Aclaraciones: Todo el contenido conocido pertenece a la Saga de Harry Potter.

Advertencia: Contenido +18 Puedes encontrar violencia, pensamientos suicidas y contenido sexual

Dramione de principio a fin.

Estamos ubicados en el séptimo libro.

Se cambiaron hechos y fechas para favorecer a la trama.

Disfruten la lectura.

Capitulo 14

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El ataque de ira y furia le cegó la razón. Bellatrix río con histeria volando por los aires cuando Draco le lanzó un ataque. Hermione vio como dos figuras negras se entrelazaban en el aire, había destellos mágicos por doquier, no entendía lo que estaba pasando. Ese no era el plan, a lo lejos vio la mirada de Harry que estaba igual de confundido.

En una explosión una de las figuras cayó al suelo rodando por la tierra, Hermione se alivió al ver que era Bellatrix, vio a Draco aterrizar con gracia, un aura negra se dosificaba cuando aterrizó. Caminó lentamente hacia la bruja, esta se arrastraba por el suelo, Zabini estaba evitando que una maldición mortal le rebotase.

Draco cegado por su ira lanzó un cruciatus, sobre su tía, esta se retorció riendo histérica, sus ojos se nublaron al volver a lanzar otra, maldición tras maldición, una más fuerte que la siguiente hasta dejarla jadeando sobre el suelo.

Parecía extasiada.

–Eres una maldita psicópata – Dijo Draco, Hermione se movió por el bosque con cautela para escuchar lo que decían

–¿Es lo mejor que puedes hacer? – Preguntó con esa voz melosa. Draco la tenía a sus pies. Respiraba agitado y no pudo más.

Se abalanzó sobre ella cogiéndola del cuello, uso todas sus fuerzas para estrangularla.

–Si.. me…. Matas….. Tiene…. – Empezó a toser pataleando para soltarse, morir de una forma muggle para ella era una humillación – La mataran….. – Soltó en voz débil perdiendo la consciencia. La soltó enseguida con si su piel lo quemase.

–Joder Draco, no tardan en llegar los demás…. – Corrió Zabini hacía él – Draco levantó la varita en su contra. Hermione salió de su escondite al igual que Harry y Ron.

–Me mentiste – Le acusó.

–Draco… - Quiso atraer su atención Hermione pero él estaba desbordado, Harry la cogió de la muñeca para que no se acercase

–Te dije lo que vi Draco, no se cuanto pasó esto – Soltó el moreno, parecía honesto y muy asustado.

– Me mentiste…. – Volvió a repetir la mano le temblaba en torno a la varita, sombras negras empezaban a atravesar el bosque, Hermione lo percibió se soltó de Harry y corrió hacia el rubio.

Draco sintió como una figura pequeña y femenina chocaba contra él. Sujetando su varita por un segundo quiso apartarla con violencia, pero vio sus ojos avellana, estaba asustada.

–Draco ya vienen, vámonos por favor… – Rogó ella.

Él estaba temblando, Hermione elevó su mano hacia su mejilla acariciándolo – Por favor…. – Volvió a repetir.

"Están allá, corran" se escuchaba entre los arboles.

Harry corrió hacía Bellatrix lanzando un hechizo la ató con sofás – ¡Vamonos Hermione! – Le escuchó gritar.

-No me dejen así, lastímame por lo menos, me van a joder – Gimió Blaise asustado, Hermione lo miró y miró a Draco quien parecía en estado de Shock.

-Los veo en el refugio – Le dijo a Harry, y cogiendo la mano de los dos mortifagos desapareció.

Cayeron en un sonido seco sobre la sala de la mansión. Hermione respiraba entrecortado al caer sobre Draco, Zabini había rodado golpeándose contra la chimenea. Malfoy se quedó inmóvil mirando el techo de la habitación, solo tenía presente la imagen de su madre, no podía pensar en nada más, en ella y el jodido Zabini.

¿Le había mentido?

Jodido e inútil Zabini, no podía culparlo.

De repente la sintió temblar, Hermione estaba sobre él. Bajo su mirada hacia ella, estaba asustada, temblando como un cachorro asustado aferrando su camisa con sus manos.

–¿Hermione? – Quiso atraer su atención y lo que recibió fue un golpe sobre su pecho que lo hizo toser.

