CAPÍTULO 5: ¿CÓMO EN EL ORIGEN?

[LUNES POR LA NOCHE]

[LONDRES]

Aziraphale se personificó con la mirada furibunda y la preocupación a flor de piel, frente a él estaba el apartamento vuelto un campo de batalla. Plantas mutiladas por doquier, muebles en llamas, tazas quebradas y cristales rotos por todo el suelo mezclados con la tierra de las macetas destruidas. El infame doppelgänger gritaba iracundo escupiendo fuego y espinas sobre Crowley que intentaba defenderse a duras envolviéndose con sus alas. Los cuernos del exInfernal ya comenzaban a asomarse por entre su melena roja. La imagen enojó lo suficiente al ángel regordete, en un instante chasqueó los dedos levantando una sólida pared entre el espectro maligno y su demonio. Avanzó firme comenzando a abrir sus alas.

— ¡Cierra los ojos, querido! — se impuso, el pelirrojo obedeció en el acto al tiempo que se acurrucaba cubriéndose con sus alas (y al gato que tenía en sus brazos, al cual también le cubrió los ojos).

— ¡QUIERO A MI PERRO! — chilló la aparición.

— ¿¡Cómo te atreves a lastimar a MI demonio!? — la voz angelical y calmada de Aziraphale se distorsionó amenazando con liberar su verdadera voz astral, el edificio completo junto a la calle temblaron con las últimas sílabas —. ¡Niño malcriado! — las alas brillaron como luz de día.

— ¡¿Y QUÉ HARÁS, ÁNGEL GORDO, TORPE Y SUMISO?! — el doppelgänger emitió una risa maligna tan dañina que el pobre cuadrúpedo atigrado y naranja chilló en los brazos de Crowley distrayendo por un instante a Aziraphale, quien fue atacado por la aparición.

Una ráfaga de fuego intentó golpear al ángel, este se defendió con un fuerte aleteo de sus alas, estas brillaron ahora con la intensidad de tres soles, la apariencia humana de librero bonachón se craqueló como una grieta en porcelana, dejando ver más de dos ojos, el exCelestial estaba muy molesto y además ofendido. ¿Sumiso? ¿Él, sumiso? ¡Se había rebelado contra el Cielo por la humanidad! ¡Nadie, y menos un mocoso y su rabieta, tenían el derecho de llamarlo sumiso!

— ¡Lárgate, mala copia de Adam! ¡Lárgate o…!

— ¿O QUÉ, GORDINFLÓN? ¿VAS A DARME NALGADAS? — rió nuevamente.

— ¡O llamaré a tu padre y le cobraré todo este desastre!

Las palabras fueron tan certeras y efectivas que todo el catastrófico despliegue sobrenatural perdió fuerza, el espectro vaporoso de ojos rojos perdió sus colores y su cara formó un gesto de genuina preocupación.

— N-NO TE ATREVERÍAS… — dudó.

Aziraphale chasqueó sus dedos y un móvil se materializó en su mano derecha con el número de teléfono ya en pantalla. Y para que no hubieran dudas pulsó llamar acomodando sus alas, calmado ahora que tenía el control de la situación. El espectro aguardó en silencio.

— "Aló" — habló la madre de Adam desde el aparato.

— Buenas tardes, mi dama — el de pelo blanco habló fuerte y claro, el pánico juvenil subió desde la boca del estómago hasta el rostro del ente etéreo —. ¿Se encontrará el señor Young?

No fue necesario un segundo más, el doppelgänger escapó del lugar en el acto y nuestro ángel cumplió su palabra de inmediato colgando la llamada. Suspiró intentando controlar su enojo, acomodó sus ropas restaurando su suave apariencia humana. Seguido a esto, corrió al auxilio de Crowley.

— Oh, querido, ¿estás bien? — extendió su mano para ayudar al pelirrojo a pararse del suelo tras la nueva pared creada para su protección.

— Demonios, ángel. Eres de temer — le sonrió genuinamente, recibiendo el gesto agradecido.

Al levantarse, fue imposible para el librero no ver al felino asustado afirmado entre el pecho y el brazo libre del exInfernal. Curioso lo quedó mirando, por otro lado, Crowley quedó fascinado y sorprendido a partes iguales al ver que la luz divina de su amigo había derretido los cristales, apagado el fuego y dejado una sombra permanente del espectro sobre las paredes. El demonio silbó aliviado de que su ángel se hubiera controlado lo suficiente o también él habría sido afectado de mala manera por aquella luz.

— Pedazo de mocoso de mierda, ¿qué carajos fue todo eso? — soltó el pelirrojo, liberando al gato sobre el suelo. Aziraphale contestó sin apartar la mirada curiosa del felino de pelo corto.

