—Si logran cortar mi haori, no, si logran rozar mi haori, podrán irse a sus casas —dijo Unohana, mientras se ajustaba su uniforme de capitán. —Si no lo logran, se quedarán aquí días hasta que lo consigan. Ese será su castigo.

Los tres chicos intercambiaron miradas, sabiendo que la tarea no sería sencilla.

La Capitana Unohana era una completa desconocida en el combate cuerpo a cuerpo, nadie sabía que tan rápida era o cuánto peso puede cargar pero incluso así, era claro que era peligrosa, es una capitana después de todo. Pero ellos estaban decididos a intentarlo.

Sin más preámbulos, Aizen, Kisuke y Yoruichi se lanzaron hacia su objetivo.

Aizen fue el primero en atacar, desplegando un Hadō en un veloz movimiento. Sin embargo, Unohana esquivo el kido con facilidad, moviéndose inintencionalmente hacia Kisuke, quien también intentó atacarla con su Zanpaku-tō, pero una vez más, ella logró esquivar el ataque preparandose al mismo tiempo de desviar una patada giratoria de Yoruichi.

Los tres estudiantes se alejarían con un paso flash lejos de su contrincante.

—Lo único que está haciendo es ignorar nuestros ataques, nos está subestimando, usemos eso a nuestro favor para un ataque sorpresa.

—murmuró seriamente Yoruichi a sus dos compañeros.

—Yoruichi, ataca lo más rápido que puedas a Unohana-sama, ya que eres la más rápida y físicamente fuerte de los tres, así mediremos su velocidad y con suerte, su fuerza. —idearía Aizen, sin dejar de observar cada movimiento de la Capitana Unohana.

Yoruichi frunció el ceño, fastidiada por tener que recibir órdenes, pero igualmente aceptaría el plan y se prepararía para atacar a Unohana con toda su fuerza.

A Yoruichi no le gustaba recibir órdenes, pero sabía que era la mejor opción para medir el poder de la Capitana Unohana. Con un movimiento ágil, Yoruichi se acercó a Unohana y la atacó con todas sus fuerzas.

La Capitana respondió con una velocidad sorprendente, esquivando los golpes de Yoruichi con facilidad. Aizen y Kisuke observaban atentamente la pelea, buscando alguna debilidad en los movimientos de la Capitana.

Después de unos minutos de recibir golpes y patadas,Unohana finalmente tomó la iniciativa y sorprendió a Yoruichi con un paso flash increíblemente rápido, intentando dar un golpe en la espalda de Yoruichi, que logró esquivarlo, pero su movimiento dejó una abertura en su defensa, lo que Unohana aprovechó para golpearla con moderación en el estómago. Yoruichi cayó al suelo, sintiendo el dolor del golpe.

Aizen y Kisuke intervinieron rápidamente para ayudar a Yoruichi, pero Unohana les detuvo con un gesto de su mano.

—Díganme, ¿que ganaron tratando de leerme?, correcto, perdieron su mejor carta cuerpo a cuerpo. —dijo la Capitana calmadamente— Enviaron a Yoruichi sola contra mi, ¿Acaso me están subestimando? Ahora sí quieren volver a casa, tendrán que cortar mi haori, ya no solo rozarlo. —lo último lo dijo con una imperceptible sonrisa.

Kisuke se preocupó al ver cómo Unohana no tuvo piedad alguna con su amiga, viendo como Yoruichi intentaba soportar el dolor del golpe.

—Unohana-sama, se está excediendo un poco. Si algún Shinigami nos ve, pensará que perdió la razón, atacando de esa manera a unos estudiantes.

Unohana miró a Kisuke con seriedad. —Hace siglos, el régimen de entrenamiento Shinigami era muy diferente del que tienen hoy en día.

—explicó —No solo porque era más brutal, sino porque era peligroso. Sus antepasados hacían cualquier cosa, sin importarles las consecuencias, para obtener más poder, como el Bankai.

Las palabras de Unohana dejarían pensando a Sosuke Aizen.

—Estamos lejos del Seireitei y del Rukongai, es imposible que alguien nos vea. —explicó Unohana— Basta de palabrerías, ¿o acaso ya se rindieron? —con una clara provocación, Unohana invitó a los tres chicos a reiniciar su castigo.

Los estudiantes se alinearon y agruparon, renovando su pose de batalla. "Jamás", respondieron los tres chicos con determinación.

Unohana sonrió: —(Esto es divertido) —pensó mientras se tronaba un poco el cuello, indicando que está vez tomaría la delantera, desvainando su Zanpaku-tō.

La pelea continuó con una intensidad creciente, cada uno mostrando habilidades que la misma Unohana y otros profesores les habían enseñado.

