No era la primera vez que la clase veía algo así. Los dos matones de tercero hacía un mes que se pasaban por allí en busca de su habitual sospechoso: el chico de intercambio retraído y con grandes gafas al que intentaban robarle el almuerzo, con más o menos acierto. Cuando llegaban, le rodeaban los hombros con sus brazos y se lo llevaban a la zona trasera del patio, donde todos tenían una idea de lo que pasaba. Su mejilla sonrojada y sus ropas desaliñadas daban cuenta de la agresión.
Solía mirar aquello con repulsión, con un punto de ira. Quizás porque mucho tiempo atrás él mismo había sido como aquel chaval y le enervaba la pasividad del resto. ¿Pero acaso su silencio no lo hacía también culpable?
Aquel día iba a ser diferente. Dejó a sus amigos atrás, ignorando sus preguntas, y fue hacia la zona a la sombra, el lugar donde los que se creían peligrosos se juntaban para ser rebeldes. El chico de intercambio, en el suelo, se protegía la cabeza de las coces de los energúmenos.
— Dejadlo en paz. He llamado a los profesores y llegarán en cualquier momento.
Con una pierna en alto, el cabecilla examinó al resto. Por suerte, la suela regresó al suelo. Fueron hacia él y trató de mantenerse firme. Agradeció que lo pasaran y no se detuvieran a pegarle.
— Odio a los chivatos —espetaron.
Respiró hondo cuando al fin se marcharon. Más tranquilo, se acercó al chico y lo ayudó a sentarse. Le sangraba el labio y tenía las gafas descolocadas.
— No deberías haberte metido. No creo que nada de esto te incumba.
— Odio las injusticias y mucho tiempo he callado ya… Te sangra el labio.
Sacó del bolsillo un pañuelo limpio y con cuidado le limpió el corte. Dejaría de sangrar pronto, por suerte no era profundo. Sentía sus ojos fijos en él. Sonrió resignado. Seguro debía estar analizando si podía fiarse de él.
— ¿Cómo te llamabas? —Recordaba más o menos su nombre. O eso pensaba. De cualquier manera, prefería preguntarle a equivocarse.
— Francis… —respondió. Su voz seguía envuelta en recelo, igual que el que moraba en sus ojos parapetados detrás de las gafas..
Él le sonrió.
— Cierto. Yo soy Antonio, mucho gusto. Siento haber tardado tanto en llegar.
Prompt fictober 2022, día 18: No creo que nada de esto te incumba