— No estoy del todo seguro, la joven bruja no alcanzó a mencionar mucho antes de que el doppelgänger de Adam nos atacara a Newton y a mí en la librería.

— ¿Quién mierda es Newton?

— El joven esposo de Anathema, la bruja de Tadfield, ¿no recuerdas? — seguía sin apartar los ojos del gato, quien ya se estaba poniendo muy incómodo. Crowley ignoró por completo la explicación, no le había prestado atención a ninguna bruja, mucho menos a su esposo. Nuestro ángel dejó escapar un suspiro corto y entornando los ojos, habló mirándolo directamente a sus ojos de serpiente —. La jovencita que atropellaste con tu carro.

— Aaahhh, ella. ¿Es bruja? — Aziraphale no quiso replicar nada, solo se limitó a cruzarse de manos cambiando el tema.

— ¿Quién es él? — preguntó por el gato.

— No lo sé.

— ¿Cómo que no sabes? Acabas de salvarle la vida y no parece maltratado como tus plantas.

— Significa que no sé su nombre, no le he preguntado — contestó todo de golpe con su típico tono molesto y cortante.

Antes de que pudiera decir algo más, el ángel ya se había agachado a saludar cordialmente al pequeño mamífero naranja. Preguntó su nombre y cómo había llegado hasta allí. El felino se miró con su nuevo tutor solo un momento, mas fue suficiente para que ambos lograran comunicarse, las pupilas de Crowley gritaban un "te quedas sin casa si hablas de más" y los ojos verdes del gato contestaron un "no pruebes mi lealtad, demonio". Con un par de maullidos cortos y uno largo, el cuadrúpedo contó su historia omitiendo que Asmoedus lo había recogido de la calle fría donde se había criado y le había dado una nueva casa con demonio incluido, fingió no recordar cómo había llegado al departamento.

— ¿Y tú nombre, pequeño amigo? — el gatito maulló su nombre completo con orgullo —. ¡Oh, pero qué buen nombre! — se alegró, el ángel.

— Nah, no pienso llamarle así. Te diré Gato, no pidas más — bufó el pelirrojo. Al felino no pareció importarle, pero Aziraphale frunció el ceño, molesto —. ¿Doppelgänger? — volvió al tema —. ¿Ese espectro era un simple doppelgänger?

— ¿Y cómo es que un demonio como tú no pudo detener a un "simple" doppelgänger? Porque te veías en bastantes problemas antes de que yo intercediera — se irguió algo indignado.

— Bah. Solo me pilló desprevenido, nada más.

Crowley milagreó un par de lentes oscuros para cubrir sus ojos, sin embargo, el milagro maligno salió mal por alguna razón (cof cof, la maldición) y unos brillantes lentes de stripper con forma de estrellas cayeron sobre su cara.

— Oh, qué lindos. Como los de Elton, ¿no? — se suavizó el exCelestial.

Enojado, Crowley los aventó contra el suelo e intentó reparar el daño del apartamento. Está demás mencionar que también salió mal aquel milagro demoníaco y que ambos seres supraterrenales más el gato tuvieron que salir corriendo del lugar en cuanto el pelirrojo chasqueó los dedos, pues el lugar comenzó a inundarse a un nivel Jumanji.

Una vez fuera, Aziraphale, tosiendo empapado, miró extrañado a su demonio.

— ¿Qué acaba de suceder?

— Nada, solo no me salieron unos milagros.

— ¿No será por la maldición de Adam?

— Naa — zanjó el tema, intentó secarlos a todos cuando el de cabello blanco lo detuvo posando su mano sobre él.

— Mejor yo me encargo, querido.

Una vez secos, el regordete puso al día al demonio-serpiente y a su nuevo gato. Debían ir a Tadfield cuanto antes, Crowley no estaba muy de acuerdo pero no tenían realmente de otra, milagreó mal otro par de lentes de stripper (esta vez de corazones) y decidió ir a buscar un par "de su estilo" a su Bentley, no obstante, el vehículo se negó a obedecerlo. Cerró todas las puertas y puso "Don´t Stop Me Now" a todo volumen, ignorándolo. Definitivamente este no estaba siendo el día del pobre demonio. Frustrado, se llevó la mano a la cara.

— Tranquilo, cariño. Newton llegará en cualquier momento y nos llevará donde Adam. Resolveremos esto pronto, ya verás.

Dulcemente el ángel posó una mano a cada lado del rostro del demonio, este pareció olvidar cómo respirar al tenerlo tan cerca. Aziraphale sonrió irradiando paz, luego transformó los vistosos lentes de corazón en los típicos lentes de sol que el pelirrojo usaba.

— Listo, ahora son como los que te gusta usar. Aunque me gustan mucho más tus ojos naturales que estos cristales oscuros — se sinceró sin aún sacar sus manos del rostro de su amigo.

