ATENCIÓN: LOS PERSONAJES AQUÍ EXPUESTOS PERTENECEN A NAOKO TAKEUCHI Y TOEI ANIMATION. ESTO ES SÓLO CON FINES DE ENTRETENIMIENTO Y NO BUSCA LUCRO ALGUNO.

¡Hola! Soy yo de nuevo. Otra vez metiéndome en grandes líos fanfickers. Hace tiempo tenía varias ideas random regadas en mi cerebro y de la nada –en serio de la nada– se juntaron y acomodaron para dar forma a las líneas que hoy les vengo a presentar.

Les recalco –como señalo en la descripción– es un Alternative Universe (AU) y, si en algún momento de la vida he tenido la oportunidad de que me lean, sabrán que en este género me doy cada libertad alocada, derivando en situaciones fuera de control para los personajes, los lectores y yo misma.

Bueno, sin más, sean bienvenidos:

I – Compromiso

El joven iba y venía por la sala del departamento. De vez en cuando se detenía para mirar su reloj y reanudaba su paso. No era necesariamente tarde pero, como siempre, quería salir de casa con anticipación por si se presentaba algún imprevisto; además, la puntualidad era algo que lo caracterizaba y no quería empezar a fallar en ese aspecto. No esa noche.

Pasaron unos minutos y por fin se decidió a hablarle – Serena… – y sólo esa palabra fue suficiente para que ella se asomara por la puerta de la habitación.

– Lo siento amor – le respondió la chica mientras ajustaba una de las esferas que coronaban su característico peinado – Estaré lista en un par de minutos – le anunció y volvió a adentrarse en la habitación que ambos compartían desde hacía algún tiempo.

En ese momento, Darien Chiba tomó asiento resignado. Sabía que Serena aún guardaba esos destellos infantiles que provocaban, por ejemplo, que se le hiciera tarde para todo.

Respiró profundamente y mientras cruzaba los brazos se dirigió a Luna, la gatita que Serena había adoptado desde hacía años y que le pidió le dejara vivir con ellos – Déjame adivinar, ¿se le fue el tiempo en sus pinturas? – le dijo a la mascota.

No fue necesario que reloj en mano viera que efectivamente no pasaron ni dos minutos cuando la jovencita rubia apareciera ante él ya lista para la cena de esa noche.

– Perfecto – declaró el muchacho poniéndose de pie y la miró de arriba abajo – Te quedó perfecto princesa.

– Tenías razón, este vestido es el ideal para esta noche – dijo con una sonrisa. Serena sabía que era una cena importante para Darien.

Llevaba días hablando sobre el tema. La gran corporación para la que trabajaba alistaba una velada en la que, se rumoraba, darían un anuncio importante. Y desde luego su novio era un hombre muy comprometido con su trabajo y empresa y estaba muy contento de que lo tomaran en cuenta para invitarlo y ser parte de los acontecimientos relevantes de la compañía.

Asimismo, la invitación no era exclusiva para él y le dijeron que podía llevar a su novia, por lo que habían pasado gran parte de la semana buscando el atuendo ideal para la velada.

– Bien, vámonos – le dijo ojiazul, quien desde temprano ya estaba enfundado en su mejor traje, y le extendió su brazo para bajar juntos por el elevador de aquel edificio de departamentos ubicado en los límites de la ciudad y que desde hacía casi tres años Serena llamaba hogar.

Abordaron el automóvil y Darien mantenía la vista fija en el camino. La chica lo observaba, se veía tan contento y seguro. Ella era feliz al verlo así y sin duda estaba orgullosa de él. Su novio se había esforzado mucho en destacar en su trabajo y ahora lo estaban tomando en cuenta para asuntos relevantes.

Serena lo veía siempre muy ocupado atendiendo asuntos y, el poco tiempo que tenía libre, lo dedicaba a estar con ella en casa. De hecho, su complicada agenda fue lo que le hizo decidirse a proponerle vivir con él cuando ella apenas estaba cursando la preparatoria.

