Capítulo 3
El cansancio era evidente en todas. El cómo habían llegado hasta el edificio no había resultado un día de campo, afortunadamente cada vez había menos zombies y al llegar a su destino prácticamente no había ninguna amenaza que les interrumpiera el paso.
Tomaron prestadas las colchonetas de educación física y durmieron en las aulas del penúltimo piso, esa travesía también las tenía exhaustas dando como resultado que el sueño las reclamara inmediatamente.
Durmieron plácidamente hasta que la luz del nuevo día despertó a Akemi Homura quien miró a su alrededor y suspiró al notar que la soul gem de Madoka continuaba reluciente. Era como si nada hubiera ocurrido la noche anterior, como si solamente hubieran planeado una pijamada en la escuela.
Echó un vistazo por las ventanas esperando no encontrarse con la ciudad destrozada y una horda de muertos vivientes amenazando con entrar a las instalaciones; sin embargo, todo estaba tranquilo. Se podía ver algunos transeúntes madrugadores saliendo a trotar, algún auto volviendo a casa luego de una larga noche. Un día normal a todas luces.
-Des… ¡Despierten!
La desesperación en su voz les hizo imaginar lo peor, incluso se arrepentían de haber dormido tan plácidamente cuando la ciudad estaba en problemas.
-¿Llegaron los zombies? –Preguntó la más pequeña mientras tallaba sus ojos tratando de despejar el sueño.
-No, parece que tendremos clases.
-¡Mierda! –Exclamó la peliazul. –No hice mis deberes
-¿Es lo que te preocupa? –Madoka la veía incrédula. –Yo tengo miles de mensajes y llamadas perdidas de mamá
-No sé a qué viene toda esa desesperación. Deberían faltar a clases hpy y ya está.
-No contamines a estas inocentes niñas. –Sonrió Tomoe Mami. –Debemos asistir a clases y asumir nuestras consecuencias.
La conversación tenía todo el sentido del mundo. Si los muertos vivientes habían desaparecido ¿para qué molestarse?
-Um- La pelinegra se hizo escuchar. –Rara vez puedo ver a mis padres y prácticamente vivo sola, pero los últimos años hubo ocasiones en las cuales me arrepentí de no haberme despedido de ellos.
Cerró sus ojos intentando olvidar las ocasiones en las cuales había luchado en contra de la Noche de Walpurgis y repetidamente ver su casa reducida a cenizas… y sincerándose un poco, también quería olvidar esas madres desesperadas buscando a sus hijas sin saber que éstas se habían convertido en brujas y decenas de veces ella junto con el resto del holy quintet habían terminado con ellas.
-¿Qué intentas decir? – Preguntó Sayaka con una desconfianza que se había convertido en algo habitual para Homura.
-Que deberíamos ir a casa a pesar de que ellos se enojen porque faltaremos a clases o porque pasamos la noche fuera sin avisar. Los zombies de ayer fueron reales.
-Vayan a casa. –Sakura Minamoto solo las había observado durante los últimos cinco minutos y ahora sonreía con tristeza. –Me hubiera gustado pasar más tiempo con mamá o incluso una mejor despedida.
-Tienen que ir con sus familias. –La rubia miró fijamente a Madoka y Sayaka.
-¡Hey! –Sakura Kyoko parecía adivinar el pensamiento de Mami. –No estarás pensando en atender las clases, ¿o sí?
-No tengo una familia a la cual visitar… -Sonrió y evitó la mirada de todas.
-Tienes una hija nueva. –La pelirroja señaló a la pequeña que se aferraba al brazo de Mami. -¿Por qué no la acompañas al hospital? Pasó la mitad de la noche llorando porque quería ver a su madre.
-¿Y tú qué harás? –preguntó sin decidir si se sentía irritada porque Kyoko la conocía tan bien y le había arruinado su momento de represión; o conmovida por darle una familia en menos de cinco segundos.
-Viajar hasta Kazamino es un fastidio. –Observó a Minamoto quien parecía ansiosa. –oye, ¿Tú quieres volver a tu casa?
La recién aludida sacudió con la cabeza con fuerza. El solo pensamiento de volver al lugar donde se encontró con su madre convertida en un zombie… Sacudió nuevamente la cabeza para quitar esa imagen de su mente.
-Nos quedaremos a limpiar este lugar. –Decidió. –Además alguien debe cuidar a los estudiantes en caso de cualquier ataque sorpresa.
-De acuerdo, pongámonos en marcha. –Anunció Tomoe Mami. –Y por favor, envíen un mensaje si notan algo extraño.
Madoka Kaname abrió con precaución la puerta de su casa. Sentía que sus manos le hormigueaban y podía jurar que el estómago se le saldría por la boca. Estaba aterrorizada y muy en el fondo sabía que no era exactamente por pensar que su familia se había convertido en zombie. De hecho, esa posibilidad nunca había pasado por su mente.
De hecho, sabía que podrían sobrevivir incluso a ese tipo de apocalipsis gracias a la intuición de su madre. Desde que tenía memoria recordaba todas aquellas veces que había salido airosa, incluso cuando ella y Tomohisa se quedaron sin empleo; se las arregló para que la familia se mantuviera unida y sobreviviera la crisis; incluso esto le hizo reestructurar los roles de su familia, iniciando un huerto para no tener que preocuparse nunca más por el alimento. Los zombies serían pan comido para ella.
