para todos, y su lobo siendo igual que él, aceptó. Dejó que Kirishima lo marcará. Ahora estaban unidos por un lazo irrompible y muy delicado.

~~~

Habían pasado siete años y ninguno de los dos se volvió a ver. Izuku supo que Katsuki se casó y que había adoptado a una niña. Estaba bien con ello. Lo dejó pasar y ahora solo le desea lo mejor. El también había avanzado. Superó ese "unilateral" amor y se concentró en él. Conoció a un Omega en la panadería que concurria. Kaminari Denki era un Omega con aroma a miel, era un chico delgado, delicado y muy pero muy hermoso. Quedó fascinado cuando se enteró que era el nuevo dueño de esa panadería, cada vez iba más seguido, platicaban y reían, se hicieron cercanos y fue ahí que tomó el valor para invitarlo a salir.

— Denki… ¿Me aceptarias una cita? — Dijo estando frente al mostrador retrasado la fila. Muchos lo vieron con molestia pues tenían prisa, otros con curiosidad pues sabían quién era Izuku.

Denki se puso colorado que solo pudo gritar y hacer reír a casi toda la tienda.

— ¡SI QUIERO, PERO NO RETRASE LA FILA!

La cita que tuvieron fue inolvidable para ambos, Izuku desde esa cita le dejó en claro que quería cortejarlo. Denki con una nube rosa a su alrededor aceptó el cortejo.

La forma en cómo se dieron las cosas fue curiosa pero le encantó el proceso. Habían pasado cuatro años de ello y ahora recibía la mejor noticia de su vida.

— ¡Felicidades! Tiene cuatro semanas de embarazo Señor Kaminari.

El rubio estaba llorando de alegría y acarició su barriga.

Izuku no cabía de tanta felicidad, ese día mimo a su novio, lo atendió y le hizo el amor. Al día siguiente fueron con sus familias que los felicitaron.

Decidieron organizar una boda pequeña. Con amigos y familiares. La ceremonia fue linda, sencilla y memorable. Ambos estaban llorando al decir sus votos y la fiesta fue algo relajada pero con buen ambiente.

Pocos días después, se reveló la noticia de su boda.

Los reporteros cuestionaron y comentaron cosas sin sentido. Hasta que una pregunta de más se escuchó, le molestó de sobremanera, y está vez en lugar de callar, habló directamente.

— ¿Su esposo es de alguna buena familia? ¿Es alguien que le aporte a su farmacéutica? — preguntó el reportero cerca de él.

— Mi esposo trabaja en algo que le gusta, y si quiere seguir en ello, yo lo apoyaré. Yo me casé con él por qué lo amo. No por cosas estúpidas como el estatus o aporte a mi empresa. Esas son mierdas de gente con mente pobre. — habló sin darse cuenta que sus feromonas estaban saliendo haciendo que los demás lo vieran con la cola entre las patas

Nadie volvió a preguntar acerca de eso y solo le deseaban buena salud y felicidad a él y a su pareja.

~~~

Las cosas con Kirishima no funcionaron. Después de haber adoptado a su pequeña, las cosas empeoraron.

Fue en una noche en la que estaban teniendo sexo, Katsuki se corrió gimiendo un nombre que no era el de su esposo. Kirishima lo dejó pasar, la primera vez, pero pasó una segunda, luego una tercera y fue cuando preguntó.

Pero fue olímpicamente ignorado. Hasta que Kirishima ya harto le exigió una respuesta. Este le dijo todo. Por qué estaba con él y por qué es que dejó marcarse.

Kirishima dolido, le pregunto si aún lo amaba.

— Nunca deje de amarlo. Intenté amarte y olvidarlo. Pero no pude.

— Sabes que está casado, ¿no?

— Mierda, lo sé.

— Es lo que querías.

— ¡LO SÉ!

Kirishima lo dejó solo en la sala, para unas semanas después, presentarle los papeles de divorcio. En él venía la custodia completa, pero que si él quería, podía visitarla siempre y cuando avisará con anticipación.

Aceptó.

No podía hacer nada, no podía obligarlo a quedarse después de haberlo usado.

Un día de casualidad los vió. Cómo Izuku era un ser radiante alrededor de un rubio.

No reconoció al chico. Pensó que tal vez era un modelo en pleno avance o algo parecido. Pero su sorpresa fue verlo trabajar en una panadería. No era alguien de renombre. Era un simple Omega que sobrevive como cualquier persona.

Pocos días después, vió la noticia de que Izuku esperaba a su primer cachorro.

Izuku se casó e iba a tener una cachorro con un Omega que podría destruir su imagen.

Luego recordó aquella entrevista donde Izuku defendió a su esposo. Dónde Izuku aclaraba que no le importaba su estatus.

Entendió que él fue el error. Que por miedo, no aceptó una vida a lado del Alfa que amaba.

Fue a la panadería del rubio y encontró a Izuku.

No podía, debía hablar con él y saberlo directamente.

— Deku.

— Katsuki, que sorpresa. ¿Cómo estás? — preguntó alegre.

— ¿Podemos hablar?

El peliverde se puso serio y lo invitó a sentarse en una mesita. Pronto Denki apareció llevando unos cafés y se fue sonriendoles a ambos.

— ¿Todo bien?

— ¿Eres feliz? ¿Eres feliz aún si tú Omega no es alguien de alto poder?

— Soy feliz. No me digas que eres de esas personas que cree que el estatus lo es todo… En serio que no…

— Está bien. Me alegro por ustedes… — lo interrumpió y se levantó. — Felicidades por el cachorro… Y cuídalos.

El peliverde asintió y lo vió irse. Otra vez lo vió marcharse. Solo que está vez era diferente. No estaba bien, quería ir con él y preguntar si todo estaba bien. Pero recordó que su esposo podría estar cerca y se calmó al saber que su viejo amigo tenía a alguien.

~~~

El dolor era insoportable. Habían pasado 2 años desde que se separó de Kirishima y el ahora marcó a otro Omega. Lo sabía, sabía que era doloroso, pero se suponía que el dolor disminuía cuando el Omega era el que no tenía sentimientos por el Alfa y más cuando ninguno de los dos tenía sentimientos por el otro. Pero aún así dolía como la mierda. Decidió dejar las cosas con Izuku así, no quería aclarar nada, no sacaría nada de ahí, así que lo dejó sin decirle nada.

Por miedo, por desconfianza, por conformismo es que terminó sufriendo lo impensable.

Ahora Kirishima tenía un Omega, tendría una verdadera familia y esperaba que fuera feliz con ella.

Izuku tenía a su familia y se le notaba la felicidad cuando lo veía en las noticias.

Supo que las personas a las que lastimó ahora eran felices. Pero él estaba sufriendo, y si ese era el precio. Volvería a cometer los mismos errores con tal de que ellos fueran felices.