—¡A-ah! Ah… ah… m-más, S-Sasu, m-más—
—Lo que quieras, mi amor—susurre en su oído, dejando un rastro con mi lengua hasta besar su cuello—Me encantas, Naruto—
—A-ah… ya, por favor… m-más…—
—Lámelos, Naru…—puse mis dedos frente a su boca, dejando que los lamiera a su gusto.
—Rápido, Sasu…—sus ojos llenos de lujuria me volvían loco, dándome ganas de comerme su rica boquita a besos.
—Respira profundo, Naru…—metí uno de mis dedos, abriéndome paso lentamente dentro de él—Estás muy hambriento, Naru, mira cómo me devoras—dije metiendo otro dedo, ahora un poco más salvaje.
—C-cállate, Sasuke, a-aaaah… m-mgggh—
—Apenas estamos empezando, Naru… ¿No me digas que no te gusta? —moví mis dedos dentro de él a modo de tijeras, asegurándome de que lo que saliera de su boca no fuera más que placer.
—S-se siente muy bien… a-aah, m-me gusta, Sasu…—aproveche para meter un tercer dedo, haciendo que soltara aún más gemidos de su dulce boca—¡A-aah! —
—¿Lo sientes, Naruto? ¿Sientes como tu cuerpo se pone cada vez más caliente por cómo te toco? —susurre en su odio, sintiendo como se estremecía en mis brazos.
—N-no es cierto, ah, amm ¡AH! —
—Lo que digas, amor—sentí como comenzaba a mover sus caderas levemente, obviamente superando las mentiras de su boca.
—¡A-aah! Y-ya m-mételo, Sasu…—dijo en un murmullo.
—¿Eh? ¿Qué dijiste, amor? —
—¡Mételo! ¡Mételo ahora! —ahora sí que no mentía.
—Lo que diga mi amor—bese sus mejillas y atrape sus labios, mientras sacaba mis dedos y comenzaba a prepararme para entrar en él.
—¡Ah! Sasu… por favor…—
—Tranquilo, mi vida, ya te voy a dar lo que quieres…—con una mirada lujuriosa, sentí como su piel caliente se estremecía bajo mi toque, mi Naru preparado para unirnos por fin…
—Ah, ah, ah… Sasu, Sasu, ¡SASUKE! —y…
Abrí mis ojos…
Maldita sea.
—¡Sasuke! —veo una almohada dirigiéndose hacia mi cara—¿Qué demonios estás haciendo? Tengo como diez minutos tocando como loco la puerta—ah, otra vez un sueño—Ya es tarde, tenías que haber salido a trabajar hace horas—Naru si estaba ahí como en mi sueño, solo que enojado y vestido con una de esas raras ropas de maternidad.
—Si, si, ya voy, ya voy—me levante un poco de la cama, estirando mis brazos—¿Y mi beso de los buenos días? —
—Sasuke, pasan de las 12 de la tarde, ya no puedo darte un beso de buenos días—
—¿Qué? —
—Dormiste todo el día, Sasuke, que seas el director y dueño del hospital no significa que no puedas ir a trabajar—dijo, mientras me daba un casto beso en la mejilla—Y levántate rápido, que ya Tsunade-san hablo y no se escucha muy contenta—
—¿Te preocupas por tu prometido, Naru? Que tierno…—
—Lo que me preocupa es que mis hijos no te vean completo, Sasu—
—Eres cruel, Naru—
—Culpable—dijo, abriendo la puerta—Dúchate y vístete rápido, tratare de convencer a Tsunade de que te deje entero cuando llegues—y se fue.
—Qué día…—y aun no comenzaba—Tenía mucho tiempo que no me pasaba esto, ¿Qué soy? ¿Un adolescente? —me levanté de la cama y corrí hasta el baño—Odio, odio, odio esto…—
Odio esto, los odio a todos, odio el octavo mes de embarazo y al muy odioso Gaara.
