El reloj sonó; anunciando con el la llegada del Lunes.

Me levanté nerviosa, había estado toda la noche preparándome ante posibles escenarios en la charla con mi padre, desde la peor de las catástrofes, hasta una sincera disculpa por su parte y volver a ser una familia feliz, aunque esta última opción sonaba demasiado fantasiosa.

Escuché ruido proveniente de la cocina, Hanabi y Sakura charlaban.

- Tengo que mantenerme firme, le diré que esto será lo mejor para todos. Él no tendrá que verme en casa y no dañará su reputación, sino que crecerá.

Hanabi caminaba por todo el lugar y hablaba sin parar, por lo visto ella también había estado pensando toda clase de cosas que decirle para convencerle.

- Tranquila Hanabi - le calmaba Sakura - Todo irá bien, Hina estará allí para apoyarte así que no te preocupes - me miró para que le ayudara a darle ánimos.

- S-si Hanabi-chan n-no te p-preocupes juntas lo c-conseguiremos ¿Cuándo i-iremos a verle?

- Me ha dicho que nos pasemos a la hora de la comida que es cuando tiene un hueco... ya sabes que padre siempre está ocupado - suspiró mientras rodaba los ojos exageradamente.

Una vez acordada la hora me puse manos a la obra, como ya había hecho mi curriculum iría a dejarlo en todos los sitios posibles antes del encuentro. Me arreglé y me despedí de ambas; las cuales me desearon mucha suerte.

Las horas pasaron y ya me dolían los pies de tanto caminar. Había dejado para toda clase de trabajos, desde recepcionista, ayudante de pastelería, cafetería, en una tienda de flores y una de animales... Cualquiera de ellos sería bueno para adentrarme en el mundo laboral y descubrir nuevas cosas. Miré la hora la cual marcaba casi las doce, teniendo en cuenta que mi padre comía a las dos del mediodía no debía descuidar el reloj. Decidí que era suficiente por hoy y que lo mejor era ir tranquilamente al punto de encuentro, llegar temprano a todos sitios era de mis cualidades más destacadas; aunque tenía que admitir que los nervios me estaban matando.

Sentí mi teléfono vibrar en el bolso.

- ¿Diga?

- H-hola - la voz de un muchacho habló al otro lado del teléfono, parecía algo resfriado ya que su voz sonaba extraña. - ¿Hinata Hyuga?

- S-si ella h-habla.

- Te llamaba porque has dejado un curriculum para el puesto disponible para recepcionista en una tienda de animales ¿verdad?

Mi boca se abrió sola de la sorpresa, había pasado poco más de una hora desde que había ido allí y ya me estaban llamando. Aún sabiendo que tan solo se trataría de una entrevista no pude evitar emocionarme.

- S-si, es correcto

- Me preguntaba si aún estabas por la zona así te pasas para una entrevista ahora ¿Que te parece?

Miré la hora nuevamente, como aún quedaba para el encuentro tenía algo de tiempo para la entrevista por lo que le dije que no había problema, guardé mi teléfono y prácticamente corrí hasta el local. Antes de entrar me arreglé en el reflejo de un escaparate y me dí ánimos mentalmente. Pasé y sonó el timbre de bienvenida; anunciando mi llegada.

-B-buenas tardes...

Extrañada de que nadie me respondiese me acerqué hasta el mostrador y me di cuenta que no había nadie allí. Pensando que a lo mejor había ido un momento al servicio ,o a alguna otra parte por algún motivo, decidí esperar de pie tranquilamente.

Miré la hora, una vez más, ahora sí que iba bastante justa de tiempo, como tardase un poco más no llegaría a la comida y esa no era una opción, ya que bien sabía que mi padre no era de dar segundas oportunidades. Mientras pensaba en mis cosas escuché una puerta cerrarse y unas cortinas deslizarse. Automáticamente giré mi cuerpo para mirar hacia atrás y cuando le vi sentí mis piernas flaquear.

- ¿K-Kiba-kun? ¿Q-qué haces t-tú aquí?