Yoruichi continuaba esquivando los cortes de Unohana con dificultad, mientras intentaba encontrar una apertura para contratacar. Kisuke, por su parte, se concentraba en encontrar una manera de neutralizar algún sentido de Unohana. Aizen, observando atentamente, planeaba su próximo movimiento.

En el momento en que Unohana mandó volar a Kisuke y Yoruichi adentro del bosque con un golpe de palma abierta en sus estómagos, Aizen decidió actuar, desvainando su Zanpakuto y llendo rápidamente a cruzar espadas con ella.

—Por fin decides actuar, Aizen. Tanto tiempo viéndome que pensé en la posibilidad de que me tuvieras miedo. —diría una calmada Unohana, quien no se inmutaba ante la fuerza que estaba ejerciendo Aizen con su espada.

—Usted es más poderosa de lo que parece, le tengo una pregunta, ¿Como obtuvo tanto poder? —preguntaría un serio Aizen, cuya pregunta dejaría confundida a Unohana.

—¿Una pregunta, en medio de un combate? Heh, esperaba más de ti, Sosuke Aizen.

De un salto, ambos quedaron a unos metros de distancia el uno del otro.

—La he visto interactuar con otros alumnos de la academia, con ellos actúa muy diferente a comparación de nosotros, ¿Por qué?

Antes de que Unohana pudiera responder, notó cómo el entorno a su alrededor comenzó a distorsionarse. —¿Una ilusión? —pensó ella, mientras su corazón latía más rápido de lo normal. Pero nego esa posibilidad, que no era una ilusión, sino un ataque de Kidō.

Con un gran corté contra el aire, borró por completo la ilusión, pero al instante se quedó en blanca al ver cómo su mano derecha tenía un gran corte que llegaba hasta su hombro.

Kisuke y Yoruichi regresaron al campo de batalla, perplejos ante la herida que Unohana había recibido.

—¿Lo hiciste tú, Aizen? —preguntó Yoruichi, con incredulidad en su voz.

—Sí, fui yo. —respondió Aizen con calma, que procedió a guardar su espada ante la vista de todos— Liberé mi shikai, Kyoka Suigetsu. Esperé a que estuvieran lo suficientemente lejos para que mi poder no los afectara. Por eso tuve que actuar con kidōs, capitana Unohana-sama. En el momento en que cruzamos espadas, ya estaba bajo mi influencia.

—(Imposible, en ningún momento miré su Zanpaku-tō)

—Por cierto, su haori está roto y manchado de sangre. Ya ganamos, así que, hasta mañana. —dijo Aizen, mientras se daba la vuelta para regresar al Seireitei.

—¡Aizen! —alertó Yoruichi.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Siete años atrás, una mujer y un niño caminaban por un sendero.

De repente, el niño se separó de la mujer, corriendo hacia unas flores marchitas lejos del sendero.

—¡Kaito! —corrió la mujer hacia el niño.

—Mire, Señora Unohana. —señalo Kaito las flores.

—Oh, que pena, estamos en verano y aún así murieron.

—Mire, los árboles. —señalo el niño las copas de los árboles.

—¿Que tienen? —preguntó Unohana.

—Las flores debieron morir porque los árboles impidieron que le llegara la luz del sol a las flores. —explicó Kaito.

—Si, seguramente. Kaito, debemos regresar al Seireitei, el líder del clan Tsunayashiro nos está esperando.

—¿No haremos nada con esos árboles? Si no hacemos nada, más flores morirán.

—Kaito, si a esos árboles les llega más luz solar debe ser por algo, ¿no crees?

El niño se quedó en silencio, retomando su camino junto con la Capitana Unohana, miró por última vez aquel árbol, fijando su vista a un pequeño nido en una de las ramas.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

La Capitana Unohana estaba sobre Aizen, con la espada en alto, estaba a punto de descargar un corte mortal en Aizen.

Instantes antes de la tragedia, Yoruichi apareció en un paso flash y desvió la espada. Unohana no perdió tiempo y volvió a cortar, sin embargo, el corte en esta ocasión fue dirigido a Yoruichi, cortándola profundamente en el estómago.

—¡¡YORUICHI!! —Kisuke, que había estado paralizado de la impresión, gritó al ver la sangre que brotaba del estómago de Yoruichi.

Unohana había perdido la razón, tanto que casi vuelve a cortar a Yoruichi en el rostro, más sin embargo, la Zanpaku-tō de Unohana fue arrebatada en un parpadeo.

—Capitán General Yamamoto... —dijo Aizen, completamente paralizado por el intenso reiatsu que emanaban los dos capitanes.

—Unohana, ¿Qué significa esto? —cuestionó Genryuusai a una pálida Unohana.