—¿Y es que a quien se le ocurre? —realmente, no entiendo que el pasa—¿Cómo que sexo hasta dos meses después del parto? —
Maldito Gaara, malditas hormonas, maldito y sensual Naruto...
—¡LOS ODIO A TODOS!—
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—¡Vaya! Creo que mi hijo no se tomó bien la noticia de Gaara, ¿No crees Naru? —dijo mi suegra, acomodando unas cosas en el comedor.
—Sí, eso creo…—hasta yo escuche su grito, realmente debe estar molesto.
—Aunque no le veo el problema, digo, no tiene nada de malo—
—Yo tampoco, pero ya sabe cómo es él…—
—Sí, es un pervertido—Sasuke, ¿Qué demonios has hecho para que tu madre te clasifique así?
—No te preocupes, Naru, si el pervertido trata de tocarte no dudes en llamarme—¿también tu padre?
—No hay problema, Otto-chan—
—Bien, todo listo—Okaa-chan había acomodado un montón de comida como si fuera un banquete, y se veía delicioso.
—¡Waaa! ¡Se ve genial, Okaa-chan! —
—Lo sé—dijo, con una pose de grandeza—Ahora toma tu abrigo que nos vamos afuera—
—¿Eh? —
—¿No lo recuerdas? Hoy íbamos a elegir el lugar donde será tu boda—vi sus ojos brillantes, y eso significaba problemas para mí.
—Pero Gaa-chan dijo que no podía caminar mucho—eso me salvaría, si eso es.
—No hay problema, conseguí una silla de ruedas que cabe perfectamente en el auto—dijo, guiñando un ojo y levantando su dedo pulgar, lo tenía todo preparado.
—Pero…—
—Sin peros, ahora ve por tu abrigo y llama a Kurama, no quiero que arruine mis plantas de nuevo—tomo sus llaves y salió del comedor, dejándome solo con Otto-chan.
—Otto-chan…—
—Ni lo pienses Naruto, cuando se trata de Mikoto no me meto—el siguió leyendo su periódico, ignorando todo lo demás.
—¿No habrá almuerzo, cierto? —
—Te recomendaría llevar una manzana y una botella de agua—
—Ahhh…—
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—¿Dónde están todos? —cuando llegue a la mesa no había nadie, solo mi padre tomando una taza de café mientras leía le periódico.
—Escuche algo de que Deidara e Itachi iban de paseo a la playa, no volverán hasta la próxima semana—mi hermano era en verdad irresponsable, no puedo creer que dejara su trabajo solo para pasear con su noviecito psicópata—Tu madre y Naruto se fueron a ver lo de la boda—eso quiere decir que mi madre arrastro a mi novio a ver lo de la boda—Y yo no tengo trabajo el día de hoy, así que…—
—Bueno… me iré al trabajo, tengo que arreglar lo que Sai no hizo durante las vacaciones—ahora tengo que hacer cirugías plásticas gratis gracias a ese idiota.
—Suerte en tu trabajo, trata de que la vieja Tsunade no te mate—
—Y tu trata de que Kurama no te coma—
—Naru se lo llevo, así que no hay problema—
—Bien, disfruta tu pequeña soledad—
—Aunque no creo que dure mucho, tu madre es impredecible—
—Tienes razón—
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—Bien Naruto que color prefieres para la boda, ¿Blanco hueso o blanco huevo? —dijo Miko-chan, sosteniendo dos muestras exactamente del mismo color (para mi) en el aire.
—Amm… ¿No son del mismo color? –mire a Kurama, y se veía igual de confundido.
—Mira cariño, el blanco huevo es diferente del blanco hueso, decir que es igual es como decir que verde manzana y verde árbol son iguales—
—Pero si son iguales—
—Bien, en ese caso nunca terminaremos de organizar la boda—¿elegir el color del mantel es tan esencial?
—¿Por qué mejor no lo elige usted? Así yo solo elegiré el traje y la comida—en especial la comida.
—BIEN, elegiré el color de la mantelería, ¿quieres un color en específico? —al parecer le gustó la idea.