En ese momento, la propuesta sorprendió a todos (incluyéndola a ella). Y es que todo había sido muy rápido. Se habían conocido mientras ella estudiaba en la preparatoria Juuban; fue un día que, como muchos otros, pasaba la tarde con sus amigas en el local de videojuegos Crown cuando Andrew (un gran amigo de ellas y quien administraba el lugar) recibió la visita de un compañero de la universidad: Darien, quien atrajo la atención de ella casi instantáneamente. Y desde ese día él se aparecía frecuentemente para saludarlas, incluso Andrew les dijo que le sorprendía mucho verlo haciendo otras cosas que no fuera estudiar o trabajar.

– Seguramente tiene un interés muy particular para venir a verlas – comentaba con una sonrisa traviesa mientras miraba de reojo a Serena, pues era evidente que entre ellos había una interacción especial, sin ignorar que siempre que se encontraban le obsequiaba una rosa roja (una rutina que prevalecía aún en él).

Esos comentarios hacían reír a todas (excepto a Rei quien no ocultó en un principio su interés por Darien pero que desistió al reconocer que su amiga era el punto de interés del muchacho).

La propuesta de noviazgo llegó a pocas semanas de conocerse. Ese día, el propio Darien reconoció que tenía poco tiempo para dedicarle y, aun así, ella aceptó las condiciones pues él la hacía sentir en las nubes.

Una tarde, poco antes de que terminará su último año en la escuela, pasaron tiempo juntos en el departamento de él. Ese día, cedió a sus instintos y se le entregó convencida de que Darien es su gran amor. Luego de aquel momento, él le pidió que no se fuera, que ya no se apartara nunca de su lado y se quedara a vivir con él.

Serena le había pedido que al menos le permitiera terminar la escuela y en lo que eso sucedía, podría hablarlo con calma con sus padres. Él había cedido sin ocultar que la idea no le encantaba. La chica creía que quizá para Darien era más simple la situación, él era más grande que ella, no tenía familia a la que dar esas noticias y, finalmente, no sería él el que se mudaría.

Casi inmediatamente de su graduación, Darien ya estaba listo para recibirla en su casa y, ante la sorpresa de sus padres y amigas, se la llevó. Desde entonces compartían su hogar y ella se había convertido en su compañera fiel que lo esperaba siempre en casa con una sonrisa, sabiendo que él se mataba todo el día en su trabajo.

– Es aquí – le anunció interrumpiendo sus pensamientos. Acababan de llegar al salón de uno de los clubs más exclusivos de la ciudad.

Bajaron del vehículo y mientras avanzaban por el lugar, ella se sintió muy orgullosa de que todo el mundo se le acercara a su novio para saludarlo y comentarle que era un privilegio que estuviera ahí. Serena suponía que se trataba de altos ejecutivos de la compañía, pues todos parecían personas muy refinadas y, en su mayoría, eran mayores.

Sin embargo, a pesar de estaba satisfecha al ver cómo era reconocido, se sentía nerviosa de estar en ese lugar. Temía decir o hacer algo inapropiado que pudiera meterlo en un ridículo. Lo peor fue cuando se acercó a ellos un hombre a quien Darien saludó muy respetuosamente.

– Chiba – dijo el hombre – ¿Cómo estás muchacho?

– Buenas noches señor Kaiou, muchas gracias por invitarnos – dijo Darien.

– Ah, ella debe ser tú novia – agregó el hombre volviéndose hacia ella – Es un gusto conocerla señorita Tsukino y ponerle por fin rostro a la compañera de vida de Chiba. No cabe duda de que detrás de un gran hombre como él hay una bella mujer como usted.

– Muchas gracias. Es un gusto conocerlo – respondió tímida.

– El señor Kaiou es el Presidente de la Junta Directiva, es mi jefe.

