Portada hecha por Maiz_eee, vayan y chequen su Twitter!


"Central a X-22. Reporte de estado, ¿Localizaron al traficante? Cambio," La radio de un auto de policía llamó a su conductor y una mujer de tez morena y pelo negro atendió.

"Central, aquí X-22. Estamos siguiendo una pista de nuestro informante, seguiremos buscando, cambio," Vagatha mintió. Enfrente del auto de policía se encontraba su compañero Ángel recogía la cuota de las drogas de un traficante local.

Vagatha se encontraba aparcada con su auto de policía en un callejón en donde sabía que nadie encontraría el auto por mera casualidad. Se aseguró por tercera vez en el día que su uniforme de policía estuviera bien puesto y tomó particular enfoque en la placa de policía que colgaba en el lado izquierdo de su torso.

Sacó un Smartphone gris con rojo de su bolsillo y abrió el chat que tenía con su novia, Charlie. En el historial de chat se podía apreciar una serie de halagos, cumplidos, frases de cariño, muchos emojis de corazones, perros, arcoíris y una miríada de colores por parte del destinatario, mientras que Vagatha intentaba seguir la corriente lo mejor que podía.

En ese instante Vagatha solo se limitó a mandar el emoji de un ave, una nube y un signo de palomita verde.

Vagatha se permitió relajarse por el momento después de enviar el mensaje y dejar que su vista se pierda en nada en específico, hasta que sus ojos cayeron en el retrovisor del asiento de conductor y copiloto. Se vio a sí misma y a la situación delictiva que ejecutaba. Aunque esto no era lo más correcto, se había convencido de que sería lo mejor en el largo plazo.

A día de hoy, todavía le generaba confusión como había terminado en una relación con la hija del capo de la mafia más grande en la ciudad.

Vagatha recordaba que todo había empezado cuando atrapó a un traficante con kilos de cocaína en su auto. Ella lo arrestó pero en cuestión de días fue liberado y Vagatha buscó una explicación.

CINCO SEMANAS ANTES

"Adelante." Su sargento dijo cuando ella tocó su puerta."

"Señor, quería preguntar sobre el traficante que yo arr…que arrestamos. El tipo con los kilos de cocaína en su auto. ¿Por qué acaba de ser liberado?

"Fianza."

"¿Disculpe?"

"Que pagaron su fianza, ¿No oyes?"

Vagatha parpadeó un par de veces lentamente. "Señor, según tenía entendido le habían revocado su derecho de pagar una fianza.."

"¿Y qué quieres que haga? El bastardo tenía amigos muy convincentes. Vete de una vez Jiménez y has algo productivo para variar."

La policía mujer pudo distinguir unas botellas de alcohol costosas escondidas entre los estantes de la oficina.

A Vagatha no le hizo ni puñetera gracia cuando arrestó al mismo sujeto dos semanas después cuando intentó ocultar pequeñas bolsas de cocaína debajo de su camisa.

Ese día había recibido la tarea de patrullar las calles en el centro de la ciudad en búsqueda de otros camellos como el que había arrestado para encontrar pistas que la llevaran a la fuente del producto. Pero observar desde lejos nunca había sido su forma de hacer las cosas. En cambio, caminó por las calles tratando de llamar la atención de la gente lo menos posible. Tanto como podía con un uniforme de policía fácilmente reconocible.

Ya habían pasado horas en su turno en las que lo más emocionante que había pasado fue la pelea verbal que tuvo con un conductor por haberle puesto una multa a su auto por su parquímetro. Casi deseó que la situación hubiera escalado para poder poner su trasero en el suelo y meterlo a su patrulla. lo que fuera con tal de que su día dejara ser tan soso.

Parecía que los ángeles habían oído sus plegarías. Mientras Vagatha paseaba con la mirada, se percató de una mujer alta vestida con un smoking café que le costaría a Vagatha un mes de salario. Vagatha se le había quedado observando a ella y su largo pelo rubio revoloteando ligeramente contra el viento por más tiempo del que ella estaba dispuesta a admitirse a sí misma. Su mente se había quedado en blanco.

Y se hubiera quedado así de no ser porque de verla tanta, pudo percatarse de como esa mujer recibía un sobre amarillento de un hombre encapuchado con un sombrero gris escondido en la sombra de un edificio abandonado antes de desaparecer. Vagatha reconoció al instante que clase de sobre era. Lo habían confiscado de una banda de criminales pertenecientes a la mafia de los Morningstar que unos policías de mayor rango habían arrestado.

Todo en menos de un segundo mientras que la mujer continuaba como si nada sin mediar palabra e iban por caminos separados.

Se dispuso medio desesperada seguir aquella mujer y descubrir que diablos planeaba. No podría hacerlo en su patrulla o llamaría demasiado la atención, así que, con su pistola en su funda, Vagatha se propuso a seguir a esa mujer rubia a pie tan rápido y discretamente posible. A pesar de los esfuerzos de Vagatha de alcanzarla y descubrir que tramaba, algo siempre pasaba que impedía que Vagatha pudiera llegar a ella. Tropiezos, choques con otras personas, trafico.

Después de haberla seguido por varias calles, Vagatha vio como la mujer llegó a un refugio para personas sin hogar y vagabundos que ella conocía bien. Más de una ocasión ella y otros policías habían recibido llamadas de robos o incluso riñas que escalaban a peleas violentas.

Siempre que estaba cerca y su trabajo se lo permitía, Vagatha pasaba a dar un vistazo y revisar que todo estuviera en orden y que no hubiera nadie que quisiera joder al Sr. Pentious, el dueño del refugio.