—¿Naranja? —
—Buen color, ¿Quieres naranja español o naranja rojo? —¿Qué demonios?
—¿Naranja Kurama...? – ¿Qué?, no tenía más referencias.
—Está bien, déjame lo demás a mí—que suerte—Ahora el momento el momento de la verdad, ¿El naranja combinaría más con el blanco perla o con el blanco huevo? –
Mmm…
Creo que esto llevara un rato.
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—Entonces… ¿Cuándo va a ser la boda? —escupí lo que estaba comiendo ante las palabras de Tsunade, ¿Qué nunca voy a poder comer en paz?
—Te lo he dicho cientos de veces y lo repetiré, me casare cinco meses después de que nazcan los niños—solo seis meses, Sasuke, solo seis meses más…
—No puedo creer que tu boda esté más cerca de lo imaginable, siempre pensé que serias un viejo amargado y solo por el resto de tu vida—
—En verdad que me apoyas Tsunade—no se nota el sarcasmo, ¿Cierto?
—¿Qué? Es cierto, nadie en el hospital te imaginaba casado y con hijos—
—Eso no es verdad, alguno habrá pensado diferente—
—Bueno, Sakura e Ino eran las que pensaban diferente, aunque querían que te casaras con una de ellas. Una vez escuche que incluso estaban poniéndose de acuerdo para compartirte—eso me dio escalofríos.
—Gracias al cielo que Sakura ya no está, y que Ino acaba de ser trasladada al hospital de Hokkaido—no tengo ni idea de porqué, pero ambas presentaron su renuncia el mismo día.
—Debemos agradecerle al zorro que te cuida todos los días—
—¿Zorro? ¿De qué hablas Tsunade? —
—Nada, nada; solo hablaba por hablar—
—En serio que eres extraña—
No importa, ya me estaba acostumbrando.
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—¿Y cómo te va con Gaara con su embarazo? —Sai se veía algo ojeroso, cansado y mugriento; literalmente, su bata blanca tenía manchas de café, sudor, comida, entre otras sustancias.
—Estoy genial, si genial, si—eso no sonaba muy bien que digamos.
—¿Gaara se puso pesado con el embarazo? —cosa que no dudo.
—¡No le digas nada a mi esposo! ¡Él es un ángel! —
—Si, si, un ángel—ni él lo creía—Deberías dormir un poco ¿No crees? —
—Tienes razón, no he dormido mucho en esta semana—
—¿Acaso has dormido? Tus ojeras están más profundas que las de Itachi cuando se va de viaje con Deidara—y enserio que siempre tenía hasta bolsas en los ojos.
—Ayer no dormí por buscar un bote de helado con sabor vainilla y chocolate con menta por toda la ciudad—eso me hace pensar cuando me la pasé toda una semana buscando un helado sabor ramen; cada uno tiene sus dificultades.
—Ya, ya; duerme un poco en el sofá de mi oficina, Gaara aún está en turno, apuesto a que vendrá después de que acabé con la última consulta—guie poco a poco a Sai a mi sofá, recostándolo suavemente.
—Si… vi a tu cuñado… estaba con él…—
—¿Qué?, ¿Deidara?, escuché que estaba algo enfermo ayer, y pensé que se había ido de vacaciones con Itachi—espera un poco—¿Qué no Gaara es el director de obstetricia? ¿Porque demonios Deidara…—oh no— ¡DIME QUE NO ESTABA HACIENDO UNA PRUEBA DE EMBARAZO! ¡DIMELO!—no puede ser, no puede ser.
—Vai-nilla con men-ta…—y se quedó dormido.
—¡Despierta, despierta, despierta! ¡Dime que es mi imaginación! ¡Dime que es mi imaginación! ¡DIMELO!—
¡Llorare! ¡Llorare! ¡Juro que llorare si esto es real!
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—¿Cómo te fue, Naru? —pregunto Otto-chan cuando llegamos, Okaa-san estaba empujando la silla de ruedas donde iba sentado; esa endemoniada silla me estaba comenzando a caer mal.