Intenté alejarme, pero el mostrador no me lo permitía, el moreno estaba quiero frente a la puerta; bloqueando la salida.

- D-déjame ir - su silencio me estaba asustando.

Me miró directo a los ojos.

- Yo... Sé que no está bien hacer esto pero cuando vine a ayudar a mi hermana por casualidad vi tu currículum y bueno... Quería disculparme por lo del otro día pero como me has bloqueado no sabía cómo contactarte - mientras él balbuceaba yo estaba quieta intentando idear un plan de huida - Por favor hablemos un momento...

-M-mira Kiba-kun yo n-no se por qué me-estás haciendo esto p-pero necesito i-irme o llegaré tarde, es i-importante - me acerqué e intenté apartarle pero estaba rígido como una roca.

-Esto también es importante. Solo será un momento...

-¡N-no quiero! - ya había teniendo suficiente, tanto de la situación como de su comportamiento.

Mientras esperaba que él respondiese, o se apartara, mi teléfono vibró y pensando que era Hanabi para decirme algo de la reunión lo saqué del bolso; pero inesperadamente resultó ser Gaara. Me quedé extrañada y cuando estaba a punto de contestar Kiba arrebató rápidamente el teléfono de entre mis manos.

-¿¡Q-que haces!? - estaba comenzando a perder los nervios - D-devuélvemelo - le tendí mi mano para que me lo diera pero lo único que hizo fue mirarme con los ojos llenos de desprecio.

- Siempre presente en todos lados - enfadado golpeó el teléfono contra la pared rompiéndolo - Ahora nadie nos va a interrumpir... Necesito que me escuches por favor, es importante. Mientras antes me escuches antes podrás irte.

Asustada, y bastante tensa, asentí torpemente.

-Ven - me hizo pasar a un despacho pequeño - ¿Quieres algo de beber?

Desconcertada de que me ofreciera algo de beber en una situación así comencé a tensarme aún más, luego de haberme retenido así, miedo me daba pensar que pudiese ponerle algo a la bebida. Apreté fuertemente la tira de mi bolso mientras tomaba asiento y negué con la cabeza.

-No te voy a drogar - me dijo como leyendo mis pensamientos.

-E-estoy bien, a-ahora me g-gustaría saber que s-sucede - le metí prisa ya que parecía no entender que quería marcharme de allí.

- Gaara y tú ¿De qué os conocéis? - su tono de exigencia me molestó pero le respondí igualmente.

-Gaa-kun es un e-excelente a-amigo... N-no entiendo que t-tienes contra él. Nos c-conocimos en la c-cafetería y siempre ha s-sido muy caballeroso y a-amable.

Este me miró con recelo.

-Si tan cercanos sois entonces que lo que te contaré ya lo sabes - me le quedé mirando en silencio para que continuara. - Escucha Hinata él no es como piensas, estuvo varios años en un reformatorio por... - hizo una pausa para tragar saliva - por intentar matar a su padre.

Me quedé en shock. Sinceramente no le creía, después de hacerme esto sentía que estaba dispuesto a inventarse cualquier cosa para alejarme del pelirrojo.

-Como supuse que no me creerías aquí tengo las pruebas...

Se sentó en la mesa del ordenador y luego de teclear un rato en este giró la pantalla hacía mí. En ella se podía apreciar la publicación de un periódico acerca de lo ocurrido. Efectivamente nombraban a Gaara y a un tal Rasa, el cual supuse era su padre, contando lo ocurrido de los hechos. Mis ojos se deslizaron rápidamente por la pantalla los cuales leían nerviosos palabras como "arma blanca", "intento de asesinato" y "centro para menores".

-Ese hijo de perra no te contó nada... También estuve hablando con varios conocidos y por lo visto tiene fama de haber sido un pandillero tras salir del centro... Dando palizas a personas inocentes y haciendo cosas ilegales...

Si no hubiese estado sentada en este preciso momento me hubiese caído redonda al suelo. No me encajaba, simplemente no podía ser real... El Gaara que yo conocía era un chico protector y amable que me cuidó desde el primer momento que nos conocimos. Era verdad que nunca habíamos hablado en profundidad acerca de nuestra vida pero algo así... no lograba encajarlo.