Las alarmas de Vagatha se mantuvieron activas cuando vio que la mujer salió tan pronto como entró. Su cabeza se fue al peor caso posible. Justo después de que la mujer se había alejado lo suficiente, Vagatha entró al refugio pateando la puerta con pistola en mano lista para lo peor. Unos cuantos cachorros descansando cerca de la puerta corrieron asustados en diferentes direcciones con claros aullidos. Para su sorpresa no tan grande, pasos tan ruidosos como truenos la alertaron de la primera persona en recibirla, un hombre de treinta años con un pelo negro excesivamente largo llegando a su espalda vestido con una chaqueta azul marino y una camisa amarilla con un aspecto bastante viejo y sobre todo sucio. Arremetió y entró de una a la recepción con una escopeta entre sus manos.

"¡Aléjate de mis bebes o te vuelo la puta cab-¡" Pentious se detuvo justo donde estaba al ver a la policía en su recepción.. "Oh, solo es usted, Sra. Vagatha. ¿Qué puedo hacer por usted en esta maravillosa tarde?" Todo el odio y pánico en su voz se había disipado en cuestión de segundos, pero Pentious seguía apuntando su escopeta contra Vagatha..

"Primero baja esa cosa." La mujer se mostró inmutada ante Pentious y su escopeta. Pero sin que él pudiera ver, la mano de Vagatha temblaba tensa y lista detrás de su espalda de ser necesario usarla. De. Ser. Necesario.

"Oh mis más sinceras disculpas Sra. Vagatha. Mi instinto paternal me alertó del terror que invadió a mis criaturitas y solo hice mi deber como padre." Pentious finalmente bajó la escopeta y fue a una habitación trasera para guardarla.

"Necesito preguntarte sobre la mujer que acaba de entrar. La de traje elegante y largo pelo rubio. ¿A qué vino aquí? Necesito información, y rápido."

Pentious estiró el cuello de su camisa amarilla. "No es que no quiera ayudarla-"

"Entonces dime lo que quiero saber."

"-Pero usted mejor que nadie debería saber que la información cuesta…más de lo que uno pueda imaginar. Ahora mismo quién entró por la puerta buscando respuesta es usted, pero mañana, dios mío, no quiero ni imaginar."

"Si me dices lo que sabes pretenderé que no vi la escopeta con la que me apuntaste, para la cual estoy segura que no tienes licencia para portar y que no sé cómo conseguiste."

Pentious tiró un quejido al aire y pataleó como un niño por unos segundos antes de recomponer su postura. "Está bien. No sé su nombre, pero viene una vez al mes a dejarme…un pago."

"Un pago," Vagatha repitió, esperando haber escuchado mal.

"Sí."

"Un pago…de…dinero."

"Sí, claro."

"¿Por qué ella haría eso?"

"¡¿Cómo voy a saber?!" Pentious se encogió de hombros mientras levantaba las manos. "Ella fue la que se me acercó a mí. Pensé que alguien al fin se había interesado en mi personalidad y gran corazón. ¿Sabes lo tedioso que es ser padre de treinta perros tú solo?"

"Pentious, concéntrate."

"Lo que quiero decir, es que, si te encuentras con un dólar en el piso, no te preguntas como es que llegó allí, simplemente lo tomas y sigues con tu vida un poco menos miserable." En ese momento uno de los perros de Pentious salió de la cocina del refugio y corrió hacía su amo y mordió su pantalón tirando de este hasta rasgar una parte de la tela con un claro sonido de rasgadura. Pentious solo exhaló al techo sin hacer nada para detenerlo. "Esos eran los últimos que me quedaban intactos.

El fruño en la frente de Vagatha empeoró un poco. "Si fuera tú me aseguraría que nadie ande buscando ese dólar. ¿De cuánto estamos hablando?"

"No mucho en realidad. Solo unos diez…sí, unos diez mil al mes."

Si Vagatha hubiera estado bebiendo agua, la hubiera escupido sobre la cara de Pentious. "¿Diez mil al mes por cuidar perros?

"¡Si te vas a quedar para cuestionar cada decisión de mi vida, ya tengo a mi madre para eso!"

El instinto de Vagatha le dijo que no podría sacar mucho más de utilidad de parte de Pentious, Vagatha salió del refugio y reanudó su búsqueda por la desconocida mujer.

Para su buena suerte logró ubicarla antes de que girara en una esquina de la calle y se apresuró para seguirla.

Vagatha podría dejarlo ir. Podría no ser tan impulsiva y vigilar el refugio de Pentious, esperando a que ella volviera o ir a la policía y buscar la manera de identificarla.

Tal vez era el aburrimiento o sus ganas de buscar un mérito por el cual destacar. Ninguna de esas opciones sonaba convincente para ella.

Su mente estaba tan ocupada con justificarse que no tuvo tiempo para reaccionar a la mano que la agarró del cuello, la elevó del suelo para inmediatamente después estamparla contra el pavimento como un muñeco de trapo. El cuerpo de Vagatha golpeó el concreto duro y su vista se volvió borrosa por unos segundos. Por unos instantes vio olores y escuchó sabores. El impacto la había aturdido y ensordecido. No podía levantarse.

Vagatha no sabía si no escuchaba nada por el golpe, o porque sin darse cuenta se había apartado a sí misma a una calle abandonada de la ciudad, donde no vivían más que vagabundos, si es que alguno vivía allí en lo absoluto.

Cuando por fin ella regresó al planeta tierra, lo primero que vio fue a la mujer rubia que tanto buscó enfrente de ella. Si sus ojos no le fallaban todavía debido al golpe, podría jurar que en su rostro había un rastro de…¿Preocupación?