– Y debes estar muy orgullosa de Chiba, es un gran muchacho.

– Muchas gracias señor – intervino el aludido.

– Es la verdad. Por cierto Chiba, quisiera hablar contigo en privado antes de iniciar la cena, ¿puedes acompañarme?

– Claro que sí señor – dijo – Serena, vuelvo en un momento, espérame aquí – le indicó.

– Vamos Chiba, puede ir buscando una buena mesa y beber algo. Adelante señorita Tsukino.

Ambos se fueron y ella se quedó congelada ahí, en medio y sin saber exactamente qué debía hacer. En ese momento, un mesero se acercó a ella y le ofreció una bebida. No quería verse grosera así que aceptó y estuvo a punto de elegir una copa con una bebida oscura pero que parecía adecuada.

– Yo no haría eso si fuera tú preciosa – dijo una voz detrás de ella.

Serena volteó y se encontró con la alta figura enfundada con un traje blanco. Su vestimenta y cabello le hacían lucir como un chico muy guapo; sin embargo, había algo diferente en esa persona.

– La combinación de brandy y vodka podría noquear a una niña como tú en menos de una copa – continuó y Serena lo captó, su voz no era exactamente la de un muchacho – Te recomiendo, mejor ésta – dijo y tomó una copa de la variedad que había en la charola del mesero – Es un trago más suave, creo que te gustará.

Le entregó la bebida y tomó una para sí – Nunca te había visto por aquí preciosa, ¿cómo te llamas?

Serena se sintió de nuevo nerviosa; no quería ser grosera con nadie en ese lugar y no sabía cómo responder.

– Serena Tsukino, vine con mi novio Darien Chiba.

– Ah, así que tienes novio, es una lástima preciosa – le dijo con una sonrisa – Bueno, es raro ver jovencitas como tú por aquí… Y la verdad es que tampoco soy de este tipo de reuniones pero… qué te puedo decir, también vengo de acompañante. Salud por eso –alzó su bebida y ambos dieron un sorbo.

– Haruka – escuchó y volteó hacia donde se dirigía aquella voz, una joven se aproximaba a ellos – Haruka, no estarás de nuevo molestando a las jovencitas ¿o sí?

– Para nada Michiru. Mira, te presento a esta niña con cabeza de bombón: Serena Tsukino.

– Mucho gusto Serena, espero que Haruka no te estuviera molestando.

– No, para nada. Fue muy amable al ayudarme a elegir una buena bebida.

– Nunca te había visto por aquí – dijo Michiru examinándola – ¿Acaso tu padre es algún nuevo socio?

– No, vengo con mi novio Darien Chiba.

– Ah. Así que eres la famosa novia de Darien.

¿Famosa?

– Qué hombre tan desconsiderado es ese Darien, mira que tener oculta a una chica tan linda como tú – le decía Michiru – Mi padre me comentó que era una lástima que él tuviera una novia, porque le hubiera encantado que saliera con él.

– Michiru, no hables como si no estuviera aquí – replicó Haruka.

– Sabes que fue sólo una idea – le tiró del brazo – Además, sabes que tú eres mi prioridad – luego se dirigió a Serena – Ven Serena, siéntate con nosotras en nuestra mesa.

Las siguió con el afán de no ser grosera pero nerviosa de que Darien regresará y no la viera donde la dejó y su nerviosismo incrementó conforme avanzaban por el salón y se dirigían a lo que parecía la mesa principal.

La verdad es que todo era confuso. En realidad no conocía a nadie de ahí; ocasionalmente Darien le hablaba sobre algunos compañeros de trabajo (su equipo, como el solía llamarlos) pero nunca había existido interacción. Con la única que alguna vez había hablado era con Setsuna, la eficiente secretaría y asistente de Darien, pero nada más. Así que no sabía exactamente quiénes eran estas personas que, sin embargo, se estaban portando muy amables con ella.