En una movida arriesgada, Crowley, tragando saliva y miedo, cogió al librero por las muñecas.

— Ángel… — dudó.

— ¿S-sí? — el peliblanco estaba nervioso sin entender por qué.

— Hace mucho tiempo que quiero decirte algo…

— Te escucho.

— Yo…

Todo el valor reunido para aquella esperada confesión se esfumó de golpe al ver el carro de Newton estacionarse derrapeando estrepitosamente. Aziraphale se giró a ver al recién llegado.

— ¡Joven Pulsifer! — se liberó de las manos de Crowley para ir al encuentro del joven —. Ahora podemos ir todos a Tadfield — El pequeño animalito maulló preocupado por su nueva situación de calle. Alegre, el ángel, milagreó un hermoso arnés rosa con alas de vinil iridiscente sobre el felino —. ¡Listo! Ahora… — abrió la puerta de atrás del vehículo de Anathema, el gato trotó hasta subirse de un salto, no pensaba quedarse atrás —. ¡Todos a bordo! — sonrió con sus ojos celestes llenos de ternura al ver al felino tan bien vestido.

— Yo conduzco — espetó frustrado, Crowley.

— ¡NO! — gritaron al unisono el exCazabrujas y el ángel.

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[CAMINO A TADFIELD]

Para ser alguien a quien no se le daban bien las máquinas, el auto clásico (y totalmente mecánico) de Anathema se daba por completo con el exCazabrujas, el joven Newton apretaba el acelerador a todo lo que daba al tiempo que nuestro querido ángel milagreaba rutas sin carros y quitaba a las potenciales víctimas de atropello del camino. Crowley se habría quejado todo el viaje de no ser porque el muchacho tenía talento para conducir como un Infernal. Parecía que iban a poder llegar de un solo viaje si no fuera porque al demonio-serpiente le atacaron unas nauseas terribles a unos kilómetros de Tadfield. El coche frenó violentamente a un costado de un tupido bosque para que el pelirrojo pudiera bajarse a vomitar. Aziraphale amablemente bajó los niveles de inseguridad de Newton, que se culpaba de haber "mareado" al exInfernal por su "mala conducción". Le explicaba que lo había hecho de maravilla y que Crowley estaba descompuesto desde la maldición de Adam.

El ángel, al notar que su amigo no iba a volver de inmediato (pues estaba vomitando lava a un costado de un roble), decidió aprovechar de estirar las piernas junto al pequeño felino.

— ¿A dónde va, señor Fell? — preguntó ansioso, el humano.

— ¿Para dónde carajos vas? — espetó aún a mal traer, Crowley.

— A estirar las piernas — sonrió alegre.

— Esto no es un puto viaje de ocio, áng-

El pelirrojo no pudo terminar sus protestas, las nauseas volvieron obligándolo a vomitar más lava y fuego a casi cuatro patas. Aziraphale escondió una pequeña risa que habría encabronado aún más a su amigo, y junto al gato y su arnés siguieron adentrándose en el bosque.

— Sé que no es un viaje cualquiera, contigo nunca lo es — aclaró pomposo —. Además, él necesita ir al baño y caminar un poco, ¿verdad, amigo?

El gato naranja le dio la razón con una reverencia corta y la cola bien en alto.

Unos metros dentro del espeso bosque, el ángel soltó al animalito para que tuviera algo de privacidad, caminó con las manos apoyadas en su panza mirando la hermosa creación a su alrededor… hasta que la sintió cerca. Alerta y muy nervioso, Aziraphale miró para todos lados confirmando que ni Crowley ni Newton estuvieran cerca, al gato ya podría convencerlo de no mencionarla.

— ¡Señor Aziraphale! — saludó sudada y con las mejillas coloradas, Sophil. Sostenía un abanico que agitaba vigorosamente, resoplaba acalorada y ya solo traía encima una playera negra con un dibujo anime, su falda color insípido y unas cómodas zapatillas deportivas.

— ¡Válgame el Cielo, niña! ¿Qué te ocurrió?

— Ay, señor Aziraphale…

— Ah, puedes llamarme Aziraphale a secas, cariño.

— Oh, muchas gracias, señ- Lo siento, gracias Aziraphale.

Ambos ángeles se sonrieron muy alegres y complacidos.

— ¿Y qué te trae por aquí, mi niña? — preguntó el regordete intentando disimular los nervios que tenía de que alguien los viera juntos.

— ¡Oh, cierto! Se- — Aziraphale la miró con reproche y la dulce ángel, menos acalorada, se corrigió —. Aziraphale — el ángel mayor sonrió orgulloso —. El Cielo está ardiendo.