Pero antes de que pudiera confirmar cualquier cosa, una figura emergió sobre ella, una encapuchada de pies a cabeza. Era la misma que le había la bolsa llena de dinero a la mujer.

Policía y encapuchado se vieron frente a frente, tanto como pudieran con Vagatha en el suelo y pudo ver que la figura encapuchada era un hombre fácilmente en sus cuarentas, cara con algunas arrugas entre su barba de candado. Su expresión era una de pocos amigos y de querer matar a alguien; ella, seguramente.

Poco a poco, el sonido volvió a Vagatha y pudo captar la pequeña discusión entre mujer y hombre.

"¡Fuiste demasiado duro con ella!" La mujer reclamó, queriendo ayudar a la policía, pero no sabía si debía o siquiera como hacerlo.

"¿Y? Me dijiste que me encargara de ella." El hombre contestó tan llano como la mujer lo hizo exaltada.

"¡No que casi la mataras! ¡Ella no es una a-a-adicta o…un porrero o algo peor!

"La estaba siguiendo como uno."

"¡Ese no es el punto! El punto es..." La mujer rubia suspiró e inclinó más su espalda hacia Vagatha. "Eh…hola, ¿Estás bien? Lamento que Husk haya sido tan severa contigo," La mujer movió su mano hacia el encapuchado. "Él solo estaba haciendo su trabajo...y creo que tu también…¡De cualquier modo! Mi nombre es Charlotte, por cierto. ¿El tuyo es…?" Charlotte se dio cuenta que tal vez el suelo no era el mejor lugar para una conversación, le pidio a Husk con una seña de sus ojos que la ayudara a levantarse.

Husk obedeció, levantándola con la misma facilidad con la que la tumbo y entonces puso su espalda contra una pared y mantuvo una mano firme sobre su hombro.

"Otra vez, lamento esto, pero tenía…teníamos, que asegurarnos de que no causaras ningún problema, eh, Oficial." Charlotte sacudió el polvo de su uniforme de policía.

Solo hasta entonces Vagatha estaba regresando a sí, volviéndose consciente de la situación en la que se encontraba. Su cabello se había despeinado y ahora cubría uno de sus ojos. El ojo que todavía podía ver a través de su cabello café se llenó de una fiereza que Husk identificó al instante. Las ganas de pelear con quien fuera que uno tuviera enfrente sin importar lo madreado que pudiera salir.

Por dos segundos completos esos fueron las intenciones de Vagatha, hasta que Husk le dio la vuelta y pegó su cara contra la pared, sujetando uno de sus brazos contra su espalda. Esa posición tan indefensa solo hacía rabiar más a Vagatha, pero Husk no la dejo moverse un centímetro.

"Por favor, Husk," Charlotte dijo, casi pidiendo. Husk aflojó su agarre un poco pero la mantuvo contra la pared. Un poco más relajada y capaz de respirar ligera Charlotte dijo: "No quiero hacerle ningún daño, Oficial, solo espero que entienda que nos causó, uh…incomodidad, que me estuviera siguiendo, y…teníamos que ser precavidos. Nada más."

"¡Yo te voy a dar una razón para ser precavida! ¿¡Quién eres y por qué tienes esa bolsa llena de dinero!?" Vagatha habló por primera vez, solo siendo capaz de ver a Charlotte por el rabillo de su ojo.

Al oír la pregunta Charlotte jugó con su largo cabello mientras reía, incapaz de ver a Vagatha. "Por desgracia, ¿No creo poder contestar eso? Si mi padre se entera, no quiero imaginar lo que nos pasaría…sobre todo contigo. Quizas te enviaría a dormir con los peces." Murmuró en voz alta sin pensarlo mucho, solo dándose cuenta de lo que había dicho hasta que las palabras escaparon su boca y abrió los ojos con terror. "¡No es que él vaya a hacerlo!" Levantó sus palmas enfrente de Vagatha. "Espero que no," Susurró para sí misma. "Bueno, no lo hará, siempre y cuando él no descubra que yo descubrí que tú me descubriste. Así que podemos…simplementeeee…" Charlotte suplicó con sus ojos a Husk, mientras trataba de formar su sonrisa más convincente carente de nerviosismo.

"Matarla."

"Dejarme ir."

"¡No!" Charlotte chilló antes de que se cubriera la boca con sus manos, como si alguien fuera a escucharlos, a pesar del hecho de que ella sabía que no había nadie alrededor.

No pudo evitar caer en silencio como señal de su recurrente estrés en la situación, o cualquier situación considerando su…línea de trabajo.

Charlotte no podía dejarla ir. Si lo hacía, correría directo al riesgo de que esta policía volviera, solo para atraparla y usarla como un punto débil en el mundo criminal de su padre. Y no volvería sola.

Ella, toda la fuerza policiaca, cada jefe criminal que pudiera nombrar y solo dios sabe cuántos más.

Sangre. Terminaría en sangre. Sangre en sus manos.

Y si Charlotte la mataba a ella, ella terminaría con su sangre en sus manos.

¿Siempre tenía que terminar en sangre?

¿Acaso no había otra manera?

Esas mismas preguntas corrían por la mente de Vagatha por instinto de supervivencia y temperamento impulsivo.

"Debemos apurarnos o Don Morningstar se molestará si usted llega tarde." Husk quebró el silencio.

Vagatha se encontró extraña ante tal afirmación y a la mención de un señor de la mafia, solo empezando a entender que se había metido en el agujero de mierda equivocado, o ella así creía, que comenzaba a entender.

"¿Quién demonio eres tú siquiera como para tener algo con Don Morningstar?" Vagatha preguntó mientras intentaba mantener su cara separada de la mugre del muro de ladrillo al cual estaba pegada.