Michiru le indicó que tomara asiento y continuó hablándole con naturalidad – Jamás imaginé que la novia de Darien fuera una chica tan joven; discúlpame, ¿cuántos años tienes?

– Cumplí 20 este verano – respondió tímida y mirando hacia el lugar en el que Darien la había dejado.

– Vaya, muy bien. ¿Sabes? Algunas veces he pasado a saludar a Darien en su oficina y no recuerdo haber visto una foto tuya.

– Es lógico – intervino Haruka – Yo tampoco dejaría que estuvieran admirando a una novia tan preciosa.

A decir verdad, probablemente Darien no tenía una foto de ella en su oficina porque él no era muy afecto a esas cosas. De hecho, sólo había una fotografía en toda la casa; era la única que existía de ambos y ella la tenía en el estudio que Darien le adaptó en la segunda habitación del departamento para que ella pudiera pintar.

– Ah – la expresión de Michiru la sacó de sus pensamientos – Es por eso que no quieres que la prensa note que pones mi foto cerca del tablero de tu auto en cada carrera.

– Michiru… – dijo Haruka con el rostro colorado.

La espontánea risa de la chica indicaba que disfrutaba esa reacción de su pareja; luego continuó hablándole a Serena para explicar – Haruka es piloto de autos de carrera pero le gusta ser reservaba con sus asuntos personales.

Antes de que Serena pudiera responder algo, un mesero se acercó – Señorita Kaiou, ¿le apetece algún aperitivo?

¿Kaiou?

– Oh, no por ahora, prefiero esperar a que mi padre regrese de su reunión – luego la miró – Serena, ¿te apetece algo?

– Ah, no, gracias… esperaré a Darien – respondió pausadamente.

– Muy bien, te aseguro que no demorarán. Mi padre me contó lo que quería conversar con él – le cerró un ojo.

Entonces Serena lo entendió todo. Estaba sentada con la hija del jefe de Darien; sin embargo, antes de que pudiera hacer algo al respecto, apareció su novio acompañado del señor Kaiou. El joven lucía una sonrisa tal que ni siquiera le cuestionó que se moviera de su lugar y que osara a sentarse en la mesa principal.

– ¿Todo está bien? – le preguntó la rubia por lo bajo.

– Perfecto, ya verás princesa – le respondió.

En ese momento, el señor Kaiou tomó la palabra. Todo el mundo en el salón guardó silencio para escuchar al hombre. Tras las clásicas palabras de agradecimiento por la asistencia, anunció alegremente que el motivo de la reunión era celebrar que por fin la compañía extendería sus operaciones fuera de Japón. Estados Unidos sería próximamente la sede para hacer crecer el negocio.

Todo el mundo aplaudía; sin embargo, el hombre acalló los vitoreos con una señal de sus manos. Aún no terminaba de hablar.

– También quisiera anunciarles que, en completo acuerdo con la Junta Directiva, decidimos quién es el ideal para liderar este proyecto de expansión. Y, tras habérselo propuesto, él no dudó en aceptar irse a Estados Unidos… Darien Chiba.

Su novio se puso de pie e hizo un gesto de agradecimiento. Todos en la mesa se dedicaron a alargarlo el resto de la velada y él respondía muy entusiasmado por su nueva oportunidad, por el próximo viaje y todos los proyectos que se avecinaban. Serena, por su parte, durante la cena no tuvo oportunidad de hablar con él, pues no quería interrumpir las conversaciones.

En determinado momento, el señor Kaiou le pidió a Darien le acompañara a saludar a algunas personas. Michiru aprovechó para hablarle – ¿Todo bien Serena? – le preguntó, ¿acaso se notaba tanto que se sentía inquieta con ese asunto?

– Ah sí… – respondió distraída.

– Déjame adivinar preciosa – intervino Haruka – Es algo no previsto.