— ¿¡Que QUÉ!? — las palabras de Sophil le quitaron por completo la tranquilidad.

— Que el Cielo está ardiendo… bueno, no literalmente — aquella corrección le permitió al pobre librero suspirar recuperando el color —. Los termostatos de los aires acondicionados fueron vandalizados por una entidad maligna, nunca habíamos visto algo así.

— Ay, cómo me asustaste… ¿Entidad maligna?

— Sí, señor. Un doppelgänger, uno muy poderoso. El señor Gabriel dijo que jamás habían visto uno así.

— ¿En el Cielo?

— Sí, subió por la escalera de emergencia, apareció gritando que quería a su perro y luego se cargó todos los termostatos. Yo estaba en los archivos celestiales revisando si había información para ayudar al amigo del amigo de su amigo y…

— ¡¿Descubriste algo?!

— No, se- Aziraphale. No aún. No pude ver todos los archivos, hace demasiado calor allí. ¿Sabía que los ventanales del Cielo simplemente no se abren? — la muchacha Celestial se encogió de hombros, decepcionada, mientras su interlocutor la miraba con sorpresa —. Solo están ahí de bonitos. Aunque ya mandaron a buscar a los de mantención, pero yo no podía quedarme ahí. Si no llegan pronto habrá sopa de ángel lloviendo desde el cielo.

— Lamento mucho haberte pedido tanto, querida.

— No, no se preocupe. Solo bajé a preguntarle si sabe algo de aquel poderoso ente maligno, digo, usted es más terrestre que Celestial ahora, quizás sabía algo — Aziraphale negó rápidamente con la cabeza, apretando los labios, evitando el contacto visual. Sophil lo miró de reojo por un momento —. Bueno, si sabe a quién pertenece ese espectro, vaya y dígaselo a alguien, porque ya burló todo protocolo y tiene a los arcángeles echando humo… La señora Michael ya está comenzando a armar chismes sobre el infierno y sus "planes malignos" contra los ángeles… ¿Usted cree que sea verdad?

— ¿Qué cosa?

— Que ese doppelgänger es un plan infernal para declararnos la guerra. Un arma hecha por ellos.

— Oh, Dios, no. Digo, no lo creo.

— ¿Podría preguntarle al amigo de su amigo?

— ¿¡Quién te contó de ese carnero!? — se exaltó el librero al recordar al "amigo de su amigo", Asmoedus.

— ¿Qué carnero?

— Ahh… — el ángel notó su error —. No… nada. N-no te preocupes, yo le preguntaré al amigo de mi amigo.

— … de su amigo.

— Eso, exacto.

— Gracias. Si va a haber guerra me gustaría enterarme antes, ya sabe para estar preparada.

El peliblanco comenzó a sudar en frío, preocupado ante las consecuencias que la rabieta de Adam estaba causando. Esto se estaba poniendo color de hormiga muy pronto.

— ¡Ángel! — gritó Crowley demasiado cerca para el gusto del exCelestial.

— ¡Ah! — se sobresaltó al escucharlo llamarle —. Oh, cómo pasa el tiempo — soltó dando un par de palmadas para avisarle al gato que se acercara —. Bien, mi querida… — Sophil estaba algo confundida —. Fue un gusto verte… tan pronto — el gato llegó al trote y se quedó observando muy curioso a la ángel, ella alegre lo saludó brillando de ternura —. Gracias por todo lo que haz hecho… — cogió al felino en brazos, este no apartaba sus grandes ojos verdes de la Celestial.

— Oh, no se preocupe. Debo admitir que también bajé a darme un respiro de tanto calor, antes que se vuelva un infierno — rió genuinamente, sin embargo, Aziraphale no la pudo acompañar, Crowley estaba ya demasiado cerca de ellos.

— ¡Ángel! ¿¡Dónde mierda te metiste!?

Sophil se giró extrañada hacia la voz de nuestra serpiente.

— Alguien maligno viene — se puso alerta.

— Emmh, quizás algún CEO o político — el gato miró al ángel incrédulo de tanta mentira.

— Mh, sí, puede ser — se relajó la muchacha —. Bien, seguiré buscando la información que necesita…

— ¿De verdad? — los ojos azulados le brillaron ilusionados.

— Claro que sí… Aziraphale — silabeó orgullosa, la morena. Por fin había logrado evitar el "señor". Todo un triunfo para un ángel administrativo —. Bueno, ya sabe, si sabe algo sobre aquel jod… — por poco e insulta —. ...aquel tonto espectro maligno, me avisa.

— Por supuesto, mi niña.

— Dígame Sophil.

— ¡ÁNGEL! — chilló malhumorado, Crowley, a pocos metros de los ángeles.

— Claro... — se forzó a sonreír casi en pánico —. Claro, Sophil — le guiñó nervioso un ojo.