Charlie sonrió forzadamente mientras inhalaba y suspiraba y después se frotaba el cuello. "Estoy seguro que entenderá si explicamos la…situación. Nada de qué preocuparse."

"¿Entonces la mato de una vez?" Husk separó a Vagatha del muro y sacó un cuchillo de su gabardina, colocando la punta de la hoja en su cuello mientras ahora la sujetaba del estómago. La policía instintivamente trató de alejarse cuanto podía del cuchillo sin mucho éxito.

"¡No! ¡Espera! ¿¡Para que le diste dinero al dueño del refugio de animales!? ¿¡De dónde sacaste el dinero!? ¿¡Qué otros negocios ilegales tienes!?" A estas alturas Vagatha estaba preguntando más por desesperación de nunca saber la verdad si moría más que por sentido de justicia o deber.

Husk gruñó a sus preguntas y presionó más fuerte la hoja en su piel. Los dos conectaron ojos entre si con intensos deseos de matar al otro. Vagatha apretó los dientes, preparándose a sí misma si tenía que tirar puñetazos y para lo peor cuando-

"¿Por qué no lo haría?" Una voz interrumpió sus silenciosos deseos de sangre. La voz de Charlie.

Policía y matón la miraron confundidos. Sus expresiones llenas de una expresión de: "¿A qué te refieres?"

"¿Por qué no daría dinero a un refugio de perros cuando puedo hacerlo? Es lo mínimo que puedo hacer, después de todo lo que él ha hecho. Además, ¿Si no lo hago yo quien lo hará?" Charlie era incapaz de mirar a Husk y Vagatha y solo miraba a los costados.

"Que chin-¿Quién es "él?" ¿Quién eres tú?" Vagatha se estaba hartando de esta situación, y no solo por el cuchillo contra su garganta.

"La verdad es que odio usar esta carta pero, me refería a Lucifer Mornigstar." Charlie apretó los labios juntos mientras balanceaba su cabeza ligeramente de lado a lado, como si estuviera escogiendo sus siguientes palabras con cuidado. "Él es…bueno…es mi papa." Charlie intentó que sonara como la cosa más natural en el mundo.

Vagatha parpadeó vacilante, insegura de que haya escuchado a Charlie correctamente, insegura de si debía creerle para empezar. Había muy pocas cosas que ese sabían de Lucifer Morningstar a ciencia cierta, así que Vagatha solo pudo asumir que si alguien afirmaba declaraciones tan atrevidas, o tenían ganas de morir o decían la verdad.

De alguna manera Vagatha creía que opciones aplicaban a Charlie.

Un sudor frio recorrió su piel morena. Casi quería querer reír. Casi.

¿Morningstar? ¿¡Una hija!? ¡Tan solo llevaba unos meses como policía y ya sabía mierda que solo jefes criminales debían saber! Esto era como saber el mayor secreto de su peor enemigo. El tipo de secreto que podía matar a uno por saberlo. ¡Excepto que este si era el mayor secreto de su peor enemigo, por todos los cielos!

Y ahora si Vagatha lograba salir viva de este desastre con la intención de contar su hallazgo, las dos opciones de Charlie aplicarían a ella también

Probablemente estaba a segundos de morir y aun así la misma pregunta insignificante llenaba su futura vacía cabeza: "¿Qué tiene que ver Pentious con todo esto?"

"¿Disculpa?"

"Pentious. ¿Por qué él de entre todos? ¿Usas su refugio como un negocio de lavado de dinero?"

Husk gruñó una vez más ante sus preguntas intrusivas, pero a Vagatha no le importaba ya que creía que estaba a segundos de morir.

"¡Oh, no! ¡Nonono! ¡Al contrario! Él fue el que me dijo que quería abrir un refugio para perros."

El detector de mentiras de Vagatha se disparó al cielo, pero al mismo tiempo podía ver la convicción con la que Charlotte respaldaba sus palabras. Pero entonces Husk las interrumpió.

"Si no volvemos pronto el jefe se cagará en nosotros."

"Estoy segura de que si yo-nosotros…le explicamos la situación, no lo hará."

"Se cagará en mí."

Charlie tragó saliva. "No podemos dejarla aquí. Eso solo me deja con la opción de traerla con nosotros para ver que hacemos con ella. Y no…matarla." Charlie susurró esa última parte para sí misma.

"Al jefe no le gustará que estés lidiando con un poli."

"Déjame ser quien lidie con él," Charlie dijo con una sonrisa repentino empujón de confianza.

Husk gruñó consigo mismo y los tres de ellos se metieron más profundo en el callejón en el que estaban hasta que se encontraron con un elegante auto blanco. Vagatha no sabía mucho de autos, pero podía adivinar que era un antiguo modelo cuidadosamente preservado.

Husk ató Vagatha de pies y manos y vendó sus ojos antes de lanzarla a los asientos traseros del auto y tomar el asiento de conductor y Charlotte el de copiloto. Vagatha podía oírlos discutir, probablemente sobre qué hacer con ella, pero Vagatha estaba demasiado ocupada intentado liberase de sus ataduras y de remover la venda en sus ojos.

El auto encendió y los tres salieron del callejón hacía calles más transitadas en la ciudad. Después de varios minutos de dar vueltas como gusano retorcido en los asientos traseros Vagatha logró remover la venda sobre uno de sus ojos. Inmediatamente intentó ver a través de la ventana mientras permanecía acostada y solo pudo reconocer las siluetas de los edificios por un corto periodo de tiempo antes de que el auto entrara a zonas de la ciudad que ella no conocía.