-No te creo - le dije con firmeza..

-¿Cómo dices? - Kiba parecía a punto de explotar - ¿Y todas estas noticias? ¿Me lo he inventado?

-¿Que p-pretendes con t-todo esto? - le encaré ,haciendo caso omiso a mi voz interior, la cual me indicaba que permaneciera callada y quieta- Yo c-creo que tiene u-una explicación así que y-ya le p-preguntaré yo m-misma cuando l-le vea.

-¿¡COMO PUEDES SER TAN INGENUA!? - se levantó de su silla a toda velocidad y estampó sus manos contra la mesa con fuerza - ¿Es que no lo ves? ¡Quiero lo mejor para ti y eso significa estar lejos de él!

-¿Quien te c-crees que e-eres? - dije sorprendida ante sus palabras - N-ni siquiera me c-conoces ¿Q-que es lo mejor p-para mí? ¿¡T-tú!?

Mi tono alto e irónico fue bastante evidente por lo que Kiba se quedó atónito por un momento, por lo visto no esperaba que yo siguiera de parte de Gaa-kun, fuera verdad o no el único con derecho a contarme lo sucedido era el propio pelirrojo.

-Eres una zorra dura de roer, seguro ya te lo has tirado y todo.

Bajo un impulso que no pude contener me levanté y le abofeteé con fuerza pillándome con sorpresa cuando éste de seguida me devolvió el gesto, con el doble de fuerza, haciéndome perder el equilibrio. Le miré estupefacta ante lo que acababa de hacer.

-No, no, no, lo siento Hinata yo no... - se puso ambas manos en la cabeza - Mira, ten - rodeó la mesa para acercarse a mí pero yo retrocedí varios pasos. - Tranquila solo quiero darte tu teléfono.

Se lo arrebaté de las manos antes de que pudiera pensarlo dos veces.

-¡No quiero que te acerques a mí nunca más! - le empujé con todas mis fuerzas y, como él estaba desprevenido, tropezó cayendo de espaldas. Aproveché la situación para salir disparada de allí sin mirar atrás.

Tras salir por la puerta intenté encender mi teléfono en vano, ya que estaba totalmente destrozado, pero al ir distraída me choqué contra alguien y éste salió despedido. Me acerqué rápidamente a recogerlo tan solo para ver que ahora estaba en peor estado que antes.

-¿Hinata-san? - su voz un tanto familiar logró sacarme del trance durante un instante.

-¿Shino-san? - levante la cabeza y allí estaba. Me alegré de verle pero ahora mismo tenía tantas cosas en la cabeza que me era imposible demostrarlo.

-Qué alegría verte - me miró de arriba a abajo antes de continuar - Pareces alterada ¿Está todo bien?

-Yo...esto... E-estaba p-paseando ¿Y usted qué hace por aquí? - intenté cambiar rápidamente de tema y durante un momento miré hacia atrás para asegurarme de que el moreno no hubiese decidido salir tras de mí.

-Puedes tutearme Hinata-san ya no trabajo para tu padre. Venía a visitar a mi amigo Kiba, que está ayudando a su hermana el día de hoy, le conoces de la cafetería. ¿Quieres venir conmigo y charlar un poco juntos? - Si tan solo Shino supiese lo que acababa de suceder allí estaba segura que no me preguntaría tal cosa. Mi cara hizo una mueca de disgusto que no pasó desapercibida ante el chico. - Vale, mejor lo dejamos para otro día.

-La v-verdad es q-que m-mi teléfono se ha r-roto - le enseñé la pantalla cambiando un poco el tema y de paso pedirle ayuda.

-Vaya... ¿Ha sido culpa mía? - preguntó apenado.

-¡No! No... Se m-me rompió antes...Si no es m-molestia ¿podrías d-decirme la hora?

-¿Eh? Si, claro - sacó calmadamente el móvil de su bolsillo - Son las dos y cinco.