–Casi me matas del susto…. – Se quejo ella sin incorporarse – ¿Acaso estás loco? – Cuando sus miradas se encontraron comprobó que estaba llorando.

Si un poco pensó.

–Lo siento… - Murmuró él limpiando sus lágrimas con los dedos. Ella quería golpearlo tanto como quería besarlo en ese momento, pero una voz la hizo regresar a la realidad.

–El que casi muere soy yo joder Draco, cuando vi a tu madre solo se veía cansada… Eso que viste lo hicieron después te lo juro – Dijo el moreno incorporándose mientras se sobaba la cabeza.

Draco se incorporó y ayudo a Hermione a hacer lo mismo.

–¿Qué pasó? – Preguntó Hermione, sin entender, no había alcanzado a ver la imagen.

–Su madre esta el calabozo de la mansión de los Malfoy – Contestó Blaise. Malfoy casi le mete un puñetazo para que se callase, pero ya no valía la pena guardar secretos.

–Hay que traerla aquí entonces – Dijo Hermione – Podemos usar a Gremia

–No podemos –

–¿Por qué?- Hermione vio la sombra que caía sobre la mirada de Draco y sintió que le dolía el pecho.

–Tiene unos grilletes que solo se pueden abrir con la varita que los puso – Murmuró Draco.

–Tenemos a Bellatrix, solo necesitamos llevar la varita Draco – Le animó ella – Vamos por ella – Jaló su brazo.

–Es muy peligroso, iré solo – La detuvo.

–No, iremos los dos –

–Los tres, yo me apunto – Levantó la mano Blaise.

–No, ya no quiero derramar más sangre inocente -

–Me halagas pero muy inocente no soy – Sonrió Blaise, detrás de esa burla Hermione detecto culpa ¿sería que las personas como él tenían instinto suicida? Lo estaba considerando.

–No estoy jugando Zabini – Dijo Draco notablemente molesto.

–Draco… – Hermione atrajo su atención – Iré contigo – Coño porque tenía que ser tan jodidamente terca. El brillo de sus ojos mostraba decisión y lo hizo sentir extrañamente acompañado.

-Iremos – Aclaró Blaise.

–Joder, como sea vamos ya – Suspiró – Gremia ven aquí – Dijo, la elfa no tardo en aparecerse frente a ellos.

–Me llamó joven amo – Dijo la elfa con voz suave, parecía que había estado durmiendo.

–Necesito que vayas al calabozo de la mansión, ahí esta mi madre. Confirma que no haya más personas. Y Vuelve aquí. – Ordenó a la Elfa antes de coger la mano de Hermione, Blaise lo tomó del hombro y posteriormente aparecieron en el refugio.

Comprobaron que Bellatrix estaba desmayada aún y atada. Harry y Ron no hicieron más preguntas cuando vieron a Blaise con ellos, Draco cogió la varita que llevaba consigo su tía. Hermione estaba listo para agarrarse a él pero el rubio dio un paso atrás.

–Quédate aquí – Le ordenó para después desaparecer con Blaise. Dejando a Hermione con la boca abierta maldiciendo a todos sus ancestros. Draco sabía que a ellos probablemente los torturarían antes de matarlos pero si encontraban a Hermione, sufriría mucho más que ellos y él no lo permitiría, jamás. No le importaba si la castaña lo odiaba, le importaba un carajo.

Si ella estaba bien, valía la pena.

–¿Qué fue eso? – Preguntó Harry, Hermione estaba a punto de llorar.

–Es un hijo de puta – Gimió ella, sentía que le ardía el pecho… Si lo atrapaban sabía que moriría. De dejo caer sobre sus rodillas llorando y temblando… Jodido cabrón.

Malfoy Cabrón…

Harry se inclinó sobre ella acariciando su espalda – ¿Qué pasa Hermione? – Preguntó Ron estaba igual de preocupado. Siquiera se sintió asustado del cuerpo atado junto a ellos.

–Él fue allá… – Murmuró llorando, estaban a un costado de la casa, sobre la arena de la playa. Sintiendo la brisa fresca que ondeaba sus cabellos rizados.

–¿A dónde? No entiendo – Insistió Harry, su amiga temblaba.