En cierto punto, la luz natural se diezmó cuando el coche entró a un lugar que Vagatha no podía decir exactamente donde era, una vez que el coche frenó Vagatha solo pudo suponer que la discusión entre Charlotte y Husk sobre qué hacer con ella solo se pospuso para después.

Vagatha perdió la vista de ellos al salirse del auto, pero aun podía escuchar a alguien acerca a la puerta trasera del auto que Vagatha estaba mirando fijamente y vio su sombra alzarse por la ventana del auto, sumergiendo la silueta de Vagatha como un preludio de su destino.

¡Mierda! ¡Ella podía ver cuando se suponía que debía estar vendada! Incluso si no sabía exactamente dónde estaba podía adivinar un aproximado y eso podría terminar matándola.

La perilla del auto empezó a moverse para abrirse.

"Ok. Ya estuvo. Todo o nada. Pelearé hasta que encuentre una salida como siempre hago," Vagatha pensó. "¡Y ese viejo bastardo no va a de-¡"

Cuando la puerta se abrió, Charlotte estaba al otro lado. Cada una mirando a la otra con una respuesta de congelamiento. Vagatha se encontraba al borde de entrar en una de pelea mientras que Charlotte se descongelaba hacia una respuesta de complacencia al poner la venda de Vagatha devuelta en donde debía estar. La mayoría de su ira de autopreservación desescaló solo dejando suficiente para un sentido de alerta y cautela.

"¿Quién es el peso muerto?" Una voz masculina preguntó entre risas mientras Vagatha sentía como sus piernas eran atadas a las patas de la silla.

"¡Ángel! ¡Hoy no por favor, no empieces! Ella no es peso muerto."

"Pronto lo será," Vagatha escuchó a Husk decir.

"¡Okay!" Chalotte tomó un respiro profundo y rápido. "¡Ustedes dos, basta! ¡Nadie va a morir a no ser que yo lo diga!"

"Dile eso a mis ganas por una buena noche. Tenía a un chico que debía extorsionar por dinero para después chupar su pene, ¡Pero túuuuu tenías que traer esta cosa y arruinarlo todo!"

"¡Esta cosa tiene un nombre y es oficial Jiménez para ustedes, bola de imbéciles! ¡Todos ustedes y sus pobres traseros están a punto de acabar en la cárcel por el resto de sus miserables vidas! ¡Empezando contigo, imbécil!" Vagatha exclamó aun con los ojos vendados.

Nadie respondió.

"Le estoy hablando a la pared, ¿No es así?" Suspiró con un tono derrotado y entonces recibió unas palmadas, casi sapes en su nuca.

"Estoy aquí, dulzura." Ángel se burló de ella por detrás. Vagatha intentó ponerse de pie y defender la poca dignidad que le quedaba, pero cualquier esfuerzo suyo era diezmado por la pesada mano de Husk manteniéndola en su lugar. Tal reforzamiento solo incitó a Vagatha a intentar incluso más.

"¿Pueden dejar de pelear por un minuto?" Charlotte alzó su voz claramente harta de la situación. "¿Por favor? Ella solo es una policía y no nuestro enemigo. En cualquier caso ella ha hecho más por la ciudad que todos nosotros juntos."

Angel rio en exceso y soltó un gran soplido de júbilo. "¿Y por qué yo haría eso? Lo único que esta ciudad ha hecho por mí ha sido ser un dolor en el culo. Y no el placentero." Vagatha no necesitó ver para saber que Ángel estaba sonriendo.

"Eeeh, creo que deberíamos matarla." Husk murmuro ebrio con botella en mano, Vagatha podía adivinar por el peso en sus palabras y el sonido de líquido rebotando.

"Gracias por coincidir conmigo, cariño." Ángel ronroneó acercándose a Husk y abrazando su brazo mientras que él ponía su mano en su pecho.

"¡No lo hice!"

"Entonces ¿Qué vamos a hacer, 'Su majestad'? Si ella no es una enemiga para nosotros ¿Entonces que es?"

Charlotte ignoró el apodo que ella odiaba por estar perdida en su pensamiento hasta que su cara se iluminó con la distintiva expresión de haber tenido una nueva idea.

"¿Qué tal si la hacemos una de nosotros?" Charlotte propuso con la misma naturalidad con la que alguien ordena en un restaurante.

Dicha expresión fue recibida por distintas reacciones por los presentes en la habitación.

Indiferencia. Molestia. Confusión.

"¿Quieres decir una traidora?" Angel preguntó.

"¡No! No. Pensaba más bien en una-"

"¿Desertora?"

"No."

"¿Embustera?"

"No…"

"¡Doble cara!

"¡Yo quería decir un doble agente!" Charlotte gritó alzando sus manos.

Por unos segundos Angel solo se le quedo viendo sin decir nada, hasta que explotó en carcajadas. "¿¡Y que va a hacer ella!? ¿¡Traerte donas y café!? No, no, no. ¡Espera! ¡Tengo una mejor! ¡Harás que arreste gente que pise flores!" Angel continuó riendo tan fuerte que empezó a doblarse sobre sí mismo por un rato teniendo la carcajada de su vida. Eventualmente su risa cesó gradualmente mientras limpiaba las lágrimas de sus ojos. "Bueno, creo que ya me divertí lo suficiente aquí. Avísame cuando sea hora de sacar la basura." No había nada más que Vagatha quisiera más en ese momento que patera la enorme y estúpida sonrisa del rostro de Angel. El burlón criminal arrastró a Husk para que se fuera con él a otra habitación dejando a Vagatha y a Charlotte en un incómodo silencio el cual apenaba más a Charlotte a pesar de ser la que no tenía las manos atadas a su espalda y sus ojos vendados.