– Hay algunos detalles que debemos hablar – dijo. La verdad era que ella estaba muy contenta de que Darien recibiera esa oportunidad, había trabajado mucho para destacar en su trabajo y lo merecía. Además él se veía tan feliz, qué más podía querer ella. Sin embargo, le preocupaba un poco qué es lo que sucedería. Irse a otro país tan lejano no era algo tan simple.

– Creo que debes hablar con él en cuanto puedas, en privado – le aconsejó Michiru – Pero ahora es su noche, espera un poco.

Serena asintió. El resto de la velada pasó sin muchas novedades. Al final agradeció mucho a Haruka y Michiru por portarse tan amables con ella. Y de verdad habían sido una bendición en aquella noche, pues la hicieron sentir menos aislada.

Sin borrar su sonrisa, Darien le dijo que ya era hora de ir a casa. Todo el camino la pasó hablándole a detalle de lo que el señor Kaiou le dijo en privado. Por decisión unánime, la Junta Directiva lo había escogido como el ideal para ir a Estados Unidos a empezar a hacer negocios e incluso instalar una sede corporativa allá.

Serena lo escuchaba atenta. No quería perturbar su entusiasmo. No encontraba el momento ni las palabras para decirle lo que pensaba. No fue sino hasta que llegaron a casa y empezaron a alistarse para dormir que se dio la oportunidad.

– Le diré mañana mismo a Setsuna que nos busque vuelos para irnos lo más pronto posible – le dijo mientras se terminaba de poner su pijama – ¿Podrías darme tus papeles para que ella haga las reservaciones?

– ¿Mis papeles? – preguntó.

– Tu pasaporte – le respondió – ¿Recuerdas que hace meses te comenté que le llamaras a Setsuna para que hiciera lo necesario? Desde ese entonces sospeché que esta oportunidad se podría dar en algún momento.

– Sí pero dijiste que sería para irnos de vacaciones y, pues… – hizo una pausa – la verdad es que no has tomado vacaciones desde que te conozco, no pensé que…

– ¡¿Qué?!... ¿Estás diciéndome que no lo hiciste? – le cuestionó un poco exaltado.

– No pensé que fuera urgente, yo me distraje en otras cosas.

– ¿Otras cosas? Serena básicamente todo tu tiempo lo ocupas haciendo pinturas, ¿cómo dejaste pasar esto que sí es realmente muy importante? – se exaltó aún más.

– Bueno, debiste decírmelo en ese momento – se defendió – O al menos anticiparme algo, incluso esta noche no me preguntaste qué pensaba antes de aceptar – le soltó.

– Serena estamos hablando de la oportunidad de nuestras vidas. Si esto sale bien, me nombrarán Director General de la firma en Estados Unidos, ¿sabes lo que significa para nosotros?

– Lo sé pero… quería por lo menos digerirlo, es decir, para mí significa ver aún menos a mis papás y ahora sí estar más alejada de mis amigas… Estamos hablando de otro país del otro lado del mundo.

Darien respiró profundamente, tratando de no exaltarse – Es cierto princesa, pero todo fue tan rápido. Mira, hoy la tecnología ha avanzado mucho y podrás incluso tener videollamadas con ellos, no te preocupes por eso, todo lo iremos solucionado, ¿sí?

Ella asintió – Ahora lo que más me preocupa es cómo irnos, el señor Kaiou me dijo que quería arrancar esto lo más pronto posible y tu pasaporte tardará semanas.

Entonces a ella se le ocurrió sugerir – ¿Y por qué no te adelantas tú? – él la miró pensativo – Sí, podrías ir buscando un lugar para ambos, mientras tanto yo lo hablaré con mis papás, no quiero que esto los tome por sorpresa.

– No lo sé… Quizá deba decirle al señor Kaiou lo que está sucediendo o… tal vez decirle a alguien de mi equipo que vaya – más bien parecía pensar en voz alta pero ni él mismo parecía convencido.