–A la mansión, a buscar a su madre… La torturaron… Podría morir si lo descubren Harry… – Gimió ella.

Siendo consciente de la realidad. Siendo consciente de que quizá no volvería a verlo..

Siendo consciente de que lo quería quizá un poco más de lo que se atrevía a admitir. Se engañaba a sí misma.

Lo amaba.

Siempre fue así… Incluso sin los recuerdos…

Y ardió más.

–Tranquila Hermione… Tu lo viste pelear, no será tan fácil vencerlo – Quiso animarla, pero sabía que la mansión de los Malfoy estaría llena de mortifagos y Draco era un enemigo.

–Harry tenemos que darnos prisa… – Murmuró Ron, temía por su hermano con Bellatrix ahí.

– Ron tiene razón Hermione, tenemos que terminar con esto.. – Ella lo miró tras las lagrimas, tenía razón, la guerra era más importante que ella misma, que lo que sintiera… Suspiró intentando calmarse.. Pero Draco no podía morir… Si lo hacía de verdad que lo odiaría por el resto de sus días.

Se levantó y limpió sus lágrimas, respirando entrecortado.

-Hagámoslo… - Dijo débilmente pero decidida

Draco y Zabini aparecieron en el frío calabozo, escuchó un gemido dolorido al fondo, corrió hacía ella y ahí estaba su madre, los grilletes la hacían sangrar las muñecas, estaba desnuda, llena de suciedad, sangraba un herida en su cabella y había moretones por su cuerpo, una marca en su cuello revelaba que Bellatrix había intentado ahorcarla con algún hechizo.

Las manos le temblaron.

–Madre te sacaré de aquí… – Murmuró con una calma que no sentía, el baúl se había vuelto a fisurar con violencia al ver a su progenitora así, era una mujer fría, siempre lo fue pero la quería pese a todo.

–Draco.. No.. deberías estar aquí…– Soltó débilmente, con la cabeza gacha, Blaise miraba hacía otro lado por respeto. Vigilando la entrada. Gremia estaba nerviosa y afectada por el estado de su ama.

–Shh… - Murmuró él con cariño. Utilizando la varita de Bellatrix, para su buena suerte los grilletes respondieron, era un proceso un poco tardado, solo faltaba uno, cuando por fin lo soltó escuchó una voz que le heló la sangre.

–Esperaba verte pronto… hijo – La voz sedosa de su padre, se giró en el acto y el rubio estaba apuntando con su varita a Blaise. El moreno levantaba las manos con expresión de terror.

–Déjalo – Pidió Draco, su madre estaba liberada, con lentitud y cautela se quitó la capa negra poniéndola sobre su cuerpo.

–A mi parecer no estás en situación de pedir nada – Una sonrisa fría apareció en los labios de Lucius.

–Esto es entre tu y yo, déjalo – Insistió.

–No Draco, tu has involucrado a más gente – Su voz era profunda, escalofriante, en un movimiento de varita su amigo ya estaba revolcándose en el suelo atado por sogas que sofocaban. Draco se quedo inmóvil, pensando en sus posibilidades, la distancia era razonable, no podía salvarlos a los dos.

Su madre.

Su único amigo.

Unos ojos brillantes captaron su atención, Gremia lo miraba cautelosa detrás de Lucius, al parecer no se había percatado de la presencia del elfo.

Draco no lo pensó un segundo más, lanzó una maldición mortal contra su padre, este la detuvo con una barrera.

–¿Me atacas? –

–Es evidente – Con velocidad acercó a su amigo con un hechizó y Gremia apareció detrás de ellos

-Ahora – Le ordenó la elfa tomó a Narcissa y a Blaise pero cuando lo intentó con Draco, Lucius lo alejó en una explosión que los disperso.

–¡VETE! – Le gritó desde donde estaba.

La elfa dudó antes de desaparecer con Narcissa y Blaise. Dejando a Draco detrás.

–¿Te crees capaz de vencerme Draco? – Preguntó el hombre, su mirada mortífera paró en su hijo, con desprecio. Él se levantó del suelo sacudiendo sus manos dedicándole una mirada indiferente.

¿Podría matarlo? La duda se reflejo en el color mercurio de sus ojos. Lucius lo leyó.

No era debilidad, era su padre, eso lo hacía dudar.

Porque pese a todo… Seguía siendo su jodido padre.