Tras verificar que podrían tener algo de privacidad, Charlotte sacó la venda en un intento por sacar lo mejor de la situación, aunque no pudo negar que se echó un poco para atrás cuando Vagatha aún tenía esa fiereza inculcada en su rostro, contrastando contra la expresión temerosa y evasiva expresión de Charlotte a la vez que jugaba con sus manos inconscientemente.

"Mira, sé que no tienes muchas razones para confiar en mí, o…ninguna en lo absoluto. Pero, puedes confiar en mí cuando te digo que no tengo intenciones de hacerte daño."

El ojo de Vagatha se entrecerró con desprecio. "¿¡Por qué debería tener el mismo sentimentalismo cuando salga de aquí y patee la puerta abajo con un equipo de SWAT completo!?"

Charlotte bajó la mirada al piso con una sonrisa reacia. "Sí, puedo entender por qué querrías hacer…eso…después de…esto."

"¡Síii! ¡Y 'eso' solo es-¡"

El sonido de un de una llamada entrante interrumpió a Vagatha. El tono era de un musical excesivamente colorido que sacó a Vagatha de onda. No necesitó preguntarse quien llamaba después de que Charlotte contestara con el: "¡Hola Ma!" más calmado que pudo pronunciar.

"Lilith Morningstar." La mente de Vagatha se asegura de anotar si, y solo sí, lo que Charlotte ha dicho hasta ahora es verdad.

Aprovechando la oportunidad en su nueva soledad, Vagatha se sacudió sobre la silla hasta que ella cayó sobre su propio peso al piso. Un gruñido después, buscó en la habitación por algo con lo que cortar sus ataduras hasta que…

¡Bingo! Vagatha vio un cuchillo al borde de una repisa en lo que parecía ser una pequeña cocina compacta. "¡Ahuevo! Gracias a dios por la estupidez de estos criminales."

Su camino hacia la cocina fue como el de un gusano: Embarazoso y lento. No podía pararse o siquiera rodar hasta la cocina por la silla en su espalda. Eventualmente Vaggie logró posicionarse justo debajo de donde el cuchillo colgaba. Balanceó su cuerpo para que la silla golpeara el mueble y el temblor hiciera caer el cuchillo.

El arma blanca tambaleo pero no lo suficiente para caer. Si golpeaba más fuerte podría atraer la atención de todos de vuelta a ella misma. Pero si no se arriesgaba Vagatha se aseguraba de quedarse allí atrapada, así que Vagatha hizo lo que peor sabía hacer y era enfrentar a las posibilidades en su contra.

Después de golpes más fuertes el cuchillo terminó de caer por su propio peso sobre el precipicio.

Su punta filosa cayó sobre la mejilla de Vagatha abriendo una pequeña herida y haciéndola sangrar ligeramente. Vagatha gruñó por un momento antes de que su cara se llenase con la primera señal de alegría del día.

Ok, tal vez de la semana.

El cuchillo rebotó unos cuantos metros lejos de ella y Vagatha rodo tanto como podía con una silla en su espalda hasta que consiguió agarrar el mango con sus manos atadas a su espalda y se recostó sobre su costado.

Lento pero seguro, Vagatha cortó sus ataduras y con sus manos libres terminó de liberarse de la silla.

Su primer pensamiento fue escapar de ese maldito lugar. Pero su lado más ansioso por reconocimiento la incitó a investigar el lugar en busca de algo que pudiera usar como chantaje contra Charlotte. O cuanto menos usar como confirmación del pez gordo que ella afirmaba ser, o su conexión con uno.

Mientras exploraba el lugar, se encontró con un almacén llenos de basura y cajas de plástico con una mesa de madera al final de la habitación pegada a una pared. En esa pared Vagatha encontró un mural con varias fotos conectadas con un hilo rojo. Vagatha reconoció que todas las fotos eran de lugares renovados relativamente hace poco desde el año pasado.

En el mismo mural encontró fotos de lugares abandonados, consumidos por la suciedad y el descuido conectadas con un hilo azul claro.

¿Por qué estos lugares eran puntos de interés para esta mujer y cuáles eran sus intenciones?

¡Maldición! Si tan solo tuviera su teléfono para tomar fotos como evidencia, pero lo había dejado en su patrulla. Solo si es que aún tenía una patrulla que no había sido robada o vandalizada.

Vagatha sacudió su cabeza. "No importa. Necesito salir de aquí para de-"

¡CLICK!

Un momento Vagatha estaba observando las series de fotos en el mural y al siguiente se había girado hacía la fuente del sonido que resultó ser Charlotte, apuntando a Vagatha con una pistola en las manos, su agarre tembloroso.

"Ok, sé que esto se ve mal. Pero de VERDAD necesitó que me escuches por cinco minutos antes de que-"

"Antes de que haga algo de lo que me arrepiente?"

"Antes de que yo lo haga." Charlotte amartilló su pistola. El arma mató el silencio antes de que la bala lo hiciera.

"Tú no sabes lo que estás haciendo, así que déjame decirte que t-"

¡BOOM!

Sus oídos se ensordecieron por un segundo seguido de un sonido de aliento entrecortado. Una estela de humo atravesó la habitación. Vagatha sintió un breve y fuerte empujón. Su mano tardó en responder cuando quiso ponerla en su estómago. De repente se sintió pegajoso y húmedo, y al alzarla hasta enfrente de su cara pudo verla cubierta de rojo perpleja, hasta que el golpe de shock se desvaneció y en su lugar recibió otro golpe de realidad.

"¡AGGHHH!"

"¡Oh dios mío!"

"¡¿QUÉ MIERDA TE PASA?!"

