CLII
Sailor Delta

La luna, 05 de diciembre de 2992, 10:30a.m, hora de la Tierra

—¡Ahí van! —exclamó Sailor Jasper, señalando a unos bólidos que pasaron a dos kilómetros por encima de la superficie lunar. Los instrumentos de Sailor Amethyst confirmaron lo que su compañera había visto.

—Prepárense para el despegue —anunció Sailor Turquoise, presionando varios botones y accionando algunas palancas. Los motores cobraron vida de forma inmediata—. Cuando tú nos digas, Sailor Amethyst.

La aludida no dijo nada, pero siguió consultando sus aparatos, esperando por el momento justo para que ellas pudieran despegar de la luna y llegar al palacio de Tokio de Cristal sin que los Galthazar se dieran cuenta. Para asegurarse de eso, tenían que volver a transformarse en chicas normales, de forma que no fuesen detectadas por los instrumentos de Frostbite.

—Recuerden que debemos transformarnos en chicas normales antes de entrar en la atmósfera de la Tierra—dijo Sailor Amethyst, y las demás hicieron lo que ella había dicho, incluyendo a la misma Sailor Amethyst—. No tenía que ser ahora, pero creo que es mejor de este modo. Mientras tanto, voy a solicitar autorización para realizar una visita al palacio, de forma que no tengamos problemas al entrar.

Dos minutos después, los aparatos de Violet indicaron que los monstruos de Warbringer ya habían penetrado la baja atmósfera del planeta. Era el momento de partir.

—Ahora —indicó Violet, y la nave despegó de forma inmediata. Cuando llegaron a una altura de cien metros por encima de la superficie lunar, Scarlett accionó los motores principales, y la nave salió de la órbita de la luna, rumbo a la Tierra, y a la misión más importante que alguna vez hubieran acometido.

Plutón, 05 de diciembre de 2992, 06:24a.m. hora terrestre

Sailor Pluto y Darien llegaron a la superficie gélida del planeta más pequeño del sistema solar. No obstante, había debate entre los astrónomos sobre si considerar a Plutón como un planeta o no, debido a su diámetro reducido y a lo peculiar que era su órbita. La órbita de Plutón poseía una inclinación muy inusual de 17,2 grados por encima de la eclíptica (176), y una excentricidad orbital de 0,25 (177), un valor también muy elevado, en comparación con la órbita de otros planetas. Aquello, unido al hecho que, debido a la excentricidad de su órbita, había un periodo de 47 años en que Plutón se encontraba más cerca del sol que Neptuno, hacía pensar a muchos astrónomos que Plutón era, en realidad, un satélite de Neptuno, que, por razones que se investigaban, alcanzó la velocidad de escape, y salió de la órbita de Neptuno para adoptar una propia. Otros astrónomos pensaban que, hasta que no hubiera más información sobre la extraña órbita del planeta, no podían descartar a Plutón como planeta del sistema solar.

Sailor Pluto conocía bastante bien el páramo congelado que era la superficie del planeta, y había aparecido solamente a cien metros de la estación Caronte, un montículo de hielo que alojaba unas instalaciones bastante reducidas, pero así le gustaban las cosas a Sailor Pluto. Darien se habría congelado al instante debido a las bajas temperaturas, y se trataba de temperaturas a las que el oxígeno no podía existir en estado gaseoso, pero la estación Caronte estaba protegida por un escudo atmosférico, dentro del cual, las temperaturas mínimas eran de dos grados bajo cero. Darien, entumido de frío, pero vivo al menos, corrió hasta la seguridad de la estación Caronte, seguido de Sailor Pluto, a quien no parecía afectarle el clima.

Cuando Sailor Pluto abrió la puerta que daba acceso a la estación, Darien entró a la carrera, buscando una estufa o artefacto similar, para que el frío dejase de ser una incomodidad para él. Por fortuna, apenas entró Sailor Pluto a la estación, la puerta se cerró, y el aire acondicionado comenzó a funcionar. Darien resopló de alivio.