Por eso no tenía miedo de que los hubieran atacado. Más bien temía a la tunda que su madre le daría por no avisar dónde demonios había pasado la noche.
-Tadaima. –Dijo como de costumbre y por educación.
-¡Madoka! –La preocupada madre de la pelirrosa se arrojó a abrazarla. –No sabes lo preocupada que estaba.
-Lo siento mamá, no pude avisar…
-Pensé que ellos te habían hecho daño. –Sollozó. –Pensé que no respondías mis llamadas porque ellos te mordieron.
-¿Los viste? –Preguntó incrédula. El que no se hubiera encontrado con ninguno le dio la impresión de que habían desaparecido, o que incluso lo habían imaginado.
-Estaban por todos lados, incluso no pude tomar el metro. Y volví a casa corriendo para asegurarme que todos estuvieran bien, pero tú no estabas… -Cayó al suelo de rodillas, no había dormido en toda la noche y el alivio de tener a su hija de vuelta en casa terminó de consumir sus fuerzas. -¿Dónde pasaste la noche? ¿Estás bien? ¿Te atacaron?
Madoka no se sentía cómoda respondiendo todas esas preguntas, especialmente la última "claro mamá, de hecho peleé con ellos toda la noche al lado de mis amigas adolescentes y una niña de unos ocho años hasta que Mami y las chicas decidimos que consumiría toda nuestra magia, así que decidimos pasar la noche en el instituto"
-Huímos hacia el instituto, ahí estuvimos a salvo de la amenaza. –Respondió mientras intentaba no revelar nada sospechoso.
-¿Había más personas contigo?
-Sayaka-chan, una senpai, Homura-chan…
El frío del apartamento le dio la bienvenida. En ningún momento se le ocurrió mencionar que este día también se encontraría sola, sus padres estaban de viaje así que descartó la idea de avisar que estaba bien. ¿Cuándo había sido la última vez que los vio?
Y no se sentía capaz de culparlos por su constante ausencia. Entendía que se había salvado gracias a los tratamientos modernos de la medicina, mismos que no eran nada baratos; así que tenía todo el sentido del mundo que su padre fuera a trabajar al extranjero y su sueldo se invirtiera casi exclusivamente en pagar las cuentas del hospital.
¿Cómo podría Homura culparlos por no estar?
Más bien se sentía culpable por haber nacido con un corazón tan débil. Culpable por causar que la familia no pudiera festejar navidades o cumpleaños, ojalá nunca hubiera nacido.
Pero, si no hubiera nacido ¿Quién podría salvar a Madoka del cruel destino al cual la había condenado el incubator?
En una profunda inspiración, tomó aire y recordó la razón por la cual había vuelto a casa. Ahí, dispersos por toda la sala estaban todos los documentos fruto de su investigación: expedientes que confirmaban la importancia de las chicas mágicas en la historia, desde las cavernas hasta la época actual. Todas habían luchado en momentos clave, y perecieron dando como resultado una vida más próspera a la humanidad, esperanza.
Así que había vuelto a ver esas evidencias para recordarse que por esa esperanza valía la pena alargar la vida al universo. Pues en ese universo vivía la persona que le había devuelto las ganas de vivir.
-Pensé que acompañarías a Kaname Madoka a su casa. –Homura no pudo evitar sentir repulsión por aquella voz. Podría soportar el tono despectivo de Sayaka al llamarla "estudiante transferida", pero después de ir tantas veces al pasado, todo lo relacionado al incubator le hacía sentir nauseas.
-¿Qué es lo que quieres? –Preguntó con desconfianza.
-Disculparme. –Esta declaración tomó por sorpresa a la pelinegra.
-¿Eh?
-Entiendo que reacciones de esta forma, Akemi Homura. –El pequeño animal blanco esbozó una sonrisa, misma que causó escalofríos a la chica. –¿Podrías guardar tu arma por favor? –Pidió al notar que Homura se preparaba a atacar.
-Desde hace tiempo sé que los de tu raza son peligrosos, quizá debería dedicarme a cazarlos de ahora en adelante. –apuntó el revólver hacia el animal.
-Deberías guardar tu armamento para los zombies, y la Noche de Walpurgis ya que estamos. No soy para nada una amenaza si consideramos todo lo que nos rodea ahora mismo.
-Pe…pero no había zombies esta mañana.
-Eso es gracias a la movilización de las chicas de Kamihama.
-¿Kamihama?
-Así es, ¿Acaso creíste que Mitakihara es el centro del mundo? –dijo con cierto grado de sarcasmo. –A estas alturas debes saber que hay chicas mágicas en toda la Tierra, y a diferencia de Mitakihara, en Kamihama han logrado unificarse. Bajo el liderazgo de Iroha Tamaki rastrearon el lugar de partida del metro y lograron mantener a raya a los zombies que aparecieron, por eso es que pudieron llegar a salvo a sus casas.