–Siempre fuiste tan débil, tan sentimental… – Había desprecio en su expresión.

–Comprobemos si es verdad…– Siseó él – Tengamos un duelo – Lo invitó.

Lucius arqueó las cejas, levantando el mentón, un mago no rechazaba un duelo no.. Pero no podía permitirse matarlo, no cuando el señor oscuro lo quería vivo.

–No Draco, yo no seré quien te mate – La sonrisa que le vio expresar le provocó inquietud.

¿Qué coño? ¿A qué estaba jugando?

–¿A qué te refieres? – Preguntó.

–El señor oscuro te ha estado buscando – Joder. La imagen de Hermione se presentó en sus pensamientos

–¿Para qué? – No tenía ni puñetera idea porque lo buscaba, Blaise también lo había mencionado antes. Pensaba que era por el simple hecho de ser su mandadero, ahora lo dudaba, era demasiada la insistencia.

–No lo sé, pero – Lo vio remangarse la gabardina negra, mostrando su marca tenebrosa – Ya que estás aquí lo llamaré – Sonrió, una sonrisa agria sin alegría, solo demencia.

Draco sintió como se le erizaba la piel su muerte parecía ser inminente, aferraba su varita pensando… Hermione. No podía permitirse morir. Sus ganas de verla eran más fuertes… Apretó el mentón y con agilidad lanzó un maleficio a traición sobre su padre el sonido seco que hizo al caer sobre el suelo frío y húmedo del calabozo resonó en su cabeza con eco. Su pulso se disparó al ver sus ojos carentes de vida brillando aún con la sonrisa plasmada en su cara, era aterrador.

Se acercó lentamente como si el mortifago pudiese moverse en cualquier instante… Lo había matado, él… A su propio padre

La culpa, una culpa que carcome se instauró en su pecho aferrándose a él cual parasito.

Y el baúl que resguardaba todo lo que sentía se desmoronó librando todo lo que tenía pulcramente guardado en su interior. Dejándolo desarmado.

Cayó sobre sus rodillas cuando recuerdos de su infancia llegaron a él como cascada, ahogándolo.

Su infancia. Jugando con Dobby, y su padre presente. Siempre fue ese ser frío manipulador. Pero era su padre.

¿De verdad valía la pena seguir viviendo?

Quizá lo mejor era desaparecer

La existencia le pesaba, la sola idea de vivir le pesaba.

Todos esos rostros de sus victimas grabados en su mente como un tatuaje sobre la piel se presentaron en su cabeza, cada vez que había dejado escapar el maleficio mortal sobre inocentes. Lo golpeó, duro, certero ahogando su frágil existencia.

No merecía vivir. Ya había hecho suficiente.

Ya tenía suficiente

Hermione era demasiado pura, demasiado buena.

Él no la merecía.

Se arrastró hacia la pared, sentándose sobre el suelo, con la piedra a su espalda. Incapaz de moverse. Temblaba abrumado por la culpa, los ojos de esos pequeños resguardados en la casa de un mago, tres niños de 12 años, Voldemort le había pedido los cuerpos para alimentar a su jodida serpiente. Lo había presenciado todo.

¿Cómo podría dejar desaparecer esa culpa? Ver a Nagini engullirse en esos seres tan pequeños. Asesinados por él.

¿Y si simplemente desaparecía?

Si…

Sonaba tan tentadora la idea de alejar todo, desvanecerse en el aire, aferraba su varita con fuerza, sus nudillos se blanqueaban en torno a ella. Había intentado olvidar, meterlo todo en un baúl en el fondo de su conciencia, un remedió rápido. Pero no merecía olvidar.

No merecía siquiera estar ahí, vivo.

"Hazlo Draco" Lo animó una voz en su cabeza, sus ojos se habían humedecido sin que siquiera lo notase, un jadeo le hizo recordar que debía respirar, el pecho le ardía. Estaba mareado.

De nuevo los rostros, los niños que había tenido que asesinar mientras suplicaban, llorando. Mirándolo con horror.

Era un ser horrible.

Su brazo se movió con vida propia apuntándose con la varita debajo de su barbilla, solo debía conjurar el malefició y todo terminaría.

Solo debía conjurarlo… Y pagaría por todo lo que había hecho.