El híbrido llegó a la cascada, encontrándose con la imagen de su hermano, contemplando el atardecer, inmerso en sus pensamientos

- ¿Cuánto tiempo más estarás así? - se posicionó a su lado, sin observarlo

- Es fácil para ti Inuyasha - entrecerró sus ojos - La mujer que amas... todavía te ama

El hanyo miró al suelo, pensando en la youkai

- Ella... no está a mi lado - volvió a mirar el atardecer - ¿Realmente importa lo que sentimos? Si no podemos estar juntos

- Eres un idiota

- ¿Qué? - murmuró, sorprendido

- Tú no tienes que rendirle cuentas a nadie, hermano - lo miró - Eres infeliz porque lo deseas

Antes de que pudiera responder, ambos voltearon en dirección al bosque, al percibir aquel familiar aroma

- Que agradable es verlos juntos - sonrió, emergiendo

- ¿Qué es lo que quieres? - preguntó, de manera no muy amable, el youkai

- ¿Acaso has venido por la visita del mes? - acotó el hanyo

- No importa que no puedas verme Inuyasha - se acercó - Pero siempre estoy con ustedes

- Dudo que hayas venido sólo a decir esa ridiculez - frunció el entrecejo

- Tranquilo Sesshomaru - mantuvo la calma - Aunque este no sea el motivo de mi visita, no significa que no sea verdad

- Entonces, ¿a que has venido? - intervino el menor, al percibir el estado de animo de su hermano

- Me alegro al decirles, que el momento ha llegado

- ¿Qué?

- Así es - su sonrisa creció - Las espadas elegirán a sus dueños, en el próximo duelo

- ¿Qué? - murmuró el hanyo, visiblemente sorprendido

Entre espadas y compromisos

La mujer se encontraba en el balcón del castillo, contemplando la puesta de sol, cuando unos cálidos brazos la sostuvieron

- Hoshiyomi - sonrió, respaldando su cabeza en su hombro

- ¿Cómo te sientes? - preguntó, observándola

- Todavía no puedo creer lo rápido que pasa el tiempo... aún cuando eres un youkai

- Te comprendo - miró hacia el frente - Me pasa lo mismo

- Rin ya obtuvo su espada - murmuró - Kikyou va a casarse en unos días y... Kagome pronto tendrá que comprometerse

Hubo un silencio que perduró unos segundos

- Sobre eso quería hablarte... - Se apartaron, observándose seriamente - Pronto conoceremos el nombre del prometido de Kagome

- Eso significa... - él asintió, ella sonrió - Vaya... con que pronto nuestras hijas se volverán a unir con los Taisho...

- Es la voluntad de las espadas - ambos volvieron a contemplar el atardecer - El problema sería... que ellas se nieguen al compromiso

- Supongo que eso dependerá de quién sea el portador de cada espada

Volvieron a permanecer en silencio, inmersos en sus propios pensamientos, mientras los últimos destellos de sol se escondían en el horizonte


Doble actualización porque los capítulos son muy cortitos, peeeero... se vienen cositas ;)

En el capítulo de mañana comprenderán a lo que me refiero jajaa

¡Muchas gracias a los que leen! Espero que les esté gustando la historia