-¿Disculpa? - seguramente habré escuchado mal.

-Las dos y seis ahora - me miró nuevamente - Hinata-san ¿seguro que todo está bien?

Los ojos casi se salen de las órbitas, ya eran pasadas las dos del mediodía. ¡Eran las dos y yo estaba muy lejos de donde debería!

- Lo s-siento Shino-san y-yo tengo mucha p-prisa - me levanté y salí disparada sin despedirme correctamente cuando vi que él comenzó a caminar a mi lado.

- ¿A dónde vas?

- Tengo que i-ir al t-trabajo de mi p-padre... Es de m-máxima importancia - intenté esquivarle caminando más deprisa pero no hubo caso.

- Ven, te llevo.

-P-pero... - dudé un instante.

- ¿Quién mejor que yo para que te lleve? Antes de hacer de guarda para vosotras trabajé varios meses de chofer para tu padre así que ya sé dónde es. Aunque a esta hora haya algo de tráfico llegarás antes que caminando o en transporte público.

Finalmente acepté su propuesta. Mientras íbamos de camino intenté llamar varias veces a mi hermana con el móvil de Shino pero ésta parecía tenerlo apagado. Los nervios me carcomían y por fin, tras unos largos cuarenta minutos en coche, llegué.

-Hemos llegado - anunció Shino.

-Shino-san muchas g-gracias de verdad por t-todo.

- No tiene por qué agradecer Hinata-san.

Le dediqué una pequeña sonrisa sincera y antes de bajarme del coche me giré hacia él.

- Y t-también... Lo s-siento - el me miraba sin entender - Por h-haber hecho q-que mi p-padre te despidiera... por n-nuestra culpa. - le dije apenada.

El se rió levemente.

-Son cosas que pasan ¿sabes? - intentó restarle importancia al asunto - Fuí yo el que decidí encubrir la salida así que no tenéis la culpa vosotras. Gracias por disculparte igualmente Hinata-san, eres un persona muy considerada y amable.

Me sonrojé ante sus palabras pero este no era el momento apropiado, ya nos veríamos en otra situación y charlaríamos más tranquilamente.

Me bajé a toda prisa y comencé a mirar a mi alrededor en busca de mi hermana, con la esperanza de que aún siguiese por el lugar ya que no tenía otra forma de localizarla.

A lo lejos, sentada en una banca bajo la sombra de los árboles, pude visualizar una cabellera larga propia de nuestra familia, la cual tenía la cabeza entre las rodillas. Un nudo se me formó en el estómago, si Hanabi estaba así eso significaba que las cosas no habían ido bien.

Me acerqué a ella con cautela y cuando sintió mi presencia frente a ella levantó lentamente la cabeza. Pude ver su rostro enrojecido, seguramente de haber estado llorando largo rato antes de que yo llegara. Se puso de golpe de pie e intentó marcharse; pero lo evité cogiéndola por ambas muñecas.

-¡No quiero escucharte! - estaba alterada, agitaba los brazos de un lado para otro para zafarse, en vano, de mi agarre - Padre... él ha dicho que nunca dejará que me vaya - comenzó a llorar más fuerte - Como no te presentaste comenzó a decir que todo era una broma para ti y que esto le demostraba lo irresponsable que eras. Siendo una mala influencia para mi también.

-Hanabi-chan...

- ¿Sabes? A veces me siento tan oprimida y controlada que desearía estar muerta.

Las palabras de mi hermana golpearon fuertemente en mi cabeza, jamás permitiría que algo malo le sucediera, en mi interior algo ardió con tanta fuerza que sentía que me consumiría. Apreté fuertemente la muñeca de mi hermana y la arrastré hasta dentro del edificio.

- ¿Hinata que haces? - Hanabi intentaba detenerme - ¡Para!

Entramos y un guardia nos intentó detener el paso.

- ¿Es que no sabes quienes somos? Déjanos pasar. - dije con determinación.

Tanto el de seguridad como Hanabi estaban sin habla, éste se apartó sin decir palabra así que nos dirigí al ascensor y marqué el último piso hacia el despacho de mi padre.

