Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Asesinato para principiantes" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 15

—Dame la mano —ordenó Bella. Se agachó y entrelazó sus dedos con los de Jacob.

Cruzaron la calle, en la mano derecha la palma pegajosa de Jake y en la izquierda la correa de Barney, que le rozaba la piel con cada tirón del perro.

Cuando llegaron a la acera de la cafetería, soltó la mano de Jake y se inclinó para enrollar la correa de Barney alrededor de la pata de la mesa.

—Siéntate. Buen chico —dijo acariciándole la cabeza. El animal le respondió con una de sus sonrisas con la lengua fuera. Abrió la puerta de la cafetería y le indicó a su hermano que entrara.

—Yo también soy un buen chico —apuntó él.

—Buen chico, Jake —elogió ella, y le acarició la cabeza con aire ausente mientras echaba un ojo a los sándwiches en los estantes.

Eligió cuatro sabores diferentes: queso brie y bacon para su padre, por supuesto, y queso y jamón «sin los trocitos asquerosos» para Jake. Llevó el montón de sándwiches hasta el mostrador.

—Hola, Jackie —saludó, y le entregó el dinero sonriendo.

—Hola, cariño. ¿Comida en casa de los Swan?

—Estamos montando unos muebles de jardín y se está poniendo la cosa tensa —explicó Bella—. Necesitamos sándwiches para aplacar a las tropas hambrientas.

—Ah, ya veo —repuso Jackie—. ¿Le dices a tu madre que me pasaré la semana que viene con la máquina de coser?

—Claro, gracias. —Bella cogió la bolsa de papel que ella le dio y se volvió hacia Jake—. Vamos, enano.

Estaban casi en la puerta cuando la vio, sentada sola a una mesa, con las manos rodeando un café para llevar. Bella no la había visto en la ciudad desde hacía años, así que había supuesto que aún estaba en la universidad. Debía de tener veintiún años ya, quizá veintidós. Y ahí estaba, solo a unos metros, pasando los dedos por las letras grabadas en el vaso que decían «Precaución, bebida caliente» y con un parecido a Sid más evidente que nunca.

Tenía la cara más delgada que antes y había empezado a teñirse el pelo de un castaño más claro, igual que lo llevaba su hermana. Pero el suyo era un poco más corto y despuntado sobre los hombros, mientras que el de Sid le llegaba hasta la cintura. Sin embargo, aunque el parecido era más que notable, la cara de Tatum Prescott no poseía la magia de la de su hermana, que parecía más una pintura que una persona real.

Bella sabía que no debía hacerlo, sabía que estaba mal y era desconsiderado y todas esas palabras que la señora Morgan había usado en sus advertencias. «Estoy algo preocupada por la dirección que está tomando tu proyecto.» Y aunque podía sentir las partes sensatas y racionales de sí misma manifestarse en sus pensamientos, sabía que una pequeña brizna de su mente ya había tomado la decisión. Esa pequeña imprudencia había contaminado todos los demás pensamientos.

—Jake —dijo dándole la bolsa de los sándwiches—, ¿puedes salir y sentarte con Barney un minutito? Enseguida salgo.

Él la miró con gesto lastimero.

—Puedes jugar con mi teléfono—ofreció ella sacándolo del bolsillo.

—¡Sí! —exclamó él en un susurro victorioso, lo cogió y entró directo a la página de juegos.

Salió tan deprisa que se golpeó con la puerta.

El corazón de Bella se aceleró en agitada protesta. Lo sentía como una especie de reloj enloquecido en la base de la garganta, que se adelantaba a toda velocidad.

—Hola, eres Tatum, ¿verdad? —dijo, tras caminar hacia la mesa y poner las manos en el respaldo de la silla desocupada.

—Sí, ¿te conozco? —Las cejas de Tatum se juntaron en un gesto de escrutinio.

—No, no me conoces. —Intentó esbozar su mejor sonrisa, pero le salió algo forzado y raro —. Soy Isabella, vivo aquí. Estoy en el último curso en el Instituto Kilton.

—Espera —dijo Tatum revolviéndose en la silla—, no me lo digas. Eres la chica que está haciendo un proyecto sobre mi hermana, ¿no?

—¿Có-có... —tartamudeó Bella— cómo lo sabes?

—Estoy... eh... —La chica hizo una pausa—, estoy saliendo con Stanley Forbes. O algo así. —Se encogió de hombros.

Bella intentó ocultar su desconcierto con una falsa tos.

—Ah, un chico muy agradable.

—Sí. —Tatum bajó la vista hacia su café—. Acabo de graduarme y estoy haciendo prácticas en El Correo de Kilton.

—Ah, que bien—dijo Bella—. La verdad es que yo también quiero ser periodista. Periodista de investigación.

—¿Por eso estás haciendo el proyecto sobre Sid? —Se echó hacia atrás y pasó un dedo por el borde de la taza.

—Sí —asintió Bella—, y disculpa por abordarte así; por descontado, me puedes decir que me vaya si quieres. Solo pensaba que a lo mejor podrías responderme a algunas preguntas que tengo acerca de tu hermana.

Tatum se irguió en la silla y el pelo le ondeó en el cuello. Tosió.

—Y... ¿qué tipo de preguntas?

Eran tantas que se agolparon todas a la vez en la cabeza de Bella.

—Bueno —dijo—, por ejemplo, ¿vuestros padres les daban a ti y a Sid una paga cuando eran adolescentes?

La cara de Tatum se arrugó en un gesto asombrado.

—Vaya, pensé que me ibas a preguntar otro tipo de cosas. Pero no, la verdad es que no. Nos compraban las cosas a medida que las necesitábamos. ¿Por qué?

—Por nada... Solo... Para rellenar algunas lagunas —contestó Bella—. ¿Había tensión entre tu hermana y tu padre?

En cuanto la palabra «padre» salió de la boca de Bella, la mirada de Tatum se dirigió al suelo.

—Eh... —La voz se le rompió. Puso las manos alrededor de la taza y se levantó, y al hacerlo la silla chirrió al arrastrase sobre el suelo de azulejos—. La verdad es que no creo que sea una buena idea —dijo frotándose la nariz—. Perdona, es que...

—No, perdona tú —dijo Bella dando un paso atrás—, no tenía que haberte molestado.

—No, no pasa nada —dijo Tatum—. Es solo que las cosas por fin están volviendo a la normalidad. Mi madre y yo hemos restablecido nuestra rutina y todo va un poco mejor. No creo que darle vueltas al pasado... en relación con Sid sea sano para ninguna de las dos. Especialmente para mi madre. Así que, bueno —se encogió de hombros—, haz tu proyecto si eso es lo que quieres, pero preferiría que a nosotras no nos involucraras.

—Por supuesto —dijo Bella—. Lo siento muchísimo.

—No te preocupes. —Becca hizo un dubitativo gesto de asentimiento; pasó al lado de Bella hacia la salida de la cafetería.

Esta esperó un momento y luego salió también, repentinamente aliviada de no llevar puesta la camiseta gris que llevaba antes, ya que si no ahora mismo su ánimo sería el reflejo de aquella por el color.

—Vale —dijo desenganchando la correa de Barney de la mesa—, vámonos a casa.

—Creo que no le caíste bien a esa señora —opinó Jake, con los ojos aún puestos en los dibujos animados que bailaban en la pantalla del celular—. ¿Fuiste maleducada con ella, florecita?