– Amor, en serio; creo que podría funcionar mi idea.

– No lo sé Serena, estar separados… Desde que te mudaste conmigo hemos estado juntos, durmiendo todas las noches en la misma cama… Además no sé si puedas hacerte cargo de todo.

Ella se aproximó para abrazarlo. Sabía lo que le preocupaba a su novio. Él prácticamente la arrancó de su casa siendo una niña que no sabía cómo sobrellevar cosas de la vida adulta y él se había encargado todo ese tiempo de resolver todo lo que ella necesitara. Sin embargo, con tal de apoyarlo en esta gran oportunidad en su carrera, estaba dispuesta a demostrarle que podía hacer las cosas.

– Estaré bien, lo más importante es que le demuestres al señor Kaiou que puedes con este proyecto.

Y la verdad era que ella misma no quería separarse de él. No se sentía lo suficientemente fuerte para estar lejos, pero sentía que su deber era apoyarlo de esa manera.

Él le correspondió el abrazo – Está bien… pero le pediré a mi equipo y a Setsuna que estén pendientes de ti y todo lo que necesites.

– No te preocupes amor, confía en mí.

– Será una temporada muy difícil, ¿sabes? – y de pronto pareció recordar algo y se separó de ella. Se dirigió a su cómoda y parecía buscar algo – Aquí está – dijo y volvió con ella – Ten, quiero que tengas esto – le entregó una cajita – Anda, ábrela – le indicó.

Serena la abrió y se encontró con un anillo coronado con una pequeña pero brillante piedra – ¿Es… ?

Sin decir nada, él sacó la joya y se la colocó en su dedo anular de la mano izquierda y se la besó – Todo saldrá bien – sólo dijo – Bueno, ha sido un día muy largo y vienen días muy agitados. Vamos a descansar.

– Sí – pronunció.

Después de eso, efectivamente siguieron días complicados. Darien se la pasó preparando todo para su viaje. Se iría a Nueva York a menos de una semana de haber aceptado su nueva responsabilidad en su trabajo. Así que pasó todo el tiempo empacando, resolviendo pendientes en la oficina e investigando qué pudiera necesitar allá.

Había poco tiempo para hablar. Serena lo entendía, él tenía la cabeza en su proyecto y ella había decidido que la mejor manera de apoyarlo era no agobiarlo.

Y por fin el día llegó, él tenía que partir. En un principio le dijo que no era necesario que fuera a despedirlo al aeropuerto pero ella insistió en que quería estar con él hasta el último minuto.

– Dejé instrucciones para que te recojan y te lleven a casa – le decía por enésima vez mientras caminaban por el aeropuerto de Narita.

Ella asintió y soltó un leve "sí", mientras frotaba nerviosamente su anillo. Aquella joya representaba las intenciones de Darien, él le había pedido la noche anterior que lo disculpara por tardarse en entregársela pero consideraba que ya era momento de llevar su relación a un nivel más formal.

– De cualquier forma, es muy posible que me convierta pronto en Director General en Estados Unidos, me parece más correcto que con ese cargo me presente como un hombre comprometido – le había dicho mientras descansaba en el lecho con sus manos atrás de su cabeza y mirando hacia el techo.

En ese momento habían terminado de hacer el amor. Serena se sentía un poco abstraída y no le ponía mucha atención. Se supone que debía haber sido un acto muy especial ya que pasarían quién sabe cuántas semanas separados. Sin embargo, ella no se había sentido muy cómoda. Y es que, previo a aquel ritual íntimo, ella le preguntó si esta vez no se iban a cuidar.

– No. ¿Sabes? – le había respondido mientras la tenía ya acorralada bajo su cuerpo – He pensado mucho y creo que es tiempo de dejar que las cosas sucedan – le besaba su cuello – Quiero que me des una hija.

– ¿Hablas en serio? – le preguntó tratando de no perder lucidez ante el contacto.