Veía como mi hermana movía la boca en forma de protesta pero no era capaz de escuchar nada. Pronto el ascensor se frenó en nuestro piso donde fuimos recibidas por la secretaria de mi padre.

- S-señoritas - nerviosa se levantó de la silla - ¿En que puedo ayudarles?

- Venimos a ver a nuestro padre. - comencé a caminar pero nos cortó el paso.

- Me temo que no es posible ahora, su padre se encuentra en la sala de reuniones con la junta directiva y ha pedido no ser interrumpido.

- Si, claro - mi hermana cogió mi mano intentando tirar de mí para volver al ascensor - Ya nos íbamos ¿Verdad, Hinata?

Aparté a la secretaría y entré sin llamar, una vez dentro toda la seguridad y audacia que había cogido hace unos momentos atrás parecieron esfumarse; pero no era el momento. Todos los presentes, incluido mi padre, se giraron hacia nosotras por lo que cogí una gran bocanada de aire antes de continuar.

- Padre, necesito que hablemos.

- Lo siento Señor Hiashi - la secretaría estaba de los nervios - Intenté detenerlas pero...

- Si eres tan amable Azumi - en su tono se pudo notar claramente su disgusto - Acompaña a mis hijas hasta mi despacho y que esperen allí.

Dicho esto hicimos lo indicado, llevamos esperando aproximadamente una hora cuando escuchamos voces procedentes del pasillo y a los pocos minutos estaba padre entrando por la puerta. Pasó por nuestro lado siguiendo de largo hasta llegar al gran ventanal, donde dándonos la espalda, observaba el gran paisaje que se veía a través de ésta.

- Padre - dije tras varios minutos de silencio incómodo. - E-estamos aquí hoy para hablar s-seriamente sobre nuestro futuro. - estaba haciendo toda la fuerza posible del mundo para no tartamudear, pero los nervios comenzaban a jugar en mi contra.

- Creí haberle dejado las cosas bien claras a tu hermana. - nos lanzó una mirada por encima del hombro - Os di una oportunidad, la cual desperdiciaste al no presentarte cuando tocaba.

- Me niego a a-aceptarlo.

- He tenido suficiente de tus impertinencias - padre intentó callarme mientras miraba nuevamente por la ventana.

- Yo si que t-tuve suficiente - mis ojos se pusieron cristalinos - ¿De verdad p-piensas que a mamá le hubiese g-gustado que estuviéramos a-así? - al ver que permanecía en silencio seguí - Tu propia hija - miré a Hanabi a mi lado la cual me observa con tristeza - ¿Sabes lo q-que dijo hace un r-rato? Que desearía e-estar muerta.

En un momento me pareció notar cómo a través de su traje, los músculos de su cuerpo se tensaron y sus puños se cerraron. Finalmente se giró y tomó asiento frente a ambas, por lo visto mis palabras surtieron efecto en él, miró momentáneamente un marco de fotos que tenía sobre la mesa de su despacho, en ella pude ver de refilón la foto de mi madre.

- ¿Qué pretendes con todo esto Hinata? - mis ojos se iluminaron de esperanza.

- Y-yo quiero que dejes ir a Hanabi al e-extranjero - tenía que aprovechar la oportunidad - Le han dado una beca de Taekwondo y no tendrás que hacer nada ya que vivirá con su compañera, está todo arreglado, solo tienes que firmar la autorización.

Me miró vacilante unos instantes.

- Está bien - cuando mi hermana escuchó las palabras salir de su boca casi se le desencaja la mandíbula inferior.

- Ni siquiera me dejaste explicarme cuando vine antes y ahora aceptas tan fácilmente... que demonios - balbuceó bajito pero audible a mi lado.

- Pero - continuó, ignorándola - Con la condición que al terminar la preparatoria entre en una universidad de Abogacía y volverás a vivir en la mansión hasta el día de tu partida.

- Hecho - dijo rápidamente Hanabi sin darme tiempo a responder - De todas formas pensaba estudiar eso.