— Nos vemos, entonces.

— ¡Ángel, aquí estás!

Crowley apareció por entre unos arbustos, furioso. El librero se giró a verlo completamente asustado, no quería que su demonio se enterara de que él estaba consultando con el Cielo. No sabía porqué pero no quería verse tan poco "honorable" en su exilio, más que mal, se suponía que ambos habían renunciado a sus lados para nunca más volver, ¿no? Que lo pillara secreteando en medio del bosque con una ángel tan buena se podía malinterpretar como que él estaba intentando volver al Cielo o peor, ponerse al día con los Celestiales sobre los chismes que tanto extrañaba. Aunque la preocupación se apagó rápidamente.

— ¿Qué tanto hacías que te tomó tanto tiempo?

El peliblanco miró sorprendido a su alrededor, la ángel se había marchado justo a tiempo, dejando un dulce olor a postre de caramelo.

— Aquí huele a bondad — sacó la lengua algo asqueado —. ¿Milagreando ayudas, ángel? — preguntó cortante, aún molesto.

— No sé de qué hablas.

Abrazó al felino naranja en un intento de que este no comentara nada de lo que había visto, y a paso rápido volvió al vehículo con el pelirrojo tras él, con una ceja alzada ante el raro comportamiento de su amigo.

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[TADFIELD, casa de verano de Anathema y su esposo]

Los ELLOS estaban al borde del colapso nervioso para cuando llegó Newton junto a los dos supernaturales entes. Llevaban ya una hora discutiendo sobre cómo iban a disimular la inconsciencia del exAnticristo; Destructor de Reyes, Ángel del Pozo sin Fondo, Gran Bestia, Príncipe de este Mundo, Padre de las Mentiras, Vástago de Satán y Señor de las Tinieblas; Wensleydale había planeado un "viaje de estudios" pero el señor y la señora Young llamarían a la escuela para confirmar y todo se iría al carajo, Pepper sugería fingir un secuestro (idea que quedó descartada por completo en el acto), y Brian ideó el más brillante de todos los planes, "un accidente". No obstante, tendrían que llevar a Adam inconsciente, sin daño o razón alguna aparente que lo tuviera en aquel estado a un hospital, hospital que estaba a un pueblo de distancia, sin olvidar que cabía la posibilidad de que apareciera el doppelgänger en pleno hospital a destruir todo… o que el pobre muchacho se despertara levitando a tres palmos de su camilla con los ojos como tizones ardiendo gritando alguna otra maldición para el mundo.

Por más que lo debatieran, no parecían llegar a una solución que no implicara una tragedia de alguna manera, es por eso que todos sin excepción se permitieron un leve relajo al ver al ángel y su demonio llegar. La Bruja corrió a recibir a Newton como el héroe que era, mientras, Crowley pasó de todo el mundo y fue directo a ver a Adam, seguido de Aziraphale, que saludó rápida y cordialmente a todos, caminando a paso rápido tironeando de la correa al gato que le seguía el paso a medio trote.

— Vamos a ver qué se trae el mocoso — espetó el pelirrojo, molesto.

— ¡Salió un espectro de Adam, y…!

— Lo sabemos, querido Brian — contestó el ángel.

— El puto nos fue a atacar — soltó cabreado, el exInfernal, caminando con su típico bamboleo hasta la última habitación de la casa. El mal se concentraba allí, aguardando por su amo.

Pepper no pudo quitarle los ojos de encima al gato y su arnés, apartó al resto de los ELLOS para secretearles:

— ¿Ya vieron al gato?

— Sí, está mono — comentó Wensleydale.

— Combina bastante bien con el señor Fell — agregó Brian.

— No, no voy a eso. Con el gato se confirma — dijo Pepper, totalmente resuelta.

— ¿Qué cosa? — Wensley y su curiosidad atacaron con urgencia.

— Que son una pareja gay hecha y derecha, dah — entornó los ojos la muchacha.

— Sip, con gato y todo — reafirmó Brian con una sonrisa.

— ¿Qué tanto cuchichean? — preguntó la joven bruja, logrando separar al grupo.

— Nada — contestaron al unisono, inmediatamente después entraron a la habitación donde estaba Adam.

El pobre exAnticristo; Destructor de Reyes, Ángel del Pozo sin Fondo, Gran Bestia, Príncipe de este Mundo, Padre de las Mentiras, Vástago de Satán y Señor de las Tinieblas; jadeaba trabajosamente en aquel sueño febril que lo mantenía sudando y al borde de los espasmos. Crowley jamás lo admitiría pero ver a un niño así le ablandó el corazón, su enojo comenzó a esfumarse, y aunque jamás lo diría, perdonaba por completo la maldición, más que mal solo era un niño que aún no medía su poder, sin olvidar que aquel chiquillo había salvado al mundo enfrentándose al mismísimo Satán. Al menos le debía esa.