No obstante, Sailor Pluto cobró real conciencia de la situación en la que se encontraba, y sintió un desagradable retortijón de tripas. Estaba sola con Darien, quien no recordaba nada sobre Sailor Moon, a más de siete mil millones de kilómetros de la Tierra, lejos de cualquier par de ojos. La oportunidad era demasiado buena para desaprovecharla, y, por unos momentos, Sailor Pluto quiso tirar por la borda, al menos por un par de horas, la misión, y tener a Darien para ella sola. Sería la primera vez que haría el amor con un hombre, y ganas no le faltaban…

Pero el recuerdo de lo que vio en el Circo de la Luna Muerta le impidió concretar sus sueños más anhelados. Su cordura volvió, y, con ésta, el hecho que tenía una misión que cumplir, sin importar que no pudiera cumplir con lo que había querido hacer desde los tiempos del Milenio de Plata.

Sailor Pluto sabía que la estación Caronte solamente tenía cinco habitaciones: una central, y cuatro que salían de los vértices del cuadrado que era la habitación principal, y ninguna de ellas alojaba algún secreto. La única parte en la que podría haber algo, era en la habitación central, pero tampoco daba la impresión de que hubiera algo oculto allí, al menos que ella supiera.

—¿Y si buscas debajo del tapete con el símbolo de Plutón? —sugirió Darien, frotándose las manos, pues aún se estaba sacando el frío de encima—. Es un buen lugar para ocultar algo.

A veces, Sailor Pluto deseaba contar con la ayuda de Sailor Mercury, pues ella habría podido detectar cualquier habitación secreta con su visor, pero la sugerencia de Darien no era mala en absoluto. De todas formas, ella no había construido la estación Caronte, y fue la reina Serenity quien le había asignado ese lugar como punto de inspección. Era desde la estación Caronte donde Sailor Pluto vigilaba la línea temporal. Una de las habitaciones poseía un espejo tan alto como ella, ovalado y con un marco de metal ornamentado. Aquel espejo actuaba como la salida de un sistema de cámaras de seguridad, en la que podía ver varias líneas temporales transcurrir de forma simultánea. Sin embargo, no era el espejo en sí mismo el que poseía ese poder. Sailor Pluto le había otorgado tales cualidades al espejo, de forma que pudiera hacer su trabajo de una forma más conveniente. De esa forma, podía explorar múltiples líneas temporales al mismo tiempo, identificando cualquier desviación al instante. Había ocasiones en las que recibía visitas, ya fuese de la reina Serenity, o alguna de las Outer Senshi, pero la mayor parte del tiempo la pasaba en completa soledad. Era desde ese lugar donde, a veces, veía posibles líneas temporales en las que ella se quedaba con el príncipe de la Tierra, sin encontrar ninguna. Aparentemente, el amor entre la princesa de la luna y el príncipe de la Tierra era algo al margen del tiempo y del espacio.

Sailor Pluto, con la ayuda de Darien, levantó el tapete, enrollándolo cuidadosamente antes de dejarlo a un lado, y vio, para su sorpresa, que había una especie de ranura en el centro de la habitación central. Sailor Pluto examinó la ranura con más detalle, y se dio cuenta que su cetro tenía la misma forma de la ranura en su base, como la que tendría un cerrojo. Recordando que su cetro tenía la forma de una llave, puso el cetro sobre la ranura, y la hundió en ésta. Después, giró el cetro en dirección contraria a las manecillas del reloj, pero no pasó nada. Lo giró en la dirección de las agujas del reloj, y todo el piso de la habitación se elevó un poco antes de descender, más abajo del nivel de la habitación central.

Cuando el piso, que actuaba como un ascensor, se detuvo, Sailor Pluto y Darien miraron en todas direcciones, y no pudieron ver nada relevante. Las paredes eran lisas, hechas de granito, que era lo único inusual de la nueva habitación (Plutón no poseía ese material en su corteza), pero no hallaron nada que pudiera ser un secreto… hasta que se fijaron en un hilo cuadrado de luz, lo que podría indicar la existencia de una puerta. Sailor Pluto vio que, en un lado del perímetro de luz, había una cerradura. Sailor Pluto recordó que llevaba varias llaves colgadas a la cintura, y probó con algunas de ellas.

No necesitó de más de cuatro intentos.

La pesada puerta se abrió por su cuenta, y tanto Sailor Pluto como Darien entraron a lo que parecía un salón de espejos. La habitación era octagonal, y los espejos cubrían la totalidad de las paredes, lo que hacía que éstos no tuvieran marcos. En el centro del octágono, había un triángulo estilizado, y Sailor Pluto asumió que aquella era la letra griega delta, símbolo matemático del cambio.