La pequeña sacó de su mochila unos papeles los cuales entregó a Hiashi, los leyó y dejó a un lado de la mesa.

- Ahora retírate Hanabi - le indicó.

- ¿Como? Pero Hinata...

- E-esta bien Hana-chan e-espérame fuera un m-momento - le sonreí para tranquilizarla pero aunque no parecía muy convencida se retiró igualmente.

- Pareces muy decidida a ayudar a tu hermana... Y por lo visto has dejado la universidad ¿Me equivoco? - mi silencio fue tomado como una afirmativa - ¿Qué es lo que planeas hacer de ahora en adelante?

- Yo... - tragué saliva. - Aún no lo sé - comenzaba a ver la decepción en su rostro por lo que me apresuré a seguir hablando antes de que fuera capaz de reprocharme nada. - Es por eso que he venido a hablar contigo, necesito tiempo. Tiempo para descubrirme a mí misma, para aprender lo que me gusta y aclarar lo que quiero hacer con mi vida de ahora en adelante.

- Tienes la solución delante de ti. -abrió los brazos de par en par - Bufete de Abogados Hyuga. Es una de las empresas más prestigiosas y admiradas de todo el país. ¿Acaso sabes cuanta gente mataría por estar en tu lugar?

- Si Otou-san p-pero yo nunca q-quise esto...

- Si no quieres formar parte de esta empresa yo no puedo obligarte - me interrumpió mirando el cuadro de mi madre con ojos cristalinos - Es por eso que, tras demostrar hoy una determinación que no había visto nunca en ti, y pensarlo detenidamente, dejaré que decidas sobre tu futuro.

Casi se me sale el alma del cuerpo al escuchar sus palabras.

- Pero - prosiguió - Con algunas condiciones.

La primera de ellas es que abandonaría la mansión Hyuga de inmediato y tendría que comenzar a valerme por mi cuenta en todo. La segunda condición es que, aunque estuviese fuera de la casa, no habría escándalos ni nada semejante que pudiese mancillar el apellido Hyuga; de ser así él mismo tomaría las medidas necesarias. Y por último, para que firmase la autorización de Hanabi, yo debía renunciar a la herencia y cualquier relación directa con la empresa para siempre.

- Y-yo - me tembló la voz nerviosa - Acepto...

Me acercó un papel y un bolígrafo para firmar la renuncia, lo cual hice.

Pese a haber tomado una decisión tan grande me sentía ligera, como hacía muchos años no lograba. Al salir de allí tomé la mano de Hanabi , la cual no solté hasta llegar al piso de la peli rosada, y le expliqué todo lo sucedido, al terminar tan solo me sonrió pero en sus ojos se denotaba una gran tristeza. Al llegar a casa se lo explicamos a Sakura, que nos esperaba echa una bola de nervios, e inmediatamente accedió a que viviese con ella a lo que di un fuerte abrazo y las gracias por su apoyo total.

Con tanto jaleo el día terminó dando paso a la noche y mientras preparaba la cena Hanabi se acercó tímidamente para hablar conmigo.

- Hina...yo siento mucho lo sucedido, si tan solo yo... tu no tendrías que... - las palabras se ahogaban en su garganta.

La cogí por los hombros, mirándola directamente a los ojos, para que supiera que lo que decía era verdad.

- Si no f-fuera por ti yo no habría sido capaz de d-darme cuenta lo infeliz que era Hana-chan - dicho esto la estreché fuertemente entre mis brazos. - Aparte ser la h-heredera no suena tan mal ¿v-verdad? - bromeé un poco para disipar la tensión del ambiente.

Había firmado la petición porque a Hanabi, pese quisiera estudiar en el extranjero para apoyar a su amiga, siempre le había importado la empresa desde muy pequeña por lo que su nueva sucesión le venía de perlas. Confiaba plenamente en ella y en que sería una magnífica jefa y abogada. Una vez terminamos de comer nos quedamos charlando en la mesa las observé con atención mientras hablaban, asegurándome de grabar el preciado momento en mi mente.