La pistola de Charlotte cayó al suelo al mismo tiempo que el cuerpo de Vagatha con un pesado golpe. No supo en que momento se encontró entre los brazos de Charlotte mientras sangraba a gran velocidad mientras que ella gritaba algo y…¿La arrastraba? El frio la envolvía y no sabía que hacer. Sus brazos se movían sin su control. Tocaban todo lo que estuviese a su alcance en busca de algo a que aferrase sin propósito.

Lo siguiente que recordaba eran más gritos y unas grandes ganas de vomitar. Luces parpadeantes y un mundo de cabeza llenaban sus sentidos, y entonces, oscuridad.

Lo siguiente que recuerda es abrir sus ojos a una luz molesta de la cual no podía cubrirse. Cuando sus ojos se acostumbraron a la nueva, molesta iluminación, Vagatha se encontró recostada en la cama de un cuarto de hospital a mitad de la noche.

Le costó varios minutos el darse cuenta que estaba conectada a solo dios sabe cuántos monitores y a un IV. Una enfermera le detuvo de sacárselo y le informó que había recibido una herida de bala en su abdomen.

Vagatha inmediatamente intentó levantarse al oír eso, pero obtuvo un horrible calambre en sus adentros. Como si alguien hubiese abierto su herida, hubiera metido su mano y aplastado sus órganos desde adentro hasta que se volviera papilla roja y espesa. Vagatha cayó rendida de vuelta a la cama sin fuerzas y suspirando pesadamente. Posteriormente, Vagatha tentó con sus dedos su estómago y encontró un gran parche en el lado izquierdo de su abdomen.

La enfermera le dijo, por no decir ordenó, que debía descansar hasta que le dieran de alta. Lo peor de todo es que no le dijeron cuando eso pasaría.

"¿Quién me trajo aquí?"

"Tu amiga, y creo que su abuelo. ¿Crees que puedas contactarlos? Sería bueno para tenerlos como sistema de apoyo hasta que te mejores, se marcharon antes de que pudiéramos tener su información."

Su latido aceleró en ese momento. Muestra de ello fue el monitor de su ritmo cardiaco. "…Ellos…se irán de la ciudad pronto. Pero tengo gente que me puede cui…ayudar. Soy oficial de policía. Necesito avisar a mis superiores de mi…percance."

La enfermera obedeció y le facilitó un teléfono con el cual llamó a su sargento de policía. Los primeros cuatro minutos consistieron de puros gritos y maldiciones, Vagatha apretó su agarre en el teléfono con unas enormes ganas de tirarlo por la ventana mientras su presión arterial aumentaba por el minuto.

Pero lo peor de verdad llegó a la mañana siguiente después de su regaño cuando Vagatha recibió su primera visita de parte de otro policía masculino con barba de chivo y de tez similar a la de Vagatha.

Alivio era de las últimas sensaciones que Vagatha sintió al verlo. Una de las razones siendo al haberla abandonado a su suerte en su turno—por mencionar algunas. Otra razón siendo que ella sabía que la única razón por la cual ella y él estaban juntos eran por fuerzas fuera de su control.

"Te ves como la mierda," Fue lo primero que dijo al verla.

"Come mierda, Arackniss."

"Sí, como sea. ¿Cuándo crees que podrás levantar tu culo de la cama? El sargento me ha estado molestando debido a que tú-"

"¡Tú has estado puto desaparecido!"

"-Estado desaparecido. Me 'pidió' investigar las actividades de una persona que ha estado dejando paquetes de dinero en locaciones aleatorias y ver si hay alguna conexión. ¿Tú no sabrás algo de casualidad?" Arackniss miró por la ventana como si las calles fueran mil veces más interesantes que su compañera antes de voltear a verla. "Ahg, ¿Para qué te pregunto? Estoy seguro que tu trasero estaba pegado al asiento de la patrulla. Ah por cierto, te la robaron."

La conversación entre los dos terminó poco después. Vagatha había probado más de una vez que hablar con Arackniss era igual de productivo que hablar con una pared de ladrillos.

Vagatha fue dada de alta tras unos cuantos días en observación—no más visitantes, pero fue dada de baja laboral y forzada a tomar dos semanas de vacaciones.

Pasó la primera semana en alerta viendo a través de las altas ventanas de su apartamento a cortina cerrada buscando por el auto en el que la secuestraron como pasatiempo principal, aparte de una antigua tele cuya señal a veces fallaba. Por lo general Vagatha pasaba su tiempo libre en la galería de tiro o ejercitándose, pero con su herida de bala no podía salir de casa y hacer cualquier clase de actividad física mínimamente exigente le dolía demasiado.

Saltaba exaltada cuando oía algún sonido afuera de su apartamento, obligándola a mirar por la mirilla de su puerta hacía el pasillo desconfiando de cada sombra y figura que alcanzara su vista.

A la mitad de una noche, una en las que se fue a la cama, Vagatha no podía dejar de dar vueltas entre las sabanas con los sonidos mundanales llenando su cerebro con ruido de fondo. Pero entonces, entre el sonido distante, pudo distinguir los pasos de alguien en el pasillo. Se preguntaba quien podía llegar a su casa esa hora mientras el sonido llegaba su crescendo al llegar a la puerta de Vagatha. Ella esperaba que los pasos se alejaran en la distancia hasta desaparecer, pero en su lugar el sonido se detuvo de inmediato. Las pupilas de Vagatha se fueron en dirección a la puerta.

Por un momento Vagatha pensó que tal vez solo lo estaba sobre analizando y que necesitaba ir a dormirse de una maldita vez, pero entonces pudo ver la sombra de una persona entrando por debajo de su puerta. Quieta. Pudo notar como la sombra se agachó sobre la puerta, pero no podía adivinar exactamente que era lo que quería hacer. Entonces la sombra se alejó y con ella el silencio volvió, fallando en tranquilizar a la policía insomne.