Por otro lado, Aziraphale se llevó la mano a la boca, preocupado. Acercó su mano derecha rápidamente a la frente afiebrada de Adam, todos los mortales presentes miraron expectantes al ángel.

— Yo que ustedes cerraría los ojos — advirtió Crowley.

Nadie quiso arriesgarse, y a penas obedecieron el exCelestial liberó un milagro bastante agotador. Los ojos del librero brillaron un momento corto, mas su intensidad fue tal que de no haber tenido los ojos cerrados la luz los habría cegado. Al terminar de conjurar aquel milagro, el ángel apartó la mano con notorias marcas de quemadura. Crowley lo miró preocupado, pero Aziraphale le sonrió intentando disimular su dolor, agitó la mano borrando la quemadura, sin embargo, no era que hubiese curado sus heridas, solamente las había ocultado y el demonio-serpiente lo sabía.

Adam dejó de quejarse, su respiración volvió a la normalidad y su rostro reflejó una dulce calma, pero no despertó.

— Lo siento, de verdad — los ELLOS y el joven matrimonio abrieron sus ojos, Brian y Pepper fueron los primeros en acercarse a Adam —. Mis poderes no son suficientes para despertarlo, pero al menos he podido quitarle los malestares y regalarle un hermoso sueño.

— ¿Y eso de qué mierda nos sirve?

— ¡Pepper! — la reprendió Wensleydale.

— Pero es cierto, ¿de qué-?

Crowley se impuso caminando a paso rápido para colocarse entre la chica y el ángel, a un costado de la cama donde descansaba el exAnticristo. Se quitó los lentes de sol de un tirón y con los ojos de reptil fijos en Pepper, habló.

— Mira, mocosa, este asunto de mierda NO es de nuestra incumbencia, así que deberías dar las PUTAS gracias de que este ángel sea TAN bonachón como para venir a ayudar a tu condenado amiguito — todos guardaron silencio, y aunque la muchacha había sostenido la furiosa mirada del exInfernal, la bajo hasta el suelo, mordiéndose la lengua —. Nada de esta mierda habría pasado si se tomaran en serio que él... — indicó a Adam con un dedo —. Es EL Anticristo, por mucho que renegara del Infierno, ellos SIEMPRE querrán recuperarlo, o a su estúpido can infernal.

Obviamente el pelirrojo habría continuado, pero Aziraphale posó suavemente su mano herida sobre el hombro de su querido amigo, este resopló rechinando los dientes y mirando hacia un costado volvió a ponerse sus gafas. El ángel le sonrió con amor y Crowley evitando su mirada caminó hasta el umbral de la puerta donde se cruzó de brazos apoyándose molesto.

— ¿Pero qué es lo que está pasandole? — preguntó Anathema.

— No lo sabemos, querida. Pero lo averiguaremos? — Aziraphale miró a su amigo, el pelirrojo asintió de manera casi imperceptible, entonces el ángel sonrió feliz por el apoyo.

— Esto tiene que tener una relación con el maldito perro — comentó Crowley.

— Al menos ya no parece que esté sufriendo — dijo algo más aliviado, Brian.

— ¿Y qué haremos con sus padres? Digo, ¿cómo les diremos que su hijo está así?

— Ya es bastante tarde, ya está en problemas…

— Y por ende, nosotros también.

Los ELLOS tenían razón, los problemas se estaban acumulando y no había ni una pista de cómo resolverlos.

— Quizás tendremos que arriesgarnos a llevarlo a un hospital — Anathema no estaba convencida, mas no parecía haber otra opción.

El gato anaranjado se subió a la cama sentándose sobre el pecho de Adam, entonces se giró hacia Crowley y dijo firme y claro:

— Meow, mew, mah-ah.

— Oh, no es tan mala idea — comentó sorprendido, Aziraphale.

Crowley alzó una ceja y luego de un resoplido, abandonó su postura hostil, salió caminando con su típico bamboleo de caderas, soltando un "Ok, yo me encargo". Los presentes se miraron confundidos para luego quedarse mirando al felino que se limpiaba la cara como un gato normal.

— ¿Qué mierda acaba de pasar? — preguntó Pepper.

— ¿Qué dijo el gato? — le secundó Brian.

— ¿Eso es un gato? — le siguió Wensleydale.

El librero se habría quedado a responder sus dudas, pero salió al trote tras su demonio, al verse solo, el gato también le siguió, dejando a todos atónitos. Newton no se la pensó dos veces y fue tras ellos.

Al salir, una fría brisa golpeó el rostro del pelirrojo, miró en todas direcciones y olisqueó el aire sacando la lengua como la serpiente que era. Parecía estar buscando algo y al pillarlo, sonrió maliciosamente.