Era el final de una larga etapa que daría comienzo a una nueva vida.

El resto de la semana transcurrió rápidamente. Hanabi, como bien había prometido, volvió a la mansión Hyuga; yo por otra parte había vuelto pero tan solo para recoger todas mis pertenencias. Tenía que admitir que había sido un proceso doloroso que me hubiese costado muchísimo más de no ser por el apoyo incondicional de mis amigas Sakura, Ino y Tenten.

Nos despedimos con mi hermana, aún faltaba para su viaje así que no era una despedida definitiva, y me marché. Tras cerrarse el portón eché un último vistazo a la mansión, la cual estaba inundada de recuerdos hermosos y dolorosos por igual, y me subí al coche de Tente.

- ¿Tienes todo? - preguntó a mi lado.

- Si...

Segura de que la morena pudo notar la tristeza en mi voz subió la música de volumen y bajó la ventanilla a mi lado, dejando entrar la agradable brisa. Como era Sábado y no habían clases Sakura e Ino se habían quedado en el piso ordenando un poco las cajas mientras Tenten y yo cogíamos las últimas de mi antiguo hogar. Al entrar al apartamento una cabellera rubia corrió hacía mí y me recibió exaltada, cogiéndome por los hombros y zarandeándome; haciendo que casi tirase las cosas que llevaba en las manos.

- ¡Hinata! A que no adivinas quién vino hace un rato - me decía con voz picara.

- ¡Déjanos pasar que esto pesa! - Tenten se quejó detrás mío.

De golpe apareció Sakura y le propinó un golpe en la cabeza a la Yamanaka liberándome.

- ¡Cálmate, cerda! - suspiró - Ha venido Gaara preguntando por ti, parecía preocupado ya que no respondes tu teléfono hace días, así que me tomé la libertad de contarle que se te rompió y aún no tienes uno nuevo.

¡Gaara! Con todo el jaleo había olvidado que me había llamado y entre las mudanzas y todo aún no había sacado tiempo de reparar el teléfono o visitarlo en la cafetería.

- G-gracias Sakura-chan, ¿dijo a-algo más?

- Que si te querías casar con él - bromeó Ino, pero pese a saber que no había dicho eso no pude evitar ponerme como un tomate de pies a cabeza.

- Gaara... ese nombre me suena - la castaña se quedó pensativa.

- En fin, que cuando puedas pases por la cafetería que necesita hablar contigo.

- Anda... ya que vino hasta aquí podría haberse quedado a la fiesta - dijo Ino.

- ¿F-fiesta? - miré a mis amigas que suspiraron ante las palabras de la rubia.

- Siempre arruinando las sorpresas - Tenten se quejó y me hizo dejar las cosas en el suelo para luego taparme los ojos; arrastrándome hasta el comedor.

- ¡Sorpresa! - gritaron las tres a la vez mientras disparaban unos pequeños cañones de confeti.

- ¿Y e-esto? - habían decorado todo con globos y llenado la mesa de comida y bebidas.

- Ahora, oficialmente, estás instalada en tu nueva casa - Sakura me entregó unas llaves con un lacito - Aquí tienes una copia para ti.

Si de por sí la fiesta de bienvenida había sido una sorpresa, lo fue aún más cuando vi que habían comprado un juego para cantar Karaoke, a lo que no pude evitar reír. Jugamos hasta que los vecinos empezaron a quejarse de los gritos que daban Sakura e Ino, las cuales habían bebido algunas cervezas, así que recogimos todo y nos fuimos a dormir.

Antes de cerrar los ojos observé a mis amigas, dormían plácidamente, arrancándome una sonrisa del rostro. Aprovecharía el día de mañana para ir a hablar con mi amigo, el cual había dicho que tenía algo que comentarme, y quizás de paso si se presentaba la oportunidad aprovecharía para disipar ciertas dudas que Kiba había cultivado en su interior.

Continuará...

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Muchas gracias nuevamente a todos los que leéis y por la paciencia entre actualizaciones. Espero os haya gustado el nuevo capitulo 3

Nos vemos pronto!