—Supongo que bien—aunque odiare los colores por el resto de la semana.
—Ya elegimos todas las cosas que necesitamos para la boda, deberías ver el traje de Naruto, ¡Es Hermoso! ¡Ya quiero que llegue el día de la boda! —Okaa-san se veía demasiado emocionada, aunque siempre se ve así.
—Si…—comencé a sentirme un poco triste… siempre imaginé a mi madre comprando el traje blanco para mi boda.
—¿Te encuentras bien cariño? —Okaa-san se acercó a mí, sacando un pañuelo de su bolsillo—¿Por qué lloras, amor? —
—¿Llorar? —no había sentido como las lágrimas habían comenzado a caer sobre mis mejillas. Me ponía demasiado triste pensar en mi familia, además de que las hormonas no me ayudaban.
—¿Paso algo Naru? —Otto-san me ayudo a sentarme a su lado en aquel enorme sofá rojo, y recargo mi cabeza en su hombro—No llores… no llores…—
—L-lo siento, yo solo pensaba—
—¿En qué pensabas mi pequeño? –¿Pequeño?
—Pensaba… en como desearía que mamá y papá estuvieran aquí el día de mi boda…—
—¿Los extrañas, cierto? —
—Demasiado…—
Perdí a mi familia en un horrible accidente, a mi padre, a mi mamá, a mi hermano mayor… no tuve un tiempo de duelo normal y pues, aunque sigo en terapia, no quiere decir que los haya olvidado o me sienta mejor solo por eso.
Daría todo lo que tengo… todo para que mi padre me llevara al altar al lado de Sasuke, o a mi mamá ayudando a arreglarme antes de la boda, o a Menma intentando que no me casara con Sasuke…
Daría todo para tenerlos de vuelta…
—¿Cómo eran tus padres Naru? —
—¿Mis padres? –pensar en mi familia me ponía muy sentimental—Mi mamá… ella era la persona más temperamental que conocí, era dulce y amable, aunque cuando se enojaba corríamos para que no nos encontrara—sonreí, recordando la vez que Menma y yo quemamos su vestido favorito… no pudimos sentarnos una semana—Y papá, papá era la persona más sobreprotectora de la vida, no podía alejarme de él 10 minutos y ya estaba buscándome por todos lados—nunca olvidare la vez que me perdí en el supermercado… cuando tenía 15 años. Desde ese día me llevaba a todos lados con correa para niños.
—Ellos te querían demasiado—Okaa-san y Otto-chan me abrazaron un poco, haciéndome cálido.
—Lo sé—no pude evitar sonreír por cada recuerdo que pasaba por mi mente, éramos una familia rara, pero éramos felices.
—Hubiera sido muy lindo conocerlos, tal vez y tu padre o tu hermano te hubieran llevado al altar—
—No lo creo—solté una pequeña risita, en serio que era un buen chiste—Papá hubiera intentado matar a Sasuke y Menma me hubiera secuestrado para que no me casara con él—ambos congeniaban muy bien con eso.
—¡Vaya!, al parecer tu hermano era demasiado sobreprotector contigo—
—Demasiado… Menma nació cinco minutos antes que yo y desde entonces tomo el papel de hermano mayor demasiado enserio—demasiado, muy enserio.
—Bueno, por lo menos tenías un grandioso amigo—
—Si…—Menma era mi mejor amigo, hacíamos todo juntos; incluso hasta bañarnos, bueno, eso hasta que crecimos—Los extraño mucho—
—Oh mi amor, llora todo lo que necesites—
Me solté a llorar como magdalena, sacando la tristeza que había dentro de mí.
Nunca podré recuperar a mis padres o a mi hermano, pero intentare vivir por ellos con la nueva familia que estoy formando.
/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/
—¡Ya llegué! –dejé mis llaves encima de la mesita de la entrada y colgué mi saco en la pechera—¿Dónde están todos? —
No se escuchaba nada dentro de la casa, y no sabía si aterrarme o sentirme tranquilo.