— Te tengo — espetó alegre, reanudó su marcha camino a una esquina —. Oh, por todas las jodidas huestes infernales, por favor, que esto resulte — murmuraba casi como una plegaria.

Al doblar la esquina, el peliblanco, seguido del felino y el exCazabrujas, salía recién a la calle.

— Crowley — lo llamó, buscándolo —. Meditémoslo un poco, no seamos impulsivos…

— ¿Qué sucede, señor Fell?

— Nada importante, es que el plan de él — apuntó al gato que ya le pedía mimos a Newton —. Es algo descabellado, bueno, es un gato, casi todo lo que planean es algo muy impetuoso para mi gusto.

— ¿El gato dijo un plan?

— Sí. ¿Crowley? ¿Dónde estás?

Newton miró al gato, dudoso.

Al doblar la esquina, Crowley logra chocar contra una dulce mujer. La dama se disculpa en español con el extraño que solo sonríe complacido.

— Aquí estás — se lleva las manos a los bolsillos.

La mujer no parece entenderle, lo mira extrañada con sus cansados ojos castaños comenzando a preocuparse de tener a un sujeto tan sospechoso y con lentes oscuros en plena noche bloqueándole el paso.

No traigo nada de valor, señor. Mmh, nada tengo — se corrige intentando usar el poco inglés que sabía.

No se preocupe, mi dama, no quiero importunarla — el pelirrojo habló en un perfecto español latinoamericano, es más, hasta el acento del país de la mujer imitó.

Ay, no me asuste así, hombre. Haberme dicho que sabía español — suspiró menos preocupada.

Necesito un favor, y lamento que no podrá decirme que no.

La mujer en sus cincuenta tragó saliva volviendo a preocuparse.

Al trote llegaron casi inmediatamente después el ángel, el exCazabrujas y el gato (en brazos de Newton). El olor a azufre en el aire confundió a Aziraphale, el demonio-serpiente les daba la espalda y al girarse, frente a él, estaba Adam. El milagro maligno había salido a la perfección.

Este nuevo Adam se miraba confundido las manos y la ropa.

— ¡Por Dios! ¿Qué acabas de hacer? — lo reprendió el librero.

— A tiempos desesperados, medidas desesperadas, ángel — sonrió satisfecho.

— No puedes ser tan impulsivo — al pelirrojo no le importó ni un poco las palabras de su amigo.

— ¿Adam? — preguntó Newton.

— No, no es el mocoso. Solo hice que se le pareciera.

— No puedes llegar y transformar personas sin su consentimiento — frunció el ceño, Aziraphale.

— Naah, no le va a importar. Cuando esto se resuelva, ni siquiera lo recordará.

— ¿De qué hablan? — Newton estaba notoriamente confundido.

Anathema llegó junto a los ELLOS y de la sorpresa soltó un grito.

— ¿¡Adam!?

— No, no es Adam. Es solo una copia. Transformé a esta dulce verdulera en el mocoso, lo reemplazará por mientras.

— ¡¿QUÉ?! — exclamaron todos menos el gato (por obvias razones, era su plan) y el ángel que aún lucía molesto.

Discúlpeme, ¿qu-qué está pasando? — la pobre mujer, que ahora lucía exactamente igual al exAnticristo, no acababa de entender qué estaba sucediendo.

— ¿¡No sabe hablar en inglés!? — pobre Wensleydale, estaba al borde del colapso nervioso.

— Eso no importa, podemos decir que está practicando para una prueba de español — dijo Brian.

— No creo que sus padres se traguen eso.

— Yo creo que sí — pensó en voz alta, Pepper, llevándose una mano a la barbilla, pensando que no era tan mala opción.

Anathema y Newton se quedaron blancos del horror, comenzaron sin miramientos a discutir que no podían usar a una persona contra su voluntad y de esa manera. Crowley los ignoró por completo y le contestó al falso Adam que era ahora la mujer.

Pues bien, todo esto es solo un sueño. Si le sigue la corriente a todos, podrá despertar sin ningún problema. Usted solo finja ser un niño blanco cualquiera y podrá despertar.

¿Cómo en El Origen? — preguntó la mujer con la voz de Adam.

— ¿Cómo qué? — el pelirrojo no parecía entender.

Ya sabe, pues. Como en El Origen, la película de Leonardito DiCaprio.

— Aaah, como en Inception. Sí, sí. Usted solo sígale el juego a todos y podrá despertar.

¿Entonces todo esto es un sueño? ¿Incluso que me despidieran esta tarde?

Crowley se lo pensó un momento.