La puerta detrás de ellos se cerró sola, e, inmediatamente después, una especie de holograma apareció sobre la letra delta. Se trataba de una Sailor Senshi, pero no era como las otras Sailor Senshi que había visto hasta ese entonces, porque ella usaba una capa gris que le llegaba hasta los tobillos, y sostenía un cetro parecido al de Sailor Pluto, solamente que, en lugar de un corazón, había un triángulo. Su uniforme era de una pieza, y, tal como Sailor Pluto, tenía llaves colgadas a la cintura. El listón en su pecho era de un gris más oscuro que el de la capa y la falda no poseía pliegues. Sus botas eran largas y de taco alto, también de color gris. Por último, no usaba una tiara, sino que tenía la letra griega delta dibujada en su frente. No había otra posibilidad. Aquella Sailor Senshi tenía que, por fuerza, ser Sailor Delta.

—Hija mía —dijo el holograma de Sailor Delta con una sonrisa triste, no muy diferente a la que solía mostrar Sailor Pluto—, bienvenida al sanctum de la estación Caronte. Eres la primera versión de Sailor Pluto que llega hasta este lugar. Ninguna de tus predecesoras llegó tan lejos. Eso significa que aún hay esperanza para este ciclo.

Sailor Pluto se quedó en silencio. Eran las primeras palabras que alguna vez había escuchado de su madre, Sailor Delta, y ya se encontraba más perdida que un pingüino en el desierto. Darien entendía menos aún.

—Es normal que, al menos en un principio, no entiendas a qué me refiero —dijo Sailor Delta, soltando una pequeña carcajada—. Pero, como irás viendo pronto, es de suma importancia que entiendas lo que voy a decirte, porque el conocimiento que estoy a punto de brindarte puede salvar el universo, o destruirlo por completo. Pero lo primero es lo primero. Yo no soy el espíritu de Sailor Delta, o algo parecido. Soy una inteligencia artificial limitada, con la personalidad original de Sailor Delta. Soy capaz de interpretar rasgos o gestos faciales, entender palabras y responder preguntas gracias a mis algoritmos neurales. Sin embargo, no soy consciente de mí misma, y ahí está mi limitación principal. No obstante, aquella limitante no influye en lo que debo comunicarte, hija mía.

Sailor Pluto no sabía cómo sentirse. Estar frente al holograma de su madre, alguien a quien no recordaba en absoluto, era una experiencia triste y, a la vez, desconcertante. Sailor Delta tenía sus mismos ojos y el mismo color de cabello, pero no ostentaba ningún moño. Caía como una cascada por detrás de ella.

—Lo primero que debes saber, es que tú eres el fruto del amor entre yo y un antiguo titán llamado Crono. Lo conocí unos cientos de años antes que yo fuera asesinada por Sailor Omega. En algún momento de ese tiempo, tú naciste, pero no queríamos que tú supieras mucho sobre mi naturaleza, al menos hasta que fuese el momento justo. Realizar mi trabajo no es algo que cualquier mortal puede hacer. Es el trabajo de una Sailor Senshi, y, para el tiempo en que fui asesinada, las Sailor Senshi como tú las conoces no existían aún. Por eso, de común acuerdo con Crono, te pusimos en una cámara atemporal, para que no crecieras para ver el conflicto que, de manera inevitable, iba a tener lugar. Sabía que Sailor Omega pensaba en matarme para quitarme del medio, y que, de forma invariable, lo iba a conseguir. Con eso en mente, creí menester transferir mis poderes más relevantes a ti, de forma que, cuando crecieras, pudieras controlarlos y hacer mi trabajo en mi lugar una vez que yo esté muerta. Lo que no esperé, fue que el conflicto de las Sailor Guerras se prolongara tanto en el tiempo. Pero lo importante fue que saliste de la burbuja temporal que yo creé cuando las Guerras acabaron.

Sailor Pluto no dijo nada por un momento. Si entendía correctamente, sus poderes provenían directamente de Sailor Delta, pero había un vacío en su explicación. Si ya tenía sus poderes cuando despertó después del término de las Sailor Guerras, ¿cómo explicaba que ella fuese una Sailor Senshi? Si ya tenía poderes, incluso antes de ser una Sailor Senshi, ¿aquello no hacía innecesario convertirse en una?