—¿Mamá?, ¿Papá?, ¿Naruto?, ¿Alguien? —bien, definitivamente esto estaba comenzando a aterrarme.
Las luces también estaban apagadas, y eso le agregaba más suspenso a la situación.
—Debo dejar de ver películas de terror, definitivamente debo dejar de ver películas de terror—
Camine por todas las habitaciones del primer piso, buscando algo que me diera un indicio de que no había pasado nada.
—Odio los apagadores color negro, no los puedes encontrar con la luz apagada—escuche un ruido raro mientras me quejaba, como si algo se hubiera caído—¿Quién anda ahí? —empecé a escuchar gruñidos, y el eco de las paredes hacia que se escuchara más atemorizante—¡Sal de ahí, quien quiera que seas! —tome lo primero que encontré a mi alcance (Un paraguas, ¿¡Quién demonios deja uno de esos en medio del pasillo!?), y espere a que el intruso apareciera—¡Sal ya!—escuche como los gruñidos se hacían cada vez sonoros, sacando todo el miedo que estaba dentro de mi—¡Aghh!—y no era nadie más que el maldito de Kurama.
Lo odio.
—¡Maldito zorro demonio! —lo odio, lo odio, lo odio—¿Sabes cuantos paros cardíacos estuvieron a punto de darme por tu culpa? —y en verdad que eran muchos—Bien, ya, ya; tranquilizate Sasuke, solo fue el zorro demonio—respira, respira—Oye tú, zorro con complejo de padre, ¿Sabes dónde está Naruto? —o alguien.
—Grrr…—me gruño, y luego comenzó a caminar hacia el otro lado.
—¿Eso es un sí? —no importa, si estar con el zorro demonio significa no quedarse solo, todo perfecto.
Lo seguí por muchos pasillos, dando con una habitación que estaba justo al lado de la cocina.
¿Enserio?
—No entiendo ni porque me preocupe, ahhh…—el zorro hizo un ruidito como si fuera una risita, dándome ganas de matarlo—Bien, no pierdo nada—abrí la puerta suavemente, quedando sorprendido con lo que había adentro.
La habitación había sido cambiada totalmente, cambiando todos los muebles viejos con un paraíso para niños.
—¿Qué demonios paso aquí? —
Había peluches, juguetes, cunas, biberones, mantas, tapetes de colores, formas, figuras, papel tapiz de jirafas y leones, y un enorme oso en una de las esquinas.
—Bueno, creo que es algo lindo, pero tambien es obsesivo—
Mis padres habían hecho algo adorable para mis niños, aunque también era como un gancho para quedarme a vivir con ellos para siempre…
Iré buscando una casa muy, muy lejos de aquí para vivir con mi Naru y mis hijos.
—¿Qué es esto? —encontré algo en el piso, parecía un álbum de fotos… y era mío…—Espero que mamá no se lo haya mostrado a Naruto, a quien engaño, ya debió haberlo visto todo—
Seguí el rastro de álbumes vergonzosos que intenté quemar un millón de veces sin lograrlo, hasta llegar a una tierna y curiosa escena.
Naru estaba recostado en el suelo, rodeado de mantas y abrazando un peluche gigante de oruga multicolor. Mis padres estaban con él, abrazándolo un poco, todos profundamente dormidos y cubiertos por una enorme manta color azul.
—¿Por qué demonios se ve tan feliz? —nunca había visto a papá dormir con una sonrisa tan grande, y supongo que el álbum en sus manos eran la razón de su alegría.
Cogí el álbum casi arrancándoselo de las manos, mi padre estaba demasiado aferrado a él.
—Veamos, ¿Qué cosa es la que está haciendo que sonría así? Es… es…—no puedo creerlo, es, es…—¡Es tan hermoso! —
¡Era un álbum de fotos de mi Naruto!
¡KYAAAA!
—Se veía tan lindo de pequeño, mira esto ¡Tiene una Yukata de gatitos!, ¡Tan lindo! —
Espero que mis hijos sean igual de tiernos que Naruto, y si no, uno o dos hijos mas no serán problema.