— Emmh, sí. Mi dama, le prometo que al terminar este sueño, hasta le darán un aumento. Viva durante unos días las dulces ventajas y privilegios de ser un niño blanco primermundista y hegemónicamente lindo — sonrió.

Bueno, la verdad es que eso suena muy bien…

— ¡Listo! — gritó el exInfernal, llamando la atención de todos, que aún discutían entre ellos —. La dama está de acuerdo. Bien, aquí tienen a su falso Adam — empujó levemente al muchacho hacia los ELLOS —. Les seguirá el juego, cree que todo esto es un sueño y Aziraphale le compensará todo esto cuando termine esta puta pesadilla, ¿ok?

¿Está segura de esto, señora? — preguntó preocupada, Anathema. Newton por su lado miró con ternura a su esposa, amaba escucharla hablar en español aunque solo entendiera tres palabras.

La verdulera sonrió sin pensarlo mucho, no todos los días podía soñar que era un niño nuevamente, ¿quién rechazaría volver a tener una edad cuyas mayores preocupaciones eran cosas escolares?

— Sí — contestó resuelta, en inglés, la falso Adam.

La joven bruja bufó aún molesta, pero no tenían muchas opciones.

— Bien, ustedes lo ponen al día y mantienen esta farsa sin cagarla y mientras, nosotros dos, volvemos a Londres a averiguar qué carajos pasa y de paso les traemos el puto perro si podemos.

Crowley dijo todo de golpe y comenzó a caminar en dirección a la lejana estación de buses. Aziraphale dulcemente cogió al gato de su correa, milagreó unos walkie talkie "especiales" para mantenerse en contacto con Anathema y despidiéndose de todos, siguió al pelirrojo calle abajo.

Una vez que estuvieron suficientemente lejos, Crowley cayó sobre una de sus rodillas, totalmente mareado, un fuerte dolor atacó su roto halo y unas plumas negras aparecieron sobre el suelo. Aziraphale gritó su nombre y corrió hasta él, pero el demonio se levantó de golpe fingiendo que no había sido tan grave.

— Estoy bien, ángel. Estoy bien, no exageres.

— Nada de eso, bastante esfuerzo fue ese milagro maligno.

— Naah, estoy bien — intentó alejarse del librero, pero este sin previo aviso lo abrazó con el brazo con el cual sostenía la correa del felino, Crowley quiso protestar ante la cercanía del ángel, mas este solo se limitó a milagrearlos de vuelta a la librería.

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[SOHO]

Una vez dentro de la librería, el de ojos amarillos suavizó su rostro al ver el desmadre que había dejado el doppelgänger.

— Lo siento, ángel.

— No te preocupes, cariño — bostezó cansado. Demasiados milagros para un día, el Cielo definitivamente mandaría una reprimenda por escrito —. Ahora ve a descansar, por favor.

— ¿Estás seguro? — preguntó el pelirrojo.

— Claro, yo me encargo. Tú solo sube a descansar. No creo que la cama esté deshecha.

— Mmh.

Crowley accedió, Aziraphale le quitó el arnés al gato para que pudiera deambular tranquilo y comenzó a caminar en dirección a la trastienda donde guardaba la escoba y la pala. Tan absorto estaba en ello que no notó que el exInfernal lo había seguido de cerca. Sin decir nada, Crowley cogió al ángel por la muñeca de su mano herida, la alzó a la altura de su pecho e inclinándose le besó la palma suavemente.

El tierno gesto no duró más de tres segundos, pero para el peliblanco el tiempo se había detenido. Al soltarle la mano esta ya no tenía nada del daño que la energía maligna del exAnticristo había causado.

Sorprendido y sonrojado, Aziraphale cerró su puño y se lo llevó al pecho.

— Listo, ¿mejor? — preguntó el más alto, agradeciendo el tener las gafas de sol puestas, una mirada directa de esos ojos azules, en aquel momento, le harían perder la compostura.

— Eh, emmh, s-sí. Mucho mejor.

— Bien, ahora sí, me largo a dormir. Este día de mierda fue demasiado — Crowley se alejó hacia la escalera —. Buenas noches, ángel — se despidió sin ver, con un ademán de mano.

— Bu-buenas noches, querido.

El demonio-serpiente subió los peldaños de dos en dos, llegó hasta la habitación agradeciendo que el doppelgänger no destruyera nada dentro de ella y se dejó caer sobre la cama cayendo casi de inmediato dormido. Por otro lado, Aziraphale permanecía aún en el mismo lugar, congelado, con ambas manos tomadas sobre el pecho y el corazón latiendo fuertemente.

— "Oh, Crowley" — pensó antes de tímidamente llevarse la palma a la cara y rozar sus labios por donde hace unos momentos, su querido amigo, había posado los suyos —. "¿Qué está pasando conmigo?"

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[CONTINUARÁ...]