—¿Y cómo explicas el hecho que yo sea una Sailor Senshi?

—El hecho que tengas los poderes que tienes hizo más fácil que te convirtieras en una Sailor Senshi —explicó Sailor Delta, mirando a Sailor Pluto con algo parecido a orgullo—. Al principio, te era prácticamente imposible controlar tus poderes, pero, con un Sailor Cristal en tu interior, te fue mucho más fácil hacerlo.

—¿Y cómo terminé en el sistema solar, si tengo poderes que pueden afectar al universo entero?

—Como habrás escuchado en otras ocasiones, el Milenio de Plata era uno de los pocos lugares en la galaxia libre de conflicto, porque en esos tiempos no existía ninguna Sailor Senshi. Mucho tiempo después de las Sailor Guerras, la reina Serenity creó a Sailor Silver Moon, la primera Sailor Senshi del sistema solar, pero poco tiempo después, la burbuja temporal en la que estabas encerrada llegó al planeta más externo del sistema solar por un error de cálculo que Crono cometió mientras nos preparábamos para enviarte lejos del conflicto. Se suponía que tenías que aterrizar en una de las lunas de Saturno (178), pero por ese error de cálculo, terminaste en Plutón, y aquel se convirtió en tu planeta guardián en el momento en que te convertiste en una Sailor Senshi. El resto de la historia ya no es misterio para ti.

Después de mucho tiempo, Sailor Pluto creía entender sus orígenes y cómo había llegado al sistema solar, pero había una gran interrogante para la que necesitaba una respuesta, y pronto, porque escuchó un leve pitido, el que provenía de la habitación principal, varios metros más arriba. Era el detector de amenazas.

—Hay algo más que necesito saber —dijo Sailor Pluto, aún procesando la información sobre sus orígenes, temiendo que lo que fuese que escuchara a continuación la abrumara más de lo que ya estaba.

—¿Y de qué se trata?

—Mientras batallaba contra el Circo de la Luna Muerta, tuve una visión de un triángulo, y escuché unas palabras que no he podido sacar de mi cabeza desde ese entonces —dijo Sailor Pluto, no sin cierta desesperación, a juzgar por el tono elevado de su voz y la forma en que gesticulaba con sus brazos—. Decía que si yo no hacía algo, el ciclo se iba a repetir. No entiendo a qué ciclo se refiere, ni qué es lo que tengo que hacer. ¡Por favor, necesito una respuesta a esa pregunta!

Sailor Delta miró a su hija con mucha pena. Ella, por supuesto, sabía a lo que se refería Sailor Pluto, y era muy importante que ella supiera la verdad sobre el ciclo que había mencionado. Era tan importante que el destino de todo el universo dependía de lo que Sailor Delta estaba a punto de revelar.

—Quiero que mires atentamente a estos espejos —le indicó Sailor Delta a Sailor Pluto, y la aludida se aproximó al centro de la habitación, viendo los espejos, con la diferencia que ya no reflejaban lo que tuviesen enfrente, sino que mostraban la misma imagen: tres Sailor Senshi de aspecto imponente, una vestida enteramente de blanco, otra vestida enteramente de gris y la última vestida enteramente de negro—. Ellas son, o mejor dicho, eran, las integrantes del Triunvirato Divino. La de blanco es Sailor Alpha, la de gris soy yo, y la de negro es Sailor Omega. Ellas son Sailor Senshi primordiales, y son, en su esencia, eternas. Han muerto y renacido tantas veces como espejos ves en este momento. Por eso tus visiones hablaban de un ciclo, porque este universo es cíclico. Se origina con Sailor Alpha, evolucionaba gracias a mí, y termina con Sailor Omega. Esto ha sido así durante los siete ciclos completos por los que ha pasado este universo. Seguramente te estarás preguntando qué hay de malo en esto, y tu pregunta no sería necia. El problema con este universo es que siempre funciona en un ciclo de creación, transición y destrucción, y no tiene por qué ser así. No hay razón por la que el universo no pueda ser eterno, pero esto significaría el fin del Triunvirato Divino, y ninguna de nosotras, en nuestras otras existencias, estaba dispuesta a crear un universo eterno, porque, como dije, eso implicaría que nosotras dejásemos de existir. Pero esta vez, ciertos eventos se dieron de forma diferente que en los otros ciclos.