– Sí, quiero una familia contigo – interrumpió los besos por un momento y la miró a los ojos – Sería perfecto que nuestra hija nazca allá en Estados Unidos, ¿no crees?

– Pero… hijos… Darien, no sé si esté lista.

– Hija – aclaró – Quiero solo una niña, que se llame como tú… incluso me la imagino con ese peinado que tanto te caracteriza… – reanudó sus besos y sólo agregó – Lo harás bien y será algo positivo para ti, así no extrañarás tu estudio de pintura allá.

Esas palabras no le habían permitido disfrutar plenamente aquel último encuentro y aún seguían retumbando en su cabeza.

Aunque Serena ya no tuvo más oportunidad de pensar en ello en cuanto llegaron a la puerta que llevaba a la sala de abordaje, supo que él tenía que irse.

Rompió a llorar y se sintió tan tonta porque se había prometido a sí misma no hacerlo para no agobiarlo. Él le tomó su mano izquierda y besó su anillo – Pronto estaremos juntos – le dijo y luego la atrajo hacia él para regalarle un último beso – Ese es nuestro destino.

Sin más ingresó a la sala de abordaje y ella se quedó viendo la pantalla de información de los vuelos, hasta que el de Darien indicó que ya había despegado.

Suspiró. En unas semanas estarían de nuevo juntos y, una vez allá, su vida daría un cambio radical. Estaría muy lejos de casa, siendo una mujer comprometida y ya hasta buscando en ser madre.

Ese es nuestro destino – repitió su cabeza aquella frase.

Entonces, distraída y con decenas de cosas en la mente, decidió dirigirse a la salida del lugar y buscar a la persona que Darien había mandado para llevarla a casa.

Caminó unos pasos y, tan absorta en su propia cabeza, no se dio cuenta que dando la vuelta por un pasillo venía alguien sosteniendo una charola con tres vasos de café que acababa de comprar.

Su brazo sin querer dio contra la charola y ésta se inclinó hacia quien la sostenía, vaciando el contenido de las bebidas sobre su saco.

Fue la expresión de sorpresa lo que la hizo reaccionar y, como si todo fuera en cámara lenta, miró apenada al joven de gafas oscuras que había sido víctima de su distracción.

– Maldición – dijo el muchacho viendo cómo su saco estaba empapado de café.

– Discúlpame – expresó sumamente apenada.

– Mis hermanos me van a matar – agregó aún sin mirarla – ¿Por qué no te fijas? – le reclamó y por fin la miró – ¡Vaya! – expresó dejando su boca ligeramente abierta ante la chica que tenía frente a sí.

Serena se le quedó viendo. Qué era lo que tenía tan sorprendido a ese joven.

Por su parte, Seiya se quedó mudo, detrás de esos ojos tristes y ese rostro apenado por el choque, encontró algo más. Por primera vez en su vida se sentía impactado por lo que él llamaba el resplandor de la estrella de una persona.

Continuará…

Hola de nuevo. Si usted llegó hasta acá, no tengo más que agradecer por el favor de la lectura.

Bien, hablemos de lo que acaba de suceder. Como dije en un principio tenía muchas ideas por ahí que quería compartir pero no encontraba la manera. A veces soy medio metódica y me gusta que las cosas no sean tan disparatadas respecto al canon. Ya sé, siempre he dicho que son fics y que no se claven, pero yo soy la primera que se exige mucho como escritora. En fin, entonces me decidí a juntar todo y transformarlo en un AU. He aquí el resultado.

Probablemente muchos ya se darán idea de lo que sucederá a continuación pero no está demás invitarlos a que (si está en su corazón) sigan esta historia que espero dé de qué hablar.

Finalmente, y si es que alguien se lo preguntaba, habrá más cameos en este fic justo para compartir varias ideas que tengo por ahí. Esto nomás fue un capitulillo para ponerlos en contexto.

Espero leerlos pronto.