Vagatha yació acostada y tensa con un pie fuera de la cama; solo en caso de tener que saltar a la acción. Su corazón retumbó en sus oídos esperando a que las cosas se fueran a la mierda, solo para que su corazón latiera todavía más fuerte cuando eso nunca pasaba.

Solo se atrevió a moverse después de varios minutos cuando su cuerpo ya no pudo aguantar la quietud y la agonía. Sacó su una pistola de debajo de su colchón. Una que supuestamente ella había perdido "Por accidente" en uno de sus turnos.

Caminó pegada al muro tan cerca como pudo llegando a la puerta solo llevando una camiseta blanca sin mangas y unos shorts grises. Vagatha puso su oído contra la pared buscando oír lo que sea que la persona afuera estuviese tramando, pero no escuchó nada.

Abrió la puerta abruptamente solo lo suficiente para sacar el barril de su pistola por la pequeña apertura. Aun al encontrar nada Vagatha mantuvo su guardia alerta. Cerró la puerta brevemente antes de quitar la cadena y abrirla nuevamente por completo e inmediatamente ocultarse tras una esquina en la entrada de su apartamento y apuntó hacía la puerta sosteniendo su pistola firmemente con las dos manos.

Vagatha revisó los dos lados del pasillo rápidamente, encontrando nada y a nadie en la cercanía, pero cuando se había dispuesto a explorar más allá de su puerta, su pie chocó con una pequeña caja en el suelo.

De primeras no había ninguna pista que pudiera indicarle quien podía ser el remitente, aunque debido al hecho de que era la caja era pulcra y ordinaria le daba una pista de quien podía ser.

Su curiosidad mezclada con su insomnio casi la incitó a abrir la caja justo en ese momento, pero las tuercas en su cerebro giraron en el momento correcto y recordó de quien podía provenir.

Vagatha volvió de inmediato al interior de su apartamento y dejo la caja en la mesa de su cocina tan pronto como pudo. La idea de llamar a Arackniss o a su sargento cruzó su mente más pronto que tarde. Hacer esto sola tal vez era lo más sensato, pero entonces tendría que explicar porque recibió ese paquete, y por ende su encuentro con probablemente la hija del líder de la mafia más grande en la ciudad, como y porque es que había salido con vida y…

Sacudió su cabeza cuando esta empezó a darle vueltas por el sobresfuerzo mental en digerir y procesar la situación a horas tan altas de la noche. Unió varios tenedores con cinta en los extremos y armó un palo largo con un cuchillo en la punta para abrir la caja desde una distancia prudente.

Para cuando logró abrir la caja escondida detrás de una mesa con su palo alargado casero, Vagatha esperó un par de minutos en ansiedad, emoción y depravación de sueño. Después de casi caer dormida Vagatha se obligó a revisar la caja personalmente.

Adentro encontró un teléfono. Uno mucho mejor que el que ella tenía. Pegado al teléfono había una nota amarilla pegada que decía: "¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón por dispararte! Espero que estos regalos te ayuden a sentirte mejor. ¡Recupérate pronto! ^_^"

Vagatha leyó la carta varias veces esperando encontrar algún mensaje secreto o una pista que le dijera la ubicación de la excéntrica mujer, pero no encontró nada.

Después de la octava lectura, se dio cuenta que la carta menciona "regalos". Vagatha tan solo había encontrado el teléfono. Revisando la caja, se dio cuenta de que era demasiado grande y pesada como para contener solo un teléfono, sin mencionar que pudo sentir algo chocando contra el cartón cuando la sacudió como un niño que revisaba sus regalos de navidad adivinar qué era.

Abrió un hoyo en el fondo de la caja con el mismo cuchillo largo improvisado y pudo divisar algo verde en el agujero que hizo. Expandió la brecha con sus manos y de repente sus ojos se paralizaron al ver el inconfundible color verde de billetes asomándose entre las fisuras.

Quitó la tapa que cubría los billetes por completo y descubrió que todo el fondo de la caja estaba lleno.

Fue entonces que lo entendió. Como un balde de agua fría cayendo sobre ella sin aviso.

La estaba sobornado.

O…¿Intentaban sobornar? No había aceptado el dinero todavía…pero ella ya lo tenía…y estaba dentro de su apartamento…

Intentó encontrar pistas en el smartphone que encontró en la caja en busca de pistas para contactar a Charlotte.

Sin apps. Sin números. Sin mensajes. Sin códigos secretos.

Entonces, el segundo balde de agua fría cayó sobre su cabeza.

Ellos la iban a contactar a ella. No al revés.

Esa mujer era más inteligente de lo que Vagatha había anticipado.

Había recibido un boleto de solo ida a la mafia criminal y no aceptaban devoluciones.


Esta idea surgió originalmente en un prompt de Pinterest, tenía pensado en que esto fuera un one-shot, pero entre más escribía, más me di cuenta de que tenía que agregar y solidificar, y para cuando me di cuenta, esto estaba quedando demasiado largo para un one-shot, sin mencionar que me estab gustando demasiado y me estaba dando cuenta del potencial que esta historia tenía, asi que ahora la idea es dividirlo en unos cuantos capítulos.

No voy a mentir, siento un poco de placer culposo al escribir esta historía ya que deberia estar trabajando en otros projectos que tengo pendientes, pero creo que podré sacar lo mejor de esta situación.

Como sea, si te gustó, deja un comentario, dale a fav y follow.

Nos vemos.