—¿Y cuáles fueron esos eventos? —preguntó Sailor Pluto, deseosa de saber más.

—Para empezar, por primera vez en un ciclo, una de nosotras decidió ir por un camino distinto. Esa persona fui yo. Yo no quería ser cautiva de mi propia naturaleza, y siempre guiar al universo hacia el camino de Sailor Omega. Quería que el tiempo fuese algo al margen de los designios de mis compañeras, y por eso, como ya sabes, fui asesinada por Sailor Omega. Si no hubiera tratado de escoger mi propio camino, no me habría enamorado de Crono, y, desde luego, tú no habrías existido. Porque, si eres capaz de ver las líneas temporales de los siete universos que precedieron a éste, en todas ellas Sailor Pluto llegó a existir en la forma de una doncella de algún reino lejano, a excepción de este ciclo.

—¿Y cuáles son los otros dos eventos? —preguntó Sailor Pluto, usando sus poderes para comprobar que, en efecto, ella había existido de una forma distinta en los universos que precedían al actual.

—Por increíble que te pueda parecer, el segundo evento que hace de este ciclo diferente es la existencia de Sailor Silver Moon. Ella no existe en los otros ciclos, reemplazada por una mujer normal, muy similar a Saori, pero que no cumple ningún rol importante. La decisión de la reina Serenity por crear precisamente a esa Sailor Senshi, aseguró que el Cristal de Plata estuviera dividido, cosa que los enemigos de este ciclo jamás pudieran tener acceso a la totalidad de su poder, y, además, habría entorpecido los afanes de Sailor Omega, lo que me trae al último evento que fue diferente en este ciclo.

Por alguna razón, Sailor Pluto sintió un extraño retortijón de tripas.

—El romance entre la princesa de la luna y el príncipe de la Tierra —dijo Sailor Delta, y Sailor Pluto sintió cómo sus piernas iban perdiendo fuerza—. En los otros ciclos, el príncipe de la Tierra y la princesa de la luna nunca llegaron a conocerse, lo que hizo que el Cristal de Plata no desplegara el poder que sí muestra en este ciclo. Hija querida, sé lo que tu corazón esconde. No hay más que ver la forma en que miras al hombre a tu lado para darme cuenta de que estás enamorada de él. Pero, si tu deseo es romper el ciclo de creación y destrucción que tantas vidas ha segado, debes estar dispuesta a dejarlo ir. Sin embargo, si no lo haces, es posible que el ciclo continúe tal como lo ha hecho por eones. La decisión está en tus manos, Sailor Pluto. No voy a pretender negar que me gustaría que decidieras a favor del universo eterno, pero no es que pueda hacer algo para detenerte si decides lo contrario. El destino de todo el universo está en tus manos, Sailor Pluto.

Ella se quedó enraizada al piso, mirando hacia el espejo frente a ella, sin realmente verlo. No podía creer que en algún momento de su vida tuviese que tomar una decisión tan difícil. Y, mirando de reojo a Darien, Sailor Pluto supo que se iba a arrepentir, cualquiera fuese su elección.

Y, mientras tanto, Warbringer se aproximaba a la estación Caronte.


(176) La eclíptica es el plano que cruza la posición promedio del ecuador terrestre. Debido a que el eje terrestre se encuentra inclinado 23,5 grados con respecto a la vertical, el ecuador siempre se encuentra 23,5 grados por encima o por debajo del plano de la eclíptica. Las inclinaciones orbitales de los planetas del sistema solar son medidos a partir de este plano imaginario.

(177) La excentricidad orbital es la razón entre el perigeo (punto más cercano al sol) y el apogeo (punto más alejado del sol). Hay que recordar que las órbitas de los planetas son elípticas, no circulares.

(178) Saturno era el equivalente romano de Crono, un titán asociado al tiempo. Por eso hablé de ese error de cálculo, porque se supone que Sailor Pluto debía desempeñar el rol de Sailor Saturn y viceversa, debido a la mitología asociada a esos dos planetas.