-Bien. –suspiró al escucharle, si bien ella se había asegurado que Madoka llegara a casa antes de volver a su apartamento, el que kyubey lo constatara solo podía significar que se encontraba a salvo. – Entonces, ¿Por qué es que viniste a disculparte?
-Oh, por un momento lo había olvidado. –Agachó su cabeza. –Yo concedí el deseo de Minamoto Sakura. –La voz del incubator sonaba ¿apenada? –Verás, no soy un kyubey completo. En apariencia luzco como cualquiera de ellos, pero tengo un razonamiento propio e incluso muestro empatía en algunas ocasiones.
-Lo que me dices no tiene sentido.
-Lo sé. Pocas han sido las ocasiones en que contamos a los humanos nuestras características o siquiera nuestra misión. –Sonrió. –Nuestra misión se limita a cerrar contratos y con ello incubar brujas para conseguir grief seeds: la mayor concentración de energía que puede guardarse para salvar al universo. Los incubator no tienen emociones, somos una especie con alto nivel de razonamiento pero pocos podemos mostrar empatía o alguna de las emociones tan comunes en la humanidad. Solo los kyubey con enfermedades mentales pueden tener sentimientos.
-Así que eres uno de ellos. –Adivinó.
-Si. –Suspiró con pesar. –Pero quería ayudar a mi especie a mantener vivo el universo y vencer la Entropía. Así que fingí ser normal y he cerrado contratos durante algunos siglos. Nunca hubo problemas con las chicas mágicas que surgieron, o sus brujas; pero tampoco me había cruzado con una potencial void por lo que…
-¿Void? –Interrumpió el sermón de la rata.
-¡Vaya! Es verdad que ustedes los humanos nunca preguntan nada hasta que el mundo se les viene encima. –Tomó aire. –Las void son chicas mágicas que pidieron un deseo potencialmente destructivo, de nada nos sirve destruir una ciudad cuando está llena de chicas mágicas o niñas que podrían convertirse en chicas mágicas. Tampoco podemos desperdiciar la energía de alguien que deseó morir… sus deseos eventualmente se verán cumplidos de todas maneras, pero todos debemos ganar algo. Así que la solución es proveer de magia a aquellas chicas, aunque no tengan algún talento de pelea. Podría decirse que están vacías, pero siguen siendo de utilidad.
Al escuchar la explicación, Homura sintió ganas de ahorcar al incubator. ¿Cómo es que podía hablar tan fácilmente del uso que se les daba a las chicas mágicas? "siguen siendo de utilidad"
-Hey. –Adivinó la línea de pensamiento de la pelinegra. –Yo no hice la clasificación de chicas mágicas ni las leyes del karma. Solo soy un simple instrumento para mantener vivo el universo y me estoy limitando a explicar algo que nunca se les ocurrió preguntar… Como sea, debí asegurarme de que Minamoto Sakura no tuviera algún poder y no devolver la vida a su madre, ahora solo me queda pedir disculpas antes de ser desechado.
-Es difícil disculpar a alguien de tu especie.
-Lo sé, pero al menos debía intentarlo.
-Bien… ¿Y ya te disculpaste con el resto?
-No tendría caso. Tú eres la constante en las paradojas que he logrado ver, incluso evitaste la catástrofe de Mikuni Oriko.
-¿Oriko?
-Ah, entonces aún no sucede jajajaja. Lo siento, no debí darte información innecesaria –Sonrió de algún chiste interno. –Como sea, no es que me vaya a afectar mucho y tampoco es como si los incubator pudieran ver más de lo que la razón les permite ver. Akemi Homura, lamento esto que provoqué… ya no te quitaré tu tiempo, deberías ir con Madoka. No creo que pueda luchar sola contra la bruja tipo agua.
Kyubey dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la oscuridad, desapareciendo por completo de la habitación.
-¿La bruja tipo agua? –Repitió Homura en voz alta y las palabras evocaron el recuerdo de una sirena lanzando enormes ruedas de metal.
"Mierda"
-Madoka… no creo que la familia de Miki-san… –Dijo con cautela y decidió no terminar la frase –¿Te aseguraste de que Sayaka llegó a salvo a casa?
-Ella envió un mensaje diciendo que había llegado y todo estaba en calma.
-Llámala otra vez, quizá aún podamos salvarla. –Lo que Kaname Junko no estaba diciendo es que se había encontrado con la madre de Sayaka de camino a casa, de hecho fue el último zombie al que vio a la cara.
La falta de respuesta en el teléfono de Madoka se los dijo todo.
Gracias por leer.
Aprovecho para disculparme porque no puedo prometer que este fanfic tenga yuri (aunque tampoco lo descarto ya que suelo escribir, leer y vivir el yuri).
Esta historia surgió mientras hacía teorías acerca del contexto que rodea a la franquicia y surgió la idea loca de un apocalipsis zombie. Acepto que shippeo a MadoHomu y amo los fanarts, así que si el desarrollo de la historia permite un desarrollo romántico no lo voy a detener.
Se incluyen personajes del spinoff Magia Record porque luego de jugarlo por 4 años también me encariñé con esos personajes.
Nuevamente, gracias por leer
